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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

DIFERENTES CAPAS DE TOROS / TOROS Y DIBUJANTES/ PELEAS DE TOROS / SALIDAS DE TOROS









"Entró enna bodega   un día por ventura,

bebió mucho del vino,  esto fa sin mesura:
embeodóse el loco,  issió de su cordura,
yogó hasta las viésperas   sobre la tierra dura
........................................................
quísoli el diablo   zancajada poner,
......................................................
En figura de toro   qe es escalentado
cavando con los piedes   el cejo demudado,
con fiera cornadura   sannoso e irado,
paróseli delante   el traïdor provado,

Faciéli gestos malos   la cosa diablada,
qe li metrié los cuernos   por media la corada;
prisa el omne bueno   muy mala espantada,
mas valió-l Gloriosa   Reina coronada.

Vino sancta María   con ábito onrrado,
tal qe de omne vivo   non serié apreciado;
metióselis en medio   a él e al Pecado
el toro tan superbio   fue luego amansado.

Gonzalo de Berceo. De los Milagros de Nuestra Señora





"Desque l'vieron los toros, enerisan los cerros,
los bueyes y e las vacas repican los çençerros,
dan grandes apellidos terneras e beçerros;
"¡Aba! ¡Aba! ¡vaquericos, acorrednos con los perros!"
                                            Arcipreste de Hita. Libro del buen amor.


"sé muy bien tornear vacas
e domar bravo novillo;"

"La dueña en su riepto (reto), puso día sabido
fasta cuando lidiasen: bien lo avedes oído
................................................
otrossí, dueña flaca, non es para lidiar"

Archipreste de Hita




Un toro furioso
que a los cielos amenaza.
La cabeza en proporción,
la cerviz corta empinada,
anchuroso tiene el pecho,
la cola toda enroscada;
un remolino en la frente
en sangre los ojos baña,
cortos brazos, largos pies…….

 

(Romance del Siglo de Oro. ¿Lope de Vega?)





"Cavernario bisonteo
introito de un rito mágico
que culmina en el toreo"

Miguel de Unamuno
 



Mi corazón, cuyo peligro adoro......


                              Villamediana.



 



"Mi corazón, cuyo peligro adoro"

no es una mera frase cortesana.
El hombre entero afronta siempre al toro
con peligro mortal. Así se ufana.


Jorge Guillén. El lidiador 




Esa mentira o casta.

Aquí, mastines, pronto; paloma, vuela; salta, toro,
toro de luna o miel que no despega.
Aquí pronto; escapad, escapad; sólo quiero,
sólo quiero los bordes de la lucha.

Oh tú, toro hermosísimo, piel sorprendida,
ciega suavidad como un mar hacia adentro,
quietud, caricia, toro, toro de cien poderes,
frente a un bosque parado de espanto al borde.
 
Toro o mundo que no,
que no muge. Silencio;
vastedad de esta hora. Cuerno o cielo ostentoso,
toro negro que aguanta caricia, seda, mano.

Ternura delicada sobre una piel de mar,
mar brillante y caliente, anca pujante y dulce,
abandono asombroso del bulto que deshace
sus fuerzas casi cósmicas como leche de estrellas.

Mano inmensa que cubre celeste toro en tierra.

Vicente Aleixandre. Toro
 
 
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costao
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.

Miguel Hernández
(¿No resume este soneto, mejor que cualquier tratado filosófico, una postura española ante la vida, ante el amor, ante la muerte?...............Pocas veces se habrá compendiado mejor la trascendencia -y la belleza poética- de nuestra Fiesta. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)



“…Yérguete.
No te van a castrar: no dejarás que llegue
hasta tus atributos de varón abundante
esa mano felina que pretende arrancártelos
de cuajo, impunemente: pataléalos, toro”
                                                   
                                  Miguel Hernández


Corre feliz el choto por el prado,
ajeno aún al dolor y a la tristeza,
sintiendo ya que brota en su cabeza
el cuerno temeroso y afilado.
Siente su corazón todo inundado
de un ansia nueva que a crecer empieza
y siente concentrarse su fiereza
en el joven testuz ensortijado.
No sabe cómo fue, cómo ha surgido
este imprevisto afán, este ardimiento,
y lanza loco un cálido mugido.
 
Siente un febril impulso, un gran contento,
mira y contempla todo sorprendido
y da el primer embite para el viento.

