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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

sábado, 20 de febrero de 2021

TOREROS DE LOS SIGLOS XVIII y XIX. II





Francisco Arjona Reyes, CURRITO (1845-1907)


“Francisco Arjona Reyes. Hijo del difunto Cúchares… Visto por su padre que el muchacho al parecer tenía sangre torera, determinó agregarle a su cuadrilla con el carácter de banderillero… En 1870 alternó en la plaza de Madrid toda la temporada con Cayetano y Frascuelo, en la cual dejó mucho que desear… En 1876 también ha trabajado algunas corridas en el circo de la corte, con aplauso del público, parándose con aplomo en la muerte de las reses, dejand o llegar la flora al trapo para cambiarse ceñido y arrancarlas derecho y corto . Si continúa como hasta la fecha en que terminamos estos apuntes, se hará digno sucesor en el arte de torear de sus antepasados”.

José Santa Coloma. “Apuntes biográficos de los matadores de toros”. 1877

Su padre le incorporó a su cuadrilla, le llevó a muchas plazas, le hizo en ellas matar con frecuencia reses nobles primeramente, y de algún cuidado después, y por fin le dio la alternativa como espada en la plaza de Madrid el día 19 de Mayo de 1867… Desde aquel momento Currito se captó las simpatías del público de Madrid, que constantemente se las ha demostrado. No tiene menos en Sevilla… A caballo, en la faena de campo acosando y derribando, su especialidad es reconocida por todos. En el redondel, como espada, dice el señor Velázquez, y es verdad, “Arjona Reyes, en su toreo, marca el tipo seco y bravo de Montes y Domínguez, separándose de la escuela de movimiento de Cúchares y el Tato”… No sabe tanto como su padre, pero en el redondel guarda mayor formalidad y compostura… Currito ha adoptado un toreo más serio, un toreo verdad…Nosotros, al aconsejarle que no se aparte de la buena senda, le reprendemos duramente su flemática parsimonia en la mayor parte de los casos. ¡Qué tiempo pierde muchas veces! ¡Cómo aburre a los toros y al público! Y en cambio en otras ocasiones, ¡qué pases tan limpios y completos! ¡Qué estocadas tan por derecho! Si Currito estuviese siempre queriendo, pocos se le pondrían por delante; pero no quiere, y esto le perjudica. Le falta la sangre de su padre, que en el hijo tiene más linfa… Sacuda esa pereza, demuestre actividad, que inteligencia no le falta ni facultades tampoco, y nos agradecerá el consejo.

José Sánchez de Neira. "El Toreo. Gran diccionario taurómaco". 1879


Currito, hijo y discípulo del célebre Cúchares… conserva algo del estilo de Montes y Domínguez y ha adoptado un toreo más serio que el de su profesor. Indolente por naturaleza, no quiera casi nunca, que si quisiera, dejaría a la zaga a otros muchos… Como peón es flemático y amigo de su comodidad… Es buen banderillero y cuando por milagro tiene voluntad para trabajar, ejecuta pases admirables y perfectamente completos y da volapiés que ni pintados. No hará más de lo que ha hecho, pero difícilmente perderá las simpatías de la verdadera afición”.

Deverval. “El mejor espada, Frascuelo”. ¿1887?  


Currito. Vive de sus rentas y ha ganado los parneses, primero, por llamarse Cúchares, y segundo, por ser más antiguo que Frascuelo. Por lo demás, hoy como ayer, ayer como seguramente mañana, nada nuevo ha de enseñar, y eso que bien poco ha enseñado en su larga carrera artística. Es muy corriente eso de oir decir que no quiere, pero los públicos se han convencido de que saber tanto y tener siempre la sabiduría escondida, es lo mismo que hacer disparos con la carabina de Ambrosio”.

A.  E. Darrabán. “Recortes y capotazos”. 1891


Francisco Arjona (Currito) 

Al principio fue un torero 

muy artista y muy valiente; 

por demás inteligente, 

y de sobra marrullero. También sabe el mundo entero,

 que si alguna vez quería 

ovaciones conseguía 

como los diestros mejores, 

y con los toros peores 

demostraba su valía

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902


“Apartábase por entero del toreo alegre, bullanguero, degenerador en chocarrero en ocasiones, de su padre, y parecía haber adoptado o pretender imitar la factura severa y reposada de Manuel Domínguez. Recibía toros con bastante limpieza, daba grandes volapiés, su capote era elegante y artístico, su muleta eficaz y adornada, su figura arrogante y simpática, hermosa su cabeza rizosa e inteligente, su valor sereno y constante, su afán de complacer a los públicos manifiesto, ayudábale en mucho el heredado nombre de su padre, y puede decirse que sus comienzos de lidiador de cartel los tuvo entre las lisonjeras áuras de la popularidad… Su apatía, que después de acentuó haciéndose proverbial, ya comenzaba a apuntar en la temporada de 1871… Currito fue, durante toda su vida torera, muy querido del público de Madrid… Es más, Currito fue uno de los espadas predilectos de Madrid… Sus apatías proverbiales, su moruna indolencia, su indiferencia persistente, hiciéronle verse alejado de Madrid en ocasiones. Siempre que regreso a ella fue recibido con aplauso y simpatía… La aparición de Cara ancha en los circos, y su revelación inmediata como un torero de primer orden, coincide con el aumento de apatía de Currito… Es indudable que la revelación de José Sánchez del Campo causó impresión en el ánimo de Francisco Arjona Reyes".

El Bachiller González de Rivera. “Francisco Arjona Reyes, Currito”. Biblioteca Sol y Sombra. 1913 

Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com


"Llegó a matar toros con valor y arte antes de cumplir dieciocho años... Su padre (Curro Cuchares) le incorporó a su cuadrilla... A caballo, en la faena de campo acosando y derribando reses, su especialidad es reconocida por todos... En el redondel, como espada, dice el señor Velázquez, y es verdad: Arjona Reyes, en su toreo, marca el tipo seco y bravo de Montes y Domínguez, separándose de la escuela de movimiento de Cúchares y el Tato… Nosotros, en vez de usar la palabra escuela, hubiéramos dicho estilo. No sabe tanto como su padre, pero en el redondel guarda mayor formalidad y compostura... Si de aquél no ha aprendido nada, no es suya la culpa ciertamente, en primer lugar, porque Cúchares tenía un juego especial con la muleta imposible de ser enseñado ni comunicado a nadie; y además, porque Currito ha adoptado un toreo más serio, un toreo verdad...Nosotros, al aconsejarle que no se aparte de la buena senda, le reprendemos duramente su flemática parsimonia en la mayor parte de los casos...¡Qué tiempo pierde muchas veces! ¡Cómo aburre a los toros y al público!... Y en cambio en otras ocasiones, ¡qué pases tan limpios y completos! ¡Qué estocadas tan por derecho!... Si Currito estuviese siempre queriendo, pocos se le pondrían por delante; pero no quiere, y esto le perjudica… Le falta la sangre de su padre, que en el hijo tiene más linfa"  

José Sánchez de Neira. "El Toreo. Gran Diccionario Tauromáquico", 1879




Fernando Gómez García, EL GALLO (1847-1897)



Fernando Gómez García, el Gallo, padre de Joselito, en pie a la derecha de la fotografía, junto a Diego Prieto (Cuatro Dedos), Francisco Arjona Reyes (Currito) y Antonio Carmona (El Gordito)

En en momento de esta fotografía, Fernando era banderillero en la cuadrilla de El Gordito





Fernando el Gallo, en la placita de la Huerta del Algarrobo, contempla como su hijo José monta un palo para simular la suerte suprema, con su hermano Fernando haciendo de toro















Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com

Fernando el Gallo ejecutando su famoso "Cambio de rodillas"



Dibujo publicado en el semanario La Nueva Lidia, 13 de Octubre de 1884


De izda. a dcha.: Fernando Gómez el Gallo, Manuel García el Espartero y Francisco Arjona Reyes, Currito

Retrato publicado en El Toreo Cómico de 06/04/1891






Retrato de estudio de Fernando Gómez el Gallo con la muleta plegada




 Grabado de Fernando Gómez (Gallito chico)


Retrato de Fernando Gómez


Retrato de Fernando Gómez (El Gallo), publicado como portada del semanario El toreo cómico
del 6 de Abril de 1891

Retrato de Fernando el Gallo publicado en el semanario El Ruedo, 31 de Marzo de 1955


Fernando Gómez (Gallito) en el semanario La Lidia. 1884


Fernando Gómez (Gallito) en el semanario La Lidia. 1897


Fernando Gómez (Gallito) en el semanario La Lidia. 1890

La marisma es un ruedo sin fronteras.
Es la plaza de toros donde Fernando el Gallo
le corta las orejas al toro de San Lucas.

Aquilino Duque


No quiero carne del toro

que Lagares no mató;
la quiero del de Gallito,
que vivo se lo dejó.

Copla sobre la novillada del 18 de junio de 1871, en Sevilla.



"Esta suerte (el cambio de rodillas) ha sido siempre ejecutada con gran fortuna por Fernando Gómez el Gallo"


                                                                                                              Rafael Guerra Guerrita


"Vamos a sentarnos en el estribo a ver torear"


                    Lagartijo a Frascuelo, ante el toreo de Fernando el Gallo


"El torero que no sabe torear a una mano es torero de plazas sin palcos"

Fernando el Gallo


“El Gallo fue notable banderillero sevillano, de la escuela del Gordito. Tiene demasiadas aficiones al toreo andaluz, su muleta es muy bonita en ocasiones y le faltan condiciones físicas para poder llevar a la perfección la suerte de matar”.

Deverval. “El mejor espada, Frascuelo”. ¿1887?  

Gallito. Domina el arte, demuestra saber y conocimientos nada comunes en la lidia de reses bravas, personificando en sí la buena escuela sevillana. La habilidad se manifiesta allí donde se encuentra toreando; su larga práctica le ha iniciado en el conocimiento exacto de las reses y sus transformaciones durante la lidia; tiene, en fin, una cátedra de tauromaquia en la cabeza. Mas con tanta sabiduría, no ha podido sostenerse en primera línea, sitio que debió conservar si se hubiese convencido de que los toros se matan tropezando con ellos, y que los matadores que en la suprema suerte guardan para sí todas las ventajas, solo consiguen aburrir a los públicos en desprestigio de una reputación a dura costa adquirida. Y no sirve argumentar con la carencia de facultades, que para suplirlas están la habilidad, la vista y la inteligencia”.

A.  E. Darrabán. “Recortes y capotazos”. 1891


“Fernando Gómez (El Gallo). Matador muy campechano, muy elegante y muy fino. Representante genuino del toreo sevillano. Con el quiebro de rodillas ha adquirido gran renombre. Cuando lo ejecuta, es hombre que saca de sus casillas por completo al mundo entero. Pero, en cambio, estoqueando no suele quedar Fernando muy bien… Cuando quiere trabajar, no se le pone delante nadie”. 

Francisco Soto Fernández. “Perfiles taurinos”. 1896

 "La especialidad de este torero privilegiado fué siempre el quiebro de rodillas; y es verdaderamente solemne el momento en que al partir el toro hacia el bulto que se le ofrece en actitud tan expuesta, se ve al lidiador esperarle con maravillosa sangre fría... que en cuanto llega a la jurisdicción le señala la salida hacia un lado y recobra al punto su primitiva posición. Si todos los aplausos que escuchó el Gallo al ejecutar esta suerte se hubieran convertido en monedas, Fernando sería hoy el millonario más grande del mundo."


Pan y Toros, 1 de marzo de 1897


"Fernando Gómez deja una suerte suya propia, que ensayó y practicó siendo pequeño, como queda indicado, en el corralón del toril, que nadie ha ejecutado con la precisión que él, entusiasmando a los públicos: el cambio de rodillas, que muchos llamaron la suerte del perdón, porque con ella conseguía borrar ante los públicos alguna faena desgraciada ejecutada anteriormente. Fue el Gallo un banderillero notabilísimo, un lidiador que supo adornarse como pocos en todas las suertes de capa, que ejecutó largas magistrales, que corrió a los toros por derecho y que hizo con ellos cuanto hayan podido efectuar los más afamados diestros de todos los tiempos... Manejó la muleta con gran elegancia y soltura"

La Lidia

Fernando Gómez (Gallito) 

Con palos, capa y muleta 
un torerazo, un maestro; 
pero pinchando este diestro 
manejó mal la escopeta. 
A veces llegó á la meta 
con faenas superiores, 
como diestros anteriores; 
bregando hizo maravillas, 
y quebrando de rodillas 
fue el mejor de los mejores.

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902  

"Fue El Gallo un banderillero notabilísimo, un lidiador que supo adornarse como pocos en toda la suerte de capa; ejecutó largas magistrales, corrió a los toros por dentro e hizo con ellos cuanto hayan podido efectuar los más afamados diestros de todos los tiempos. Manejó la muleta con una gran elegancia y soltura y fue, en una palabra, uno de los diestros que mejor ha conocido y practicado el arte de torear, al que imprimió siempre especial clasicismo... Tenía Fernando aquel quiebro de rodillas maravilloso, que nadie hizo como él antes ni después, ni pareciéndosele siquiera. Sus quites a medio capote, sus recortes de cadera consintiendo con el cuerpo un repertorio de torero finísimo y diestro. Por eso fue una estrella de primera magnitud...Hizo de su casa de Sevilla una universidad taurina, y en ella se discutieron por inteligente a toreros pasados y presentes" 


Biblioteca Sol y Sombra. Volumen XIII. 1908

"Yo le recuerdo perfectamente. Yo presencié sus triunfos y sus descalabros en la  Plaza de Madrid; yo le ví mantenerse junto a Lagartijo y Frascuelo, ocupando el tercer lugar en los carteles, no una, sino varias temporadas siguientes… Nunca compitió con ellos. A nadie se le ocurriría jamás, discutir el toreo de Fernando frente al toreo de Rafael. Y, sin embargo, mi memoria aún trae a mis felices recuerdos, faenas de muleta de eminentísimo valor, notables por su elegancia y maestría, que quizás no superó nunca Lagartijo… Gallito inventó el cambio de rodillas; Gallito banderilleaba con suprema habilidad; Gallito, de tarde en tarde, hería a los toros en las agujas, consumando el volapié como el mismísimo Costillares… Pero Gallito no era Lagartijo. Ni el mismo alimentó nunca la idea de colocarse al nivel del gran maestro de Córdoba."

José de la Loma, Don Modesto. "Desde la barrera", 1910


"... El Gallo, diestro que si no era inferior a José Sánchez (Cara-Ancha) en la brega, lo era inferior a todos con el estoque pues no ha habido matador a quien se hayan echado más toros al corral y que mayores gritas haya sufrido como estoqueador, siendo un maestro del toreo... Las faenas adolecían de nulidad con el estoque, aunque no de brillantez con la muleta... Tenía Fernando aquel quiebro de rodillas maravilloso, que nadie hizo como él... sus quites a medio capote, sus recortes de cadera, consintiendo con el cuerpo. Un repertorio de torero finísimo y diestro, que de haber sido matador, que jamás lo fue, salvo en contadísimas ocasiones... hubiéranle hecho una estrella de primera magnitud... Limpio siempre con el capote, paradito, atrevido y viendo llegar como pocos; al trastear las reses, en la hora de la muerte, se crece pasando, y siempre es aplaudido con justicia. Más desigual es hiriendo, atribuyéndolo unos a su escasa estatura y otros al cuarteo que hace al arrancar, que por cierto, en la mayor parte de los casos, no es tan exagerado como el de otros"


Juan Guillén Sotelo (El Bachiller González de Ribera). "La torería de hogaño". 1913


"Reconozco en él a un torero teórico, al conocedor de las condiciones de los toros, al excelente banderillero y quebrador de rodillas, y pare usted de contar... Ahí están las revistas de su tiempo a la disposición de quien quiera anotar los pocos aciertos que cuentan del padre de los cañís...No. No pasaba de ser lo que hoy llamamos un torerito. Mañosillo, bullidor, inquieto de pies, prudente y alivioso...No llegaré hasta asegurar que era un cualquiera, pero sí que la fama de que hoy goza su memoria, no está justificada"   


F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914

"... obteniendo ruidosos triunfos con el capote con el que practicaba con excelente estilo y arte toda clase de suertes; con las banderillas y con la muleta, y fracasando casi siempre con la espada, el hombre se hizo de un buen cartel, toreando muchas corridas... Fernando el Gallo fue uno de los toreros que más a fondo conoció el oficio, hasta el punto de que ha llegado a calificarse como el mejor teórico que ha existido en Tauromaquia, y por eso todos sus discípulos llegaron a ser excelentes toreros, el primero Rafael el Guerra, que siempre reconoció –pese a su orgullo- lo mucho que había aprendido al lado de el Gallo”.

Carlos de Larra, Curro Meloja."Grandes maestros de la Tauromaquia". 1945


"Fue un toreo fino y de vasto repertorio; hizo del cambio de rodillas con el capote una verdadera creación; teóricamente, no hubo maestro que le aventajara, tanto por sus conocimientos como por el don especial que tuvo para inculcarnos a sus discípulos, y cuantos aprendieron a su lado –empezando por Guerrita- supieron aprovechar sus enseñanzas… El Gallo, fue, en suma, un maestro insuperable, un excelentísimo torero y un deplorable matador"


Don Ventura."La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951

"Fernando Gómez fue un toreo de un instinto plástico infalible y de un juego de capa bellísimo. Inventó el célebre quiebro de rodillas dado a toro levantado, que Joselito tenía que inmortalizar. Con la capa, con decir que fue más elegante que Cayetano Sanz y más adornado y exuberante que el propio Lagartijo, está dicho todo. Sostuvo siempre el mérito de torear a una mano... Su toreo fue un toreo de manos, prodigioso, con un toque mágico, asistido por toda la angelería andaluza"

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Conocí esta suerte (el cambio de rodillas) con el capote a través de Fernando Gómez el Gallo, gran torero sin sobra de valor, que la ejecutaba muy confiado, a pesar del riesgo que entraña. Arrodillado, aprovechaba un viaje del toro al salir del chiquero o le citaba previamente; cogida la capa a dos manos, muy cerca de las puntas, casi tapándose un poco a la derecha, sacaba la capa y el toro por la izquierda; también lo hacía a veces por el otro lado, y, con más facilidad, en el terreno cercano a la barrera, sacando el toro por el de afuera. Revisteros y público le llamaban indistintamente cambio o quiebro de rodillas"

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955

"¡Si este Gallo tuviera valor!", decíase de Rafael, como se dijo de Fernando el Gallo, su padre. También éste de higos a brevas, cuando era una pura breva el toro, tocaba en la cuerda de lo genial. Cuentan que un día, en presencia de un toro a la medida del Gallo padre, Lagartijo indicó a Guerrita un sitio a su lado para sentarse en el estribo: "¡Ahora, tocayo, vamos a ver torear de muleta!" Otros cuentan que fue Guerrita quien dijo al Espartero: "¡Acúlate en la valla, que ahora vamos a ver torear!"

César Jalón. "Memorias de Clarito". 1972


"El Gallo fue un diestro -nunca mejor empleado el vocablo- que supo adornarse como pocos en todas las suertes de capa, ejecutando especialmente largas magistrales, banderillero notabilísimo, muletero de notable y elegante repertorio y, en suma, uno de los que mejor ha conocido y practicado el arte de torear, aunque flaqueaba un tanto a la hora de la verdad"


Rafael Ortega Gómez, Gallito. "Mi paso por el toreo". 1979


"Destacaba como banderillero y también por su arte y maña con el capote frente a reses difíciles, alcanzando gran vistosidad y alegría...¿Qué aporta el señor Fernando el Gallo a la tauromaquia de su tiempo? Ante todo, el cambio de rodillas con la capa, verdadera creación suya que supo convertir en quite del perdón, recurso hábil que otros toreros aprendieron... En segundo lugar un acervo de conocimientos taurinos, muchos de los cuales pasaron a su discípulo Guerrita...En tercer lugar es el padre de Rafael y de Joselito... Hay otra contribución, pero negativa: la irregularidad, el espectáculo del miedo, la oposición dialéctica entre el arte y la vergüenza torera, como si fuesen cualidades incompatibles, que luego han retomado como cosa suya algunos toreros... A semejanza de su hijo Rafael, cuando estaba bien era insuperable; cuando estaba mal, no podía ser más desastroso. Pero tanto en unas ocasiones como en otras, la gracia estaba presente" 


Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989


“Fernando, El Gallo, inventó el cambio de rodillas con el capote, fue torero pródigo en adornos pero muy deficiente con el estoque… Su vida torera está plagada de altibajos... Fracasa en 1885 y en 1887. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones físicas, en 1888 realiza algunas faenas que le proporcionan considerables halagos en crítica y público”

Jorge Laverón. "Historia del toreo". 1996

"Fernando el Gallo, toreando de capa llegó a competir con Lagartijo, al desplegar a una mano una creatividad espontánea y sorprendente. Ante la majestad de la larga solemne, cordobesa, de Lagartijo, la capa de Fernando el Gallo flameaba en ostentación de una inventiva riquísima, barroca... Fernando el Gallo creó un arte personal, un amplisimo repertorio, basado en el último momento de la larga, del modo de recortar a una mano...recortes en que cambiaba la capa de mano, o pasaba la mano que la llevaba por encima de la cabeza; recortes en que giraba sobre los pies, dando una vuelta a veces en favor de la embestida, a veces en contra, envolviéndose en la capa largamente a la manera del molinete... El cambio de rodillas... fue acoplado con inteligencia por Fernando el Gallo a su personalidad torera, poco arrojada. En sus tardes desafortunadas... durante la suerte de varas del último toro de un compañero, se ponía de rodillas y ejecutaba el cambio, ejecutaba el milagro. Porque cambiaba no únicamente al toro en aquel momento,sino daba un cambio a la tarde misma... borrando el desastre con un solo lance. Con el quite del perdón,  tan esencial a su vida de torero"


Robert Ryan. "El toreo de capa". 2012





José Sánchez del Campo, CARA-ANCHA (1848-1925)
Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com

"¡Vaya si es diestro bonito, / y de gracia y de presencia, / en la taruomaquia ciencia / Don Pepito! / Lo mismo en lances de capa / que en el quiebro, sus primores / no tienen competidores / en el mapa"

Dibujo de Redondo y texto publicaos en El Toreo Cómico de 03/12/1888




Dibujo publicado en La Nueva Lidia, 15 de Noviembre de 1885

Este hombre del casino provinciano
que vio a Cara Ancha recibir un día.

  Antonio Machado
                         

"El gordo más fino que conociera el arte de torear con arte- maestro de Antonio Fuentes"

                   César Jalón, Clarito. "Memorias"

Durante mucho tiempo, Cara-Ancha encontró graves dificultades para ejecutar correctamente esta suerte. Los sucesivos intentos culminaron, por fin, una tarde madrileña, el 19 de junio de 1881, ante el toro Calceto, de la ganadería de Aleas: ésa fue la cumbre más gloriosa de toda su vida taurina.

"Estudié la suerte (de recibir), la ensayé de salón... ¡Si usted me hubiera visto en los cuartos de las fondas, ante los espejos de los armarios de luna! ¡Era cosa graciosa! Parecía un loco. La había ensayado antes en las plazas, pero no a mi gusto... Y, un día, me salió un toro de Aleas, grande y bravo, que me tomó bien la muleta, y sentí un escalofrío, comprendí que la suerte estaba allí: le metí el pie y le pinché en hueso. El encontronazo fue tremendo, pero le vacié bien y no perdí terreno. Me enardecieron las palmas, siguió el toro tomando bien la muleta y, al cuadrarme de nuevo, le metí el pie otra vez, fijo nada más que en la mano izquierda; cuando vi la cabeza en la muleta, doblé la mano, pasó el toro y sentí la mano derecha en el morrillo y el aplauso del público. No me moví del sitio, giré sobre los talones y vi que el toro llevaba el estoque en la cruz y hasta las cintas. Cuando el toro aquél caía, un momento después, pareció que me descargaban de un peso. Y era que, lo que yo había soñado, gracias a Dios, pude hacerlo"

Carta de Cara Ancha a un amigo, recogida por José María de Cossío

“José Sánchez del Campo (Cara-Ancha). Nos abstenemos de formular juicio exacto como matador, por el poquísimo tiempo que lleva figurando como espada. Es joven, tiene buena estatura y continente desenvuelto para las suertes que intenta practicar, que no pocas veces deja de hacerlas con lucimiento. ¡Quieran los cielos que concluya su carrera hasta alcanzar el glorioso nombre de matador de toros consumado!”  

 José Santa Coloma. “Apuntes biográficos de los matadores de toros”. 1877


"Es un mozo que lleva pocos años de matador, y que por tanto su historia es corta…Pero en cambio es buena... Quedó incorporado definitivamente a la cuadrilla de el Gordito... Mucho aprendió con éste, llegando sus visibles adelantos hasta tal punto, que en la suerte de banderillas se hizo notable, aun al lado de aquél, que no puede dudarse es en ella un maestro aventajado... En esta suerte de banderillas es fino, sereno, y sabe entrar a tiempo y salir tranquilo, distinguiéndose más quebrando que cuarteando, y mucho más de esta última manera que sesgando...Mejore la muleta, renuncie por completo a esos mal llamados pases que los ignorantes califican de cambiados, y que no son más que una mixtificación de los verdaderos; desoiga a los necios que se los aplauden, y algún día nos dará las gracias... Evite el cuarteo al meterse, y salga rectamente en los volapiés, como él sabe hacerlo cuando quiere: que no lo olvide, y el arte contará con un espada inteligente, hoy que por desgracia van faltando.”

