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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

jueves, 26 de enero de 2012

PEPETE / el TATO / el GORDITO








Pepete salió a la plaza
como un torero valiente.
Por salvar a un picador,
un toro le dio la muerte
                              
                         Copla popular





… Saltó al ruedo el tercer toro.

Negro, con la piel tan fina,

que el sol resbalando brillo

de agua corriente fingía.



Ya está Pepete en la arena.

Ya la fiera lo divisa.

Ya hasta el momento suspende

su irremediable caída.

Pepete, como la tarde,

de azul y de oro vestía.

El ala de su capote

revolaba en sangre viva.



¡Qué bien plantado! ¡Qué firme

su arrogancia bien nacida!

Las grandes patillas negras

y la cintura de avispa.

De negro carbón los ojos,

la mano morena y fina.

Como sombra la mirada

de la reina le seguía.



¡Dadme, dadme la garrocha!

¡Quiero ser bandera viva

que en el cielo de esta tarde

flamee su gallardía!



Flotó su cuerpo en el viento.

¡Oh, mariposa cautiva,

clavada por el instante

de la tarde en la vitrina!



Debajo, el toro buscaba

su bella presa perdida.



-¡Que se repita la suerte!-

la reina a voces pedía.
-No la repitas, Pepete!
¡Pepete, no la repitas!
El toro ya está avidado,
y en ello te va la vida.

Nuevamente hendió los aires,
pez de seda en agua limpia
de sol de mayo…
La fiera
le aguardó inmóvil, erguida.
Cinco veces hundió el cuerno
en aquella llama viva.
Disuelto en los cinco chorros
se le escapaba la vida.

Ya se lo llevan del ruedo
con rumbo a la enfermería.
Ya son de vidrio sus ojos
y de cera sus mejillas.
Amarilla flor tronchada
se deshoja su sonrisa…
Sangre y tarde, sobre el ruedo
en claveles florecían.


                                                                   Federico Muelas



Cinta ya fugitiva, nada vive
de tus claros millares de faenas.
Y resbalan memorias en declive,
igual que de las manos las arenas.

                                                                       Gerardo Diego




Alegoría

Pepe-Hillo murió; cabe su fosa
gigantesco laurel brotó altanero,
algunas hojas sobre el Chiclanero,
de otras Montes ciñó la sien gloriosa.

No por eso su pompa majestuosa
perdió el laurel, y con amor sincero
dulce arrimo prestaba al Sombrerero,
a Yust y Juan León paz deleitosa.

Un día quiso Dios en su profundo
inexcrutable juicio, que la fama
no dejase a Pepe-Hillo sin segundo.

Llamó a José Rodríguez y hoy lo aclama
en su sepulcro con dolor el mundo
que del árbol aquel cubre una rama.

José Carmona Jiménez. A la muerte de José Rodríguez "Pepete"




José Dámaso Rodríguez y Rodríguez, Pepete, nació en Córdoba el 11 de diciembre de 1824. Era hermano de un banderillero llamado Manuel, que ostentó por vez primera en la historia del toreo el apodo de Manolete, que más tarde se haría inmortal.

Fue hijo de tratantes. Todos los oficios que guardan alguna  relación con el ganado suelen ser semilleros de matadores de toros.

En diciembre de 1844 casó con Rafaela Bejarana, parienta de famosos toreros cordobeses, y Pepete decidió tomar un nuevo camino en su vida y se hizo peón de lidia.

"Los toreros de nota -escribe Velázquez y Sánchez en sus Anales del toreo- como González (Panchón), Rodríguez (Melhoja) y Sánchez (Boleo) no habían enseñado a Pepete más que las generalidades de la tauromaquia que sirve de regla a los que sortean los toros por gusto y pasatiempo, sin iniciarle en esas particularidades de la lucha que arreglan el proceder de los toreadores de oficio............Rodríguez, como banderillero, fue guapo, listo y largo en la postura de reguiletes.......pero ningún accidente particular y fuera de lo común demostraba en él al banderillero de primera línea elevado al rango de matador"

En 1847 alterna con Antonio Luque como matador de toros en algunas plazas.


Recibió la alternativa el 12 de agosto de 1850, en la plaza de Sevilla, de manos de Juan Lucas Blanco, que le cedió el toro llamado Gamito, de la ganadería de Concha y Sierra.

Confirmó la alternativa en Madrid el 27 de junio de 1853, de manos de Cayetano Sanz, toreando desde esta fecha varias corridas en la capital.



El año 1858 marca la cumbre de su popularidad, alternando con los matadores de primera fila.

En 1860 figura en el cartel de abono de Madrid. "En 1861 -añade Velázquez y Sánchez- había llegado Pepete a consentirse tanto en su toreo de poder a poder, como decía gráficamente Juan León, que tuvo algunos graves aprietos, recibiendo contusiones y puntazos no tanto en la muerte de los brutos como en la manía de bregar en quites, capeos, quiebros y juguetes, cual lo ejecutaban con buen arte Cúchares, Sanz y el Tato"


Valiente y temerario, murió trágicamente en Madrid, en la plaza ubicada junto a la Puerta de Alcalá, el 20 de abril de 1862, en un mano a mano con Cayetano Sanz, al ser mortalmente cogido por Jocinero (primer miura que dio muerte a un lidiador, y de la rama más pura de la casta de Cabrera), (berrendo en negro, alunarado, botinero, capirote, de cuerna bien colocada y un tanto corta) 
, al hacerle un quite a picador Antonio Calderón. La pregunta de Pepete en la enfermería ha pasado a la historia del toreo. Le llevan a la enfermería y pregunta a los médicos: "¿Ha sío argo?" Antes de tres minutos está muerto. No había cumplido todavía los treinta y ocho años.

Fue lloradísima su muerte, envuelta en el halo de su generosidad. Ya lo dijeron las coplas de aquellos días, que era una de las que los ciegos entonaban al demandar limosnas en las encrucijadas de Córdoba:

"Pepete salió a la plaza
como un torero valiente.
Por salvar a un picador,
un toro le dio la muerte"


José Velázquez y Sánchez (1826-1880), en su libro Anales del Toreo, editado en Sevilla en 1868, escribe:

“(Pag. 279) Pepete……Nació José Dámaso Rodríguez y Rodríguez en la ciudad de Córdoba, en once de Diciembre de 1824, hijo de José, conocido por Pepete, y de María del Rosario……(Pag. 280)……Los padres de Rodríguez tenían holgada posición y dieron a su hijo una educación regular, dedicándole después al tráfico de abastos para los mercados públicos…………Casado en Diciembre de 1844 con Rafaela Bejarano, pariente de toreros de nombradía en Córdoba, Pepete creyó preferible a continuar el rumbo que le trazara la profesión paterna dedicarse a peón de lidia de reses bravas………..Los toreros de nota como González (Panchón), Rodríguez (Meloja) y Sánchez (Poleo), no habían enseñado a Pepete más que las generalidades de la tauromaquia que sirven de regla a los que sortean los toros por gusto y pasatiempo, sin iniciarle en esas particularidades de la lucha que arreglan el proceder de los toreadores de oficio en la multitud de casos prácticos que vienen a poner a prueba el saber, la serenidad y las facultades de cada uno en súbitos y aventurados trances. Al decidirse Rodríguez por la carrera de lidiador contaba pues con una dosis extraordinaria de ardimiento, con unas condiciones físicas admirables, con la protección del espada Antonio Luque (el Camará) y la estimación de sus paisanos…….; pero sin conocimientos que protegiesen su existencia en los apuros de una lid tan ocasionada a funestos incidentes…………Rodríguez como banderillero fue guapo, listo y largo en la postura de los rehiletes; pero sin afinar la suerte ni en los envites, ni en los arranques, ni en el encuentro con los toros, ni en la salida de la cabeza, y ya en la categoría de espada, escogiendo los bichos para lucirse con ellos, y preparados por sus parientes Caniqui y Lagartijo, le veíamos clavar muchos pares, entrando y saliendo con presteza por un lado y por otro del testuz, sabiendo aprovechar todos los elementos favorables; pero ningún accidente particular y fuera de lo común demostraba en él, como en Redondo, Trigo y Antonio Carmona, al banderillero de primera línea elevado al rango de matador………….(Pag. 281)…..Pepete nunca pudo alcanzar el tipo de peón de briega que tanto contribuyó a los ascensos de Antonio Ruiz, Luis Rodríguez y Juan Yust, porque siendo más bravo que entendido y haciendo consistir el toreo en el arrojo más que en las tácticas cautelosas, no se había acostumbrado a discurrir sobre sus observaciones para crearse método conforme a los principios de su experiencia, y cuando alguna vez pretendía auxiliar a un compañero en casos de compromiso acontecía lo que sucedió en Sevilla con Domínguez en 1860, que le volvió el toro por el lado contrario, exponiéndolo a una cogida contra las tablas si no llega a ampararse del burladero…………En 1847 le dio la alternativa de espada Antonio Luque………….En 1853 era Rodríguez uno de los diestros de segunda línea más aventajados en su profesión……..En 1857 se le reconocía ya por las empresas de España y por los diestros de mayor auge como primer espada en fuero de ejercicio……….En 1858 puede fijarse la época del apogeo de José Rodríguez, datando de ese año sus contratas al nivel de los matadores de primera línea, y el afán de los públicos por verlo en competencia con los diestros más reputados por su habilidad o su valor……….;  (Pag. 282)……ganándose las simpatías de la concurrencia por esa fe en su pujanza, por esa despreocupación en sus faenas y ese atrevimiento de intentarlo todo sin curarse de los peligros de su audacia…………..En 1859 creció su fama….; tocándole la alternativa con Domínguez en Granada y Antequera, en veinticuatro de Junio y veintiuno de Agosto………..En 1860…..lidió en alternativa con Manuel Domínguez……….En 1861 había llegado Pepete a consentirse tanto en su toreo de poder a poder, como decía gráficamente Juan León, que tuvo algunos graves aprietos, recibiendo contusiones y puntazos, no tanto en la muerte de los brutos, como en la manía de bregar en quites, capeos, quiebros y juguetes, cual lo ejecutan con buen arte Cúchares, Sanz y el Tato, hábiles para estos floreos y duchos en las oportunidades de hacerlos con las fieras………..En el Puerto de Santa María, en veintitrés de Junio……..y en quince de agosto, siendo ambas corridas de Romero Balmaseda, pasó de valiente a temerario; viéndosele con pena arrostrar terribles y voluntarios riesgos, empeñando en trazar una línea que nadie osara pisar al lado suyo, a menos que no aceptara un duelo a muerte en una pugna feroz e insensata……..En 1862 fue contratado por la empresa de Madrid para primera temporada con Cayetano Sanz y Pablo Herraiz de sobresaliente……; debiendo romper el campo en la tarde del Domingo, veinte de Abril, con tres toros de Salido y tres de Miura. El segundo toro, llamado en la ganadería de Miura, Jocinero, berrendo ensabanado, seco, duro y de recarga acudió al envite de Calderón con tanta furia y presteza que suspendiendo al caballo y derribándole con las ansias de la agonía, dejó en descubierto al jinete, a corta distancia del animal, cebado en el destrozo de su víctima. José Rodríguez, que hablaba con los del tendido número trece, apercibiéndose de la situación extrema del picador, y avezado a seguir sus primeros impulsos, entró al quite por (Pag. 283) la salida del toro cabalmente; encontrándose con él, y siendo inútil el capote; pues Tocinero le recojió con el asta derecha por el muslo izquierdo, y punteándolo con el asta izquierda sobre una costilla, lo levantó para darle otra cornada mortal, partiéndole el corazón y despidiéndolo de la cabeza. El desgraciado Pepete se levantó con algún trabajo (según el Boletín de loterías y toros) llevándose la mano al rostro como para limpiarse el sudor o quitarse la arena, pero a los diez pasos, y cerca de la puerta de Alguaciles, cayó exánime, arrojando bocandas de sangre y causándose una herida en la frente contra los tableros. Esta catástrofe produjo honda impresión en Madrid, comunicada a toda la península por períodicos y particulares correspondencias, vendiéndose millares de retratos fotográficos del bizarro espada cordobés y de la tremenda cabeza de Jocinero.”




José Sánchez de Neira (1823-1898), en su obra El toreo. Gran diccionario Tauromáquico, editado en Madrid en 1879,  escribe:


“José Rodríguez (Pepete). Siempre que ha de hacerse mención de las desgracias ocurridas en las fiestas de toros a los lidiadores que en ellas tomaron parte, cítase el nombre de Pepete tras el de Pepe Hillo……………….Uno y otro perecieron en la arena jóvenes, fuertes………El primero, o sea Pepete, no había llegado, sin embargo, en su arte a la altura que el célebre maestro; pero el horror de la desgracia hizo sentir por igual la pérdida de ambos hombres……..Nació José Rodríguez y Rodríguez en el barrio de la Merced de la ciudad de Córdoba, el día 11 de diciembre de 1824……Sus padres, José Rodríguez, del mismo apodo, tratante de ganados, y María del Rosario Rodríguez, procuraron educarle con arreglo a su clase, y dedicarle al tráfico que les proporcionaba su subsistencia………En los primeros años de su vida obedeció……….pero antes, mucho antes de que le apuntara el bozo, se decidió a ser torero…………Al que haya visto despacio lo que es el barrio de la Merced en Córdoba no le extrañará seguramente la determinación de Pepete…….Es aquél un centro en que la afición al toreo está tan desarrollada o más que en cualquier otro punto de España………..En él no se habla de otra cosa que de reses bravas, de lidias de toros, de becerradas, de tientas y de acosos; allí viven las familias de todos los toreros cordobeses, y puede decirse con seguridad que en aquel arrabal las castas que lo pueblan tienen todas sangre torera…………..En el barrio de la Merced han nacido los que se llamaron Rodríguez, los Bejarano, los Luque, los Fuentes y los Molina, a finales del siglo anterior y a principios del presente………..Es disculpable, por tanto, la inobediencia de Pepete a sus padres……..Y mucho más si se tiene en cuenta que a los veinte años de edad casó Pepete con Rafaela Bejarano, cuyo apellido es bien conocido como perteneciente a la familia de toreros de Córdoba……..Estaba, pues, entre toreros, era muy aficionado al arte, tenía valor para presentarse ante las reses. ¿Por qué no había de ser torero?................Dedicado resueltamente al arte de torear, José Rodríguez fue un banderillero regular, y nada más, por espacio de tres o cuatro años…………Cuarteaba bien, paraba y clavaba en regla, es decir, con buen arte; pero no medía bien los tiempos. Se anticipaba al tomar la suerte y retrasaba en las salidas……..En 1847 mató alternando con Antonio Luque el Camará, y en tal concepto trabajó en diferentes plazas; pero su verdadera fecha de antigüedad como matador es de 1850, en que se la dio en Sevilla Juan Lucas Blanco………Desde entonces toreó, unas veces tomando plazas en arrendamiento como empresario, y otras ajustado por las empresas, viniendo en este concepto a Madrid en 1853 y en 1856……..Desde que le vimos por primera vez en 1848, siendo banderillero de Luque, comprendimos que había en él sobrado valor, mejor diremos arrojo, muchas facultades, grandes deseos, pero escasos conocimientos……….Estos últimos podía adquirirlos, y grandes fueron nuestras esperanzas, cuando en 1850 le admitió en su cuadrilla como banderillero el inolvidable José Redondo el Chiclanero porque al lado de este torero excepcional mucho podía aprender Pepete………..Por desgracia para éste, trabajó muy poco tiempo al lado de aquél; volvió a ser espada, alternó con Lucas Blanco en el mismo año, y apareció en Madrid como matador por primera vez en 1851, recorriendo en años sucesivos otras plazas de capitales de provincias, en que fue aplaudido, más por su valor temerario que por su inteligencia en el arte………..El juicio que mereció entonces a la mayoría de los inteligentes fue el que escribió un conocido aficionado en los siguientes términos: “Alto y desgarbado, frío y descompuesto casi siempre, no le falta valor, y se para y cita como el que quiere recibir toros; y los recibiría, si diese las salidas con la muleta y no huyese el cuerpo con tanta anticipación. Es modesto, y desea complacer al público trabajando cuanto puede y sabe, si no con gran inteligencia, con sobra de voluntad”……….Continuó Pepete toreando en los años sucesivos, sin adelantar nada en conocimientos, aunque más parado y atrevido cada día, y en 1862, por su desgracia, fue contratado por la empresa de Madrid………En la primera corrida de temporada, que se celebró el 20 de abril, el segundo toro de la tarde, llamado Jocinero, de la ganadería de Miura, se paró en los tercios de la plaza últimamente derribada, frente al tendido número 14; salió a la suerte el picador Antonio Calderón, y al poner la vara, cayó al suelo con el caballo, en el que empezó a cebarse el toro………En aquel momento, advertido Pepete por los aficionados del tendido número 1, con quienes estaba hablando, del peligro en que se hallaba Calderón, salió con el capote arrollado al brazo en recta dirección al toro; pero éste le vio, dejó al caballo y al picador caído en tierra al descubierto, avanzó rápidamente, cortando terreno, al lidiador, y éste, que no supo o no pudo cambiarse, lejos de esquivar la salida natural del toro, encontróse con él de frente, siendo enganchado con el cuerno derecho por la cadera derecha, en que sufrió un ligero puntazo, volteado, sin caer al suelo, sobre la cuna, a que procuró agarrarse, trasladado al cuerno izquierdo, que le hirió la tetilla del mismo lado y resbalando en una costilla, penetró por bajo de ella, causando al infortunado toreo una gran cornada que le destrozó el corazón, arrojándole al suelo……Levantóse con trabajo, se llevó la mano a la frente y de allí al costado y con paso incierto marchó sólo seis u ocho metros, viniendo a caer, casi muerto, en la puerta de Madrid, llamada también de Alguaciles, debajo de la presidencia, arrojando sangre por la boca, e hiriéndose en la frente al dar con ella en el estribo de la barrera……Recogido inmediatamente y conducido a la enfermería, se le administró la Extremaunción; y al reconocerle los médicos, falleció, siendo la hora de las cinco y diez minutos de la tarde, tres minutos después de la cogida, repartiéndose los aficionados la faja hecha pedazos, y logrando después el marqués de Villaseca el chaleco en que se ve la cornada; prenda que hoy figura en el museo del señor don José Carmona………La impresión que en Madrid hizo esta desgracia fue tan grande, que hasta en las Cortes habló entonces contra las corridas de toros el eminente orador don Salustiano Olózaga, y en la prensa se sostuvieron polémicas acaloradas sobre el mismo tema……..Verdad es que hacía muchos años que Madrid no había presenciado la muerte en el redondel de ningún lidiador que, como éste, deba a su desgraciado fin tan funesta celebridad………. …El lunes 21 de abril, día siguiente al de la catástrofe, fue el designado para la conducción del cadáver, desde el Hospital General, donde se hallaba depositado al cementerio de la Sacramental de San Luis y San Ginés…………Dos horas antes de la señalada, las inmediaciones de dichos locales y todas las calles del tránsito que había de llevar el féretro estaban cuajadas de gente, a pesar de que la distancia que recorrió es muy larga…….El suceso impresionó mucho en Madrid, pueblo que a su natural deseo de curiosear añade la extremada simpatía que siente por toda clase de desgraciados………En esto hay que hacer justicia a la Corte…….Pueblo habrá tal vez con menos vicios, pero ninguno con más virtudes…….Sacaron el cadáver en hombros a las seis menos cuarto de la tarde, para colocarlo en el carro mortuorio, los picadores Antonio Calderón, Bruno Azaña, Mariano Cortés y Antonio Osuna, yendo al lado Antonio Arce…….Presidió el duelo Cayetano Sanz, llevando a su derecha a Angel López (Regatero) y a la izquierda a Gonzalo Mora………..A los costados, llevando las cintas, iban Domingo Vázquez, Juan Yust, Francisco Rodríguez Caniqui, Pablo Herraiz, Francisco Torres y Benito Garrido; y estos mismos banderilleros fueron los que bajaron la caja del carro fúnebre…….Y por último, cerraban la comitiva muchos aficionados, entre los que se trasladó forzosamente a un coche al matador Antonio Luque (el Cúchares de Córdoba), primo hermano del difunto, que se afectó profundamente al presenciar tanta demostración de simpatía por su pariente Rodríguez……….¡Lástima de hombre!....Un descuido le costó la vida; pero no pudo perderla más noblemente…….A costa de la suya salvó la de su compañero…….¡Rasgo sublime, muy común en los toreros!”







"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:



"(Pg. 63) Fue el primer diestro que ostentó este apodo……….Si como tuvo arrojo y fuerza muscular hubiera tenido inteligencia, habría sido un astro taurómaco. Pero únicamente se distinguió por su temeridad y lo atropellado que andaba por el ruedo. En fin, que “no le entró el toreo en la cabeza”…….Estuvo de banderillero con su paisano Camará y el Chiclanero; el 12 de agosto de 1850 le dio Juan Lucas Blanco la alternativa en Sevilla al cederle el toro Gamito, de don Joaquín de la Concha y Sierra, y el 4 de julio de 1852 se presentó en Madrid como matador de toros en una corrida benéfica de catorce astados, en compañía de Cúchares, el Chiclanero, el Cano, Pucheta, Don Gil y el aficionado Fernández Oliva. No le cedió Cúchares los avíos, y para los efectos de antigüedad rigió siempre la fecha del 27 de junio de 1853, en cuyo día toreó en la misma plaza con Cayetano Sanz y éste le hizo cesión de los utensilios de matar…….Murió en la plaza de Madrid el 20 de abril de 1862, compartiendo cartel con Cayetano Sanz,  tras haber sido cogido por el miura Jocinero, berrendo en negro y capirote, que cogió a Pepete cuando éste se disponía a hacer un quite……A los diez minutos murió en la enfermería……….Su esposa fue hermana de la madre de Guerrita. "


Ramírez Bernal escribe:

"Vivió por guapo en el toreo y le mató su ignorancia. Resuelto, brusco, con aliento de titán en oposición a un cerebro de mediana inteligencia, hízose sin embargo camino, llegando a merecer el dictado de diestro temerario........Pepete era en compendio un matador seco en el trasteo, que todo su interés lo ponía en dar la estocada, y que ésta fuera de efecto rápido, seguro, esperando o a volapié, hasta apretar en los huesos, o hundirla radicalmente en los blandos"


Según Cossío:

 "Pepete era, en compendio, un matador seco en el trasteo, que todo su interés lo ponía en dar la estocada y que esta fuera de efecto rápido, seguro, esperando o a volapié, hasta apretar en los huesos, o hundirla radicalmente en los blandos"

La opinión de Nestor Luján no es mucho más favorable:

"Durante algún tiempo fue banderillero de Chiclanero y a su lado adquirió lo poco que llevo a poseer, en cuanto a conocimientos técnicos....Fue un lidiador envarado, estropajoso y torpón con la muleta, sin grandes condiciones para la brega ni para el trasteo de muerte. Bravísimo, sin afinar ninguna suerte, no llegó ni a ser buen peón. Pero su indomable temeridad le granjeó numerosas simpatías y le sostuvo algún tiempo, incluso ante una personalidad férrea e intrépida, como la de Manuel Domínguez. Su aplomo invencible ante los lances más expuestos, crecía cuanto más tropiezos experimentaba. Juan León, que en toda esta época fue la inteligencia más vivaz y gráfica que tuvo el toreo, decía que Pepete practicaba un toreo de poder a poder, posible con toros nobles y francos, y suicida con un toro algo picardeado.........................Pepete despreció siempre el toreo de filigranas de Cúchares: creyó ser el continuador de Chiclanero, pero en realidad fue solamente un artista basto y torpe. No supo hacer otra cosa que consentir brutalmente al toro y aguantarle con peligro de su vida.........................Banderillero osado, salía rebotado del trance, en muchas ocasiones, por anticiparse al tentar la suerte y retrasarse en las salidas; matador bravísimo, más de una vez resultaba cogido por ceñirse demasiado y por recrearse tras la espada sin vaciar con una muleta viva y eficaz"

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

"La persona y la vida de este Pepete, primero de su tristemente célebre apodo, están teñida de amargos presentimientos desde sus comienzos. Representa el ejemplo más adecuado de lidiador basto, zafio, sin arte ni gracia, dotado para hechos crueles y sanguinarios, siendo él mismo un infeliz de modestos alcances intelectuales....................Los historiadores del toreo coinciden en lo esencia: el sino de un emplazado, sombrío en su andadura torpe hasta un final lamentable..........................Su aspecto físico era fuerte, casi hercúleo......................La tauromaquia tal y como la concibe Pepete no responde a los refinados arabescos quintaesenciados en que puede sublimarse el toreo, sino a sus bases violentas, agrias, asociadas a imágenes de despedazamiento. En la evolución, si puede hablarse de tal cosa, entre el matarife y el matador de toros, Pepete permanece más cerca del primero......................Su valentía es más bien despreocupación, desprecio del peligro. La perfección de maestros como Manuel Domínguez le provocaba el deseo de imitarlos, saliendo malparado.....................Con la muleta y la espada quería ceñirse como el gran Manuel Domínguez. Pero se ceñía todavía más, aunque sin arte ni técnica. Juan Léón lo definió gráficamente: "Pepete torea de poder a poder"


El mismo Fernando Claramunt, en su Historia del Arte del Toreo, escribe:

"........un diestro cordobés que, por trágico y desgarrado, atraía el interés de los públicos: José Rodríguez "Pepete"; sus ademanes eran zafios y su toreo basto en grado sumo, de una temeridad escalofriante. Nada de arabescos en su toreo de capa, ni se le ocurrieron adornos de ninguna clase cuando "Cúchares" le dio la alternativa en Madrid. Del arte de su padrino, como del que luego vio practicar al "Gordito" dijo: "Eso no é toreá, eso é jasé títeres". El viejo Juan León sentenció que "Pepete" toreaba siempre de poder a poder. La empresa de Madrid le contrató el 20 de abril de 1862 para un mano a mano con Cayetano Sanz. No cabía mayor contraste: la tosquedad fiera, de un lado; del otro, la elegancia cortesana. Al Señor Cayetano le llamaban "El Petronio de la Arganzuela"; sus patillas eran las de un lord inglés, las de "Pepete" parecían de bandolero de Sierra Morena. En aquel mano a mano, el segundo toro de Miura, berrendo alunarado, de nombre Jocinero, destrozó a "Pepete" (tío abuelo de Manuel Rodríguez "Manolete", víctima de otro miureño en Linares en 1947). La cabeza de Jocinero, que inaugura la leyenda siniestra de la ganadería, se encuentra en el Museo Taurino de Madrid. Herido mortalmente, sangrando por la boca y por el pecho, se tambaleó y llegó hasta la barrera, con el tiempo justo de preguntar como siempre: "¿Ha sío argo?". Llegó muerto a la enfermería y Cayetano Sanz despachó el resto de la corrida. En las Cortes se interrumpieron las sesiones con motivo del entierro. El ministro Olózaga pidió la suspensión de las corridas. Pero los cantaores de flamenco ya tenían en sus coplas al infortunado diestro de Córdoba"

 
Filiberto Mira, en su libro "Manolete, vida y tragedia", escribe:

"Las ascendencias toreras de Manolete se remontan hasta su antepasado Pepete, que fue de los primeros matadores importantes, entre los muchos famosos, que en Córdoba han nacido............Muy fatídido el alías de los Pepete. Lo usaron tres en otras tantas diversar épocas, y a los tres les mataron los toros......................Cuentan que el primer Pepete fue diestro montaraz, excesivamente recio y rigurosamente temerario. Lidiador de patillas en forma de hacha y capote de paseo que al ceñirlo le cubría desde la rodilla al cuello. Se le ve en las añejas litografías con enorme arrogancia de torero macho.................El denuedo le dio fama a este primer Pepete en aquellos años decimonónicos en los que brillaban El Chiclanero, Curro Cúchares y Cayetano Sanz. Con éste alternaba la tarde en la que Jocinero le quitó la vida"

José Luis Córdoba, en su libro "Córdoba en la historia del toreo", escribe:

"José Dámaso Rodríguez y Rodríguez "Pepete I" fue el fundador de una dinastía taurina................Este continuó la mal llamada "escuela cordobesa", sencilla y ruda, de valor y de pundonor, por encima de la técnica y el arte..................Pepete encontró la muerte, de manera trágica, alternando con Cayetano Sanz en la antigua plaza de Madrid. Fue la tarde del 20 de abril de 1862, en que se lidiaban seis toros, tres de Agustín Salido y otros tantos de Antonio Miura. De esta ganadería era el segundo de la tarde, de nombre Jocinero, berrendo en negro y capirote. De salida fue recibido por Pepete I, el cual fue perseguido por el astado y saltó al callejón. Más tarde, el toro arremetió contra la cabalgadura del picador Antonio Calderón, el cual cayó al descubierto, en cuyo momento, el torero de Córdoba acudió, presuroso al quite, resultando cogido por el astado, que le infirió, de primeras, un puntazo en la cadera derecha y a seguidas otro en la tetilla del mismo lado. Pero es que, como colofón a tanto infortunio, resultó con una gravísima cornada en el pulmón que determinó la muerte del diestro diez minutos después, en la enfermería de la plaza. Y aquí terminó la historia de este hombre honrado y valiente, de quien arranca precisamente una gloriosa dinastía taurina cordobesa: la de Manolete"


Manuel Ríos Ruiz, en su libro Aproximación a la Tauromaquia, escribe:

“De José Rodríguez “Pepete” se ha escrito que “vivió por guapo en el toreo y lo mató su ignorancia”. “Pepete” era un torero de los denominados “jabatos” por valientes, entregados y luchadores, que en la plaza de Madrid, el 20 de abril de 1862, al hacerle un quite a un toro de Miura, con el profético nombre de “Hocinero”, salió empitonado por el pulmón. Cuando el toro le soltó, se encaminó hacia la barrera desplomándose cerca de ella sin conocimiento. Lo recobró en la mesa de operaciones y preguntó: “¿Es algo?” Era la muerte. Con esta tragedia dio comienzo la fatal trayectoria de la divisa de Miura”





"Ya sale la cuadrilla de los toreros
El Tato y el Gordito son los primeros"

Copla


El segundo, Cantarico,
fue matado por el Tato,
que del tamaño de un pito
es mozo de garabato
para extender el trapito.

