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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

RETRATOS TOREROS ANTIGUOS, GESTOS TOREROS y LUCES Y SOMBRAS






La plaza un jardín fresco, los tablados
un encañado de diversas flores,
los toros, doce tigres matadores,
a lanza y rejón despedazados;
la jineta dos puestos coronados
de príncipes, de grandes, de señores;
las libreas bellísimos colores,
arcos del cielo o propios o imitados;
los caballos Favonios andaluces
gastándole a Peú oro en los frenos
y los rayos al sol en los jaeces.
Al trasponer de Febo ya las luces
en mejores adargas, aunque menos,
Pisuerga vio lo que Genil mil veces.


                  Luis de Gongora. Soneto De unas fiestas en Valladolid. Recogido en el libro Aproximación a la Tauromaquia, de Manuel Ríos Ruiz.







Sola esta fiesta en mi vida

he visto que tenga traza

de ser hecha con medida

pues viene bien a la plaza

por ser de grande caída.


……………………….


………………………..




Si con decir que cayeron,

los quisieron deshacer,

respondan los que lo vieron,

que los serafines fueron

inventores del caer.




Esto sí ha sido extremarse

en rejones y en heridas,

y a todos aventajarse,

pues salieron a tomarse

con los toros a caídas.


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………………………….


No hay que regatear aquí,

el buscallo o recibillo

al toro más baladí;

que si hay torillejo osquillo,

ha de haber el vente a mí.


…………………………….

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Tú, que a torear te obligas,
y juzgas con buena fe,
si cayeron como hormigas,
advierte bien que no digas
de este toro no caeré
Y si quieres parecer
de este ejercicio maestro,
acomete sin temer,
y reza del padre nuestro
el no nos dejes caer.
No has de venir a guardallo
al rocín sobre que estás,
pues vienes a aventurallo;
cae de tu asno, y sabrás
caer bien de tu caballo.
Quien no tiene por hazaña
caer, quien se aventuró,
acuérdese, pues se engaña,
que cayó Troya, y cayó,
la princesa de Bretaña.
Beldad, como por despojo
van en copla a vos las vidas,
que defiendo con enojo.
¿Y quien puede, sino un cojo,
abogar por las caídad?


Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645). De Fiestas en que cayeron todos los toreadores. Recogido en el libro Aproximación a la Tauromaquia, de Manuel Ríos Ruiz.






Está en la Plaza Mayor

todo Madrid celebrando

con un festejo los días

de su rey Felipe cuarto.




Este ocupa, con la Reina

y los jefes de palacio,

el regio balcón, vestido

de tapices y brocados.


…………………


……………………


Los alguaciles de corte

con sus varas en la mano,

a la jineta en rocines

están en fila a los lados.


……………….


……………….






Vese en medio de la arena,

furia y humo respirando,

los ojos como dos brasas,

los cuernos ensangrentados,




con la pezuña esparciendo
ardiente polvo, el más bravo
retinto, a quien dio Jarama
hierba encantada en sus campos.
…………………….
……………………
Con la izquierda rige el freno,
con la diestra lleva en alto
un pequeño rejoncillo
con la cuchilla de a palmo.
…………………..
…………………
Puesto en medio de la plaza
personaje tan bizarro,
saluda al Rey y a la Reina
con gentil desembarazo.
……………..
……………..
Era el gran don Juan de Tarsis,
Caballero cortesano,
Conde de Villamediana,
de Madrid y España encanto
……………..
……………..
Valiente Villamediana,
corta las riendas, y bajo
del rejoncillo el acero,
vase al toro paso a paso.
Este cabecea, bufa,
la tierra escarba, marrajo
y espera instante oportuno
en que partir como el rayo.
El paje de la derecha,
con grande soltura y garbo,
a la fiera irrita y llama,
la capa ante ella ondeando.
Embiste, pues; el jinete
tuerce el bridón, de soslayo
pasa el toro; el otro paje
con la capa hace un engaño,
y lo revuelve, y de nuevo
lo para. Determinado
le hostiga de frente el conde;
torna a embestir rebramando
el jarameño; parece
que el caballero y caballo
van a volar a las nubes,
cuando de la fiera intactos
en primorosas corvetas
se separan y con saltos.
Un punto el toro vacila,
bramido ronco lanzando,
y desplomóse en la tierra,
haciendo de sangre un lago
con el torrente que brota
por la cerviz, do clavado
medio rejón aparece,
que el otro medio en la mano
del noble y valiente conde
va al concurso saludando.
Por balcones y barandas,
vallas, barreras y andamios,
formando una riza nube,
ondean pañuelos blancos;
y “viva” el pueblo repite,
y los caballeros, “bravo”,
y “¡qué galán!”, las mujeres,
haciendo lenguas las manos.
La Reina, que sin aliento,
Los ojos desencajados
En jinete y toro tuvo,
Vuelve, ansiosa, suspirando.
“¡Qué bien pica el conde!”, dice,
y “muy bien”, los cortesanos
repiten. El Rey responde:
“Bien pica, pero muy alto”;
……………………
……………………..
Dos toros más se corrieron,
en que caballeros varios
con gala y con valentía
gran destreza demostraron,
mas es pretender lucirlo
después del conde gallardo,
exceso del amor propio,
cuyos esfuerzos son vanos.

Duque de Rivas (1791-1865). Los toros (Romance primero de “El conde de Villamendiana”). Recogido en el libro Aproximación a la Tauromaquia, de Manuel Ríos Ruiz.
 
 




"¡Con qué lentitud taurina
estoy viviendo mi muerte!"

Miguel Hernández


"La Muerte, toda llena de agujeros
y cuernos de su mismo desenlace,
bajo una piel de toro pisa y pace
un luminoso prado de toreros"

Miguel Hernández


"¡Cómo evitar la embestida,
si al darme padre tu vida,
me diste tu condición!"

Miguel Hernández



De sombra, sol y muerte, volandera
grana zumbando, el ruedo gira herido
por un clarín de sangre azul torera.

Abanicos de aplausos, en bandadas,
descienden, giradores, del tendido,
la ronda a coronar de los espadas.

Se hace añicos el aire, y violento,
un mar por media luna gris mandado
prende fuego a un farol que apaga el viento.

¡Buen caballito de los toros, vuela,
sin más jinete de oro y plata, al prado
de tu gloria de azúcar y canela!

Cinco picas al monte, y cinco olas
sus lomos empinados convirtiendo
en verbena de sangre y banderolas.

Carrusel de claveles y mantillas
de luna macarena y sol, bebiendo,
de naranja y limón, las banderillas.