José Sánchez Neira. "El toreo. Gran diccionario Tauromáquico"Madrid,1879

"José es hoy banderillero de los de punta, que llega bien, sale sereno y se distingue quebrando. Como matador, principia haciendo concebir esperanzas á los inteligentes imparciales, que de seguro no las verán defraudadas, si corrige algunos defectos que se le notan, y procura tirarse siempre en corto y por derecho, lo que creemos le será fácil conseguir, dado el poco uso que de los piés hace en el trasteo de las reses... En la temporada que acaba de terminar ha ejecutado multitud de veces la suerte de recibir con perfección y desembarazo"

J. Sánchez Lozano. "Manual de Tauromaquia".Sevilla, 1882


Cara-Ancha, joven espada de grandes esperanzas en la primera época de su aparición en el redondel, con bonito y elegante capote, brillante banderillero de la escuela del Gordo, y que se distingue casi siempre quebrando, cuarteando y sesgando. Tuvo una corta temporada como matador, en la que se aproximó mucho para ocupar un preferente puesto entre sus compañeros, pero poco después se le vio un tantico achicado, cosa a la verdad incomprensible, no habiendo debilitado repetidas cojidas su valor y arrogancia. Cuartea mucho al tirarse a matar y su bonita muleta en algunas ocasiones, es en lo general susceptible de radicales mejoras”.

Deverval. “El mejor espada, Frascuelo”. ¿1887?


Cara-ancha. Lástima que este simpático diestro después de aspirar a todo lo más alto haya venido a parar a lo más bajo (en el toreo). Pudo llegar arriba con un poco más de afición y un poco menos de orgullo. Parecía natural a juzgar por el comienzo de su carrera que habría conseguido, por lo menos saber torear, y sin embargo concluye ignorando el por qué de la muerte de los toros”.

  A.  E. Darrabán. “Recortes y capotazos”. 1891


José Sánchez del Campo (Cara-ancha) 

Discípulo del Gordito

como él, ya está olvidado, 

aunque fué muy celebrado 

por su toreo bonito. 

Con la capa no era un mito, 

recordaba á Cayetano; 

fué la muleta en su mano 

de la finura el emblema, 

y de la suerte suprema 

fué partidario este anciano.

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902


“Perfeccionado como banderillero, maestro del quiebro, elegantísimo en sesgos y cuarteos, hábil y preciso en la media vuelta y al aprovechar, peón de brega, inteligente, activo y fino, el torero ya estaba hecho en 1873, cuando Cara ancha se separó de la cuadrilla del Gordito; Antonio Carmona, matador deficiente, no podía enseñarle a estoquear”

"Lagartijo, sin saberse el por qué, no veía con buenos ojos al torero de Algeciras, y exteriorizaba su antipatía… Molesto Cara-ancha por esta antipatía infundada, anhelando subir y llegar, si no aceptó claramente la competencia, al menos dejaba que sus amigos le presentasen como contrario de Rafael… de justicia absoluta es el decir que la razón y la energía prudente y seria estuvieron de parte de Cara-ancha".

“Fui banderillero, fui matador, tuve cartel; toreando con aquella gente, con aquellos, ya me entiende usted, me había hecho un puesto… pero yo quería más, algo que sobresaliera, que no hicieran ellos; algo que me diese personalidad, que fuese mío. Rafael no recibía. Salvador lo hacía muy imperfectamente, aunque con un valor asombroso como el derrochado en todo cuanto realizaba. De los demás, el Gordo alguna vez, muy desfigurada la suerte también. Bocanegra, enfermo, la practicaba poco, aunque era quien mejor la hacía, de quien yo aprendí. A Domínguez le alcancé en la decadencia completa… Estudié la suerte, la ensayé de saló. ¡Si usted me hubiera visto en los cuartos de las fondas, ante los espejos de los armarios de luna! ¡Era cosa graciosa! Parecía un loco. La había ensayado antes en las plazas, pero no a mi gusto... Y, un día, me salió un toro de Aleas, grande y bravo, que me tomó bien la muleta, y sentí un escalofrío, comprendí que la suerte estaba allí... lo que yo había soñado, gracias a Dios, pude hacerlo"

Juan Guillén Sotelo (El Bachiller González de Rivera). Biblioteca Sol y Sombra. Volumen XV. 1910

Cara ancha era un torero que tenía eso que llaman sabor clásico, completo, animoso, gallardo, lucido; practicaba suertes que son siempre de gran visualidad y lucimiento; ensayaba con perfección creciente la suerte de recibir, por la que suspiraban tantos aficionados; lleno de emulación y confianza en sí no le asustaban las grandes figuras de Rafael y Salvador; desde su alternativa se colocó en primera línea y produjo expectación, tuvo núcleos suyos y despertó entusiasmo. Y todo ello producido por sí mismo, debido a su propio esfuerzo. En el gran torero de Algeciras no había simpatías heredadas por sucesión en una dinastía gloriosa del toreo. Era él solo quien a pulso, paso a paso, se labraba su reputación, y desde el primer momento con el veto del bando lagartijista, que, chico o grande, vió en él un enemigo.

Juan Guillén Sotelo (El Bachiller González de Rivera). Biblioteca Sol y Sombra. Volumen XIX. 1913


"Colocado de frente, recogida en ambas manos, casi juntas, la esclavina del capote ,un capotillo que apenas pasaba de las rodillas del espada, hacía el cite, cargaba la suerte sin abrir la tela, sino trayéndose al cuerpo, con el capote plegado, a la res, y en el centro de la suerte, cuando tenía los toros en la faja, desplegaba en el lado de la salida y despedía, recogiendo al revolverse el toro con la misma mano, para repetir lo hecho"

Juan Guillén Sotelo (El Bachiller González de Rivera). "La torería de hogaño". 1913. (sobre su manera de ejecutar la verónica)


"Educado por el Gordito y Bocanegra, sacó del primero la habilidad para banderillear, y el segundo le transmitió guapeza para desafiar a los toros y recibirlos... En el haber de su balance de matador, figura esta suerte, ejecutada muchas veces con plausible acierto...Toreaba, además, de capa con los pies juntos y clavados en el suelo, y con el capote cogido por el cuello de la esclavina... En el quiebro superaba a su maestro y competía con Lagartijo. Con su muleta pequeña  clásica, aunque no exenta de desplantes, daba lo suyo y sostenía su categoría... Lo malo ¡ay! eran las desigualdades de su trabajo, los días de desaliento y de cansancio... Desgraciadamente, una prematura obesidad cortó de raíz y en flor las ilusiones del hombre y del torero"

F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914

"Excelente torero, que no dejó en la Historia más viva estela porque de su época son cegadores los destellos de aquellos dos colosos que se llamaron Lagartijo y Frascuelo... Como era muy valiente y tenía gran voluntad e inteligencia, manejaba la capichuela con excelente y clásico estilo; banderilleaba estupendamente por los dos lados, practicando el quiebro casi también como su primer maestro (el Gordito),  y manejaba la muleta con igual arte que el capote, aunque era deficiente matador –grave defecto entonces, que fue corrigiendo-... Perjudicó mucho a Cara-ancha su tendencia a la obesidad, que le costó graves cornadas y le restaba agilidad y gracia ante las reses"  

Carlos de Larra, Curro Meloja. "Grandes maestros de la Tauromaquia". 1945

"Nos toca ahora ocuparnos de un notable torero, de un gran torero con la capa, de un sobresaliente banderillero, de un muletero clásico y de un buen matador a ratos, en alguno de los cuales ejecutó concienzudamente la suerte de recibir. Lo que pasó fue que no fueron ligados sus triunfos, como corresponde a una primera figura... Pronto se advirtió que era éste un matador flojo, y no porque dejara de poner en la ejecución de la suerte buenos deseos, sino por defectos derivados tal vez de su crasa naturaleza, pues siempre tuvo en la obesidad el mayor obstáculo para la eficaz interpretación de la suerte de matar... Ausente tres años de la plaza de Madrid, al reaparecer en 1881 puso en juego todo su amor propio, y no sólo abrillantó su trabajo, sino que dio en practicar la suerte de recibir con singular perfección" 

Don Ventura. "La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951


"Cara Ancha fue un torero brillantísimo. Con la capa era muy elegante, y toreó a la verónica al modo de la época, como sólo había toreado Cayetano Sanz... Con las banderillas clavó como los mejores banderilleros del siglo pasado, y fue asimismo un excelente torero en los trasteos de muerte. Como matador, a partir de 1881, empezó a prácticar la suerte de recibir, lo que le ocasionó innumerables percances... En cuanto a percances, fue, después de Frascuelo, el torero más desgraciado de esta época, y siempre tuvo el pundonor de entrar por su pie en la enfermería"

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Dentro se su época, Cara-Ancha es, después de Lagartijo y Frascuelo, el toreo que más gustó, y a mí de forma extraordinaria... Le acompañaba la figura, pues era alto y de gesto lleno de simpatía y bondad. Toreaba muy bien de capa, lo mismo a la verónica que a la navarra, tijeretas, etc; banderilleraba al cuarteo, y, sobre todo, cambió perfectamente, citando con las banderillas altas y echándole guapeza a la suerte; excelente muletero, solía empezar sus faenas con un cambio muy solemne; no fue su fuerte la espada, pero practicó con frecuencia y perfección la suerte de recibir... Cara-Ancha pudo no ser una primerísima figura; pero anduvo entre ellas sin desentonar, como si lo fuera"

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955

"La suerte comienza a favorecerle al ser protegido por el marqués de Albentos y por el Gordito, en cuya cuadrilla ingresa y destaca pronto como banderillero. Menos vistoso que el maestro, realiza quiebros y parea con mayor elegancia y majestad... Banderillero maestro, elegantísimo, preciso e inteligente hasta la genialidad lo define Cossío... ¿Qué aporta y qué significa Cara Ancha en la historia del toreo? En lo técnico, un modo de lancear de capa lleno de dignidad, empaque y gracia. Tomaba el capote muy cerca de la esclavina y daba la verónica de frente y con los pies a menudo juntos. Con las banderillas era brillantísimo. A todo lo que había aprendido del Gordito añade un sentido más serio y responsable. Lo mismo sucedía con la muleta. Con él se fue el toreo fino, serio y reposado que venía desde el hontanar clásico y a la vez romántico de Cayetano Sanz y del señor Manuel Domínguez...Con la espada había sido muy mediano hasta que, llevado de su amor propio, de su afición y de su deseo de hacer las cosas bien, llegó a especializarse en la vieja y clásica suerte de recibir"  

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989

"El torero de Algeciras fue el primero que, a finales del siglo pasado, dio en torear a la verónica a casi todos los toros, lo que entonces se consideraba un abuso"

José Alameda. "El hilo del toreo". 1989


"Formó parte de las cuadrillas de Chicorro y del Gordito. Con éste pasó a Portugal y al lado de este  famoso maestro, aprendió todos los secretos y todas las claves del arte de banderillear. Aprendió, entre otras cosas, a poner banderillas al cambio, con igual precisión que su maestro, pero con más severa elegancia y majestad... Sus quiebros y sus lances de capa, los más perfectos de su época, así como suena, y ni aun malamente imitados por ninguno de los toreros posteriores hasta el día, abríanle las plazas y atraíanle los públicos; sus faenas de muleta, con una muleta que parecía un pañuelo, eran clásicas, reposadas, finas, acaireladas de elegancia y bizarría: arrancaba corto y derecho, pero..., y aquí entra el defecto, Cara-Ancha no cogió la muerte de los toros. No fue un estoqueador certero y rápido" 

Daniel Tapia. "Historia del Toreo". 1992

"Su arrojo se manifestaba de modo especial, por supuesto, a la hora de matar. Según un crítico de la época: al formar la puntería para dar la estocada, ponía un gesto tan duro, arrugando el entrecejo, que bien se conocía su decisión de matar o morir con honra... Sin embargo, el valor no le bastó para dominar la suerte de recibir. Paradójicamente, el colocarse demasiado cerca del toro le impedía realizarla conforme a los cánones"

Andrés Amorós. "Escritores ante la fiesta". 1993 

"Fue Cara Ancha el maestro excelso de la verónica del siglo XIX, el siglo de galleos y largas que no quiso ver torear a la verónica; fue un capotista moderno en una época antigua que aun siendo una gran figura supo de la incomprensión del artista que se adelanta a su tiempo. Cara Ancha... durante veinte temporadas toreó a la mayoría de sus toros a la verónica... siendo la verónica, en su capa, reconocida como la suerte más gallarda y gentil del toreo... La verónica de Cara Ancha fue única en su tiempo, por parada, por templada... Mas también era un lance que recogía el legado de otros maestros: Cayetano Sanz y Manuel Domínguez... Al retirarse Cara Ancha se dijo que con él se iba el último resto de aquel toreo fino, serio y reposado, que tanto enaltecieron Cayetano Sanz y Manuel Domínguez" 

Robert Ryan. "El toreo de capa". 2012



ANGEL PASTOR (1850-1900)




Montaje publicado en lafiestaprohibida.blogspot.com

"Un toreo castellano, / modesto y de inteligencia / que ha recogido la herencia / del célebre Cayetano. / Y que deja muy atrás / a otros maestros... de pega / ¡Si matara como brega / no habría que pedir más!"

Dibujo de Redondo y texto publicados en El Toreo Cómico de 17/09/88


"Ya en 1869 tomó parte en las novilladas de esta Corte, trabajando como banderillero en los toros de puntas, porque bueno es advertir que nunca ha lidiado reses emboladas… En 1871 ingresó como banderillero en la cuadrilla del maestro Cayetano Sanz, quien conociendo la buena disposición del muchacho le hizo figurar en carteles de temporada en Madrid como sobresaliente de espada... Durante los años de 1872 a 1874, en que se le vio adelantar más como torero de inteligencia que como banderillero de primera... El 22 de octubre de 1876, en que tomó en esta Corte la alternativa…Desde entonces ha matado toros en las principales plazas de España, consiguiendo ser aplaudido con entusiasmo al lado de los principales diestros... Málaga, Barcelona y Madrid especialmente, han admirado sus adelantos y presenciado en él al tipo de torero de buena escuela. Fáltale aprender algo, porque decir lo contrario sería adularle y tal vez echarle a perder... Pero si sigue como hasta aquí y va progresando, los que hoy le consideran como una legítima esperanza del arte verán realizado sus deseos" 

José Sánchez Neira. "El toreo. Gran diccionario Tauromáquico"Madrid,1879

“Angel Pastor es y será siempre el simpático matador, querido de todos los que le conocen. Modesto y aplicado, tiene la clásica escuela de Sanz (Cayetano Sanz) y gran confianza en la capa y en la muleta. Como banderillero, era bastante desigual y como matador, si bien ha muerto algunos toros admirablemente, es en general muy desconfiado y receloso y necesita vencer este defecto gravísimo”.

Deverval. “El mejor espada, Frascuelo”. ¿1887?  


Angel Pastor 

Desde el polo al Ecuador 

no vi diestro más simpático, 

aunque á veces fuera apático 

tan modesto lidiador; 

¿quién duda que Angel Pastor pasó con desenvoltura, 

capeó con gran finura, 

clavó los pares al pelo 

y basta ha imitado á Frascuelo 

en alguna pinchadura?

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902  


“Angel fue un torero fino, sobrio, elegantísimo, reposado con el capote; una muleta eficaz, adornada, gallarda, lucidísima, con eso que se llama sabor clásico… En Angel Pastor, el espada fue casi siempre irresoluto, indeciso; por una vez que se confiase, que se fuera detrás del estoque, como dicen los toreros, se quedaba corto nueve… De ahí sus faenas larguísimas… Más decisión con el estoque, y Angel Pastor hubiese sido una gran figura en el toreo. Aun con ese defecto esencial es una figura de segundo orden muy notable y estimada”

El Bachiller González de Rivera. 1910




Luis MAZZANTINI Eguía (1856-1926)








Caricatura de Mazzantini, de la revista "La Caricatura", de 1 de Diciembre de 1884


"... en las sombras de una oficina, / de honra y provecho con un tesoro / y en la arriesgada fiesta taurina / alcanzó pronto renombre y oro./ 

Dibujo de Redondo y texto publicados en El Toreo Cómico de 23/09/1889

Dibujo de Redondo publicado en El Toreo Cómico de 13/04/1891









Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com







"No maneja el capote con soltura, ni gracia, sirviéndole únicamente de poderoso auxiliar para hacer quites oportunos y arriesgados, con tan valiente arrojo como los hacía el inolvidable Frascuelo...; clava de frente las banderillas, y al cuarteo perfectamente, midiendo bien los tiempos, pero débeselo a su fuerza de piernas y elevada estatura en muchos casos; maneja la muleta sin considerarla en toda su importancia, aunque siempre la utiliza con gran golpe de vista, en oportuna defensa; para menos de lo que hay derecho a esperar de él, por más que últimamente ha dado pases a pie quieto, de mérito indisputable, y en cuanto a matar, lo hace comúnmente arrancando o a volapié; pero, ¡de qué manera! Colócase en línea recta con el testuz del toro, ármase con elegancia y lía con soltura, formando una figura que nos recuerda la de Pedro Romero pintada por D. Juan de la Cruz Cano, arrancándose rápidamente y consuma el volapié de tan magistral manera, que no pudo soñarlo su inventor… No hay que pedirle que reciba toros, que esa admirable suerte la han olvidado todos los modernos toreros”

José Sánchez Neira. "El toreo. Gran diccionario Tauromáquico"Madrid,1879

Mazzantini, es matador que en corto tiempo ha alcanzado gran renombre, trocando el frac del señorito por la coleta del torero… Su ascenso a matador ha sido tan rápido como el deseo de obtenerle… Es trabajador y entusiasta por el toreo; lentamente va aprendiendo lo que no ha tenido tiempo de ver y ejecutar como peón y en la hora de matar, pasa regularmente, algunas veces bien o mal y siempre a su manera; pero se tira de verdad y consuma el volapié con extraordinaria limpieza y como pueda consumarlo el diestro más encopetado y principal”.

Deverval. “El mejor espada, Frascuelo”. ¿1887?   


“Mazzantini. Nació de la nada del arte… y deslumbró a los incautos, a las mujeres… y a los malos aficionados. Se hizo matador de toros confiando en sus piernas, sin conocer siquiera las querencias naturales, cosa que aprenden los principiantes en la primera visita a un tentadero. Muere de la nada como nació, y hoy no es más que un diestro buen mozo, que viste muy bien y habla mejor… cosas con las cuales no pueden ajustarse 40 corridas de toros que le hacen mucha falta”.

A.  E. Darrabán. “Recortes y capotazos”. 1891


“Luis Mazzantini. Empezó matando mucho y toreando muy poco: con el estoque un gigante y con la muleta un trompo. Después cambiaron los términos bastante, aunque no del todo, y con el trapo soltóse y el sable quedó algo corvo. Así sigue. Así torea muchas corridas de toros, y su capotillo es siempre la providencia de todos”.

Francisco Soto Fernández. “Perfiles taurinos”. 1896


“Comenzó en el toreo dando estocadas soberbias de tal manera, que bien pronto su nombre corrió de boca en boca… Bien puede asegurarse que comenzó por donde muchos no lograron concluir. Su presentación en los cosos taurinos fue un verdadero acontecimiento… Desde que comenzó a pelear con toros fue el más discutido también… Su toreo adolece de deficiencias. No ejecuta faenas artísticas con el capote ni hace primores con la muleta, pero no por esto deja de obtener tantos aplausos como cualquiera de sus compañeros de profesión y muy especialmente en la ejecución de arriesgadísimos quites. Estoqueando raro será el que le haya superado… tanto por la manera de perfilarse como por la de entrar en la cara de sus adversarios y clavar los estoques en todo lo alto… Las excepcionales condiciones de Luis no se reúnen con mucha facilidad”.

 Leopoldo Vázquez. “Biografías de toreros”. 1900


"Su estatura, sus facultades físicas y su pundonor le facilitaron de tal modo el dominio de la suerte suprema, que se le citó cual prototipo de matador: su afición creciente le hizo dominar hasta cierto punto la lidia de reses bravas, pero sobresaliendo siempre cual estoqueador, distinguiéndose como director por la cualidad de hacerse respetar en el ruedo y por su actividad más manifiesta en quites, en los que mereció grandes ovaciones por su oportunidad y habilidad… Como estilista taurino es muy deficiente, dejando por igual modo mucho que desear en el manejo de la capa y de la muleta... como matador es uno de los toreros que con más facilidad echan carne abajo y de los más perfectos en la ejecución del volapié, sobresaliendo tanto en la suerte privativa del Tato, que, como aquél, merece el dictado de rey del volapié… En la colocación, en el cruce y en la inclinación mide tan bien los tiempos, que llega siempre sin esfuerzo al morrillo, y sale con limpieza y facilidad del terreno del toro después de consumada la suerte. Pero al tirarse se distancia mucho." 

Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real. "Semblanzas de toreros del día", 1901

Luis Mazzantini 

Con la muleta, aceptable; 
en brega y palos, sereno; 
con el estoque, muy bueno; 
en quites, inimitable. 
Dirigiendo, imponderable, 
tiene mucha ilustración 
y muy buena educación, 
con cuyas dotes don Luis 
recorre todo el país 
ovación tras ovación.

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902  

"Luis Mazzantini, vino a compartir con Rafael y Salvador las simpatías, la admiración y los aplausos... ¿A qué obedecía el entusiasmo con que la afición acogió el nombre del nuevo astro?...¿Era Luis Mazzantini un torero tan perfecto que eclipsara las gallardías de Lagartijo y el arrojo, casi temerario, de Salvador?... No, ni mucho menos; Mazzantini jamás ha sido torero. En sus manos, el capote y la muleta resultaban un objeto de puro adorno, complemento de indumentaria y nada más… La clave de aquel éxito portentoso, estribó en la elegancia de Luis cuando se perfilaba a dos pasos de la fiera, y en el valor con que arrancaba a herir, cruzando los brazos con matemática exactitud al consumar la suerte del volapié; la ejecutaba con tal maestría, con precisión tan grande, que rara vez se vio en la necesidad de repetir para acabar con la existencia de sus feroces adversarios. No era torero, pero sí un excelente matador de toros"

Biblioteca Sol y Sombra. Volumen X. 1907


"Mazzantini llegó a hacerse torero, corto y basto, pero seguro... Fue también un inmejorable director de lidia, conocedor de las suertes y de los toros, y su capote oportuno, decisivo y de extraordinaria valentía para los quites aguantando, no reconoció otro rival que el de Frascuelo... Los pases naturales, los verdaderos pases, los más difíciles, no entraban sino muy rara vez en su toreo, compuesto habitualmente de telonazos de muñeca, alternados con preparados de pecho. Demostraba más pericia toreando de defensa con la derecha a los toros en tablas... Al hablar del matador, hay que rendirle toda clase de honores y calificarle de rey del volapié. El volapié de Mazzantini era absolutamente perfecto, y dentro de esa suerte no puede darse nada más notable y artístico... Pocas veces han podido disfrutar los aficionados de un momento taurino más bello e impresionante. Luis Mazzantini, tirándose a matador, constituía el modelo soñado por un pintor de asuntos heroicos"

F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914

“Las empresas se lo disputaban y los públicos se hacinaban en las plaza para ver a aquel señorito que tan magníficamente daba los volapiés. No se le exigía más; bastaba con esto para admirarle, y, sin embargo, don Luis no hacía mal sus quites de poder a poder y tenían sus pases de frente una factura impecable. Pero lo que más le caracterizaba era su celo y energía en la dirección de la lidia, condición en la que ninguno le ha podido igualar”

Curro Algaba. “Los grandes toreros”. 192-


“No era torero. No presumió nunca de torero, y para él era un problema irresoluble los secretos de la muleta y el capote, que tampoco por ello dejó de manejar con voluntad y eficacia en no pocas ocasiones, y muy especialmente en los quites, sus prodigiosas facultades le permitieron llegar con la tela dónde no llegaban otros”

Dulzuras. “Los grandes toreros”. 192-


“¿Cómo lo hacía yo? Casi no lo sé. Era una cosa de instinto, de seguridad. Me afirmaba sobre los pies, erguía el cuerpo, liaba, metía la muleta en la cabeza del toro, y, resbalando el pie izquierdo, avanzaba yo a tiempo que obligaba a avanzar a mi enemigo. Indudablemente, mi poder estaba en mi mano izquierda, más que en mis piernas. En realidad yo no me he dado perfecta cuenta, a pesar de los 3.500 toros que he despachado, de esta pasmosa y extraordinaria facilidad que yo tenía para matar al volapié… ¿Por qué salía yo tan limpio del viaje? Porque la mitad del viaje la hacía yo y la otra el bicho”

“Los grandes toreros”. 192-

"Con el capote no paso de regular nunca, y lo mismo le ocurrió con las banderillas y muleta. Pero su corpulencia, estatura y decisión le proporcionaron ventajas indiscutibles para matar, cumpliendo esta suerte tan bien como Salvador Sánchez (Frascuelo). Sus volapiés tremendos hacían rodar a los astados contundentemente"

José María de Cossío. "Los Toros". 1943


"Carente de arte, bastote y torpón con capote y muleta, “apuntó”, sin embargo, desde el principio tan formidable estilo de estoqueador que sólo con él logró imponerse, y lo perfeccionó de tal modo con la práctica que hoy la historia le considera, en justicia, como el rey del volapié. El propio “Guerrita”, su rival más enconado algún tiempo, dijo de él que era el mejor matador de toros que había existido... Mazzantini se conservó como gran figura del toreo por la ejecución de sus estocadas, de grandiosa belleza. Aparte de eso, fue un director de lidia notabilísimo, al que, en el ruedo respetaban y obedecían todos. También fue notable, aunque poco vistoso, banderillero" 

Carlos de Larra, Curro Meloja. "Grandes maestros de la Tauromaquia". 1945

"Le llamaron El señorito loco; los toreros se sonreían y guiñaban el ojo detrás de él; pero progresó rápidamente y dio con el secreto de la cruz  maravillosa, limpia, matemática, que hacía al entrar a matar, rendía a los toros con unas estocadas formidables y muy pronto fue mirado con respeto y llamado don Luis... Nunca se pudo esperar nada de él como torero, pues tanto el capote como la muleta le estorbaban en las manos, y sin el prestigio que entonces tenía la estocada y el reclamo que tanto ayudó a elevarle, no habría alcanzado tan alto puesto." 

