Cabecera de texto comun para todas las páginas

NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

viernes, 7 de octubre de 2022

RAFAEL EL GALLO VISTO POR GREGORIO CORROCHANO

 

EL TOREO DE RAFAEL EL GALLO VISTO POR CORROCHANO


. Tanto su persona como su toreo rezuman simpatía: «La gente dice: “Al Gallo le perdona el público muchas cosas porque es muy simpático”. Pero no es que sea solamente simpática su figura: es que es simpático su toreo, su arte, su manera de lidiar los toros. Es simpático su capote, que cuando lo tira al aire en una revolera parece que torea con el arco iris» […] «Es simpático su traje negro que al abrirse en un momento de toreo destaca el golpe de luz del chaleco de oro que lleva como contraste»  […]  «El toreo de Rafael está hecho de simpatía» […] «Hizo lo que nadie hizo esta temporada: torear; torear con estilo, con arte, con agrado, con simpatía. Repito lo de la simpatía porque hay quien hace antipático el toreo» […] «Es simpática su propia debilidad, su agotamiento físico, que pone un sello de finura y distinción en lo que hace»


. Un torero clásico: «Rafael era un torero clásico, con el arte jugoso de la escuela sevillana. Tan clásico era que macheteaba con la izquierda, suerte poco lucida, pero necesaria, como hacían los clásicos. Así ganaba tiempo preparando la hora de matar» [...] «En el toreo de Rafael -grandioso, desigual y chapucero, genial y espantado- se incrusta un arte garboso de líneas y reglas clásicas» [...] «El toreo del Gallo es tan clásico que no emplea la mano izquierda solamente en el pase natural y en el de pecho, pases fundementales: el molinete, el toreo de adorno, lo da con la izquierda, y el macheteo también lo hace con la izquierda».


. Un torero desconcertante, capaz de lo mejor y de lo peor: «Torero desigual, incongruente, casi absurdo, capaz de dejarse un toro vivo y en el siguiente cortar la oreja» […] «Esos momentos desconcertantes en que se suceden caprichosamente lo sublime y lo grotesco» […] «Sufrió una de esas transformaciones tan suyas, con toda la brusquedad de sus antagonismos… En el primer toro fue el artista afiligranado, el poeta de la torería. En el otro el lidiador vulgar que, por torpeza y cobardía, pasa por el bochorno de que le echen el toro al corral»


. Un torero lleno de gitanería: «Con esa gitanería que tantas simpatías le granjeó» […] «Se aplaudió al torero más gitano y al más gitano de los toreros»


. Un torero al que siempre se le espera: «Ayer fuimos a Vista Alegre a ver al Gallo… Fuimos a verle y no le vimos… No ahora en sus postrimerías, en sus días de plenitud fue el Gallo un torero ocasional. Había que seguirle una y otra tarde, hasta dar con el momento esperado que tanto se hizo desear» […] «Acerca del Gallo no cabe discusión, es un torero que de tal manera ha sabido hacerse esperar, que todavía se le espera» […] «El Gallo, aunque no sea más que por ausencia lleva detrás la curiosidad» […] «El público le tolera los días aciagos en espera de los inmejorables» […] «Cuando defrauda, la gente se encoge de hombros y sigue esperando, pero no discute»


. Un torero de leyenda, al que hay que conservar: «Al Gallo hay que conservarlo, porque es de lo poco típico que nos queda. No pretende que se le declare monumento nacional; pero una cosa parecida. El Gallo no debe torear más que corridas patrióticas o en aquellas ocasiones que la presencia de un extranjero ilustre nos obligue a sacar lo más característico. Un programa sería: Visita a Toledo y El Escorial y ver torear al Gallo, que no torea desde que vino tal o cual personaje y lo hace ahora en atención a tan ilustre huésped» […] El arte del Gallo, la silueta del Gallo, el miedo del Gallo, todo es tan original, tan suyo, tan nuestro, que es de lo poquito que nos queda» […] «El día que lo perdamos, no hemos perdido un torero…, perderíamos un pedazo de la leyenda popular. Por esto me preocupa que se pierda una tarde entre el bullicio de una plaza de toros» […] «Yo insisto en que se debe procurar la conservación de tan original torero. Cuando no pueda con el toro, se le debe permitir torear becerros, como si volviera a la niñez. Cuando ya los becerros le den también sustos, se le dejará jugar al toro con los chicos. El Gallo tiene derecho a todo, a todo menos a dejar de ser torero… Hay que conservarle, como se conserva la Alhambra, y… esperar. Esperar a que vengan a estudiar nuestras costumbres, y entonces sacarle y decir: He aquí un torero. Pero no malgastarle por los pueblos donde un día se perderá entre la multitud irritada, y no se volverá a saber más de él»


. ¡Ahí va el Gallo!: «Por las calles de Sevilla circulan varios toreros, porque en Sevilla nacen muchos toreros, pero no sé si por costumbre de verlos o por su atuendo aburguesado, nadie fija en ellos su curiosidad; si el que pasa es Rafael el Gallo, se oye decir: ¡Ahí va el Gallo!. A éste siempre se le ve, como a la Giralda. El Gallo sigue siendo torero, como Guerrita fue torero hasta que se murió… » […] «Torea porque es torero, y, como es torero, no puede hacer otra cosa en su vida que torear».