                            Rafael Morales. Choto. De su libro Poemas del Toro (1943)


Tanto valiente amor tuviste preso
en el testuz tenaz y atormentado,
que me aflige el pensar que lo has trocado
en llanto y en dolor y en grave peso.
Tú naciste huracán de plomo espeso,
ardentísima luz, aire angustiado,
y la noche del tiempo ya ha empezado
a crecerte en la carne y en el hueso.
Doblarás tu cabeza, ya vencida,
tus nobles huesos quedarán desiertos
y en seca flor tu sangre convertida.

Y unos aires oscuros, largos, yertos
empujarán tu corazón sin vida
al misterioso túnel de los muertos.

               Rafael Morales. A un toro viejo. De su libro Poemas del Toro (1943)


Es la noble cabeza negra pena,
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.

En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada
para tronar volando por la arena.

Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:
es un ala tenaz y enardecida
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida.

                             Rafael Morales. Toro. De su libro Poemas del Toro (1943)



Una mano de niebla temerosa
llega a tu corazón doliente y fría,
y aprieta lentamente, como haría
el aire más sereno con la rosa.

Su dulce sombra, mansa y silenciosa,
sube a tus ojos su melancolía,
apagando tu dura valentía
en la pálida arena rumorosa.
La dura pesadumbre de la espada
no permite siquiera tu mugido:
poderosa y tenaz está clavada.
 
Tú ves cerca de ti a quien te ha herido
y tiendes tu mirada sosegada
sin comprender, ¡oh toro!, cómo ha sido.

Rafael Morales. Agonía del toro. De su libro Poemas del Toro.

   
Tras el engaño de la capa suave,
un encendido toro va burlado
y siente con furor que el trapo alado
se le escapa ligero como un ave.

A sí va mi pasión tras ese grave
fantasma vaporoso que he soñado,
y despierto creyéndole alcanzado,
mas viento sólo entre mis brazos cabe.
Y así mi corazón, igual que el toro,
desborda su pasión huracanada
hecho dolor brevísimo y sonoro.

mas la ilusión ha sido derrotada
y la sangre se ha vuelto largo lloro
bajo el reinado firme de la espada.
     
Rafael Morales. Pasión. De su libro Poemas del Toro 


Tu ausencia está en mi sangre y en mi vida,
hecha forma de toro enamorado,
que embiste por mis huesos desbordado,
buscando por mi pecho la salida.

Y este toro, constante en la embestida,
te busca por mi piel ensangrentado,
te busca por mi frente, te ha buscado
por estos labios que tu amor olvida.
Toro de amor, de llanto, de tristeza;
toro inclemente en loco desvarío,
no busque su presencia tu fiereza.

Secóse el dulce arroyo en el estío:
no besarán mis labios su pureza,
tan sólo amarga tierra, ¡toro mío!

Rafael Morales. Toro de amor y ausencia. De su libro Poemas del Toro


Cuajado de tristeza y de agonía,
el encinar rotundo y soñoliento
hunde su soledad en este viento
amargo de la verde serranía.
Y la noche de hierro, sorda y fría,
parece que se pone en movimiento
cuando siente en su carne el turbulento
mugir de fieros toros en porfía.
Toda la noche suena y se estremece,
y fundida con toros y paisaje
rueda redonda, caudalosa crece.

Todo el campo se inflama de coraje,
y el viento tormentoso bien parece
un pecho desgarrado en el ramaje.
           Rafael Morales. Toros en la noche. De su libro Poemas del Toro.



En figura de toro que es, escalentado,
cavando con los piedes, el cejo demudado,
con fiera cornadura, sañoso y airado,
paróseli delante el traidor provado.

Gonzalo de Berceo.  El clérigo embriagado
(El toro es un término metafórico de horror. Al clérigo embriagado, en los Milagros de Nuestra Señora, el diablo se le aparece en forma de toro. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)
 
Niña, guárdate del toro
que a mí mal herido me ha.
Guárdate del toro, niña.
Que a mí mal herido me ha.
Es amor que desatina,
que a mí mal herido me ha.
Lope de Vega
(Lope, con gracia popular, identifica al toro con las penas de amor. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)

 
¿Ves con el polvo de la lid sangrienta
crecer el suelo, y acostarse el día,
en la celosa y dura valentía
de aquellos toros que el amor violenta?
 
Francisco de Quevedo
(Quevedo recurre al ejemplo de dos toros celosos. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)

Nostálgico de un hombre con espada,
de sangre femoral y de gangrena,
ni el mayoral ya puede detenerte.