Don Ventura. "La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951


"Como torero, puede decirse que fue el último gran estoqueador del siglo XIX, y como estilista del volapié, ni la personalidad audaz e incomparable del Tato llegó a su seguridad y su aplomo... Fue un excelente banderillero y un autoritario jefe de lidia. En cambio, tenía un capote acartonado, daba una verónica ajada, triste y lacia, era ingrácil y seco en quites. Con la muleta no tuvo jamás frescura ni sensibilidad"

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Cuando empezó causó verdadera sorpresa su forma de matar. Es el más perfecto estoqueador que he conocido y estimo que el mejor de toda época. Tenía muy  bien cogido el sitio...Imponía verle y oírle decir, con el toro ya cuadrado: "Vamos a ver si es así" y entrar y meter toda la espada por las agujas. ¡Era sólo un momento, pero valía por una corrida!... Con la capa apenas toreaba, si bien con el tiempo llegó a defenderse, como se defendía en las banderillas al cuarteo, y, en sus finales, logró dominar la muleta como castigo, para que le igualasen los toros"

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955

"Mazzantini era uno de los mejores matadores de toros; como matador, no como torero. Era un buen lidiador que preparaba al toro para ejecutar la suerte final. En las tertulias y cafés de entonces, cuando algún otro torero mataba bien, se decía: Lo ha matado como Mazzantini.  Como esta suerte era la fundamental, tuvo un grandísimo cartel"

Rafael Ortega Gómez, Gallito. "Mi paso por el toreo". 1979

"Después de la etapa de Lagartijo Frascuelo, su veteranía y oficio le permitieron destacar muchas tardes al lado de Guerrita, claro está que sólo como estoqueador. Con las telas no hacia sino defenderse sin arte de ninguna clase... Influyó mucho su actitud para afianzar la práctica del sorteo escrupuloso de los toros antes de las corridas. Antes, los mejores eran para el matador de más prestigio, con mayor fuerza ante las empresas. Guerrita estaba furioso por este motivo: "¿Para qué querrá este tío los toros buenos si no los sabe torear"?... Su mayor contribución a la historia de la Tauromaquia, además del tremendo volapié, más eficaz que artístico, reside en la formalidad que trató de imponer en la Fiesta, sobre todo en las relaciones de los toreros entre sí y de éstos con los empresarios y ganaderos"

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989

"Mazzantini era un torero mediocre, pero fue un personaje increíble que representó todo lo inesperado y lo imprevisible de la tauromaquia... Dandy, culto, árbitro de la elegancia y celebrado por el "todo Madrid", resultaba, sin embargo, tosco y torpe con la muleta, en un tiempo en el que su manejo se consideraba esencial; con la capa y las banderillas tampoco pasaba de aceptable, pero fue el más grande estoqueador de toda la historia de la tauromaquia. Cuando se perfilaba frente al toro, sujetando firmemente la espada con su mano derecha, se hacía en la plaza un silencio religiosos. Entraba por derecho, lentamente y marcando los tiempos; clavaba gradualmente la espada mientras "hacía la cruz" con la muleta y vaciaba la embestida, saliendo, impasible y majestuoso, por el costillar del toro; en tres de cada cuatro estocadas, el animal caía fulminado. Mazzantini tenía también una gran prestancia en el ruedo y dirigía las acciones de sus subalternos con autoridad un tanto teatral pero inteligente. Su extraordinaria personalidad suplía con creces las deficiencias de su toreo"

Bartolomé Bennassar. "Historia de la Tauromaquia". 1993

“Como torero, don Luis fue sobre todo un valiente. Uno de los mejores estoqueadores de todos los tiempos. Llegó a cobrar más dinero que ninguno de su época. Dentro y fuera de los ruedos fue un gran señor, respetado tanto por los reyes como por el pueblo llano”

Jorge Laverón. "Historia del Toreo". 1996


PONCIANO DÍAZ Salinas (1858-1897)

Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com

"Pronto de España llegará a algún puerto / y hasta la capital de la nación. / ¿Podremos comprobar si aquello es cierto / y hacerle una ovación? / Es el rey del toreo mejicano, / según nos aseguran desde allá / y si así consideran a Ponciano / se lo merecerá"

Dibujo de Redondo y texto publicados en El Toreo Cómico de 21/04/1889

“La crítica de Ponciano, como matador de toros, la hace la prensa del país, por punto general manifestando que no está muy suelto en el manejo de la muleta, razón por la que en este concepto es poco artístico su trabajo; pero en cambio reúne gran certeza para herir en lo alto, y suma facilidad para practicar la suerte aguantando. Es, además, excelente conocedor de las condiciones de lidia de las reses, y no tiene rival clavando banderillas a caballo. De esto último podemos ya dar fé en Madrid… por la pericia del ginete, la obediencia del caballo y la exactitud matemática de la reunión en los factores que la componen”

“Biografía del célebre torero mexicano Ponciano Díaz”. 1889


“A Ponciano Díaz se le hace cuesta arriba despojarse de su bigote para vestirse de torero español y tomar la alternativa de espada en la Plaza de Madrid, que de esa resistencia suya parece originarse la tardanza en la realización de la ceremonia tauromáquico-internacional… La cuestión del bigote de Ponciano Díaz hasta simboliza y representa la lucha entre la Tradición y el Progreso. Casi entre el Oscurantismo y la Luz… ¿Qué tienen que ver los bigotes con el estoquear toros? Nada, y a fe que Lagartijo no valdría menos por llevar unos bigotes a lo Moret… Nada, nada. Transija Ponciano, y entregue su cabeza al barbero, porque si no, se expone a que la pida el público”

Mariano de la Cavia, Sobaquillo. “De pitón a pitón”. 1891


"Ponciano Díaz fue un torero arrojado, con muchos conocimientos de las reses. Se distinguió en el acoso y derribo de toros y en la suerte de banderillas a caballo. o sea, en todo el modo de torear al estilo de su país"

Ponciano Díaz 

De la patria del mangano
y aquí le pudimos ver 
cuando nos dió á conocer 
el toreo mejicano. 
Capa y muleta en su mano 
no sirvieron casi nada; 
manejó mejor la espada 
y pareando á caballo, 
valió tanto, que me callo 
por no hallar frase apropiada. 

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902  


José María de Cossío. "Los Toros". 1943

"Aquí tenemos al primer matador de toros mejicano que tomó la alternativa en España, adonde vino en el año 1889 con dos picadores llamados Agustín Oropesa y Celso González, cuyos tres diestros se presentaron en la plaza de Madrid el 28 de julio de tal año para ejecutar un torero exótico a caballo, cuyo conjunto de suertes recibe la denominación de jaripeo... El doctorado lo obtuvo en Madrid el 17 de octubre del precitado año 1889, de manos de Frascuelo y con Guerrita de segundo espada, lidiándose en tal corrida tres toros de Veragua y otros tres de Orozco...Demostró bravura como estoqueador, y seguidamente regresó a Méjico, donde, después de ser torero, se dedicó a empresario"  

Don Ventura. "La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951


"En 1889 tiene lugar la venida del torero mexicano Ponciano Díaz a España... En México la personalidad de Ponciano Díaz sembró con generosidad el fermento del toreo moderno, la lidia a pie con capa y muleta, la estocada a ley. Su contacto con un torero tan cabal como Frascuelo fue muy breve, pero no tuvo nada de superficial para ninguno de los dos colosos... La vida de Ponciano Díaz Salinas está repleta de detalles que le convierten en torero de romance... como vivió en México su vida se canta en corridos... La pasión que levantaba se traduce en el grito de "¡Ahora, Ponciano!... Quiso y pudo hacer un toreo vibrante y honrado que entusiasmaba a sus paisanos... No siempre se preocupó de eso que ahora se llama la imagen y fue tildado de descuidado y cosas peores por ello... En las viejas páginas de La Lidia quedó inmortalizado su par de banderillas a caballo. El dibujante Daniel Perea nos da ocasión todavía de ver la suerte en que Ponciano Díaz aventajaba a todos los de su tiempo"

Fernando Claramunt. "Historia ilustrada de la Tauromaquia". 1989

"Ponciano Díaz ha sido, sin duda, uno de los personajes que reunen más características para ser considerado como un símbolo nacional... Ponciano Díaz, también conocido como El Charro de Atenco, adquirió una notable fama por los pares de banderillas que solía colocar a caballo, imputándosele a él la creación de la suerte... Las gestas, cantadas en los corridos, del torero con bigote, se magnificaron al grado de lo mítico...Tal vez la mayor proeza realizada por Díaz haya sido la realizada en la plaza del Paseo Viejo, el día que recibió su alternativa española de manos de Salvador Sánchez Frascuelo, el 17 de octubre de 1889, matando al toro Lumbrero... Poco antes Frascuelo lo había tildado de mamarracho y espantajo, habiéndose tenido que tragar sus palabras"   

Ramón Macías Mora. "El signo de la fiesta". 2000


Rafael Guerra Bejarano, GUERRITA (1862-1941)





"Guerrita, después de una gran faena de muleta, dió muerte a Escribano de un soberbio volapié que hizo innecesaria la intervención del puntillero. Al ser arrastrado Escribano el público le despidió con unánimes aplausos"

Corrida celebrada Madrid el 31 de Mayo de 1891

Dibujos y texto publicados en La Corrida del 12 de Agosto de 1907.  







Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com

"Que el arte está decadente / en esta bendita tierra / ha dado en decir la gente. / Será; mas seguramente / no lo dice por el Guerra. / Pues ha demostrado ya / que con él en auge va  / la tauromaquia española. / ¡Y eso que empezando está este niño de la bola!"

Dibujo de Redondo y texto publicados en El Torero Cómico de 15/10/1888

Retrato publicado en El Toreo Cómico de 07/04/1891





Montes, Curro Guillén, el Chiclanero
y otros grandes colosos de la lidia,
hubieran presenciado con envidia
tus hermosas faenas de torero.


De tanto brillo tu labor ha sido,
que elevando al pináculo tu fama,
hoy la afición entera te proclama
como el mejor torero que ha existido.


Al dejar de vestir la taleguilla
y tranquilo a tu casa retirarte,
puedes decir que diste gloria al arte,
pero también le has dado la puntilla.

Carmena y Millán

“Córdoba tiene un gran torero en toda la extensión de la palabra, uno de los que formarán época, de gran vista, de gran corazón, de muchos conocimientos, incansable y ganoso de palmas: Guerrita

Frascuelo, en "El Toreo"


"Déjamelo que me le lleve a mi cuadrilla, que dentro de diez corridas le voy a hacer el mejor banderillero de España"


             Fernando Gómez El Gallo a Bocanegra


"Rafael Guerra (Guerrita) es el torero más completo de todos los que he conocido desde que tomé la alternativa y en la actualidad trabajan. Inteligente como el que más, no le falta valor y como compañero es siempre un peón decidido en favor de todos los que profesamos el mismo arte"


                                                       Sevilla, 16 de Marzo de 1894


        Manuel García, el Espartero

"A ti te lo puedo contar, pero a nadie más... Con el capote y la muleta fue mejor que yo (se refiere a Joselito), pero con banderillas y la espada se la gané yo"

                    Guerrita a Rafael Ortega, Gallito


"Con El Espartero yo no podía tener rivalidad ninguna, eso fue una cosa del público de Sevilla; que, como tú sabes, es muy apasionado. Como no tenían otro, quisieron ponerme al Espartero enfrente"



"No me ido yo; me han echado los públicos, no los toros, que todavía puedo con ellos"
"Después de mí, naide, y después de naide, Fuentes"

Guerrita


“Guerrita, es el joven matador de estos días; la nueva estrella que quizás ha lucido entre los espadas demasiado pronto; que debe por sus excepcionales condiciones, ser una esperanza del arte, si arrebatos de temprana y no madura edad, no se lo impiden desgraciadamente. Tiene la escuela de Lagartijo, pero le aconsejamos que tome de la misma, lo que más le convenga, tachando ciertas reglas que le serían altamente perjudiciales, en la gloriosa y bien remunerada carrera que ha emprendido”.

 Deverval. “El mejor espada, Frascuelo”. ¿1887?  


Guerrita. Matador de moda: es el diestro obligado a todas las empresas; toreo de principios; inició su alternativa con un éxito que se tradujo en el número desconocido hasta el día de 76 corridas de toros. Tiene algo aunque poco del estilo de su maestro Fernando Gómez Gallito y nada de Lagartijo en cuya cuadrilla figuró en sus últimos años de banderillero. La base de su toreo está en las inmensas facultades que posee, y su trabajo no señala escuela determinada. El mayor de sus triunfos es haber conseguido, después de una pelea de dos temporadas, la amistad y la avenencia de Manuel García El Espartero, que hasta hoy no se había avenido ni había sido amigo de ningún otro matador”

A.  E. Darrabán. “Recortes y capotazos”. 1891


“En la historia de la Tauromaquia no encuentro más que a Montes que recortaba, galleaba, saltaba con la garrocha, daba saltos al trascuerno y hacía todo género de monerías, a quien Guerrita pueda compararse… La gallardía de Rafael Molina, sin llegar a su soberana elegancia; el arrojo de Salvador, sin llegar a su imponente fiereza; la astucia de Curro-Cúchares para lograr dominar en un abrir y cerrar de ojos los toros difíciles, todo eso encierra el toreo de Guerrita, realzado por los encantos de su individualidad... Después de Lagartijo y Frascuelo, ha llenado una época...; ha resucitado el cadáver de la afición en toda España…; y pese a quien pese, el nombre de Rafael Guerra pasará a la Historia como uno de los más grandes del arte de lidiar reses bravas, y como el más completo y extraordinario de la época actual...  Guerrita fue verdaderamente un torero genial: creaba suertes, improvisaba lances no descritos en ningún tratado de tauromaquia... Con Guerrita no hay drama, no hay, por lo tanto, emoción. ¿Por qué? Porque el público tiene descartada la posibilidad de una cogida. He ahí, ¡parece mentira!, el supremo defecto de Rafael"  

Antonio Peña y Goñi. "Guerrita", 1894

“Guerra, ¡por qué no decirlo!, ha sido el lidiador más completo de nuestros días… Guerra es un torero excepcional, un fenómeno: así le califica la afición y así resulta. Ha fusionado el admirable toreo de Rafael y el arrojo de Salvador; ha tenido la vista de Lagartijo y la decisión de Frascuelo; ha quebrado como nadie, poniéndose en la misma cuna, alegrando al toro hasta en su mismo terreno; ha buscado dificultades en la lidia para que, al vencerlas, resaltase más su trabajo de lidiador… Guerra ha recibido toros a toda ley, digan lo que quieran los antiguos; ha marcado con precisión los tres tiempos de la suerte… Ha dominado de tal modo a las reses, que, al verlo, creeríase que las hipnotizaba… Y a pesar de todo, con ser tanto el mérito de Guerrita, no alcanzó nunca las ovaciones de Lagartijo… Nunca arrebató al público hasta el límite que lo hizo Rafael. Nunca se le ha dispensado nada; con nadie se mostró el público tan exigente, ningún torero fue más discutido”.

Pascual Millán. “Tipos que fueron”. 1894


"Dos cualidades salientes caracterizan a Guerrita, hasta tal punto que su posesión le constituye en torero excepcional. La primera consiste en ser el diestro de la escuela de adorno que estoquea mejor y con más verdad… Guerrita entra en corto, muy corto, por derecho, llega con la mano al pelo y sale bien… Solo merece censuras Guerrita, en opinión de varios escritores, por la celeridad pasmosa con que gana la cabeza de la res y se coloca en el costillar, por lo poco que se entrega al dar el volapié… La segunda es que Guerra, en su corta edad, ha llegado a conocer todos los preceptos del arte taurómaco con tanta perfección como los entendía el más reputado de los maestros… Su toreo es fino, elegante, habilidoso y correcto… Si tratásemos de buscar un diestro con el cual guarde Guerrita identidad o semejanza, iríamos al Chiclanero... Rafael Guerra luce un toreo exuberante; para cada toro una faena, para cada faena un lance, y para cada lance un floreo o un juguete; su estilo es ameno y divertido, variado hasta la exageración y segurísimo en resultados prácticos. A esto agrega un modo peculiar de estoquear, que sin no es el volapié neto, por la velocidad inconcebible que desarrolla y por lo poco que el diestro se entrega, puede aceptarse en gracia a la brevedad y seguridad que adquirió en su ejercicio; la base de su toreo, el conocimiento de las reses, sus defensas, las facultades orgánicas y la vista torera... Guerrita domina la plaza, todo en él obedece al deseo de ser breve obteniendo aplausos, y consecuente con su propósito, lo mismo recurre a una que a otra suerte, con tal de conseguir su objeto".

"Rafael es torero más general y de mayor defensa que el Espartero… Su toreo es más variado y numeroso en ardides, y su presencia en el redondel menos expuesta a sucesos desagradables, que la de cualquier otro diestro... Además, el ganado que hoy se corre, por regla general, llega al último tercio falto de poder y quedado…, y en esas condiciones, se aviene mejor al toreo de Guerrita que llega, que al de García que aguarda...Valor, vista torera y arte, en el orden que van expuestas, son las notas que individualizan a Espartero; facultades, arte y valor las que caracterizan a Guerrita; dando cierta elasticidad a los vocablos, podemos decir que Espartero, es torero de genio; y Guerrita, un diestro de arte; y como decía un célebre escritor taurino, entre dos lidiadores que ofrecen estas cualidades, hay la diferencia de que la vida artística del que posee la segunda es más larga y bastante menos expuesta, que la de aquel otro que sobresale por su genio.".

Selipe. "Espartero y Guerrita", 1894


“Las ovaciones que Guerrita alcanzó banderilleando en las corridas que quedaban en la expresada temporada de 1882 y en las de la siguiente, solo pueden compararse á las recibidas por el Gordito y Lagartijo, logrando llegar á ser el banderillero predilecto dé los públicos…El modo de parear de Guerrita produjo una revolución en los aficionados y despertó vivo interés en este segundo tercio de la lidia… Como banderillero su nombre ocupará una de la páginas más brillantes del toreo…Llegó a hacer del segundo tercio de la lidia un espectáculo completamente nuevo… Ejecuta todas las suertes de banderillas á la perfección, distinguiéndose en las de frente por lo corto que toma á los toros, por la manera de adornarse y por la limpieza con que sale de la suerte. En las banderillas al quiebro no cabe más, habiéndose dado el caso que á un, mismo toro le haya clavado tres pares seguidos en esta forma.

Posee Guerrita las tres condiciones que caracterizan al perfecto lidiador, que son: valor, ligereza ó inteligencia, y dicho se está que como peon de brega su trabajo es excelente. El trasteo de Guerrita es variado y lleno de elegancia en los toros nobles, y de gran defensa y castigo en los marrajos… Con el estoque Guerrita es el matador de toros más general que se conoce. Emplea en la muerte de sus toros la suerte del volapié, arracando y á paso de banderillas, como Pepe-hillo y Montes mandan, esto es: CORRER HACIA EL TORO Y SALIR CON PIES. También practica la suerte de recibir, siendo unos veinte los toros que ha dado muerte recibiendo desde que tomó la alternativa hasta la conclusión de la temporada de 1894… Puede decirse que ES ELTORERO MÁS COMPLETO QUE HA EXISTIDO; EL FENÓMENO DEL ARTE TAURINO”.

José R. Alfonso Candela (Don Cuarteo). “Córdoba taurina”. 1895 


“Rafael Guerra (Guerrita). General de los ejércitos que detrás de Lagartijo y Frascuelo aparecieron en los anales taurinos. Torero de cuerpo entero que improvisa ante los bichos; banderillero eminente; enciclopedia en los circos, porque salta, corre, juega, burla y vence al enemigo desde que á la plaza sale hasta que muere… ¿Que si estoquea? ¡Muchísimo!”.

Francisco Soto Fernández. “Perfiles taurinos”. 1896


“Rafael Guerra ha sido el torero completo. Hombre de valor extraordinario, sin llegar á los arranques suicidas, elegante cual ninguno, y de unas facultades admirables, Guerrita, desde el momento en que como banderillero se dio á conocer, supo electrizar los públicos, adquiriendo sobre sus compañeros de profesión el dominio á que dan derecho el saber y la supremacía en el ejercicio de todo lo humano... Guerrita, por la vista, falcultades físicas con que la naturaleza le dotó, valor y vergüenza en su profesión… Ha sido el mejor torero del siglo XIX"

Ladislao Redondo. "Guerrita, su tiempo y su retirada". 1899

“Guerrita era, no diré que el único, pero sí que el mejor y más firme mantenedor de los prestigios de la lidia… su valor innegable, su gracia andaluza, sus recursos inagotables, su inteligencia maravillosa de torero… su muleta castigaba a los bueyes recelosos y huídos mas que hubieran podido hacerlo los picadores… A estos bichos les entraba muy de prisa Guerrita; a los toros nobles y bravos los mataba a volapié neto o recibiendo”

N-N. “El Imparcial”. 17 de Octubre de 1899


“Hay seres que parecen predestinados a brillar en una profesión, arte u oficio. Guerra fue uno de estos… Aquella manera que tenía Guerrita de irse a banderillas será recordada siempre… Guerrita ha sido el torero más completo que ha habido desde que hay toros y toreros. Todo, todo lo hacía y practicaba, acompañando a su gran valor e inteligencia una elegancia innata… Era la perfección artística del toreo… y se embraguetaba con los toros como el más temerario”

Puntilla. "La Correspondencia de España". 18 de Octubre de 1899


“La figura torera de Guerrita es de las más completas, de las de mayor relieve en la escena del arte… Sobre sus compañeros de profesión, Guerrita resaltaba a muchos codos de altura, haciendo imposible todo intento de competencia, anulando con su genio artístico han intentado obscurecer su gloria… La superioridad de Guerrita nacía de su genio innato y de su perfecta educación taurina. Si sus facultades eran portentosas, sus conocimientos y sus recursos eran admirables… Antes de tomar la alternativa era un torero completo”

ENE. “El Español”. 18 de Octubre de 1899


Guerrita ha sido el torero más universal que ha pisado las plazas. Matador admirable y completo que así practicaba el volapié como la olvidada suerte de recibir; banderillero, dejó atrás a su maestro Lagartijo, y con el capote y la muleta en las manos no ha habido quien pudiera competir con el famoso cordobés… Al retirarse el Guerra concluye lo más artístico de nuestra fiesta nacional y queda interrumpida la corriente de entusiasmo que supieron despertar Lagartijo y Frascuelo, cuyas cualidades juntaba Guerrita en un solo torero”.

Paquiro. “El Defensor de Granada”. 19 de Octubre de 1899


Guerrita pudo ser un dictador, un ventajista, un torero muy soberbio, como le decían, pero Guerrita supo, cada vez que quiso, enloquecer de entusiasmo a los públicos, y al desarrollar en el circo su inteligencia asombrosa y los primores de su arte, no había manos que dejaran de aplaudir, ni garganta de donde no saliera un ¡olé! enérgico sentido”

“La Monarquía”, de Sevilla. 19 de Octubre de 1899


“Ha sido el torero y matador más completo que ha existido; pero ha tenido el defecto capital (grandísimo hoy día) de serlo únicamente en la plaza; no ha querido torear en los periódicos ni en la calle o en los restaurants, y eso le ha valido esa saña con que le han perseguido los que hubieran querido ver al Guerra complaciente como han visto a otros necesitados de serlo”

Enrique García. “El Arte del Toreo”. 21 de Octubre de 1899


“Guerrita ha sido el torero más general que se ha conocido. ¿Se ha admirado otro más entendido y más completo que él, mirado en conjunto? No, y mil veces no… ¿Será fácil citar uno solo que sea verdaderamente enciclopédico, que lo haga todo con conciencia y conocimientos profundos como Rafael Guerra? No; esto es una rareza que solo él pudo conseguir… Es el gran torero y el primer espada del siglo XIX”.

Antonio Portillo López. “El Español, de Córdoba”. 21 de Octubre de 1899


“Sus dotes de director de plaza, sus excepcionales y únicas aptitudes como banderillero, su maestría en el manejo de la muleta, su inteligencia en el conocimiento de las condiciones de las reses, sus recursos practicando la suerte de matar en todas sus manifestaciones, su valentía, entregándose en muchas ocasiones, y la generalidad de su toreo no hallando obstáculo ni dificultad en su ejecución, ni en conjunto ni en detalle”

Mariano del Todo y Herrero. “La Lidia”. 23 de Octubre de 1899


“Con muchas y muchas las opiniones que ha corrida acerca del gran torero cordobés; pero nadie se atrevió a negar todavía que él fue el torero más asombroso de todos los tiempos. No faltaban amigos a Guerrita que deseasen negar tan categórica afirmación. No la negaron porque, para eso, tenían que declarar explícitamente dónde está, dónde estuvo el lidiador que pudiese igualarle…”

José María de los Santos Junior, Santonillo. “Rafael Guerra, Guerrita”. 1899


Guerrita. Diez años de matador de toros. Ayer, día 29 de Septiembre, hizo diez años que tomó la alternativa en nuestra plaza… Espadas: Rafael Molina (Lagartijo) y Rafael Guerra (Guerrita), que alternará por primera vez en esta plaza, confiado más bien en la indulgencia del público que en sus propios merecimientos, y que procurará desempeñar su cometido con el mayor lucimiento posible. Así, en estos términos tan modestos se anunció la alternativa del monstruo de la tauromaquia moderna, y ¡cuidado si tenía historia brillante para obtenera!... Era un fenómeno como banderillero y un peón de gran resistencia… Pues no faltó quien opinara que dicha alternativa era prematura…Torero de agilidad, vista, valor y habilidad, es sin duda alguna el lidiador más general y más perfecto de los existentes hoy… Su escasa comunicación con la gente que bulle y anda alrededor de los toreros, su retraimiento en asistir a juergas y sesiones de cante… la fama que lleva de ser inaccesible al sablazo…y sobre todo, el poseer un capital respetable, le han enajenado las simpatías de ciertos elementos… El heredero y sucesor del gran califa cordobés Rafael Molina (Lagartijo) que rigió los destinos de la tauromaquia durante un cuarto de siglo, ha demostrado con creces ser digno del puesto que ocupa”

 Luis Carmena y Millán. “Lances de capa”. 1900


“Naturaleza privilegiada la de Rafael para el ejercicio de la lidia; inteligencia clarísima… Los anales de la historia del toreo no registran condición taurina semejante, por la generalidad de conocimientos y medios de exteriorización… Todos sus rivales palidecen y se borran cuando en conjunto con él se les compara… Sin otro estímulo que la afición, este fenómeno de la torería contemporánea, ha ejecutado cuantas suertes son recomendables a un torero de a pie, sin exclusión de la desusada de recibir; pero sobre todas las suertes naturales en cuya ejecución alcanzó mil veces palmas entusiastas, estaba su inventiva, que le sugería de continuo esas minucias, que son el estilo propio del artista consumado; perfiles que destacan su fisonomía del océano de los vulgares… Dirigía, como torero, no solamente la lidia, sino las combinaciones de empresas; la venta de ganaderías y el ajuste de diestros… Guerrita vistió siempre el clásico traje corto”

Ricardo de Miranda y Sandoval. “Semblanzas de los toreros del día”. 1901

Rafael Guerra (Guerrita) 

Dió largas como el agüelo

fué toreando un Gallito

y pareando un Gordito

matando casi un Frascuelo

Hizo los quites al pelo, 

su capote estuvo listo 

en cualquier lance imprevisto 

Si fueron más Chiclanero

Hillo, Montes y Romero 

¡quién pudiera haberlos visto!


Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902  


Guerrita ha poseído todo el repertorio selecto del arte y ha consumado y dominado todas las suertes del mismo, las que nadie como él las ha poseído y dominado, tan absolutamente al menos; … Guerrita ha sido el único espada completo y perfecto que en el toreo ha vivido, desde que Francisco Romero colocó la primera piedra de la monumental obra llamada Arte de los toros”.

Don Antonio Ruiz Gómez. “Guerrita: el único”. 1902


Guerrita, en mi concepto, ha sido el torero más completo (no perfecto) de cuantos honrosamente han trenzado coleta. Valiente y oportuno en los quites…, con capa y banderillas todavía están frescos en la mente de los aficionados aquellos trabajos imperecederos…, no hay nadie que haya echado en olvido las elegantes preparaciones en banderillas del maestro entre los maestros, los galleos, quiebros a cuerpo limpio y tantas y tantas suertes que llegó con facilidad a dominar el grande entre los grandes, Rafael Guerra, Guerrita

Mariano García. “¡No fue nadie!”. 1902


Guerrita, por la vista, facultades físicas con que la naturaleza le dotó, valor y vergüenza en su profesión, ha sido el mejor torero del siglo XIX”

Ladislao Redondo. 1902


“Considero a Guerrita el torero más general que ha existido, uno de los más perfectos en la ejecución de las suertes y quizás el más valiente de todos, que valor se necesita, y grande, para llevar a cabo las asombrosas faenas que el mismo año de su retirada le hemos visto ejecutar en las principales plazas de España… Aun cuando no todas las veces haya practicado la suerte de recibir con entera perfección… en su último año de torero mató ocho o diez toros recibiendo y pinchó a otros tantos en la citada suerte”

José Bilbao. “Rafael Guerra, Guerrita”. 1902


Guerrita fue un torero sin leyenda; es más, puede afirmarse que él –aburguesándose- rompió, quizás para siempre, el molde en que se vaciaran aquellos héroes de la edad de oro de la tauromaquia… No fue el diestro aventurero, alborotador de colmados y manirroto, de que nos habla la leyenda. Ni conquistó duquesas, como Pepe-Illo, ni se las echó nunca de gallardo y calavera, como Tenorio…Por eso Guerrita no fue tampoco un torero popular… A Guerra, artista selecto, aristocrático –digámoslo así- le admiraban y aplaudían los aficionados inteligentes, los técnicos, los que solo aprecian el mérito de los matadores por lo que hacen en la plaza… Cuando Guerra toreaba, el público iba a la plaza convencido de que algo bueno había de ver. Si no matar un toro, banderillear otro o lancear aquél de capa. Guerrita fue verdaderamente un torero genial: creaba suertes, improvisaba lances no descriptos en ningún tratado de tauromaquia… Pero, en cuanto Rafael salía de la plaza, desaparecía el torero… El acaudalado Rafael Guerra eclipsaba al lidiador, sin rival en su época, llamado Guerrita”.

Biblioteca Sol y Sombra. Volumen II. 1906

"Guerrita ha sido el lidiador de reses bravas más grande que ha existido... Guerrita es un fenómeno, fenómeno de agilidad y de fuerza, de vista, de entusiasmo, inquieto, bullidor, ávido de aplausos, entrometido y efectista, con desplantes de niño malcriado; torero extraordinario, en suma, audaz, sereno y absorbente, que la fama prematura ha destemplado, y que el público madrileño malogrará tal vez... Ni antes ni después del Guerra pisó la arena de los circos un torero de tan excepcionales condiciones, de tan soberana inteligencia, de tantos y tan variados recursos para la lidia… Pero no fue un artista a lo Lagartijo, ni un fenómeno de pundonor como Frascuelo… Guerrita no fue un artista del toreo... Guerrita hizo todo lo que hicieron Lagartijo y Frascuelo, y muchas cosas más...  Dotado por la naturaleza de maravillosas facultades y de un conocimiento de las reses, rayano en lo inconcebible, convertía a los toros en animales inofensivos y hacía con esto desaparecer la emoción de la posible tragedia... El público no experimentaba el escalofrío del terror viendo al Guerra frente a un toro. No existía el peligro... Con Guerrita no había drama, y sin drama no es posible sostener el interés y la emoción entre los espectadores de una fiesta de toros"

José de la Loma, Don Modesto. "Desde la barrera". 1910


Guerrita ha sido el torero más combatido que, hasta la fecha, registra la historia del toreo. No ha habido ningún torero contra quien las animosidades de los públicos se hayan manifestado más ostensiblemente. En esto tiene conexiones con el Gordito… Los dos, grandes y excepcionales banderilleros. Los dos, mimadísimos de los públicos en sus albores. Las dos alternativas apetecidas, ansiadas y aclamadas por las multitudes… Guerrita, desde 1891, tuvo en su contra la inmensa mayoría de los públicos de todas las plazas, y a pesar de sus asombrosas cualidades de torero, siendo el más completo y brillante que ha existido, hubo de abandonar en plena juventud, en plena lozanía, a los treinta y siete años de edad, el arte en cuya historia había escrito con su trabajo una de las más brillantes páginas, y del que llegó a la cúspide sin esfuerzo alguno, con inspiración genial… Guerra era matador completo y lucido en todas las suertes: pinchaba muy poco; hería, por regla general, alto y hondo, y no le echaron jamás al corral un toro”.

Juan Guillén Sotelo. “Rafael Guerra (Guerrita)”. 1912

“Muy niño aún, se vió en él al predestinado del arte… Todas las plazas de España deseaban admirar el arte de banderillero de aquel muchacho de Córdoba… Lagartijo y Frascuelo habían envejecido. El público se enloqueció con el Guerra… La carrera triunfal de Rafael Guerra no se interrumpió un momento… Se necesita para no ser juguete de un público de toros dos cosas: o tener un mido que prive del amor propio temporalmente, o hallarse en posesión de la sabiduría y el equilibrio de Rafael Guerra. Esto último es lo que el público no perdonó jamás al coloso de Córdoba”. En el capote y la muleta del Guerra no mandó jamás la pasión de una asamblea: mandó siempre el Guerra”

Prudencio Iglesias. “La España trágica. Desde Pedro Romero a Belmonte”. 1913


"Desde que apareció en la plaza el adolescente cordobés, la habilidad torera debiera haber cambiado de nombre y llamarse Guerrita. En este sentido de habilidoso, pudo más que Lagartijo y Frascuelo juntos. Poseía un especial don taurino, un instinto de sorteador admirable y unas portentosas cualidades innatas; astuto, clarividente... encontraba facilidades para resolver los casos más complicados... Nació torero, como otros nacen pintores o violinistas... Dos cualidades tenía su estilo de parear que le hacían originalísimo y seductor: lo corto que tomaba los toros y la preparación artística que realizaba él solo, sin necesitar auxilio de peones... Con la muleta todo se le volvían facilidades para trastear; tan hábil aparecía en el toreo florido como en el de castigo y defensa...Muleteó toda su vida con la piernas abiertas... El matador eléctrico, llamaron al Guerra sus contemporáneos; estocada de zambullida, de tiro rápido, de golpe instantáneo... A la estocada corriente de Rafael Guerra no le cuadra mejor crítica que la que le dedicó Frascuelo en una conversación con Lagartijo: Los toros que nosotros hemos matado -le decía- nos pedirán cuentas en el otro mundo, porque nos conocen. Al Guerra los suyos no, porque no le han visto... Guerrita mató aproximadamente dos mil quinientos toros y sólo recibió una herida tirándose a matar"    

Félix Borrell, F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914


"Puerto lo juzgó en esta forma: “Yo he visto lo mejor de mi época, y mi época fue de las más brillantes; trabajé con Manuel Domínguez, que era un coloso en la suerte de recibir; pertenecí a la cuadrilla de José Redondo, que recibía tan bien como Manuel y era torero de más recursos; toreé con Montes, que era la inteligencia personificada; con Cayetano, que afinaba como pocos con la capa y con la muleta; con Cúchares, que menos clásico en su toreo, tenía especialidad habilidad para dominar a todas las reses; he visto luego al Tatillo, al Gordito, a Lagartijo, a Frascuelo, a Currito, a todos los buenos toreros, en suma; pues bien, yo les digo a ustedes que más general y más largo que Guerrita toreando, siendo buen banderillero, buen matador y buen torero, desde Montes acá, no he visto ninguno”… Según el articulista, el Cuco se expresó en estos términos: “Vengo a la feria para realizar mis compras de ganado y para ver torear a Guerra…; hubo una temporada en que deseando poner la raya más alta que nadie y……empecé a cambiar los terrenos a los toros. A las cinco o seis corridas tuve que desistir, porque veía que alguno me iba a hacer pedazos. Este chico lo hace siempre que quiere; sin ningún riesgo, quiebra, sesga, banderillea holgadamente por los dos lados y en todas partes; con la muleta es un maestro, en la brega un león; se quita de delante los toros pronto y con estocadas grandes y buenas… Pues digo yo que es el mejor torero que he visto, y por eso le llevó aquí… Y quitándose el sombrero ancho mostró el retrato de Guerrita, que llevaba cosido en la parte interior”

Sr. Carmena y Millán (1845-1904) “Guerrita, el Cuco y Francisco Puerto

“El público veía en Guerrita un torero excepcional, inmenso, el más completo que ha pisado la arena, el único, quizá, que no se dejó un toro vivo, el que fundió el admirable toreo de Rafael y el arrojo de Salvador, el que practicó todas las suertes entrando a parear donde nadie había entrado, y recibiendo toros como seguramente no los recibió el gran Paquiro

Pascual Millán (1845-1906), en su artículo "Antes y ahora". 1902

"El Chiclanero recibió mejor; Cayetano (Sanz) tuvo una muleta mucho más artística y brillante; Lagartijo ha sido más, muchísimo más fino; Frascuelo más tremendo al herir; Cara-Ancha más clásico y elegante al torear de capa; pero el conjunto de cualidades sobresalientes que Guerrita tiene lo hace el torero más completo, más igual que ha existido. No ha habido más que un Guerra en el mundo... Fue Guerrita un clásico; alegre, bullidor e incansable con el capote; banderillero excepcional en todos los terrenos, lados y suertes, sin fallo ni defecto; su muleta, dominadora y eficacísima, sabía jugarla en los toros boyantes con la finura y la elegancia de un estilista. Censurado su modo de matar por la ejecución rapidísima de la estocada, imprimía al cuerpo un balanceo al arrancar... pero no desviaba de la recta, sus estocadas eran fulminantes; jamás escuchó el tercer aviso; y logró en más toros que ningún matador de su tiempo, ni en los posteriores ,consumar la suerte de recibir... Su puesto en la historia de la tauromaquia es relevantísimo"

Don Eusebio Reguera. (Antiguo aficionado, que conoció, incluso, la época de Montes y El Chiclanero)

Guerrita ha sido el verdadero tipo clásico de lidiador... Porque Guerrita, más que un torero valiente y un torero artista, ha sido un lidiador en el más puro y amplio sentido de la palabra... Ha sido el torero excepcional que ha dado a cada toro la lidia justa, precisa, necesaria, según sus condiciones de bravura y mansedumbre. Guerrita no ha sido un genio que trae un estilo y consiguientemente crea una escuela... Guerrita ha sido un torero de más inteligencia que sensibilidad y de más dominio que inspiración. No ha sido el artista que improvisa y en el que surge una faena espontánea y genial, sino el lidiador que observa atentamente las condiciones del toro y hace la faena más sabia, conveniente y artística...El fundamento de su toreo, lo que sellaba su personalidad, era una inteligencia suprema. Precisamente a esto debe su titulo excelso de maestro, que quiere decir conocimiento completo del arte y práctica sabia, valerosa y perfecta mismo"

Federico Alcázar. "Tauromaquia moderna"1936

"El ideal del toreo largo culmina en Rafael Guerra. Todo lo hizo y todo lo hizo bien... bullidor e incansable con el capote, banderillero excepcional en todos los terrenos, lados y suertes, sin fallos ni defectos; su muleta, dominadora y eficacísima... sus estocadas eran fulminantes... y logró en más toros que ningún matador de su tiempo, ni en los posteriores, consumar la suerte de recibir... y todas las suertes  que en su tiempo estaban en práctica logró fundirlas en su toreo... Eslabón fundamental en la cadena de grandes lidiadores generales o largos que han venido siempre el eje de la fiesta en sus momentos de mayor esplendor"

José María de Cossío. "Los Toros". 1943

"Considerado como el lidiador tipo...Fue, indiscutiblemente, el torero más grande del siglo XIX... Desde el salto del trascuerno hasta el lanzamiento de la puntilla para atronar a los toros que se mantienen en pie, lo hizo todo, absolutamente todo, y en todo brilló con rareza de fenómeno: extenso repertorio con el capote, portentoso banderillero, muletero genial, tanto para adornarse como para dominar a los toros o hacer que los mansos adquiriesen aparente bravura, matador invencible por los especialistas de la estocada, vastos conocimientos de los toros de lidia, facultades físicas insuperables... todo se juntó en Guerrita para acrecentar su fama, y como no tuvo rival digno de él, de su omniscencia taurómaca se derivó, por paradójico que parezca, la animadversión de los públicos y su impopularidad"

Ventura Bagués, Don Ventura. "La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951


"Al desaparecer los dos de los ruedos (se refiere a Lagartijo y Frascuelo), ya estaban en éstos Mazzantini, Espartero y Guerrita, gran estoqueador el primero, encarnación de la bravura y la vergüenza torera el segundo, y dueño ya de la situación el tercero, de suerte que dichas tres figuras, aunque son otras tantas personas distintas, no ofrecen más que un torero verdadero, un torero grande que ejerce hegemonía absoluta: Guerrita, naturalmente. Después de él, nadie en su tiempo, como bien dijo él mismo cuando se retiró en 1899"

Don Indalecio. "La Tauromaquia en el siglo XX". 1952dentro de la colección Grana y Oro

"Si Espartero representó la sugestión trágica, el Guerra es posiblemente el torero más completo: más lleno de conocimientos y con el mayor equilibrio entre sus facultades, su sabiduría taurómaca y su arte... Torero desde el gesto más imperceptible al alarde más trascendental y relumbrante. ... Como torero ha sido, con Joselito y Chiclanero, el más completo. Bien es verdad que no tuvo la elegancia indescriptible de Cara Ancha toreando con el capote, ni la esbeltez de Lagartijo, ni la capacidad de fantasía de Fernando Gallito, ni el instinto y el gesto raro, patético, absolutamente humano, de Espartero. También es cierto que no tuvo la rotundidad de Mazzantini con la espada, ni el brazo exterminador, crispado en rayo, de Salvador Frascuelo. Pero a todos ellos adelantó en conjunto y los venció en el tablero de su inteligencia de estratega, de torero hábil y valiente" 

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Guerrita es el torero de más facultades que he conocido. Tenía una ligereza inigualable; piernas de acero que le permitían -se lo vi varias veces- saltar al callejón, y en la misma postura que caía, por flexión, volver en otro salto al ruedo... Con la capa toreaba en todas las suertes. Nadie se atrevería a sostener que en ello fuese el mejor, ni siquiera de los mejores. Pero las practicaba bien y con variadas clases de adornos. En la corrida estaba pendiente de la lidia, tanto en su toro como en el de los demás; aconsejaba con gran saber y conocimiento, y acudía pronto a cualquier peligro. Banderillero lo era insuperable, de todas formas y en todos los terrenos... La muleta de Guerrita, en los toros nobles era de seda y una tralla con los difíciles... Con la espada dominó todas las suertes: recibiendo, arrancando, a volapié legítimo y con toda clase de recursos, dejándose ver, despacio, y en ocasiones, como una centella. Prodigaba el recibir"

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955

"Guerrita cerró el círculo. Deambuló entre el nuevo estilo impuesto por Lagartijo y la continuidad de Frascuelo. Clásico e innovador, quedó entre dos épocas... Gran torero, pero que no innovó nada, por lo que no influyó en la evolución y perfeccionamiento de la tauromaquia. Su circunstancia nació en época poco propicia para su genio. En cualquier época habría sido un innovador. Pero se lo encontró todo hecho. Sólo pudo ser un rematador... Joselito fue su sueño inalcanzable... Dictó su ley siempre que pudo, que fue muy a menudo... Torero poderoso, no permitió que nadie le hiciera sombra en la calle ni en el ruedo. Los públicos, que lo tenían por superhombre, nunca se le rindieron. Le admiraron, pero no le quisieron. Jamás perdonaron su absoluta superioridad. En 1899, en plena sazón, cansado de soportar se marchó. Nunca más volvió al ruedo. Se mantuvo como un patriarca en su natal Córdoba"

Juan Posada. "De Paquiro a Paula". 1970

"Rafael Guerra Bejarano, logró interesar de tal forma a los aficionados que su nombre de guerra se anunciaba en los carteles, como banderillero, con mayores caracteres tipográficos, que los mismo espadas... Durante las doce temporadas en que Guerrita ejerció el toreo activo fue siempre en cabeza del escalafón, excepto en el año 1897, en que por cogida, se le adelantó Luis Mazzantini... De las 892 corridas toreadas durante su vida profesional, 56 fueron de Miura... Sufrió diez cogidas importantes, dos de ellas muy graves... Obtuvo resonantes éxitos y sólo escuchó avisos en un par de ocasiones, pero nunca vio marchar a los corrales ninguna res viva... Cambió el rumbo de la fiesta. Se le tachó de exigente con los ganaderos y también de ventajista. En realidad, desde que el Califa II -como fue llamado- impuso sus criterios y dictó su imperio, el toro fue amoldándose a las exigencias del toreo -elegante, ceñido, artístico, en suma- que iniciara Lagartijo, perfeccionó Guerrita y llegó a su total evolución -revolución- con Juan Belmonte García"

José Luis de Córdoba. "Córdoba en la historia del toreo". 1980


"Un lidiador absorbente, autoritario, superlativo. Concentró en sus manos todo el mando y ante él todos se doblegaron. Entendió que lidiar era poner el valor y la inteligencia al servicio de poderle al toro. Deduzco por lo que sobre él he leído a los tratadistas, que más que perfecto fue absoluto en las suertes y que subyugó más que dominó a las reses. No fue creador, pero sí mantenedor de lo que se estimó como principios fundamentales e irrevocables de la tauromaquia. Dedúcese de su biografía que careció de rival y que antes nunca había estado el toreo tan concentrado en un solo torero"

Filiberto Mira. "Vida y tragedia de Manolete". 1984


La hegemonía de Guerrita fue total. Mandó a su antojo en el mundo taurino mientras estuvo en activo. El público, viéndolo torear con tanta seguridad, no le perdonaba la inevitable y envidiada difícil facilidad... Le sobraban facultades e intuición. No expuso nunca y sin embargo toreaba como si para él todos los toros estuviesen embolados.También retrata su técnica la afirmación de que los médicos pedían descansar mientras lidiaba Rafael Guerra. De ahí la falta de emoción, el dominio, que llegaba a irritar a los públicos, como ha ocurrido después con los toreros del mismo corte... Guerrita era soberbio y de paciencia escasa. Él creía -quizá con razón- entender de toros más que nadie. Ni del público ni de los críticos quiso escuchar más censuras. En Madrid que atoree San Isidro"

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989

"Guerrita es, como Cúchares, uno de los personajes más importantes de la historia del toreo, por su intuición de las formas y por su radio de influencia... Pudiera decirse que Guerrita lo ha visto -lo ha previsto- todo, o casi; en cambio, casi nadie lo ha visto a él, ni lo ha situado... En Guerrita todo lo tapa su personalidad, su soberbia imperativa de gran dominador... Si no creó y estableció el toreo moderno, es indudable que lo intuyó en lo fundamental. Empezando por la visión de que, para ofrecer el nuevo espectáculo que los públicos querían, era necesario un toro más fijo, al que poder llegarle en términos de mayor precisión. Déjale que enganche, fue un grito a los picadores, para ir logrando aquella fijeza. Es ya la proclama definitiva de que el toreo por venir pide otro toro... A la vieja verónica de frente, la pone de costado... Una falla tiene El Guerra, una gran falla que posiblemente explique, primero el distanciamiento, y después la hostilidad del público. Le falta, casi por entero, la emoción... Domina demasiado" 

José Alameda. "El hilo del toreo". 1989


"Guerrita se formó como banderillero en las cuadrillas de Bocanegra, de Fernando el Gallo y de Lagartijo. Fue un torero completo, un virtuoso capaz de hacerlo todo y un verdadero atleta. Excepcional con las banderillas, dominó los últimos tercios del siglo XIX. Sin embargo, fue asimismo víctima de una feroz oposición... El 19 de mayo de 1895 logró la extraordinaria hazaña de torear en tres ciudades distintas: en San Fernando a las siete de la mañana; en Jerez a las once y en Sevilla a las cinco y media, triunfando en las tres corridas y matando sus nueve toros de diez estocadas... Fue el primer torero en tener exclusivas con ciertas ganaderías y en ir a elegir sus toros a las dehesas"

Bartolomé Bennassar. "Historia de la Tauromaquia". 1993  

Guerrita no se lanzó a la aventura de matar toros por inspiraciónGuerrita fue un industrial hábil, frío y calculadorDotado de espléndidas aptitudes para la lidia, de maravillosas facultades y de un conocimiento de las reses rayando en lo inconcebible, convertía a los toros en animales inofensivos. Con esto hacía desaparecer la emoción de la posible tragedia... Con Guerrita el público no experimentaba el escalofrío del terror. No existía el peligro… Guerrita fue un banderillero extraordinario, originalísimo. Un experto en el arte de recortar y de gallear. Un torero de gran flexibilidad de movimientos, de una gracia y una agilidad pasmosas. Hábil y ligero, dotadísimo para el adorno con gran variedad de recursos. Tuvo una grandiosa intuición para torear tanto de capa como de muleta. Se le echó en cara el torear con las piernas abiertas, el abuso del toreo con la mano derecha, los pases de tirón. Con la espada unió la astucia con la ligereza y la fuerza. Guerrita mató cerca de 2.500 toros y sólo recibió una herida entrando a matar"

Jorge Laverón. "Historia del Toreo". 1996

Guerrita ha poseído todo el repertorio selecto del arte y ha consumado y dominado todas las suertes del mismo… Guerrita ha sido el único espada completo y perfecto que en el toreo ha vivido”

Don Antonio Ruiz Gómez. (en el artículo"Guerrita: el único")

Guerrita, en mi concepto, ha sido el torero más completo (no perfecto) de cuantos honrosamente han trenzado coleta… Valiente y oportuno  en los quites, los cuales remataba con tanta vista como variación...; con capa y banderillas todavía están frescos en la mente de los aficionados aquellos trabajos imperecederos…, no hay nadie que haya echado en olvido las elegantes preparaciones en banderillas del maestro entre maestros, los galleos, quiebros a cuerpo limpio y tantas y tantas suertes que llegó con facilidad a dominar el grande entre los grandes, Rafael Guerra, Guerrita

Mariano García. (En el artículo"¡No fue nadie!")









Manuel García Cuesta, EL ESPARTERO (1865-1894)


Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com


Dibujo de Redondo publicado en El Toreo Cómico de 20/04/1891




Es simpático el joven Espartero
y merece dejarse la coleta;
ha pasado esta tarde de muleta
como hubiera pasado un buen torero.

Llegando de verdad a su primero,
una buena estocada le receta,
obteniendo ovación justa y completa,
obsequio que le ha hecho el pueblo entero.

Al último animal de la corrida,
de bastante poder y bien armado,
le propina una corta algo caída.

Espartero esta tarde ha demostrado
que, siguiendo cual va, tendrá el consuelo
de llegar a igualarse con Frascuelo.

Paco Pica-Poco


La tarde que mataron
al Espartero,
Belmonte, que era un niño,
se quedó quieto.

Tan quieto, que el torero
que en él había,
cuando veía un toro
no se movía.

José Bergamín 


Giralda, madre de artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giradillo tuyo
que se vista un traje negro.

Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero.

Negras gualdrapas llevaban
los ocho caballos negros;
negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.

De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.

Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.

Dos viudas con claveles
negros, en el negro pelo.
Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.

Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero.

   Fernando Villalón


"Un veintisiete de mayo / a un caballero le oí decir / Hoy se cumplen los tres años / que El Espartero murió en Madrid / Casualidad triste......"

