RAFAEL EL GALLO VISTO POR ALEJANDRO PÉREZ LUJÍN (DON PÍO)
. ¡Viva tu pajolera
gracia!: «… Y los ¡Viva tu pajolera gracia el
graderío! » […] «Vaya pajolera gracia en los quites, y
salsa, y arte, y gracia y gitanería en la faena» […] «Fue una faena del Gallo, un portento de
gracia, un prodigio de torería» […]«Pases dados con arte y gracia […]«Con un temple exquisito, con una gracia rafaelina»[…] «… con la belleza y la gracia de su arte […] «Toreó con finura, gracia y arte» […] «Sí hubo alegría, gracia y detalles pintorescos» […] «Hay en el toreo del Gallo una
serenidad, un reposo, una gracia que rinden al más duro de convencer» […] «…pero sí gracia personalísima, única,
sin igual» […] «Cuando el Gallo se
retire se irá con él toda la gracia y la belleza del toreo»
. De un modo u otro divierte: «De un modo u otro divierte. Por lo
menos le debemos la visión de otro toreo. El toreo variado, vivo, alegre,
pintoresco, que es el toreo y que no nos quieren dar» […]«Se reía el público, se reía mucho» […] «No es torero bullidor, de colorines,
ni de alegrías… pero es el más alegre de todos»
. Y enardece a las masas: «El Gallo fue el único, ¿cómo no? que acertó a enardecer a las masas» […] «La faena de muleta llevó al colmo el entusiasmo del público, enloquecido con el arte del maestrazo»
. Su gitanería: «… Y gracia y gitanería en la faena» […]«Fue el Gallo gracioso, gitano» […] «Al verle torear alegre y gitano por verónicas, navarras y largas» […]«Tiró con toda su gitanería aquella larga afarolada» […] «… Y saliendo garbosamente, gitanamente»
. Siempre está inventando: «Se le ocurren de pronto las cosas y
las hace? ¿Espontáneo? Pues espontáneo. El inventa, repentiza; nunca sabe usted
lo que va a hacer, ni creo que él tampoco» […] «Pases que la inspiración le hizo
inventar en el momento» […]«Preciosos quites allí inventados» […] «Y Rafael, romántico, sin acordarse de reglas ni carambainas, repentizaba
cuanto le venía en gana y toreaba como le salía de la empingorotada cresta» […]«Los grandes toreros son los que han
inventado alguna suerte o lance, o han dejado un estilo bueno y legítimo con su
sello personal… Pues Gallito tiene
suyas la larga cambiada por arriba, afarolada que dicen los técnicos; el pase
de molinete ayudado; el que inicia ayudado y concluye en natural; el de la
muerte; y en cosas de vistosidad, pero de menos importancia, los pares de
trapecio… y ¿qué sé yo que más, si, como los chicos traviesos, siempre está inventando?»
. Todo nuevo, inesperado… distinto: «En este artista genial el toreo es algo nuevo, inesperado y distinto
de lo que es en los demás» […] «Todo nuevo, inesperado, gracioso,
bello. ¡¡Rekikirikí! » […] «Él es siempre lo nuevo, lo inesperado»
. Sus genialidades, sus ocurrencias: «Todo se lo perdonamos a Rafael. Que
toreara por la cara, que estuviera fuera de cacho…
Todo, en gracia a sus desplantes, a sus genialidades, a sus ocurrencias» […] «¿Hubo faena? No. Ni un pase como mandan los cánones, pero, en cambio, sí
hubo alegría y gracia y detalles pintorescos, que despertaron entusiasmos» […] «Era el Gallo; era Rafael aquel
torero que se tomaba el trabajo de arrancar una banderilla del marmolillo que
tenía delante después de cada trapazo. Y él, gracioso siempre, no se conformaba
con arrancar la banderilla y arrojarla lejos, no, sino que con ella en la mano
daba un paseo hasta la barrera, para volver a la cara del animal. Y así, una
vez y otra» […] «De pronto desafiaba con la muleta al
toro, y cuando se le arrancaba apoyaba la mano en el testuz, lo detenía, como
si fuese un hipnotizador, y luego lo acariciaba pasándole lentamente la mano
por la cara desde el testuz al hocico».
