Cabecera de texto comun para todas las páginas

NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

sábado, 28 de enero de 2012

LAGARTIJO y FRASCUELO




¡Qué guapa es la ganadera!
Frascuelo la está brindando
Lagartijo entre barreras
los tufos se está peinando.

                                                 Copla








Las cuadrillas de Mazzantini, Frascuelo y Lagartijo en un cuadro de Vázquez Díaz


Retratos de Lagartijo y Frascuelo


Lagartijo y Frascuelo  en el semanario Sol y Sombra
Lagartijo y Frascuelo en dos litografías de La Lidia








Retratos de Lagartijo y Frascuelo publicados en el semanario El Ruedo



Retratos de Lagartijo y Frascuelo publicados en el semanario The Kon Leche


Retratos de Lagartijo y Frascuelo

Fotografías publicadas en el semanario The Kon Leche
Caricaturas de Lagartijo y Frascuelo publicadas por la revista castellonense Don Cristóbal. Julio de 1887


Lagartijo y Frascuelo en la suerte suprema

Fotografías publicadas en el semanario Pan y Toros, 20 de Septiembre de 1897 
Publicada en el semanario Palmas y Pitos, 13/09/1915






"Rafael, tú eres el mejor torero que yo he conocido. Por ti me quito yo la montera y no me quito la cabeza porque la necesito para torear"

                                                                                                                 Salvador Sánchez, Frascuelo


Rafael Molina (Lagartijo) y Salvador Sánchez (Frascuelo) fueron sin lugar a dudas las dos grandes figuras que dominaron el toreo durante prácticamente toda la segunda mitad del siglo XIX. Aquí los tenemos posando juntos en esta imaginaria sesión fotográfica.

Peña y Goñi escribe sobre la rivalidad entre Lagartijo y Frascuelo:

"Fueron veinte años de admirable lucha, veinte años de incesantes emociones, las manos rotas de aplaudir, los labios secos de silbar.................En ese tiempo nos habíamos entregado con exceso. La lucha entre toreros debe ser implacable, salvaje, brutal; lucha de principios, lucha de personas, ojo por ojo y diente por diente, sin tregua ni compasión..............Así lucharon Lagartijo y Frascuelo en la plaza; así lucharon fuera de ella sus partidarios. Feroz contienda, encarnizamiento, fanatismo. Algo que perturba los sentidos, oscurece la vista y desquicia la razón"

El mismo Peña y Goñi escribe sobre la corrida del 11 de junio de 1868 en Granada, en la que actuaron juntos Lagartijo y Frascuelo:

"El señor presidente agitó su pañuelo para que tomara libertad el cuarto.......Frascuelo, en un quite, quedó de rodillas, y Lagartijo lo hizo en otro, quedando de espaldas, con rodilla en tierra y muy corto. Declarada la guerra entre ambos matadores, los dos se tendieron en el suelo a poca distancia del cornúpeta, y el señor presidente les amonestó para que se ajustaran a la lidia tal como lo recomienda el arte; cogieron banderillas de a cuarta, dejándolas bien al cuarteo; Lagartijo se sentó en la silla, y el toro, falto ya de facultades, no se le vino y le puso un grandioso para a topacarnero; Frascuelo se pasó una vez y dejó otro par cuarteando"

"El siguiente año de 1869 -añade Peña y Goñi- queda en la historia del toreo como fatídico, por la cogida que sufrió el Tato en la plaza de toros de Madrid.......Cúchares había muerto el año anterior en La Habana. En tal momento surge Frascuelo, y en Madrid, adonde habían llegado los ecos de la famosa corrida granadina, se le espera con impaciencia.........La corrida del 19 de septiembre fue memorable para Rafael. Frascuelo quiso competir con él en banderillas y puso un gran par en silla. Lagartijo sacó un pañuelo y quebró sobre él uno de los pares más elegantes, precisos y ceñidos de que habrá memoria"



Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, recoge una de las crónicas de la época. sobre la rivalidad entre Lagartijo y Frascuelo:

"El deseo de emulación de Lagartijo era lo más destacable. El año 1868 no concurre a las corridas de la plaza de Madrid; este año es importante para su vida torera; en él tienen lugar sus primeros encuentros con Frascuelo. Tuvieron carácter de verdadera rivalidad en las dos corridas de Granada los días 7 y 8 de junio. Habían aparecido algunos pasquines intencionados junto a los carteles anunciadores de la corrida; en la tertulias era tema de discusión la superioridad de uno u otro torero, tema que apasionaba vivamente por la cualidad de ser Frascuelo granadino...........En la corrida del 11, con toros de Saltillo, la competencia tomó caracteres pocas veces superados"

Y más adelante:

"Lagartijo decide matar seis toros de Miura en Madrid. Frascuelo se entera lógicamente y comenta:
-Pues yo también mato otros seis toros; pero si Lagartijo mata toros de Miura me lleva ventaja con sólo anunciarse, al tener que matar yo toros de otra ganadería.
Lagartijo no era culpable de esto y mató los miuras de seis estocadas certeras. Frascuelo tuvo que matar seis toros de Veragua y el último le cogió dándole una tremenda cornada en el vientre..........Aún quedaban en el aire los comentarios sobre las seis estocadas de Lagartijo y mientras se recuperaba Frascuelo de la cornada, los amigos que le visitaban decían:
-Hombre, Frascuelo, ¡qué mala suerte! ¿Cómo te cogió el toro?
Y Frascuelo les respondía:
-A mí no me cogió el toro; a mi me cogió Lagartijo...............Yo no podía pinchar; tenía que dar seis estocadas también, como él"

Y en el mismo libro, Gallito se hace eco de otra crónica sobre la rivalidad entre Lagartijo y Frascuelo:

"En su competencia con Frascuelo sumaba Lagartijo,en sus huestes, lo más selecto de las Artes, de las Letras, de la vida social y la afición, y tal ceguera poseían sus entusiastas, que dura su adhesión muchos años después de muerto el maestro, y Guerrita,en 1899, expía el delito de haber tenido menos años que Lagartijo.........."


F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:

"El primer encuentro de Lagartijo y Frascuelo tuvo lugar en las corridas del Corpus de Granada. Y no por ser el primero, dejó de ser rudo y memorable. Según El Mengue, en la segunda corrida del 11 de junio (de 1868) "se armó la gorda"..............Libraron una verdadera batalla campal, rivalizaron en temeridades, se arrodillaron y se tendieron ante la cara de los toros, pusieron banderillas de a cuarta en silla, y hasta fueron amonestados por el presidente ante los actos de desprecio a la vida que se les ocurrieron. "Frascuelo -decía el corresponsal- tiene el corazón como el Coradino. Señor Mengue, ¿conoció usted al Coradino? ¿No? pues, ni yo tampoco; pero dicen que tenía el corazón de hierro"............Así empezó una lucha que debía durar un cuarto de siglo"



"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:

"(Pgs. 99 y 100)……Entre todas las artes que pudiéramos llamar populares, las corridas de toros son la que más sometidas están al predominio que ejercen las multitudes. Los espectadores, en general, juzgan pocas veces el mérito de los toreros por el grado de perfección que alcanzan las suertes que éstos realizan; lo interesante para las masas son las figuras representativas, porque son las que deslumbran su fantasía y les producen admiración; y como esto fue lo que ocurrió con Lagartijo y Frascuelo, representantes de dos tendencias opuestas, uno y otro tuvieron miles y miles de partidarios que los discutieron con entusiasmo fervoroso, de suerte que, asociados sus nombres estrechamente, constituyen una era taurómaca cuya brillantez tiene todavía supervivencia y repercusión………….Todas las épocas grandes del toreo han sido épocas de pasión, y si en este sentido no cede la de Lagartijo y Frascuelo en intensidad a ninguna otra, supera a todas en duración………………….Rafael Molina era el maestro de admirable elegancia, la representación emblemática del toreo como arte; y Salvador Sánchez el arrojo y el amor propio. La competencia que ambos sostuvieron  durante veintitrés años dio una preponderancia tan grande a la fiesta nacional, que no tuvo precedentes ni consiguientes en todo el siglo XIX; desde 1867 a 1890, el clima taurino imperante fue de grandeza y de pasión noble…….., y merced al auge que el espectáculo adquirió, la afición a los toros aumentó considerablemente."