                                                           Rafael Alberti

Ese toro metido en las venas
que tiene mi gente.

                          Rafael Alberti, refiriéndose al cante  flamenco
 
 
¿Qué sueñas en tus cuernos, qué escondidas
ansias les arrebolan los viajes,
qué sistemas de riesgo y drenajes
ensayan en la mar tus embestidas?

                                                          Rafael Alberti
 

"Para que os derribe el toro,
que os estreche vuestro amante"

Antonio Oliver Belmás


Apenas pisé tierra española, sentí el aliento
del toro sagrado en el aire.
                                                                            Nikos Kazantzakis

 
Y a través de las ganaderías
hubo un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes,
mayorales de pálida niebla.
                                                               García Lorca


Pero el toro asomó desde los corredores
en el centro terrestre, yo vi su voz, llegaba
escarbando las tierras de Picasso, cubría
la efigie con los mantos de la tinta violeta,
y vi venir el cuello de su oscura catástrofe
y todos los bordados de su baba invencible.
         Pablo Neruda
(En el poeta, la aparición del toro posee una fuerza verdaderamente telúrica, se nos hace sentir la epopeya de la creación.Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura )
 
Ternura delicada sobre una piel de mar,
mar brillante y caliente, anca pujante y dulce,
abandono asombroso del bulto que deshace
sus fuerzas casi cósmicas como leche de estrellas.

            Vicente Aleixandre
(Las metáforas de tipo surrealista se ponen al servicio de la fusión con la naturaleza. Para el poeta el toro es un ser dotado de plenitud y perfección. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)

No existen más que un toro y un torero,
estimulando en planetaria masa
la lenta rotación de la faena.
Y el toro pasa y vuelve y no rebasa
la linde que le aprieta y le encadena.

                                                                                  Gerardo Diego


Es la noble cabeza negra pena
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.
 
En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada
para tronar volando por la arena.

Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida,
hecha pasión que al músculo no altera:

es un ala tenaz y enardecida,
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida.

                 Rafael Morales. Poemas de toro
(Después de Miguel Hernandez, el toro se convierte en símbolo existencial, pasión desmesurada, amor, fuerza, pena, corazón noble que no encuentra reposo.Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura )

Cuajado de tristeza y de agonía,
el encinar rotundo y soñoliento
hunde su soledad en este viento
amargo de la verde serranía.

Y la noche de hierro, sorda y fría,
parece que se pone en movimiento
cuando siente en su carne el turbulento
mugir de fieros toros en porfía.

Toda la noche suena y se estremece,
y fundida con toros y paisaje
rueda redonda, caudalosa crece.

Todo el campo se inflama de coraje,
y el viento tormentoso bien parece
un pecho desgarrado en el ramaje.

Rafael Morales. Toros en la noche



Qué plenitud de dehesa.
Qué azul embriaguez de abril.
Y cómo el pitón progresa,
garabato de candil.
El utrero precipita
su sangre nueva, exquisita
al olor de las eralas,
y siente hoy en las agujas
escozores somormujas
que mañana han de ser alas.
                                              
Gerardo Diego. Primavera del utrero


"Mi corazón, cuyo peligro adoro"
no es una mera frase cortesana.
El hombre entero afronta siempre al toro
con peligro mortal. Así se ufana

         Jorge Guillén, a partir de un verso del conde de Villamediana

 
Padre toro, tótem de la dehesa,
Zeus potente en bramas y en accesos
-relámpago de furias-, y en procesos
de largo, oscuro amor que oprime y pesa.

Tu negro soplo huracanado expresa
la tormenta que fraguas en tus sesos,
torva nube que truena -azar de huesos-
la amenaza del tronco hecho pavesa.
 
Padre toro, desgarra en mil jirones
las banderas del aire y borbotones,
fulmina y tala, abrasa y carboniza,

revuelve paraísos con avernos,
y encuna este poema de ceniza
y de gloria en la rima de tus cuernos.
                                     Gerardo Diego. Invocación al toro


De verde luz, heridas por el talle,
bajaban las estrellas numerosas
al ángulo de ramas de aquel valle.
Llegabas negro, rojo, con luceros,
por la tierra tirante y desolada,
chorro y espuela de los caballeros.
Tu boca de materia machacada
dejaba por la brisa del verano
lacre de luz y zumo de granada.
Miguel Gárcía Posada. De su Oda al toro de lidia



¡Oh, toro enorme, vacilante y noble!
Con ubre rosa en tu recuerdo y nata.
Toro de España, agonizante y ciego,
embistiendo a la muerte.........
Agustín de Foxá. De su poema El toro



Soplos de brisa matinal le barren
con tibia suavidad la crespa ola,
y con mirada extensa en que el encanto
de la campiña pálida reposa,
abarca el fiero macho su dominio,
enviando a la dehesa retozona
el mugido remoto y entrañable
que su viril profundidad prolonga.