. Se arrojó al callejón: «Al tercer toro, bravo, noble y suave, el que tomó ascos porque tenía cuernos, le tiró el estoque, así, tirado como quien arroja una piedra a un perro molesto, y en seguido se arrojó el torero al callejón» […] «Su primer toro era fácil y suave; pero él le tomó repugnancia y ¡vaya no arrimarse y espantarse» […] «Salió el toro con él y Gallito traspuso la valla»
. Arte en los brazos: «Lo que le falta de poder en las
piernas para correr y bullir, le sobra de arte en los brazos, de agilidad en la
cintura y de ciencia para conocer al enemigo y manejarlo a su antojo y como el
arte manda: toreando, no dejándose torear» […] «Yo toreo con los brazos porque no
puedo valerme de las piernas. Pero, aunque pudiera, seguiría toreando lo mismo,
porque en el toreo no son los pies los toreros, sino los brazos…»
. Hermosas verónicas: «Hermosas verónicas que sirvieron de obertura» […] «Aquellas verónicas excelentísimas» […] «Veroniqueó muy bien y en tres o cuatro ocasiones más que superiormente» […]«Dio una verónica suprema»
. Preciosos quites: «Preciosos quites allí inventados» […] «Hizo quites lucidos» […] «Hizo quites primorosos, casi todos con largas» […] «Vaya pajolera gracia en los quites»
. Aquella portentosa larga: «Se hablaría sólo de él, merced a aquella
portentosa larga» […] «Allí Rafael, con sus largas únicas,
que a un tiempo parecen tiradas por la mano de Guerrita, de Lagartijo y
por la suya» […] «Dio una larga cambiada, luego la
afaroló y remató la suerte hincado de rodillas, de espaldas al toro, tan metido
en los pitones, que creímos que allí lo traspasaba» […] «Dio una soberbia larga cambiada de rodillas, que es acaso la mejor que he
visto» […] «Tiró con toda su gitanería aquella larga afarolada y la otra por bajo» […] «Hubo, sobre todos, una larga cambiada, afarolada, de Rafael, obligando
muchísimo al toro, aguantándole mucho… y saliendo garbosamente, gitanamente»
. Asustante pase de la muerte: «Y la Plaza se estremeció de miedo
hasta más debajo de sus hondísimos cimientos ante aquel ceñidísimo, asustante,
pase de la muerte con que comenzó la faena. Fue una cosa imponente»
. Aquella muleta mágica: «Aquella muleta mágica, elegante y
pinturera llevaba y traía al asombrado toro por donde le daba la gana» […] «Una maravillosa faena de muleta, a un tiempo clásica y romántica, en que
iban mezclados los pases de más pura tradición con los que la inspiración le
hizo inventar en el momento» […] «La faena de muleta, colosal,
asombrosa, soberana» […]«Y siguió con un natural bueno, ligado con otro mejor, que ligó con otro
superiorísimo, enorme, inconmensurable, con un temple exquisito, con una gracia
rafaelina»
. El tío de la calva es único: «Es único… El tío de la calva es único. El Gallo es de otro modo que los demás; otra cosa. Es de otra raza» […]«Este torero singular, único» […] «Este hombre singular, que tiene la tozudez de sobrevivirse. Y lo logra» […] «El hombre es un tipo singular. Mentiría se te dijese que he penetrado en
su interior hasta conocerle. Gallito
es impenetrable» […] «El torero más extraordinario que se
ha conocido. Lo motejan de cobarde y estremece la plaza con su insuperable
valentía; le acusan de pincha ratas y asombra a los ligeros de juicio demostrándoles
que es uno de los pocos que poseen el secreto del estilo clásico y bello de los
contados grandes artistas del volapié»
. ¡Ahí va un torero!: «A Rafael le viste usted de fraile, le echa la capucha, y en cuanto sale andando, dice todo el mundo: ¡Ahí va un torero! Porque tiene tan metida en la sangre la torería, que ni vestido de fraile la puede disimular» […] «Gallito no es más que torero… Cree Gallito que el torero no debe tener otra preocupación que su arte, en la plaza y fuera de ella, y dentro y fuera ser torero y sólo torero, y parecerlo además… Gallito es eso: torero. Es inútil buscar en él otra cosa; el torero absorbe al hombre»
. Hombre de leyenda: «Rafael es el hombre de las leyendas…
-¡Oh, el cante! El cante le trae loco… Y ni canta, ni toca, ni baile, ni bebe,
ni juega, ni se juerguea. Como un cronómetro, esté donde esté, a las doce en
punto de la noche, se levanta, se despide y se va para la camita. Esta del
método en las horas de descanso es la única prescripción facultativa que
atiende… Rafael no es aficionado al cante, ni puede serlo, porque tiene peor
oído para las cosas de solfa que un sordo. Desde su más tierna infancia mostró
esa buena disposición…»
. Metido en los mismísimos pitones: «Faena de muleta metido en los
mismísimos pitones, toreando en donde no ha toreado nadie» […] «El torero, que cuando le da la gana, torea más cerca… ¿Hay modo de
meterse más en los pitones? » […] «Habrá quien se arrime tanto como
Rafael Gómez al miureño, pero más, ni un loco»
. ¿Gallito es miedoso?: «Cuando se le ve tirarse de cabeza al
callejón, abandonando en la fuga muleta y estoque, se inclina uno a contestar
afirmativamente. Mas qué decir cuando a renglón seguido le vemos meter al toro
la muleta en el hocico y al torero que acaba de dar esa huida colocarse a dos
dedos de los pitones? ¿Cómo compaginar estas dos acciones extremas ejecutadas
en el mismo segundo?» […] «El Gallo no es supersticioso…
Ni bichitos, ni tuertos, ni jorobetas. Ni siquiera le inspiran miedo los
usureros. Como que todo se lo reserva para la Plaza»
. ¡Será torpe!: «Gallito no cuenta sus cogidas graves por
docenas. Es su defecto. Él es un torero que burla a los toros con la muleta o
el capote, y no se deja coger. ¡Habráse visto!... Las cicatrices de Gallito no llegan a la media docena.
¿Será torpe?»
. Sublime o deplorable. Cumbre o abismo: «Rafael fue ayer más que nunca el Gallo. Con un toro, el primero, en el
cielo… Y con el otro, en la alcantarilla… Este es el Gallo. O por cima del sol, o debajo del subsuelo. Sublime o
deplorable. Cumbre o abismo» […] «Torero sin términos medios, tan pronto en el sótano como en el sol,
cumbre o abismo, y con tan poderosa fuerza de color y de gracia, que puede
permitirse el lujo de matarse cuando quiera, para darse el gustazo de resucitar
después. Este es el Gallo» […] «Rafael se eleva unas veces a las altas y poco accesibles cumbres de la
sublimidad, y cae otras en las profundas simas de lo feo» […] «El Gallo, huyendo y haciendo
cosas feas, y estando ahora bien, y luego mal, y después peor, y más tarde
sublime, precisamente por todas estas cosas y esas desigualdades es un artista…
y precisamente porque es un artista las hace» […] «Es tan artista, que es extremado en
todo: en lo bueno y en lo malo»
. El más bueno y el más malo: «Este es el Gallito, el más bueno de todos y el más malo» […] «Este torero, que yo creo, y lo es, superior a todos cuando está bien… no
tenía derecho a darnos este pobre postre amargo después de la tarde de fiesta
solemne con que nos había obsequiado» […] «A un torero que sabe y puede tanto
como él, no le es lícito no querer nunca darnos una tarde completa»
. A puñalá
limpia: «En los otros toros anduvo a puñalá limpia, o mejor dicho, sucia» […] «Al tercer toro, bravo, noble y suave, el que tomó ascos porque tenía
cuernos, le tiró el estoque, así, tirado como quien arroja una piedra a un
perro molesto»
. Un soberanísimo volapié: «Y mete en todo lo alto un
soberanísimo volapié, que tumba al bravo veragüeño» […]«Mató muy requetebién a su segundo… entrando de verdad, quedándose en la
cuna y sufriendo un pelotazo en el estómago […]«Rafael es, cuando quiere, o puede, un matador de toros de muy buen
estilo, de los clásicos, de los que saben dar el volapié» […]«Aunque el público le crea un pincha ratas, Rafael es de los toreros que
mejor matan hoy. Acaso el que arranca más sobre corto y mejor juega la muleta»
. A mí no me dan miedo las divisas: «Ya hemos dicho que nada hay que sorprenda
en el sorprendente Rafael, Señaló dos ganaderías duras y no deseadas por muchos
toreros: Veragua y Surga» […] «El Gallo es, entre los actuales, el único torero que no le ha puesto
el veto a ninguna ganadería… -Déjame a mí de divisas, que todo eso son
infundios. Para mí la cuestión es que me embista bien el toro, que si me
embiste bien, lo atoreo bien…, y si me embiste mal, no me espero a preguntarle
de quién es para huir» […] «A mí no me dan miedo las divisas. Si
me embisten bien los toros, los toreo a gusto; y si me embisten mal, no me paro
a preguntarles de quien son para huir….»
. Hasta luego…: «Un hombre que ahora no se resigna a la soledad y la obscuridad de haber
sido… Nadie, fuera de Joselito, que fraternalmente dispuso las retiradas… creyó en la
posibilidad de aquel alejamiento. Todos despedimos a Rafael diciéndole: Hasta
luego…»
. La historia entera del toreo: «No surgió el artista del arte puro,
no tuvo gallardías juveniles su labor; pero sí gracia personalísima, única, sin
igual. Y además, por encima de su labor, estaba el recuerdo, la simpatía, la
historia entera del toreo»
. Sombra de lo que fue: «El viejo artista se resiste a morir.
Sombra de lo que fue, recuerdo lejano, aún tiene fuerza emotiva bastante para
despertar entusiasmos; aún conserva energías para resistir los embates de la
juventud» […] «Después, después la sombra del pasado, esa sombra vaga y lejana»
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