José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"En cuanto a Frascuelo, aunque su verdadero sostén estaba en el carácter, lo concibo como muy atenido a los rigores técnicos del toreo, sin las evasiones luminosas, y a veces también caprichosas, que debía de tener Lagartijo..............Por su contextura toda, pienso que Salvador Sánchez, el recio y combativo Frascuelo, debía de ser un torero de cambiado; y Rafael Molina, Lagartijo, entre escultórico y literario, un torero de natural, de la línea o cuerda natural del toreo"

"En casi todas las parejas hay uno que queda y otro que se pierde; uno que deja huella y otro del que solo queda un registro de hechos. Cúchares hace historia, y no El Chiclanero, hace historia El Gordito y no El Tato...............En la de Lagartijo y Frascuelo, lo que queda es lo que trajo Rafael Molina: un sentido estético del toreo, que coincidió con lo que era ya un anhelo de los públicos y aun del arte mismo..........maduro ya para esos valores................Y la presencia clara de los lineamientos del toreo natural, de plantas fijas, ritmo de brazos y de cintura; y, sus momentos felices, sin concesiones a la técnica de expulsión del toro, característica del toreo cambiado o contrario.................De Frascuelo poco puede decirse, puesto que poco nos han dicho. Y menos sus panegiristas, que parecían tener más ojos para Lagartijo, que para el toreo de Salvador. No lo reflejan, no lo describen, no parecen verlo. Casi solo ven las cualidades morales de su ídolo y casi solo eso cantan: el valor espartano, el carácter indomable, el amor propio, el pundonor..........Todo seguramente cierto, pero que no tiene nada que ver con el arte del toreo en sí; únicamente como supuestos para realizarlo. Pero de cómo lo realizaba, ninguna apreciación que realmente lo caracterice..............Solo hay ciertos análisis de su estocada. Pero son contradictorios, no solo ellos entre sí, sino con la realidad que reflejan las pocas fotografías de la época, donde Frascuelo está colocado al revés (o casi) de lo que cuentan sus devotos...............De modo que, con toda su fuerza, todo su ímpetu, toda su capacidad de llenar el cartel y la escena.....................Frascuelo no aparece más que como el contrapunto de Lagartijo"

Gregorio Corrochano escribe:

"El año que empezaron a competir Lagartijo y Frascuelo.........................se acordó a fin de temporada, en el mes de noviembre exactamente, celebrar dos corridas de seis toros, una para Lagartijo y otra para Frascuelo. Como es lógico, se buscaron doce toros de la misma ganadería, para igualar en lo posible las dificultades, porque lo que se quería sera verles competir en esta mano a mano gigantesco y extraordinario, en el que cada uno había de matar seis toros. La primera corrida la toreó Lagartijo, como más antiguo, y la segunda, Frascuelo. Los toros de Antonio Hernández. El día 3 de noviembre hizo Lagartijo el paseo, solo, al frente de su cuadrilla........................Frascuelo ocupó un palco con la suya, por si algún toro cogía a Rafael bajar a continuar la corrida. Afortunadamente, Lagartijo salió ileso y estuvo muy bien, pero el éxito se discutió y su maestría se vio oscurecida porque los toros eran chicos...................El ganadero se disculpó, diciendo que en estas fechas, fin de temporada, había agotado la camada de cinqueños, y que por eso había enviado una corrida de cuatreños. Frascuelo escribió a al empresa de Madrid diciéndole que puesto que don Antonio Hernández no tenía nada más que cuatreños, le trajeran una corrida de cinco años, de cualquier ganadería. Se consultó con Lagartijo, quien dijo rotundamente que no. Esta negativa se vio apoyada por los lagartijistas, que se opusieron, diciendo: "Eso es una ventaja" (Medita, lector,acerca de lo que entendían por ventaja aquellos toreros y aquellos partidarios). Después de muchas idas y venidas, y discusiones acaloradas de los dos partidos,...............................al domingo siguiente se encerraba Salvador con seis toros de cinco años del duque de Veragua. La corrida fue magnífica................Frascuelo tuvo una gran tarde, pero esto no nos importa, lo que nos importa destacar es el gesto y el ambiente de la fiesta de los toros"