                                                      Leopolo Lugones. Oda a los ganados y a las mieses.



Lóbrego, en la alta noche, a paso lento,
regresa un toro por la pampa umbría,
y, husmeando el mustio pajonal, confía
vagos mugidos al miedoso viento...........
¡Después, hondo bramido de amargura,
brusco silencio en la majada oscura,
temblor de estrellas en el orbe inmenso!
                                                                             José Eustasio Rivera


Como salvaje toro vendrá la noche al río
y verá, en el espejo de las corrientes turbias,
quemados por el fuego los cuernos de la luna.
Aúlla, viento, aúlla.

Mayor dolor el de la pena muda.

                                                                      Jaime Torres Bodet

Sobre la negra piel del toro
luce ya el rojo pomo de la espada,
como sobre la capa del Comendador
la cruz de Calatrava.
Y don Juan afeitado y con trenza
saluda sonriendo a doña Inés.
¡Otro toro!
¡Otro toro!
¡Otro toro!
Y a otro toro, dos inquisidores
le clavan seis dardos estallantes.
Felipe Sassone
(El poeta ve al toro desde una perspectiva social.........Enlaza la corrida con el donjuanismo y los tópicos del tremendismo literario, dentro del ámbito de la españolada.Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura )
 
Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno,
y si me quieren probar,
salgan otros a cantar
y veremos quién es menos.
                                                                    Martín Fierro



El más antiguo toro cruzó el día.
Sus patas escarbaban el planeta.
Siguió, siguió hasta donde vive el mar.
Llegó a la orilla el más antiguo toro.
A la orilla del tiempo, del océano.
Cerró los ojos, lo cubrió la hierba.
Respiró toda la distancia verde.
Y lo demás lo construyó el silencio
Ya está el toro en su centro; paso a paso
te acercas al asombro de su embestida ciega.....
Ya están bajo la noche de las ganaderías
cuajando los terribles combates de la tierra;
ríos de sangre brava se encrespan en los prados
e instintos milenarios para que tú los venzas.
La puerta de la gloria se ha abierto y has entrado
al terrible teatro con su muerte de veras
¡qué perfume de dehesas! en el toro cegado
del toril con su noche a una luz marinera.
Los sardos, los chorreados,
castaños y jaboneros,
los berrendos, salpicados,
jirones y botineros.
¡Pampa!
¡Libertad! ¡Aire y sol! Yo era el robusto
señor de la planicie, donde el aire
mi bramido llevó, cual son de cuerno
que soplara titán de anchos pulmones.

                     Rubén Darío. Gesta del coso
(A Rubén Darío el toro le sirve para un diálogo filosófico, adobado con léxico modernista y colorismo espectacular. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)


El toro sabe al fin de la corrida
donde prueba su chorro repentino,
que el sabor de la muerte es el de un vino
que el equilibrio impide de la vida.
 
Respira corazones por la herida
desde un gigante corazón vecino,
y su vasto poder de piedra y pino
cesa debilitado en la caída.
 
Y como el toro tú, mi sangre astada,
que el cotidiano cáliz de la muerte,
edificado con un turbio acero,
vierte sobre mi lengua un gusto a espada
diluida en un vino espeso y fuerte
desde mi corazón donde me muero.
Miguel Hernández
(Con su intuición de poeta, se ha fijado Miguel en un momento de la lidia que visualiza perfectamente su conflicto............Y, en bellísima imagen, su corazón se multiplica, a cada latido, en mil sufrientes corazones. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)



"un toro solo en la ribera llora
olvidando que es toro y masculino"

Miguel Hernández



 

 

¡OH toro, noble toro acorralado
en un valle de caras, para tu daño juntas,
con un viento de palmas y de gritos!
Un castigo a mansalva te persigue en redondo.
Tú no comprendes nada. Y yo siento vergüenza.
¿Por qué, por qué estos hombres disfrazados de naipe
que me ciegan con sucias capas rosas,
por qué este muro en círculo y esto pozo de cielo?
Yo tengo la fiereza
del viento, las montañas y las aguas,
pero no para esto, sino para el amor;
no quiero desatarla contra algo que no entiendo”.
 