Quntilla, tras una actuación de el Tato en Cádiz, el 10 de julio de 1853


"Matar, lidiar, y aun torear barato
lo puede hasta el nacido en Compostela,
mas no ose enfrentarse con El Tato"

Gerardo Diego







Toro Peregrino, de la ganadería de D. Vicente Martínez, que cogió al Tato en la Plaza de Madrid el 7 de Junio de 1869
Cogida del Tato por el toro Peregrino en Madrid, de la ganadería de D. Vicente Martínez, el 7 de Junio de 1869



Antonio Sánchez, el Tato, nació en Sevilla el 6 de febrero de 1831. Curro Cúchares le protegió paternalmente y le enseñó cuanto sabía. El Tato se había convertido en su yerno, gracias al matrimonio con María de la Salud, la bellísima hija de Cúchares.También fue su ahijado en la alternativa que le concedió el 30 de octubre de 1853.

Daniel Tapia, en su Historia del Toreo, escribe:

"En 1851 figura como puntero de Juan Lucas Blanco...........En la segunda temporada de este año forma parte de la cuadrilla de Cúchares, quien le cedió un toro como sobresaliente sin alternativa en la plaza de Madrid. Según El Enano, Antonio Sánchez trasteó al toro "con mucha gracia; y aunque las dos estocadas que le dio, una corta y otra arrancando, fueron algo atravesadas, confesamos que nos gustó sobremanera, haciéndonos concebir de él muy buenas esperanzas. Para mayor lucimiento, descabelló a la primera"............El 10 de julio de 1853 actuó en Cádiz como banderillero.........El 24 de octubre de ese mismo año se celebró una corrida en Madrid, figurando el Tato en la cuadrilla de Cúchares. El segundo toro infirió un puntazo en el muslo a Julián Casas y ésta fue la causa de que el Tato tomara la alternativa en la corrida del 30 de octubre, en la que había de trabajar Casas........Con el nuevo oficiante alternaron aquel día Cúchares, que actuó de padrino, Cayetano Sanz y Manuel Arjona...........Afirmó su prestigio el Tato en las temporadas siguientes..............En los quites, el galleo y jugueteos con el capote consistía el mejor resorte de su buen éxito"

Su destreza a la hora de practicar el volapié, sobre todo dando tablas, ha llegado a formar parte de la Historia del Toreo.

Destacaba por los galleos (así lo dibuja Gustavo Doré) y, sobre todo, por su destreza y personalidad como matador.

Mantuvo una competencia feroz con El Gordito. El público madrileño se decantó por El Tato y hubo tales escándalos que a ellos se refirió, en el parlamento, don Adelardo López de Ayala.

Se ganaba al público por su gracia y simpatía. Era generoso con los pobres y gastaba su dinero en trajes y joyas: una figura popularísima.

En el cénit de su popularidad sufrió una desgracia irreparable. Le tuvieron que amputar una pierna, tras la cogida sufrida el 7 de junio de 1869 en Madrid por el toro Peregrino, de Vicente Martínez. Cuentan que aguantó la operación fumando un puro. Al acabar, dijo: "Adios, Madrid". Su pierna se exhibió en el escaparate de un farmacia.

Hizo varios intentos fallidos de volver a los ruedos con una pierna ortopedica. Terminó su vida oscuramente,  como empleado del matadero de Sevilla, donde había empezado. 

Murió el 7 de febrero de 1895.

La faena que hizo el Tato al toro Peregrino, de don Vicente Martínez, la describe así el Boletín de Loterías y Toros:

 "El Tato da seis pases naturales, cuatro con la derecha, uno por alto y una corta a volapié en dirección de atravesar; otra en hueso a volapié también, y un gran volapié de los que él da, siendo cogido con el asta derecha, suspendido y volteado, sin hacer caso del diestro cuando cayó"


Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, escribe:

"Entre los gestos de Lagartijo, hay uno que merece especial atención. Todos, o casi todos, conocen la profunda cornada que sufrió El Tato la tarde del 7 de julio de 1869, en Madrid. Por esta cogida tuvieron que amputarle la pierna. Con el mismo estoque del Tato, mató Lagartijo al toro. El Tato le regaló la espada con la siguiente emotiva dedicatoria: "Si, como dicen los filósofos, la gratitud es el tributo de las almas nobles, acepta, querido Lagartijo, este presente. Consérvale como sagrado depósito en gracia a que simboliza el recuerdo de mi gloria y ésa la agradece el testigo mudo de mi desgracia. Con ella maté el último toro, llamado Peregrino, de don Vicente Martínez, cuarto de la corrida verificada el 7 de julio de 1869, en cuyo acto recibí la herida que me ha producido la amputación de la pierna derecha. Ante los designios de la providencia, nada puede hacer la voluntad de los hombres; sólo le basta el conformarse a tu afectísimo amigo Antonio Sánchez, el Tato"


Peña y Goñi recuerda su figura con estas palabras:

"El Tato tenía una fisonomía sonrosada y picaresca; una cabeza de gavroche, en la cual jugueteaban graciosamente multitud de ricitos pendencieros; unos ojos negros, muy rasgados, que miraban con dulzura y se entornaban muchas veces, entre burlones y modestos, y una sonrisa estereotipada en los labios, atractiva y sumamente simpática..........No era guapo. La nariz algo remangada y grande, y la boca grande también..........pero había tanta gracia en la persona..........de tal modo brillaban en la cara del Tato el garbo y la modestia a la vez, que el mozo de llevó de calle a todos los públicos"

F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:

"El Tato "mataba más" que el Gordito.............No vaya a creerse que el primero fue un estoqueador fulminante y seguro. La misma campaña de competencia álgida nos lo demuestra; no fueron muchos en verdad los toros que rindió la espada del Tato a la primera y sin puntilla. Su volapié tenía personalidad, elegancia y visualidad, al decir de sus contemporáneos; pero aún en él era desigual, y algunas veces torpe.............Mas, de todos modos, como matador no cabe comparación con el Gordito, que era la ineptitud misma (en la suerte suprema)...................Se ve también que el Tato llevaba ganada la partida a su contrincante antes de pisar la arena de la plaza, algo de lo que luego le ocurrió a Lagartijo con respecto a Frascuelo. Por su gallarda figura y su simpatía, por sus esplendideces y su don de gentes, formó a su alrededor un partido numeroso, que le admiraba en la calle y le aclamaba con delirio en la corrida"


José Velázquez y Sánchez (1826-1880), en su libro Anales del Toreo, editado en Sevilla en 1868, escribe:


"(Pag 284)-------------Antonio Sánchez (El Tato)……………..El Tato no prometía gran cosa cuando ya Curro (Cúchares), su maestro y protector, había adivinado en el puntillero al espada valiente y simpático que se proponía educar………., y no insistiendo en que aprendiese lo que le faltaba para alternar con sus compañeros en la briega y en las lucidas y airosas suertes de banderillas. “Correr y parar son opuestos, (decía Juan León) y quien corre bien para mal, y quien para demasiado no corre cuando es preciso.”. Cúchares, que sabía el trabajo que costó a Juan Yust sujetarse hasta adquirir aplomo de diestro, no quiso que su educando perfeccionara lo que podía perjudicarle en su rumbo, y sus lecciones fueron dirigidas a desarrollar condiciones de matador en el mancebo, hasta poner a prueba sus cualidades en la villa y corte, en el otoño de 1851……….Desde 1852 tomó Antonio alternativa de espada……………En 1853 era Sánchez un embrión confuso de contradictorias cualidades, no permitiéndole fijar escuela sus recuerdos de José Redondo, los ejemplos de Juan León y Arjona Guillén, y el tipo de Domínguez…………..En 1854 tuvo lugar la separación del Tato de su patrono y amigo (Curro Cúchares), bastante parecida a la ruptura de Redondo con su favorecedor generoso Francisco Montes…………….(Pag. 285)…..En 1855 todavía no había marcado Antonio su especialidad en la suerte de espada, por más que en los quites, el galleo y los juguetes con animales que se prestaban a los floreitos y monerías de Curro (Cúchares), se ganaba la ruidosa aprobación de esos públicos de reducida experiencia y de esos espectadores que se dejan cautivar por la desenvoltura y el gracejo, prefiriéndole a la impavidez y al aplomo. En el Puerto de Santa María con Domínguez, lidiando toros de Romero Balmaseda en la tarde del quince de Julio, estuvo el muchacho tan guapo y tan metido en briega que parecía aspirar a la emulación arrogante con el matador de moda, y poco después la prensa de España y Francia contaba maravillas del garbo y el valor de Sánchez en las funciones de Vitoria a principios de Agosto, y en las corridas de Bayona………..En 1856, y escarmentado por una multitud de percances y de cogidas con fortuna, renunció el Tato a sus pretensiones de trasteo en imposible imitación  de Cúchares, como a las azarosas tentativas de recibir a los bichos como Domínguez o de aguantarlos como Rodriguez, Pepete, calculando un expediente, que sin serlo se conoce por tranquillo o maña consistía en un juego del trapo tan parco y decisivo como los de Paquilo y Redondo, y un corto y ceñido arranque al volapié, con entrada briosa e hiriendo recto y firme, si bien faltándole esos dos requisitos principales de la suerte de Joaquín Rodríguez, que son vaciar al toro, embebido en el engaño, y rehurtar el cuerpo de los alcances de esos brutos que se estiran al sentir la ofensa del estoque………………(Pag. 286)…..En 1860 nuestro héroe afinó su toreo en ese grado que no admite adelantos ulteriores, y perfeccionó su juego de muleta, sacando buen partido del pase echando los toros por detrás, fiando su lucimiento a la generalidad de casos de encogerse los brutos al sentirse heridos y resignándose a puntazos y golpes de astas de los bichos que se estiran y a cornadas de los pocos que embisten cuando reciben la ofensa del hombre………….En 1861 se desposó con María de la Salud Arjona y Reyes, hija de Curro Cúchares…………….Concluida la ceremonia, Cúchares dijo a la velada con ruda franqueza: -“Hija, no creas que todos los toreros son como tu padre que os dice vuelvo y vuelve; que casi todos suelen volver en cara o por alambre” - ……………..(Pag. 287)……El Tato por su juventud, por su graciosa figura, por su genio alegre y bullicioso, por el contraste de su toreo listo y pródigo en animados efectos con la gravedad y comunes trámites de otras escuelas, y  por una atracción simpática, que lo propio influía en las clases superiores que en las ínfimas en declarado favor de aquel afortunado mancebo, tuvo raros y propicios términos de descollar entre los matadores de primera línea…………..Arjona Guillén ofrecía escasas novedades en el tipo que representaba en su profesión; Domínguez economizaba sus fuerzas, resistiendo comprometerse a muchas lides y prefiriendo pocas y bien retribuidas; Sanz y Casas seguían sus rumbos respectivos, sin esa incitación de la curiosidad que producen los lidiadores de quienes se esperan adelantos en el desarrollo de facultades; José Rodríguez (Pepete) descubría a las personas entendidas en el arte tauromáquico la condición de torero de los toros, como se denomina a los que afrontan continuos riesgos sin contar con defensas hábiles…………..Era preciso para rivalizar con el Tato que apareciese en los cosos una criatura excepcional por su inteligencia, gracia y condiciones particularísimas y todo esto concurrió en Antonio Carmona (el Gordito) , banderillero sin pareja, más aplaudido que los mismo jefes de cuadrilla que le contaban entre sus peones, recibido en todas partes con la exaltación del entusiasmo y elevándose a la esfera de diestro, vivamente resentido del proceder de Antonio Sánchez……………(Pag. 290)…..En 1869 Antonio Sánchez abrió temporada en la plaza de Madrid con el mismo y caluroso aplauso que en años anteriores, y en la lidia extraordinaria de siete de Junio, fiesta en celebridad de la nueva constitución política del Estado, al cercarse a la suerte de volapié con Peregrino, toro cuarto de la corrida y de la ganadería de D. Vicente Martínez, quedó recogido por la fiera, recibiendo la herida fatal que hizo necesaria al fin la amputación de la pierna derecha……….y aunque sus amigos se congratulan de que a favor de los admirables progresos de la ortopedia llegue a reaparecer en nuestros circos, vencidas las dificultades en el expedito uso de una bien construida pierna mecánica, los que bien le quieran, como el autor de este libro, le aconsejarán que deseche un pensamiento que puede traer en su realización consecuencias desastrosas.”





José Sánchez de Neira (1823-1898), en su libro El toreo. Gran diccionario Tauromáquico, editado en Madrid en 1879, escribe:


“Antonio Sánchez (El Tato). Hizo siempre cuanto pudo y estuvo en sus facultades por complacer al público, consiguiendo captarse muy pronto sus simpatías…….Mucho debió también a su esbelta y graciosa figura,  a su bonita cabeza, y más que nada a su juventud, porque los primeros años en que usó el estoque parecía un niño animoso que no podía con dicha arma y muchísimo menos con un toro……….Su presentación en la plaza de Madrid, que es donde se hizo torero, en nada llamó la atención al principio……..Trájole Cúchares en 1851 unido a su cuadrilla, y nada de particular se advirtió en el chiquillo poniendo banderillas…….Pero en el mismo año llegó el final de la temporada, y la casualidad hizo que saliese un torito pequeño y clarito que tocaba matar a Cúchares en una de las últimas corridas, lo cual visto por dicho espada, tan dado como él decía, a “alegrar a la gente” fue bastante para que brindase a el Tato aquel toro tan proporcionado a las facultades del joven, que aceptó la cesión con marcado entusiasmo…… Hizo éste con el bicho tantas monadas, le pasó de muleta tantas y de tan distintas maneras, y estuvo con él tan fresco, que el público aplaudió frenéticamente y no tuvo en cuenta el bajonazo que dio al toro, ni el modo de irse a él, calculando, con razón, que con el tiempo corregiría cualquier defecto……….Esto fue bastante para que al año siguiente, o sea en 1852, Cúchares diese la alternativa a Sánchez y le protegiese llevándole consigo, para que viendo aprendiese, toda vez que explicando no podía aquél ser maestro, según todos saben……….Sánchez se aplicó, se hizo bullidor en la arena, galleaba con gracia, daba vueltecitas en la cabeza del toro y hacía otras monadas que, si no demostraban grandes conocimientos en su profesión, arrebataban al público, especialmente al que prefiere la animación del torero siempre en movimiento a la gravedad de la clásica escuela, que sujeta su acción al arte y lo lleva a la perfección………..Aunque lo sabemos, no queremos decir por qué en 1854 el Tato se separó de Cúchares, quitándole lo mejor de su cuadrilla en gente de a pie y a caballo;  punto es éste que debe callarse, puesto que no toda la culpa fue de él…………..Crecióse el Tato con el favor que el público en todas partes dispensaba a su graciosa figura, tomó de Cúchares el celo por que nadie en el redondel sobresaliese por él, y en dicho años de 1854, contratado en Madrid, quitó a Cúchares muchos aplausos y echó los cimientos de su reputación, especialmente, arrojándose como nadie en la suerte de volapié…………….Llegó el año de 1856 y volvió a Madrid escriturado, siendo muy bien recibido y juzgado entonces, como demuestra la siguiente semblanza que escribió desapasionadamente un entendido y antiguo aficionado: “Joven, muy joven, garboso, preciadito de su persona y de simpática figura………Tenga presente, ya que tiene una facilidad asombrosa para imitar y aprender lo que otro haga, que un espada necesita más aplomo que el que le dan sus años; que en ocasiones, el torero que se estima rehúye un aplauso forzado por matar la fiera con sujeción a las reglas del toreo, y que ciertas gracias son buenas y aceptables si las hace un banderillero, pero rayan en grotescas si las hace un espada. Pare los pies, reciba toros, no abuse de las estocadas a mete y saca y confíese menos, y será un torero en toda la extensión de la palabra, a no ser que, en vez de ir adelante, imite al cangrejo. Mucho lo sentiríamos, porque es un muchacho que promete”……………..El Tato aquel año hizo esfuerzos por competir con Cayetano Sanz, a quien no pudo alcanzar ni con mucho en ninguna de las suertes del toreo, ejecutadas casi siempre a la perfección por el último…………Seis años después apareció en los circos, disputando sus laureles, un notabilísimo banderillero y distinguido torero, Antonio Carmona el Gordito…………….Nació la enemistad de el Tato con el Gordito desde que aquél se opuso en Sevilla a que éste matase gratis en una corrida de Beneficiencia……….Se aumentó en 1864, el día de San Juan, en Cádiz, donde torearon juntos, y los amigos de el Tato obsequiaron a éste con versos, flores y coronas, etc.., tan luego como se presentó en la plaza……..En el siguiente año trabajaron ambos en Madrid bajo la presidencia de Sanz, y la opinión, tan unánime hasta entonces a favor de el Tato, empezó a dividirse entre él y el Gordito……….Subieron de punto las disensiones entre ambos en 1867, cuando fueron ajustados en Madrid con el joven Frascuelo, porque ni el Gordito ni los de su cuadrilla podían moverse, sin que los silbidos, fueras y otras demostraciones agobiaran a aquella cuadrilla……….Hasta que se consiguió saliese de Madrid, rompiendo su escritura, el Gordito, que a pesar del tiempo transcurrido no ha logrado volver de nuevo a adquirir en la Corte las simpatías que por su mérito merece……..La pugna en todas partes entre estos dos lidiadores ha sido terrible, llevando en Madrid siempre la mejor parte el Tato, en todas las demás provincias el Gordito, hasta el punto de provocar conflictos la saña de sus partidarios, y de tener las autoridades en algunos puntos que poner la tropa sobre las armas…….Por desgracia para el Tato, la cogida que sufrió en Madrid la tarde del 7 de junio de 1869 en corrida extraordinaria, celebrada para solemnizar la jura o promulgación de la Constitución democrática, dio fin a unos antagonismos que nunca debieron existir……….Hallábase el cuarto toro de la corrida, llamado Peregrino, terciado delante de los tableros de los 5 y 6 de la plaza vieja que hubo en las afueras de la puerta de Alcalá, con dirección al toril, poco más o menos en el mismo sitio en que fue muerto Pepe Hillo, y Antonio Sánchez el Tato, sin tener en cuenta la mala colocación del bicho, sin reparar en que estaba humillado, y arrojándose al volapié ceñido, sin vaciar con la muleta, vicio que le costó en su vida infinita cogidas, fue empuntado por la rodilla derecha, herido y volteado……….Conducido a su casa, tuvo precisión de sufrir más de una operación quirúrgica, que dio por resultado la amputación de la pierna…………Había muerto para el toreo uno de sus más diestros adalides, y para Madrid, el más querido de los toreros……No el que valía más, que esto cuando hay desgracia no se mira, sino el de más extendidas simpatías……….La pierna amputada a Antonio Sánchez había sido llevada para colocarla en una ampolla o vasija de cristal, con los espíritus necesarios a su conservación, a la gran farmacia que en Madrid se hallaba situada en la calle de Fuencarral, esquina a la del Desengaño…………….Volviendo a sus hecho taurómacos, hemos de hacer constar que entre sus buenas cualidades que le adornaban era una la de un excesivo pundonor…………..Sentía más una demostración de desagrado por parte del público, que un disgusto grande por pérdida en sus intereses, y así lo decía muchas veces…….Si alguna vez llegaba a sus oídos una crítica de su conducta en la plaza, corregía el error inmediatamente…….Tanto es así, que como abusase al principio de su carrera de los mete y saca y se lo criticasen personas que le querían, los evitó en lo sucesivo cuanto fue posible……..En este particular, en la deferencia para con el público, no conocía límites…………..En 1850 y tantos….estuvo ajustado el Tato para las corridas de septiembre que se dieron en Albacete, y de Madrid marchamos varios amigos allí con el solo objeto de ver dichas funciones……Hablóse en el viaje y en la fonda de lo que los aficionados hablan siempre, y discutiendo sobre el mérito de los espadas en juego entonces, el autor de este libro, que nunca ha visitado a ningún torero, manifestó con franqueza su opinión respecto de cada uno……..Llegó la hora de la corrida, y al entrar en la plaza la cuadrilla de toreros, un aficionado, acercándose a el Tato, le dijo: “Este señor es el que te he dicho”….Fijóse el Tato, saludó y mezclóse con sus compañeros para salir al redondel……Una vez en éste, trabajó con la alegría y buenos deseos que siempre tenía; llegó la hora de matar, tomó los trastos, y la casualidad hizo estuviese colocado cerca de la barrera que ocupábamos…….Pasó dos veces nada más a un gran toro de Murube, se enhiló con él en corto, citó con la muleta y le mató recibiendo en toda regla de una gran estocada………Rodó el toro, cogió la divisa y la trajo al que había dicho que el Tato no era toreo perfecto porque no recibía toros………..¿Puede haber mayor empeño en nadie para sobresalir? ¿Es posible mayor prueba de complacencia para con persona desconocida?........Esta conducta fue siempre la base de sus extraordinarias simpatías y de su aplicación y adelantos……¡Qué sal al dar su peculiar patadita para irse al volapié!..........Como hombre particular, Antonio ha sido siempre honrado, fino y amante de su familia……..Nació en Sevilla, barrio de San Bernardo, y sus padres le dedicaron al oficio de sombrerero, en que duró pocos años………En 1861 casó con María de la Salud Arjona y Reyes, hija del famoso Cúchares, y por consiguiente es cuñado de Currito Arjona Reyes……..Vive en aquella ciudad el simpático matador, sirviendo un empleo en la casa matadero público de la misma……¡Dios le dé vida para su familia, ya que para el toreo nos la arrebató tan pronto!”



"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:

"(Pg. 65 y 66)…….Antonio Sánchez tuvo una característica que labró su personalidad: su forma de matar los toros en la suerte del volapié, a la cual imprimía un sello especial, consistente en que, antes del envite, daba una patadita, y entraba luego con tal denuedo, elegancia y gentileza, que el entusiasmo del público se producía simultáneamente. El volapié le dio superioridad entre sus compañeros; pero se trataba de un volapié que ya no era el de las reglas escritas por Pepe-Illo y Montes, sino que exigía la colaboración de la res, que ésta hiciera algo por el matador, iniciándose así la ejecución de la estocada arrancando, que es lo que, en realidad, vemos practicar hoy………..Tres cosas influyeron para labrar su fama: el volapié, la simpatía y su rivalidad con el Gordito. De Despeñaperros arriba, los públicos se pronunciaron siempre por el Tato, pero en Andalucía dominaban los partidarios de su rival, sobre todo en Cádiz y los Puertos, donde designaban a Carmona con el nombre de Gloria del Arte. Competencia tan enconada como aquella y que a excesos tan lamentables llegara, no ha existido otra………..Fue el Tato corto con la muleta, pues toreaba con ella atropelladamente, por lo común; pero mataba mucho más y muchísimo mejor que el Gordito, y en su toreo había mucha más verdad que en el de éste………Por su don de gentes y su gracia se granjeó la estimación general, cuando no el entusiasmo. Fue elegante, rumboso, mujeriego, simpático, y vestía con tal riqueza, que no parecía sino que echaba toda la hacienda sobre su persona………A su falta de ligereza en las piernas para salir de la suerte de matar con desahogo hay que atribuir la cogida que le dejó inútil……………..La suerte suprema le debe mucho, pues él fue quien principalmente desterró el inmoderado uso que se hacía del metisaca, como si se tratara de un procedimiento digno de aplauso."

Pascual Millán, en su libro Trilogía Taurina, pags. 73-79, editado en Madrid en 1905, escribe:

 

"Paréceme estarlo viendo todavía, con su pelo rizado, su cara de un blancomate, admiración de todas las ellas, su gallarda figura, sus andares graciosos……..Antonio Sánchez, el vencedor del Gordito, el que hundió para siempre en el polvo a la gloria del arte, como los sevillanos llamaban pomposamente a Antonio Carmona……..Estaba entonces en la plenitud de sus fuerzas; contaba a miles los partidarios; tenía el ángel en toda su figura, y bajo aquel aspecto de niño grande, detrás de aquellos hermosos ojos, de aquella dulce sonrisa, se ocultaba el valor legendario de los héroes españoles………Era el verdadero tipo de torero, abnegado, generoso, desprendido, noble……Por eso fue tan popular……..Todo cuanto ganaba lo invertía en el propio atavío y en socorrer a los necesitados……Nadie tuvo mejores trajes, ni joyas que superasen a las suyas"




Cossío escribe:

"Fue el Tato un matador y torero en una época de transición, y une, con su contrapunto del Gordito, los tiempos de Cúchares y Redondo con los de Lagartijo y Frascuelo. Aunque comienza a hacerse notar por sus galleos y recortes dentro de la manera de su suegro Cúchares, pronto se sobrepone a estas suertes su estilo de matar al volapié, sobre todo dando tablas. Esta especialidad constituye para la posteridad su personalidad verdadera, habiendo llegado su destreza de matador a convertirse en proverbial" 

Nestor Luján escribe sobre él:

 "Antonio Sánchez, el Tato, cuyo nombre ha quedado en la historia del toreo como el de uno de los toreros más gallardos que se han conocido...................Antonio Sánchez ya es un caso de sugestión colectiva que preludia la idolatría del público ante Reverte. Su emperejilada elegancia, sus gestos en la plaza, la manera de dar el paseíllo, la arrogancia de su figura, todo predisponía en su favor y producía un irreflexivo y loco entusiasmo en el público........................Curro Cúchares le protegió paternalmente como Juan León le había protegido a él............................Le enseñó cuanto sabía el maestro sevillano, y el Tato lo aprendió imperfectamente....................... Muy parco en el trasteo de muleta, con mucho donaire y malicia en los adornos de capa, borroso y sin limpieza en las banderillas, se especializó en la muerte de los toros al volapié. Para ello, citaba muy en corto, daba una clásica patadita y entraba muy recto, se cerraba contra el toro, y practicaba la suerte de una manera arrojada; tenía el defecto de vaciar sin empapar totalmente al toro........................Asombra la cantidad de puntazos y heridas que recibió por matar e este modo a sus toros....................Y todo porque, como decía Cúchares "vaciaba a los toros con el cuerpo" y no con el engaño.............................Sus éxitos se entenebrecían con continuos percances, debido a su arrebato y a una inteligencia borrosa del desarrollo de los terrenos del toro; pisaba la jurisdicción de la res, sin tener una fuerza en el engaño que le pudiese apartar al animal que se le venía encima, ni una agilidad prodigiosa que le evitase cogidas....................Parecía que sus trasteos iban lógicamente encaminados a la cogida........................Cúchares siempre comprendió que su yerno no podría jamás ser un torero seguro. Cuando se casó con su hija, ya le dijo con ruda franqueza: "Hija, ten cuidado con éste. No creas que todos los toreros son como tu padre, que os dice vuelvo y vuelve" 

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

"El Tato, arquetipo de torero del siglo XIX, nació en Sevilla el 6 de febrero de 1831, en el barrio de San Bernardo, de humilde familia. Muy joven practicó suertes frente a las reses del matadero...................Desde la primera vez que toreó empleó el dinero que ganó en vestir con elegancia dentro y fuera de la plaza..................Durante la temporada de 1852 pasó a la cuadrilla de Cúchares y éste, tan amigo de ceder toros, por cesión de Estornino, de Picavea, en Madrid el 31 de octubre lo convirtió en matador de toros..................La alternativa formal parece haberla tomado el 30 de octubre de 1853 en Madrid, con Cúchares de padrino................Al año siguiente se emancipa de su protector y lo deja sin lo mejor de su cuadrilla; ingratitud que se comparó por entonces con la del Chiclanero respecto a Montes. Dieciséis temporadas actúa como matador, mimado por los públicos, muy celebrado por las estocadas que propina, si bien en los trasteos con la muleta se le censura el uso de la mano derecha y el toreo movido.............................Con la muleta nos cuentan sus contemporáneos que toreaba encorvado y movido, con poco dominio, lo que en ocasiones podría dar un aire de inseguridad y riesgo que aumentara la emoción en los tendidos 
Con la capa, los galleos, recortes, adornos garbosos y valentía no admiten discusión......................El capote del Tato seguía la escuela de Curro Cúchares por lo adornado, pero le imprimía una nota de gravedad y hombría más recia.......................El fuerte del Tato era la espada en la suerte del volapié, que perfeccionó más allá de la técnica de Costillares y de José Redondo........................Por otro lado se le criticó su labor como director de lidia, para lo cual carecía de cualidades y aplomo en el mando................... Los toros le respetan pero no escasean los percances......................En 1861, en pleno apogeo de su fama, se casa con la hija de Cúchares......................De entonces es la célebre frase de éste: "Hija, no creas que todos los toreros son como tu padre, que os dice vuelvo y vuelve; que casi todos suelen volver en cartea o por alambre"....................En 1862 se inicia la competencia entre el Tato y el Gordito.................Los partidarios de uno y otro diestro andan a palos en las plazas.......................La personalidad de Antonio Sánchez tenía un inmenso atractivo para los públicos, capaz de superar los defectos técnicos. Arrojo, afición, gallardía a raudales. Hombría y majeza, simpatía y sencillez................Sensación de fragilidad en el ruedo..................Más seco y directo, más sobrio que su maestro Cúchares y que su rival Antonio Carmona (el Gordito), hacía compatible la seriedad del asunto con la gracia de los modales, con una elegancia andaluza de cuya proporción tenía el secreto"

El mismo Fernando Claramunt, en su libro La mirada del torero, escribe:

"El Tato, después de haber sido el mozo mejor plantado y mejor vestido de toda España, el más enjoyado, cuyos brillantes y cadenas de oro causaban envidia al marqués de Salamanca tan lleno de deudas, acabó tristemente y cojo, como empleado del matadero de Sevilla. En la corrida que celebraba la nueva Constitución Liberal un toro le alcanzó y fue preciso amputarle la pierna. Soportó la dolorosa intervención sin quejarse. Al terminar los doctores, el torero mutilado lanzó una inolvidable frase: "¡Adios Madrid!". Triste fin, pero no volvió a vivir en la pobreza. Supo ahorrar sus dineros y conservó todas las joyas. La pierna de El Tato se exhibía metida en formol en el escaparate de una farmacia madrileña. Era un espectáculo esperpéntico ver a la gente agruparse para contemplar aquella maravilla. Un día un incendio acabó con el prodigio"


Seguimos con Fernando Claramunt, esta vez en su obra Historia del Arte del Toreo:

"Antonio Sánchez "El Tato", sevillano de origen modesto, logró entrar de puntillero en la cuadrilla de "Cúchares" y, poco a poco, escaló puestos derrochando finura y gallardía. En 1861, en pleno apogeo de su fama, se casa con María de la Salud Arjona y Reyes, la guapísima hija de su maestro. En esa boda toda Sevilla se sintió jubilosamente partícipe. Nadie haría sombra en los ruedos a este mozo, pensaban todos, incluidos su suegro y su joven cuñado Francisco Arjona "Currito", un grandioso matador que, por saber tanto de toros, no se arrimaba y logró vivir muchos años en paz.............Pronto surgen dos partidos que a menudo llegaban a las manos. Los tatistas son mayoría de Despeñaperros para arriba, pero en el Sur triunfa el bando de "El Gordito", a quien en Madrid hacen la vida imposible. Hasta que el 7 de junio de 1869, para celebrar la nueva Constitución liberal, una vez destronada Isabel II, se celebra una corrida en Madrid y "El Tato" recibe la cornada que había de costarle la amputación de una pierna. Se sabe que el bravo torero resistió la operación fumándose un gran cigarro puro y al final exclamó su inolvidable: "¡Adiós, Madrid!"..........¿Qué aportó "El Tato"? Sin inventar nada, seguía la escuela sevillana de su maestro y suegro, pero dándole mayor seriedad y reciedumbre, compatible con menor dominio del oficio, que le llevaba a tener percances y transmitir mayor emoción a los tendidos. En el volapié no tenía rival posible"



José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"Antonio Sánchez, El Tato, fue un estoqueador muy interesante para sus contemporáneos. Incluso, de mucha personalidad. Famosa fue su patadita, con la que se apoyaba sobre el pie derecho antes de arrancar a volapié. Pero eso no pasa de ser una anécdota..............El Tato es una figura romántica y doliente, que no dejó más que la estela melancólica de su desgracia...............Antonio Sánchez casa con una hija del gran Cúchares y forman una matrimonio que es prototipo del amor apasionado...............La valoración dramática se acentúa cuando pierde una pierna, a consecuencia de un simple puntazo de pocos centímetros. Tal era el riesgo tremendo del toreo de antaño, las infecciones que acechaban sordamente y podían arrancarle la vida al torero, o lo que es peor, dejarlo como a El Tato, muerto taurinamente, muerto en vida"

César Jalón, en su libro Grandezas y miserias del toreo, desarrolla la idea de que los adalides de la escuela sevillana (José Cándido, Pepe-Hillo, Curro Guillén , El Tato..........) mueren sin sucesión. Todo el mundo les aplaude; pero nadie les imita. Los alaban y no los copian. Dejan en la historia el eco de su nombre, pero no la huella de su arte. Refiriéndose al Tato, escribe:

"Queda inútil para la profesión otro sevillano, el Tato. Discípulo de Cúchares, el gran corruptor del arte, y también diputado torero habilidoso, aunque los toros le tropezasen a menudo en la suerte suprema"



El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:

"Después de Cúchares y El Chiclanero, es decir, durante los años sesenta, son dos sevillanos los que dominaron la tauromaquia: Antonio Sánchez, El Tato, y Antonio Carmona, Gordito. Gozaron de una popularidad comparable a la de sus predecesores, mantuvieron también una feroz competencia hasta que la grave cogida que sufrió El Tato el 7 de junio de 1869 puso fin a su carrera. Este último tenía un valor sin límites y manejaba el estoque con habilidad y rapidez. Especialmente preocupado por su apariencia, usaba trajes de luces muy suntuosos, su escaso dominio de la muleta hacía que su toreo resultase excesivamente movido. Gordito, por su parte, era un extraordinario banderillero, que causaba sensación con sus pares al quiebro. En su toreo daba riendas sueltas a su imaginación pero mataba muy mal. El público disfrutaba azuzando la rivalidad entre estos dos hombres, sobre todo entre 1865-69, pero los enfrentamientos entre sus respectivos partidarios degeneraron: de los insultos y puñetazos, pasaron a los navajazos. Gordito, muy apreciado en Andalucía, fue siempre duramente tratado en Madrid, donde le solían recibir son silbidos y tirándole tomates y todo tipo de cosas.........................A pesar de sus espectaculares manifestaciones, la competencia entre El Tato y Gordito no había sido capaz de tapar las limitaciones artísticas de estos dos hombres ni tampoco sus debilidades técnicas. Su rivalidad no pudo hacer olvidar a los aficionados aquella otra mucho más apasionante que durante algunos años había enfrentado a los partidarios de Cúchares con los de El Chiclanero"



Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:


El Tato. Con una cuadrilla de “pegadores” portugueses hizo sus primeras armas en el toreo este gran ejecutor del volapié clásico, allá por 1850. Antonio fue el encargado, durante dos temporadas seguidas, de dar muerte a los bichos con que los portuguesiños hacían toda clase de esforzadas locuras. Una vez que le vio actuar “El Chiclanero”, hizo grandes elogios de su facilidad y buen arte como estoqueador, vaticinando que llegaría a ser “gente” en el toreo……………..Fue “El Tato” un torero torpón con capa y muleta, aunque muy valiente, y un matador, siempre certero y de gran estilo. Sus perfectas estocadas fueron tan famosas que todavía cuando a alguien se le desea un rápido fin, suele decirse :”Anda, y que te mate “El Tato”. Su rivalidad con “El Gordito” hizo reavivar la pasión en el toreo………….Antonio Sánchez fue uno de los toreros más rumbosos y postineros que han existido; su buena figura, garbo y salero le hicieron popularísimo, contando en todas partes con innumerables simpatías. En la calle iba siempre irreprochablemente vestido de corto, con gran profusión de estupendas alhajas, y tuvo tanto cartel en las plazas como con las buenas mozas de su tiempo………..Enamorado de una hija del señor Curro Cúchares, aunque éste al principio no vio bien el noviazgo, al fin consintió el matrimonio y, como de antiguo le tenía afecto y simpatía, desde que fue su hijo político le protegió con más cariño aún. Bien es verdad que “El Tato” no aprovechó mucho que digamos, en las plazas, los “sabios” consejos de su suegro, que fue un cuco del toreo, mientras que Antonio no pasó de ser un valiente, muy castigado por los toros, por su escasa maestría, aunque con la espada en la diestra tuviera usía y hasta excelencia”


Federico Alcázar, en su libro Tauromaquia moderna, publicado en 1936, escribe:

“Creo que el hecho de dominar unas suertes y otras no, es una cosa intuitiva, una disposición innata que trae el toreo para hacer una suerte con más facilidad que otra. Así se decía del "Gordito" que traía "hecha”-por la pasmosa facilidad con que la ejecutaba-la suerte de banderillas al quiebro, y "deshecha" la suerte de matar. En cambio, del "Tato" se decía lo contrario.”


Del libro Adiós, Madrid escrito por Andrés de Miguel y José Ramón Márquez, entresaco los siguientes párrafos:

"Al diseñar la Gran Vía, a principios del siglo XX, se derribaron numerosos edificios y desaparecieron calles. Precisamente para construir el edificio de Telefónica se cerró la calle del Desengaño, que llegaba hasta la misma calle de Fuencarral. En la esquina de estas dos calles se hallaba la farmacia donde estuvo expuesta, conservada en formol, la pierna de El Tato....................En un relato titulado precisamente La pierna del Tato, William Lyon, un madrileño que ha nacido en Manhattan, siguiendo esa costumbre tan extendida de los madrileños de nacer en otros sitios, cuenta estupendamente esta historia más truculenta que castiza. Antonio Sánchez, El Tato, fue un torero que levantó pasiones en los años 60 del siglo pasado. Las crónicas lo describen como un personaje alto, valiente, con desparpajo y majeza tanto en la plaza como en la calle, esta última siempre tan importante para consagrar a los toreros como héroes populares. El día 7 de junio de 1869, al entrar a matar recibió una desgraciada cornada, inferida por el toro Peregrino, castaño y bien colocado de cuerna, de la ganadería madrileña de Martínez, en una corrida organizada para celebrar la aprobación de la Constitución. Dados los precarios métodos antisépticos de la época, la herida degeneró en gangrena y provocó que hubiera que cortarle la pierna al diestro. "Adiós, Madrid", parece ser que dijo, resignadamente, el infortunado Tato mientras el cirujano procedía a cortar la pierna gangrenada...................Si los medios antisépticos  no eran muy fiables, parece que sí lo eran los métodos de conservación con formol; esto, unido a un cierto morbo, provocó la curiosa idea de meter la pierna en un frasco y exhibirla en dicha farmacia. Un incendio provocó la desaparición de la reliquia y posteriormente dejó de existir la propia farmacia" 





"Ya sale la cuadrilla de los toreros
El Tato y el Gordito son los primeros"

Copla





















"Fue un sevillano que infundió toda la gracia de su tierra en las suertes y burlas del toreo navarro"

                                                                      José María de Cossío


Antonio Carmona y Luque, Gordito, nació en Sevilla el 19 de abril de 1838, en el populoso barrio de San Bernardo y como muchos otros maestros aprendió el oficio en el matadero de Sevilla.


J. Sánchez Lozano, en su Manual de Tauromaquia, publicado en Sevilla en 1882, nos aporta los siguientes datos biográficos:

"Sus padres, José y Gertrudis, eran á la sazón panaderos y contaban con un pequeño capital que hicieron desaparecer, por completo, los reveses de la fortuna..........La escasez de recursos y el ejemplo de sus dos hermanos mayores José y Manuel, que se habían dedicado al toreo, contribuyendo con sus productos al sostenimiento de la familia, fueron indisputablemente los móviles que impulsaron a Antonio á entrar por la espinosa senda en que tantos lauros ha conquistado............Once años contaba cuando empezó a lidiar reses, dejando entrever su especial disposición, y á los doce acompañaba ya á su hermano Manuel de peon en algunas corridas. Poco después organizó una cuadrilla de jóvenes toreros............Con José Mora y Manuel Pérez (Zalea) toreó en 1854 en Lisboa, y allí entusiasmó á los portugueses con la variedad de clavar rehiletes.................Pero de donde verdaderamente arranca la celebridad de Carmona es de 1858, en cuyo año dio por vez primera el famoso cambio á cuerpo descubierto, de que se le considera inventor, porque hasta entonces nadie lo había efectuado de esa manera. Sevilla fue la ciudad que primero lo presenció, en las corridas celebradas durante la feria de aquel año, aplaudiéndolo frenéticamente.................Después de llegar á ser un banderillero perfecto, se decidió á pasar á la categoría de espada, recibiendo la alternativa en Córdoba en 1862....................No queremos dejar de referir en este lugar un rasgo que enaltece á Antonio Carmona. Pocos años hace que, en los días próximos á Santiago llegaron a la estación del ferro-carril de Valencia los toros de Hernández que debían correrse en aquella festividad, y ántes de sacarse de los wagones las jaulas en que eran conducidos, rompió uno el encierro y saltó al andén, en momentos en que estaba bastante concurrido. El Gordo, exponiendo su vida, conjuró el peligro, pues con el paletot que vestía entretuvo al bicho hasta que la gente se puso a salvo y llegó el cabestrante"






"Su precocidad taurina -comenta Daniel Tapia en su Historia del Toreo-  fue extraordinaria y se cuenta que a los ocho años se descolgaba de los balcones de su casa con unas sábanas unidas y marchaba al matadero, donde apartaba las reses para torearlas.........A los doce años mató un becerro en la plaza de Sevilla, y ya desde entonces asiste con su hermano Manuel a las capeas de los pueblos próximos a la capital andaluza. Ya entonces comienzan a llamarle Gordito, apodo que alude a su figura..........En 1855 acompaña a sus hermanos, figurado de banderillero más especialmente en la cuadrilla de su hermano José..........En 1857 fue con sus hermanos a Madrid, y el 19 de abril de dicho año, en Sevilla, practicó por primera vez el quiebro de rodillas, esperando al toro a pie firme y cuerpo limpio..........Impresionó tanto aquello al público, que pronto se extendió su fama y corrió el dicho de Pepete: "Eso ya no es torear, sino hacer títeres con los toros"........El 3 de mayo siguiente actúa en Sevilla en la corrida de Beneficencia. Apenas salió el primer toro, el Gordito arrojó su capote, y cruzándose de brazos, citó al toro; haciéndole quebrar con gran limpieza y arrebatándole la lujosa moña que ostentaba, la que ofreció en seguida a los duques de Montpensier, que presenciaban la corrida. Al año siguiente torea en Lisboa, y en una carta tauromáquica de Portugal se describe así su actuación: "En medio del redondel colocó un aro pequeño, metió los pies dentro de él, los hermanos José y Manuel formaron grupo a su espalda, y en esta actitud le puso un par de banderillas al toro. El séptimo lo banderilleó Antonio Carmona, Gordito, quien al darle el cambio permitió se acostara su hermano José, colocando la cabeza entre sus piernas y en esa suerte".................El 18 de septiembre de 1858 puso en Sevilla un par de banderillas sentado en una silla, y en el mismo mes y en la misma plaza llegó a dar el quiebro con los pies amarrados............En 1860 figura su nombre en los carteles de Madrid como banderillero"

Tomó la alternativa en Córdoba, en la tarde del 8 de junio de 1862, lidiándose ganado de Romero Balmaseda, siéndole confirmada en Madrid por Curro Cúchares el 5 de abril de 1863, en tarde muy lucida para el toricantano. A su primer toro, según relato de Carmona Jiménez en el Boletín de Loterías y Toros, le dio "ocho pases naturales (cinco con la derecha) y cuatro por encima de la cabeza y mató de una estocada arrancando, algo ida, descabellando a la primera vez que lo intentó; fue muy aplaudido y le soltaron una paloma" 

Volvemos a Daniel Tapia:

"La temporada de 1863 fue triunfal para Antonio Carmona, quien realizó el 4 de junio en Sevilla una magnífica faena con un toro de Parrero.........La rivalidad con el Tato tuvo el más desastroso fin para Gordito. El 1 de julio de 1868 se celebró en Madrid la tercera corrida de abono. He aquí cómo narra la Fiesta Española la actuación del Gordito: "El Gordito, ¡aquí fue Troya!, empezó a pasarlo bien, dándole tres forzados de pecho, pero se descompuso de tal manera, que bajo la presión de los silbidos, cencerros y todas las orquestas preparadas le volvieron loco hasta el punto de pincharle en la barriga y entre las patas, le anunciaron la media luna y se acabó de descomponer. El buey saltó por el ocho, le dio estocadas entre puertas, haciéndole echar. No pudo tener efecto la media luna, pero salió descompuesto por otro recato del presidente, en que le mandó subir al palco, donde permaneció hasta que se concluyó la fiesta"..................Tras esta competencia con el Tato, había de enfrentársele poco después con Lagartijo, entonces novel, pero que no había de tardar en imponerse a Carmona...........La corrida más estrepitosa de esta segunda competencia fue la celebrada en Cádiz el 29 de junio de 1870, corrida en la que  Gordito fue amonestado primero y después multado por la presidencia...........El 11 de agosto de 1872 toreó en Jerez de la Frontera, obteniendo uno de sus mejores éxitos............En 1875 vuelve a torear en la plaza de Madrid, pero con tan mala fortuna que es retirado de los carteles y sustituido por Frascuelo..........Pese a su visible decadencia, todavía se enfrenta a Lagartijo el año 1880. Poco después se retira, falleciendo en Sevilla el 30 de agosto de 1920"  



Prodigioso rehiletero, perfeccionó el quiebro a cuerpo limpio en la suerte de banderillear y también el quiebro sentado en una silla, llegando a hacer cosas literalmente increíbles.  