Blonda negra, partida por dos bandas,
de amor injerto en oro la cintura,
presidenta del cielo y las barandas,

rosa en el palco de la muerte aún viva,
libre y por fuera sanguinaria y dura,
pero de corza el corazón, cautiva.

Brindis, cristiana mora, a ti, volando,
cuervo mudo y sin ojos, la montera
del áureo espada que en el sol lidiando

y en la sombra, vendido, de puntillas,
da su junco a la media luna fiera,
y a la muerte su gracia, de rodillas.

Veloz, rayo de plata en campo de oro
nacido de la arena y suspendido,
por un estambre, de la gloria, al toro,

mar sangriento de picas coronado,
en Dolorosa grana convertido,
centrar el ruedo manda, traspasado.

Feria de cascabel y percalina,
muerta la media luna gladiadora,
de limón y naranja, remolina

de la muerte, girando, y los toreros,
bajo una alegoría voladora
de palmas, abanicos y sombreros.
                                        

                                                                Rafael Alberti. Corrida de toros


aquella fiesta brava
del vivir y el morir

    Blas de Otero
(Esa es sencillamente, la grandeza de nuestra Fiesta, captada y expresada por un poeta.Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


Sobre la arena pálida y amarga,
la vida es sombra, y el toreo, sueño.

Gerardo Diego


Sobre la arena, roja
de sol y sangre.......

.........el duro cuerno hasta la cepa rojo.
Y la paz es un charco
de sangre mala y negra,
y aquellos dientes fríos y amarillos.

.......y entre manchas de grana......

.....un surco negro y grana....

......de amarilo seco
y sangre cuajada.

La hermosa fiesta bravía
de terror y de alegría
de este viejo pueblo fiero.....
¡Oro, seda, sangre y sol!

                            Manuel Machado


Línea pura y libre
que somete las formas naturales
a su recuerdo rítmico........


                Jorge Guillén
(El sentido intelectual se manifiesta, en el poema de Jorgé Guillén a Picasso. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


¡Qué corridas, qué fuegos de artificio,
qué desfiles gloriosos, qué brillantes
charangas patrioteras,
qué murgas militares!

Aquilino Duque
(El poeta reflexiona a partir de una Tarde de toros en Valencia. Comentario de Andrés Amorós en Toros y cultura)


Seis toros y un hombre.
Lo anuncia el cartel.
La plaza es El Puerto de Santa María.
¡Válgale Undebel!

Antonio Murciano
(El poeta ve el toreo por seguiriyas y bulerías. Comentario de Andrés Amorós en Toros y cultura)


La tarde, en fin, colmada.
La madera. Y aún cruje. Ya está enjuta.
Abraza extensa la exaltada plaza.
La alza en su abrazo. A todos los levanta.
Oh, todos exaltados en su seno,
en su cáliz.
Allí con más son que perfume.
Oh rosa, oh rosa
popular. ¡Rosa
de fuego!

Vicente Aleixandre
(En la Corrida en el pueblo, Vicente Aleixandre encuentra la solidaridad amorosa, la fraterna unidad espiritual de todos los hombres. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)

Hay un bochorno de siesta.
Apenas se mueve el viento.
Queda en el aire un lamento
como un jirón de la fiesta.

José María Pemán
(Con fina sensibilidad, evoca Pemán lo que queda después de la corrida, un temblor en el aire. )

(Y, como un eco lejano, la belleza un poco patética de lo que ha sido, de lo que ya no es, de lo que nadie podrá borrar. Comentarios de Andrés Amorós en Toros y Cultura):

En el pueblo, unos reflejos
de sol que se va. Unos dejos
de amarguras en las almas.
Y muy lejos, entre palmas,
un fandanguillo........
                   Muy lejos..........





Vaya usted a coger un tabardillo,
mientras que yo en mi cuarto y a la sombra
corro en mi fantasía este torillo.

Torres de Villaroel
(Siguiendo a su maestro, Quevedo, Torres de Villaroel reduce la fiesta madrileña a pagar, estar incómodo y achicharrarse de calor. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


No. Con tamaño vendaval, enanos
chirles, gomosos de guardarropía,
no cabe tan banal artesanía,
clavar las plantas ni tronchar las manos

José Luis Tejada
(Saltando los siglos, a esta misma vena satírica y barroca pertenece este poema, dedicado significativamente a la memoria de don Luis de Góngora, en el que se burla de los toreritos que pretenden adornarse con los toros andaluces.  Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


Pregunto, me pregunto: ¿Qué es España?
¿Una noche emergiendo entre la sangre?
¿Una vieja, horrorosa plaza de toros
de multitud sedienta y hambrienta y sin salida?

Blas de Otero
(Buena parte de la poesía social utiliza términos taurinos para referirse a nuestra patria. Así lo hace Blas de Otero, en este poema titulado precisamente España.  Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


Apoyada en África, es una
embestida que se prolonga.
Toro creciéndose al castigo
bajo el gran caballo de Europa.

Javier Bengoechea
(En línea semejante, otro bilbaíno, Javier de Bengoechea, que ha dedicado un libro a la Fiesta Nacional, ve así esta Fotografía española.  Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


Cuando un toro está cerca,
se piensa en el escándalo,
el exilio, la guerra
y la barbarie.
Tú eres el agua-fuerte,
el animal la pluma
y aguardas a Francisco de Goya
entre tu Historia.

José Ramón Ripoll. La tauromaquia de Goya
(integra, con técnica de collage, versos del Poema del Cid o fray Luis de León con frases de Grimau, Fraga y Escrivá de Balaguer. Todo ello desemboca en una visión de España evidentemente esperpéntica.  Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


Llueve tras el cristal del ventanal. Y llueve
sobre mi vida. Nada
me queda ya. ¿La gloria? ¿Eso
que los demás me otorgan cuando dicen:
"¡Maestro!"? Pobre gloria. ¡Pamplinas! No me queda
nada. Estos ojos tercos que miran, miran, miran
la hermosura del mundo ajena, inaprensible
pasar, y yo con ella, más cerca cada vez
de la cegera última. Sigue lloviendo. El día
me ha puesto triste con su gris. ¿No acude nadie
hoy al café para charlar?...........

Mariano Roldán
(Con voluntario, aparente prosaísmo, Mariano Roldán nos hace sentir la melancolía de un Torero viejo, ante el toro de su alternativa, enfrentado a la soleda, al destino, a la obligatoria pelea.  Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)



"Opínese lo que se quiera sobre aquel espectáculo, es un hecho de evidencia arrolladora que, durante generaciones y generaciones, fue, tal vez, esa Fiesta la cosa que ha hecho más felices a mayor número de españoles..............Sin tenerlo con toda claridad no se puede hacer la Historia de España desde 1650 a nuestros días"

                                                                                                            Ortega y Gasset


"En último término, es el tiempo, disfrazado de toro, al que se torea y se templa..............El toreo no tiene, desde luego, el poder de suspender el vuelo del tiempo, pero puede, sin embargo, conceder a lo efímero la apariencia de lo eterno, y dar una mágica consistencia a las formas que vuelan, de manera que se conviertan en formas grávidas"

                                                                                             Francois Zumbiehl. El torero y su sombra


"El arte mágico y prodigioso de torear tiene también su música (por dentro y por fuera) y es lo mejor que tiene. Música para los ojos del alma y para el oído del corazón; que es tercer oído del que nos habló Nietzsche: el que escucha las armonías superiores"

"Torear es desengañar al toro, no engañarlo. Burlarlo; que no es burlarse de él..................El toro desengaña al toro como el torerísimo Don Juan a la mujer; burlándolo. Con burla de veras. Ni el torero se burla de la muerte ni Don Juan del amor. Porque desengañan con su verdad viva. Ninguno de los dos la mienten. Los dos la enmascaran de luminosa transparencia"

                                                    José Bergamín. La música callada del toreo


Es una fiesta española
que viene de prole en prole
y ni el Gobierno la abole
ni habrá nadie que la abola.

Ricardo de la Vega, para la revista ¡A los toros! (1897), con música de Chueca y Valverde



“Soy una plaza donde embisto capas ilusorias que me tienden toreros enlutados [...] nunca acabo de matar al toro, nunca acabo de ser arrastrado por esas mulas tristes.”

                               Octavio Paz. "Trabajos del poeta" (1949)



“En el toreo el peligro alcanza la dignidad de la forma y ésta la veracidad de la muerte. El torero se encierra en una forma que se abre hacia el riesgo de morir. Es lo que en español llamamos temple: arrojo y afinación musical, dureza y flexibilidad.”


Octavio Paz. De "La búsqueda del comienzo" (1966)

"Y el tiempo se hace eterno ante los ojos / y la bestia adelgaza su pujanza, / y la vida, un instante, es armonía / y la muerte se vence con la gracia, y no hay peligro, no -sigue la música / pintándose a sí misma en una plaza-, / y el arte así, de nuevo, es el misterio / de la facilidad transfigurada".

                                                    Carlos Clementson





El gran suspiro que es la tarde crece

como de un pecho inmenso. Palidece

el sol. Y, terminada

la fiesta de oro y rojo, a la mirada

queda sólo... un eco

de amarillo seco

y sangre cuajada.


                                                Manuel Machado. De La fiesta nacional



Fiesta de luces
de sombras,
cantos de vida,
de muerte.
Rayo de acero que mata,
toro que mata y que muere.

Entre la bestia y el hombre
vive la pálida muerte.

Entre la luz y la sombra,
la Providencia interviene.
Fiesta de triunfo,
de gloria.
Fiesta de gloria y de muerte.

                            Rafael Rodríguez



Y el tiempo se hace eterno ante los ojos
y la bestia adelgaza su pujanza,
y la vida, un instante, es armonía
y la muerte se vence con la gracia,
y no hay peligro, no -sigue la música
pintándose a sí misma en una plaza,
y el arte así, de nuevo, el misterio
de la facilidad transfigurada.

Carlos Clementson



Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso; airada
mente morir, citar desde el estribo.
.................................
.................................

Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.

Blas de Otero. De Digo vivir




ENARBOLADA muerte alucinante,
lira de herir, lunada furia oscura,
ciego impulso ceñido a cuadratura
del círculo de plebe resonante.

Si el ímpetu le empuja, impresionante,
la gracia con un quiebro de cintura
burla el feroz afán y la bravura
cede al juego su cetro dominante.

Guillermo Díaz-Plaja





Blanco y nítido voy a tus pies descalzos
De arena y huella sostenidos y
Como patas duras de toros bravíos
Sin temor y en cornada hacia los cadalsos.

De dura arcilla hago el pabellón de tu oído
Una torre danzante en tu labio de pistilo
Porción de vena y sangre destilo
Maremoto en mis anclas, furor de enemigo.

Llévame a tus besos, tus negros besos
Te seguiré los rojos labios como Miura enardecido
A tu savia labial como banderín agitado.

En mi paso no dejo cenizas ni rezos
mi corazón en estoque taurino clavado
Desmembrado en tu cuerpo de plaza y zona enrojecido.


Ricardo Álvarez. Aprendiz






CERVANTES. En el QUIJOTE, parte 2ª, capítulo 17, dice que "es cosa que hace parecer bien á un gallardo caballero á los ojos de su rey, dar una lanzada en mitad de una gran plaza, con felice suceso, á un bravo toro."



J. Sánchez Lozano. Suertes del toreo que ordinariamente se verifican en coso. Libro tercero del Manual de Tauromaquia. Sevilla, 1882.





 “si nuestro teatro tuviese el temblor de las fiestas de toros, sería magnífico. Si hubiese sabido transportar esa violencia estética, sería un teatro heroico como La Iliada... Una corrida de toros es algo muy hermoso”.

                                           Ramón María del Valle Inclán




MORATÍN en su "APOLOGÍA DE LAS FIESTAS DE TOROS", primera parte, página 30, dice que "las fiestas de toros tienen una razon de ser en la propensión innata, grabada por la naturaleza en el corazon humano, hácia todo lo maravilloso y hácia lo que nos parece de difícil  peligrosa ejecución."



J. Sánchez Lozano. Suertes del toreo que ordinariamente se verifican en coso. Libro tercero del Manual de Tauromaquia. Sevilla, 1882.




JOVELLANOS. Este escritor que con tanta aversión miraba las fiestas taurinas, dice en su MEMORIA SOBRE LAS DIVERSIONES PÚBLICAS, impresa en Madrid el año 1812, página 37, que "en nuestra fiesta ha tenido la nobleza española uno de los primeros estímulos para su elevación y carácter y el pueblo uno de sus mayores entretenimientos."    


En otro lugar de esa misma MEMORIA, dice: "Llámese, si se quiere, feroz y bárbaro semejante espectáculo; pero ello es, que no pueden los hombres discurrir otro tan grandioso ni tan capaz de interesar al corazon."


J. Sánchez Lozano. Suertes del toreo que ordinariamente se verifican en coso. Libro tercero del Manual de Tauromaquia. Sevilla, 1882.