Remueven tu ira oculta,
clavan en tu montaña sus banderas,
hurgan en el torrente de lava de tu sangre.
A sinrazón te obligan,
a combatir por algo que no entiendes.
Mas ¿qué te pesa, toro, entre las astas
que frena tristemente tus empujes?
 
La muerte; la barruntas.
Tras de la sinrazón sólo queda la muerte.
Ya estás fuera de ti, loco y extraño,
en un mundo que ignora las leyes de la tierra,
del árbol y la nube.
La muerte acaso es esto.
Ya te has perdido a ti. Y algo se anuncia.
Algo negro y caliente
palpita tras los ojos que te miran.
¿Para qué combatir, si no hay remedio,
si te han cambiado todo, hasta la tierra,
hasta el cielo, la luz y el horizonte?
Por conservar tu nombre solamente
alzas aún tus cuernos…..
 
Es inútil que el diestro finja buscar la muerte
para igualarse un poco a tu nobleza,
porque tú has de morir de todos modos.
Lo sabes; es inútil.
Y desprecias su pecho; yo lo he visto.
¡Si tú quisieras, toro…….!
¡Si tuvieras la saña constante, como el hombre…..!
Mas ¿para qué? Tú cumples la magnífica
ley de los vegetales y animales
de no hacer nada en vano, y enseñándola mueres.
 
A traición te han herido, noble toro.
Cuando tú le mirabas de frente, un rayo helado
se te alojó en el pecho de improviso,
lo mismo que un reptil súbito, o que una idea.
¡Que te dejen en paz
morirte de esta muerte que no entiendes!
Pero no; están mirándote……
Querrías esconderte, morir contigo a solas,
humilde ante esta muerte
en serie, prefijada, artificial, humana.
Yo he visto en tus pupilas, detenidas
en su último reflejo,
como un chorro clavada la pregunta: ¿Por qué?
Y te he visto sembrar tu sangre en vano
-como un póstumo esfuerzo, al llevarte al arrastre-
en el surco que arabas con el cuerno.
La moneda de nubes acuñada en tus ojos
se lo dirá a los campos de olivares,
y todos llorarán con la más honda
angustia de las cosas: la sinrazón del hombre.
 ¿Qué habrán sido los hombres en tus ojos?
¿Qué le irás a decir de nosotros a Dios?

José María Valverde (1926). Elegía del toro en lidia. Recogida en el libro Aproximación a la Tauromaquia, de Manuel Ríos Ruiz.


Yo he visto en tus pupilas, detenidas
en su último reflejo,
como un chorro clavada la pregunta: ¿por qué?
.............................

¿Que habrán sido los hombres en tus ojos?
¿Qué le irás a decir de nosotros a Dios?
José María Valverde
(El poeta se ha asomado a los ojos del toro y ha hallado una interrogación.................Ha intentado, entonces, entender el mundo desde este punto de vista nuevo. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)

.................A mí la roja
capa del diestro, reto y burla, el ronco
griterío, la arena donde clavo
la pezuña, el torero que me engaña
ágil y airoso en mi carne entierra
el arpón de la alegre banderilla,
encarnizado tábano de hierro;
........................................
........................................
el clarín del bizarro torilero,
que anima la apretada muchedumbre;
el matador, que enterrará hasta el pomo
en mi carne la espada; la cuadriga
de enguirnaldadas mulas que mi cuerpo
arrastrará sangriento y palpitante,
y el vítor y el aplauso a la estocada
que en pleno corazón clava el acero.
¡Oh, nada más amargo! A mí los labios
del arma fría que me da la muerte;
tras el escarnio, el crudo sacrificio,
el horrible estertor de la agonía.......
................................................
....................................................        
 

LA MUCHEDUMBRE: ¡Otro toro!

EL BUEY: "¡Calla! ¡Muere! Es tu tiempo.
 
EL TORO: ¡Atroz sentencia!
                            Ayer el aire, el sol; hoy,el verdugo......
                                   ¿Qué peor que este martirio?

     EL BUEY: La impotencia
 
    EL TORO: ¿Y qué más negro que la muerte?

     EL BUEY: ¡El yugo!
                                                                                           

Rubén Darío. De Gesta del coso















El negro toro surge, neto y bello,

sobre la fría aurora verde, alto en el peñasco azul.