Era tal su destreza y virtuosismo al practicar estas suertes, que habiendo matado casi tres mil toros, se pudo retirar sin una sola herida de asta de toro. Pepete, un torero castigado por los toros, dijo refiriéndose al torero de El Gordito: "Eso ya no es torear sino hacer títeres con los toros"


Retirado, vivió en Sevilla, donde murió el 30 de agosto de 1920. Contaba ochenta y dos años de edad y era el decano de los matadores de toros.


José Velázquez y Sánchez (1826-1880), en su libro Anales del Toreo, editado en Sevilla en 1868, escribe:


“(Pag. 292)……En 1856 entró Antonio Carmona en la cuadrilla de sus hermanos, distinguido ya por su excelencia entre los jóvenes más adelantados en el ejercicio y por su desenvoltura, limpieza y gracia particular en todas las suertes……………..Se estipuló que el Gordito admitiera proposiciones de otros jefes de cuadrillas, siempre que dieran hueco las funciones convenidas con los Carmonas…….(Pag. 293)……La empresa de Madrid ajustó en 1857 a José Carmona para alternar en seis vistas de toros con Cayetano Sanz; incluyéndose Antonio en la cuadrilla como peón supernumerario, y labrándose en aquel circo una base de crédito por su generalidad en la airosa suerte de banderillas, y su garbo en parear de frente y saliendo a paso corto y de cerca de los bichos…………En 1854, Antonio, en la parada que en todos los espectáculos produjera la invasión del cólera, llegó al extremo de entrar de peón de albañilería en las obras del edificio de la Fundición de cañones para atender en tal conflicto a las necesidades de su casa; pero en 1858 el menor de los tres lidiadores puso en planta su idea del cambio famoso o engaño de las fieras, estrenando su ejecución pública en Sevilla en la corrida segunda de Abril y en el tercer toro, y esta novedad, y sus méritos y simpatías, le valieron una fama………En las dos corridas extraordinarias de Septiembre los Carmonas alternaron con Casas y Domínguez, rivalizando Antonio con el célebre banderillero Francisco Ortega (el Cuco)…….y en la lidia de invierno….Antonio obtuvo una acogida que excede a toda ponderación……….En la temporada de 1859 se hicieron multitud de proposiciones a Antonio Carmona para separarle de sus hermanos…….; más todas las diligencias fueron vanas en ambos sentidos, y los tres Panaderos, ajustados por el palenque de Lisboa….causaron un efecto imponderable en la hermosa capital del reino vecino en las seis funciones convenidas…….En 1861…..trabajaron seis tardes en la corte con un resultado prodigioso, especialmente para el inimitable Gordito, que allí, como en Santander, oscureció las reminiscencias de los banderilleros más famosos en (Pag. 294) la época presente. En 1862 Antonio ardía en impacientes deseos de tomar la alternativa de matador con Curro…….; aspirándo a separarse de sus hermanos………….Antonio ambicionaba tentar por sí la suerte que le tuviera deparada el destino…………..(Pag. 295)……Antonio Carmona (el Gordito)………….Nacido Antonio Carmona en diez y nueve de Abril de 1838, tercero-génito de los consortes José y Gertrudis………Antonio emprendió su aprendizaje a los once años no cumplidos, y a los doce acompañaba a Manuel a muchas funciones……., haciéndose notable entre sus compañeros por su edad, por su figura que le valió el sobrenombre del Gordito, y por una destreza y una astucia que conquistaban el agrado y la predilección de los espectadores al gracioso novillero……….(Pag. 296)………..En 1857 se empeñó en ir con José a la villa y corte……., y ya fijó la atención de aquel experto público por su desembarazo y finura en las suertes, y en particular en las poco usadas de a topa-carnero y sesgando a derecha e izquierda con igual facilidad y perfección……En todas las corridas de aquella temporada……demostró el Gordito que podía sostener la competencia con los banderilleros más relevantes de su tiempo, sacándoles ventaja en el modo de entrar, hacer y salir de los lances; puesto que eran escasos los que reunían estas tres condiciones en todas las escuelas de aquella época, degeneradas de las antiguas considerablemente……….Antonio Carmona, criado entre las reses bravas como Arjona Guillén, torero por vocación y por hábito…….., tardó muy poco en descollar al nivel de los mejores en sus días……..(Pag. 297)………Carmona había visto en Portugal una colección de quiebros, cuarteos y cambios, que nadie ejecutaba en España con toros de asta libre, y el avisado mancebo comprendió perfectamente que quien llegara a hacer aquellas cosas en un país, donde el estudiante Falces mereció que le pintara Goya en el acto de quebrar a los toros, en medio del coso y embozado en su capa, se elevaría sobre todos sus contemporáneos, como lo hizo Francisco Montes por aquel vigor de piernas y brazos………….Antonio Carmona sacó al cambio mucho más partido que el logrado por Francisco (Pag. 298) Montes del salto de la garrocha; y desde que lo aplaudió frenéticamente el público sevillano en la corrida segunda de Abril de 1858, y la prensa comunicó aquella brillante e  incitativa novedad……, todas las empresas vieron un estímulo a la expectación popular en aquel mancebo que se mofaba de los toros a cuerpo gentil y arponeando con una soltura que carecía de términos de comparación.  Luego se hizo más conocida la suerte, y el Gordito la amenizó colocando los pies en el centro de un aro; atándose las manos con un pañuelo; poniéndose grillos como Barcáiztegui; sentándose en una silla frente al toro; con sus hermanos en extraño grupo, a la puerta del toril. De grado en grado, y engreído por las aclamaciones entusiastas de los públicos, Antonio llevó el cambio hasta la extravagancia, excediendo los límites de la conveniencia, y Pepete decía de él con su espontaneidad brusca: -“Eso ya no es torear, sino hacer títeres con los toros”………Antonio Carmona no ha tenido predecesores inmediatos ni rivales como banderillero……..Con solo bregar corto, franco, limpio y desenvuelto, sin habilidades extraordinarias todavía, se elevó sobre todos y los más aplaudidos………..Los banderilleros que más han brillado después son discípulos de su particular escuela, como Lagartijo y Chicorro. Fuentes, el Lillo, el Cuco, y cuantos han sostenido la competencia con el menor de los Carmonas, o rehusaron pronto emulación tan arriesgada o probaron un desengaño público de su arrogancia en el terreno de la verdad, como llamaba Juan León al redondel……….El cambio y el quiebro dieron tan preciado esmalte al mérito especial del Gordito, que ya no cabía ni suponerle contacto con los banderilleros más celebrados de tiempos anteriores; porque el coleo y derribo de reses de Martincho, el sortear con su sombrero a los toros hasta rendirlos de José Cándido, y los quiebros de Paquilo y Redondo, eran meros accidentes y no un sistema aplicable a todos los trances de la lidia, como acontece con este singular torero…………Antonio, que posee cualidades excelentes y que es simpático en grado extremo, no sabe reprimirse, ni dominar ciertas situaciones, que no se salvan sino a fuerza de prudencia y tacto………..Todas sus disidencias con Antonio Sánchez (el Tato) proceden del agresivo comunicado en el periódico sevillano El Porvenir, con fecha treinta de Abril de 1862, desahogando su bilis en reiterada ofensa de los antecedentes, conducta y sentimientos de un joven espada……herido en lo más vivo por aquel documento procaz y candente………….Su impaciencia y su ansia de sobresalir le han comprometido muchas veces a intentos infundados o extravagantes, como empeñarse en sacar partido de brutos que carecían de condiciones para sus juegos y hacer uso de una bota para echar vino a los toros, después de cansarlos en la briega. En su toreo se reflejan los defectos de su índole, y por ostentar su mano de muleta desperdicia hartas ocasiones, aburre a las fieras otras veces, y se precipita a herir cuando no es tiempo todavía o cuando no es tiempo ya…………………Carmona es la personificación de lo que ha dado en llamarse toreo movido, que será muy animado y más seguro para los lidiadores; pero que en la realidad priva a la lucha del hombre con el toro de ciertos rasgos de intrepidez y de varias suertes precisas y caracterizadas; apurando con la muleta a los bichos boyantes y duros, que permiten más claro y airoso (Pag. 300) juego; fiando a la industria y al amaño algunos lances que deben resolver el valor y el brío; atendiendo más a los accidentes de toreadores que a los requisitos esenciales del diestro, y contribuyendo a esa degeneración de la tauromaquia…………Desde 1867 Antonio ha marcado rumbo a su trabajo, y hoy le vemos con placer más sentado, seguro y conveniente en sus faenas; indicándose en él ese período, en que el toreo llega al grado máximo de su habilidad y a la cúspide de su fortuna.”




J. Sánchez Lozano, en su Manual de Tauromaquia, publicado en Sevilla en 1882, escribe sobre el toreo de el Gordito:

"Es un diestro que vale mucho, por más que no quieran concederlo sus contrarios.................La más acabada prueba de los muchos conocimientos tauromáquicos del espada que nos ocupa, se encuentra en las poquísimas cojidas que ha padecido, ninguna de gravedad..................El Gordo es un torero de la Escuela sevillana, que conoce la rondeña y la practica cuando lo estima conveniente. Banderillea magistralmente y maneja la muleta con singular destreza, pero hiere por lo general cuarteando, razón por la cual dá pocas estocadas buenas. Este defecto y el de adornar excesivamente las suertes lo ha tenido desde principiante............En su vida privada ha sido Antonio un modelo de amabilidad, modestia y honradez"


"Cuando un toro se presentaba bravo y noble, el Gordito estaba en su elemento. ¡Qué pases! ¡Qué cambios! ¡Qué trasteo de muleta en un palmo de terreno!"

                                                                                                                                Pascual Millán

Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, relata la anécdota que le contó su tió Rafael el Gallo sobre  El Gordito:

"A el Gordito fue a verle una tarde un amigo y le dijo:
-Oiga, ¿cuántos toros ha matado usted?
-Tres mil- respondió El Gordito.
-¿Y cuántas cornadas tuvo?
-Yo, ninguna.
-Pues tuvo usted suerte- le dijo el amigo.
-No, no -añadió el torero-, es que a mí no me cogió ningún toro.



Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"Antonio Carmona el Gordito, uno de los grandes innovadores decimonónicos, es fama que toreó a la verónica brillantemente de rodillas":

"La tarde más gloriosa de Antonio Carmona acaso sea la del 11 de agosto de 1872, en Jerez de la Frontera..........En el quinto toro, Canito, (de Murube) negro, bragado, coliblanco..........sus faenas con el capote fueron admirables, y de ellas destacaron tres lances a la verónica hincado de rodillas"



José Sánchez de Neira, en su obra El toreo. Gran diccionario Tauromáquico, editado en Madrid en 1879, escribe:

“Antonio Carmona (El Gordito). Por una continuada serie de invenciones de suertes en el toreo, ha ido éste mejorando, hasta el punto en que lo conocemos actualmente…..A la lanza sucedió el rejón, y a éste la garrocha; al arpón las banderillas, desterrando la pica corta o chuzo; y a la espada de mandoble o de ancha y pesada hoja, el estoque que hoy se usa………Ninguno de los inventores de las suertes del toreo ha muerto ejecutando la que inventó, por difícil que pareciera realizarla…….Juanijón picando a caballo sobre otro hombre, Costillares matando a volapié, Cándido dando el salto del testuz, Montes parando en firme, y el Gordito poniendo banderillas al quiebro, son una prueba palpable de nuestro aserto………….En Sevilla, el 19 de abril de 1838, nació Antonio Carmona y Luque, hijo de José y de Gertrudis………Por afición del muchacho, por falta de recursos de los padres para darle otra carrera o inclinarle a otra profesión, o por causa que no conocemos……….Antonio, desde muy pequeño, quiso dedicarse a torear…..En corrales, en plazas, en el campo, en cuantas partes podía, se mezclaba con otros toreros, y se atrevía con las reses hasta llamar la atención…….En poco tiempo hizo que los aficionados inteligentes se fijaran en él, empezando por figurar con ventaja por su especial disposición para el arte entre todos los muchachos de su época……..Como cosa especial, y como medio de prueba para saber hasta donde podía llegar ante el público, se le soltó un becerro en 1854, si mal no recordamos, en la plaza de Sevilla, al que lidió y mató con notable gracia y desenvoltura……..Tenía menos de dieciséis años, y ya era torero………..Conociendo sus hermanos José y Manuel que tan brillantes disposiciones, bien atendidas y guiadas, podían conducir a Antonio a un puesto elevado en el toreo, le incorporaron a su cuadrilla, donde realmente empezó a aprender el arte…….Manejaba regularmente la capa y pareaba con gracia………Como banderillero, se presentó agregado a la cuadrilla de su hermano José el año de 1857 en la plaza de Madrid, distinguiéndose, más que por su brega, por su fino modo de parear…….Al año siguiente, 1858, practicó en Sevilla públicamente la suerte por él inventada de poner banderillas al quiebro o a cambio, que por lo sorprendente y por lo que tiene de arrojada y serena entusiasmó hasta el delirio a los que la presenciaron………..Desde entonces Carmona contó por triunfos sus presentaciones en los circos, las empresas se lo disputaron, y en aquellos primeros años ganó más dinero siendo banderillero, que los mejores espadas matando……….Porque era efectivamente asombroso ver a un hombre, en el centro del redondel, atadas las manos unas veces, otras con grillos en los pies, o dentro éstos de un pequeño aro o del hueco de un pañuelo, llamar a un toro, verlo llegar, inclinarse a un lado, y sin mover nada, absolutamente nada, los pies, darle salida por un lado, clavándole los palos y quedándose de brazos cruzados, esperando tranquilo el aplauso que todo el público, sin excepción, tenía que tributarle…….Si a lo dicho se agrega ver a ese hombre sentado en una silla, o con otro hombre tendido a sus pies, esperar del mismo modo a la fiera, sin capa alguna en sus brazos, sin más que unas banderillas, muchas veces de a cuarta, el entusiasmo y la admiración tienen que subir de punto hasta el extremo, y todo el mundo tiene que conceder al inventor grandes cualidades de torero, puesto que sin valor, serenidad y perfecto conocimiento del arte no es posible ejecutar bien, y sin exponerse a una desgracia, suerte tan difícil y lucida…………Algunas parcialidades afectas a otro toreros negaron entonces que pudiese considerarse como suerte del toreo la de que nos ocupamos, puesto que ni estaba escrita ni se había conocido quien la ejecutase; pero pasado tiempo, tuvieron que reconocer que es una suerte tan buena y tan practicable como otras, si bien más expuesta que la del salto al trascuerdo o con  la garrocha, o del cambio en la cabeza que ejecuta el matador que, sabiendo, tiene para ello facultades……..Siempre se ha aplaudido, y con justicia, dichas suertes, y quiso criticarse la del quiebro, sin reflexionar que la de aquellos saltos consiste en la sorpresa, y la del cambio se ejecuta con muleta; baluarte y defensa que no tiene el quiebro, hecho a pie quieto y a cuerpo descubierto………….Lo han hecho después con excelente éxito Lagartijo, Frascuelo, Chicorro y algunos otros, aunque muy pocos……….El Gordito, no sólo en dicha suerte de su invención, sino en todas las de banderillas, ha llegado a una altura a que pocos se han acercado, clavando pares de todos modos, siempre bien y con arte; y como peón de lidia, como torero, en fin, hay hoy entre muy pocos, poquísimos………Si alguno sabe más, o siquiera tanto, la falta de facultades le impediría andar al lado de los toros como aquél anda………Pero en cambio, y a fuer de imparciales, tiene graves defectos como espada, que hemos de censurarle, con el temor de que, por ser ya inveterados, no se corrija de ellos……..El toreo movido, que en un banderillero es disculpable, no lo admitimos, no lo queremos nunca en el matador, a quien exigimos siempre los pies parados……..Nos importa poco que Carmona maneje bien generalmente la muleta, si al dar las salidas se sale él también, o al marcar un cambio fía más en la fuerza de piernas que en la seguridad de la ejecución de la suerte con el brazo……No le perdonamos nunca que desde el año de 1862, en que tomó la alternativa, hayan sido muy pocas las veces que se le ha visto irse por derecho a los toros, y menos en que ha intentado traérselos……..Su muleta es de defensa, ciertamente, pero de mareo, si se nos permite la frase: su toreo es delicado, esmerado, pero no es fino, ni clásico. Se aparta tanto de Ronda como se acerca a San Bernardo………..Carmona es digno de figurar entre los primeros como buen torero; su trato como particular ha sido siempre decente y honrado; y según dicen, desde que se casó en 1864, su fortuna, ya respetable, ha ido en aumento, siendo de las mayores que entre los de su clase se conocen………..¡Lástima es, y grande, que un toreo de sus circunstancias y conocimientos no pueda torear en Madrid!...........No es atribuible a sus defectos como espada, y mucho menos como torero…….Fue producto de una intriga envidiosa, injusta y torpemente provocada………..Por lo demás, en toda España y Portugal se aprecian de tal modo las condiciones taurómacas de el Gordito, que de él se habla en todas partes con entusiasmo, reconociéndole mérito superior……………. Antes de concluir no debemos pasar en silencio un rasgo noble y elevado de Antonio Carmona………Valencia lo presentó hace pocos años y no le olvidará nunca. Como que salvó a aquel pueblo de muchas desgracias…….Iban a celebrarse las corridas de toros que con tanta esplendidez prepara todos los años la ilustrada Junta de Beneficencia de aquella ciudad……..Dos días antes de la primera corrida llegó el Gordito, que estaba contratado para todas, y al día siguiente esperábale el ganado, que en cajones era conducido desde Madrid por el ferrocarril del Mediodía……Llegó, en efecto; pero antes de sacar de los vagones los cajones en que las reses venían encerradas, una de éstas, de la ganadería de don Antonio Hernández, de Madrid, rompió su celda y se salió, acometiendo cuanto a su paso encontró…….La estación del ferrocarril en Valencia está muy próxima a la ciudad…….Si allí penetraba el toro, quien sabe el número de desgracias que podían haber ocurrido……Por otro lado, ¿quién lo detenía, quién iba a traer los cabestros, sacándolos de su encierro?........El conflicto era grandísimo. Pero Antonio Carmona, exponiendo su vida, lo conjuró……..Mandó que trajeran los cabestros mientras él entretenía la fiera……Así fue; se quitó la prenda de vestir que le cubría los hombros, y que no queremos nombrar porque su nombre es francés, y colocándola en el bastón, dio con ella tantos pases al toro y de tantas maneras, que lo paró……….Cuando el animal intentaba alejarse, se colocaba delante con su improvisada muleta y repetía la arriesgada operación, hasta que dio lugar a la venida del cabestraje………..Díjose entonces que se había instruido expediente para conceder a Carmona la Cruz de Beneficencia. ¿Para qué? ¿Equivaldría ésta a la satisfacción de su amor propio, cuando se vio vitoreado por todo un pueblo que con lágrimas de agradecimiento le acompañó emocionado?”






De la BIBLIOTECA SOL Y SOMBRA. VOLUMEN XII. ANTONIO CARMONA (EL GORDITO). Editado en Madrid, 1908., he seleccionado los siguientes comentarios:


 "(Pg. 8)……..Pronto se hizo notar entre los demás de sus compañeros de aprendizaje, por su edad, por su figura, que le valió el sobrenombre de el Gordito, y por su destreza, ligereza, gracia y habilidad, para burlar las acometidas de los toros………..(Pg. 10)…….Se presentó en la plaza de Madrid, formando parte de una cuadrilla de pegadores portugueses, en Octubre de 1852………(Pg. 18)……En 1854 salió Antonio en la plaza de Sevilla, en la que lidió y mató un torete con mucha desenvoltura y notable gracia……….(Pg. 14)…...A su toreo de capa imprimió una marca especial, en la que campeaban la elegancia, la habilidad y la precisión………(Pg. 18)…..Antonio figuró como banderillero del célebre y valeroso espada Manuel Domínguez, de cuyo toreo nada tomó, porque era antítesis del que a él le era peculiar…….Sin embargo, en aquella cuadrilla perfeccionó el conocimiento de las reses………(Pg. 19)……El público fijó en él su atención por el desembarazo y frescura con que ejecutaba las suertes de banderillear………(Pg. 24)…..Antonio Carmona, que había visto en Portugal quiebros, cuarteos y cambios, que nadie ejecutaba en España con toros sin enfundar ni embolar las astas, comprendió, desde luego, que aquel que hiciese esto se distinguiría entre todos sus contemporáneos………(Pg. 25)…..En el mes de Abril de 1858 practicó en Sevilla, públicamente, la suerte de banderillear al quiebro, que ejecutó con gran precisión y produjo gran polvareda entre los espectadores……….. Gordito ganó más dinero con la ejecución del cambio o quiebro, que los mejores matadores de aquellos tiempos…….Causaba asombroso efecto ver a un hombre en el redondel con las manos atadas, con grillos en los pies, o éstos sobre un pañuelo o dentro de un aro pequeño, llamar la atención de un toro, dejarle llegar, inclinarse a un lado y, sin mover los pies, darle salida por el mismo lado de la inclinación, clavándoles los palos, cortos muchas veces, y quedarse con los brazos cruzados, aguardando el aplauso seguro de todo el público, que se lo tributaba con verdadero entusiasmo……….(Pg. 27)……En la corrida celebrada en Madrid el 20 de Octubre de 1861……., al lidiarse el quinto toro, de la ganadería de D. Vicente Martínez, ejecutó el Gordito difíciles cambios o quiebros, y puso banderillas en silla, causando su ejecución tal efecto, que durante muchos días no se habló de otra cosa………(Pg. 28)…..El cambio o quiebro no puede compararse con las osadías de Martincho, (Pg. 29) con las temeridades de Panchón y el Morenillo o con los arrojos irreflexivos de Juan Lucas y de Pepete, como aseguraba el Sr. Velázquez y Sánchez……..(Pg. 30)……Engreído Antonio Carmona con los éxitos extraordinarios que los públicos le tributaban, se excedió no pocas veces en los límites de la conveniencia, dando margen a que Pepete, ocupándose de las variaciones y modos que introdujera en la suerte, dijese: “Eso ya no es torear, sino hacer títeres con los toros”……El Gordito no tuvo rivales como banderillero. Con bregar corto, franco y desenvuelto, sin habilidades extraordinarias, se colocó por cima de los más aplaudidos…………….(Pg. 33) Tomó la alternativa en Córdoba en 1862 y la confirmó en Madrid, de manos de Cúchares, el 5 de abril de 1863……………(Pg. 46)……El Gordito que, como banderillero, no sólo en la suerte que tantos lauros alcanzara, sino en todas las de clavar los palos, llegó a una altura que pocos consiguieron, como espada, siendo de los de primera línea, no alcanzó igual nombradía……..Hijo, tal vez, de su temperamento y de su mucha agilidad, su toreo era alegre y pecó de poco sentado…….El capote y la muleta los manejó con mucha habilidad y lucimiento……..No diremos que tenía el clasicismo que algunos aficionados hubieran querido; pero sí aseguramos que era vistoso, elegante y de mucha defensa. Daba a los toros la lidia que requerían, y por (Pg. 47) esta causa se hacía pronto con sus adversarios…….En el momento de clavar los estoques era de los que cumplían, y se hacía aplaudir porque se adornaba para tapar alguno de los defectos que son propios a todo el que ha figurado en primera línea como banderillero. A veces se salía de la recta y marcaba demasiado cuarteo al meter el brazo, y otras consumaba la suerte como prescriben todas las tauromaquias………..Su toreo era especial………Para el personal de su cuadrilla, más que un jefe, era un protector, un padre……..Y fue lástima, como escribía el distinguido escritor Sr. Sánchez de Neira, que un torero de sus circunstancias y conocimientos (Pg. 48) no fuese tan querido del público madrileño, como lo era de la generalidad de los de las más importantes plazas de la Península………..Como años después ocurriera con Rafael Guerra, Guerrita, sucedió con el Gordo cuando figuraba de banderillero…….Le llovían los ajustes y ganaba más que muchos de los espadas de su época…….Unas veces se le ajustaba con el jefe de cuadrilla en que figuraba, y las más de ellas solo para que ejecutara la suerte de banderillas en silla, o quebrando, suerte que no sólo causaba la admiración de los espectadores, sino un entusiasmo indescriptible."





Cossío escribe:

 "Debo hacer notar que, si bien la novedad y lucimiento del cambio le coloca en posición excepcional entre los banderilleros de su tiempo, aun sin esta habilidad se le consideraba sin competencia entonces. En la brega, por su inteligencia y soltura, era extraordinario, y poniendo banderillas en todas las formas conocidas resultaba inimitable....................Gordito es un torero que, pese a la actitud despectiva con que en su tiempo le miraron los presumidos de inteligentes, tiene una influencia notabilísima en la evolución de la lidia. Capitalmente por la invención de su famoso quiebro, que imprimió un carácter especial a su toreo, que si se le llamaba ventajista, y acaso sin injusticia, no por eso dejaba de tener un interés técnico de primer orden. El torear, como dicen, fuera de cacho; el alejar del cuerpo las reses en su acometida para volverlas a recoger, hecho con el engaño, como la hacía a cuerpo limpio, es ardid de torear que, aún hoy, no ha perdido imitadores y del que no podrá prescindir el que estudie la técnica torera. Pero no parece que todo era ventaja en el toreo de Gordito, sino que, aunque no lo prodigara, sabía practicar el toreo de tradición más severa"

"El día 19 de abril de 1858, en la plaza de Sevilla, Antonio Carmona (el Gordito) practica por vez primera una suerte hasta entonces desconocida. A cuerpo limpio y a pie firme cita al toro, y al llegar éste a jurisdicción, ante un ademán del diestro de dirigirse hacia un lado, tuerce o quiebra el toro su viaje, y pasa ceñidamente junto al toreo, que no ha variado su posición primitiva"


F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:

"El Tato "mataba más" que el Gordito.............No vaya a creerse que el primero fue un estoqueador fulminante y seguro. La misma campaña de competencia álgida nos lo demuestra; no fueron muchos en verdad los toros que rindió la espada del Tato a la primera y sin puntilla. Su volapié tenía personalidad, elegancia y visualidad, al decir de sus contemporáneos; pero aún en él era desigual, y algunas veces torpe.............Mas, de todos modos, como matador no cabe comparación con el Gordito, que era la ineptitud misma (en la suerte suprema)...................Se ve también que el Tato llevaba ganada la partida a su contrincante antes de pisar la arena de la plaza, algo de lo que luego le ocurrió a Lagartijo con respecto a Frascuelo. Por su gallarda figura y su simpatía, por sus esplendideces y su don de gentes, formó a su alrededor un partido numeroso, que le admiraba en la calle y le aclamaba con delirio en la corrida"

José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"A El Gordito más de un crítico y más de un tratadista lo han presentado poco menos que como un titiritero. Pero Antonio Carmona tiene un sitio importante en la historia.............Es la personificación del moderno arte de banderillas.................Es él quien integra en definitiva el conjunto del toreo, la arquitectura de la lidia, dando jerarquía al segundo tercio, que hasta entonces  venía siendo como la cenicienta del espectáculo, un intermedio abandonado -salvo por excepción- a los chulos de a pie...............Hasta que llega Antonio Carmona. Y, al utilizar el mecanismo del quiebro para clavar las banderillas, crea una suerte que deslumbra a los públicos, pero sobre todo tiene la importancia histórica de dar categoría a la labor de banderillas, integrando en definitiva la lidia..........Es con Antonio Carmona con quien de verdad se articula la lidia en tres tercios.................  El Gordito es una figura originalísima desde el punto de vista histórico. Es el único torero que ha logrado estar en primera fila exclusivamente por su labor en banderillas"

"El Gordito empieza por hacer el quiebro sin banderillas, a cuerpo limpio, con el puro mecanismo de la burla. El 19 de abril de 1858 lo da a conocer en Sevilla, entre el entusiasmo de casi todos. Los viejos aficionados adujeron que aquello era un acto mecánico y circense, no una suerte del toreo. Aquellos aficionados tenían razón. Pero la cosa cambió cuando El Gordito toma las banderillas y el 24 de junio de 1858, en la plaza de Jérez de la Frontera, clava el primer par al quiebro de que se tiene memoria. Aquello es ya una suerte del toreo que exige una coordinación perfecta de distancias y velocidades, un movimiento graduado (el tempo de la suerte) para reunir casi matemáticamente con el toro, y clavar con esa precisión de donde nace la belleza....................Fernández de Heredia señala que Carmona (en el par al quiebro) no sacaba la pierna del lado de la salida, sino que permanecía con los pies juntos. Tenía que enmendar todo al quiebro de cintura, al juego de la cadera, al movimiento lateral del torso, primero de avance y después de retroceso, para dirigir y burlar la acometida"



Según Néstor Luján:

"En Madrid, en 1857, sorprendió su estupenda facilidad en sesgar a los toros por ambos lados y en colocar pares de rehiletes a la topacarnero, suerte hoy absolutamente olvidada.......................Practicó infatigablemente todas las suertes, y prosiguió su estudio de las condiciones y posibilidades extremas de la agilidad y el juego del engaño en la lidia. Gran aficionado a la gimnasia, acudía a las escuelas y gimnasios de Sevilla...................Por otra parte, en una excursión que hizo a Portugal conoció muy de cerca todos los riesgos, amagos y filigranas de los lidiadores portugueses....................Así, pues, se practicó en una figura que había imaginado, que era el quiebro a cuerpo limpio en la suerte de banderillear, esperando al toro y señalando la salida con el pie.......................Lo ejecutó por primera vez ante el público en la segunda corrida de abril de 1858, y obtuvo un éxito de apoteosis. En Madrid, ejecutó por primera vez el quiebro a pie firme, y también sentado en una silla, en la tarde del 20 de junio de 1862.............................A partir de aquel instante, y dominando absolutamente la suerte, se excedió en practicarla, y llegó a hacer cosas literalmente increíbles. Ejecutaba el quiebro metidos los pies en un aro, en la aleta de un sombrero de copa, atándose las manos con un pañuelo, amarrándose con grilletes las piernas como Martincho y cometiendo toda suerte de extravagancias. Inventó luego el cambio sentado en una silla frente al toro, cosa que nadie practicó con la serenidad que él, como no fuera Rafael el Gallo en las tardes inspiradas................................Si como banderillero no ha tenido otro rival que Chiclanero y Joselito, como torero Antonio Carmona dejó mucho que desear. Fue su lidia la que se ha dado en llamar el toreo movido, bailarín y hormigueante de pies que cansa y enerva a los toros........................Con la espada cuarteó mucho, y en Madrid, donde toreó en su dilatada vida torera cerca de ciento veinte corridas, por estas considerables deficiencias, no agradó casi nunca su trabajo"

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

"Antonio Carmona Luque (el Gordito), hermano de los matadores José y Manuel...................Hijo de un vendedor de pan del barrio de San Bernardo en Sevilla..................No del todo comprobado parece que a los doce años mató su primer becerro, ya con el apodo de el Gordito...................En Madrid sorprende su destreza  como banderillero en 1857.................sobresaliendo en los pares al sesgo y a topacarnero. Al año siguiente los sevillanos le ven por primera vez el quiebro a cuerpo limpio el 19 de abril. El 3 de mayo del mismo año en corrida que presiden los duques de Montpensier cita al toro a la salida del toril, arroja el capote y espera con los brazos cruzados a la res para quebrar en la cabeza y arrancarle la divisa y ofrecérsela a los duques. Su fama crece rápidamente. El cordobés Pepete se enfada: "Eso no es torear; eso es hacer títeres".................La verdad es que su aprendizaje del toreo portugués y la afición a la gimnasia, le dieron unas facultades físicas nada comunes. Llegó a banderillear teniendo entre los pies a su hermano tumbado en la arena.....................A "porta gayola", con los pies en un pañuelo, sentado en una silla, nada tenía dificultades para el Gordito, que hacía vibrar los tendidos con tanto alarde nuevo. En su competencia novilleril con el Cuco llegó a banderillear al quiebro con los pies amarrados (a lo Martincho).....................Logró doctorarse en Córdoba el 8 de junio de 1862 y confirmó la ceremonia en Madrid el 5 de abril de 1863, de manos de Cúchares.........................El Gordito era un gran heterodoxo y un gran torero con personalidad definida. Técnicamente introduce en el toreo el quiebro; no sólo con las banderillas, sino como ingrediente en los tres tercios, formado parte de la concepción de la lidia......................Lo suyo era siempre espectáculo, alegrías y adornos. Lo que se viene llamando "escuela sevillana" está muy cerca de su concepción del toreo. Lo de "mirar al público" tiene en Carmona un precursor...................El Gordito pareció dejar sentado que no había torero completo si no dominaba todos los tercios. En el de banderillas fue el primero de su tiempo y han existido pocos que le hayan aventajado.......................Se retiró y gozó del respeto de los taurinos durante muchos años..................Tuvo ocasión de dar clases de toreo de salón y en tentaderos a José Gómez (Gallito) cuando éste empezaba"


El mismo Fernando Claramunt, en su Historia del Arte del Toreo, escribe:

"Desde 1862 suena mucho en las Andalucías el nombre de Antonio Carmona y Luque, de apodo "El Gordito", de la familia taurina de los "Panaderos", vendedores de pan en el sevillano barrio de San Bernardo. Llegó a banderillear teniendo entre los pies a su hermano acostado en la arena. En Sevilla quiso hacerlo con la espalda apoyada en el cuerpo de sus hermanos, metidos en un aro. A porta gayola, con los pies en un pañuelo, sentado en silla, nada tenía dificultades para este banderillero sorprendente.........De novillero ponía banderillas con los pies atados (a lo Martincho). Después de parear sentando en silla, colgaba la montera en ella y se iba al paso. Su nombre se anunciaba en los carteles con letras mayores que los demás lidiadores. Su hermano José le cede un toro en Madrid el 26 de agosto de 1861, al cual mató después de una gran faena durante la cual se entretuvo colgando de los pitones los sombreros que le lanzaba el público. Quiso Antonio tomar una verdadera alternativa de manos de "Cúchares" en Sevilla, pero no lo consiguió, aunque el señor Curro no tuvo más remedio que darle la confirmación en Madrid el 5 de abril de 1863, en tarde muy lucido para el toricantano. "El Gordito" le dio ocho pases naturales al toro de la ceremonia, cinco con la derecha y cuatro por encima de la cabeza. Mató de una estocada arrancando y descabelló a la primera. Gran ovación y suelta de palomas en su honor. Era testigo, y muy pensativo, "El Tato"...........¿Qué trajo "El Gordito"? Llega con cosas nuevas. No todo era jasé títeres (que decía "Pepete"). Fue uno de los grandes heterodoxos del toreo en los tres tercios. Le gustaba lidiar a cuerpo limpio, pero sabía manejar la capa y muleta con verdadero arte y gracia, dentro de un concepto muy sevillano del toreo. Trajo variedad y espectáculo. En opinión de don Manuel Bienvenida "El Papa Negro", la influencia positiva de "El Gordito" se ha dejado sentir con fuerza a lo largo del siglo XX en diestros españoles y americanos. En el siglo XXI sigue vigente su arte" 



El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:

"Después de Cúchares y El Chiclanero, es decir, durante los años sesenta, son dos sevillanos los que dominaron la tauromaquia: Antonio Sánchez, El Tato, y Antonio Carmona, Gordito. Gozaron de una popularidad comparable a la de sus predecesores, mantuvieron también una feroz competencia hasta que la grave cogida que sufrió El Tato el 7 de junio de 1869 puso fin a su carrera. Este último tenía un valor sin límites y manejaba el estoque con habilidad y rapidez. Especialmente preocupado por su apariencia, usaba trajes de luces muy suntuosos, su escaso dominio de la muleta hacía que su toreo resultase excesivamente movido. Gordito, por su parte, era un extraordinario banderillero, que causaba sensación con sus pares al quiebro. En su toreo daba riendas sueltas a su imaginación pero mataba muy mal. El público disfrutaba azuzando la rivalidad entre estos dos hombres, sobre todo entre 1865-69, pero los enfrentamientos entre sus respectivos partidarios degeneraron: de los insultos y puñetazos, pasaron a los navajazos. Gordito, muy apreciado en Andalucía, fue siempre duramente tratado en Madrid, donde le solían recibir son silbidos y tirándole tomates y todo tipo de cosas.........................A pesar de sus espectaculares manifestaciones, la competencia entre El Tato y Gordito no había sido capaz de tapar las limitaciones artísticas de estos dos hombres ni tampoco sus debilidades técnicas. Su rivalidad no pudo hacer olvidar a los aficionados aquella otra mucho más apasionante que durante algunos años había enfrentado a los partidarios de Cúchares con los de El Chiclanero"


Federico Alcázar, en su libro Tauromaquia moderna, publicado en 1936, escribe:
“Creo que el hecho de dominar unas suertes y otras no, es una cosa intuitiva, una disposición innata que trae el toreo para hacer una suerte con más facilidad que otra. Así se decía del "Gordito" que traía "hecha”-por la pasmosa facilidad con que la ejecutaba-la suerte de banderillas al quiebro, y "deshecha" la suerte de matar. En cambio, del "Tato" se decía lo contrario.”


“El “Tato” es la novedad, la juventud, la gracia y, a la hora de matar, la verdad. No practica la suerte de recibir, aunque algunas veces la ejecuta a la perfección, según el testimonio personal de Sánchez Neira, que le vio recibir un toro a toda ley en Albacete; pero arranca a volapié con tan singular arrojo y ejecuta la suerte con tanto arte y gallardía, que parece suerte nueva. Y lo es, en efecto. Sobre todo sus volapiés en las tablas tienen un sello personal que le hacen famoso. Y cuando el “Tato” está en su apogeo llega el “Gordito” y se consuma la revolución. El “Tato” y el “Gordito” representan el período de transición entre la época clásica de Montes y el “Chiclanero” y la neoclásica de “Lagartijo” y ”Frascuelo” Período en que se rompe la tradición y las suertes se practican como las concibe el que las ejecuta. Los volapiés del "Tato", los pares al quiebro del "Gordito", los adornos de los dos y las pinturerías de Cúchares, que, aunque está en el ocaso de su carrera, todavía le sobra astucia para compartir los aplausos con la pareja, llenan este periodo de la historia del toreo.”


Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:

“Figura interesante en la historia de la Tauromaquia la de Antonio Carmona. Como tenía dos hermanos toreros, José y Manuel, “distinguidas” medianías en el arte, sintió también decidida afición. El mayor le sometió a varias pruebas, y viendo en él “madera”, le incorporó en cuanto tuvo edad a su cuadrilla………..Contratados José y Manuel para Portugal, llevaron con ellos a Antonio. Alli permanecieron bastante tiempo, y el “Gordito” pensó que los quiebros a cuerpo limpio que daban a los toros los diestro lusitanos, serían de gran efecto aplicados a los rehiletes. Y como lo pensó lo hizo en cuanto regresó a la patria, con tan brillante acierto, que armó una verdadera revolución entre los aficionados de 1858. Se hizo popularísimo; de todas partes era solicitado Antonio, pues en España entera había grandísimo interés en verle ejecutar aquella sorprendente suerte que él atribuyó a su invención. Realmente, eran tan limpios, tan precisos, tan gallardos y tan emocionantes los pares al quiebro de el “Gordito”, que su nombre se anunciaba en los carteles con letra mayores que los espadas; cobraba más que éstos, y su presencia se hizo indispensable en toda corrida de fuste…………….Aunque el “Gordito” carecía de algo primordial en aquellos tiempos –el valor y arte necesarios para matar los toros a la perfección-, por su toreo alegre, movido y gracioso con capa y muleta y, sobre todo, por su extraordinaria manera de banderillear al quiebro, se colocó rápidamente en primerísima fila. Fue celebérrima la competencia que mantuvo con “El Tato” –torero más seco, pero mucho más valiente y mejor matador que él- y produjo tan inusitada pasión entre los aficionados, que en numerosas corridas en que alternaban ambos rivales la fuerza pública tenía que intervenir para evitar verdadera batallas en los tendidos y……..fuera de ellos. Ido de los ruedos “El Tato”, por su desgraciado percance en la plaza madrileña, el “Gordito”, que no se paraba en barras, intentó competir con el gran “Lagartijo” nada menos, y, naturalmente, fracasó en su empeño. Sin embargo, durante los veintisiete años que estuvo en activo como matador de toros, toreó muchísimo y a buenos precios, siendo considerado bastante tiempo como primera figura del toreo”



"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:





"(Pgs. 73 a 75)…….Una larga temporada que permaneció en Lisboa, le permitió fijarse en los quiebros a cuerpo limpio que daban los toreros lusitanos; germinó en él la idea de realizar tales quiebros con las banderillas (suerte que, aunque no era original, pues ya se practicaba en el siglo XVIII, pareció de nueva creación por ser desconocida de los aficionados de entonces), y al ejecutarlos por primera vez en Sevilla en el mes de abril de 1858, promovió un entusiasmo delirante……….Su popularidad a partir de entonces fue inmensa; le buscaban en todas partes; le anunciaban en los carteles con letras más grandes que a los matadores; cobraba por su trabajo más dinero que el que percibían los espadas con quienes toreaba, y al contratarle exigía a las Empresas el ajuste de sus hermanos como estoqueadores………Su hermano José le dio la alternativa en Córdoba el 8 de junio de 1862, doctorado que le confirmó Cúchares en Madrid el 5 de abril de 1863 al cederle el toro Corzo, colorado, de doña Gala Ortiz…………Todos los historiadores convienen en que el Gordito cometió una gran torpeza provocando, de manera bien ostensible, en Madrid, la rivalidad con el Tato, diestro que disfrutaba de una corriente avasalladora de simpatías. Le arrojaron de allí el año 1868, sirviendo de pretexto ocasional la derrota grande que sufrió el 12 de julio con el toro Mariposo, de Aleas; inválido el Tato, incurrió en la equivocación de querer competir con Lagartijo, ídolo de los madrileños y superior a él………Su fuerza partidista estuvo en Andalucía, y tarde hubo, como la del 12 de julio de 1868, en Cádiz, en que, alternando con el Tato, le echaron al ruedo hasta poesías………..Antonio Carmona tuvo un conocimiento grande de las reses, se adornaba mucho con el capote, las banderillas y la muleta, hasta el extremo de pecar su toreo de excesivamente barroco; pero cuando le salía un toro a su gusto –cosa que ocurría de higos a brevas-, nadie le superaba manejando el rojo engaño. Su punto vulnerable fue el manejo de la espada. Que como torero era superior al Tato, no ofrece discusión, y nadie puede negarle el título de “maestro”……..Se retiró rico, y su vida ordenada y la templanza en sus costumbres le dieron como premio la longevidad."








Robert Ryan, en su libro El Tercio de muerte, escribe:



"Antonio Carmona (el Gordito), el maestro del quiebro en la suerte de banderillas, con la muleta fue, en los cambios y adornos, un continuador de la escuela de Cúchares



El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:



"Antonio Carmona ("Gordito") armó una revolución con la suerte del cambio que practicó en Madrid en la corrida verificada el 20 de octubre de 1861, efectuándola en silla. En pie lo hacía de manera tan extraordinaria, que en cierta ocasión el marqués de Salamanca le tiró dos puros envueltos en un billete de mil pesetas, y el matador, a su vez, le correspondió con una corrida en los Viveros, alternando con Cayetano Sanz y Manuel Carmona"


1 comentario:

  1. Una informacion sobre tauromaquia fabulosa. He intentado localizar a un subalterno llamado Currito Tenreiro que era de Almonaster la Real y solo he encontrado a un Currito en la cuadrilla de El Gordito. Podría enviarme a mi correo zancolin29@gmail.com algun dato sobre este personaje. Gracias y un saludo.

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