. Un torero ensimismado, ajeno a las reacciones de los públicos: «Al Gallo, ni le animan los aplausos los aplausos ajenos ni le sirven de enmienda las silbas propias; todo le da igual, o por lo menos, lo parece; es el torero de la indiferencia»


. Un torero lleno de gracia y salsa torera: «Fue una faena llena de gracia» […] «Su toreo es todo belleza, gracia» […] «Y esto es Rafael, la salsa del toreo» […] «Esa pajolera gracia, tan cacareada, que le ha tapado tan malas faenas» […] «¿Qué tiene el capote de Rafael cuando lo agita sobre su cabeza? Tiene una gracia, una personalidad que se va con él» […] «Las preparaciones fueron juguetonas, alegres, musicales. Salsa, mucha salsa, que es el secreto de muchas cosas»


. El Gallo necesitaba su toro: «El Gallo necesitaba su toro, como lo necesita en el toreo cada hijo de vecino; pero sabía cuando salía su toro, cosa que no suelen saber todos los que necesitan su toro»


. Conocía perfectamente a los toros: «Este gran estilista tenía un conocimiento perfecto del toro, y a él acoplaba su toreo. Estilista y conocimiento del toro son dos cosas que no suelen andar juntas… En el Gallo se juntaron la técnica y el arte»


. Los toros tienen que dejar colocarse al torero: «Rafael tenía una frase que aclaraba toda su actuación en el toreo: “Para torear bien hace falta que los toros dejen entrar al torero”. Con esto quería decir que le dejen colocarse, porque si el toro se arranca sin estar el toreo colocado para torear, el toreo no es bueno».


. Un torero que puede y no quiere, enervando a los públicos: «Y el público grita y se desespera y se siente defraudado, porque sabe que está ante el torero más afiligranado y colorista, que lleva en los vuelos de su capote todas las alegrías de la escuela sevillana, que puede y no quiere, y que, aparentando ignorar lo que sabe, lleva en sus faenas la provocación y el insulto» […] «No habrá torero más grande que parezca más pequeño. Es el torero de más estilo que hace las cosas más abominables» […] «Es el que tiene peor sonido, siendo del mejor metal»


. Su toreo, en momentos de inspiración, es inefable: «Hizo una de esas faenas imposibles de seguir y menos de reseñar» […] «Rafael hizo una faena que no sabemos cómo calificar»


. Un toreo elegante: «Pero hagamos notar que en medio de toda esa mezcla de cosas que al Gallo se le ocurre hacer, lo poco que torea es un toreo natural, fácil, sencillo, elegante, sin afectación»


. ¿El último representante del toreo a punta de capote?: «El toreo a punta de capote se va con él» […] «Hizo algunos quites a punta de capote, que fueron una maravilla. No hay quien extienda el capote como él ni quien tenga ese juego de muñeca para manejarlo sin el menor esfuerzo» […] «Rafael había hecho un quite a punta de capote, para nuestro gusto, lo mejor de cuanto hizo» […] «Se hincó de rodillas, tomó el capote por una punta con la mano derecha, lo manejó en un zig-zag luminoso y se echó el toro a la espalda en una larga cambiada» […]«Fíjate, a ver si me acuerdoY tomando el capote por una punta dio una rebolera, y animado por aquel recuerdo, repitió la suerte, que remató de rodillas» […] «Aquellos quites a punta de capote que hoy nadie intenta en el toreo» […] «Aquella revolera del primer toro, ¿se hizo nunca?» [...] «Nadie más que él hace quites a punta de capote. Sus largas no tienen la sobriedad cordobesa de Lagartijo, pero tienen la gracia sevillana del farol y el zigzag de la serpentina» [...] «Para torear con una mano hay que ser muy torero, no solamente por la dificultad en el manejo del capote, sino porque se está más descubierto» [...] «Lo primero que hacía en la plaza cuando "cambiaba la seda por el percal" era abrir con una mano el capote en abanico. Esto no era un capricho, ni una superstición como algunos creen... Esto era una prueba necesaria; para torear a una mano tiene que abrirse el capote en abanico para mandar al toro».