Muge de sur a norte, rempujando

el hondo cenit cárdeno, estrellado todavía

de las estrellas grandes,

con su agigantado testuz.

 

-La soledad inmensa se amedrenta;

el silencio sin fin se calla.

 

      ¡......!-

 

El toro -roca desgajada- baja contra

el barranco frondoso.

 

No quedan más que él, que

¿se va? negro,

y ¡viniendo!, blanca y rosa, la luz.

 

Juan Ramón Jiménez. Auroras de Moguer

 

 

 

Se va la noche, negro toro

-plena carne de luto, de espanto y de misterio-,

que ha bramado terrible, inmensamente,

al temor sudoroso de todos los caídos;

y el día viene, niño fresco,

pidiendo confianza, amor y risa

-niño que, allá muy lejos,

en los arcanos donde

se encuentra los comienzos con los fines,

ha jugado un momento

por no sé qué pradera

de luz y sombra,

con el toro que huía-.

 

                                                     Juan Ramón Jiménez. Desvelo

 

 

 

Negro toro, nostálgico de heridas,

corneándole al agua sus paisajes,

revisándole cartas y equipajes

a los trenes que van a las corridas.

 

¿Qué sueñas en tus cuernos, qué escondidas

ansias les arrebolan los viajes,

qué sistemas de riegos y drenajes

ensayan en la mar tus embestidas?

 

Nostálgico de un hombre con espada,

de sangre femoral y de gangrena,

ni el mayoral ya puede detenerte.

 

Corre, toro, a la mar, embiste, nada,

y a un torero de espuma, sal y arena,

ya que intentas herir, dale la muerte.

 

Rafael Alberti. El toro de la muerte

 

 

 

 

Un toro negro en la noche

es una sombra que escapa

embistiendo a las tinieblas

como si fueran fantasmas.

 

Un toro negro, más negro

que la pena de tu alma,

es una sombra que huye

de la sonrisa del alba.

 

                                            José Bergamín. De "La claridad del toreo"

 

 

Noche del toro negro, ennegrecido,

buscando heridas negras con espadas,

por paladar y lengua devoradas,

viviendo de su aliento enardecido.

 

                                                                    Clara Silva

 

Negro era el toro, y de color tiznado,

erizado de cerro y lomo altivo,

corto de pies, de manos apartado,

los ojos grandes, como fuego vivo,

de espeso remolino coronado,

en mirar espantoso y vengativo,

como un erizo levantado el velo,

de cuernos altos y arrugado cuello

 

Pedro de Medina. Octavas a la desgraciada y lastimosa muerte de don Diego de Toledo.

(Los datos concretos, la descripción de base realista, se convierten en hermosa evocación barroca -dinámica, apasionada- en esta octava real. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)

 

 

¿Qué bestia gris burriciega

trota idiota, y te nos siega

al trompicón?

¿Qué negro toro marrajo

te metió ese golpe bajo

a traición?

 

Dámaso Alonso

(Dámaso Alonso se despide del poeta Rafael Melero, muerto de cáncer a los treinta y nueve años..............El poeta utiliza la estrofa manriqueña............y un léxico que, hasta en lo puramente fónico, expresa angustia lacerante. Comentario de Andrés Amorós en Toros y Cultura)

 

 

“toros ciegos y violentos / de huracanado luto rodeados”.

 

Octavio Paz. De su poema "Los viejos" (1939)

 

 

 

Ya mis cabestros pasaron

por el puente de Triana,

seis toros negros en medio

y mi novia a la ventana.

 

¡Puente de Triana,

y he visto un lucero muerto

que se lo llevaba el agua!

 

 

La corrida del domingo
no se encierrra sin mi jaca.
Mi jaca la marismeña,
que por piernas tiene alas.

 

Venta vieja de Eritaña
la cola de mi caballo
dos toros negros peinaban.
 

Fernando Villalón. Garrochistas

 



"Fuerte el pecho, domina la llanura / con su silueta, y lo llamamos toro. / Escultura de sombra y cuernos de oro / marca, macizo, el paso en la verdura".

                                El toro, José Hierro.

 

 

               

 

 

































 
 




Sí, ahí va. Un toro colorado pasa, dueño de la mañana, olfateando, mugiendo, destrozando por capricho lo que encuentra. Se para un momento en la colina y llena el valle, hasta el cielo, de un lamento corto y terrible.............Bebe un momento, y luego, soberbio, campeador, mayor que el campo, se va, cuesta arriba, los cuernos colgados de despojos de vid, hacia el monte, y se pierde, al fin, entre los ojos ávidos y la deslumbrante aurora, ya de oro puro.