Tanguillos de Cádiz


"Espartero, Espartero, no te vayas a morir / que las niñas de la Alfalfa / llevarán luto por ti"

Copla

“Sevilla puede estar orgullosa con el Espartero, uno de los hombres con más corazón que ha visto. ¡Lástima que yo tenga tantos años y él tan pocos! Crea usted que si está conmigo dos temporadas Espartero, los públicos hubieran visto grandes cosas… o estaríamos los dos enseñando tauromaquia a los santos apóstoles”

Frascuelo en "El Toreo"

"Ha sido el único en empezar con 40 quilates de valentía y acabar con los mismos quilates"

Fernando Gómez El Gallo


"El más discutido de los diestros"

Cossío

"Más cornás da el hambre"

""Si me ha de matar un toro, quiero que sea de Miura"

El Espartero

"Fernando, me da pena este muchacho porque tiene un valor tremendo, pero anda muy torpón y me da miedo de que toree en Madrid, donde no ha tenido suerte ni ha encajado bien, aunque el público le sigue bastante"

Guerrita a Fernando Gómez el Gallo

"Tocaban a matar, y aquel muchacho se iba con la muleta -siempre muy pequeña- hasta la misma cara del marrajo, y le enseñaba la tela tan de cerca y a veces hasta el cuerpo, con tanto, con tantísimo valor, con un arrojo tan soberano, que al tercer pase ... le estaba presentando el pecho... Nadie ha sabido como aquel pobre Espartero desengañar a los toros a fuerza de heroísmo, con toreo de muleta peligroso, sin engaños ni ventajas. Era la lucha entre el empuje de una bestia y la tranquilidad agresiva de un hombre"

Ricardo Torres Bombita



"El Espartero entraba en el terreno de los toros sin necesidad y saliendo de él volteando casi siempre, de mala manera; era seguro que en seis corridas había de ser cogido más de seis veces; al herir lo hacía de sorpresa, sin esperar una prudente colocación, y arqueaba tanto el brazo derecho para herir, que describía en el aire con la punta del estoque un medio círculo, con cuyo procedimiento no había fijeza, ni podía haberla...El Espartero era un valiente, pero aún no debía ser considerado como un buen torero... Menudearon para el Espartero los percances desgraciados, precursores de la catástrofe que hubimos de lamentar pocos años después"    

José Sánchez Neira. "El toreo. Gran diccionario Tauromáquico"Madrid,1879

“Manuel García El Espartero, es un joven matador de novillos que promete ocupar un buen puesto entre los más reputados toreros.

Tiene mucho corazón, maneja muy bien la muleta, no se desvía de la cara de los toros y se tira tan en corto, que es mentira que haya quien le imite. Trabaja con la misma serenidad que los chicos que juegan al toro, como si este fuera un niño a quien pudiera decirle: Estate quieto. 

En las tres corridas que a la presente lleva trabajadas en Sevilla, ha dejado satisfechísimos a los que han tenido el gusto de verlo”

Crónica de El Toreo, de la novillada celebrada en Sevilla el 25 de Julio de 1885.



"¿Qué es el Espartero? Pues es pura y simplemente un niño de diez y nueve años, desprovisto de facultades físicas y dotado del destinado valor que presta una ignorancia absoluta del peligro y un desconocimiento total de las reglas más elementales del toreo. Ni más, ni menos… El muchacho lidia las reses en la plaza como los chicos juegan al toro en calles y plazuelas. Para él, los toros no son animales fieros, cuyas intenciones hay que conocer, y cuyas acometidas hay que evitar de una manera conveniente y razonada… El Espartero no tiene más que dos pases; el pase por alto y el cambiado”

Antonio Peña y Goñi. Extracto de la crónica de su presentación en Madrid (14/10/1885), publicada en La Lidia.


El Espartero, es un matador que se presentó como una avalancha dispuesta a arrollar todo lo existente. Incierto y novel torero ha da muchos sustos por su falta de seguridad con el capote en la mano. Se ciñe tanto algunas veces que se da sopapos con las reses, y su trasteo, es como si digeramos, ni visto ni oído, tirándose a matar como una exhalación. Tiene mucho que aprender y si vive y conserva su temerario valor, podrá llegar a ocupar un buen lugar entre los primeros espadas”.

Deverval. “El mejor espada, Frascuelo”. ¿1887? 


Espartero. Empezó revolucionario y hoy se ha hecho conservador; es decir: empezó despertando a la afición y derrochando el valor, hasta un punto desconocido en el toreo, llegando a matador en cuarenta días; después de salir victorioso en 20 batallas, y concluye siendo un amigo humilde y respetuoso de… Guerrita

 A.  E. Darrabán. “Recortes y capotazos”. 1891 


"Es el único torero, de los que existen en la actualidad, que al empezar la faena se coloque en la rectitud del toro, inicie el envite con el palo, "Rafael es torero más general y de mayor defensa que el Espartero… Además, el ganado que hoy se corre, por regla general, llega al último tercio falto de poder y quedado…, y en esas condiciones, se aviene mejor al toreo de Guerrita que llega, que al de García que aguarda".y no con la muleta, y presenta ésta, por regla general, en la mano izquierda para dar comienzo con el pase natural: se ciñe en el trasteo a lo prescrito por el arte, y si de algo peca, será de exceso de voluntad, pues intenta con toros huídos, cobardes y recelosos, faenas apropiadas para los bravos y boyantes… El apogeo de Manuel García se debió sin duda a su mano izquierda… Un valor exuberante, mucha sangre fría, sobriedad en los lances y cierta observación de los preceptos del arte, son las cualidades que distinguen al Espartero… Quizá se objete por alguno que el Espartero no recibe toros...El Espartero ejecuta ante los públicos, un toreo empírico que tiene por base el aplomo y por defensa la vista torera y el engaño: el limitado número de lances que lo forman, se encaminan a rendir a la fiera con el mayor lucimiento; su mérito principalísimo consiste en la originalidad que revela la ejecución"

"Rafael Guerra Guerrita es torero más general y de mayor defensa que el Espartero… Manuel desconoce a los públicos y muestra gran apego a su escuela, a lo que pudiéramos llamar su rutina; Guerrita domina la plaza, todo en él obedece al deseo de ser breve obteniendo aplausos, y consecuente con su propósito, lo mismo recurre a una que a otra suerte, con tal de conseguir su objeto... Su toreo es más variado y numeroso en ardides, y su presencia en el redondel menos expuesta a sucesos desagradables, que la de cualquier otro diestro... Además, el ganado que hoy se corre, por regla general, llega al último tercio falto de poder y quedado…, y en esas condiciones, se aviene mejor al toreo de Guerrita que llega, que al de García que aguarda... Valor, vista torera y arte, en el orden que van expuestas, son las notas que individualizan a Espartero; facultades, arte y valor las que caracterizan a Guerrita; dando cierta elasticidad a los vocablos, podemos decir que Espartero, es torero de genio; y Guerrita, un diestro de arte; y como decía un célebre escritor taurino, entre dos lidiadores que ofrecen estas cualidades, hay la diferencia de que la vida artística del que posee la segunda es más larga y bastante menos expuesta, que la de aquel otro que sobresale por su genio".

Selipe. “Espartero y Guerrita”. 1894



"El EsparteroPerdigón, toro de Miura, colorao obscuro, ancho de cuerna y receloso e incierto en el supremo trance, fue el autor de la catástrofe. Volteado el diestro frente al 8, al entrar a matar en un palmo de terreno, levantose ebrio de furor, trastornado por el tremendo golpe, y aún dio al miureño tres muletazos con la derecha. Armó el brazo estando el toro humillado y arrancó, estrechándose con la res. La mano izquierda torpe e inútil, se pegó al cuerpo en vez de marcar la salida por el lado contrario, y el temerario espada fue suspendido por el bajo vientre, recibiendo una espantosa cornada, que le quitó la vida casi en el acto"

José de la Loma, Don Modesto. Extracto de la crónica publicada en El Liberal el 27 de mayo de 1895, en el aniversario de la muerte del Espartero

“Manuel García (El Espartero)... demostró desde el primer momento en que se reveló como matador de toros, pues de tal sentó plaza, que era la locura del valor, y que con éste solamente, pues de facultades físicas carecía, se había hecho aplaudir, llegando no sólo a esto, sino ha producir locura y entusiasmo en algunos públicos, principalmente en el de Sevilla... Al Espartero lo mató el cruel modo con que se le exigió que practicase un toreo á que nunca pudo llegar,  pues careciendo de facultades físicas era completamente imposible que ejecutase suertes en que el principal factor es la agilidad, y el Espartero carecía por completo de ella"

Ladislao Redondo. "Guerrita, su tiempo y su retirada". 1899

Manuel García (Espartero)
 
Modesto, como el que más; 
simpático, cual ninguno; 
valiente, el número uno; 
de nadie se quedó atrás.
 No le intimidó jamás el afilado pitón; 
al matar, el corazón 
llenaba su sér entero... 
¡Este fué el pobre Espartero 
á quien mató Perdigón!

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902  

"Que el Espartero es muy valiente, muy guapo delante de los toros, y tiene una mano izquierda que vale por diez… concedido. Si por valor se entiende arrimarse mucho, y pisar siempre el terreno del toro, el chico es más valiente que el Cid... Todo su prurito es taparle la cara al toro, lo mismo pasando que al herir. Diríase que teme quedarse descubierto un segundo, que le azaran los pitones, y por eso al arrancarse sólo se cuida de taparlos con la muleta, tirándose como un rayo o salga lo que saliere… Y eso no es matar toros"
Pascual Millán. "Trilogía Taurina". 1905

“La valentía del Espartero, evidenciada desde los comienzos de su carrera… fue la base de aquella fama que le arrastró como impetuoso torbellino en el corto espacio de algunos meses, elevándolo hasta la cumbre… Pero a tanto llegó la apasionada ceguedad de sus partidarios que, atribuyéndole –además de su innegable valentía- conocimientos artísticos de que, por desgracia, no se hallaba Manolo muy sobrado, quisieron entablar competencia entre él y Guerrita, que ha sido, sin género alguno de duda, el torero más completo de los últimos tiempos… Esparteristas y guerristas pusiéronse frente a frente, tratando de recabar la supremacía de la gloria de su ídolo respectivo… Aprendió el muchacho a defenderse bien de los toros con la muleta, ciñéndose mucho en los pases; pero como su faena era siempre la misma y no todas las reses admiten igual género de lidia –cosa que el Espartero no alcanzó quizás a comprender, o a la que dio escasísima importancia- su toreo resultaba muy desigual, y deslucido en ocasiones… Su toreo a la defensiva, aunque vistoso algunas veces y sensacional, carecía de eficacia en el castigo, y por eso menudearon para el Espartero los percances desgraciados, precursores de la catástrofe que hubimos de lamentar pocos años después”

Biblioteca Sol y Sombra. Volumen I. 1906


“Manuel García, Maoliyo, por obra y gracia de un fenómeno de alucinación colectiva, quedó a la altura de los más altos, y no ya entusiasmos, una especie de veneración inspiró a las grandes masas que sugestionadas y atemorizadas por la fama, acataron como verdad indiscutible lo que desde Sevilla les impusieron… No tenía Manuel los veinticinco años, cuando ya se encontraba matador de toros, y con una fama tan desmesurada, que en sostenerla necesitó gastar más energías que otros en conquistarla, y aun así y todo fue vencido”

Tomás Orts Ramos, Uno al Sesgo. “Los reyes del toreo”. 19--


"Su juego de muleta no era clásico ni educativo de las reses. Parar mucho, sí, pero sin comprender, la mayor parte de las veces, qué pases merecía el toro, y dónde debía matarlo, con presteza y defensa propia del torero… El Espartero, que no era ligero de piernas, demostrábase activo en quites como el primero; pero era monótono en ellos, siempre lo mismo y por el mismo lado, porque torear por la derecha le salía con torpeza y doble compromiso. Sus recortes a medio capote eran ceñidísimos y parando...; algunas veces daba largas, pero sin estética en las líneas; otras capeaba a la verónica, pero sin esa sal que se necesita para que la suerte resulte limpia, bella... El valor y la voluntad, en estrecho consorcio, habían hecho de aquel joven audaz y temerario, que comenzó batiéndose poco menos que a brazo partido con las reses, un torero muy apreciable y digno de figurar entre los mejores de su tiempo; si bien, debido a ese modo especialísimo que tenía de lidiar, fiado más en su coraje que en los preceptos de la tauromaquia...el Espartero veíase en constante peligro de pagar algún día caras sus imprudencias ante los toros" 

Ramírez Bernal (1849-1911), en su artículo  "Manuel García, el Espartero"


"La temeridad con traje de luces: eso fue el Espartero... La muleta sesgada, para dar ininterrumpidas y aceleradísimas series de pases, que siempre se solucionaban con el embroque, librado a su vez por el cambio de pecho o apoyándose con las manos en el testuz o en los cuernos. La entrada a matar, sin cuadre y sin preparación, de zambullida, con el brazo a la altura de la oreja, arqueando de arriba abajo, formando con la punta del estoque un semicírculo en el aire, e hiriendo perpendicular y atravesado. ¡Una verdadera facha!... Siempre fue monótono y tristón en su toreo... No hubo exageración en lo que respecta a su decantado valor... en la mayoría de las ocasiones, más que valor, era una temeridad inconsciente e irreflexiva que borraba toda noción de preceptos artísticos. Con una ceguedad que irritaba, iba a un terreno que traspasaba el del peligro y confinaba con el del suicidio. De ahí, sus veintitantas cornadas y su espantoso fin"

F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914

"Era torpe, poco flexible, despreocupado de las reglas técnicas  defensivas del toreo, y especialmente medianísimo matador; arqueaba el brazo al herir, por lo que sus estocadas rara vez era eficaces y siempre defectuosas... Junto a estos defectos, había otras cualidades... Principalmente merece subrayarse el aplomo de su figura y la quietud de sus pies en el manejo de la muleta y, sobre todo, el terreno inverosímilmente próximo al toro en que desenvolvía sus faenas. Parecía imposible poder hacerlas en semejante terreno, y el propio Espartero parecía confirmarlo con sus constantes tropiezos y cogidas. Visto desde hoy este empeño, caemos en la cuenta de que ello era el fundamento de una manera de torear que no llegó a cuajar en este desdichado precursor, pero que había de imponerse muchos años después y ser piedra angular de toda una manera del toreo moderno. A ello, más que a la brillantez de sus faenas, debe el puesto que a mi juicio debe ocupar en la historia del toreo"

José María de Cossío. "Los Toros". 1943

"En la historia de la tauromaquia ocupará siempre un lugar especialísimo y excepcional el desgraciado Maoliyo, como le nombraba la muchedumbre sevillana, que le adoró como a un ídolo... La circunstancia de haber trabajado en las labores del esparto motivó que le llamaran Espartero... En su labor estaba ausente el arte, pero el valor culminaba de modo excepcional... No conocía el miedo delante de los toros, ni le arredraban los peligros, por grandes que fueran... No tenía entonces Sevilla ningún torero de gran fama y ansiaba encontrarlo; por eso a aquel mozo animoso y audaz le colmaba de aplausos... Es verdad que su valor era increíble, pero en el arte adelantaba poco... Yo tuve la ocasión de verle torear muchas veces y afirmo que en lo único que logró ser artista fué en el manejo de la muleta, que la llegó a dominar por completo... El afán de los hispalenses, en su eterna rivalidad con Córdoba, le empujó a la desigual competencia con Guerrita, en la que siempre salió perdiendo... Sufrió un total de ochenta y dos cornadas, entre leves y graves... El 27 de mayo de 1894 moría en la plaza de Madrid, víctima de una cornada que le dió el toro Perdigón, de la ganadería de Miura". 

"Manuel García (Espartero) conservó siempre delante de las reses la más absoluta indiferencia... Estoy casi seguro que no se enteraba de las cogidas, y las sufrió por docenas, hasta que el cuerno del toro lo sentía penetrar en su cuerpo. Para mí, es el caso más raro, único quizá, que he contemplado en el redondel. ¿Era inconsciencia? ¿Era total desprecio de la vida? No lo sé; pero sí aseguro que fué un ejemplar que me hizo meditar mucho"

Natalio Rivas. "Toreros del Romanticismo". 1947


"Pocos toreros hubo que al darse a conocer produjeran el febril entusiasmo que el Espartero supo producir en Sevilla... La Prensa y los aficionados de Madrid reconocieron en el Espartero un valor prodigioso, serenidad y soltura al torear de muleta, pero también mucha impericia y un defecto capital al herir, que consistía en llevar alta la flámula y hacer un arqueo extraño con el brazo de la espada. Nunca logró desterrar Manuel García este defecto; el cruce le resultaba violento, peligroso, deslucido, y los estoques quedaban mal colocados la mayor parte de las veces... Ha pasado a la Historia como cifra y compendio de la vergüenza torera" 

Don Ventura."La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951



"En seguida corrió de boca en boca por Sevilla la temeridad con que se ofrecía a los toros aquel mozo triste. El éxito no tardó en llegarle, pero no era un éxito alegre de abanicos y pañuelos, como iba a ser algunos años más tarde el de Reverte, sino un éxito estremecido de estupor. Toreaba de una manera arrojada, con una especie de torpeza siniestra... Jamás fue un torero completo y brillante. Toreaba con un capote corto, pero sin armonía ni sentido clásico, y sin excederse en filigranas y gracias. No supo banderillear, y al entrar a matar lo hacía con valor pero sin saber romper el nudo de la suerte con limpieza. En otras ocasiones cuarteaba, alargaba el brazo y mataba de un modo desencuadernado e ineficaz. Sólo con sus faenas de muleta, encendía a los tendidos. Eran faenas densas, con ahogo, con un estilo palpitante, estremecido. ... Al Espartero se le exigió lo único que podía hacer, que era dejarse matar por un toro. Era el pacto no escrito que tenía con el público, y que él precisó, en una ocasión, con aquella frase sobrecogedora de "más cornás da el hambre"

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Admiradores de su paisano los sevillanos, que anhelaban tener y celebrar un torero de la tierra, llegaron al exceso en el entusiasmo, explicable por el rasgo primordial del espada: el valor. Unía a éste un excelente manejo de la muleta con la mano izquierda, constituyendo su talón de Aquiles la espada, con la que mataba siempre sin el menor estilo, a toma y daca...No tuvo de bueno más que el valor frío, estoico, ya que carecía de facultades. Sus piernas eran pesadas; toreaba mejor con la izquierda y usaba una muleta pequeña; con la capa lanceaba bien a la verónica, que remataba con media ceñidísima. En sus tiempos finales banderilleaba discretamente al cuarteo. Con la espada era desastroso... Reconozco su gran valor; pero eran escasísimos sus conocimientos" 

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955


"A Guerrita le colocan enfrente a El Espartero, que es artísticamente su antípoda. Un torero que, lejos de dominar los toros, está a merced de ellos y que va, cornada tras cornada, por su calvario de sangre. Pero que tiene atractivo popular, tiene misterio, pues la gente no se explica cómo, pese a todo, la providencia le hace el quite. Hasta que un día no se lo hizo"

José Alameda. "El hilo del toreo". 1989

"Muy pronto es el diestro de moda en Sevilla... Hasta el cabildo de la catedral deja otras cosas importantes para ir a la Maestranza... El joven novillero puntero realizaba todas las suertes del toreo con variedad, gusto y precisión. Manejaba bien la mano izquierda con la muleta y mataba con brevedad y precisión... Sus compañeros le quieren entrañablemente, pero no le respetan como jefe porque conocen su punto débil: la falta total de capacidad de mandar... Guerrita dice públicamente: El Espartero es el torero con menos facultades físicas que yo he conocido, pero también el más valiente de los de mi época...  Manoliyo parecía ignorarlo todo, salvo jugarse la vida con donosura y con una sonrisa triste"

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989


"La muerte de el Espartero viene a confirmar cuanto sugiere aquel promedio de treinta y cuatro pases que, en aquella época, corresponde a un espada carente de maestría y a merced del toro. Se cubre de duda y de reproche el recuerdo de sus pies parados y se olvida su muleta baja, echada al suelo en el remate del pase natural: el instante inmóvil y rojo sobre la arena que recoge ahí mismo al toro en el pase de pecho. Se olvida la calidad tranquila que le permitía unir los pases sobre una emoción sostenida... Nadie ha sabido como aquel pobre Espartero desengañar a los toros a fuerza de heroísmo, con toreo de muleta peligroso, sin engaños ni ventajas. Era la lucha entre el empuje de una bestia y la tranquilidad agresiva de un hombre"

Robert Ryan. "El Tercio de Muerte". 2000



Julio Aparici Pascual, FABRILO (1866-1897)








Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com



"El arrojo o el valor / afirman que es el escudo / de este nuevo matador. / No lo dudo. / Y así sabrán apreciarlo, / si es verdad, en cualquier parte; / pero debe combinarlo / con el arte"

Dibujo de Redondo y texto publicados en El Toreo Cómico de 16/12/1889





¡Ay Fabrilo!¡Ay Fabrilo!/ No te vayas a morir,/ que las niñas de Valencia/ llevarán luto por ti.

Copla


“Julio Aparici (Fabrilo). Torea con soltura, sin menear los pieses, y muestra ante las reses ingénito valor. Da buenas estocadas, y en muchas ocasiones de justas ovaciones oyó el sordo rumor”.

Francisco Soto Fernández. “Perfiles taurinos”. 1896


Julio Aparicí (Fabrilo) 

Tuvo gran serenidad 

y ha sido muy aplaudido 

en donde quiera que ha ido 

por su mucha voluntad. 

En la histórica ciudad 

de Valencia salió un dia 

Y probó lo que valía: 

le pidieron una suerte 

y en ella encontró la muerte 

con sobra de valentía

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902  

"Fabrilo toreaba con una valentía a prueba de cornadas, bastante desconocimiento del arte de lidiar reses bravas, mucho amor propio y sobra de facultades para la profesión, excepto la ductilidad y flexibilidad de músculos, tan necesaria para el toreo"

Juan Guillén Sotelo (Bachiller González de Ribera). "Las víctimas del toreo". 1907

"No digamos era una notabilidad manejando el capote... Su faena sobresalía cuando había de practicar algunos de esos quites que han dado en llamarse marca Frascuelo, es decir, que cuando había necesidad se metía en terrenos peligrosos... Su toreo en el capote estaba más cerca de lo que la afición ha dado en llamar escuela cordobesa, que de la sevillana, o sea el toreo serio...  Lanceando paraba bastante, si bien los toros algunas veces le acosaban por no despegar con soltura los brazos del cuerpo... Como director de lidia, su carácter bondadoso no le dejaba las más de las veces cumplir su misión con la energía necesaria para tal puesto... La suerte de las banderillas era donde Julio se mostraba más airoso, lucía sus hechuras, su conocimiento, la flexibilidad de su cuerpo y su alegría, y fue en esta suerte precisamente en la que encontró la muerte. Así como en la muleta era una barra de acero, en banderillas era todo lo contrario... El principal defecto de Julio, fue en el trabajo de muleta....  Toreando de muleta, el público muchas veces padecía, se veía inseguridad, se notaba falta de dominio, rigidez en los movimientos, no se encorvaba, pero esa misma tiesura que procuraba guardar, era la que le impedía la libertad de moverse bien... Además, no sabía ahormar la cabeza del toro que a sus manos llegaba descompuesto... Como estoqueador su defecto consistía en el exceso de valor, sobra de valentía. Julio no comprendía, no quería ver que los toros por exceso de entrarles a matar en corto, no se matan mejor...  Su brazo derecho era de acero, sus pinchazos en hueso, eran terrible destronque... No tenía especialidad en la manera de estoquear, sabía y ejecutaba todas las suertes prescritas en el Toreo, lo mismo estoqueaba recibiendo, que a la media vuelta, si bien, le gustaba que se le vinieran los toros”

Juan Bautista Peris. "Los dos Fabrilo"1907

"....un torero valiente que intenta todas las suertes, desconoce mucho los secretos de realización del arte y no se luce todo lo que él anhela porque su cuerpo, aunque bien proporcionado, es poco flexible en sus movimientos y resta gracia y gentileza a la ejecución de los lances... Fabrilo se distinguió por su elegancia y tacto para vestir, causando admiración entre los espectadores los maravillosos trajes con que se presentaba en la plaza"

José María de Cossío. "Los Toros". 1943

"De Julio es bien sabido que perdió el favor del público, singularmente de sus paisanos, cuando se supo el vínculo extramatrimonial que le unía a la hija de un aristócrata. Había sido muy correspondido en general por el bello sexo. Era proverbial su majeza y valentía, que llegó a merecer el respeto de Frascuelo, en cuya cuadrilla estuvo. En Valencia era tan ídolo como el mismísimo Lagartijo, con quien alternó repetidamente. Los aficionados recuerdan el famoso cuadro que representa a Julio Aparici tumbado bajo la cara del toro, después de haber extendido el capote, en un alarde de temeridad para eclipsar a sus compañeros Algabeño y Villita, que se había puesto de rodillas"

Fernando Claramunt  López "Los toros desde la psicología", trabajo para "Los Toros", de Cossío. 1943

Julio Aparici (Fabrilo), un valenciano apodado así por haber trabajado en una serrería llamada La Fabril... La fama del torero se vió empañada por asuntos de su vida privada... Nacido en el popular barrio de Ruzafa y casado con una hermosa valenciana, puso sus apasionados ojos en la hija de un marqués. El pueblo se sentía ultrajado y afeaba la conducta del torero tanto dentro como fuera de los ruedos... Julio Aparici (Fabrilo) fue un torero de valor, poco ágil y algo rígido de movimientos. Con cierta lentitud que le hacía perder fracciones de segundo para evitar los percances. Vestía de torero y de calle con enorme elegancia. Quiso imitar el "olor a torero" que veía en sus compañeros andaluces. Basta observar la fotografía de Fabrilo y su cuadrilla"

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989

"Se dice que Julio Aparici Pascual, alias "Fabrilo"  fue el torero más bello de la historia. Contribuyó a su leyenda una cornada mortal y prematura, como también lo hicieron los grabados que aparecieron en las revistas de la época a propósito de su galanura... No pudo librarse el maestro de las maledicencias. Empezando por aquellas que cuestionaban su virilidad. Circulaban en los mentideros los devaneos homosexuales del maestro, aunque Fabrilo había demostrado su hombría con plebeyas y aristócratas... Así lo describía con cursilería un ejemplar de La LidiaToda su planta física, desde los pies, delicados y diminutos, hasta la cabeza, de negro, brillante y ensortijado pelo, era en él armonía suave y mesurada como la del fauno joven y delicioso"

Rubén Amón. "No puede ser y además es imposible"



ANTONIO FUENTES Zurita (1869-1938)
















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Cogida de Antonio Fuentes en Valencia

La Corrida de 8 de Junio de 1908



Él era un veterano, era una sombra
de lo que fue, y yo era todavía
un niño de calzón corto, una cría
de terco aficionado que leía,
recitaba de coro el "Sol y Sombra".

Cuántas veces, detuve mis sedientos
ojos de euritmia y de andaluza gracia
en aquella instantánea -aristocracia
adivinada de los movimientos-.

Y un día en el cartel "Antonio Fuentes".
No lo quise creer. Y era posible.
Aún nací a tiempo, oh dioses providentes.
Mas ¿si llueve? o ¿si enfermo? Ay corruptible
felicidad del puro aficionado.
El ruedo, la ruleta inmóvil, fija.
Azar fascinador. Y no hay quien rija
la meteorología del tornado.

Llégó la tarde. Qué dicción suprema.
Pasos no hacía Apolo tan medidos.
Con las piernas quebradas. Los tendidos
vibraban de elegancia, la diadema
le ceñía los rizos canecidos.

Universal la consagrada frase:
"Si verle el paseíllo vale un duro."
Pero hubo más: el lance, el quiebro, el pase
y aquel sentarse en el estribo, un puro
gesto de emperador cierto y maduro
que en la urbe augusta el Papa coronase.

Lección de sobriedad, un solo giro
de su capote, oh pliegues desdeñosos,
y ya era todo orden, luz, sosiego.
Gracias, Antonio Fuentes. Del retiro
volviste una vez última a los cosos
a confirmar de gracia unos gozosos
ojos adolescentes de pasiego.

 Gerardo Diego. Fábula de Antonio Fuentes


De un Antonio a otro Antonio tiendo un arco.
Fábula de Antonio Fuentes.
Égloga de Antonio Bienvenida.
Arco de puente al río de mi vida.

Gerardo Diego





"Fue banderillero andaluz, de cuyos méritos puede decirse mucho, por su aplicación y buen estilo. Es un chico que, sin desplantes ni aceleramientos, va donde otro vaya, y cuando ha tomado en sus manos los trastos de matar, casi ha demostrado poseer más aptitud para ello que para las banderillas… Se nota que su valor va en aumento, y promete hacernos ver a su tiempo un buen matador de toros, porque maneja muy bien la muleta, es paradito y se va derecho a la suerte sin titubear”

José Sánchez Neira. "El toreo. Gran diccionario Tauromáquico"Madrid,1879

“Antonio Fuentes. Después de haber banderilleado en diferentes corridas á las órdenes del matador de toros Francisco Arjona Reyes (Currito), entró á formar parte de la cuadrilla de José Sánchez del Campo (Cara-ancha) y con su jefe, toreó en Madrid los días 11 y 12 de Noviembre de 1892… La alternativa le fué otorgada en la plaza de Madrid, el 17 de Septiembre de 1893, por Fernando Gómez (Gallo)… Su desigualdad en el momento supremo preciso para deshacerse de sus adversarios, es culpa de que Fuentes no entusiasme á las masas, falta en él más censurable que en otros, porque tiene conocimientos de la profesión, de cada una de sus diferentes y difíciles suertes y una inteligencia clara para practicarlas, como lo ha demostrado en ocasiones. De aquí que las empresas solo procurasen su ajuste para completar combinaciones… Ejecutó con gran precisión y muchos adornos la suerte de clavar los palos quebrando, imitando a su maestro Cara-ancha e imprimiendo algunas variantes en la preparación como ha sido la de las carrerillas hasta llamar la atención de sus adversarios. Muchos aplausos le ha prodigado el público en esta suerte y otras también de banderillear, pero estos aplausos no tapan las deficiencias del matador que es lo que la afición busca en los que tienen tal categoría… Siendo Fuentes de los toreros de la buena escuela, de los que saben torear de brazos y de los que conocen los muchísimos resortes que tiene el arte de lidiar reses bravas, debe aprovechar la ocasión del actual momento histórico para ocupar el puesto de la afición le señala”

Leopoldo Vázquez y Rodríguez. “Biografías de toreros”. 1900-1901



"Fuentes... Del arte y de la elegancia... siendo Fuentes como estilista, y sólo en tal concepto, uno de los primeros toreros contemporáneos, gala de la escuela sevillana, y a quien los madrileños asignan repetidamente la herencia gloriosa de Cayetano... Apreciaremos especiales condiciones idóneas para la suma elegancia de movimientos que requiere el estilo clásico del toreo, y que lo colocan en condiciones ventajosas de ejecutar las suertes de capa, muleta y banderillas, en que sobresale con rara competencia... Como matador, justo es consignar que no se halla el diestro de referencia a igual altura que como torero... Banderilleando es su estilo tan sobrio y artístico, y su habilidad tanta, más particularmente en el cambio –que en él es siempre cambio de oro, con premio de palmas- que si fueran a certamen, si no el premio, alcanzaría el primer accésit...Es exageradamente elegante en el vestir"  

Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real. "Semblanzas de los toreros del día"1901

"Sobre todo bregando y ayudando a sus compañeros estuvo por regla general, bueno siempre, y fue en lo que más palmas ganó. Cumpliendo su misión de matador ya es más discutible su positivo mérito, porque no siempre ha estado a la altura de su reputación… Por el lado derecho torea con suavidad, ve llegar y estira el brazo, pero por el izquierdo no llega nunca a que el toro acabe de pasar y no despega el codo del cuerno, no estirando nunca y siendo por ese lado lo que en el argot taurino se llama codillero… Así es que son buenos, por regla general, sus tres primeros pases: uno por la derecha, uno alto, otro con la derecha, ayudado o de pecho, y al dar el segundo por el lado izquierdo, pierde terreno y ya no puede reponerse en toda la faena. De cada diez faenas de muleta, son de este modo nueve... Para su adorno, sin recurrir a desplantes, le basta la soberana elegancia de su persona... Como banderillero, en sus buenos tiempos no ha habido quien le iguale"

Almanaque del Tio Jindama. Año 1902

Antonio Fuentes
 
Diestro de conocimiento 
que en el toreo actual 
es capitán general. 
En palos es un portento; 
pero llegando el momento 
de clavar el asador 
nunca le sobra valor,   
en verdad que esto estropea 
o bastante que torea 
este tan buen lidiador

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902



"Demostró desde el principio excelentes dotes de banderillero... Si la habilidad para burlar las reses y el toreo elegante y serio son mérito bastante para conceder a un matador puesto de primera fila indudablemente hemos de otorgárselo a Antonio Fuentes… Lancea de capa a los toros parando los pies, moviendo bien los brazos, sin levantar polvo... Dentro de la seriedad de su torero suele Fuentes adornarse en los quites que remata generalmente con mucho lucimiento. En ocasiones se muestra apático y sobre todo poco cuidadoso, como jefe de lidia... En el segundo tercio, es decir en banderillas, es donde más luce el trabajo de Fuentes. Seguro en la ejecución de la suerte la practica de todas maneras... Como matador de toros ha sido Fuentes más deficiente que como banderillero"    

Miguel Moliné (Caricias). "Estudio biográfico critico de Antonio Fuentes"1906

“Se mostró aficionado al toreo por vocación irresistible y con excepcionales condiciones para ejercerlo. Sus faenas como peón de brega y banderillero, colocáronle en poco tiempo a la altura de los más celebrados a la sazón, adquiriendo notoriedad por su elegancia y buen arte en la lidia de reses bravas.

Más tarde decae su cartel en cuanto decide ser matador, pues si bien con la muleta continuó siendo el buen torero del que antes hemos tratado, con el estoque su trabajo resultaba muy desigual y deficiente a todas luces… Fuentes descolló de entre sus compañeros en activo, por las buenas condiciones de su toreo fino, clásico y elegante.

Uno de los mayores obstáculos que Antonio ha encontrado con frecuencia en su camino, es el de la propia apatía”.

Ginés Carrión. “Antonio Fuentes”. 1907


"A sus buenas condiciones supo adaptar lo que hicieron los grandes maestros, y tal sello de elegancia imprimió a su trabajo que logró mejorar algunas de las suertes del toreo… Buen torero siempre y deficiente matador al principio, mejoró paulatinamente su forma de estoquear, y acabó por ser, en los últimos años, un valiente y habilidoso espada… En banderillas fue un innovador de la suerte del cambio, pues demostró que a casi todos los toros se les puede banderillear en esa forma, lo que hizo con maestría especial, que casi se le puede por eso sólo llamar maestro”

Manuel Serrano García-Vao, Dulzuras (en 1909)

“Una de las principales figura de su época; un torero bueno, en todas las acepciones de la frase, y que habría sido mejor si hubiera tenido igual soltura para torea por el lado izquierdo como la ha tenido por el derecho… Tuvo algunos años en los que no acertó con la suerte de matar, y mas que matador era martirizador de toros; pero cuando ya estaba en la categoría siete u ocho temporadas, después de hacer algunos viajes a Méjico, vino con gran facilidad para dar estocadas buenas, y se completó como indiscutible excelente torero y buen matador de toros… Además de su clasicismo con capote y muleta y de su irreprochable colocación en la plaza, ha sido un banderillero de primera fuerza, en cierto modo innovador de la suerte del quiebro, pues que ha demostrado que se puede ejecutar dicha suerte con muchas reses que en otro tiempo ni se ensayaba siquiera”

Manuel Serrano García-Vao, Dulzuras. “Las estrellas del toreo”. 1915

"Dice un apreciable crítico taurómaco, que Fuentes, en un mismo toro, solía estar bien, superior, mal y detestable... No obstante, y pese a todas sus desigualdades, Fuentes aun sale ganancioso en el saldo de cuenta resultante de sus méritos y deméritos… Ahora fijaos como hacen esencialmente algunos poetas la semblanza de Antonio Fuentes: Armónica arrogancia... Graciosa y gitana petulancia.... ¡Elegancia!...¡Elegancia!... y ¡Elegancia!... Como torero, personificó la elegancia taurómaca... Manejaba el capote y la muleta con clasicismo y prestancia inimitables; nunca estaba mal colocado en el ruedo; banderilleaba notabilísimamente, sobre todo, al quiebro y de frente; y mataba…muy mal en sus principios y bastante bien al fin... En banderillas, demostró que se puede quebrar a toda clase de toros y aportó la innovación de citar con una carrerita a los quedados. Con la muleta, hizo famosos los tres primeros pases que daba; pero rara vez ejecutó una faena completa, debido a que codilleaba mucho por el lado izquierdo y los toros le achuchaban y no le dejaban parar" 

"Luis Uriarte, "Figurones taurómacos", ¿190.?

"Fuentes pertenece a la categoría de los artistas que no crean de la nada, sino que toman lo ya creado, para conducirlo a una perfección que sólo se consigue con el dominio absoluto de la técnica; y esto explica ese progreso no interrumpido que en nuestro biografiado ha podido observarse, hasta en épocas en que lo lógico hubiera sido la decadencia… Ejemplo único en la historia del toreo... Muchos aplausos ha prodigado el público a Fuentes como banderillero, pero tales aplausos no tapaban las deficiencias que como matador se le venían notando, y de las que había de corregirse cuando menos podía esperarse, porque en esa primera época de la vida torera de nuestro biografiado, la indecisión en el momento supremo, quizás porque todavía no le había encontrado la muerte a los toros, le había proporcionado más de un disgusto y la fama de estoqueador muy desigual"

Tomás Orts Ramos (1866-1939)"Los reyes del toreo"- 19..

Uno de sus biógrafos ha dicho de él: “Si para Antonio no tuviesen los toros hueso, es más que seguro sería hoy el primero de nuestros diestros y no habría quien pudiera competir con él. Con el capote y con la muleta no tiene rival; y cuando coge los palos y se adorna y cita solo y sin más ayuda que su cuerpo y quiebra y mete los brazos… rara es la vez que el público no se vuelve loco de entusiasmo... El toreo de Fuentes es un toreo fino, en el que se echa de ver, desde luego, la inteligencia del maestro y el conocimiento que tiene da las facultades de las reses… Por esto resulta un torerazo, más torero que espada, más lidiador que matador de toros”

"Incapaz de crear nada, se limitó a perfeccionar lo que hicieron los grandes maestros, imprimiendo a su labor tal sello de elegancia, que pudo lograr mejorar grandemente varias suertes del toreo... Inmejorable torero siempre y deficiente matador en los comienzos de su carrera, mejoró poco a poco en su forma de matar hasta llegar a ser, en los últimos años, un experto y arrojado espada. En banderillas se le califica como un innovador de la suerte del quiebro"

Curro Algaba. “Antonio Fuentes Zurita. Los grandes toreros”. 19..?



"En los quites, lanceando de capa y con la muleta, su toreo es clásico, artístico y ajustado a las reglas del arte, con un sello de elegancia propio por nadie igualado. Matando no acertó siempre, le costó algo encontrar la muerte de los toros… Cuando Fuentes introdujo esa majestuosa carrera en dirección al astado, en línea recta, como si fuera a pisarle su terreno, quedando clavado en el sitio donde los toros menos codiciosos creen seguro hacerse con el bulto, causó verdadera admiración, pues se necesita un conocimiento muy grande de las condiciones del toro con el cual va a practicarse la suerte para detenerse precisamente ni milímetro más ni milímetro menos, en el terreno a propósito para poder ver llegar lo suficiente, dejando tiempo para engendrar el movimiento que marca al toro una salida que no toma el diestro. Esto es verdaderamente maravilloso y desaparece con Antonio Fuentes, que se llevará el secreto de su habilidad”

Azares, en el periódico El Diluvio (1879-1939)


"Antonio Fuentes ha sido un buenísimo torero, pero muy corto. Ha hecho cosas tan acabadas y perfectas, que nadie hubiera mejorado, aun incluyendo a Guerrita. En otras muchas fue deficiente, mediano, insignificante...¡Qué admirable, que maravilloso banderillero! ¡Qué tres pases!, ¡los tres primeros!, cuando los toros le toman francos la muleta! ¡Qué bonito, que artístico con el capote, quitando! ¡Qué bien dobla los toros, al rematar las suertes!... Mata poco...Y, ¡cosa rarísima, estupenda, inexplicable! Ya mermado en sus recursos físicos…, se hace un buen matador de toros. Antes, en el  apogeo de su poder, apenas mataba. Ahora, en la rampa descendente y en vertiginoso rodar hacia su ocaso, mata más que el cólera... Con todos sus defectos, Fuentes resultaba un torero serio, sobrio y bonito... ¿Qué lugar hemos de adjudicar a Fuentes en la historia del toreo? El primero entre los de su época. Aquella época, huérfana de grandes lidiadores...Antonio Fuentes fue, en un corto número de años, la primera figura del toreo. No tuvo rivales de su altura con quien pelear, y escaló con facilidad asombrosa el primer puesto de la tauromaquia"
  

José de la Loma, Don Modesto. "Desde la barrera", 1910

            
"Antonio Fuentes nació artista y vivió la vida del arte. Tuvo dos enemigos terribles. Su indolencia andaluza y su gesto despectivo. Sin embargo, su gesto resultó siempre artístico y gallardo, aun en las tardes más desgraciadas de su etapa torera... Su fama se consolidó en la trágica tarde de la muerte del inolvidable Espartero… Su clásico estilo y su altanera gallardía, diéronle renombre merecido... Luego, hubo un alto en su carrera. El fácil estoqueador de reses bravas, perdió su terreno, aunque siempre salió a flote el torero elegante, de líneas correctas y de sabor clásico... Antonio es el eterno niño. Gusta del halago y el mismo halago fue causa de sus muchas inconstancias."  

L. Moya de Arpí, "El álbum del Eco Taurino". Madrid, 1912

"Como torero, ¿qué voy a decir de Antonio Fuentes que todos no sepáis? Es un artista; dibuja el toreo de capa parando, teniendo presente que torear es parar; brega a conciencia y con conocimiento de causa: es un verdadero clásico... Con las banderillas, un verdadero coloso... al cambio, al cuarteo por los dos lados, cambiando los terrenos, en todas formas y de todos modos parea colosalmente, grandiosamente; el representante genuino del toreo clásico… En el último tercio sabe lo que trae entre manos, lo cual no es lo general; da a los toros la lidia que los toros piden, y los mata en el sitio simpático para las reses atacando con decisión y cruzando admirablemente."

Enrique Minguet, Pensamientos. "Pases de Castigo"1912

"Es de advertir como todo el mundo sabe, que característicamente empezaba bien para concluir mal. Corto con la mano izquierda, sus primeros pases eran casi siempre elogiables, pero por un vicio codillero que nunca supo corregir, al cuarto o quinto muletazo se dejaba torear por el toro, que le comía el terreno y le conducía a unos resultados poco dignos de un espada de categoría... Al principio resultaba una calamidad matando. Con los años aprendió a quitarse los toros de delante... Sólo se le puede reconocer personalidad acusada y original en la preparación del quiebro, cuanto tomando a los toros muy largos, emprendiendo un viaje rápido y parando en firme a la mitad del camino, les invitaba a entrar a un cambio muy ceñido y de visualidad extraordinaria... Fuentes, en un mismo toro, en el espacio de un cuarto de hora, solía estar bien, superior, mal y detestable"

F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914


"Antonio Fuentes, esclavo de la manera elegante, al elegantizar el toreo a la verónica, ha desemparejado las manos, que los antiguos llevaban casi a la misma altura, y ha descendido notablemente del plano de ejecución, aquella a la que le corresponde en cada lance vaciar el engaño. Fuentes empalma la época de Guerrita con la de Bombita y Machaquito. Al lado de aquél, resulta joven; al lado de éstos, viejo. Pero adquiere estatura suficiente para que al irse el Guerra, exclame: ¡Después de mí, nadie! Y después de nadie…, Fuentes. Y tiene, sobre todo, personalidad bastante para que a Montes, tomándolo en el toreo de capa como espejo –la admiración mayor del hombre esbelto se despierta en el contrahecho-, se le haya ocurrido bajar más aún la mano y ceñir la suerte algo más... Su porte será torero hasta que se muera: paseará en la calle como en las plazas.Por más de señorito que se vista, a su paso se dirá: "¡Ahí va un torero!"

César Jalón, Clarito. "Grandezas y miserias el toreo". 1933

 "Su toreo era fino, clásico y sumamente elegante; con las banderillas se manifestaba siempre adornado, preciso y seguro, y encontraba toro en todos los terrenos. Se distinguió notablemente en los quiebros, a los que imprimió un sello propio inimitable. Manejaba la muleta como pocos han sabido manejarla, con mesura y gallardía, y su mayor defecto residió siempre en el estoque, aunque con el tiempo se enmendó, y sus estocadas al volapié eran de rápido y mortal efecto"

José María de Cossío. "Los Toros". 1943

Antonio Fuentes. Ha sido el torero de mayor elegancia en los ruedos y a quien más piropos se han dirigido, después de Lagartijo, por la belleza plástica que imprimía a las suertes, sobre todo con las banderillas en la mano, con las que ninguno de su época logró aventajarlo… Fue éste un torero de los llamados cortos, pero muy elegante y clásico, como ya está dicho, y un formidable banderillero, acaso el que dio a la suerte mayor soberanía. Con el estoque, durante muchos años fue deficiente, pues aunque muchas veces entraba en corto y por derecho... Con la muleta eran de ver sus cuatro o cinco primeros pases, que daba muy quieta la planta y jugando admirablemente los brazos. Con el capote eran admirables su apostura y su majestad, dignas de Cayetano (Cayetano Sanz)”

Carlos de Larra, Curro Meloja. "Grandes maestros de la Tauromaquia". 1945


"¡Lástima que fuera un torero tan corto!... Se asentó algún tiempo en la cuadrilla de Cara-ancha, de quien asimiló su clasicismo, incluso al interpretar la verónica de frente... Además de su clasicismo, fue un banderillero de primer orden, brillantísimo, y en cierto modo innovador de la suerte del quiebro, por haber demostrado que se puede ejecutar la misma con muchos toros que en otro tiempo ni siquiera se intentaba... Desde el año 1900 se le vio más seguro con el estoque... Fue torero del lado derecho principalmente y corto de repertorio; sus faenas de muleta pecaban muchas veces de desiguales, pues empezadas con brillantez cautivadora, solían desmerecer si no veía pronto la estocada; pero lo bueno que hacía era incopiable, tanto por su clasicismo como por el realce que le prestaba, merced a su figura, la cual tuvo que agradecer no poco a la estética."

Don Ventura."La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951

“Antonio Fuentes es el toreo que durante más tiempo ha venido ejecutando a la perfección el toreo clásico…; por eso fue un diestro poco alegre, sí, pero clásico de los más clásicos… Moviendo el capote resultaron siempre maravillosas sus verónicas, paradas, derecho,… erguido y estirando los brazos justa y matemáticamente; los quites que hace dejando al toro en suerte…; el perfectísimo modo que tiene de pasar de muleta con esa elegancia y esa naturalidad tan enorme, y la extraordinaria y nunca bastante ponderable manera de entrar a herir, colocando el acero en el centro del morrillo de los toros… Antonio Fuentes ha sido el banderillero más grande que ha existido: los garapullos en sus manos lo mismo los pone al cuarteo, que de frente o al cambio, todo ello con una elegancia y con una salsa torera propia, exclusiva, únicamente suya”

Enrique Minguet, Pensamientos. “Los clásicos del toreo”. 1953


"Con la capa su repertorio fue breve, pero, a pesar de todo, en su época nadie mejoró su verónica, su depurada y precisa verónica... Era aquella verónica una suerte un poco amanerada, acompañando el envite del toro con los brazos, girando el busto sin levantarlos, sino estirándolos y sin quitar el capote de la cara del toro, hasta rematar. Su verónica quedó, hasta la aparición de Belmonte, como algo modélico, intachable, como la había sido la de Cayetano Sanz y más tarde de la Cara-Ancha... En las banderillas era inolvidable su prestancia. Solo, en los medios, con su empaque aplomado... comenzaba su preparación para poner el par...Citaba y prendía las banderillas con sello propio, inimitable... En la muleta, sus faenas eran desiguales. Era un torero del lado derecho y de corto repertorio... Con el estoque empezó mal... mejoró y dio ceñidas estocadas a volapié"

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Antonio era un gran torero. Elegantísima la figura. Después de Lagartijo, acaso el lidiador más elegante, de muy buena estatura y cuerpo cimbreño, le acompañaba su andar, quizá demasiado erguido. Toreaba bien de capa y sabía colocarse en la plaza, siendo con las banderillas formidable en todos los estilos y, sobre todo, en la preparación del cambio: situado un poco largo, daba una carrera hasta el sitio oportuno, desafiaba a la res y, aguantando, hacía el cambio y clavaba a la perfección; era un deleite vérselo hacer... Con la muleta en la derecha, lidiaba superiormente haciendo famosos sus primeros pases, que después decaían; no fué buen matador en su primera época"

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955


"Su toreo era fino, clásico y sumamente elegante; con las banderillas se manifestaba siempre adornado, preciso y seguro, y encontraba toro en todos los terrenos. Se distinguió notablemente en los quiebros, a los que imprimió un sello inimitable. Manejaba la muleta como pocos han sabido hacerlo, con mesura y gallardía. Su mayor defecto residió siempre en el estoque, aunque con el tiempo se enmendó y sus estocadas al volapié, hábilmente dadas, eran de rápido y mortal efecto. En los anales de la tauromaquia ocupará un digno puesto junto a los mayores maestros del siglo XIX... Fuentes fue un grandioso torero, al que yo creo que no ha tratado la gente como se merecía... No haber valorado a Fuentes como éste merecía me parece una de las mayores injusticias que se han cometido en el toreo... Los dos únicos toreros que toreando con traje de calle -chaqueta y pantalón y zapatos- daban una verdadera estampa artística, han sido Fuentes y mi tío Rafael el Gallo" 

Rafael Ortega Gómez, Gallito. "Mi paso por el toreo". 1979


"Sobre su valor como torero, hay que destacar su condición de artista fundamentalmente... Se le llamó el torero de las elegancias... Manejaba el capote con una finura digna de todo encomio... Con las banderillas era donde Fuentes alcanzó su total culminación de artista. Su dominio y su gracia en esta suerte fueron tan grandes que el público ya le ovacionaba fuertemente cuando cogía los palos y se iba para el toro... Con la muleta tenía un inicio de faena que, según los que lo vieron, era colosal. Consistía en unos ayudados por alto en que su figura, ya de por sí arrogante, adquiría una dimensión estética inconmensurable. Luego, la faena solía venir muy a menos, y con el estoque no era tampoco ningún prodigio... En fin; Fuentes, que pudo ser un torero de época, se quedó sólo en uno de esos diestros geniales de los que hay muchos en la historia del toreo, que por falta de voluntad ocuparon un puesto mucho más bajo del que le correspondía y al que eran merecedores"

Rafael Ríos Mozo. "Tauromaquia fundamental". 1985

"La primera vez que ví torear, hace muchos años, en Madrid, a Curro Romero, pensé en Antonio Fuentes; con el que no tiene parecido ni semejanza alguna tal vez (o tal vez sí). Y es que Antonio Fuentes fue el primer torero cuyo toreo me conmovió por vez primera; se me reveló mágicamente con esa música callada y soledad sonora; con esa emoción conmovedora de pensamiento que suspende y arrebata el ánimo con su maravillosa violencia, como dijo el divino poeta sevillano. Con esa armoníosa musicalidad superior, quieta, sosegada, aposentada, que llamó Cervantes un maravilloso silencio"

                  José Bergamín. "La música callada del toreo". 1985

"Fuentes no era poderoso como Guerrita, pero era más elegante... Empieza con él un caso típico que después se dará con frecuencia; el del torero que, siendo muy bueno con el capote, baja con la muleta. En Fuentes no hay propiamente faena de muleta... Su verónica significa un avance hacia el toreo de hoy. Ya no mandan las dos manos a la vez, unísonas, impulsando el capote hacia arriba. Solo una de ellas, la de la salida precisamente, asume el mando, mientras la de dentro permanece sujetando el capote... Ya hemos visto que El Gordito fue el único que llegó a figura por su desempeño con las banderillas; sin llegar a tanto, Fuentes se le parece. A las banderillas debe su mayor gloria de lidiador. Dicen que su preparación con los palos, una especie de ballet sin saltos, muy sucinto, era un imán para el toro y para los espectadores. Y su par al quiebro, un ejemplo y una inspiración para los toreros...Después... muy poco. Unos cuantos pases por alto compuestos -elegantes- y un resto de faena breve y más o menos descompuesto. Pero su planta, su sello, su plasticidad, en la que se le pasa un poco la dosis, lo hacen inolvidable para quienes lo vieron...Es lo que queda... después de naide"


José Alameda. "El hilo del toreo". 1989

"Carecía del dominio, la largura y la amplitud de Guerrita, no le sobraba el valor.... No era un lidiador ciclópeo, abrumador, como Guerrita, ni un competidor de Mazzantini con la espada... Con sus deficiencias e irregularidades, Antonio Fuentes traía a la Fiesta una belleza en los lances, y un ejemplo difícil de superar de la más auténtica elegancia andaluza, la de raíz popular, con señorío nato... Trajo armonía, estética, inspiración artística; supo embellecer la Fiesta... Tan valioso era lo que aportaba, que todos los toreros lo respetaron en grado sumo"

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989

“Esa desigualdad en el momento supremo preciso para deshacerse de sus adversarios, es culpa de que Fuentes no entusiasme a las masas, falta en él más censurable que en otros, porque tiene conocimientos de la profesión, de cada una de sus diferentes y difíciles suertes y una inteligencia clara para practicarlas, como lo ha demostrado en ocasiones. De aquí que las empresas solo procurasen su ajuste para completar combinaciones… En el año 1899 no dejó de tener ajustes, pero tampoco sacudió la nostalgia en el supremo momento, buscando taparse del éxito como matador, cogiendo banderillas y ejecutando con gran precisión y muchos adornos la suerte de clavar los palos quebrando, imitando a su maestro Cara-ancha e imprimiendo algunas variantes en la preparación como ha sido la de las carrerillas hasta llamar la atención de sus adversarios. Muchos aplausos le ha prodigado el público en esta suerte y otras también de banderillear, pero estos aplausos no tapan las deficiencias del matador que es lo que la afición busca en los que tienen tal categoría”.