.  Lo que inventa el Gallo para no torear: «Rafael el Gallo hizo ayer una de sus faenas más características. Taurinamente no tiene clasificación bien definida».


. Su toreo es infantil: «Al toreo le llaman la atención dos banderillas de lujo que adornan al toro, y ya todo su interés lo pone en apoderarse de ellas… ¡Son tan bonitas aquellas banderillas!» […] «Luego tira la puntilla como los chicos tiran la navaja a los dátiles (todo su toreo es infantil)»


. ¿Artista más que torero?: «Ejecuta el toreo por el arte, poniendo tal cantidad de arte y tan poca de toreo, que hay momentos muchos, en que el toreo no existe y el arte lo suple» […] «El artista que nació pintor y poeta, y que, obligado a ser torero por su cuna, aplica al torero su temperamento… y hace una de esas faenas en la que cada pase es un verso» […] «Artista vino y artista se va. Y cuando se corte la coleta, y ya viejo, salga a tomar el sol en la Alameda de Hércules, será artista hasta para tomar el sol»


. Un torero que torea muy cerca: «Fue el primero que, al muletear, acortó distancias» […] «El Gallo ha sido un torero que toreaba muy cerca» […] «Rafael el Gallo habrá perdido tipo y energías juveniles; es una sombra de lo que fue; pero no ha perdido la distancia al torear. Sigue tan cerca de los toros como antes» [...] «Y lo cerca que torea, tan cerca, que aparta con la mano, a la hora de matar, las banderillas que caen sobre el testuz, que hasta entonces habíamos visto apartarlas con el estoque»


. Y que necesita colocarse: «Decía, en su jerga admirable, que necesitaba que los toros "le dejasen entrar". Con esto quería decir que los toros le dejasen llegar al terreno en que él tenía que colocarse para poder torear»


. Aquel pase natural…: «El pase natural de este torero es verdaderamente natural; no tiene afectación, ni retorcimiento, ni codilleo» [...]  «Aquel pase natural, tercero de una serie que ha quedado en la plaza de Madrid para ejemplo y modelo, ¿lo dio nadie más completo, más suave, más lento, tan bien iniciado y rematado?» […] «Un pase natural, otro sin que apenas pasara el toro, y cuando al iniciar el tercero todos creíamos que no pasaba de la faja, se pone el torero al temple del toro, y lento, suave, despacio, gira con él, y remata ese pase maravilloso que arrancó a la plaza un grito de entusiasmo»


. Un torero que muestra su miedo, sin el menor disimulo: «Por el Gallo sabrán todos el miedo que se derrocha en la fiesta del valor, pues el Gallo ha prescindido del disimulo, que es la capa de valiente que usan… los que la usan, que tampoco son todos» […] «Salimos de la plaza comentando la corrida con un reputado médico de Madrid. Alguien dijo: “Lo que ha hecho el Gallo no tiene nombre” Y el médico replicó: “Sí, señor; tiene un nombre; se llama miedo insuperable»


 Sus espantás: «¿Qué eran las espantás del Gallo? ¿Por qué el Gallo, de repente, salía corriendo y se tiraba de cabeza al callejón y, en seguida, volvía al ruedo y seguía toreando con tranquilidad? ¿Cómo se compadecen estas dos actitudes tan opuestas? Rafael lo explicó más de una vez: cuando perdía la cara de los toros, no sabía lo que hacía el toro, se encontraba indefenso, un miedo insuperable de adueñaba de él, y entonces recurría a la espantá... A renglón seguido de la espantá, una vez salvado el riesgo, volvía a la cara del toro y seguía la faena» [...]  «Rafael no pudo comprender nunca que se perdiera voluntariamente la cara de los toros, no como adorno, ni como jactancia, ni como desprecio a un toro, que es hacer un desprecio llapiseresco al toreo»


. Un torero con gran fuerza evocadora: «Nosotros sentimos hacia Rafael esa afición de curiosidad que sentimos hacia las ruinas… y cuando torea Rafael damos a su corrida preferencia a las demás. Todo ello es tan evocador» […] «Y este matiz de evocación que ningún torero tiene es lo que nos atrae en Rafael, si no hubiera un motivo sentimental» […] «Por el Gallo podrán los viajeros reconstruir el toreo cuando vengan a visitar nuestras ruinas. Por el Gallo sabrán cómo se vestían los toreros… Por el Gallo, en un esfuerzo de evocación, podrán ver lo que era la Fiesta» […] «A través del Gallo se adivina, se ve algunas veces otra época del toreo» […] «Si desde la Giralda se ve toda Sevilla, desde el Gallo se ve toda una época del toreo» […] «Yo sé que Rafael es un torero en ruinas, y le voy a ver con la curiosidad que visito Numancia o Itálica; por la fuerza evocadora que tiene» [...] «Si desde la Giralda se ve toda Sevilla, desde el Gallo se ve toda una época del toreo. Los habrá habido mejores, pero ninguno tan representativo»  [...] «Ha muerto el Gallo... ha muerto una época del toreo; lo que queda después de muerto él es otra cosa, que no es el momento de analizar o definir, pero es otra cosa [...] Se fué, pero se llevo la llave; la llave que cerraba el toreo de su época la tenía él» .