 

Juan Ramón Jiménez. De El toro huido

 







 
 
 








 
 
 
 













Si no se me parte el palo,

aquel torillo berrendo

no me hiere a mí el caballo.

 

                              Fernando Villalón. Garrochistas
















TOROS Y DIBUJANTES








 



Se erige en vengador el más valiente;

y la toruna gente

paso franco le cede,

y el expectante coro retrocede.

Uno a otro se mira

distensas sus pezuñas, afirmadas;

y sus cuellos -aljabas aceradas,

que atiranta la ira-;

las testas en puñales arboladas

tajos al viento tiran,

y al menor movimiento se perquiran.

 

Fieros bramidos retadores lanzan;

de nuevo el limo del lacustre suelo

-dos honderos sus pies- lanzan al cielo;

gallardamente avanzan;

mas el rival constante,

a caza siempre del propicio instante

de humillar al del prado poderoso,

atacando a mansalva al victorioso

-con el puñal oculta en la ira ajena-,

a darse por vencido lo condena.

 

Unido al asesino embiste fiero

a su rival caído:

entre los dos malvados lo suspenden

en vilo, y un quejido

de rabia y de dolor cruzó su acero

con la muerte en el pecho del valiente

tinta su negra capa en sangre hirviente.

 

Fernando Villalón. Lucha de toros. De La Toríada.





 

 

 









Salió un toro del toril
y a Tarfe tiró por tierra,
y luego a Benalguacil;
después con Hamete cierra
el temerón de Conil.

Traía un ancho listón
con uno y otro matiz,
hecho un lazo por airón,
sobre la enhiesta cerviz
clavado con un arpón.

Nicolás Fernández de Moratín. De Fiesta de toros en Madrid




Es el comienzo. Es el alfa.
El chiquero -vientre y sombra-
arroja sobre la alfombra
una negra sed de alfalfa.
¿Dónde está el arroyo fresco?
No hay más curva de arabesco
que el capote, sierpe seca.
Todo es límite y resiste
y al álgebra ¡luz! embiste
la negación que derrueca.
             

                   Gerardo Diego. Salida del toro, del libro La suerte o la muerte.





Padre toro, desgarra en mil jirones
las banderas del aire y borbotones,
fulmina y tala, abrasa y carboniza,
revuelve paraísos con avernos,
y encuna este poema de ceniza
y de gloria en la rima de tus cuernos

                                                                               
                                                                                    Gerardo Diego


Una nota de clarín
desgarrada,
penetrante,
rompe el aire con vibrante
puñalada.

Ronco toque de timbal.
Salta el toro
en la arena. Bufa, ruge.....
Roto cruje
un capote de percal.
Acomete, rebramando,
derribando
a caballo y caballero.
Da principio el primero
espectáculo español.

La hermosa fiesta bravía
de terror y de alegría
de este viejo pueblo fiero......
Oro, seda, sangre y sol.

                                                   Manuel Machado. De "La fiesta nacional"


El clarín ululó: y a lo lejos,
fue a perderse, en el aire, alargándose, el trémulo son

                                                                                                                         Santos Chochano

             


Es la noble cabeza negra pena,
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.


En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada

para tronar volando por la arena.

Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:

es un ala tenaz y enardecida
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida.

                                                     Rafael Morales, Poemas del toro (1943)



Profesando bravura, sale y pisa
graciosidad su planta:
la luz por indumento, por sonrisa
la beldad fulminante que abrillanta.
Sol, se ciega al mirarlo.
Galeote
de su ciencia, su mano y su capote,
fluye el toro detrás de sus marfiles.
Concurren situaciones bellas miles
en un solo minuto
de valor, que induciendo está a peones
a la temeridad como tributo
de sus intervenciones.
                                        
                              Miguel Hernández. De "Corrida Real"


Ínsula de
bravura,
dorada
por exceso
de oscuridad.

                       Miguel Hernández. Toro


El toro sale a la plaza
buscando en la luz la muerte
tenebrosa de su alma.
Lo mismo busca el torero,
creyendo que va a encontrarla
burlándola con su cuerpo.

