EL TOREO DE RAFAEL EL GALLO VISTO POR
PACO MEDIA LUNA
. Su manera de torear, cuajada de
improvisaciones y de gracia: «Las dos
faenas que realizó, su manera de torear, cuajada de improvisaciones y de
gracia, todo lo que llevó a cabo en la lidia de sus toros, fue sancionado por
el éxito y el entusiasmo del público, que debió sentirse satisfecho de haber
realizado un sacrificio pecuniario, solamente por ser testigos de una de las
mejores tardes del gran torero»
. El entusiasmo del público: «Todo lo que llevó a cabo en la lidia de sus
toros, fue sancionado por el éxito y el entusiasmo del público»
. Su temperamento especial: «Ayer, por esos caprichos del temperamento
especial de este artista, no hubo temores, ni fugas, ni nada que anunciara
indecisión»
. Su toreo, clásico y modernista: «Fue un toro clásico y modernista, serio y
alegre»
. Un torero pusilánime… Un toreo valentísimo: « ¡Oh, el Gallo! ¡El
pusilánime Gallo! bravo como Roldán, ¡qué bien estuvo!... Jamás se rio
tanto de las dimensiones de las cornamentas […] «No hubo lidiador ni en la exaltación de la fantasía popular, ni
se vio nunca en la tranquila superficie de una pandereta, torero más arrimado a
un toro que lo que estuvo ayer este diablo de miedoso incomprensible» […] «Fue un toreo valentísimo
hasta dejar a la persona a merced del
toro, quitando rápidamente la muleta y dejando ver el cuerpo a las dos reses»
. Con moverse, hace un cuadro: «Con mover su capote, da un rasgo de vigor al
aire; con moverse, hace un cuadro; el rojo de su muleta parece más vivo
brillando en sus manos»
. Desplantes de no elegida plasticidad: «Solo,
poniendo cátedra, haciendo un verdadero mosaico de cosas buenas, de movimientos
bellos, de artísticos desplantes de no elegida plasticidad, nos asombró... »
. Este sí que es un fenómeno: «Este sí que es un fenómeno… Su
grandeza se impuso, sofocando el ansia de censuras. ¡No cabe más! Hasta con las
banderillas estuvo colosal... y el público le sacó en triunfo de la plaza por
la puerta de Madrid» […] «Si hay un genio en el arte de lidiar toros, es él, no cabe duda
. Se le exige todo: «Gallo, este torero peregrino a quien se le exige todo, porque todo lo
puede dar, está un poco agotado físicamente… Gallo no es el torero cuco que
algunos suponen, sino un torero que hace más, mucho más de lo que puede,
valiéndose de su arte supremo»
. Este es el Gallo: «¿Estuvo
bien? ¿Estuvo mal? ¡Estuvo mal y bien!, pero este es el Gallo»
[…] «¡Qué pases! ¡Qué elegancia la suya y cuánta sencillez… Luego se
reveló Rafael el Gallo: de pronto, un
conato de huida… tres pases superiores naturales, erguido, con el tipo del hombre
que desafía y burla, no convertido en sacacorchos» […] «El Gallo,
como siempre, engañándonos, comiéndose al principio a su toro para huir luego
en gentil huida, enmendando al punto con un inesperado pase de pecho colosal o
algún recurso artístico de los que él guarda en la maleta de su inspiración
inagotable» […]«¡Venga!
¡Venga el Gallo! y se lo pasaremos
todo, aunque nos engañe; porque, señores, en el tiempo que él ha estado
ausente, la verdad es que no hemos visto más que parodias de faenas realizadas
por buenos mercaderes, siempre con prisa de ir del uno al otro mercado»
[…] «Es el mismo
que al saltar la barrera huyendo de un toro en descompuesta fuga, encuentra en
el callejón a un empresario que le contrata por lo que quiera, para unas
cuantas corridas más»
. Sus desigualdades extemporáneas: «Su
mérito, su valor innegables, llevan siempre a la zaga sus desigualdades
extemporáneas» […] «Hay que
transigir benévolamente con sus cosas para verle bien una vez en una
temporada, y aun así, no estamos seguros de que no ponga en nuestro entusiasmo
y buena fe la mitad del éxito» […] «Rafael, si fuera escultor, haría pucheros de barro y verdaderas
filigranas de arte» […] «Rafael es un gran torero, pero
ayer distó muchísimo de merecer elogios»
. Indignación y perdón inmediato: «Entre
Rafael y el público hay un convenio mutuo de falta y enmienda, de indignación y
perdón inmediato. En cuanto el madrileño está cobardón, el público grita ¡que
se vaya!; pero la empresa le anuncia para la corrida siguiente, y el público llena las localidades. El
secreto es, que vale más un solo movimiento de su muleta, que todas las
filigranas que en los demás se ven»
. Como el otro Rafael: «Es
una especie de reproducción del otro Rafael, de aquel otro moreno cansado, que
con el capote al brazo y la mano sobre la cadera, fijaba en la retina una
imagen inolvidable de elegancia»
.
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