. Ronda y Sevilla:  «La visualidad del toreo del Gallo estaba hecha con retazos del arte rondeño, empalmados por un toreo sevillano. Así, cuando en un  adorno suyo, característico, personalísimo, se cambia de mano la muleta por la espalda, en la misma cara del toro, intercala en el adorno el toreo al natural (el toreo al natural es rondeño; la inspiración de cambiarse la muleta, sevillana). Rafael, con su personalidad, con su escuela sevillana, hace jugoso el seco toreo rondeño».


. Un torero excepcional, con una gran personalidad: «El público se pregunta ¿Por qué le tolero a este hombre lo que a nadie toleré? Pues porque el genio lleva per ser el régimen de la excepción» […] «Rafael acabado, deshecho, con el miedo acentuado y su arte borroso, tendrá público porque tiene personalidad. En arte no hay nada peor que la vulgaridad, lo vulgar es peor que lo malo» […] «Sin duda ésta es la causa de que Rafael tenga todavía mucho público, y público selecto que busca una llamarada de luz, una mancha de color, un zig-zag del capote como un rayo» […] «Este echador de cartas de la torería»


. Un toreo absurdo, con un punto de demencia: «Rafael el Gallo, verdadero mago de lo absurdo» […] «Todos sabemos que es un torero desigual, incongruente, casi absurdo»  […] «Rafael el Gallo es un caso de demencia taurina» […] «El Gallo acabó desastrosamente… No comprendo estos sucesos sino como obra de un anormal» […] «Los que sabemos lo que fue saboreamos en un capotazo aquellas tardes de gloria del absurdo lidiador»

 

. El morrillo, a la hora de entrar a matar, no figura entre sus preferencias: «Muleteó por la cara y pinchó en las proximidades de la oreja derecha, que es su punto de mira» […] «En el primero el Gallo tuvo la ocurrencia de pinchar en el morrillo. Y esto ya no puede ser» […] «Al apartar con la mano una banderilla que caía sobre el testuz, le gritó zumbón un huertano, en valenciano: Si le has de dar en el cuello, ¿para qué te estorba? Rafael sonrió y, por complacer a su partidario, pinchó al toro en el cuello”


.Y, sin embargo, a veces mataba bien: «Rafael el Gallo, que su fuerte no era matar y ha matado mal muchos toros y algunos se los dejó vivos, cuando mataba bien ejecutaba la suerte como el mejor»


. Las cosas del Gallo: «Se cambia Rafael la muleta por al espalda, como si quisiera que el toro acertase en qué mano estaba, y cuando más intrigado le tenía, ¡zas!, le arranca el Gallo otra banderilla» […] «Rafael limpió el hocico del toro con el estoque y habló con el público. Esas cosas que hace el Gallo al margen de las faenas» […] «Ovación y petición de oreja. Pero no da la vuelta al ruedo inmediatamente de caer el toro. Rafael espera a que salga el siguiente, y mientras transcurre el tercio de quites él da la vuelta, se para, saluda a uno que ésta entre barreras, echa un párrafo con un guardia, no acaba nunca de dar la vuelta. Mientras tanto, los demás torean…»


. El Gallo como hombre: « Era bondadoso, educado, muy educado, casi ceremonioso, y humilde, cualidad esta que se da rara vez en el torero. Jamás habló mal de nadie; del pecado de la envidia, del mal causado por injuria o calumnia, ni siquiera por ligereza de juicio, se va libre Rafael el Gallo [...] Hablaba de toros con tanta ponderación y con tanta claridad, que yo he aprendido de él muchos conceptos. Se le llamaba maestro -Belmonte mismo le llamaba maestro- y era, efectivamente, un maestro, sin querer, sin proponérselo, no solamente por lo que había hecho en el toreo, sino por lo que decía, por como veía el torero. Maestro tan comprensivo con la dificultad del toreo, que cuando hablaba de algún torero, solamente cogía para hacer mención la parte buena; elogios le oí muchos; disculpas, también; censuras, ninguna» 

No hay comentarios:

Publicar un comentario