“JOVELLANOS. Unos hombres frecuentemente congregados a solazarse y divertirse en común formaran siempre un pueblo unido y afectuoso, conocerán el interés general y estarán más distantes de sacrificarse a su interés general. Serán de ánimo más elevado, porque serán más libres, y por lo mismo serán también de corazón más recto y esforzado”

     José Sánchez Neira (Madrid, 2 de febrero de 1823- Madrid, 4 de enero de 1898), en su obra El Toreo. Gran diccionario de la Tauromaquia,  cita en varias ocasiones a José Velázquez y Sánchez y su obra Anales del toreo. 









          

“La lidia taurina no será causa de civilización, pero es efecto de una civilización más culta que las precedentes. Los grandes espectáculos de la antigüedad eran un frenesí del vicio, o un frenesí de las pasiones; ellas con un frenesí de la alegría”                                                                  



“La barbarie consiste en lanzarse el hombre al peligro sin los necesarios medios de defensa, y en la probabilidad, por consiguiente, de perecer víctima de su arrojo…………..Las diversas suertes que en las corridas de toros se ejecutan, en vez de excitar la ferocidad, lo que hacen es persuadir a la muchedumbre, más que podría conseguirse con una disertación filosófica, de la gran superioridad de la razón sobre la fuerza bruta”
                                                                      

                                                                                                       López Martínez




ROUSSEAU._ CONSIDERACIONES SOBRE EL GOBIERNO DE POLONIA, dice: "Una gran nacion debe sostener sus usos propios, que siempre le son ventajosos y contribuyen al mantenimiento de su independencia. Y añade: No han contribuido poco las corridas de toros al sostenimiento del vigor de la nacion española. Y concluye recomendando á la juventud polaca la adopción de nuestra fiesta."
  J. Sánchez Lozano. Suertes del toreo que ordinariamente se verifican en coso. Libro tercero del Manual de Tauromaquia. Sevilla, 1882.



"Nada más clásico, más románticamente clásico, y, a la inversa, apolíneo y dionisíaco a un tiempo, o sea artístico, nada más singularmente bello y, por tanto, universal"

                                                                         José Bergamín


"Se ha dicho y repetido en todas partes que en España se perdía la afición a los toros, y que la civilización concluiría por desterrarla; si la civilización llega a hacer esto, tanto peor para ella, pues una corrida de toros es uno de los espectáculos más bellos que el hombre pueda imaginar"

                                             Teófilo Gautier. De sus Viajes por España


"El toreo no es graciosa huida, sino apasionada entrega"

José Alameda



"¡Voy en pos de nada!........¡Y a ver a Dios que me lo dejé en la plaza!"

Miguel Hernández. De El torero más valiente




"Afirmo de la manera más taxativa que no puede comprender bien la historia de España desde 1650 hasta hoy quien no se haya construido con rigorosa construcción las corridas de toros en el sentido estricto del término; no de la fiesta de toros que más o menos vagamente ha existido en la Península desde hace tres milenios, sino lo que nosotros actualmente llamamos con este nombre.........La historia de las corridas de toros revela algunos de los secretos más recónditos de la vida nacional española durante casi tres siglos. Y no se trata de vagas apreciaciones, sino que de otro modo no se puede definir con precisión la peculiar estructura social de nuestro pueblo que es, en muy importantes órdenes, estrictamente inversa de la normal en las otras grandes naciones de Europa"

Ortega y Gasset. En La caza y los toros


"......me parece la Tauromaquia un gran ideal, un instrumento de vida porque lleva dentro precisamente la muerte. Crear belleza, templar y mandar sobre los instintos animales, los propios y los ajenos, en los límites de realidad, es decir, del delirio. Sentirse cerca de la línea que separa la vida y la muerte, la del toro, en clara advertencia de que no tardará en llegar la nuestra"

"Los toros "se ven", pero no son, en su espíritu, un espectáculo. También la vida "se ve", pero sólo es espectáculo cuando se representa, cuando sabemos que no es verdad...............La corrida tiene que ver con la vida, es un contemplar y un participar en la vida a pesar de la muerte, y precisamente por ella no es puro espectáculo ni pantomima"

Fernando Claramunt



"La belleza es aquí el signo de lo ceñido. El ajuste entre la vida y la catástrofe, conciliadas en la cintura del arte. El ajuste entre el cuerpo del torero y el cuerpo del toro, que culmina la misma dialéctica de lo ceñido"

Vicente Verdú



"Para mí, ese rato de toros una vez al año es absolutamente necesario e insustituible"

Alonso Zamora Vicente



"Los toros son el acontecimiento que más valores democráticos ha enseñado al pueblo español"

              Tierno Galván

“Ante los toros los españoles revalidan la sabiduría irracional de que sólo el aventurero y burlador de la muerte vive de modo superior a los demás.............La entrega se produce, pero de un modo peculiar; cobra el carácter de una auténtica embriaguez. Es, para anticipar la tesis y conclusión, una total embriaguez de vida. Estar ebrio de vida quiere decir estar ebrio de ser o, si se quiere, de existencia. En el arrebato, en cierto sentido, es un arrebato dionisíaco el que embriaga al público de los toros, se abren ocultas esclusas, y un caudal inmensurable de vida invade al espectador”

Tierno Galván. Recogido en el libro El toreo, una visión inédita, de Juan Antonio Pérez Mateos.



"Para nosotros, la fiesta de toros es un homenaje a la inteligencia, al valor y al arte humanos; es, en el fondo, un homenaje al hombre"

Lisa Loft (distinguida aficionada del Dansk Toro Club)



"Si uno permanece en el umbral del espectáculo, no percibirá más que tortura y crueldad, sin ser capaz de ver otros elementos, para los cuales se precisa un ejercicio intelectual, a fin de entenderlos. Pero un día comprendí que todo lo que ocurre entre el toro y el torero, todas sus posibilidades podrían ser sublimes en un momento determinado. Entonces supe que yo podría sublimar la vida de un toro, que de otro modo hubiese acabado por morir anónimamente. A partir de entonces decidí ser torero, dominar la violencia y crear algo artístico en mi relación con el toro. He intentado comprender las reacciones de ese animal y ser una parte de él mismo y su aliado en un momento dado"

Luis Francisco Esplá



"El toreo, como la vida, es el tiempo amenazado por la muerte"

José Carlos Arévalo



“La emoción del riesgo es enteramente lícita, y un componente importantísimo en el toreo, puesto que el peligro de la lidia es una realidad que no puede ni debe soslayarse. El día que éste disminuya sustancialmente nos encontraremos en el principio del fin de este sin par espectáculo”


Francisco Brines. El arte del toreo: Razonamiento de una  mirada. 1986. Del libro Sentimiento del toreo, de Carlos Marzal.




