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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

miércoles, 30 de mayo de 2012

RAFAEL DE PAULA. Faenas imaginadas y Muleta




Cante y canto es el toreo:
Es cante en Rafael de Paula
Y canto en Curro Romero.

                                      José Bergamín. De "La música callada del toreo"


Esa música, ese canto,
ese melodioso eco,
que escuchamos con los ojos
y con los oídos vemos.

Esa soledad sonora
de musicales silencios.
Ese inaudito, invisible,
saber que es sabor del tiempo.

Esa ilusión del sentido
-saber y sabor toreros-
es en Romero y en Páula
quintaesencia del toreo.

                                          José Bergamín. De "La claridad del toreo"


Lo que hacía cantando
señor tío José,
lo hizo toreando Rafael de Paula
y lloró después.

                                                Carlos Murciano. Torero por seguiriyas


Cante y canto es el toreo:
Es cante en Rafael de Paula
Y canto en Curro Romero.

                                
           José Bergamín


Se que esta tarde, Rafael de Paula, amigo,
volverás a ponerte altamente
de pie como lázaro gitano y, los machos, apretados,
te dirán de tus piernas
la existencia; que besarás tu áureo medallón de marquesa
enamorada
y bajarás la vista lentamente hasta tu sombra,
entre múltiples clamores.
...................................
...................................
Quisieras, ya lo sé, no haber nacido para mártir,
se lo preguntas
a los arcángeles y no sabes qué decirte de ti
mismo, de tu causa
y razón, pero no ignoras que das tu nombre al cartel de
la tarde
que te espera mugiendo en chiqueros con macizos
candiles de testuces y fierezas.
Caminarás con pie derecho, cuidando la cintura
su donaire, sabiendo
que la música es viento de la gloria, que hay mundo,
vida, todavía.
Pensarás que la suerte -diosa esquiva- puede
estar difusa a tus ojos,
que una tempestad emerge de la arena y arrecia
torrencial en tu garganta.
Mas la sufres. Te resignas. Respiras con pasión.
Saludas, grave, desde el tercio.
Gritan tu gracia, pero no oyes, tan sólo te aferras
a la esperanza, pides
a los duendes un milagro, se lo imploras, te recriminas
por tus vísceras
y.........
estallas.
Te encuentras donde debes. Por fe ha
sucedido. Desafías
a lo que más temes. Abarcas todo cuanto
negramente te amenaza.
Te aflora una vertical conciencia. Te brilla
nimbada la cabeza. Perpetúas, lúcido,
a la estética. Se tersan pétalos. Gozas. Alcanzas
las cimas de tus sueños,
justificas tu destino, te recreas en ser hombre,
portador aliento
de un espíritu, nazareno del arte en el tropel de
un apocalipsis.
Después, Rafael de Paula, cerrarás los ojos,
vencido e invicto como nunca
entre los geráneos. Soñarás otra vez lo que
despierto has soñado,
como si fuera imposible el estar vivo, que te
queden sueños de muerte,
caireles por vestir.
Y a la luz del crepúsculo, volverás a sufrir,
a pensar, ya la plaza vacía "concéntrico
diafragma de la nada"
-en verso de Gerardo- y llenos de voces los tabancos
en esa brujería, alquimia misteriosa, que te da el
don, el mimbre
de alegrar la arcaica y morena pobreza de tu gente
con tu angustia y tu dolor, con la dádiva heroica
de tu pena.



Manuel Ríos Ruiz. Tarde de toros





  "Cuando pones tu planta en las arenas / y engallas, hecha bronce, tu figura; / cuando estrechas la muerte a tu cintura / y el toro se hace un río por tus venas / … ya no importan ni amores no querellas, / … ni torrente caudal, ni mar profundo / ya no importan ni el sol ni las estrellas / y ya puede venir el fin del mundo".

                                                                Patricio Pemán





 «Analizando una faena rotunda de Rafael de Paula puede verse que todo ha sido hecho con pureza no sólo estética, sino técnica también y que aquello ha pasado a ser una mágica lección de una manera de torear que parecía imposible, impensable»

                                   Felipe Benítez Reyes                                                   


“En cada lance de capa hay que dejarse allí el alma. Hacerlo con alma, con todo el sentimiento. Y que dé tiempo a soñar mientras vas haciendo pasar al toro”




                                    Rafael de Paula. El arte del toreo: Razonamiento de una mirada. Francisco Brines. Del libro El sentimiento del toreo, de Carlos Marzal. 1986

 




"Yo no tengo más miedo que nadie ni más valor que nadie. Soy una clase de toreo; nada más"

                                                                                               Rafael de Paula





“Cuando toreo para mí me encuentro muy solo, no puedo decir “ayúdame” a nadie. Si toreo a gusto estoy solo, pero como flotando, y sé que llego a la gente. Me siento solo, pero como suspendido”

Rafael de Paula. Recogido en el libro El toreo. Una visión inédita, de Juan Antonio Pérez Mateos.
 
 








  

































"Cuando ví torear por primera vez a Rafael de Paula, pensé en Rafael el Gallo; y tampoco por parecido o semejanza; sino por coincidencia con su profundo pensamiento musical: por la revelación maravillosa de una belleza viva, que es la del arte de torear mismo. Su "espíritu sin nombre", su "indefinible esencia", diría Bécquer"

                                                                                         José Bergamín. La música callada del toreo



Rafael Soto Moreno, Rafael de Paula nació en el barrio de Santiago, de Jérez de la Frontera (Cádiz), el 11 de febrero de 1940.

Vistió su primer traje de luces el 9 de mayo de 1947 en Ronda (Málaga), y debutó con picadores el 2 de mayo de 1958, con novillos de Juan Belmonte.

Tomó la alternativa en Ronda el 9 de septiembre de 1960, en el transcurso de la Corrida Goyesca de Ronda, apadrinado por Julio Aparicio, con Antonio Ordóñez de testigo de la ceremonia y con toros de Atanasio Fernández. Cortó una oreja a cada uno de sus toros.

El año de su doctorado lidia dos corridas nada más; luego serán cinco, diez, una, siete, dos, así hasta 1967. Cuando aumenta la cifra tampoco es gran cosa.

Confirmó la alternativa en Madrid el 28 de mayo de 1974, al cederle José Luis Galloso, en presencia de Julio Robles, la muerte del toro Andadoso, de la vacada de José Luis Osborne. Bastó un quite para que los madrileños se fijaran en él.

"¿Cuándo nace el paulismo? -se pregunta Fernando Claramunt en su Historia del Arte del Toreo- Los primeros paulistas eran un selecto grupo de adoradores que no salían del Rincón del Sur en la Baja Andalucía..............El Pasmo de Triana, en su ancianidad, siente debilidad por este torero, cuyas verónicas le sorprende. Cuentan que Belmonte le enviaba un coche para llevarlo a los tentaderos y Rafael de Paula le hacía esperar................La gran revelación para toda España -nos comenta Fernando Claramunt en su Historia del Arte del Toreo- fue la tarde carabanchelera del 5 de octubre de 1974, en que la plaza de Vista Alegre se llenó para ver la despedida de Antonio Bienvenida y, de paso, ver "al Paula", junto a Curro Romero. Estallaban los tendidos y las barreras de gitanos engalanados, de folklóricas llamativas, de sombreros cordobeses o jerezanos. El cine documental ha salvado del olvido -si es que se puede olvidar lo que hizo con capa y muleta en su primer toro, del que le concedieron las dos orejas. Unas verónicas y una faena que casi no son de este mundo. Increíble el entusiasmo que despertó, la inspiración del torero, su entrega, su ignorancia de lo que está sucediendo, sumidos todos, espectadores, torero y toro en un estado hipnótico, un éxtasis taurómaco que no se ha vuelto a repetir. Subió a 41 actuaciones en 1975, torea 27 tardes en 1976 y 31 en 1977. Al año siguiente sufre una lesión en la rodilla derecha. Padecerá otras que le reducirán las facultades y la decisión -que nunca fue mucha-, pero el mito ya está creado....................El paulismo es una manera de alternar lo sublime, lo ridículo y lo penoso. Prototipo de los toreros artistas, arquetipo del llamado toreo gitano, no llega a ser desigual ni irregular. Lo corriente es que esté fatal y no pueda quedar ni medianamente. Pero cuando está bien nadie se le puede comparar. Cuando, como Curro Romero, se niega a matar un toro y va a parar a la cárcel, el mito paulista crece, se agiganta, en espera de otra tarde triunfal. La decadencia definitiva de facultades en este torero es muy triste. Durante varios años los paulistas la niegan. Y el propio Rafael. Pero es real. Nos quedan los libros dedicados a lo que ha sido, los versos de los poetas. Y algún vídeo que sólo da una idea aproximada de la belleza que regaló en los ruedos Rafael de Paula"



Se cortó la coleta en Jerez el 19 de mayo de 2002.

El propio Rafael de Paula, tras una faena a un ejemplar de Martínez Benavides, que conmovió al público de Las Ventas en la feria de Otoño de 1987, exhausto y fuera de sí, comentó:

"Cuando toreo para mí, me encuentro muy solo y no puedo decir ayúdame a nadie. Si toreo a gusto estoy solo, pero como flotando, y sé que llegó a la gente. Me siento solo, pero como suspendido"


José Bergamín, en La música callada del toreo, escribe:

"Dos veces he visto torear en la pequeña plaza de Vista Alegre de Carabanchel al que es, para mi gusto, extraordinario torero gitanísimo Rafael de Paula. En las dos le he visto hacer y decir el toreo admirablemente, con una finura y profundidad de estilo incomparables. En las dos tardes pidió el torero que no tocase la banda de música mientras él toreaba. Recuerdo que en aquella primera tarde en que le vi torear tan bien que aún perdura en mi memoria la imagen vivísima de su faena de muleta, creo que a su segundo toro, fue la melancólica tarde otoñal en que se despidió del toreo en los ruedos para siempre Antonio Bienvenida; quien hizo el paseíllo con el capotillo negro de José (Joselito) sobre el granate y oro de su traje luminosísimo. Le llamé por teléfono aquella noche para felicitarle por su retirada, y apenas si me dejó hablar, interrumpiéndome para decirme con entusiasmo: "¿Has visto qué faena la del gitano? Ví aquella y he visto éstas de la otra tarde en Vista Alegre. Y aún diré que las sigo viendo, porque las sigo oyendo, que es verlas por mirarlas en esa música callada e imborrable que es el toreo mismo. El "ahí queda eso" del toreo, como del baile y cante flamencos, gitanos o no, cuando alcanza por los ojos para los oídos, y viceversa, a quedarse quietos, extasiados, inmortalizados en su efímera aparición imperecedera"

"Esta callada música del toreo puede, a veces, tener apoyo y estímulo en los oles y en las palmas. Y así lo veíamos en el gitano Rafael de Paula que se apoyaba y se crecía en su toreo finísimo y profundo al oir el palmoteo de los suyos, que no era de otra música que le estorbase, sino de la de su toreo mismo, a tono con él.............La callada música de su torear consonaba con aquellas palmas, afianzándose más con ellas"


"............quisiera ahora escribir, describir, decir algo de la maravillosa, indescriptible, indecible, corrida de toros que vimos en Sevilla, en la Maestranza, la tarde del Corpus. Que vimos y oímos y sentimos los privilegiados que allí estábamos, y que pudimos saborear, paladear, gustar de aquello, y, hasta tal extremo, que muchos lloraban de gusto y alegría....................Las lágrimas que se le saltaban al Gallo al torear, estaban en los ojos de los toreros como en los nuestros..........................Y apoyado en la barrera, sin chistar, absorto, quieto, sin apartar los ojos del ruedo, a Juan Belmonte mirando torear a Rafael de Paula, viéndolo torear tal vez, como él, Belmonte, toreaba; como si la semilla del toreo más puro que él sembró en su alma floreciera y fructificara de pronto en este trianero de Jerez por aquellos lances de muleta y de capa que estaba dando"






Cossío escribe:

"Torero de los llamados artistas, de no sobrado valor, con las desigualdades propias de los lidiadores de la raza calé, para desarrollar su muy personal toreo precisa de la plena colaboración de un toro de características bien definidas, de los que entran muy pocos en libra.....................Ya se indicaron las características esenciales de este singular diestro, de lentas y lánguidas maneras de interpretar el toreo cuando sus enemigos le permitían su forma de hacer"

José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"Rafael de Paula produce, cuando logra la estilización buscada, un toreo de capa tan geométrico e impecable, que acaba por resultar deshumanizado. Adquiere una calidad marmórea. Ya no es la verónica, es el mausoleo a la verónica. Una forma in extremis, una forma terminal, después de la cual no parece que pueda haber nada. El canto del cisne, la caida de la Casa de Usher. Tras del mármol, ceniza. Drama sin futuro, algo demasiado literario para ser resueltamente popular. Se explica que los escritores, más que las masas, estén con él"

Juan Antonio Polo, en su libro El Toreo contemporáneo, escribe:

"Rafael de Paula, que constituye una de las personalidades más definidas de la actual torería andante, pasó totalmente desapercibido en sus doce primeros años de matador.......................No obstante, la confirmación de su alternativa en la feria isidril de 1974 y el clamoroso triunfo obtenido meses después en Carabanchel la tarde que se retiró Antonio Bienvenida conmocionaron el planeta taurino, propiciaron la salida de su aislamiento andaluz y dieron lugar al nacimiento de un verdadero mito....................El escaso valor y bagaje técnico del gitano, su quebradiza moral y sus limitadas facultades físicas han constituido un lastre demasiado pesado frente a su indudable voluntad y no han permitido que el éxito de Madrid se repitiera con la frecuencia deseada, aunque la brillantez de sus quites y de sus aislados momentos de inspiración con la muleta le han permitido mantener la expectación y el interés de los públicos en espera de esa faena mágica y soñada que tanto tarda en llegar y que tan honda huella deja -cuando llega- en quienes la presencian.

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia,  escribe:

 "Es el "torero literario" por antonomasia de nuestra época. Poetas y escritores lo descubrieron desde los comienzos de su larga carrera. Confinado el "Rincón del Sur" por pereza nativa o por cerrazón de algunas empresas, tardó en subir más arriba del paso de Despeñaperros.................Siempre quiso ser clásico y vestirse como tal dentro y fuera de la plaza. Atildado y pulcro como ninguno. Ceremonioso. Muy cortés. Supersticioso "moderadamente", según propia confesión....................A ciertos aficionados y matadores de los años cuarenta les recuerda la imagen de Rafael Albaicín, el gitano pintado por Zuloaga. No tuvo el enigmático Rafael Albaicín desastres rotundos. No le salían bien las cosas y eso era todo. Sus tardes inspiradas eran de una belleza mística, recoleta y tranquila. Sin demasiados olés ni gritos. Para ser vividas con unción. Música de un violín y laúdes, todo lo más...............En cambio en Rafael de Paula parece que estamos oyendo "La Danza del fuego" o el "Zorongo gitano" de Falla a toda orquesta o mejor todavía con todo el volumen de la estruendosa megafonía de los amplificadores electrónicos. Para lo bueno y para lo malo"

Y más adelante:

 "La nostálgica despedida de Bienvenida (Antonio) quedó borrada por la faena apoteósica de Rafael de Paula........................Estaba claro que allí había de suceder algo fuera de lo corriente. Y sucedió. Fue sólo una parte de una faena de muleta. Nada de una gran tarde de toros. Gotas. ¡Pero qué gotas!. De corinto casi morado y alamares negros, dejó torear a la muleta, iluminada por oscuras potencias milenarias de su raza misteriosa. Ni un solo instante de aquellos pases de Paula han sido olvidados por los testigos. Especialmente por parte de los demás toreros que estaban en el ruedo. Lo he comentado con el banderillero Antonio Martínez (Rodeño), que actuaba entonces a las órdenes de Antonio Bienvenida: "No nos lo explicamos. Fue un prodigio de inspiración"


Carlos Abella, en su libro De Manolete a José Tomas, escribe:

 "La leyenda, magia y embrujo de Rafael de Paula. El relato de la dimensión artística y vital de Rafael de Paula permite reivindicar que el toro no es solamente el ejercicio de una técnica ni la demostración de una capacidad científica para lidiar toros. Es también -y no hay que olvidarlo- la expresión de un sentimiento y de una sensibilidad.......................Viene a cuento esta inicial disgresión para situar la personalidad de Rafael de Paula.....................porque ha sido uno de los toreros del siglo XX que, como Rafael el Gallo, Cagancho, Gitanillo de Triana y Curro Romero, mejor han simbolizado que el toreo es un arte y una expresión íntima y personal de un sentimiento. Poco les ha importando evidenciar sus limitaciones técnicas para el toreo de poder, su poca capacidad de lidiador y su flaqueza de ánimo. Rafael de Paula ha demostrado que la leyenda de un torero no se edifica con mil corridas de voluntaria entrega, ni con la exhibición cotidiana de ganas de agradar. Basta exhibir la sincera expresión de un alma poética delante de un toro; es suficiente hacer soñar a los mejores aficionados de varias generaciones que la verónica es un lance romántico y que "gustarse" toreando es escribir un poema vestido de luces......................El 28 de mayo de 1974, a sus 34 años de edad, el día de la confirmación de su alternativa en Madrid, Rafael de Paula le hizo un quite por verónicas al toro de la confirmación, de nombre Andadoso, memorable por la lentitud y cadencia de los lances................Ese quite, realizado frente a toriles, pertenece desde entonces a la historia de la plaza y es de los momentos mágicos vividos por quienes tuvimos el privilegio de presenciarlo........................El 17 de mayo de 1979, en Jerez, torea de forma maravillosa al toro Sedoso, de la ganadería del Marqués de Domecq, del que le concedieron las dos orejas y el rabo. Fue una faena prodigiosa, de inspiración, ritmo y cadencia, en la que Paula se sintió y nos hizo sentir que el toreo era un arte.....................Sólo nueve días más tarde, el 26 de mayo, en Madrid, Paula sublimó el toreo con el capote, al realizar un quite de tal lentitud y cadencia, que el toro no le dejó rematar al darle una voltereta"


Juan Posada, en su libro De Paquiro a Paula en el Rincón del Sur,  escribe:

"Rafael de Paula es un torero de gran sentido estético, pero.................. Rafael de Paula al parecer no entiende de técnica, desconoce los terrenos, tercios, suerte y teorías...............El toreo de Paula es "jondo",  "mecío", acompasado e intermitente y por ello no arriesga más que los demás, por no conocer la técnica defensiva del toreo. No se le puede reclamar conocimiento, técnica o valor; cuando está bien no sabe ni por qué y cuando está mal, lo ignora igualmente..............Para él no existe tauromaquia alguna, solo -imagino- un estado de gracia especial, que le impulsa a crear influjos que conectan irremisiblemente con toda clase de públicos. El mérito de hacer lógico lo inexistente es para él tan racional como esporádicos e inolvidables sus momentos mágicos...............Rafael de Paula torea como los toreros sueñan"



Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:

“De todos los toreros gitanos, Rafael de Paula ha sido el que más ha centrado la atención continua de los aficionados. A pesar de sus muchos altibajos, de su manifiesta irregularidad y decadencia física, Rafael de Paula es una referencia de arte. Una reserva de torería…………….El 28 de mayo de 1974 confirmó la alternativa en Madrid………..Esa tarde realizó un extraordinario quite por verónicas que ha pasado a la historia de la plaza de las Ventas………….El 5 de octubre de 1974 en la plaza de Vista Alegre, el día de la retirada de Antonio Bienvenida, realizó una faena mágica, llena de embrujo, de tal calidad que el éxito le valió para torear 40 corridas en 1975……….El 28 de septiembre de 1987 cuaja su mejor faena en Madrid, faena de indescriptible belleza que las Ventas presencia en pie, en medio de un clima de colectiva pasión”



Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"En estos últimos años sólo ha habido un torero absolutamente fiel a Juan Belmonte y que ha ignorado del todo a Manolete. Ése es Rafael de Paula...................Rafael de Paula supone la quintaesencia del sueño belmontino. Paula es la perfección de aquella estética que surgió de las manos de Belmonte.....................Los amigos intelectuales de don Juan estaban tan entusiasmados como él con el gitanillo: ellos fueron quienes le pusieron el nombre, Rafael de Paula. Y entre todos, llevados por el entusiasmo y por la ignorancia taurina, precipitaron a Rafael a una alternativa prematura, sin apenas rodaje, que terminó pagando muy cara.................Rafael de Paula es un diestro fuera de toda lógica.............En Paula no hay tópicos, son verdad. Nadie hizo un toreo más bello..................ni más frágil..............Juan Posada ha escrito que "Rafael de Paula torea como los demás toreros sueñan". Perfecta definición.........A Paula hay que ponerle en su sitio, en el lugar insigne que le corresponde....................En el otoño de 1974 llegó la faena de Vistalegre, el día en que se marchó del toreo Antonio Bienvenida. La faena que hizo Paula aquella tarde al toro Barbudo le subió a los altares. Nunca se había toreado con tamaña belleza...................¡Cuánto me ha hecho sufrir a mí Rafael de Paula! No entendía como era posible que un torero fabulosamente dotado artísticamente no tuviera el más mínimo valor ni el más mínimo bagaje técnico para poder desarrollar su arte...........Un buen día comprendí que Paula era así y había que aceptarlo tal como era. Comprendí que era un lujo, un capricho de la fiesta. La ensoñación apasionada de Juan Belmonte en una noche de vigilia..................Era una quimera pretender que Paula fuese un diestro regular. Era imposible. Ese toreo tan puro sólo lo admiten toros muy nobles, porque ese toreo no descansa en la técnica. Paula ignora la técnica, y se da la siguiente paradoja: el que mejor torea, es el peor torero de todos, si entendemos que un torero debe ser un hombre capaz de dominar a los toros y de triunfar con el mayor número de toros posible. Rafael de Paula ignora cualquier resorte técnico. Esto le lleva al miedo, pues la ignorancia de la técnica torera hace que esté indefenso delante de los toros.................Paula desconoce lo más elemental, por eso cuando torea, su toreo tiene caracteres de acontecimiento, de milagro.....................Con el capote, cuando el toro tiene fuerza y todavía se desplaza, llega a torear con auténtico virtuosismo...........Llegan esos lances de verónicas, tan clásicas y a la vez tan gitanas, que han supuesto una cumbre en el arte del toreo...............Con la muleta la cosa es bien distinta...............Como Paula no despega nunca los brazos, tiene al toro siempre encima. Por esa misma razón le resulta imposible ligar el toreo en redondo.................Las faenas de Paula son de una gran desigualdad, llenas de bellísimas pinceladas en un mar de brochazos............Paula es esclavo de su arte. Jamás se saldría de su concepto, y esto le lleva a lo sublime en contadas ocasiones, y en las más al desastre. Y sobre su manejo de la espada corramos un tupido velo.......................Paula se ha roto toreando, tanto que le pasaba lo que a los buenos cantaores, que la boca les sabe a sangre. Yo por Paula me rompo la camisa. A mí me duele Paula. Es la única forma que tengo de explicarlo"

Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"Un veroniqueador se torna poeta, como Mario Cabré................o se hace eterno, permanece, por mucho que se haga esperar, como Rafael de Paula, con años y sin facultades, erguido en la racial pausa de su lance"

Joaquín Vidal , en su crónica de El País sobre la actuación de Rafael de Paula en la Feria de Otoño de Madrid de 1987, ante un sobrero de Martínez Benavides, que tituló Nunca el toreo fue tan bello, escribe:

 "Y la faena seguía. A la majeza de los naturales hondos sucedían tandas de frente, trayéndoselo toreado, rematando detrás de la cadera, echándose el toro por delante en los pases de pecho, que sí, que es cierto; y, siéndolo, daba lo mismo esa u otra técnica, pues la resultante era una explosión estética imposible de medir. Una conmoción había invadido al diestro genial, que pinchó malamente, descabellaba peor -al público le traía sin cuidado: tenía el paladar saturado de aromas, y se marchó a tablas, demudado, trastabillando por entre una nube de ensoñaciones. Debía de estar en otro mundo. Dobló el toro y Paula no pudo sino sentarse encima y acariciarle los lomos. Qué pasaría entonces por la mente del torero, aún flotando en lejana galaxia. Dio la vuelta al ruedo entre clamores, continuó la corrida, y el público no cesaba de tocarle palmas por bulerías"
Años más tarde José Miguel Arroyo Joselito confesaba que desde la andanada vió torear como nunca antes había visto el toreo"

RAFAEL DE PAULA. Verónicas y Medias verónicas




Cante y canto es el toreo:
Es cante en Rafael de Paula
Y canto en Curro Romero.

                                      José Bergamín. De "La música callada del toreo"


Esa música, ese canto,
ese melodioso eco,
que escuchamos con los ojos
y con los oídos vemos.

Esa soledad sonora
de musicales silencios.
Ese inaudito, invisible,
saber que es sabor del tiempo.

Esa ilusión del sentido
-saber y sabor toreros-
es en Romero y en Páula
quintaesencia del toreo.