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

 "La primera corrida con Lagartijo, matadores los dos, el gran encuentro, tiene lugar en Granada el 7 de junio de 1867 y aunque ambos estuvieron voluntariosos "no pasó nada". Pero el 11 del mismo mes en Granada, según El Mengue, periódico clave para entender la época, "se armó la gorda". Un alguacilillo amonestó a los dos diestros por parte del presidente para que no hicieran más temeridades, so pena de multa. Habian llegado los dos a tumbarse boca abajo muy cerca del toro. En quites rivalizaron con toda clase de locuras. Desde entonces está sobre el tapete, en toda España, la competencia Lagartijo-Frascuelo que alcanzará dimensiones sociales y políticas en la vida nacional durante mucho años....................La necesidad de dividir todo en dos bandos hizo que la prensa y la sociedad identificaran a Frascuelo con el partido conservador y a Lagartijo (hombre reservado, discreto, y retraído) con el progresismo y con el partido del pueblo bajo................Frascuelistas y lagartijistas formaron dos bandos irreconciliables, pero ellos, los toreros protagonistas, sólo se desafiaban en el ruedo.....................Su competencia fue de verdad muy noble en todo momento. Esa misma temporada, en la corrida a beneficio del Tato torearon gratis y, cogidos del brazo, entregaron al torero mutilado el importe de la recaudación...................El 22 de junio de 1873 tuvo Lagartijo la cornada más grave de su vida, que le mantuvo inactivo hasta septiembre. Convaleciente asistió desde un palco al gran triunfo de Salvador el 13 de julio. Vestido de azul con alamares negros ("el traje que torea solo") quiso brindarle el tercer toro, de nombre Cantarillo, realizando una gran faena que el público premió lanzando sombreros, puros y una buena petaca. Lagartijo, entusiasmado, se puso de pie y envolviendo su reloj de oro en un pañuelo se lo arrojó a Frascuelo. Las últimas corridas de la temporada, ya las volvieron a torear juntos.....................En las plazas, la pelea la ganaban uno u otro, los dos con la máxima entrega y sentido de la responsabilidad. Hasta que se inician los primeros signos de decadencia en el "Califa de Córdoba". Para unos se notan ya en 1876, pero donde no hay dudas es en las temporadas de 1878 y 1879. Ahí da el famoso "paso atrás", para entrar a matar con ese tranquillo, que quízá sea lo de menos. Posiblemente se había vuelto "conservador" en el más estricto sentido tauromáquico. Es decir, prudente, reservándose, desconfiando de sus propias energías, menos seguro que antes. Pero todavía, según el apasionado juicio, muy lúcido al mismo tiempo, de F.Bleu, puede hablarse desde 1868 hasta 1880 de la competencia LAGARTIJO-Frascuelo.....................Desde 1880 Frascuelo debe figurar por delante y con mayúsculas. Rafael está ya en clara e inevitable decadencia, salpicada, por brotes de triunfos y demostraciones de magisterio, madurez y elegancia incopiables"


El mismo Fernando Claramunt, en su libro La mirada del torero, escribe:

"Frascuelo, tostado, negrazo, de pie y con los brazos en jarras, fiero con el entrecejo fruncido, encrespada la pelambrera ensortijada, parece, y es, un león. Ídolo del pueblo y de la nobleza, este granadino de Churriana de la Vega se hace madrileño y chispero a ultranza..................Además de majo y popular, es el torero de las duquesas, de toda la aristocracia y de los políticos consevadores..................Salvador, menos artista que Rafael, era único al montar la espada. Muy en corto, se iba tras ella y tumbaba a los toros con un valor de ley. Azorín, escritor pulcro y comedido, pierde los papeles y exclama: "¡Como se tiraba Frascuelo no se tira nadie!". La competencia entre los dos colosos comienza desde el primer día en que actúan juntos pero se hace temible en cuando se quedan solos por la cornada de El Tato y el declive de las demás figuras de la época......................Salvador, ante Lagartijo, no tiene otras armas que su valor seco, expresado en terribles alardes; su arrojo ciego al entrar a matar y un pundonor que le llevaba a buscar el peligro con bárbara majeza. "Valor de toro" llamaba Unamuno a esa manera española de andar por la vida. Fuera del ruedo, la vanidad y el ansia de figurar le perdían.....................Los periodistas adscribieron este torero al bando consevador y buscaron para Lagartijo una imagen más próxima al pueblo humilde, sufrido y trabajador. Ninguno de los dos tenía ideas políticas claras, pero era preciso que figurasen en bandos ideológicos opuestos, porque así lo exigía el ambiente de aquella España de Cánovas y Sagasta"

Seguimos con Fernando Claramunt, ahora en su Historia del Arte del Toreo:

"Verse en el ruedo por vez primera y competir fue la misma cosa. El presidente de la corrida en Granada les llamó a su palco y les reprendió severamente. Habían llegado uno y otro torero a tumbarse bajo la cabeza de los toros. El público deliraba................La época de Rafael y Salvador es la primera Edad de Oro del toreo...........Los años del reinado de "Lagartijo" coinciden con la España de la Restauración, la del gobierno alternante de Cánovas y Sagasta. Muchos historiadores comparan la rivalidad de los partidarios de estos dos políticos con la pasión que hubo entre lagartijistas y frascuelistas. El elogio de "Lagartijo el Grande" no debe rebajar la importancia del gran Salvador Sánchez. "Si será güeno Frascuelo que lo quieren acompará conmigo", decía "Lagartijo". Desplazó en plena juventud a todas las figuras de su tiempo: Cayetano Sanz, "El Tato"El Gordito" y los veteranos "Cúchares" y Manuel Domínguez. Pero con "Frascuelo" no pudo.............Juntos lograron entusiasmar durante muchos años a los españoles y consolarles, en tardes de corridas y noches de tertulia, de los diversos males de la Patria. El rival de "Lagartijo" no podía competir en el terreno del arte ni de la sabiduría taurina. Lo suyo era el valor, la majeza y el tirarse a matar como no se ha tirado nadie. Era el contrapunto necesario para que brillase lo sublime del arte de torear en las telas manejadas por Rafael"

Robert Ryan, en su libro El Tercio de Muerte, escribe:

"En la época de Lagartijo y Frascuelo, que comienza en 1865 con la alternativa del primero, en los años cumbres de la misma, los pases ejecutados en la faena de muleta llegan a un promedio de once............................En las reseñas cuenta casi más que la ejecución el número de pases empleados: en las faenas de Lagartijo un promedio de quince, la mayoría naturales con la mano derecha; Frascuelo, más sobrio, pasa los toros de muleta un promedio de once veces, la mayoría también con la muleta en la mano derecha....................Es de señalar que ni el uno ni el otro de estos grandes maestros basaron su personalidad o su éxito en el empleo de la muleta, si en la faena el empaque de Lagartijo componía un bello cuadro, y la sobriedad de Frascuelo anticipaba una emoción profunda"