REFLEXIONES TAURINAS DE UN CONVALECIENTE. FRANCISCO BRINES

Publicado en Quites, nº2 (1983)


“El toreo es arte o no es nada. O, a veces, y en más ocasiones, aunque en tono menor, mas siempre deseable, también puede ser conocimiento y estética: arte, en suma, aunque no el más grande. Pienso que todo esto sirve para la poesía, la música, la pintura. De ahí que en este punto se sea, porque se debe ser, inmisericorde”
Francisco Brines. Reflexiones taurinas de un convaleciente. Publicado en Quites, nº 2 (1983). Recogido en el libro El sentimiento del toreo, de Carlos Marzal, 1986.




"Quisiera algún día atrapar un instante de la vida en toda su violencia y en toda su belleza. Eso sería la pintura definitiva"

Francis Bacon


"El heroísmo, que es el otro nombre que da Hegel a la gran política (toreo), se vuelve imposible. Pues, como dice Hegel, el heroísmo es lo trágico, y para que haya héroes, es decir, grandes políticos (toreros), es necesario que exista lo trágico, es decir, lo inconciliable. Ahora bien, la dialéctica, por definición, es lo que excluye lo inconciliable y, por esta razón, las sociedades de consenso son sociedades donde la política (el toreo) se extingue"

Bernard-Henry Lévy. "La pureza peligrosa", pg. 125. Los paréntesis han sido añadidos por mi.



Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, recoge este comentario de Menéndez Pelayo:


“Dícese que en cierta ocasión Menéndez Pelayo dijo al Conde de las Navas: “Dilucidar si las corridas de toros nos deshonran, o si son el menos bárbaro y el más artístico de todos los espectáculos cruentos dentro y fuera de casa, es obra de titanes”…………El mismo Menéndez Pelayo escribe: “La Tauromaquia es una terrible y colosal pantomima de feroz y trágica belleza, en la cual se dan reunidos y perfeccionados los elementos estéticos de la equitación y de la esgrima, así como la ópera produce juntos los efectos de la música y de la poesía”


Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, recoge este comentario de Américo Castro:



“Para Américo Castro la Tauromaquia es un elemento verdadero del vivir hispano, porque “lo español consiste precisamente en la coexistencia de la misticidad más primitiva con el artístico refinamiento”
 




Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, recoge este comentario de Miguel de Unamuno:


Miguel de Unamuno (que llegó a declarar que aborrecía las corridas de toros) planteó en 1912 la siguiente pregunta: “¿Pero no cree usted, mi joven amigo, que hay en la afición algo trágico, algo solemnemente trágico, algo terrible que nos puede permitir penetrar hasta las más recónditas honduras del alma de nuestro pueblo”………….......Bástenos recoger su interpretación más definitiva sobre las corridas de toros: “Como la persistencia de un terrible culto de una religión pagana y casi prehistórica…….un sacrificio propiciatorio a no sé que divinidad que pide sangre……Y que vuelve, en cierto modo, a renovar la vieja tradición de la popular barbarie, o mejor que barbarie, salvajería……..En las corridas de toros no hay las insoportables unidades de la tragedia seudoclásica, y además allí se muere de veras. Se muere y, sobre todo, se mata de veras. Se mata al toro como un buen cristiano español de los buenos tiempos mataba a un perro infiel, de veras”




Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, comenta: Federico García Lorca hizo el siguiente elogio de las corridas de toros –y se nos antoja uno de los más elocuentes y rotundos que conocemos sobre ellas- :
“Probablemente es la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que los hombres de mi generación hemos sido los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo. Es el drama puro en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el único sitio donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza. ¿Qué sería de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua si dejaran de sonar los clarines dramáticos de las corridas?..............España es el único país donde la muerte es el espectáculo nacional, donde la muerte toca largos clarines a la llegada de las primaveras, y su arte está siempre regido por un duende agudo que le ha dado su diferencia y su calidad de invención”


Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, recoge este comentario de Fernando Villalón:

Fernando Villalón escribió un interesante ensayo titulado Taurofilia racial. He aquí algunas de las razones que Fernando Villalón expuso en defensa de la Tauromaquia: “Hubo períodos de nuestra historia en los que llegó a dominar el taurinismo de tal manera en las costumbres y en los gustos de una generación de españoles, que consigue formar un estado de ánimo taurino, dándole el pueblo, y la misma prensa, más importancia a la herida de un matador que a la pérdida de una batalla; y no pocas veces, la Corona o las Cortes, haciéndose eco del sentir popular, toman parte activa en su organización dándole leyes y reglamentos………..y llegan a fundar una Escuela de Tauromaquia, a cargo de los fondos públicos………………Las Hermandades de Caballería –guardadoras del fuego sagrado de nuestro nacional estilo de montar a la jineta-, salen en defensa de la fiesta cada vez que ésta precisa de su apoyo, y en sus cosos cerrados y telas de adiestran los caballeros en el arte de alancear, rejonear, acosar y derribar toros y en los requisitos necesarios para el empeño de a pie, germen del toreo moderno…………..Por otra parte, nos sorprende sobre manera la contumaz desobediencia de los españoles a las Encíclicas, Breves y anatemas de los Pontífices, que condenan una y otra vez las fiestas de los toros y hasta niegan el enterramiento en sagrado de los lidiadores. Pues a pesar de todo esto, son desatendidas sus órdenes, no sólo por el pueblo y la nobleza, sino también por los mismos ministros de la Iglesia, encargados de velar por los prestigios de la autoridad pontificia, buscándole mil subterfugios para esquivar su cumplimiento ¿No es extraña esta descocada desobediencia en un pueblo tan católico y tan catolizante?................Felipe II, que en materia de religión y de respeto a la Iglesia no podemos conceptuarlo como dudoso, se vio precisado a decir por carta a S.S. el Papa Sixto V, y con motivo de la Bula contra los toros, que sentía que aquella bula de S.S. no surtiera efecto en sus dominios, porque era la fiesta de toros costumbre tan antigua, que parecía estar en la sangre de los españoles”



Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, escribe:

José Ortega y Gasset nunca llegó a escribir el libro que anunció sobre al Tauromaquia, pero sí quedó claro su actitud ante ella en diversos pasajes de sus escritos: “La desatención de los demás intelectuales hacia los toros es criticable, porque esta fiesta ha hecho felices durante mucho tiempo a los españoles, ha empapado sus conversaciones y su vida………Ha inspirado arte pictórico, desde Goya, poesía, música”………….En cuanto a su visión del torero como artífice de su menester, Ortega y Gasset apuntó lo siguiente: “Constituyen (toro y torero) lo que los matemáticos llaman un “grupo de transformación”……….Y como es sabido que la geometría reclama en sus cultivadores una peculiarísima dote nativa para la intuición de las relaciones espaciales, ello acontece también con la geometría del toreo. Sólo que ésta es una geometría actuada………En la terminología taurina se habla de “terrenos”, y esta intuición de los terrenos –el del toro y el del torero- es el don congénito y básico que el gran torero trae al mundo. Merced a él sabe estar siempre en su sitio, porque ha anticipado infaliblemente el sitio que va a ocupar el animal. Todo lo demás, aun siendo importante, es secundario: valor, gracia, agilidad de músculo……………El toreo auténtico y pleno presupone ineludiblemente aquella extraña inspiración cinemática que es, a mi juicio, el más sustantivo talento del gran torero. Por eso, la excelencia de éste aparece inmediatamente desde sus primeras actuaciones. Tampoco el torero se hace, sino que nace”



Antonio Machado escribe los siguientes comentarios, recogidos en el libro Aproximación a la Tauromaquia, de Manuel Ríos Ruiz

“Vosotros sabéis –sigue hablando Mairena a sus alumnos- mi poca afición a las corridas de toros. Yo os confieso que nunca me han divertido. En realidad no pueden divertirme, y sospecho que no divierten a nadie porque constituyen un espectáculo demasiado serio para diversión. No son un juego, un simulacro, más o menos alegre, más o menos estúpido, que responda a una actividad de lujo, como los juegos de niños o los deportes de los adultos; tampoco un ejercicio utilitario, como el de abatir reses mayores en el matadero; menos un arte, puesto que nada hay en ello de ficticio o imaginado. Son esencialmente un sacrificio. Con el toro no se juega, puesto que se le mata, sin utilidad aparente, como si dijéramos de un modo religioso, en holocausto a un dios desconocido. Por esto las corridas de toros, que, a mi juicio, no divierten a nadie, interesan y apasionan a muchos. La afición taurina es, en el fondo, pasión taurina; mejor diré fervor taurino, porque la pasión propiamente dicha es la del toro”


“Nosotros nos preguntamos………..¿qué son las corridas de toros? ¿Qué es una afición taurina, esa afición al espectáculo sangriento de un hombre sacrificando a un toro, con riesgo de su propia vida? Y un matador, señores, -la palabra es grave-, que no es un matarife –esto menos que nada-, ni un verdugo, ni un simulador de ejercicios cruentos, ¿qué es un matador, un espada, tan hazañoso como fugitivo, un ágil esforzado sacrificador de reses bravas, mejor diré de reses enfierecidas por el sacrificio? Si no es un loco –todo antes que un loco nos parece este hombre docto y sesudo que no logra la maestría en su oficio antes de las primeras canas-, ¿será acaso un sacerdote? No parece que pueda ser otra cosa. ¿Y al culto de qué dioses se consagra? He aquí el estilo de nuestra pregunta en nuestra Escuela Popular de Sabiduría Superior”


Juan Antonio Pérez Mateos, en su libro El toreo. Una visión inédita, recoge las siguientes reflexiones de Fernando Savater:


“La verdad del toreo no es la muerte, sino la vida………….La muerte queda presente en el ruedo, pero ha resbalado del campo de lo necesario al de lo posible, ha perdido sombras: finalmente, el arte es más fuerte e incluso la presencia de la muerte, olvidada, se hace irreal. Sí, en el toreo está presente la muerte, pero como aliada, como “cómplice” de la vida: “la muerte hace de comparsa para que la vida se afirme…………..En cada pase el héroe burla la muerte y, por tanto, cobra más vida. Ganarle en cada lance terreno al toro no es más que ganar vida. Todo en el toreo camina hacia delante, “vamos palante”, la pierna adelante y es la vida presente pero futurible en la espontaneidad y en la rapidez de la embestida. Y ahí está el toro, “no para quitarle la vida al hombre, sino para darle más vida”


“La tauromaquia es una permanente orgía en la que ninguno de sus participantes puede permanecer sobrio”



Juan Antonio Pérez Mateos, en su libro El toreo. Una visión inédita, recoge el siguiente comentario de Ángel Álvarez de Miranda:
“Hay una vieja casta de hombres bravos: se les llama toreros y nacen con una ornamental vocación de morir. Ellos, agonistas de su juego mortal e innecesario, son ya, en este mundo sin religión ni héroes, los únicos que prolongan el sentido del rito bajo el sol, en una auténtica liturgia que tiene como coro el público entero”



Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, recoge el comentario de  José Bergamín:


“Bergamín llega a decir: “En lugar del cartel de No hay billetes, que veo a la entrada de la plaza, preferiría ver este otro: El que no sepa geometría no puede entrar
 

Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, recoge el comentario de Sánchez Ferlosio:


“El escritor Rafael Sánchez Ferlosio las califica de “espectáculo de acontecimiento” ante los espectáculos de texto, como puede ser el circo, por lo ensayado de sus “números”: “El trapecista que se cae del trapecio cae también fuera del circo, mientras que el torero que muere en la arena –no por derrame cerebral, sino por cornada de toro- muere enteramente en el seno de la santa madre Tauromaquia; un accidente de circo pasa de las páginas de espectáculos a las de sucesos, en tanto que la cogida se resiste en la página de toros”. Sánchez Ferlosio, además, explica así la falta de fundamento de toda controversia acerca de los valores de la corrida: “La índole específica de la Tauromaquia se reirá eternamente de la disputan entre quienes la desdeñan por su monotonía y quienes la defienden por su variedad, pues unos y otros se hallan situados en un punto de vista que yerra enteramente el modo de vigencia del objeto, modo que lo hace invulnerable a la invectiva de la uniformidad como insensible e indiferente a los elogios de su variedad”. Y aclara seguidamente: “Monotonía y variedad son ambas y en el mismo grado –supuesto que pertenecen al mismo criterio- atributos del todo inconvenientes a su naturaleza, calificaciones que resbalan por fuera sin tocarlo y, justamente por eso, igualmente insostenibles, pues, ¿quién, con ánimo desapasionado, se atrevería a dar más razón a quien sostiene lo uno que a quien lo contrario? Una vez que se haya establecido que cada corrida es simplemente otra y única, como nada más único y otro es, en principio, cada día, y que éste es el fundamento capital de su vigencia, queda automáticamente disipada y fuera de lugar cualquier disquisición sobre su variedad o monotonía: sencillamente no se trata de eso”…………….Es decir, para Rafael Sánchez Ferlosio “la corrida se ha puesto de una vez y para siempre fuera de los alcances de semejante discusión”, porque quien penetre en ella, quien por sensibilidad se aficione a ella, “cada corrida le sabrá –qué apropiada expresión- siempre distinta; a quien, en cambio, se resista a entrar en él –se refiere a lo que llama esa alteridad-, no habrá espectáculo que le parezca más monótono ni asiduidad que le resulte más incomprensible”



Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, recoge el comentario de Pedro Laín Entralgo:


Pedro Laín Entralgo escribe: “En su esencia el toreo es un encuentro entre el hombre y el toro bajo forma de lidia, en el cual hay desafío, juego, ostentación del poderío humano y muerte real (la del toro) y muerte posible (la del torero); por tanto, drama. Esto es en el toreo esencial y perdurable desde que en el siglo XVII comenzó a ser lo que hoy es, y aun desde antes”




Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, escribe:

“Indiscutiblemente las corridas de toros no son espectáculo para todos, puesto que llevan intrínsecas, junto a sus características trágicas –siempre en relación con el toro y a veces con el torero- propiedades que van desde el arte a la sorpresa, dado que partiendo de unos cánones y reglas no pueden tener, sin embargo, un texto fijo, como el teatro o el equilibrio del circo –texto también de tan estudiado y medido-, y por ello necesita de un espectador propenso a unos especiales sentires y sensaciones, tal como predica Sánchez Ferlosio, o como pensaba Antonio Machado, fervoroso de lo que presencia. Y es el toro, los toros con sus comportamientos, más que los toreros con el valor y la inspiración, quienes hacen que ninguna corrida, ni siquiera en un solo momento sea igual a otra. Cada instante de una corrida es irrepetible”


En el libro El toreo. Una visión inédita, de Juan Antonio Pérez Mateos, encontramos esta reflexión de Henri de Montherlant, en Los Bestiarios:

“No, yo no puedo enternecerme con la muerte del toro. Tres, cuatro, cinco años de vida a la vez libre y libre y mimada, para diez minutos de sufrimiento. Preguntad al caballo de arrastre, al asno molido a golpes, al buey de labrar, si no cambiarían su existencia por la del toro”

José Ortega Spottorno, en el prólogo (llamado Paseíllo) del libro de Gregorio Corrochano, La edad de oro del toreo, escribe:



“Algunos pensadores extremados sostiene que la historia ha llegado a su fin y vamos hacia una civilización universal. ¿Será también el fin de la fiesta de los toros? No creo ni una cosa ni en otra. ¡Quien ama la vida, ama los toros! y hay mucha gente que toma su vida con alegría. ¡Cuidemos la bravura del toro y tendremos la Fiesta en paz”






 
 








RETRATOS TOREROS ANTIGUOS

























































                                          VISTIÉNDOSE



Se estaba pone que pone
la media color geranio
por matar el tiempo.

El tiempo
le latía en la garganta,
marea en el caracol,
recua lenta de minutos......

¡Los quietos minutos -agua
estancada- de las dos!
...................................
.....................................

-¿Son las cuatro?
-Son las dos........
Siempre las dos. Se ha parado
como en una expectación
el tiempo........
.................................
..................................
Nunca sonarán clarines,
ni llegarán cascabeles
por la calle, ni el pregón
del que vende sopladores
de papel verde, dará
paso, en el aire, a la voz:
-Que está el coche, matadó.........

Nunca habrá arena, ni toro,
ni será verdad el sueño. Nunca. Ni el sol
irá bajando, bajando,
hacia la luz del pitillo
de las ocho.......Nunca. ¡Nunca
llegará nada! Las dos
sin remedio, siempre......¡Siempre
las dos!

                                       José María Pemán. De Torero vistiéndose




"Prieta para el toreo la taleguilla"
                                               Gerardo Diego



“El arte (y el toreo lo es) no puede ser la mentira, sino la suprema verdad”

                          Unamuno. Recogido en el libro El toreo. Una visión inédita, de Juan Antonio Pérez Mateos.

"El toreo es como la música.............se siente, no importa si es racional o no"

                                             Vargas Llosa


“Algunos nos congregamos en las plazas de toros ante la posibilidad de que allí se nos revele aquello por lo que sabemos que la Fiesta se justifica: la súbita presencia del arte”
Francisco Brines. El arte del toreo: Razonamiento de una mirada. 1986. Del libro Sentimiento del toreo, de Carlos Marzal.


“Si yo fuera dictador suprimiría de una plumada las corridas de toros. Pero entretanto, que las hay, continuo asistiendo"

                               Pérez de Ayala. Recogido en el libro El toreo. Una visión inédita, de Juan Antonio Pérez Mateos.

Apriétate los machos, Juan de Sevilla / que ya empieza el paseo de las cuadrillas.
                                                                  Pasodoble























                               CAMINO DE LA PLAZA





REZANDO







ATACÁNDOSE







ANTES DEL PASEÍLLO


El clarín ululó: y, a lo lejos,
fue a perderse en el aire, alargándose, el trémulo son.

En el circo,
que bullía, mitad en la sombra, mitad en el sol,
fue, al compás varonil de una marcha
y entre bruscos petardos de seco estertor,
penetrando en diez ralas hileras
la cuadrilla de diestros, como una sensual procesión:
ajedrez animado
de figuras envueltas en ascuas de loco fulgor,
evocaba a través de los siglos
la áurea pompa en que obispos y oidores
desfilaban a un auto de la Inquisición.
En las gradas del circo, estallaron
resonantes palmadas, en coro de unánime voz,
que fingían católicos ecos de fiestas
en que en vano cien roncas gargantas ungieran perdón.
Esparcióse la alegre cuadrilla,
cual puñado de trigo que un ágil gañán aventó;
y la arena del circo ostentóse
recortada, mitad en la sombra, mitad en el sol.

José Santos Chocano. De Estampas madrileñas



Profesando bravura, sale y pisa
graciosidad su planta:
la luz por indumento, por sonrisa
la beldad fulminante que abrillanta.
Sol se ciega al mirarlo.

                                                 Miguel Hernández



Tabaco y oro. Faja
salmón. Montera.
Tirilla verde baja
por la chorrera.

Capote de paseo.
Seda amarilla.
Prieta para el toreo
la taleguilla.

                                                                 Gerardo Diego. La suerte y la muerte



Quema su traca de gritos,
de grada en grada, la gente.
El viento va repartiendo
su brisa en frescos sorbetes,
pregonando en las naranjas
secretos de sol poniente.

Ya están aquí los toreros,
la flor de los redondeles,
la terna de los espadas,
las tres cuadrillas más célebres.

Y ajedrezados los rostros
en sombra y sol, los jinetes
rinden su Breda taurina
saludando, sonrientes.

