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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

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Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

jueves, 13 de octubre de 2022

RAFAEL EL GALLO VISTO POR JOSÉ MARÍA DEL REY CABALLERO (SELIPE)

 

  RAFAEL EL GALLO VISTO POR JOSÉ MARÍA DEL REY       CABALLERO (SELIPE)

 

Honda personalidad:  «Una personalidad de perfil único en el arte del toreo» […] «Rafael el Gallo es un mito, que, afortunadamente, respira: una honda personalidad que deja impronta unánime»

 

Inimitable:  «Tan genuinamente único era en su toreo Rafael el Gallo, que anduvo sólo y revistió de inverosimilitud su imitación»

 

Gracia señera: «Cuando andaban en los ruedos D. Luis Mazzantini, “el Algabeño”, Antonio Fuentes, Montes, “Machaquito” y Vicente Pastor, entre otros lidiadores que se enfrentaban a toros de respeto y poderío, entre la dureza de un toreo predominantemente seco y recio, floreció la gracia señera de Rafael» […] «Su pinturera presencia y el garbo físico de un cuerpo que a los tres cuartos de siglo de acción y de latido conserva un salero inimitable».

 

Ocurrente: «Sus resplandores triunfales y sus desiguales ocurrencias en la arena» […]  «Y alzado a las alturas o caído al callejón, contra el miedo se encumbraba risueño, y cuando, momentáneamente, lo pasaba, reía también, ya al amparo de las tablas, y parecía prometer que la próxima vez… saltaría mejor».

 

 Incatalogable: «Que rechazó catalogaciones y excedió las estrecheces de las escuelas».

 

Impredecible: «Sus suertes no se comprendían en lo definible, ni sus actuaciones dentro de lo regular: era imposible encasillar en netas cuadrículas el garbo relampagueante ni sujetar a predicciones los inequívocos alardes de valor ni los celebrados eclipses del mismo».

 

Imprevisible: «Todo era imprevisible, y lo único cierto es que aquel cuerpo juncal de lidiador encerraba las más puras esencias toreras, que una buena tarde se expandían para colmar de fragancias el circo y encender en delirios a sus seguidores, que eran los más apasionados que tuvo diestro alguno».

 

Inexplicable: «En cerca de cuarenta años de vida taurina, Rafael, sucesiva o simultáneamente, deslumbró y encrespó a los públicos, y ello porque él constituía siempre una incógnita y representaba a lo inexplicable».

 

Lo inesperado: «Era, en suma, lo inesperado: el espectador que al contemplar un toro boyante se inclinaba a esperar por parte del diestro “cañí” la ejecución de una faena inolvidable, podía equivocarse como, incluso, podía caer en error aquel que daba por descontado que ante el marrajo emplearía el socorrida trámite de su pintoresca “espantá”, porque ni aun esto resultaba seguro, pues Rafael, contra todos los lógicos pronósticos, que podían serle aplicables, movía su muleta con talismán valedero para ahormar al toro bronco y sentía desconfianza ante el astado más noble, “por mor” acas»o de una mirada de la que él deducía conclusiones estrictamente personales»

 

Un poder misterioso«A Rafael, tan ausente y cordial a un tiempo, podríamos decirle que un señor apellidado Goethe, de penetrante cacumen, se detuvo ante un “poder misterioso que todos sienten y ningún filósofo explica»

 

Su duende: «El, sin saberlo, aunque sintiéndolo, estaba asistido de su “duende” y cortejado por su “ángel” […]  «Rafael poseía su “aquél”, el “aquél” que perdió la “ele” para arrojar hasta el mínimo lastre que significase rémora al vuelo arrebatado del artista»

 

Nunca igual: «El mismo Rafael no sabría por qué el pase de la muerte, con el que tantas veces abría sus faenas más inspiradas, a pesar de ser siempre el mismo, nunca fue igual»

 

Del cuarteo a la derechura a la hora de matar: «Cuando todos aguardaban el descarado cuarteo a la hora de matar, lanzaba, en un ademán rápido, la montera con la que se tocaba hasta montar el estoque, y se iba tras la hoja de acera en una derechura inopinada»


 Una carrera al margen:  «Al lado de la gran pareja de astros de primera magnitud, de Joselito y Belmonte, Rafael vivió su carrera diversa entre los polos de clamores hiperbólicos y de desastres ruidosos. No le estorbó el brillo más radiante porque él supo aureolarse de fulgor esplendoroso, ante el que se rendían joselitistas y belmontistas»

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