Salió un toro del toril
y a Tarfe tiró por tierra,
y luego a Benalguacil;
después con Hamete cierra
el temerón de Conil.
Traía un ancho listón
con uno y otro matiz,
hecho un lazo por airón,
sobre la enhiesta cerviz
clavado con un arpón.
Nicolás Fernández de Moratín. De Fiesta de toros en Madrid
Es el comienzo. Es el alfa.
El chiquero -vientre y sombra-
arroja sobre la alfombra
una negra sed de alfalfa.
¿Dónde está el arroyo fresco?
No hay más curva de arabesco
que el capote, sierpe seca.
Todo es límite y resiste
y al álgebra ¡luz! embiste
la negación que derrueca.
Gerardo Diego. Salida del toro, del libro La suerte o la muerte.
Padre toro, desgarra en mil jirones
las banderas del aire y borbotones,
fulmina y tala, abrasa y carboniza,
revuelve paraísos con avernos,
y encuna este poema de ceniza
y de gloria en la rima de tus cuernos
Gerardo Diego
Una nota de clarín
desgarrada,
penetrante,
rompe el aire con vibrante
puñalada.
Ronco toque de timbal.
Salta el toro
en la arena. Bufa, ruge.....
Roto cruje
un capote de percal.
Acomete, rebramando,
derribando
a caballo y caballero.
Da principio el primero
espectáculo español.
La hermosa fiesta bravía
de terror y de alegría
de este viejo pueblo fiero......
Oro, seda, sangre y sol.
Manuel Machado. De "La fiesta nacional"
Es la noble cabeza negra pena,
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.
En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada para tronar volando por la arena.
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada para tronar volando por la arena.
Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:
es un ala tenaz y enardecida
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida.
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida.
Rafael Morales, Poemas del toro (1943)
Profesando bravura, sale y pisa
graciosidad su planta:
la luz por indumento, por sonrisa
la beldad fulminante que abrillanta.
Sol, se ciega al mirarlo.
Galeote
de su ciencia, su mano y su capote,
fluye el toro detrás de sus marfiles.
Concurren situaciones bellas miles
en un solo minuto
de valor, que induciendo está a peones
a la temeridad como tributo
de sus intervenciones.
Miguel Hernández. De "Corrida Real"
Ínsula de
bravura,
dorada
por exceso
de oscuridad.
Miguel Hernández. Toro
Y qué palabra: el trapío.
Cuando el barbas sale al coso
un aliento poderoso
calienta a todo el gentío.
Es la fuerza, el nervio, el brío,
la tragedia al descubierto,
el sentido noble, abierto
que, con la boca aún cerrada,
aguanta en pie la estocada
y respeto inspira, muerto.
Gerardo Diego. Trapío. De El Cordobés dilucidado.
El toro sale a la plaza
buscando en la luz la muerte
tenebrosa de su alma.
Lo mismo busca el torero,
creyendo que va a encontrarla
burlándola con su cuerpo.
José Bergamín. De "La claridad del toreo"
Ínsula de
bravura,
dorada
por exceso
de oscuridad.
Miguel Hernández. Toro
Y qué palabra: el trapío.
Cuando el barbas sale al coso
un aliento poderoso
calienta a todo el gentío.
Es la fuerza, el nervio, el brío,
la tragedia al descubierto,
el sentido noble, abierto
que, con la boca aún cerrada,
aguanta en pie la estocada
y respeto inspira, muerto.
Gerardo Diego. Trapío. De El Cordobés dilucidado.
El toro sale a la plaza
buscando en la luz la muerte
tenebrosa de su alma.
Lo mismo busca el torero,
creyendo que va a encontrarla
burlándola con su cuerpo.
José Bergamín. De "La claridad del toreo"
Me salió un toro de viento
que se llevó por delante
todo mi conocimiento.
No le ví más que un momento.
Y me arrebató el capote.
Y me quitó el pensamiento.
(Mira lo que es la ilusión:
otro toro como ése
y acaba con mi afición.)
José Bergamín. De "La claridad del toreo"
Un toro oscuro asomó
a la puerta del chiquero:
vio tanta luz en la plaza
que se volvió para adentro.
Aquí no hay nada que hacer,
que un torito que aquí había
dio un resoplido y se fue.
José Bergamín. De "La claridad del toreo"
El clarín, sobre la plaza
abre un quitasol de gritos:
-¡El toro!
(La zarzamora.
Los adelfares del río.