                                                                              José Bergamín. De "La claridad del toreo"


Me salió un toro de viento
que se llevó por delante
todo mi conocimiento.
No le ví más que un momento.
Y me arrebató el capote.
Y me quitó el pensamiento.
(Mira lo que es la ilusión:
otro toro como ése
y acaba con mi afición.)


                                                                    José Bergamín. De "La claridad del toreo"


Un toro oscuro asomó
a la puerta del chiquero:
vio tanta luz en la plaza
que se volvió para adentro.

Aquí no hay nada que hacer,
que un torito que aquí había
dio un resoplido y se fue.

                                                                 José Bergamín. De "La claridad del toreo"


Y qué palabra: el trapío.
Cuando el barbas sale al coso
un aliento poderoso
calienta a todo el gentío.
Es la fuerza, el nervio, el brío,
la tragedia al descubierto,
el sentido noble, abierto
que, con la boca aún cerrada,
aguanta en pie la estocada
y respeto inspira, muerto.

Gerardo Diego. Trapío. De El Cordobés dilucidado.


Dio vuelta hiriendo y matando
a los de a pie que encontrara,
el circo desocupando;
y, emplazándose, se para,
con la vista amenazando.

Nicolas Fernández de Moratín



El clarín, sobre la plaza
abre un quitasol de gritos:
-¡El toro!
(La zarzamora.
Los adelfares del río.
La dehesa. El pasturaje.......)
Media luna en el retinto
testuz, empuja su rabia
detrás de los capotillos.

Adriano del Valle. El toro


¿Para qué he de salir de los toriles?
¿Qué oscura sombra pesa entre mis astas?
No debiera salir, que hoy los vaqueros
se han vestido con traje de monedas.

No debiera salir a este desierto
con su nube de caras que me gritan.
No debiera salir, pero es preciso.
Hoy sé que un corazón debe pararse.

Agustín de Foxá. El toro



Saliste como un trueno, soberbio, poderoso.
Nadie quedó en la arena.
Una capa que alguién te ofreció desde lejos
se alzó partida en trizas como por un hachazo.

Mariano Roldán. De Torero viejo ante el toro de su alternativa

Un toro oscuro asomó
a la puerta del chiquero:
vio tanta luz en la plaza
que se volvió para dentro.

José Bergamín. Al toro



 
 
 

Felipe B. Pedraza, en su libro Iniciación a la fiesta de los toros, escribe:

 

 

SALIDA DEL TORO

 

“El animal salta a la arena con un motivo de irritación y cólera: poco antes de aparecer le han prendido la divisa (unas cintas con los colores propios de cada ganadería) por medio de una garrocha o pértiga en cuyo extremo hay un arponcillo………………El comportamiento más habitual consiste en correr a lo largo de las tablas. Si el toro es bravo, acudirá a los cites desde la tronera del burladero…………Los mansos se aproximan a las tablas sin ser citados. Buscan un lugar para la huida. Con frecuencia levantan la cabeza a lo largo de la barrera estudiando estudiando la posibilidad de saltarla. A esta operación característica se le denomina barbear las tablas…………El manso al corretear disminuirá su velocidad en las proximidades de los chiqueros, su querencia natural, y tenderá a pararse allí…………….Los toros bravos acostumbran a perseguir los engaños que les ofrecen los lidiadores. Algunos se van al mismo platillo de la plaza, donde se encampanan, es decir, se plantan y levantan la cabeza en actitud de desafío…………….Hasta hace quince o veinte años, el encargado de dar los primeros lances era el peón de brega. Su función era probar y fijar la embestida del toro. Señalaba el reglamento de 1962 que estos lances se debían dar a una mano, soltando una punta del capote para hacer así más largo el pase y no obligar al animal a girar bruscamente………..Cuando se consiguen estos lances de recibo, son de gran emoción, ya que la res tiene la violencia y la fuerza intactas…………A lo largo de la serie de lances, el matador irá ganando terreno, es decir, avanzando un paso hacia los medios en cada lance………….Si se trata de un toro manso……..el diestro le cambiará los terrenos, es decir, se desplazará en dirección a los medios y dejará a la res cerca de su querencia…………….Los primeros lances se producen a toro levantado, o sea, cuando aún no ha fijado su atención en los objetos,  y corre por el ruedo con gran celeridad y sin volver sobre el lugar en que se le cita. Cuando dobla, es decir, se revuelve siguiendo el engaño, el presidente, con un pañuelo blanco, da la orden para que salgan al ruedo los picadores”































 








 
 
 

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