Leopoldo Vázquez. “Biografías de toreros”. 1900


"El sevillano Antonio Fuentes... un artista inimitable, con una figura de gran prestancia, en la que cada gesto era como una creación: muy clásico y majestuoso con la capa y la muleta, con las banderillas fue el más perfecto intérprete de los pares al quiebro. Pero apático, incluso abúlico ciertas tardes, no ocupó un lugar de privilegio al que sus grandes cualidades le permitían aspirar, cometiendo además el error de prolongar en exceso una carrera que había comenzado en 1893, con su alternativa en Madrid"

Bartolomé Bennassar. "Historia de la Tauromaquia". 1993

"Fuentes se abre paso por su toreo serio, a la vez que adornado, por su elegancia inimitable. Después del gran Lagartijo ningún diestro ha realizado el ideal estético en la medida que Fuentes lo realizara. Con las banderillas fue extraordinario, único. Creó un estilo propio y exclusivamente suyo... Fuentes fue un extraordinario torero, al que le faltó coraje y decisión con el estoque. Fino, clásico, y sumamente elegante. Banderillero único. Ocupó un digno puesto junto a los mejores del siglo XIX”

Jorge Laverón. "Historia del Toreo". 1996





Antonio REVERTE Jiménez (1870-1903)







Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com


Dibujo de Redondo publicado en El Toreo Cómico de 07/09/1891


"Reverte en sus suertes favoritas". El Toreo Cómico de 17/09/1891

"La alternativa de Reverte". El Toreo Cómico de 21/09/1891

"Cogida de Reverte en Madrid. 23 de Setiembre de 1891". El Toreo Cómico de 28/09/1891






El popular torero de los cantares,
de talle de palmera y ojos de moro,
todo resplandeciente de seda y oro
bajo los refulgentes rayos solares.

Con su muleta barre los costillares
mientras Sevilla entera lo aplaude en coro,
y airado se revuelve, bramando el toro
rozando con sus astas los alamares.

Liada la muleta tiene Reverte
y enfilado el estoque para dar muerte
y tender a sus plantas a su enemigo…

Y, rasgando el silencio, de pronto, suena
una voz femenina, rota de pena:

-¡No te tires. Reverte, vente conmigo!

  Francisco Villaespesa


los recortes de salida,
capote al brazo, ay, Reverte.

Gerardo Diego


La novia de Reverte ¡Olé!
tiene un pañuelo
con cuatro picadores
y Reverte en medio.

Sevillanas

"¡Un borracho que se ha "tirao" de una talanquera"

Guerrita, sobre Reverte




“Más allá que entonces llevó su arrojo, no es posible llevarle; más conatos de suicidio, no los intenta el loco más rematado; puso banderillas, mató, rodó, recortó, saltó y ejecutó de tal manera la práctica del movimiento continuo, que dejó estupefactos a los espectadores, los cuales, en medio de tal desorden, llegaron a ver en aquel chico algo excepcional... Su valor exagerado, del cual se complace en hacer alarde. Sus cambios capote al brazo, Sus pares de banderillas, quebrando tan en corto, y hasta el modo de entrar a herir, son la causa de que Reverte arrebate hasta el frenesí a los concurrentes"

José Sánchez Neira. "El toreo. Gran diccionario Tauromáquico"Madrid,1879

“Antonio Reverte. En varias ocasiones ha mostrado ser un diestro que vale y que diquela y qué ante los pitones le circula muy tranquila la sangre por las venas. Ha tenido muchísimas cogidas por su gran confianza con las fieras, pero á pesar de todo, este muchacho ni tiembla ante los toros ni se arredra. Con gracia y con frescura casi siempre torea muy en corto de muleta, y cuando pincha lo hace en todo lo alto metiéndose en la suerte con guapeza”.

Francisco Soto Fernández. “Perfiles taurinos”. 1896


"Dió, desde el primer momento, pruebas de un valor temerario y de una soltura extraordinaria para andar entre los toros; pero estas dos cualidades las veía siempre caer por tierra, dadas las pocas facultades con que la naturaleza le había dotado, pues sus piernas, en vez de ser dos miembros ágiles y robustos, eran dos estorbos para él por su pesadez y falta de flexibilidad"

Ladislao Redondo. "Guerrita, su tiempo y su retirada". 1899

“Pocos diestros han sido más discutidos que Antonio Reverte y pocos también han sufrido más sinsabores antes de llegar a la meta de su carrera. Y eso que la de este torero ha sido corta, pues sólo lleva diez años de lucha en las plazas; pero empezó de modo tan brillante, le inciensaron tan rápidamente, se le colocó tan de sopetón en las nubes, que no es extraño que ni él pudiera sostenerse a tan grande altura, ni que la envidia y el despecho desperdiciaran tan buena ocasión para combatirle y amargarle sus primeros éxitos…Reverte se ha cuidado más de herir como el arte manda que de usar el engaño con las reses, y buena prueba de ello son sus estocadas, siempre altas y rectas… La suerte favorita, la que él ha hecho célebre por su perfección, limpieza y brillantes, ha sido el recorte en seco… Sabido es que esta suerte consiste en que el diestro, juntándose en un mismo centro con el toro, de a éste cuando humilla, un quiebro de cuerpo con el cual libera la cabezada y sale con diferente viaje o sea con distinta dirección. Reverte lo ha perfeccionado de tal suerte, que cada vez que capote al brazo da el quiebro ceñidísimo, sin mover los pies, como si estuviese clavado en la arena, el público le tributa una ovación”

José Epila, Latiguillo. “Antonio Reverte”. 1900



"Sin garbo ni apostura, su cara gitana ha contribuído muy mucho a su popularidad...
Sus recortes con el capote al brazo, que yo denominé revertianas, levantaron salvas de aplausos; sus pares de banderillas al quiebro, arrancaban palmas; su toreo parado y ceñido entusiasmaba a la afición, y sus estoconazos por las agujas causaban delirios… Este fue el introito de Reverte en la afición; después, hubo de todo como en botica... Torero en quien la inteligencia taurina es poca y el arte muy escaso, pero el valor es temerario... La serenidad ante los toros es su primera cualidad... Torero improvisado y matador felicísimo, tiene su manera privativa ajena a las reglas del arte y distinta de los toreros de escuela" 

Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real. "Semblanzas de los toreros del día"1901


Antonio Reverte 

Cuando apareció Reverte 
armó gran revolución 
por su mucho corazón 
al dar á los toros muerte. 
No tuvo muy mala suerte 
y ganó mucho dinero; 
pero ante un Ibarra fiero 
de rodillas se postró, 
y la broma le costó 
quizá el porvenir entero. 

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902


“Sin llegar a merecer que se le considerase como una notabilidad, pues para ello le faltaban condiciones artísticas  y facultades físicas, de que nunca anduvo muy sobrado, puede asegurarse que Reverte tuvo una época de apogeo más brillante que las de casi todos los matadores contemporáneos suyos, merced a su toreo especialísimo, personal y arrojado, y sobre todo a sus monumentales estocadas, que electrizaban al público, entusiasmándole de modo extraordinario. Reverte ha sido uno de los diestros que más han excitado la nerviosidad de los espectadores, teniéndolos en tensión constante, desde el principio de una corrida, hasta el momento en que se retiraba sano y salvo de la plaza… Fue quizás el torero más duramente castigado por las reses… El toreo del diestro alcalareño tenía un algo, un distintivo especial, que le daba personalidad más saliente que las de los otros buscadores de oro… Reverte ha sido el único diestro con personalidad propia de los en estos últimos quince años han desfilado por las plazas”

Biblioteca Sol y Sombra. Volumen III. 1906


"Antonio Reverte clavaba los pies en la arena, adelantaba el brazo derecho con el capote plegado en él, aguantaba el empuje del bruto y se lo vaciaba, recortándolo con vuelo airoso de la tela al plegar con rápido movimiento el brazo al tórax. Salían los toros rebotando del lance, y si eran bravos se revolvían, y entonces la suerte sucedíase una, dos, tres, hasta siete u ocho veces en ocasiones, destroncando a la res, que cada vez hacía más corto viaje y se aplomaba más. En momento oportuno un peón, diestramente colocado, avisaba al toro, y Reverte se salía del terreno en medio de una ovación... Aquellos recortes capote al brazo dieron a Antonio Reverte personalidad propia e imprimieron carácter genial a su toreo. Dónde los aprendió no se sabe"

Juan Guillén Sotelo (Bachiller González de Ribera). "La torería de hogaño". 1913
Sobre los famosos recortes de Reverte

"Me importa mucho proyectar un rayo de luz sobre una de las cualidades esenciales del toreo de Reverte. No me refiero a la quietud de pies, ni a la destreza verdaderamente excepcional de su mano izquierda, ni a aquel hipnótico don de desafiar a los toros, ni a los inimitados recortes capote al brazo, aguantando empuje y vaciando con vista de lince. Aludo tan sólo a su imponente estilo de matador, el único que presenta algunos puntos de contacto con el de Frascuelo... No cabe duda. En punto a entrar recto y despacio, obligando a los toros a dejarse matar, y templando a voluntad el brazo del estoque, Antonio Reverte ha sido el primero y el último imitador de Frascuelo. Y si no hizo más que ser un imitador, a la escasez de facultades hay que achacarlo"

F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914

"Se le reconoció, aun por los más exigentes críticos, su conocimiento de las reses y su desmedido valor y se le estimó, asimismo, como un consumado doctor en la ciencia de adivinar los instintos del ganado...Tenía una escuela suya, mejor aún, un estilo propio que no se sujetaba para nada a las reglas conocidas... El gran Lagartijo había dicho de él: Cuando el público se entere que no es torero, ya será millonario... Tenía un excesivo amor propio, eso que se llama vergüenza torera, y este amor propio, esta vergüenza, fue la causa de todos sus males y le expuso en centenares de ocasiones a dejar su vida en las astas de los toros... Reverte alcanzó una gran popularidad, tanto que las coplas alusivas a él y a su novia corrían de boca en boca; diarios importantes publicaron versos a él dedicados y en torno suyo se tejió una novela de amor no muy bien definida… Conducido por su valor excepcional hizo verdaderas proezas que le conquistaron justa fama"

Curro Algaba. "Los grandes toreros". 19..?

"Desde sus comienzos le rodeó una aureola de valentía y guapeza que le convirtió en héroe popular... Pero Reverte fue un torero basto y corto, sin otra personalidad artística que su valor, aunque se especializó en los recortes capote al brazo y en dar formidables estocadas. Fue siempre muy castigado por los toros, y en la época de su mayor apogeo se intentó oponerle a Guerrita, que era más torero que él, como de Madrid a Lima, y ante cuya comparación siempre salía perdiendo el valeroso torero alcalaíno"

Carlos de Larra, Curro Meloja. "Grandes maestros de la Tauromaquia". 1945

"Pocos toreros han disfrutado de tanta popularidad como éste, igual por su guapeza ante las reses que por la simpatía que inspiraba de buenas a primeras. Era un diestro torpe de movimientos y de pocos recursos; pero tanto en sus recortes capote al brazo como en el manejo de la muleta –con la que no hacía más que defenderse- había un acento personal y un exponente patético que producía emoción y entusiasmo, aumentados al verle practicar la muerte suprema... Hubo quienes creyeron ver en él a un competidor de Guerrita, sin duda en su deseo de oponer a éste un rival; pero los aficionados de buen sentido nunca dieron pábulo a tal despropósito" 

Don Ventura. "La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951


"Su leyenda de valor fue inagotable; el quiebro de cintura a toro levantado con el capote al brazo, y rematarla arrancando la divisa, da la medida de la infinita alegría de su arte. Flojo de piernas, ejecutaba todas las suertes con una tranquilidad y un arrojo escalofriantes....Reverte fue un torero corto y gallardo, de poca agudeza en los trasteos... En sus actuaciones sufrió mas de diez cogidas graves... La manera de ejecutar la suerte suprema, de la que tantas veces salió atropellado por el toro, dio lugar al grito que surgía de las gradas: No te tires, Reverte"

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Me gustó Reverte en lo que podía gustar: en su valor grande, en su personalidad única, por lo cerca que toreó -el que más próximo le anduvo a los toros antes de Belmonte- y por su coraje matando, aunque lo hiciera sin ninguna perfección, pues siendo cierto que arrancaba muy en corto, salía muchas veces atropellado y el brazo lo arqueaba al dar la estocada, sin que ello reste valor al hecho de que generalmente no soltaba la empuñadura hasta que llegaba con la mano al pelo y al de que arrancaba muy derecho, causando gran emoción... Su valor, parigual al de el Espartero, era de una sangre fría que asustaba... Fue muy castigado por los toros; creo que más que Frascuelo y muy parecido en ello a Bombita (Ricardo), lo que no disminuyó su valentía ni aún después de la cogida de Bayona, que le restó tantas facultades"

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955



"Reverte llegó al toreo haciendo cosas raras y extrañas entonces; ponía banderillas cortas, toreaba con el capote plegado en el brazo, etc. En Madrid tuvo una época de cartel, porque en una faena le tiraron un abanico y con él dio tres cambios al toro. Era un torero de gran prestancia en la plaza; tenía más personalidad que arte, más distinción que técnica. No obstante, fue un torero interesante"

Rafael Ortega Gómez, Gallito. "Mi paso por el toreo". 1979


"Los toros le cosían a cornadas pero su valor seguía intacto. Cada día toreaba más quieto y reposado, más cerca, con más emoción. Al entrar a matar todos sabían que iba a salir por los aires. Se hizo famoso el grito: ¡No te tires, Reverte!... La costumbre vaquera de efectuar recortes con la chaquetilla al brazo era un recurso hábil en los mayorales. Reverte lo convirtió en parte fundamental de su toreo de capa. Con ella al brazo reducía los toros en el primer tercio.... Reverte aportó el gusto por el cite a muleta plegada. Matar, siempre muy en corto y certero, de una sola estocada, a cambio de salir trompicado. Prodigó adornos y desplantes rodilla en tierra, que le valieron no pocos revolcones y hocicazos, porque lo hacía delante de toros muy enteros"

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989


 Antonio Reverte. Su toreo traía un aire nuevo, un sello personal. Su famoso recorte capote al brazo, jamás imitado, dieron a Reverte fama universal... Fue Reverte un torero esencialmente popular. El pueblo lo idolatró y su nombre es protagonista de muchas coplas"

Jorge Laverón. "Historia del Toreo". 1996

"En el siglo XIX era frecuente ver a un torero citar con la capa terciada sobre su antebrazo... Lo que no se había visto en el toreo capote al brazo era ejecutar a pie firme una suerte. Por esta razón causó sensación que Reverte clavara los pies en la arena, que aguantara al toro, que se lo vacíara fría, airosamente... Del recorte revertiano había lejanos antecedentes; hubo quien afirmó que se había visto hacer a el Chiclanero y a Frascuelo, mas aisladamente. Otros reconocían en la suerte un quiebro de vaquero más propio de las faenas de campo que de la lidia en la plaza. Pero en la plaza hizo famoso, y tan famoso, a Reverte"

Robert Ryan. "El toreo de capa". 2012




Domingo del Campo Alcaraz, DOMINGUÍN (1873-1900)



Montaje publicado en lafiestaprohibida.blogspot.com


Una parte de la afición madrileña desde que apareció en los circos taurinos matando reses bravas Domingo del Campo, creyó ver en él resurgir una figura saliente que volviera por el prestigio de los toreros de esta tierra y que pudiera competir con los de otras regiones dignamente…El valor le acompañó desde que por primera vez se puso a frente de los astados brutos… La alternativa le fue dada por Rafael Bejarano (Torerito) en el circo madrileño el 28 de Octubre de 1898…Decía Dominguín, relatando las veces que había sido cogido y enseñando el traje que parecía unos zorros: Cuando aquellos toros no me han muerto ya no hay ninguno que me mate. Quien le iba a decir que al domingo siguiente y en la plaza de Barcelona, donde tenía gran cartel, un toro de Miura llamado Desertor había de inferirle atroz cornada, que después de algunas horas de horribles padecimientos había de causarle la muerte”

 Leopoldo Vázquez. “Biografías de toreros”. 1900


El Domingo Chico o Dominguín. La autorizada pluma de Sentimientos escribió lo que sigue: “Valiente en quites, con habilidad en la mano izquierda y un corazón que no le cabe en el pecho, y entrando a matar con arrojo temerario. Este es Dominguín. Avido de aplausos y aficionado verdad, Domingo está en condiciones de llegar a donde quiera, si no se envanece o le marea el sahumerio de la adulación prodigada por amigos tontos y mangones de oficio”.

Su toreo tiene dos solos puntos de base: serenidad y valor; y su ejecución es fácil y sobria. Lástima que los movimientos sean faltos de gracia y donaire, cosas que, pese a los puristas, hacen gran falta para redondear la figura del torero… No obstante, Dominguín se consolida como torero de alternativa, y codeándose con los primeros, ya que no compita, figura a su lado airosamente. Si no reverdece glorias de Cayetano Sanz, ni emula elegancias de Angel Pastor, sostiene despierta la afición madrileña, cuyo pendón glorioso lleva hoy por estoque y muleta este hijo de Madrid, el primero de entre los toreros de la tierra”

Ricardo de Miranda y Sandoval. “Semblanzas de los toreros del día”. 1901


Domingo del Campo (Dominguín) 

Con indomable valor 

y noble perseverancia, 

vió premiada su constancia 

con la borla de Doctor. 

Como tuvo pundonor 

pronto logró paso abrir, 

y ya empozaba á subir 

cuando un Miura maldito 

nos privó de un torerito 

que habría dado qué decir. 

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902


“Nuestro biografiado apenas tuvo tiempo de revelar con escasa amplitud sus aptitudes: cinco años de novillero y dos con alternativa, no son suficientes para poder juzgar el trabajo de un torero, y menos cuando éste no logra desde el primer día imponerse y sobresalir por méritos universalmente reconocidos y aquilatados. Fue una esperanza, desvanecida a poco de nacer por el airado golpe de fortuna adversa… Dominguín fue un torero valiente y pundonoroso; una grata promesa que no tuvo tiempo para cumplirse; un libro en blanco, cuyas páginas desgarró el toro Desertor, de Miura, antes de que en ellas pudiera nadie trazar juicio definitivo sobre los méritos del desgraciado espada"

Biblioteca Sol y Sombra. Volumen XI. 1907


“Era una de las últimas típicas figuras. Sin ser de la tierra baja, cuidaba más que la mayoría de los de por allá la indumentaria del torero, que como sostiene mi amigo Pascual Millán, debe ser distinta a la de los barítonos de zarzuela y los corredores de grano, que no otra cosa semejan esos toreros elegantes que, al ascender a señoritos, resultan, a nativitate, señoritos cursis. Dominguín como Guerrita, vistió siempre de corto… Dominguín vestía como lo que era, como un torero… Lo último que quedaba de un pasado en que los toreros tenían un sello típico, unas costumbres especiales, distintas de las otras clases sociales, y no se mezclaban como hoy sus figuras entre la inmensa masa gris de los trajes modernos, pudiendo confundirse fácilmente con curas castrenses macarenos o con acaparadores de verduras. Dominguín constituía una nota del Madrid actual; aquello pasó; hoy solo queda de él un recuerdo de tragedia”

Guillén Sotelo. “Dominguín en la calle”. Biblioteca Sol y Sombra. Volumen XI. 1907


“¡Era de los toros!... exclaman hoy los que ayer halagaron su amor propio, haciéndole creer que poseía condiciones para rivalizar con los maestros del arte. ¡Era de los toros!... ¡Qué tremenda responsabilidad cae sobre los que prematuramente lo jalearon, excitando su arrojo y obligándole a suplir con excesos de pundonor, deficiencias de conocimiento!... ¡Era de los toros!... ¡Quiera Dios que sea el último diestro víctima de su vocación… y de los consejeros interesados!. ¡Pobre Dominguín! Yo, que no figuré entre los que se llamaban sus admiradores, lamento, como el que más, la pérdida de un hombre joven, modesto y arrojado, que en la flor de la vida cae destrozado por el golpe funesto de la fortuna adversa”

D. Hermógenes. “Biblioteca Sol y Sombra. Volumen XI. 1907




Emilio Torres Reina, BOMBITA (1874-1947)











Montajes publicados en lafiestaprohibida.blogspot.com




La corrida tuvo lugar en Sevilla el 4 de Febrero de 1934



Bombita busca la guita,
tiene amor propio y aprieta;
llegará pronto a la meta
si no se tuerce Bombita.

Copla (1896)

Dióle un Miura una cornada
que le parecieron dos
y, después de esa jornada
tan triste y tan desdichada,
no se arrima ni pa Dios.

Copla (1900)


“Emilio Torres (Bombita). Torerito modesto y muy prudente, de gallarda y simpática figura, que ante los toros muestra gran bravura, pues el chico se pasa de valiente. En la brega está siempre diligente y hace quites con gracia y con finura; estoquea á las reses con frescura y escucha los aplausos de la gente. Del arte de Pépe-Illo y de Romero demuestra que aprendió bien las lecciones cuándo hace alguna suerte con salero. Si sigue sin temer á los pitones ha de rayar muy alto este torero, porque tiene valor y condiciones”.

Francisco Soto Fernández. “Perfiles taurinos”. 1896


“El 13 de Noviembre de 1896 remontaba yo la madrileña calle de Alcalá en dirección a la plaza… Las reses que habían de lidiarse eran de Benjumea; los matadores: Guerra, Reverte y BombitaBombita quedó tan bien como casi siempre queda, pues este diestro, sin tanto dominio del arte como Guerrita, y valiente, aunque sin el temerario arrojo de Reverte, es acaso más igual que todos, trabaja con fe y reuniendo no pocas de las buenas condiciones del toreo sevillano y del cordobés, se capta la voluntad de los públicos, así como su modestia no fingida, su agradable figura y su carácter le consiguen las simpatía de cuantos particularmente le tratan”.

E. B. “Emilio Torres (Bombita)”. 1900


"Bombita traía por distintivo personal la risita... Intuitivo en todo como en arte taurino… Atildado en el vestir… Espléndido y fastuoso, amigo del buen vivir, Bombita con Fuentes forma la pareja de toreros sevillanos que puede denominarse fin de siglo... No ha alcanzado Emilio Torres el nivel taurino de El Espartero, ni ha conseguido apagar los fuegos de Reverte, ni su toreo es comparable al selecto de Fuentes; pero figura con éstos a un mismo nivel, ora como torero pasando con estilo sensacional, ya como matador apretándose con valentía en la suerte suprema; aunque desigual e incompleto"

Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real. "Semblanzas de los toreros del día", 1901

Emilio Torres (Bombita)

 Es de la tierra bendita 
de los Montes y Romeros, 
y es uno de los toreros 
que habrá ganado más guita. 
Hace tiempo que Bombita 
mostrándose inconsecuente, 
ha demostrado á la gente 
de una manera notoria, 
que en la taurómaca historia 
será y no será valiente.

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902



"Nadie osaría negar a Bombita un valor a prueba y una voluntad grande por complacer al público, ejecutando toda clase de suertes, si no a la perfección, al menos sin estar desprovisto de conocimientos... No dejó de sufrir algunos percances… demostró en todos que era de buena madera, pues al levantarse no se miraba la ropa y volvía a la pelea... Se despidió de la afición de Valencia el 18 de octubre de 1904… Lanceó de capa de todas maneras, veroniqueó con la blusa de un espectador, se adornó en quites y estuvo colosal toda la tarde……, obteniendo una ovación de la que conservará imperecederos recuerdos toda su vida. No cabía mayor entusiasmo" 

Biblioteca Sol y Sombra. Volumen XIV. Emilio Torres Reina (Bombita). Madrid, 1908

“Fué el primero de esa familia torera que ha dado á la tauromaquia veinte años de esplendor, iniciado por él y llevado á la mayor intensidad por su hermano Ricardo, para desvanecerse, sino hay una milagrosa revelación, con Manuel, el tercero y último, por ahora, de los «Bombitas»… jamás gozará Emilio de las grandes preeminencias que en el toreo goza Ricardo, sin duda porque este tiene una personalidad más acusada, y en el toreo como en todo, la personalidad es la que vale para hacer sobresalir al hombre. Ricardo con más deficiencias que Emilio, puesto que este fué un torero completo, y aquel como matador es sencillamente malo, ocupa en la tauromaquia actual, para muchos, el primer puesto, mientras que Emilio no pasó nunca de ser más que un diestro muy aventajado de primera fila, pero por encima del cual hubo siempre algunos, aun después de haberse retirado «Guerrita»… Perteneció á esa categoría de toreros improvisados, para los que si fué fácil encumbrarse presentó verdaderas dificultades sostenerse; pero en honor de la verdad, de «Bombita» merece consignarse que  en los años que se sostuvo necesitó hacerlo al lado de Guerrita, de Reverte, con el entusiasmo que éste despertó, de Fuentes, de Algabeño, de todas esas figuras, en una palabra, que por méritos especiales cada uno, habían logrado llamar la atención del público. Y entre ellos Emilio Torres tuvo su puesto y con todos esos nombres se barajó el suyo sin desdoro, y sin que en el reparto de aplausos llevara la peor parte”.

Tomás Orts Ramos, Uno al Sesgo. “Bombita el Mayor”. 1910


“Al lado de colosos del arte como Manuel García y Rafael Guerra, no descompuso (como dicen los revisteros teatrales) el niño de Tomares, como dieron en llamarle los revisteros taurinos en remembranza de su pueblo natal. Bombita traía por distintivo personal la risita; era guapo de cara y de condición, no mal plantado de cuerpo-—aunque muy desarrollado de curvas, lo que si bien le ayudaba al toreo de caderas, le robaba compostura y elegancia... Algo así como reminiscencia de las alegrías de El Tato quiso ver la afición en el flamante diestro… No ha alcanzado Emilio Torres el nivel taurino de «El Espartero», ni ha conseguidlo apagar los fuegos de Reverte, ni su toreo es comparable al selecto de Fuentes; pero figura con éstos á un mismo nivel, ora como torero pasando con estilo sensacional, ya como matador apretándose con valentía en la suerte suprema”.

Marqués de Premio Real, en el libro de Tomás Orts, “Bombita el Mayor”. 1910


"Bomba I es un torero muy completo, que domina bastante los tres tercios, poseyendo una simpatía personal que le hace tener innumerables amistades…Compitió con Espartero, Guerrita, Reverte, y después actuó con las figuras más salientes de la tauromaquia contemporánea... En la Plaza de Barcelona, el 24 de Junio de 1900, un toro de Miura le dio una grave cornada en una pierna, cuyo percance le restó facultades" 

Enrique Minguet, Pensamientos. "Pases de castigo", 1912

Lo que se diga de Fuentes como lidiador, puede aplicarse a Torres: aparecen a un mismo nivel... Si Antonio era muy desigual en una misma faena... Emilio no hizo tampoco temporadas enteras ni series sucesivas de corridas de verdadero relieve. Si el de Tomares (Emilio) aventajaba al sevillano (Fuentes) en la suerte de matar, practicada pocas, pero algunas veces, a la antigua, éste podía siempre con aquél en el manejo del capote y en el tanteo de los toros con la muleta... Fuentes en un mismo toro, en el espacio de un cuarto de hora, solía estar bien, superior, mal y detestable... Las mismas gradaciones presentaba el trabajo de Torres en el transcurso de un abono...En general, fue más valeroso que Fuentes, aunque menos conocedor de los toros y de la lidia que necesitaban; más completo en el conjunto de determinadas faenas, pero menos brillante en detalles y matices"  

F. Bleu. "Antes y después del Guerra". 1914

"Entusiasmo legítimo produjo este diestro durante su breve etapa de novillero y los cinco primeros años de matador de toros, pues su toreo era parado, sereno y alegre, y la ejecución de la suerte suprema adquiría en él singular emoción. Agréguese a esto que, además de su simpatía, toreaba con la gracia sevillana que ha sido siempre gran captadora de la libre determinación de los públicos, y se comprenderá que éstos le alentaran y le distinguieran... Todo esto duró hasta que el toro Cojetero, de Miura, le cogió en Barcelona el 24 de junio de 1899 y le produjo grandes destrozos musculares en la pierna izquierda. Aquel percance, con otros que llevaba sufridos, más una prematura obesidad, le hicieron bajar de la primera fila" 

Don Ventura."La Tauromaquia en el siglo XIX". 1951

"Emilio Torres, Bombita, fue otro torero mimado por la suerte... consiguió rápidamente la notoriedad... de triunfo en triunfo, por su torero parado y alegre, por sus saltos de garrocha, por sus bizarrías con la capa, y sobre todo por su decisión e intrepidez al matar... los toros caen fulminados por sus tremendas estocadas en las que no vacila en comprometerse a pecho descubierto, llevando la mano izquierda alta y recibiendo así innumerables achuchones"

Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954

"Fue de los toreros que mejor empezaron; lo hacía todo, hasta saltar con la garrocha; cambiaba con capa y banderillas y toreaba muy bien de muleta, sobre todo los pases ayudados y los de pecho; con la espada no desmerecía y mataba, especialmente en sus comienzos, arrancando con los pies juntos y dejándose caer sobre el morrillo... Emilio Torres, Bombita mató más de un toro con mucho estilo... Alegre y con simpatía en la plaza, su sonrisa le ganó el afecto del público. Se casó, engordó demasiado y perdió la afición. Sus primeros tiempos colmaron mis gustos" 

Mariano de la Riestra. "La fiesta de los toros". 1955 

"Emilio Torres Reina (Bombita), primero de este apodo que luego usaron sus hermanos, dentro de las líneas de la llamada escuela sevillana aportó la gracia, la simpatía y el donaire, compatibles con el toreo hondo, parado y sereno. Era, en su persona, todo un caballero, al decir de los compañeros y aficionados"

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989


"Es el fundador de la dinastía de los Bombitas. Fue un torero notable, pero no una primera figura… Abría sus faenas con un pase ayudado que luego imitaron todos. A partir de 1897 comienza su decadencia a consecuencia de una cornada. En 1899 sufrió una brutal en Barcelona. Salvó la vida de verdadero milagro y ya no volvió a ser el mismo. En 1903 se despidió del público de Madrid"

Jorge Laverón. "Historia del Torero". 1996


José García Rodríguez, EL ALGABEÑO (1875-1947)





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“José García (Algabeño). El chico, al muletear y al bregar con el capote, es incompleto y bastote; pero, en cambio, entra á matar con perfecta precisión, sin acordarse el torero ni del crítico severo, ni del agudo pitón. Hay, pues, en él valentía, y al herir mucha destreza. Con esas cosas se empieza, y es fija la nombradía”.

Francisco Soto Fernández. “Perfiles taurinos”. 1896

El Algabeño… torea y… mata. Todo ha sido casual y extraordinario en la revelación de este torero. Sevilla expectante, desde la desgraciada muerte de El Espartero, levantó en pavés al nuevo diestro, y veleidosa con él le ovacionó primero para motejarle después en la primera tarde desgraciada… No voy a hacer un estudio analítico de la escuela de El Algabeño; estos toreros improvisados no la tienen; el que más, tiene miga, y miga sí se trae José, porque trajo aprendida de La Algaba la suerte suprema, sorprendiendo a los inteligentes la perfección al perfilarse y el cruce en el momento de la reunión, la fácil salida por el costillar y la seguridad al herir. Toreando es desigual, como todos los principiantes que faltos de torería y exentos de ciencia taurina esperan a que la práctica los haga maestros; pero le ayudan mucho en la ejecución de las suertes su estatura, su desarrollo muscular y su garbo… José García tiene ese quid especial que se denomina tipo torero, hechuras, etc. De estas cualidades físicas, servidas por una valentía no desmentida, y una afición verdad, se derivan las peculiares condiciones de matador que adornan a El Algabeño”.

 Ricardo de Miranda y Sandoval. “Semblanzas de los toreros del día”. 1901


]osé( García (Algabeño) 

Metiendo todo el acero 

en lo alto del morrillo, 

consiguió pronto el chiquillo 

subir y ganar dinero. 

Hacer cosas de torero 

no las hace superiores. 

Pero en sus tardes mejores 

toreando ganó gloria, 

y figurará en la historia 

con los buenos matadores.

Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902



Algabeño, como Espartero antes, como Pepete después, fue un ídolo del público sevillano, y dicho sea en honor de la verdad, esta vez con más justificado motivo. José García desde el primer momento se reveló ya un matador de toros, con estilo tal que forzosamente había de llegar a los públicos. Y como el que diera grandes estocadas no cegó a los apasionados, y no pretendieron por lo tanto hacerle un perfecto lidiador, limitado su renombre al de estoqueador, todas las plazas de España entera, como tal lo acogió, le aplaudió y ratificó su fama… Y bien pronto, no ya únicamente con el estoque, si que por sus faenas de muleta, obtuvo estruendosas ovaciones, principalmente al dar ese pase de pecho con la derecha, por él introducido y afortunadamente no muy extendido, porque se trata de una verdadera herejía taurómaca, que con razón le han censurado los críticos profesionales”

Tomás Orts Ramos. “José García (Algabeño)”. 1910

«Pocos ha habido que tengan la facilidad que José García para dar soberbias estocadas en todo lo alto, hondas y derechas, entrando de irreprochable modo.

Después de Luis Mazzantini, no había venido otro que, tan á la perfección, ejecutara la suerte que inventó «Costillares» para matar lucidamente, yendo hacia los toros, y palpable prueba de su gran valer, es el hecho de que á pesar de ser no más que mediano torero, sus grandes méritos de estoqueador le dieron cincuenta, sesenta y ochenta corridas anuales, cuando estaban por delante de él el gran «Guerrita», Reverte, Fuentes, Emilo Torres y, aunque ya en decadencia, el inimitable Mazzantini, quienes, con sobrada razón, obtenían el favor de todos los públicos.

Era de ver aquel mocetón fuerte y simpático cuando, frente al testuz de un toro, dejaba caer el brazo de la muleta, juntaba los talones y avanzaba derecho y rápido para sepultar el estoque en el hoyuelo de las agujas, saliendo limpio y arrogante por el costillar derecho de la res mientras se tambaleaba ésta dando margen á que se iniciara la entusiasta ovación de la muchedumbre.

Así lo hizo un día y otro, y de tan artística manera rodaron á sus plantas muchas docenas de toros, cuyas muertes no olvidará nunca la afición.

El público se mostró injusto con él, y parece que hubo empeño decidido de derribar al ídolo, al que se le exigió más de lo que en conciencia se sabía que podía dar. Tal actitud disgustó al diestro, quien trabajó algún tiempo con menos entusiasmo y sólo por cumplir; pero resucitando después en "algunas ocasiones (y esto lo ha hecho muy recientemente) su hermosa manera de matar toros, que hay pocos que acierten á copiar.

Los aficionados le elevaron á los más altos puestos y le odia ron en cuanto tuvo dinero honrosamente ganado en su peligrosa profesión. Hoy vuelven á quererle como se merece, y esto no debe extrañar á nadie, pues es la eterna historia en las relaciones de toreros y públicos.

El nombre del «Algabeño» estará en la historia al lado de los más grandes matadores. Como torero está en su puesto; pero es y fué siempre basto y poco lucido.»

Comentarios de Dulzuras en el libro de Tomás Orts Ramos. “José García (Algabeño)”. 1910


El Algabeño ha tenido la satisfacción de figuras unos cuantos años a la cabeza entre los tres o cuatro que nutrían las primeras filas… Dio gran número de estocadas en la suerte de volapié en una forma impecable… Por derecho propio, figurará entre los buenos estoqueadores de toros de la historia, aunque como torero no se pueda decir otro tanto, pues en esta parte fue siempre muy corto, y, a pesar de su gallarda figura, no sacó partido de las diversas suertes de capa y muleta, en lo que muy rara vez oyó aplausos. Su voluntad le llevó algunos días a realizar faenas con el trapo rojo que se aplaudieran; pero, en general, su fuerte estuvo siempre en el momento de herir… Cuando esté del todo retirado, será tratado con respeto por todos los que le vieron trabajar, ya que algunos cientos de toros murieron a sus manos de manera magistral”

Manuel Serrano García-Vao, Dulzuras. “Las estrellas del toreo”. 1915


“Hasta el 30 de abril de 1922, día de su presentación en la plaza de las Arenas, no vi torear a Pepe el Algabeño, y puedo asegurar, puedo afirmarlo, que como le vi matar un toro esa tarde, yo no había visto nunca matar a otro… Ese volapié, que yo no he tenido la suerte de verle a Frascuelo, a Mazzantini, a Machaquito, a Vicente Pastor, a nadie, y en el cual por lo tanto no creo, aunque me lo juren francisca nos descalzos, quiso mi fortuna que se lo viese dar a Al abeño hijo, ese día a que me estoy refiriendo”.

Tomás Orts Ramos. “José García (Algabeño)”. 1924


"Matador de toros nacido en La Algaba (Sevilla) el 21 de septiembre de 1875. Los frecuentes viajes a Sevilla le proporcionaron la ocasión de presenciar algunas corridas de toros. Le impresionó de ellas especialmente la manera de matar de Mazzantini...  Era buen estoqueador, aunque torpe y adocenado con capote y muleta... A pesar de sus accidentes, numerosos y graves, era complemento de los carteles en que figuraban toreros de primera fila, y de él se esperaba tan sólo la estocada, y en honor de la verdad, sobre todo en los primeros años, rara vez defraudaba estas esperanzas. Se perfilaba algo largo, pero arrancaba con tal violencia y en tal rectitud, que impresionaba profundamente. Tan profundamente que por sólo ese momento logró sostenerse en su puesto tantos años, y al hablarse de matadores de toros el nombre del Algabeño viene inmediatamente al recuerdo"

José María de Cossío. "Los Toros". 1943 





ANTONIO MONTES Vico (1876-1907)










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Las dos fotos superiores corresponden a la actuación de Montes, como novillero, en la feria de San Miguel de Sevilla de 1898, con actuaciones el 30 de septiembre y el 2 de octubre.


"Y se terminó la feria
y la afición sevillana
no puede olvidar a Montes
porque es muy justa su fama;
Sin Montes ¿qué hubiera sido
de estas corridas? Pues....nada"

  Carlos L. OLMEDO



La corrida se celebró el 09/10/1898 en Sevilla



La fotografía corresponde a la corrida celebrada en Nimes el 29/10/1899, en la que Montes toreó mano a mano con Félix Velasco, ante toros de Gamero Cívico y uno de Anastasio Martín.




"El único torero a quien he visto torear (de modo) clásico de capa ha sido Antonio Montes"

                                                                                                                          Rafael el Gallo


"No teníamos más que una superstición, un verdadero mito que amorosamente habíamos equilibrado: el de Antonio Montes"


                                                                                                                  Juan Belmonte


"Quizá retoñara en Juan la vieja sabia de Antonio Montes, recibida a través de su banderillero Calderón, que pudo transmitirle esa herencia"

                                                                                                                         
Marcial Lalanda






"Montes El Moderno... 
Hubo un momento histórico en la vida taurina sevillana en que sólo este nombre repercutía por doquiera. Era esto en el verano de 1898... Se distingue este torero de entre la generalidad, por hallarse más y mejor armonizado que los otros de su categoría, pues se adorna con capa y muleta, y se defiende bien con el estoque… Es parado y habilidoso…Creo que la colocación que Montes adopta para lancear es defectuosa y, por tanto, lo son sus lances de capa; no me disgusta en quites; ignoro si banderillea; pero, de hacerlo, no debe ser cosa notable. Con la muleta está, a mi juicio, la mejor defensa de este torero, que empapa los toros y los humilla, logrando generalmente herir en buen sitio… Es curioso verlo entre su cuadrilla, comiendo, por ejemplo; todos hablan, ríen y chillan; él sólo calla y oye."

Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real. "Semblanzas de los toreros del día", 1901


Antonio Montes 

Hicieron los sevillanos 
á todo el mundo creer,
 que Antonio podría ser
más que todos sus paisanos. 
Le vieron los cortesanos 
Y no á todos convenció; 
dos años más recorrió 
las plazas tras un cartel; 
toreó sobre el papel 
y ganar cuartos logró.


Manuel Serrano García-Vao. "Toreros, toreritos y torerazos". 1902


"Hoy por hoy el toreo de Montes no es mirado con el aprecio debido; no se concede justo mérito a la labor del sevillano… Antonio, aunque algunos crean lo contrario, en la época presente, es uno de nuestros primeros toreros… Montes torea y mata. Montes sabe la faena que cada toro requiere, Montes tiene inteligencia taurómaca como pocos… He visto torear a Antonio en varias corridas y siempre pude apreciar su tranquilidad asombrosa en los momentos de mayor peligro, completa confianza en las suertes que practica, aplomo y dominación, visible en la ejecución de todos los tercios... No todo han de ser alabanzas; en Montes veo un defecto visible, el cual debe desecharlo; es algo apático y frío, cuyas cualidades hacen desmerecer su trabajo ante los ojos de todos los aficionados, y en particular los de aquellos aficionados modernistas entusiastas de la sonrisa y de la coba"


Enrique Minguet, Pensamientos. "Cosas taurómacas", 1905


"Antonio Montes es un torero seriote, apático, codillero, que torea siempre movido y fuera de cacho, que a la hora de entrar a matar lo hace desde lejos, gazapeando, perfilado fuera del pitón derecho, dando las estocadas con habilidad… Conste que Montes engaña, no cabe duda, a mí me dio también el engaño, yo tuve una época en la cual me dejé guiar por lo que me decían”


Enrique Minguet, Pensamientos. "Ovaciones", 1906


"Montes no era de los toreros que tenían términos medios, o estaba mal, sin atenuantes, o quedaba a gran altura…….De ahí sus de nadie ignoradas desigualdades... Todo era cuestión de temperamento, tal vez de pobreza de ánimo para sobreponerse a los primeros contratiempos... El apocamiento de espíritu de Antonio Montes ante los primeros reveses, por insignificantes que fueran, era su principal enemigo... Creo haber dicho que Montes era clásico. De su clasicismo, toreando de capa, provino su fama…, y por su especialísima y admirable manera de torear de capa, logró su encumbramiento... En los demás lances de la lidia, no alcanzaba Montes igual altura………Toreando de muleta era cuando se ponían más evidentes las desigualdades de que antes hemos hecho mención. O estaba mal o entusiasmaba… En el momento de estoquear, flojeaba más el desgraciado torero de Triana… Últimamente Antonio Montes intentó y puso algunas veces en ejecución con buen éxito la suerte de recibir… Pero la parca mató en flor tan laudables intentos de Antonio”


Enrique García. "Antonio Montes", 1907

"En los comienzos de este siglo surge un torero, contemporáneo de Bombita y Machaquito, el diestro Antonio Montes, en quien no pocos críticos y aficionados expertos adivinan un débil barrunto del nuevo sistema belmontino. Cuentan que, sobre todo, en el toreo de capa, Montes apunta ya lo que luego ha de denominarse la famosa media verónica... Es posible, porque en ese medio lance de remate, corto y ceñido, la mano abajo, que va a informar uno de los principios fundamentales del toreo moderno, ha tenido ya unos pocos días antes otro iniciador, Antonio Fuentes... Montes sin embargo, no ha podido influir en Belmonte, con quien bien mirado, no tiene otra semejanza que el aspecto físico, y no en orden a las facciones, sino a su expresión y contextura. Belmonte, probablemente, no se ha fijado en nadie. Ha visto a todos y a ninguno. Porque alienta en él todo el egotismo del genio. Su técnica es toda intuición" 

César Jalón. "Grandezas y miserias del toreo". 1933



"Dentro del toreo de franca decadencia de su época, la aparición del arte serio y parado de Antonio Montes fue una sorpresa. La sordera del diestro parecía abstraerle de toda sugestión externa del público, y así se entregaba a la lidia con una cierta impasibilidad...Tuvo el aliento y las condiciones de un precursor, que había de frustrar su muerte prematura... Junto al academicismo de Antonio Fuentes y el arte dominador, pero movido y de mediana calidad, de Ricardo Torres (Bombita Chico), el toreo paradísimo de Antonio Montes marcaba una orientación que había de prevalecer años más tardes en Juan Belmonte"

José María de Cossío. "Los Toros". 1943

"Dejaba llegar a las reses, sin enmendarse, hasta que metían la cabeza en el engaño, las embarcaba llevándolas embebidas, prendidas, en la tela, guiándolas con ella, con una lentitud, un ajuste y un mando hasta entonces desconocidos, y lo ejecutaba todo a base de jugar los brazos, mientras los pies quedaban quietos, firmes, como asentados en la arena... Se anticipó al toreo belmontino, poniéndole los jalones en que luego el genio artístico de Juan Belmonte asentó su revolucionaria escuela con fuerza y rango de creación”

Carlos de Larra, Curro Meloja. "Grandes maestros de la Tauromaquia". 1945

"Torero muy desigual, no entraba en el público de Madrid, porque a una de cal seguían no pocas de arena. Dicen que, en sus días buenas, fue un precursor de las maneras belmontianas. Dejaba llegar, cargaba la suerte, enterraba los talones en la arena. El capote y la muleta eran su fuerte, y con estoque, menos seguro, revivió en no pocas ocasiones la desaparecida suerte de recibir"

Don Indalecio. "La Tauromaquia en el siglo XX". 1952 , en el número 3 de la Colección "Grana y oro"


"...con el toro franco Montes daba un toreo intenso y bello, cargando patéticamente la suerte y dejando al toro pasar muy cerca... Fuertemente dramático, muy ceñido, preludió el toreo que había de traer Juan Belmonte, quien por cierto no vio nunca actuar a Montes... Como Juan Belmonte, tuvo una figura poco apuesta... era cargado de espaldas, muy sordo, el rostro opaco y triste y con la expresión vaga y ausente, patética, de los hombres que no oyen... Antonio Montes, coronado por la muerte, representa un paso más hacia el toreo parado, regido con los brazos, de Juan Belmonte"


Néstor Luján. "Historia del toreo". 1954



"La significación de Antonio Montes en la historia del toreo merece un comentario que vaya más allá de presentarlo como un "precursor" de Juan Belmonte... Esperaba la embestida sin moverse; sabía cargar la suerte y despedir al toro con mucha tranquilidad, muy ceñido y reposado. Practicaba el toreo rondeño con ese clasicismo del que tanto hablaban los aficionados pero nadie había visto... La calidad de su toreo pudo estar influida por la sordera que padecía. Se dijo que debido a ella se ensimismaba en la relación toro-torero, aislado e impasible... Antonio Montes desarrolló en las plazas mexicanas su mejor arte. Era un ídolo cuando le llegó la muerte en los pitones del toro Matajacas, el 13 de enero de 1907... El toreo de Antonio Montes, desarrollado por Belmonte y por quienes han venido después, es en realidad el toreo puro por excelencia... Montes fue también un diestro irregular, de contrastes"   

Fernando Claramunt. "Historia gráfica de la Tauromaquia". 1989

"De Montes se dice que, no solo con el capote, sino en general, fue el precursor de Belmonte, por su toreo parado y cargado de acento dramático"

José Alameda. "El hilo del toreo". 1989


"Antonio Montes, emocionante y desigual en España, había podido perfeccionar en México su propio estilo de torear. Concentrado, introspectivo y abstraído, el antiguo sacristán sordo de Triana adivinó la importancia capital del toreo de brazos, superior al que se ejecutaba entonces sobre los pies; un modo distinto a los cánones clásicos del momento, que tendría definitiva explosión y expansión en Juan Belmonte, cuando éste asimiló y revolucionó la técnica de torear basándose en las maneras y conocimientos del precursor Montes, que le llegaron a través del banderillero Caldérón"

Fernando Vinyes. "México, diez veces llanto". 1991

Antonio Montes tuvo un paso por el toreo tan breve como trágico; sin embargo, ha pasado a la historia por ser el precursor de Juan Belmonte... destacando por lo poco que se mueve y lo cerca que está del peligro. Entusiasma al público por su toreo de brazos... El toreo de piernas se convierte en toreo de brazos con Juan Belmonte, pero es Montes el primero en ponerlo en práctica y está revolución taurina –la de más honda repercusión en la historia- fue percibida por el público y la crítica de Sevilla en el lejano 1896”

Jorge Laverón. "Historia del Toreo". 1996


"Fue un toreo trianero, estilista, desigual, con una belleza dramática. Al hecho de ser sordo se achacaba su impasibilidad ante el toro. Si se confiaba, clavaba los pies en la arena y toreaba con las muñecas, lo que luego llevó a su perfección Juan Belmonte"

Andrés Amorós, "Diccionario de Tauromaquia". 1996



"Testigos del arte de Antonio Montes hablan de un toreo ensimismado, una cualidad quizá ahondada por la sordera que padecía el espada. Antonio Montes se enfrentaba con el toro entre el aislamiento más absoluto que haya conocido un torero, y su verónica fue un lance que expresaba silencio, que eliminaba movimiento donde estaba eliminado el sonido. Quizá su verónica anteceda la belmontina, más que por su técnica, por su misma falta de ruido. Y también por el acompañamiento... por la costumbre de alternar esta suerte con la del farol, bien como remate o intercalada entre verónica y verónica"

Robert Ryan. "El toreo de capa". 2012