Adriano del Valle. El Paseíllo



Horroroso es el patio de cuadrillas
mirando al porvenir de los toriles.
Noche de enfrente. Sombras. Y perfiles
de medias lunas, largas y amarillas.

Hay que salir, ¿por pies?, o de rodillas.....
Bah, todas las posturas son pueriles.
Y ¿para qué los gestos varoniles?
Para el arrastre, para las mulillas.

He de lidiar la vida, aunque no quiera.
Y no podré quedar como los buenos.
Ortigas me reclaman, no laureles.

¿Quién colocó tan lejos la barrera?
¿Para qué cambiarían los terrenos?
¿Quién pondría mi nombre en los carteles....?

                                    Javier de Bengoechea. Pienso yo






La tarde extiende un oro soñoliento / Calor en los tendidos, y en las gradas / un bullicio de gentes malhabladas / que miran el reloj cada momento".

                                                                        Benítez Reyes



"Iba en las primeras tardes de la tarde del domingo, calle de Alcalá arriba, camino de la plaza. Iba gozoso, mirando al cielo donde la primavera pintaba su azul, límpido, sin mancha de nubecilla. ¡Qué soberbia tarde de toros! Diríase que un pasodoble comunica a nuestros pasos andares toreros. Y así penetré en la plaza por la puerta grande. Las cinco, ahora sí que suena de verdad el pasodoble. Desfilan las cuadrillas. ¡Alborozo del paseíllo envuelto en azul!"

Antonio Díaz-Cañabate. Crónica del 12 de abril de 1959


El escritor peruano Luis F. Odría, en su libro El arte del toreo y los secretos de la lidia, escribe:


“Desde que Belmonte desfilaba al frente de las cuadrillas con paso cansino, pidiéndole a un pie permiso para adelantar el otro, la modalidad se impuso. Y aún perdura. Toreros que luego corren que se las pelan, parecen en al paseíllo abrumados por el peso del traje de luces. Salen como encuadernados, andando trabajosamente”

Felipe B. Pedraza, en su libro Iniciación a la fiesta de los toros, escribe:



EL PASEÍLLO


“Cuando el reloj de la plaza marca la hora en punto, el presidente saca un pañuelo blanco. Suenan los clarines y timbales y salen a caballo los alguacilillos, vestido a la usanza del siglo XVII………..Tras saludar a la presidencia, proceden al despejo. Esta ceremonia es reminiscencia de los tiempos en que las muchedumbres ocupaban la plaza antes de las corridas. Las fuerzas del orden, los alguaciles, tenían que despejar el ruedo, expulsar a todos los curiosos. Para ello corrían a caballo de un lado a otro golpeando a los rezagados. Hoy, aunque la arena está desierta, dos alguacilillos dan una simbólica vuelta al galope……….Después acuden a la puerta de cuadrillas, que se abre en ese momento para dejar paso a los que han de participar en el paseíllo…………..Al son de la música, los alguacilillos, las cuadrillas y otros auxiliares cruzan la arena para saludar a la presidencia………..El orden en que se colocan los que participan en el paseíllo está rigurosamente establecido. A la izquierda del desfile se sitúa el matador más antiguo; a la derecha, el que le sigue en veteranía, y en el centro, arropado por sus compañeros, el más nuevo……….Los novilleros y matadores que actúan por primera vez en una plaza hacen el paseíllo desmonterados; los demás se cubren con la montera…………..Tras los matadores, se colocan en tres filas los banderilleros, según el orden de antigüedad de sus maestros. Primero los del matador que encabeza el cartel, después los del segundo y por último los del espada con alternativa más reciente. Detrás de ellos, a caballo, los picadores según la misma disposición……….Cierran el paseíllo los monosabios (mozos de caballos que auxilian a los picadores), los areneros y el tiro de mulillas con sus cuidadores………………Al llegar cerca del tendido en que está la presidencia, todos los partícipes saludan con una leve inclinación de cabeza y rompen la formación. Los alguacilillos tiene aún que cumplir con un rito. Reciben la llave que les entrega el delegado gubernativo, representante del presidente, y la llevan al torilero. Simbólicamente, indica que las reses han permanecido encerradas desde el sorteo bajo la custodia de la autoridad”








SALUDOS



“El torero hace el paseíllo. Como héroe, exhibe la soberanía, afirma el poder, que hace ostensible como un guerrero, acompañado de banderilleros y picadores y de cuantos intervienen en el festejo. Las cuadrillas cruzan el ruedo conscientes de la lucha que les espera, y lo hacen de forma pausada, como si pareciese una procesión colorista y acompasada que se destoca –en gesto de humildad y de acatamiento- ante la presidencia situada en el palco, símbolo de la soberanía del rey, poder que venía de Dios”
Juan Antonio Pérez Mateos. El toreo una visión inédita.










FUMANDO






















                                                BRINDIS


Veinte mil corazones
laten en un silencio
claro y caliente. Brindis.
Suenan con golpe seco
las banderillas mustias
en el lomo del toro, y a su cuello
la roja sangre tibia
hace un foulard soberbio.

                                         Manuel Machado. De La Fiesta Nacional



El brindis ya. La montera
subiendo de grada en grada,
de mano en mano volando,
y olvidándose las alas.

                  Adriano del Valle. El Brindis.














RECOGIENDO LA ESPADA DE VERDAD








PERFILÁNDOSE PARA ENTRAR A MATAR






















DESCABELLANDO



Ya cayó el último toro.
Júpiter descargó sobre su testa
el rayo del descabello.
El toro agita una pata tocando la guitarra en el aire,
y después de queda yerto.

Felipe Sassone. De A la lidia del toro



El descabello es el rayo.
Hubo una vez Prometeo
-¿sería gitano o payo?-
y engaño a Zeus aqueo.
El descabello es la trampa,
es la centella, es la rampa.
Detén la fatal cruceta,
que humillado ya el josquillo
siente por el cerviguillo
las cosquillas de Pateta.

             Gerardo Diego. El Descabello. Del libro La suerte o la muerte







AL FIN TODO ACABÓ












TOMANDO EL OLIVO
CANSANCIO Y FRACASO






TRIUNFO


Trepidaron las gradas del circo:
puesta en pie, la fanática turba fue toda un clamor......
Y, en un signo de gracia
de divina expresión,
un clavel arrojado por dedos de rosa
en el céntrico punto del circo cayó.......

José Santos Chocano. De Estampas madrileñas



En hombros por tu orilla.
Torre del Oro.
En tu azulejo brilla
sangre de toro.

                                   Gerardo Diego. La suerte y la muerte


















LUCES Y SOMBRAS







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