"Aquella manera de torear de Cayetano (Sanz) girando sobre los talones y siempre sobre la mano izquierda, al natural y de pecho, lo tradujo Lagartijo a su toreo de cintura, perfeccionado en sus prodigiosas largas con la capa. Rafael torea con el busto, se decía de Lagartijo, en una época en la cual los pases solían ser ejecutados sobre las piernas. Ante el valor, físico y de piernas, de Frascuelo; ante la fuerza arrolladora, tan entera de cuerpo, de éste, su rival, tan seguro al empuñar el estoque, Lagartijo acompasa la embestida con la cintura, introduciendo en el pase natural un cimbrear lleno de expresividad, de abandono y de gracia"

"En la época de Lagartijo y Frascuelo..................los pases ejecutados en la faena de muleta llegan a un promedio de once.............En las reseñas cuenta casi más que la ejecución el número de pases empleados: en las faenas de Lagartijo, un promedio de quince, la mayoría naturales con la mano derecha; Frascuelo, más sobrio, pasa los toros de muleta un promedio de once veces, la mayoría también con la muleta en la mano derecha.............Es de señalar que ni el uno ni el otro de estos grandes maestros basaron su personalidad o su éxito en el empleo de la muleta, si bien en la faena el empaque de Lagartijo componía un bello cuadro, y la sobriedad de Frascuelo anticipaba una emoción profunda"


El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"Las competencias son indispensables a la fiesta, pues la emulación hace que cada diestro pretenda superarse y satisfacer a sus partidarios. Es incuestionable que ello exige la coincidencia en una misma época de dos artistas de calidad extraordinaria, y, a ser posible, de arte diferente. Parece que las principales fueron en su tiempo, las de Pepe-Hillo y Pedro Romero, Cúchares y Chiclanero, Gordito y el Tato. Ya en los míos, la de Lagartijo y Frascuelo, Bombita y Machaquito y Joselito y Belmonte. Las anteriores a mi época, si son ciertas las noticias que nos llegaron, eran, en general, agrias, y daban lugar a verdadera enemistad entre los competidores, llegando sus partidarios a las manos en más de una ocasión. Las por mí conocidas fueron modelo de caballerosidad; sólo se ventilaban en el ruedo; fuera de él, los rivales eran amigos, hasta fraternales..................................La de Lagartijo y Frascuelo fue la de más larga duración. Comenzó en Granada el 11 de junio de 1868 y llegó hasta la retirada de Salvador en 1890; en total, veintiún años. En Madrid empezó el 19 de septiembre de 1869. Tanto allí como aquí, las respectivas Presidencias hubieron de llamar la atención de los maestros por sus alardes de valor y rayanos en la locura. En la última fecha señalada, Salvador le hizo un quite montera en mano a Rafael de inconmensurable valor. Con frecuencia repetían uno y otro que el contrario era el compañero con quien más a gusto toreaban. Cierto día, en el café de la Marina, de San Sebastián, un individuo, por halagar a Frascuelo, zahirió a Lagartijo; Salvador saltó rápido: "Sepa usted que ese hombre es el mejor torero que parió madre"

"El tiempo transcurrido no me ayudaría a señalar cuál de los dos, Lagartijo o Frascuelo, ocupaba lugar preferente en mis gustos.................acaso me decidiera por Rafael porque le vi antes y porque aparentaba más arte; pero la fiereza de Salvador imponía: Fue la competencia más duradera, la época de oro del toreo, que sumó veintidós años de lucha caballerosa, que así eran los dos: dos señores del toreo"

"La competencia entre Rafael y Salvador no excluía la mutua ayuda. En una corrida de Málaga, le tocó a Frascuelo un toro pregonao con querencia en tablas, de donde no salía sino para intentar coger. Salvador se fue al toro con la izquierda, y aguantó dos o tres coladas; Rafael le gritó: "¡Con la derecha, Salvador!", mientras Pablo Herráiz, banderillero de Frascuelo le insistía: "¡Con la izquierda, maestro!" El espada, derrotado por el toro en una arrancada, cambia la muleta a la derecha, y consigue sacarle de las tablas. Al ver Rafael que, aunque no igualado el bicho, se le podía matar, le grita a Frascuelo: "¡Duro ahora!", consejo que siguió Salvador, cobrando una estocada hasta el puño. Comentando el hecho con sus amigos, decía Lagartijo: "A ningún torero se le puede decir "duro" como a Salvador, porque nadie se mete con el coraje de él; le crujieron los huesos al animal"