                                          José Bergamín. De "La claridad del toreo"


Lo que hacía cantando
señor tío José,
lo hizo toreando Rafael de Paula
y lloró después.

                                                Carlos Murciano. Torero por seguiriyas




Se que esta tarde, Rafael de Paula, amigo,
volverás a ponerte altamente

de pie como lázaro gitano y, los machos, apretados,
te dirán de tus piernas
la existencia; que besarás tu áureo medallón de marquesa
enamorada
y bajarás la vista lentamente hasta tu sombra,
entre múltiples clamores.
...................................
...................................
Quisieras, ya lo sé, no haber nacido para mártir,
se lo preguntas
a los arcángeles y no sabes qué decirte de ti
mismo, de tu causa
y razón, pero no ignoras que das tu nombre al cartel de
la tarde
que te espera mugiendo en chiqueros con macizos
candiles de testuces y fierezas.
Caminarás con pie derecho, cuidando la cintura
su donaire, sabiendo
que la música es viento de la gloria, que hay mundo,
vida, todavía.
Pensarás que la suerte -diosa esquiva- puede
estar difusa a tus ojos,
que una tempestad emerge de la arena y arrecia
torrencial en tu garganta.
Mas la sufres. Te resignas. Respiras con pasión.
Saludas, grave, desde el tercio.
Gritan tu gracia, pero no oyes, tan sólo te aferras
a la esperanza, pides
a los duendes un milagro, se lo imploras, te recriminas
por tus vísceras
y.........
estallas.
Te encuentras donde debes. Por fe ha
sucedido. Desafías
a lo que más temes. Abarcas todo cuanto
negramente te amenaza.
Te aflora una vertical conciencia. Te brilla
nimbada la cabeza. Perpetúas, lúcido,
a la estética. Se tersan pétalos. Gozas. Alcanzas
las cimas de tus sueños,
justificas tu destino, te recreas en ser hombre,
portador aliento
de un espíritu, nazareno del arte en el tropel de
un apocalipsis.
Después, Rafael de Paula, cerrarás los ojos,
vencido e invicto como nunca
entre los geráneos. Soñarás otra vez lo que
despierto has soñado,
como si fuera imposible el estar vivo, que te
queden sueños de muerte,
caireles por vestir.
Y a la luz del crepúsculo, volverás a sufrir,
a pensar, ya la plaza vacía "concéntrico
diafragma de la nada"
-en verso de Gerardo- y llenos de voces los tabancos
en esa brujería, alquimia misteriosa, que te da el
don, el mimbre
de alegrar la arcaica y morena pobreza de tu gente
con tu angustia y tu dolor, con la dádiva heroica
de tu pena.


Manuel Ríos Ruiz. Tarde de toros



  "Cuando pones tu planta en las arenas / y engallas, hecha bronce, tu figura; / cuando estrechas la muerte a tu cintura / y el toro se hace un río por tus venas / … ya no importan ni amores no querellas, / … ni torrente caudal, ni mar profundo / ya no importan ni el sol ni las estrellas / y ya puede venir el fin del mundo".

                                                          Patricio Pemán






«Analizando una faena rotunda de Rafael de Paula puede verse que todo ha sido hecho con pureza no sólo estética, sino técnica también y que aquello ha pasado a ser una mágica lección de una manera de torear que parecía imposible, impensable»

Felipe Benítez Reyes



“En cada lance de capa hay que dejarse allí el alma. Hacerlo con alma, con todo el sentimiento. Y que dé tiempo a soñar mientras vas haciendo pasar al toro”



        Rafael de Paula. El arte del toreo: Razonamiento de una mirada. Del libro El sentimiento del toreo, de Carlos Marzal, 1986.
     



"Yo no tengo más miedo que nadie ni más valor que nadie. Soy una clase de toreo; nada más"
                                                                                               Rafael de Paula



“Cuando toreo para mí me encuentro muy solo, no puedo decir “ayúdame” a nadie. Si toreo a gusto estoy solo, pero como flotando, y sé que llego a la gente. Me siento solo, pero como suspendido”


Rafael de Paula. Recogido en el libro El toreo. Una visión inédita, de Juan Antonio Pérez Mateos.






En el libro Todas las suertes por sus maestros, de José Luis Ramón, Rafael de Paula comenta:

"En mi concepto de la verónica, yo le doy enorme importancia a cómo se coge el capote..............es importante saber cómo deben colocarse las manos sobre la tela................En cualquier caso es una tela que hay que acariciar, al mismo tiempo que se acaricia la embestida del toro. Eso es para mí el toreo: algo que hay que intentar, aunque no siempre se logra................................Para torear bien a la verónica, desde mi punto de vista deben conjugarse varios elementos imprescindibles: por un lado el temple; después, cargar la suerte (que es algo intuitivo), dar el medio pecho (no totalmente de frente), tener cintura y conjugar el movimiento de las muñecas y el juego de los brazos. La unió de todos estos conceptos, o virtudes, hace que el lance sea bello. Desde el cite, y una vez que el toro llega a jurisdicción del torero, el lance debe tener la misma profundidad en el remate"


José Alameda, al analizar la suerte de la verónica, se detiene en la verónica gitana de Rafael de Paula:

"¿Y la verónica marmórea de Rafael de Paula?. Ya no es la verónica, es el mausoleo a la verónica. Una forma in extremis, una forma terminal, no parece que pueda haber nada.......Tras del mármol, ceniza. Drama sin futuro, algo demasiado literario para ser resueltamente popular. Se explica que los escritores, más que las masas, estén con él"


















"Cuando ví torear por primera vez a Rafael de Paula, pensé en Rafael el Gallo; y tampoco por parecido o semejanza; sino por coincidencia con su profundo pensamiento musical: por la revelación maravillosa de una belleza viva, que es la del arte de torear mismo. Su "espíritu sin nombre", su "indefinible esencia", diría Bécquer"

                                                                                         José Bergamín. La música callada del toreo



Rafael Soto Moreno, Rafael de Paula nació en el barrio de Santiago, de Jérez de la Frontera (Cádiz), el 11 de febrero de 1940.

Vistió su primer traje de luces el 9 de mayo de 1947 en Ronda (Málaga), y debutó con picadores el 2 de mayo de 1958, con novillos de Juan Belmonte.

Tomó la alternativa en Ronda el 9 de septiembre de 1960, en el transcurso de la Corrida Goyesca de Ronda, apadrinado por Julio Aparicio, con Antonio Ordóñez de testigo de la ceremonia y con toros de Atanasio Fernández. Cortó una oreja a cada uno de sus toros.

El año de su doctorado lidia dos corridas nada más; luego serán cinco, diez, una, siete, dos, así hasta 1967. Cuando aumenta la cifra tampoco es gran cosa.

Confirmó la alternativa en Madrid el 28 de mayo de 1974, al cederle José Luis Galloso, en presencia de Julio Robles, la muerte del toro Andadoso, de la vacada de José Luis Osborne. Bastó un quite para que los madrileños se fijaran en él.

"¿Cuándo nace el paulismo? -se pregunta Fernando Claramunt en su Historia del Arte del Toreo- Los primeros paulistas eran un selecto grupo de adoradores que no salían del Rincón del Sur en la Baja Andalucía..............El Pasmo de Triana, en su ancianidad, siente debilidad por este torero, cuyas verónicas le sorprende. Cuentan que Belmonte le enviaba un coche para llevarlo a los tentaderos y Rafael de Paula le hacía esperar..................La gran revelación para toda España -nos comenta Fernando Claramunt en su Historia del Arte del Toreo- fue la tarde carabanchelera del 5 de octubre de 1974, en que la plaza de Vista Alegre se llenó para ver la despedida de Antonio Bienvenida y, de paso, ver "al Paula", junto a Curro Romero. Estallaban los tendidos y las barreras de gitanos engalanados, de folklóricas llamativas, de sombreros cordobeses o jerezanos. El cine documental ha salvado del olvido -si es que se puede olvidar lo que hizo con capa y muleta en su primer toro, del que le concedieron las dos orejas. Unas verónicas y una faena que casi no son de este mundo. Increíble el entusiasmo que despertó, la inspiración del torero, su entrega, su ignorancia de lo que está sucediendo, sumidos todos, espectadores, torero y toro en un estado hipnótico, un éxtasis taurómaco que no se ha vuelto a repetir. Subió a 41 actuaciones en 1975, torea 27 tardes en 1976 y 31 en 1977. Al año siguiente sufre una lesión en la rodilla derecha. Padecerá otras que le reducirán las facultades y la decisión -que nunca fue mucha-, pero el mito ya está creado....................El paulismo es una manera de alternar lo sublime, lo ridículo y lo penoso. Prototipo de los toreros artistas, arquetipo del llamado toreo gitano, no llega a ser desigual ni irregular. Lo corriente es que esté fatal y no pueda quedar ni medianamente. Pero cuando está bien nadie se le puede comparar. Cuando, como Curro Romero, se niega a matar un toro y va a parar a la cárcel, el mito paulista crece, se agiganta, en espera de otra tarde triunfal. La decadencia definitiva de facultades en este torero es muy triste. Durante varios años los paulistas la niegan. Y el propio Rafael. Pero es real. Nos quedan los libros dedicados a lo que ha sido, los versos de los poetas. Y algún vídeo que sólo da una idea aproximada de la belleza que regaló en los ruedos Rafael de Paula"



Se cortó la coleta en Jerez el 19 de mayo de 2002.

El propio Rafael de Paula, tras una faena a un ejemplar de Martínez Benavides, que conmovió al público de Las Ventas en la feria de Otoño de 1987, exhausto y fuera de sí, comentó:

"Cuando toreo para mí, me encuentro muy solo y no puedo decir ayúdame a nadie. Si toreo a gusto estoy solo, pero como flotando, y sé que llegó a la gente. Me siento solo, pero como suspendido"


José Bergamín, en La música callada del toreo, escribe:

"Dos veces he visto torear en la pequeña plaza de Vista Alegre de Carabanchel al que es, para mi gusto, extraordinario torero gitanísimo Rafael de Paula. En las dos le he visto hacer y decir el toreo admirablemente, con una finura y profundidad de estilo incomparables. En las dos tardes pidió el torero que no tocase la banda de música mientras él toreaba. Recuerdo que en aquella primera tarde en que le vi torear tan bien que aún perdura en mi memoria la imagen vivísima de su faena de muleta, creo que a su segundo toro, fue la melancólica tarde otoñal en que se despidió del toreo en los ruedos para siempre Antonio Bienvenida; quien hizo el paseíllo con el capotillo negro de José (Joselito) sobre el granate y oro de su traje luminosísimo. Le llamé por teléfono aquella noche para felicitarle por su retirada, y apenas si me dejó hablar, interrumpiéndome para decirme con entusiasmo: "¿Has visto qué faena la del gitano? Ví aquella y he visto éstas de la otra tarde en Vista Alegre. Y aún diré que las sigo viendo, porque las sigo oyendo, que es verlas por mirarlas en esa música callada e imborrable que es el toreo mismo. El "ahí queda eso" del toreo, como del baile y cante flamencos, gitanos o no, cuando alcanza por los ojos para los oídos, y viceversa, a quedarse quietos, extasiados, inmortalizados en su efímera aparición imperecedera"

"Esta callada música del toreo puede, a veces, tener apoyo y estímulo en los oles y en las palmas. Y así lo veíamos en el gitano Rafael de Paula que se apoyaba y se crecía en su toreo finísimo y profundo al oir el palmoteo de los suyos, que no era de otra música que le estorbase, sino de la de su toreo mismo, a tono con él.............La callada música de su torear consonaba con aquellas palmas, afianzándose más con ellas"


"............quisiera ahora escribir, describir, decir algo de la maravillosa, indescriptible, indecible, corrida de toros que vimos en Sevilla, en la Maestranza, la tarde del Corpus. Que vimos y oímos y sentimos los privilegiados que allí estábamos, y que pudimos saborear, paladear, gustar de aquello, y, hasta tal extremo, que muchos lloraban de gusto y alegría....................Las lágrimas que se le saltaban al Gallo al torear, estaban en los ojos de los toreros como en los nuestros..........................Y apoyado en la barrera, sin chistar, absorto, quieto, sin apartar los ojos del ruedo, a Juan Belmonte mirando torear a Rafael de Paula, viéndolo torear tal vez, como él, Belmonte, toreaba; como si la semilla del toreo más puro que él sembró en su alma floreciera y fructificara de pronto en este trianero de Jerez por aquellos lances de muleta y de capa que estaba dando"






Cossío escribe:

"Torero de los llamados artistas, de no sobrado valor, con las desigualdades propias de los lidiadores de la raza calé, para desarrollar su muy personal toreo precisa de la plena colaboración de un toro de características bien definidas, de los que entran muy pocos en libra.....................Ya se indicaron las características esenciales de este singular diestro, de lentas y lánguidas maneras de interpretar el toreo cuando sus enemigos le permitían su forma de hacer"

José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"Rafael de Paula produce, cuando logra la estilización buscada, un toreo de capa tan geométrico e impecable, que acaba por resultar deshumanizado. Adquiere una calidad marmórea. Ya no es la verónica, es el mausoleo a la verónica. Una forma in extremis, una forma terminal, después de la cual no parece que pueda haber nada. El canto del cisne, la caida de la Casa de Usher. Tras del mármol, ceniza. Drama sin futuro, algo demasiado literario para ser resueltamente popular. Se explica que los escritores, más que las masas, estén con él"

Juan Antonio Polo, en su libro El Toreo contemporáneo, escribe:

"Rafael de Paula, que constituye una de las personalidades más definidas de la actual torería andante, pasó totalmente desapercibido en sus doce primeros años de matador.......................No obstante, la confirmación de su alternativa en la feria isidril de 1974 y el clamoroso triunfo obtenido meses después en Carabanchel la tarde que se retiró Antonio Bienvenida conmocionaron el planeta taurino, propiciaron la salida de su aislamiento andaluz y dieron lugar al nacimiento de un verdadero mito....................El escaso valor y bagaje técnico del gitano, su quebradiza moral y sus limitadas facultades físicas han constituido un lastre demasiado pesado frente a su indudable voluntad y no han permitido que el éxito de Madrid se repitiera con la frecuencia deseada, aunque la brillantez de sus quites y de sus aislados momentos de inspiración con la muleta le han permitido mantener la expectación y el interés de los públicos en espera de esa faena mágica y soñada que tanto tarda en llegar y que tan honda huella deja -cuando llega- en quienes la presencian.

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia,  escribe:

 "Es el "torero literario" por antonomasia de nuestra época. Poetas y escritores lo descubrieron desde los comienzos de su larga carrera. Confinado el "Rincón del Sur" por pereza nativa o por cerrazón de algunas empresas, tardó en subir más arriba del paso de Despeñaperros.................Siempre quiso ser clásico y vestirse como tal dentro y fuera de la plaza. Atildado y pulcro como ninguno. Ceremonioso. Muy cortés. Supersticioso "moderadamente", según propia confesión....................A ciertos aficionados y matadores de los años cuarenta les recuerda la imagen de Rafael Albaicín, el gitano pintado por Zuloaga. No tuvo el enigmático Rafael Albaicín desastres rotundos. No le salían bien las cosas y eso era todo. Sus tardes inspiradas eran de una belleza mística, recoleta y tranquila. Sin demasiados olés ni gritos. Para ser vividas con unción. Música de un violín y laúdes, todo lo más...............En cambio en Rafael de Paula parece que estamos oyendo "La Danza del fuego" o el "Zorongo gitano" de Falla a toda orquesta o mejor todavía con todo el volumen de la estruendosa megafonía de los amplificadores electrónicos. Para lo bueno y para lo malo"

Y más adelante:

 "La nostálgica despedida de Bienvenida (Antonio) quedó borrada por la faena apoteósica de Rafael de Paula........................Estaba claro que allí había de suceder algo fuera de lo corriente. Y sucedió. Fue sólo una parte de una faena de muleta. Nada de una gran tarde de toros. Gotas. ¡Pero qué gotas!. De corinto casi morado y alamares negros, dejó torear a la muleta, iluminada por oscuras potencias milenarias de su raza misteriosa. Ni un solo instante de aquellos pases de Paula han sido olvidados por los testigos. Especialmente por parte de los demás toreros que estaban en el ruedo. Lo he comentado con el banderillero Antonio Martínez (Rodeño), que actuaba entonces a las órdenes de Antonio Bienvenida: "No nos lo explicamos. Fue un prodigio de inspiración"

Carlos Abella, en su libro De Manolete a José Tomás,  escribe:

 "La leyenda, magia y embrujo de Rafael de Paula. El relato de la dimensión artística y vital de Rafael de Paula permite reivindicar que el toro no es solamente el ejercicio de una técnica ni la demostración de una capacidad científica para lidiar toros. Es también -y no hay que olvidarlo- la expresión de un sentimiento y de una sensibilidad.......................Viene a cuento esta inicial disgresión para situar la personalidad de Rafael de Paula.....................porque ha sido uno de los toreros del siglo XX que, como Rafael el Gallo, Cagancho, Gitanillo de Triana y Curro Romero, mejor han simbolizado que el toreo es un arte y una expresión íntima y personal de un sentimiento. Poco les ha importando evidenciar sus limitaciones técnicas para el toreo de poder, su poca capacidad de lidiador y su flaqueza de ánimo. Rafael de Paula ha demostrado que la leyenda de un torero no se edifica con mil corridas de voluntaria entrega, ni con la exhibición cotidiana de ganas de agradar. Basta exhibir la sincera expresión de un alma poética delante de un toro; es suficiente hacer soñar a los mejores aficionados de varias generaciones que la verónica es un lance romántico y que "gustarse" toreando es escribir un poema vestido de luces......................El 28 de mayo de 1974, a sus 34 años de edad, el día de la confirmación de su alternativa en Madrid, Rafael de Paula le hizo un quite por verónicas al toro de la confirmación, de nombre Andadoso, memorable por la lentitud y cadencia de los lances................Ese quite, realizado frente a toriles, pertenece desde entonces a la historia de la plaza y es de los momentos mágicos vividos por quienes tuvimos el privilegio de presenciarlo........................El 17 de mayo de 1979, en Jerez, torea de forma maravillosa al toro Sedoso, de la ganadería del Marqués de Domecq, del que le concedieron las dos orejas y el rabo. Fue una faena prodigiosa, de inspiración, ritmo y cadencia, en la que Paula se sintió y nos hizo sentir que el toreo era un arte.....................Sólo nueve días más tarde, el 26 de mayo, en Madrid, Paula sublimó el toreo con el capote, al realizar un quite de tal lentitud y cadencia, que el toro no le dejó rematar al darle una voltereta"


Juan Posada, en su libro De Paquiro a Paula en el Rincón del Sur,  escribe:

"Rafael de Paula es un torero de gran sentido estético, pero.................. Rafael de Paula al parecer no entiende de técnica, desconoce los terrenos, tercios, suerte y teorías...............El toreo de Paula es "jondo",  "mecío", acompasado e intermitente y por ello no arriesga más que los demás, por no conocer la técnica defensiva del toreo. No se le puede reclamar conocimiento, técnica o valor; cuando está bien no sabe ni por qué y cuando está mal, lo ignora igualmente..............Para él no existe tauromaquia alguna, solo -imagino- un estado de gracia especial, que le impulsa a crear influjos que conectan irremisiblemente con toda clase de públicos. El mérito de hacer lógico lo inexistente es para él tan racional como esporádicos e inolvidables sus momentos mágicos...............Rafael de Paula torea como los toreros sueñan"



Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:
“De todos los toreros gitanos, Rafael de Paula ha sido el que más ha centrado la atención continua de los aficionados. A pesar de sus muchos altibajos, de su manifiesta irregularidad y decadencia física, Rafael de Paula es una referencia de arte. Una reserva de torería…………….El 28 de mayo de 1974 confirmó la alternativa en Madrid………..Esa tarde realizó un extraordinario quite por verónicas que ha pasado a la historia de la plaza de las Ventas………….El 5 de octubre de 1974 en la plaza de Vista Alegre, el día de la retirada de Antonio Bienvenida, realizó una faena mágica, llena de embrujo, de tal calidad que el éxito le valió para torear 40 corridas en 1975……….El 28 de septiembre de 1987 cuaja su mejor faena en Madrid, faena de indescriptible belleza que las Ventas presencia en pie, en medio de un clima de colectiva pasión”


Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"En estos últimos años sólo ha habido un torero absolutamente fiel a Juan Belmonte y que ha ignorado del todo a Manolete. Ése es Rafael de Paula...................Rafael de Paula supone la quintaesencia del sueño belmontino. Paula es la perfección de aquella estética que surgió de las manos de Belmonte.....................Los amigos intelectuales de don Juan estaban tan entusiasmados como él con el gitanillo: ellos fueron quienes le pusieron el nombre, Rafael de Paula. Y entre todos, llevados por el entusiasmo y por la ignorancia taurina, precipitaron a Rafael a una alternativa prematura, sin apenas rodaje, que terminó pagando muy cara.................Rafael de Paula es un diestro fuera de toda lógica.............En Paula no hay tópicos, son verdad. Nadie hizo un toreo más bello..................ni más frágil..............Juan Posada ha escrito que "Rafael de Paula torea como los demás toreros sueñan". Perfecta definición.........A Paula hay que ponerle en su sitio, en el lugar insigne que le corresponde....................En el otoño de 1974 llegó la faena de Vistalegre, el día en que se marchó del toreo Antonio Bienvenida. La faena que hizo Paula aquella tarde al toro Barbudo le subió a los altares. Nunca se había toreado con tamaña belleza...................¡Cuánto me ha hecho sufrir a mí Rafael de Paula! No entendía como era posible que un torero fabulosamente dotado artísticamente no tuviera el más mínimo valor ni el más mínimo bagaje técnico para poder desarrollar su arte...........Un buen día comprendí que Paula era así y había que aceptarlo tal como era. Comprendí que era un lujo, un capricho de la fiesta. La ensoñación apasionada de Juan Belmonte en una noche de vigilia..................Era una quimera pretender que Paula fuese un diestro regular. Era imposible. Ese toreo tan puro sólo lo admiten toros muy nobles, porque ese toreo no descansa en la técnica. Paula ignora la técnica, y se da la siguiente paradoja: el que mejor torea, es el peor torero de todos, si entendemos que un torero debe ser un hombre capaz de dominar a los toros y de triunfar con el mayor número de toros posible. Rafael de Paula ignora cualquier resorte técnico. Esto le lleva al miedo, pues la ignorancia de la técnica torera hace que esté indefenso delante de los toros.................Paula desconoce lo más elemental, por eso cuando torea, su toreo tiene caracteres de acontecimiento, de milagro.....................Con el capote, cuando el toro tiene fuerza y todavía se desplaza, llega a torear con auténtico virtuosismo...........Llegan esos lances de verónicas, tan clásicas y a la vez tan gitanas, que han supuesto una cumbre en el arte del toreo...............Con la muleta la cosa es bien distinta...............Como Paula no despega nunca los brazos, tiene al toro siempre encima. Por esa misma razón le resulta imposible ligar el toreo en redondo.................Las faenas de Paula son de una gran desigualdad, llenas de bellísimas pinceladas en un mar de brochazos............Paula es esclavo de su arte. Jamás se saldría de su concepto, y esto le lleva a lo sublime en contadas ocasiones, y en las más al desastre. Y sobre su manejo de la espada corramos un tupido velo.......................Paula se ha roto toreando, tanto que le pasaba lo que a los buenos cantaores, que la boca les sabe a sangre. Yo por Paula me rompo la camisa. A mí me duele Paula. Es la única forma que tengo de explicarlo"

Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"Un veroniqueador se torna poeta, como Mario Cabré................o se hace eterno, permanece, por mucho que se haga esperar, como Rafael de Paula, con años y sin facultades, erguido en la racial pausa de su lance"

Joaquín Vidal , en su crónica de El País sobre la actuación de Rafael de Paula en la Feria de Otoño de Madrid de 1987, ante un sobrero de Martínez Benavides, que tituló Nunca el toreo fue tan bello, escribe:

 "Y la faena seguía. A la majeza de los naturales hondos sucedían tandas de frente, trayéndoselo toreado, rematando detrás de la cadera, echándose el toro por delante en los pases de pecho, que sí, que es cierto; y, siéndolo, daba lo mismo esa u otra técnica, pues la resultante era una explosión estética imposible de medir. Una conmoción había invadido al diestro genial, que pinchó malamente, descabellaba peor -al público le traía sin cuidado: tenía el paladar saturado de aromas, y se marchó a tablas, demudado, trastabillando por entre una nube de ensoñaciones. Debía de estar en otro mundo. Dobló el toro y Paula no pudo sino sentarse encima y acariciarle los lomos. Qué pasaría entonces por la mente del torero, aún flotando en lejana galaxia. Dio la vuelta al ruedo entre clamores, continuó la corrida, y el público no cesaba de tocarle palmas por bulerías"
Años más tarde José Miguel Arroyo Joselito confesaba que desde la andanada vió torear como nunca antes había visto el toreo"