La dehesa. El pasturaje.......)
Media luna en el retinto
testuz, empuja su rabia
detrás de los capotillos.
Adriano del Valle. El toro
¿Para qué he de salir de los toriles?
¿Qué oscura sombra pesa entre mis astas?
No debiera salir, que hoy los vaqueros
se han vestido con traje de monedas.
No debiera salir a este desierto
con su nube de caras que me gritan.
No debiera salir, pero es preciso.
Hoy sé que un corazón debe pararse.
Agustín de Foxá. El toro
Saliste como un trueno, soberbio, poderoso.
Nadie quedó en la arena.
Una capa que alguién te ofreció desde lejos
se alzó partida en trizas como por un hachazo.
Mariano Roldán. De Torero viejo ante el toro de su alternativa
Un toro oscuro asomó
a la puerta del chiquero:
vio tanta luz en la plaza
que se volvió para dentro.
José Bergamín. Al toro
a la puerta del chiquero:
vio tanta luz en la plaza
que se volvió para adentro.
Aquí no hay nada que hacer,
que un torito que aquí había
dio un resoplido y se fue.
José Bergamín. De "La claridad del toreo"
El clarín, sobre la plaza
abre un quitasol de gritos:
-¡El toro!
(La zarzamora.
Los adelfares del río.
La dehesa. El pasturaje.......)
Media luna en el retinto
testuz, empuja su rabia
detrás de los capotillos.
Adriano del Valle. El toro
¿Para qué he de salir de los toriles?
¿Qué oscura sombra pesa entre mis astas?
No debiera salir, que hoy los vaqueros
se han vestido con traje de monedas.
No debiera salir a este desierto
con su nube de caras que me gritan.
No debiera salir, pero es preciso.
Hoy sé que un corazón debe pararse.
Agustín de Foxá. El toro
Saliste como un trueno, soberbio, poderoso.
Nadie quedó en la arena.
Una capa que alguién te ofreció desde lejos
se alzó partida en trizas como por un hachazo.
Mariano Roldán. De Torero viejo ante el toro de su alternativa
Un toro oscuro asomó
a la puerta del chiquero:
vio tanta luz en la plaza
que se volvió para dentro.
José Bergamín. Al toro
Felipe B. Pedraza, en su
libro Iniciación a la fiesta de los toros, escribe:
SALIDA DEL TORO
“El animal salta a la
arena con un motivo de irritación y cólera: poco antes de aparecer le han
prendido la divisa (unas cintas con
los colores propios de cada ganadería) por medio de una garrocha o pértiga en
cuyo extremo hay un arponcillo………………El comportamiento más habitual consiste en
correr a lo largo de las tablas. Si el toro es bravo, acudirá a los cites desde
la tronera del burladero…………Los mansos se aproximan a las tablas sin ser
citados. Buscan un lugar para la huida. Con frecuencia levantan la cabeza a lo
largo de la barrera estudiando estudiando la posibilidad de saltarla. A esta
operación característica se le denomina barbear
las tablas…………El manso al corretear disminuirá su velocidad en las
proximidades de los chiqueros, su querencia natural, y tenderá a pararse
allí…………….Los toros bravos acostumbran a perseguir los engaños que les ofrecen
los lidiadores. Algunos se van al mismo platillo de la plaza, donde se encampanan, es decir, se plantan y
levantan la cabeza en actitud de desafío…………….Hasta hace quince o veinte años,
el encargado de dar los primeros lances era el peón de brega. Su función era
probar y fijar la embestida del toro. Señalaba el reglamento de 1962 que estos
lances se debían dar a una mano,
soltando una punta del capote para hacer así más largo el pase y no obligar al
animal a girar bruscamente………..Cuando se consiguen estos lances de recibo, son de gran emoción, ya que la res tiene la
violencia y la fuerza intactas…………A lo largo de la serie de lances, el matador
irá ganando terreno, es decir,
avanzando un paso hacia los medios en cada lance………….Si se trata de un toro
manso……..el diestro le cambiará los terrenos, es decir, se desplazará en
dirección a los medios y dejará a la res cerca de su querencia…………….Los
primeros lances se producen a toro
levantado, o sea, cuando aún no ha fijado su atención en los objetos, y corre por el ruedo con gran celeridad y sin
volver sobre el lugar en que se le cita. Cuando dobla, es decir, se revuelve siguiendo el engaño, el presidente,
con un pañuelo blanco, da la orden para que salgan al ruedo los picadores”
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