Filiberto Mira, en su libro "Vida y tragedia de Manolete", escribe:

"Se reafirma en la historia que los mejores tiempos son aquellos en los que se produce una gran pareja. Esta es la señera de la centuria decimonónica. A Lagartijo se le aplaude hasta su apostura en los cites de las suertes. Frascuelo confirma que la mayor autenticidad radica en la arrogancia del más valiente. La elegancia la aporta el de Córdoba; la audacia el de Granada. En el crisol de la emoción se funden dos estilos diferentes. En prototipo de torería, los dos marcan la más alta cumbre de la lidia entonces conocida"


Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"Lagartijo fue un torero de proporciones monumentales: muy valeroso, buen lidiador, de amplísimo repertorio y...........¡artista!...............Lagartijo, por todas sus cualidades, estaba destinado a mandar en el toreo de modo absoluto, sin que nadie le pudiera hacer sombra. Pero se encontró con El Negro, como cincuenta años después Joselito se encontró con un tal Juan Belmonte. ¿Quién era El Negro? Así llamaban sus partidarios a Salvador Sánchez, Frascuelo. Era un torero inferior a Lagartijo, desde todos los puntos de vista, pero tenía un valor indomable que le impulsaba a hacer toda clase de temeridades. Y a la hora de matar empujaba los estoques con enorme fiereza. En este momento ganaba a Lagartijo por la mano................Ambos sostuvieron la competencia más arriscada y más larga de la historia de las corridas de toros: de 1867 a 1890, ¡veintitrés años! Bien es cierto que desde 1887 la disputa bajó de tono por la cornada que Peluquero infirió a Frascuelo, y porque El Guerra venía pidiendo paso.............Pero fue una competencia tenaz y sin respiros, sin dar la más mínima ventaja al rival delante de............¡aquellos toros!. Las competencias que han surgido después, comparadas con la de Lagartijo y Frascuelo, no han sido más que una riña de patio de vecinos..............Fué una época dorada para la Fiesta"


En el libro Adiós, Madrid, de Andrés de MiguelJosé Ramón Márquez, encuentro en siguiente comentario sobre la retirada de los dos maestros:

"Su retirada del toreo (se refiere a la de Frascuelo), verificada el 12 de mayo de 1889 con toros de Veragua, es comentada por los integristas de la época como un modelo de dignidad, especialmente en comparación con la de su contemporáneo, amigo y rival, Rafael Molina, Lagartijo, que se preparó una campaña de despedida en cinco plazas de primera con apoteosis final en Madrid. La apoteosis no se produjo y los integristas cargaron contra Lagartijo y especialmente contra sus mentores tan dados a la hipérbole y el superlativo laudatorio, acusándoles de destrozar la imagen de un héroe por un puñado de duros, mientras en el fondo de la polémica resonaba la frase de Frascuelo: "Pobre Rafael, tantos años en esto y tener que acabar como empezamos, pasando la gorra por los pueblos"


El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:

"A pesar de estas excepcionales cualidades, que hacen de Lagartijo uno de las más grandes figuras de la tauromaquia (sin duda alguna una de las diez más importantes), debió enfrentarse permanentemente a una especie de confabulación, alimentada, sobre todo, por los sevillanos, poco complacientes con los artistas que no son de la ciudad, aunque fuesen andaluces. Desde un principio eligieron como adversario a Frascuelo, que había tomado la alternativa en 1867. Hostilidad y rival, terminaron redundando, sin embargo, en beneficio de Lagartijo, que se vio, así, obligado a superarse y a exigirse lo mejor de sí mismo, sobre todo hasta 1874, año en que Frascuelo sufrió una grave cornada"


1 comentario: