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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

viernes, 16 de noviembre de 2018

JOSELITO VISTO POR ESCRITORES Y POETAS







JOSELITO VISTO POR LOS POETAS

¡Joselito Maravilla,
el orgullo de Sevilla
la incomparable sultana!

España está prisionera,
en la cárcel hechicera
de tu capotillo grana.

Son tus jornadas gloriosas,
senda alfombrada de rosas
que recorres triunfador; 

y al contemplar tus faenas
te dirigen las morenas
una mirada de amor.

Fervores de idolatría,
tiene por ti Andalucia
que te dió su corazón.

¡Desafiador de la Muerte,
eres indómito y fuerte
como una flor de ambición!

Y ante el torero famoso
niño y sabio portentoso
mago del capote grana,

orgullo siente Sevilla,
madre del Rey Maravilla
de ilustre raza gitana......

Manuel-Alfonso Acuña (Madrid-1915). "José Gómez "Gallito". EL SABIO"

Suena el clarín; bajo la luz de oro
la puerta se abre y aparece el toro.....
Hacia la fiera marcha el lidiador,
siempre gallardo, siempre triunfador;
y los pliegues de su capotillo
transformándose en héroe aquel chiquillo,
burla los cuernos. Ante tal hazaña,
orgullo siente la chulapa España,
que tocada con negra madroñera,
arrogante, garbosa y retrechera
contempla el ruedo con mirar ardiente,
suspirando quizás enamorada,
del doncel de la capa colorada
que al nacer español, nació valiente.....
..................................
Suena el clarín; bajo la luz de oro
la puerta se abre y aparece el toro.

Manuel-Alfonso Acuña. "Suena el clarín....."

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Joselito
(Fragmento)

…..¡Qué prodigio en el albero,
Qué dominio el del doncel,
Qué natural, qué verónica!

(…..que maravillosa crónica,
Si yo fuera en el papel
Como en la arena era él.)



                          José Alameda

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Llora, Giraldilla mora,
            lágrimas en tu pañuelo.
           Mira cómo sube al cielo
    la gracia toreadora.


Niño de amaranto y oro,
         cómo llora tu cuadrilla
       y cómo llora Sevilla,
          despidiéndote del toro.


Tu río, de tanta pena,
         deshoja sus olivares
        y riega los azahares
               de su frente, por la arena.


- Dile adiós, torero mío,
              dile adiós a mis veleros
               y adiós a mis marineros,
              que ya no quiero ser río.


Cuatro arcángeles bajaban
             y, abriendo surcos de flores,
    al rey de los matadores
         en hombros se lo llevaban.


- Virgen de la Macarena,
                mírame tú, cómo vengo,
                   tan si sangre que ya tengo
               blanca mi color morena.


Mírame así, chorreado
              de un borbotón de rubíes
          que ciñe de carmesíes
           rosas mi talle quebrado.


Ciérrame con tus collares
             lo cóncavo de esta herida,
             ¡que se me escapa la vida
       por entre los alamares!


¡Virgen del amor, clavada,
                     lo mismo que un toro, el seno!
            Pon a tu espadita bueno
              y dale otra vez su espada.


Que pueda, Virgen, que pueda
       volver con sangre a Sevilla
   y al frente de mi cuadrilla
     lucirme por la Alameda.
                                                                                                                                                        
                                                  Rafael Alberti. Joselito en su gloria






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En José estuvo el soplo
y en Juan la brasa:
y en los dos encendida,
la llamarada.

Por eso fueron
José y Juan, los dos juntos,
todo el toreo.



                                                       José Bergamín. "Seguidillas toreras"

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Joselito: tu nombre estaba escrito
en la página azul del firmamento,
para ir de verso en verso, como el viento,
para ir de boca en boca, como un mito.

Por eso yo te canto, Joselito,
porque has dado al toreo un sentimiento
y una verdad -la tuya-, un pensamiento
que mira cara a cara al infinito.

Quien te ha visto quiere volver a verte,
porque juegas sin miedo con la muerte,
conforme a tu verdad y a tu deseo.

Por eso yo, quiero cantarte,
porque has dado el misterio de tu arte
al arte misterioso del toreo.

Antonio Casares. "Misterio de Joselito"

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"El olímpico juego lo proclama,
crisoles el valor y la destreza,
oro inmortal del arte: su grandeza
es un raro prodigio hermosa llama.

Surca la multitud, mar de fama,
en la proa de un circo su majeza,
victoria escultural de belleza,
que el mundo hispano cual trofeo aclama.

Dio su ley a los toros.....De repente
el cuerpo del espada, en Talavera,
ruina fue sobre la arena hirviente,

con el trágico embate de una fiera:
Arco del Triunfo, el Héroe se desploma,
¡y aún gime el pueblo en la moderna Roma!

Felipe Cortines Murube. "A Joselito, en el nombre del pueblo"

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"Aquí ha muerto Joselito,

el domador de la gloria

y de la suerte.

Aquí ha muerto: estaba escrito; 

tuvo cuidado la historia

de su muerte.


No buscó la pandereta

de una hiperbólica plaza

de Sevilla!

sino la sustancia neta
del dramatismo de raza
de Castilla.

No la orgía de luz maga,
la mantilla aérea y curra
y el clavel.
Quiso un coso de Zuloaga
y una multitud cazurra
dentro de él.

¡Ya se acabaron los toros!
(con tono de profecía
clama el Guerra
desde su tierra de moros).
Ya se nubló la alegría
en la tierra.

¡Misericordia, Dios mio!
Domine, pro nobis ora, 
Kyrie, eleison.
Cuelgue la pluma Don Pío,
tire la brava Pastora
el manton.

De Hércules los monolitos
tapizan los sevillanos
con crespón.
Aquellos tiempos precitos
del amargo Jovellanos
aún son.

España está ahora llorando.
Hoy su voz en un responso
desfallece.
¿Rige el séptimo Fernando?
No; la majestad de Alfonso
trece.

 Fernando  De'LapiFragmentos de "La muerte del torero"

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Niño yo te vi, te veo
malva y oro -en la cuadrilla
de los niños de Sevilla-.
Párate, abril del toreo.
Deténte, gracia, alabeo
de una adolescencia reina.
Todo el que coleta peina
se te rinde ahora. Espera.
Ay Talavera tornera,
Talavera de la Reina.

                                              Gerardo Diego. Joselito. Santander, verano de 1911


Lenta, la sombra ha ido eclipsando el ruedo.
Ya la grada va a colmar la plaza.
Vino triste de sombra, vino acedo
tiñe ya casi el borde de la taza.

Fragilidad, silencio y abandono.
Cobra el gentío un alma de paisaje,
mientras siente el torero hundirse el trono
y apagarse las luces de su traje.

¿Y para qué seguir? La gloria toda
no redime un azar de aburrimiento.
Lo mejor es dormir -ancha es la boda-
largo y horizontal a par del viento.



Un lienzo vuelto, una última voz -¡toro!-,
Un golpe esquivo, un golpe seco, un grito,
Y un arroyo de sangre -arenas de oro-
Que se lleva -ay, espuma- a Joselito.

José, José, ¿por que te abandonaste

roto, vencido, en medio a tu victoria?
¿Por qué en mármol aún tibio modelaste
tu muerte azul ceñida de tu gloria?

Cinta ya fugitiva, nada vive

de tus claros millares de faenas.
Y resbalan memorias en declive,
igual que de las manos las arenas.

Los quince años, espigado tallo, 
juego y donaire y esbeltez gitana.
Un nuevo Faraón -cresta de gallo-
ágil la línea y fresca la mañana.

Y una tarde -heredada prenda, el ángel-
aquel beso en la frente decisiva
sellando -era la feria del Arcángel-
la ceremonia de la alternativa.

Y después, cuántos lagos esplendores
sobre efímeras llamas de toreros.
Ojos, bocas. Los palcos tentadores.
Sur de mantillas, norte de sombreros.

La verónica comba, el abanico,
la larga caligráfica y precisa,
el galleo -a los hombros el hocico-,
y el arrancar -trofeo- la divisa.

El quiebro repetido, el par al sesgo,
o en diametral oposición forjado,
dibujando en la arena, a flor de riesgo,
un radiante teorema entrecruzado.

Y la embriaguez, tú con el bruto a solas, 
olvidado de Dios y de la vida,
hasta triunfar sobre las ciegas olas
del corvo instinto, la invisible brida.

Y las órbitas rojas de los pases
ceñidas siempre en torno a tu cintura,
y el fulminar tu espada en tres compases
una vida burlada en escultura.


La lidia toda, atada y previsora, 
sabio ajedrez contra el funesto hado.
Gesto de capitán. ¡Cómo te llora
la cofradía del aficionado!


Y todo cesó al fin, porque quisiste.
Te entregaste tú mismo; estoy seguro.
Bien lo decía en tu sonrisa triste
tu desdén hecho flor, tu desdén puro.

                                                           Gerardo Diego. Elegía a Joselito


..........comprendí que.......
la llave la lleva la espada heredada
de la dinastía.


                                              Gerardo Diego

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¡Que por mayo fue, por mayo,
cuando lo de Talavera!

Joselito, el mejor hombre
que hubo en la gente torera,
cabal como un caballero,
noble como una bandera,
en Talavera la Reina,
¡ay!, Dios, quién nos lo dijera,
se fue a vivir a la gloria
un día de primavera.
Bailaor se llamó el toro
que mala muerte le diera.
Torero como José
no era para muerto, no era
para quedarse sin sangre
hecho escultura de cera
en una maldita plaza
por mayo y en Talavera.
Un gitana le dijo
la víspera que no fuera
a torear aquel día:
"No vayas, José. Te espera
la muerte que está escondida
en los cuernos de la fiera
que vas a lidiar mañana.
No quieras, José, que muera
el arte de torear
con tu muerte en Talavera."
Joselito no hace caso.
Si alguna negra ceguera
no hubiera en sus ojos claros
para ver lo que debiera,
a estas horas no estaría
de luto la España entera.
Pero la muerte le quiso
como es de ley que ella quiere,
para ella sola, y le puso
de una cornada certera
el otro lado del tiempo
un día de primavera.

¡Que por mayo fue, por mayo,
cuando lo de Talavera!

Ramón de Garciasol. Cogida y muerte de Joselito en Talavera de la Reina.

(Romance de ciego)

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¿Cómo decir al mundo cómo fuiste
cuando a esta humana y deleznable arcilla,
candor celeste, inmaterial semilla,
por senderos de gloria tú viniste?
El tiempo aciago en mármoles te inviste
el Sabio, el Papa Rey, la Maravilla,
esplendor de la feria de Sevilla, 
dominador de todo cuanto embiste.
Parecías un astro rutilante,
la idea elemental y verdadera,
acaso un dios en traje de torero.
Pero al irte dejaste el rastro errante
de un borbotón de sangre en Talavera
y una espuerta de cal en el albero.


José María Gómez Gómez. "Joselito El Gallo"

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Bello, moro y español
como la Torre del Oro,
catedral de luz cristiana
con el bulto transitorio
iba Joselito el Gallo
de punto en punto redondo.
Como Dios, por todas partes
estaba por los periódicos,
por los muros,  por las bocas,
por las almas, por los cosos......
todo lo multiplicaba 
y lo enaltecían todos.

Estaba el lugar de España
tan enamorado, loco,
la mita de su valor
y la mitad de su rostro.
¡Talavera de la Reina!
Calavera yo te pongo
por mal nombre, mala sombra,
mala tarde y malos toros.
Calavera, Calavera,
sitio del drama más hondo.

Allí salió a Joselito
un toro de malos modos,
malintencionados cuernos,
malintencionados ojos.
Bailador lleva por nombre, 
miren qué nombre tan propio
¿Qué muerte no es bailadora
ante una vida de plomo?
La hechura mejor de Dios,
la nata de lo gracioso,
el rey de la torería,
allí se quedó sin trono,
allí se quedó sin forma,
allí perdió su cogollo
con el toril de las venas
medio abierto a sus arroyos.

España que estaba entonces
pajiza en el abandono
de su sol y de su campo,
se hizo un borrón. Sólo lloros
y ayes por todos los pueblos
se oían y terremotos.
Toda la tierra temblaba
de sentimiento y de asombro.
Aumentó el Guadalquivir
su volumen caudaloso 
con el limón que esgrimían
las sevillanas sin novio.
A mares lloraban todas
cuando el entierro lujoso
pasó y él embalsamado
iba hacia Dios y hacia el foso.

La capa de atorear, 
frágil defensa y adorno 
airoso de su existencia,
hecha de su muerte apoyo
por cabecera llevaba 
para el último reposo.
¡Cuánta corona pusieron
sobre su ataúd precioso!
Hasta el rey rindió la suya
al que era real en todo.
Ante su cuerpo tirados
los claveles luminosos,
se abrían las venas sobre
alamares de sus hombros,
pura transfusión de sangre
pretendiendo generosos,
por ver si lo levantan 
de su lecho mortuorio.

Allá, por el polo norte
del candor, ¡qué puro  polo!,
un deshielo de jazmines
le caía silencioso
y las rosas, boquiabiertas, 
expiraban como elogios,
como presencias de besos
de muchos labios hermosos
que, no pudiendo sus besos
de verdad dar, por esposos
o galanes le mandaban
sus ejemplos a manojos.

¡Adiós, Joselito el Gallo!
¡Adiós, torero sin otro!
Dejas el ruedo eclipsado
su círculo misterioso
con la soledad del sol
y la soledad del toro.
A todos les viene ancho
aquel anillo sin fondo
que a tu vida se ajustaba
cabal y preciso, como
hecho de encargo por Dios
para tu arte y tronco.

Miguel Hernández. El torero más valiente. Tragedia española. Obra teatral en verso. Romance recitado por el personaje El Ciego.

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De Hispalis eres polvo allá en tu fosa,
pero polvo de estilo inolvidado: 
el del ritmo en colores de la rosa
sobre el aire tendido y desdoblado.
¡Ceniza de clavel ardida y pura
que en sus recintos Hispalis clausura!

¡Sí, qué viril tu sangre sobre el ruedo
tras el envite de la fiera airada,
y qué redondo, en vilo, todo el miedo
que produjo el albur de la cornada; 
toda la sangre roja de tu hombría
desgajada  clamando en elegía!

Mas ni aleve y violenta la embestida
que a tu cuerpo la fiera le lanzara,
ni la gente, de duelo conmovida,
memoria de pesar dejó tan clara
como mirarle el vuelo a raíz cortado
a tu gracia de artista apasionado.

¡Oh!, alejadme la tarde en que, violeta
de anémona espectral, cada minuto 
traía una onda frágil y secreto,
un hálitode inerme pulso y luto: 
¡Ya ni a pechos ni a pétalos servía 
la atmósfera injertada de agonía!

De oro y coral tus hados, desde el cielo
llegando en el crepúsculo a la estancia,
del agónico lecho, toda hielo,
levaron por las brisas tu elegancia; 
la que fue ante el testuz arrebatado
helenismo de raso inusitado.......

Y ya como un dios ciego en mármol frío
al que la gloria abraza enamorada,
por la altura de intenso escalofrío
se animó todo el brillo de tu espada,
a tu cuerpo yacente, fulgurante,
rindiéndose en destellos de diamante.

Cuando la muerte fiel dejó esculpido,
en relámpago y fintas derramado,
tu nombre sobre el éter conmovido, 
de magia del sur quedóse empavesado
y toreros fantasmas, espectrales,
lo cruzaron de verde y alamares.

......................................
.....................................

Porque diste unidades de escultura,
vivaz la capa y dúctil en la suerte,
al grupo de la fiera y tu figura,
arquero de la gloria y de la muerte.....
¡Ay, tu estampa de gracia inverosímil
no ha dejado memoria sin facsímil!

Estratega que a envites te ofrecías
con esgrimas de sedas irisadas,
la brisa de verónicas que abrías
musicalmente clásicas y aladas.....
de color y de espuma era un convite
y un brindis al desnudo de Anfitrite.

¡Te lloraban las horas en Sevilla,
el jazmín y la murta te lloraban, 
la mañana olorosa y amarilla,
las niñas de dolor......que enamoraban!
¡Artista la ciudad, a pétrea rosa
ha de alzar tu muleta primorosa!


Antonio Milla Ruiz

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¡Talavera, Talavera,
qué mala suerte, tu suerte!
En tu plaza bullanguera,
de una cornada certera
halló Gallito la muerte.

¡Gallito!....¡El mejor torero!
¡El más artista! ¡El primero!
¡El que aquel día nefando
llegó a la plaza cantando
las coplas de El Espartero!

Pedro Muñoz Seca. "¡Talavera, Talavera!"

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En la quietud serena de la tarde,
es la plaza un volcán ígneo e hirviente:
arde el coso, la arena, arde la gente
y el torero: y el toro también arde.

Es espigado el mozo que alardea
de elegancia y valor: su cuerpo ágil,
corre y burla a la fiera en quiebro frágil
que destronca: su talle se cimbrea.

Cansado de correr, fijo se planta,
cita al bicho, viene éste y él le aguanta
impasible, sonriente, sin temores......

Y cuando el par, airoso clava y deja,
y el fiero bruto, con dolor se aleja,
entre aplausos, a sus pies caen unas flores.


José Silva y Aramburu. "José "EL SABIO"

SANGRE

¡Sangre!.....¡Resplandores de sangre en la Plaza!

¡La plebe rechaza la sangre, con tétrico horror!......
¡El sol se ha nublado!
¡La seda, con sangre genial se ha manchado!......
¡El oro no luce su gran esplendor!....
¡Murió en las doradas, las risueñas arenas,
El mozo a quien fueron a ver las sirenas;
Hay sangre en sus ropas...hay sangre en su piel!........
Y sangre semejan la tierra y los cielos,
Y sangre los albos encajes y velos,
Y sangre semeja un clavel.....
¡No hay ya gallardía!.....
¡Está ahogada en sangre la moza alegría,
De solo y de seda, de oro y de cristal!.....
¡Se ha roto el encanto del clavel sonoro!
¡No hay sol y no hay seda! ¡No hay fiesta! ¡No hay oro!.......
¡¡Qué fúnebre suena la marcha triunfal!......"

José Silva y Aramburu
Fragmento de "El poema de Joselito"

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"Una a una sus hojas deshojando
la Suerte entre sus dedos, margarita
blanca y cuatrín dorado, se ejercita
en la plaza de toros flirteando.

Me quieres sí, me quieres no cantando,
juega en el ruedo do José milita
y al terminar su juego un No gravita
sobre el sino del hijo de Fernando.

Y la Muerte Lejana acude aprisa
y entre sus dientes se pudrió una risa
de alegre complacencia con el sino;

y aunque Apolo y Cupido en su carrera
la guadaña arrebata. Ella, artera
con su aliento cumplió el fatal destino.

Fernando Villalón.
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Lloran ante las rejas, los bordones
reprochando el hipar de las falsetas,
y lloran, al pulsar, los corazones,
los sonajeros de las panderetas,
los chinos de marfil de los mantones,
los calados de luz de las peinetas,
y lloran, al pasar las procesiones, 
los dardos de piedad de las saetas.

Ven pasajero, dobla la rodilla, 
que en la Semana Santa de Sevilla, 
porque ha muerto José, este año estrena, 
lágrimas de verdad la Macarena.

Enrique López Alarcón.

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¿Quién te había de llorar
Joselito en primavera?
¿Por qué fuiste a torear
y a morir a Talavera?

Rafael Sánchez Mazas.

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 La media luna que invertida, trampa
será a su presa, cual tajante acero,
blande a diestro y siniestro, con certero
tajo, cortando el aire en donde campa
                                                                                    
                                               Fernando Villalón


 "Con la garrocha en la mano / no dejas becerro sano... / Bailarín y tirador, / choffeur y envenenador / de almas de cupletista... / Fuerte cuenta-correntista, / y el mejor... / Sólo falta ser divé [Dios en caló]. / José"


                                                                          Fernando Villalón

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No vayas a la pradera,
que se han secado las flores,
porque ha muerto en Talavera
el rey de los matadores.
En Madrid murió Granero
en Sevilla, Varelito
y en Talavera de la Reina
mató un toro a Joselito.
¡Malhaya sea la sombra
del torito Bailaor,
que en Talavera de la Reina
a Joselito mató!
Belmonte le dijo al Gallo: No vayas a Talavera,
la muerte te está esperando
en las astas de una fiera.
Y Gallito le contesta
con muchísima porfía:
Yo toreo en Talavera
aunque me cueste la vida.
¿De quién será ese automóvil
que va por la carretera?
Es de Rafael el Gallo
que viene de Talavera
de la muerte de su hermano.
Allá va la despedida,
me despido a lo torero:
Esta va por Joselito
que me escucha desde el Cielo.

                            Coplas cantadas en Talavera de la Reina


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JOSELITO VISTO POR JOSELITO


Extraigo algunos comentarios que Joselito le hace al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:

"Yo nunca llego tarde a nada que se relacione con los toros. Cuando en Sevilla tengo que madrugar para ir a algún tentadero, nunca se ha dado el caso de que me tenga que llamar nadie. A mi madre le extraña esto. ¡Y es que tengo una afición a todas estas cosas!".........................."Yo creo que los toros no me dejan a mí sitio para que me guste nada del mundo"......................"La mujeres me gustan más que nada: eso, por sabido se calla; como que si yo no torease más que para hombres, ya me había cortado la coleta...............Algunas veces, en esas tardes fatales que tiene uno, cuando casi con las lágrimas saltadas se dejan los trastos de matar y se refugia uno en la barrera...............al volver la cara al tendido, en medio de la hostilidad de los que gritan, se tropiezan nuestros ojos con los ojos bonitos de una gachí que, con la caricia de su mirada compasiva, quiere consolarnos...............y entonces me he ido al toro como un jabato, con el capote, y animado por el calor de los ojos de la desconocida  he levantado al público haciendo todo lo que sabía y algo más"..........................."Si mil veces naciera, mil veces sería torero. Yo no veo nada más bonito, más artístico, ni más emocionante que el toreo"............."A fuerza de andar con toros todos los días, terminas por creer que no hacen nada"........................"He tenido tres cornalones serios.............Para eso dicen que yo soy un torero que no ha sido castigado por los toros. ¡No sé qué más quieren!"......................"Yo no me cambiaría por nadie. Ni emperadores, ni reyes, ni generales han saboreado el triunfo de una buena tarde en el redondel de la plaza de toros de Madrid. Eso es el delirio; a mí me parece que no hay nada comparable"........................"La tarde de la que tengo mejor recuerdo es la del día que me dieron la primera oreja en la plaza de Madrid"...................."Recuerdo como mis peores tardes una en Valencia y otra en Madrid..........¡Caballeros, qué suplicio! ¡A cualquiera le regalo yo el paquete que me tocó a mí en Valencia!. Pero el peor rato que he pasado en mi vida fue la tarde que, estando toreando con Rafael, me lo cogió un toro en Algeciras.............Cuando le vi caer al suelo manando sangre, no sabía si llorar, si gritar, si arrojarme sobre el toro.........En fin: perdí hasta el habla durante un rato".................."Rafael, para mí no es mi hermano, ha sido siempre un padre. ¡Cómo me quede huérfano tan pequeño........., pues......., lo que pasa, él ha sido en mi casa el padre de todos!"......................"Se ha cundido por ahí que yo soy orgulloso y serio..........Ya ve usted, orgulloso..........., ¿de qué?...........Serio, tal vez sea un poco; pero es que yo no sé reírme sin gana y sólo por agradar al público"...................."Empecé a torear a los catorce años.................Nadie me había enseñado................El toreo no se aprende..............Yo no había visto jamás un toro de lidia, y la primera vez que me puse delante de él hice las mismas suertes que hago hoy..........Es una cosa especial que uno no sabe explicarse, y que parece que ya estuvo uno en otro mundo, donde le enseñaron a torear"......................"El público ante el que más me gusta torear es el de Madrid...............El público de aquí es el más justo y el que sabe más de toros"...................."La tarde que más he cobrado fue en Madrid. Veinte mil pesetas, la tarde de los siete toros"..................."Soy religioso. Sin ser beato, creo en Dios y, sobre todo, tengo una fe ciega en la Virgen de la Esperanza".................."A mí me parece que ahora se torea más cerca y mejor que se ha toreado nunca............Esto no lo diga usted"......................"Me gusta más torear de muleta que de capa".................."Para mí, el momento más emocionante de la corrida son los segundos que median desde que el clarín da la salida de mi toro hasta que el bicho pisa la arena..............Si el toro es bravo, nos volvemos locos de alegría; si es manso, se nos ahoga con un pelo"..................."He sentido miedo muchas veces............Pero hay que tragárselo y disimularlo, porque como se aperciba el bicho o el público, está uno perdido".......................


Cuenta Clarito en sus Memorias taurinas que una tarde, en una taberna, se ponderó delante de Gallito la epopeya de Juan Belmonte con el toro Barbero, en la todavía famosa corrida del Montepío de Toreros del año 1917. Se habló luego de varias cosas y, después de comer, ya con un pie en el estribo del coche que lo conduciría a la estación, le dijo Gallito al gran crítico: "¡Ah, oye! Y que, desde luego, ésa será la faena más grande del toreo; pero ¡el mejor torero soy yo!"


En las Memorias de Clarito, de César Jalón, Clarito, encontramos esta declaración de Joselito:

 "Mato con alivio, con tranquillo. ¿Y qué? Lagartijo, que había matado muy bien, buscó su melecina. Y yo, que también he matado a ley muchos toros, a volapié y hasta recibiendo, he dado con una melecina mía". Ciertamente, Joselito, torero clásico, torero de la buena escuela, obedeció en principio la antigua conseja: "al que no hace la suerte de matar se lo lleva el diablo". Y mató bien incluso en la suerte de recibir. Como Lagartijo y Guerrita, Como Gaona y aun Rafael el Gallo. De higos a brevas como ellos. Algunos percances -cuales los de Bilbao y Barcelona- le imbuyeron la idea del tranquillo. De su melecina. Lagartijo, el paso atrás para su media lagartijera. Y él, la mano alta y el brazo arqueado para echar la carta al buzón............"


César Jalón, Clarito, en su libro "Memorias de Clarito", escribe:

"-¿Cómo no acabas con Belmonte?- le gruñe el déspota cordobés (se refiere a Guerrita) a José-. A mí no me hubiera durado una siesta........Ignora que Joselito gobierna el timón de la industria; pero no el del arte, cuyos derroteros penden del índice de Belmonte. Y Joselito le contesta: "A usted le hubiese durado como a mí. Yo estoy bien tardes y tardes y los públicos salen de la plaza diciendo: "Esta tarde ha estado mal Belmonte; pero ya vendrá la suya" Y cuando llega, se abre crédito para otro montón de tardes. Yo triunfo en noventa; él en cinco. Sus cinco invalidan mis noventa. Ni lo puedo borrar, ni usted lo hubiese borrado"




JOSELITO VISTO POR OTROS TOREROS



Belmonte, en una conversación con Rafael Ortega, Gallito, le cuenta:

"-Yo quería tanto a tu tío José y él a mí que siempre que coincidíamos en el mismo tren nos íbamos uno al apartamento del otro para hablar de toros. Veníamos una vez los dos de torear una corrida y como no le gustaba otra cosa que hablar de toros, le comenté yo que había leído en un periódico que mis partidarios y los de él se habían dado de palos y había habido hasta heridos; y me dijo él: "Juan, éste es el fuego que tenemos que cuidar nosotros mucho, porque si la gente cree que somos tan amigos en la calle, ya no vale; pues ellos creen que somos enemigos tú y yo, tanto fuera de la plaza como dentro. Cuando lleguemos ahora a la estación, ya lo sabes, Juan, tú te vas por una puerta y yo por la otra"

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"A mi lado sentí que hacía el paseíllo José. Cuando me abría de capa le veía a él. No podía olvidar que Gallito había ideado aquella plaza que al aclamarme a mí hasta el paroxismo casi enfermizo, le tributaba a él también el homenaje imperecedero que España le debía. De mí decían con exageración que yo era "el toreo". El que de verdad era "el toreo" por antonomasia era José."

Belmonte en la corrida de la  inaguración definitiva de la Plaza de Las Ventas de Madrid, el 21 de octubre de 1934.


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"Los públicos empezaban a cansarse de nosotros, precisamente por esa sensación de seguridad, de dominio y de eliminación del riesgo que habíamos conseguido dar. Esto era todavía más grave para Joselito que para mí, porque daba aún más que yo la sensación de que toreaba impunemente........"

                                                                                                                              Juan Belmonte

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José Bergamín, en su libro La claridad del toreo, intentando resaltar la dificultad que entraña para la mayoría del público saber apreciar la esencia del toreo, comenta una frase de Belmonte Joselito, al salir juntos de la plaza madrileña, en la que fueron abucheados por el público, la tarde anterior a la muerte de Joselito en Talavera:


"No te importe, José, es que ya lo hacemos tan bien que no se enteran"

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Rafael Ríos Mozo, en su libro Tauromaquia fundamental, relata la siguiente anécdota:



"Primavera del año 1962.............En un coche van dos personas: Juan Belmonte y el notario y escritor taurino Luis Bollaín.................El coche cruza la carretera de Gelves, del Gelves de Joselito el Gallo.................Don Luis le dice a Belmonte, indicándole con el dedo:

-Ahí, ahí hemos decidido que vaya el monumento de Joselito

Juan entonces le apretó fuertemente la pierna a Bollaín y, como hablando consigo mismo, dijo:

-Joselito y Belmonte..........La edad de oro. ¿Triunfó el poderío? ¿Ganó la profundidad? No lo sé, nadie sabe nada.......-Y volviéndose más a don Luis, con un gran dejo de amargura, concluyó:



-De lo que estoy seguro es que donde de verdad me ganó la pelea Joselito fue en Talavera.



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Belmonte, amigo y compañero de Joselito, cuando estaba su capilla ardiente en la calle Arrieta, cerca del Palacio de Oriente en Madrid, entró en casa, comenta Rafael Ortega, Gallito, sobrino de Joselito, y abrazándose a mi padre le dijo, llorando: "Enrique, cuando éste está aquí, los demás seguimos viviendo de milagro"

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Cuando el menor de los Gallos debutó en la Plaza matritense, Bombita II hizo pública la opinión que le mereció el trabajo de dicho espada: “Ese muchacho, si ahora al empezar no tiene un percance serio, será una de las grandes figuras del toreo, de esas que como Francisco Montes, Lagartijo Guerrita, no aparecen sino una cada treinta años. Con los diez y siete años de edad que cuenta, tiene un dominio de todo que parece imposible, pues se le figura a uno estar viendo a un torero de veinte años de campaña, con 50 corridas anuales”

Texto publicado en el libro "Clásicos del toreo", de Enrique Minguet "Pensamientos"


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Filiberto Mira, en su libro "Vida y tragedia de Manolete", escribe sobre dos anécdotas que José Flores Camará le contó acerca de Joselito:

"Rafael el Gallo y José Flores Camará alternaban con Joselito en una corrida muy dura y difícil de Saltillo. El quinto, que le tocó a José fue un toro de verdad imposible.  Al sexto muletazo pudo con aquel marrajo y le agarró los pitones. En aquel momento me comentó Rafael:

-¿Te has dao cuenta, Pepe, que cuando a los demás nos ahoga un toro porque nos pone a hervir el agua por encima de la boca y nos tapa hasta las narices, mi hermano José no tiene mojado ni el calcañar?

Otro día –sigue refiriendo José Flores- toreabamos tambien Rafael, Joselito y yo una corrida brava y noble de Murube. A Gallito le tocó esta tarde un toro con mucha clase. Lo toreó muy bien, pero su mismo hermano le decía:
José, a éste se le puede torear una mijitita más despacio!



Ese era el único defecto de Gallito, que ha sido el que menos ha tenido desde que existe el toreo en la vida del mundo"

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Rafael Ortega GómezGallito, sobrino de Joselito, cuenta la siguientes anécdotas, que dice mucho del amor propio del maestro:

"Cuando Joselito tenía veinticuatro años murió su madre; por esta razón se vino a vivir con nosotros.............Mi madre, para distraerle a veces, le hacía bromas cariñosas. Un día, fijándose en unas fotos de José y de Rafael que había sobre la mesa, cogió dos, una en cada mano, y mirando a su hermano (Joselito) le dijo:
-Rafael torea mejor que tú, ¿verdad?
Muy sorprendido, la mira fijamente Joselito y pregunta:
-¿Quién te ha dicho eso?
-Nadie,que yo lo veo.
-Mira, tu hermano Rafael ha toreado mejor que yo y mejor que todo el mundo; pero el amo de esto soy yo, y el mejor soy yo.
Se detiene en una corta pausa para agregar, sonriente:
-Perdona, pero es que no me puedo aguantar"


"En el invierno de 1913, primer año de su alternativa, fue José en busca de Machaquito, que era amigo íntimo de su hermano Rafael, y le dijo:
-¿Cuándo se retira usted? Porque como sé que es tan amigo de Rafael, mi hermano, no quiero hacerle daño a usted. Vengo al toreo para ser el amo y quiero que sepa que no vengo a por usted, sino a por Bombita. Le quiero anular por todo el daño que ha hecho a mi hermano Rafael...............Era un muchacho dieciocho años quien de esta manera le hablaba a un maestro..............Machaquito se lo contó a Rafael el Gallo:
-Sí, Rafael; esto me ha dicho tu hermano.........O es un atrevido o es un genio.
-Es un genio- afirmó Rafael.
Machaquito, días después, charlando con Bombita, le dijo:
-Me retiro este año
-¿Y por qué?- preguntó Bombita, asombrado.
-Sí, porque ha llegado mi hora. Y tú, Bombita, vete también, porque viene el hermano pequeño de Rafael el Gallo.............Y no viene a por mí -que me lo ha dicho-, sino a por ti, porque te quiere quitar del toreo.
Y aquella profecía no tardaría en cumplirse, como iba sucediendo con todas las promesas que José había lanzado desde niño"

"Ese año de 1913 realizó una temporada extraordinaria; Machaquito se retira del toreo y también Bombita. El día de la despedida de Bombita en Madrid, al llegar ésta a la puerta de cuadrillas, se acercó a Gallito y le dijo:
-José, no me vaya usted a dar banderillas, porque hoy es el día de mi despedida..........
Quizá Gallito jamás había salido a la plaza con tal deseo de superar a su rival como este día, y en el último toro, segundo de Joselito, le ofreció:
-Tome usted, amigo, las banderillas y salga por delante.

Bombita puso un par corriente. A continuación Joselito puso su par, uno de los más extrardinarios que se recuerdan. Joselito estuvo implacable toda la tarde con su rival, superando con creces cada faena de Bombita"

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Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro "Mi paso por el toreo", escribe:

"Cuando decide tomar la alternativa, su hermano Rafael no acepta cargar con esta responsabilidad y se reúne en casa de don Eduardo Miura con Felipe de Pablo Romero, para determinar entre los tres si conviene o no tal circunstancia. En el ánimo de todos pesaba que José fuera todavía un niño y andaba escaso de carnes............Mientras tanto estaba en su casa Joselito, paseando nervioso...........y esperando con impaciencia el final de esta reunión. Al ver que tardaban, entró súbitamente en la cocina, cogió un cuchillo y acercándose a su madre, le dijo, furioso: -"Mamá, como decidan que no tome la alternativa, me mato"



"Otra temporada (1914), escribe Rafael Ortega, Gallito, mató siete toros en Valencia. Cortó seis orejas y, cuando le sacaban a hombros, le gritó un espectador:
-¿Por qué no hace eso con una de Miura?
A pesar de la algarabía, a Joselito se le quedó grabada esta frase. Cuando llegó al hotel llamó al empresario y le dijo:
-Oiga, el año que viene, la corrida mía de los seis toros que sea de Miura.
Volvió al año siguiente y mató los siete de Miura, saliendo a hombros de igual manera que en la corrida del año anterior, y todo porque a una persona, sólo a una, entre las dieciséis mil que abarrotaban la plaza,se le ocurrió ponerle un reparo"

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Al final de esta temporada de 1918, escribe Rafael OrtegaGallito, le dice un amigo:
-Hay que ver, Joselito la temporada que has hecho. No hay torero en el mundo que pueda hacer una cosa semejante, ni lo ha habido.
Y él, muy sereno, le contesta:


-¡Si tú supieras el trabajo que me ha costado..........! ¡Tú no sabes lo que es competir con Gallito!


Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, recuerda una conversación con Antonio Fuentes sobre su tío Joselito:



"Otro día le pedí a Antonio Fuentes que me contara la famosa "faena de los pañuelos" de Gallito en Sevilla.

-Esa tarde e brindó un toro de Benjumea. Yo estaba retirado ya. Ese toro que me brindó era manso, y fíjate lo que hizo; se puso con las dos rodillas en el suelo, le tiró un pañuelo de la chaquetilla, le tiró luego el otro, y el toro que no se arrancaba, y él seguía con las rodillas clavadas en la arena, erguido..............Se me queda mirando y yo aprovecho para decirle desde la barrera: "Levántate de ahí, si tú eres el mejor torero del mundo.............."

Y me respondió

-Antonio, esto tengo que hacerlo para seguir siendo el mejor.

Pidió la montera y con las dos rodillas en el suelo se la arrojó al toro; entonces el toro se arrancó a la montera y, sin cambiar de postura, le pegó cuatro pases. Se levantó y después de darle veinticinco o treinta pases, le metió la espada por el hoyo de las agujas.

Así era Gallito.


Y así me lo contó mi amigo y gran figura Antonio Fuentes"

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Rafael el Gallo, en una conversación con su sobrino Rafael Ortega, Gallito, comenta:

"Mi hermano (Joselito) era tan buen aficionado como buen torero. Ya sabes el amor propio que tenía, que no le gustaba que nadie estuviera nunca por encima de él; cuando Belmonte toreaba perfectamente uno de sus toros, José llegaba al hotel que se lo llevaba el diablo y no se podía ni hablar con él. Cuando se le pasaba me decía: "¿Te ha gustado la faena de Belmonte a ese toro? Yo le contestaba: "¿Cómo no me va a gustar, José, si lo ha toreado de maravilla?.........Y me respondía: "¡Hay que ver! Es que el día que torea un toro bien, lo torea bien de verdad........"

"Cierto día le hablé a Rafael el Gallo de unas declaraciones de Belmonte sobre mi tío José. Estaba seguro de que le gustaría conocerlas.
-Sabes, Rafael, que hay unas declaraciones que Juan ha hecho a Chaves Nogales, para incluirlas en la biografía que éste ha hecho de él. Te las voy a leer. Escucha:
"En aquel momento Joselito era un rival terrible; su pujante juventud no había sentido aún la rémora de ningún fracaso. Las circunstancias providenciales que le habían llevado gozoso, casi sin sentir y como jugando, al máximo triunfo, que le hacía ser un niño grande, voluntarioso y mimado, que se jugaba la vida alegremente y tenía frente a los demás mortales una actitud naturalmente altiva, como la de un dios joven................En la plaza le movía la legítima vanidad; desde siempre el primero y para conseguirlo se daba todo él a la faena con una generosidad y una gallardía pocas veces superadas............."..............Interrumpí la lectura para hacerle a Rafael una observación:
-Escucha este final, que es lo importante de Juan; mira lo que dice:

"Frente a él, yo tomaba la apariencia de un ser mortal, que para triunfar ha de hacer un esfuerzo patético. Creo que ésta era la sensación que uno y otro producíamos"

El mismo Rafael el Gallo comenta:

"En el torero no han mandao más que dos señores: Guerrita en su época y mi hermano José en la suya. De esa manera, nadie........"

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"Guerrita presenció la labor que Pepe hizo en las corridas de la feria de Córdoba, y al contemplarlas no pudo por menos de gritar desde su palco: “¡Mi torero! ¡Mi torero! ¡Ya tengo torero!”, y después, en el Club, decía aquel que fue ídolo de todos los públicos: “Ese niño ha hecho esta tarde cosas que no las hemos hecho más que Lagartijo, yo y él” Y más tarde, en la estación, cuando Bombita II le preguntó: ¿Qué tal las corridas? Guerrita le contestó: “Joselito. Eso es un monumento”………..Joselito es un clásico; Joselito es un torero completo; posee el clasicismo de Fuentes, los arrestos de Bombita, la salsa abundante, sabrosa y hasta la presente sin rival de los Gómez Ortega, y está también en posesión de aquella maestría que poseyó el Guerra y de aquella gran habilidad que tuvo para matar toros el coloso de Córdoba. Ese es Joselito I el sabio


Texto publicado en el libro "Clásicos del toreo", de Enrique Minguet "Pensamientos"


"A ti te lo puedo contar, pero a nadie más...........Con el capote y la muleta fue mejor que yo (se refiere a Joselito), pero con banderillas y la espada se la gané yo"

Guerrita a Rafael Ortega, Gallito

"El califa de los toreros cordobeses, el veterano Rafael Guerra "Guerrita", hablando una vez con el eximio literato Eduardo Zamacois, emitió su juicio respecto a este torero 

"Según él Joselito era de los que más facultades tenía, sabía lo que se traía entre manos y se arrimaba cuando llegaba el momento oportuno. En su concepto, era el único.
Y cuando un maestro de la talla del Guerra, emite un juicio semejante, no hay quien dude ya.

Curro Algaba, en "Joselito: su vida y su arte", 192?. 
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Guerrita declaró:

"José ha sido el mejor. Claro que a mí, de que estaba bien, me gustaba más Rafael. Era más fino, más clásico, arremataba mejor las cosas y aluego mataba algunos toros mu requetebién."


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Rafael GuerraGuerrita, cuando el 16 de mayo de 1920, se entera de la noticia de la muerte de Joselito, comenta: "Habrá toros porque eso es ley de vida.........., pero el toreo, lo que es el toreo, eso........se ha acabado esta tarde"




"Hablando de la muerte de Gallito, decía Guerrita que se habían terminado en España los buenos e inteligentes toreros.

Cree Guerrita que la muerte de Joselito hará que se retraigan infinidad de buenos aficionados.

- Ahora apreciaremos lo que valía - dice Guerrita- ahora que falta, y lo recordaremos en todas las corridas, cuando no veamos arte y estemos aburridos y sobresaltados por la ignorancia de los que torean."


Joselito el Gallo: su vida, su arte, su muerte, de Tomás Orts.



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"Mazzantini y Antonio Fuentes expusieron también sus autorizadísimas opiniones referentes al gran torero, y convinieron, claro está, en que Joselito hacía lo que no se había hecho por ningún torero desde que Rafael Guerra se retiró a la vida tranquila del hogar"


Texto publicado en el libro "Clásicos del toreo", de Enrique Minguet "Pensamientos"

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César Jalón, Clarito, en su libro "Memorias de Clarito", se refiere a un comentario de Mazzantini comparando el toreo de Joselito con el de Guerrita:

"¿Juzga a Joselito mejor torero que Guerrita? Alguién más atrevido que yo cuenta haberle arrancado a don Luis (se refiere a Luis Mazzantini) la siguiente opinión: "Como banderillero, el Guerra lo dejaba muy atrás. En una época de eminentes  rehileteros y de gran boga esa suerte -hasta yo cuarteaba fácilmente por los dos lados-, Rafael dejaba atrás a todos en ese tercio. Era el  más portentoso que yo he visto. También aventajaba a Joselito con el estoque. Por lo demás, a mi entender, Joselito toreaba infinitamente mejor que toreaba el Guerra. En otros aspectos, se parecen como dos gotas de agua: en su dominio, en su conocimiento del ganado y en su inconmensurable amor propio, que hacía del uno un grosero y hace del otro un soberbio, pero que dentro del arte resulta más virtud que pecado"

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Juan Posada, torero y escritor taurino, escribe: 

"Joselito culminó el arte de torear que iniciara el ilustrado Pedro Romero, puliera el romántico Paquiro y casi perfeccionara el modernista Guerrita. Su impecable técnica artística conducía el torero por derroteros de intachable ejecución. Sólo él podía realizarlo. La tauromaquia, por tanto, necesitaba renovación.......Joselito logró la perfección: la cima del impresionismo torero. Representó fielmente los ideales que las lógicas y antiguas leyes taurómacas habían dictado. Llegó a su consumación; la solución final del arte natural del toreo......El toreo de José era pausado, elástico, recto de ejecución, unísono a la arrancada del bruto, cuando era pastueño. Quebrado, para reducir la belicosidad del toro, apoyándose en el ágil compás de las piernas. Último ilustre de los clásicos, cerró un ciclo en que la fiereza del toro fue basamento de una tauromaquia afirmada en la lid del hombre con el animal......José captó pronto el sentimiento que emanaba del hacer de Juan (Belmonte), otra técnica, más arriesgada e intuitiva. Por desgracia, no llegó a perfeccionarla a causa de su temprana muerte......Se afirma que Juan Belmonte fue el innovador del toreo. Así es, aunque poco habría logrado sin la perfección normativa de Joselito............José, gracias a Belmonte, descendió del pedestal técnico, casi perfecto. Asimiló su estilo, bajó más las manos, se templó con las arrancadas y sacó a relucir su expresión sensorial. Hizo gala de su personalidad, anteriormente oculta tras su poderío"


"Belmonte y Joselito, por diferentes motivos, fueron los padres del toreo actual. José, gracias a Belmonte, descendió del pedestal técnico, casi perfecto. Asimiló su estilo, bajo más las manos, se templó con las arrancadas y saco a relucir su expresión sensorial. Hizo gala de su personalidad, anteriormente oculta tras su poderío. Belmonte aportó, además de las cualidades emuladas por Gallito, el sentido humano del torero. Se entendía el mensaje de sus lances y pases.......Hasta ahí, los toreros se limitaban a pelear, a lidiar con los toros. A partir de Belmonte comenzaron a crear arte con ellos......Desde entonces así ha sido y será. ¿Para bien? ¿Para mal? Simplemente, para continuar la evolución.......Joselito apareció en 1912. Desde el principio, aunque lo admiraban, vieron en él una especie de superación de Guerrita. Y lo era......Poco a poco, le exigieron más y más. No querían tanto dominio. A veces, a toros que no lo necesitaban. Aspiraban a un as que, aparte de divertir, emocionara. Lo encontraron en Belmonte. A él le perdonaron todo; la falta de técnica, su toreo confuso y anárquico cuando no lograba la genialidad. Incluso ampararse bajo el paraguas de Joselito, en lo que a la elección de toros menores y fáciles se refiere.......Aquellos años, marcados por la Primera Guerra Mundial, cambiaron la manera de pensar del público. Obviaron la técnica. Se aburrían. Belmonte, el desheredado de la fortuna, bajito y feo, desbancó al héroe, Joselito. Representó al pueblo, allí abajo. El primer campeón del cómic de la vida real. El superhombre del pueblo. Por primera vez, público y afición caminaron al unísono. Los poderosos se inclinaron. Un paria los venció. Mejor aún, los subyugó.......Ganó dos batallas en una: la torera y la social.....Por obra y gracia de Juan, el carácter y el tipo de los toros, se modificaron. Lo facilitó el sentido estético y trágico que él imprimía al toreo. La mayor colaboración de las reses dio lugar a un arte torero más armonioso........Belmonte, de humildísima condición, representaba al pueblo. Su contrincante, Joselito, miembro de la aristocracia del toreo, los Gallos, era el preferido de ganaderos y de la gente bien. Al primero le fue más fácil triunfar. Inspiraba simpatía. Joselito maravilla, pero fastidiaba su prepotencia.....La revolución belmontina enriqueció el toreo. La elevó a rango de arte universal. Joselito, con sus lecciones de buena técnica, marcó el camino y contribuyó a la perfección artística actual"

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“El torero no tiene más verdadera vida que la del peligro. Cuando uno se retira, se muere. El torero no tiene más peligro que el dejar de existir, y su muerte no está en la plaza, sino en su casa. “Joselito”, muerto en Talavera, sigue estando vivo: más vivo que Belmonte y que yo. Él murió valientemente, y nosotros nos metimos cobardemente en casa. Para alejarse de la muerte es preciso que el torero se roce con ella. Es decir: que no deje de torear”

"Joselito está más vivo que todos nosotros"

                           
Ignacio Sánchez Mejías

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"El que se presentaba en aquella plaza por primera vez, parecía él y no yo. Desde el primer quite, en que hizo ver al público con qué suavidad se podía torear a un toro que a mí me había hecho rematar los lances algo atropellado, hasta que cortó la oreja del primero que mató, lo dicho: parecía que era él el que se presentaba en Madrid y el que iba por el cartel."

Ignacio Sánchez Mejías, el día de la confirmación de su alternativa en Madrid. 

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No hace mucho recordaba Vicente Pastor que él, que no va nunca de espectador a los toros por lo mucho que sufre viéndolos a todos cogidos, iba tranquilamente a ver torear a Joselito; y como éste una vez, creo que al día siguiente de matar en Madrid, él solo, aquellos siete toros de Martínez, le dijese al encontrarse en la calle: 
-¿No decía usted que no iba nunca a los toros?
Pues ayer le vi a usted en la plaza.
-¡Toma! - respondió Vicente; - a verte a ti; mira qué gracia; como que contigo estoy tranquilo, porque sé que no hay toro que te coja."

Joselito el Gallo: su vida, su arte, su muerte, de Tomás Orts.


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"Cuando a él le llega el agua al cuello, los demás estamos ya ahogados"


Vicente Pastor


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Su banderillero el Almendro lloraba, velando su cuerpo en Talavera, diciendo: "Si a este hombre lo ha matado un toro, yo os digo que no escapará nadie de morir en la plaza"

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JOSELITO VISTO POR LOS ESCRITORES



José Alameda en su libro "El hilo del toreo" escribe:



  • "Según el lenguaje de Spengler, podría considerarse a Belmonte como un torero “mágico” –cerrado, misterioso- y a Joselito como un torero “faústico” –abierto, expansivo.
La aparición de Joselito –rey de la luz- produjo júbilo.
La de Belmonte –señor de las tinieblas-, asombro.
José aparece como una superación –“Maravilla” le dijeron.
Juan, como un fenómeno –“Terremoto”, le llamaron."
En medio está el toro, que determina el primer acto del drama.
El toro, ya evolucionado, que permite a Belmonte disputarle su terreno. Y que permitirá a Gallito encontrar nuevos desarrolos hacia el futuro. (Faústico y que, como tal, empieza por vender su alma al diablo -por aceptar el terreno de Belmonte y bajar, como Orfeo, hasta los infiernos).


..........................................



La doble lucha de “Joselito”


  • José, desde que abre los ojos al toreo, los tiene puestos en Bombita.
Bombita es el que “puede”, el que manda, el que ha relegado a su hermano Rafael. Bombita es el torero a vencer.
Y Joselito le pelea con sus mismas armas. Las de dominar. O sea, el toreo sobre piernas, diagonal y de compás abierto. Un toreo que José practicaba sobre el mismo molde de Bombita, pero con más facultades físicas y taurinas. 
Para vencer a Bombita no empieza por contradecirlo, sino por parecérsele. No se hace el anti-Bombita, aspira a ser el super-Bombita, y lo logra. Tal es su estilo de toreo en los primeros momentos.
En eso está, cuando lo sorprende Belmonte.
¿Qué pensaría el casi-todo-poderoso José, al encontrarse con aquel “aparecido”?
Él lo había hecho todo, pues había vencido y destronado a Bombita, que lo era todo cuando él nació al toreo. Y ahora, de pronto, debía comprender que se trataba de otra cosa. Una cosa, además, que no sabía bien lo que era. Un torero que, desde el punto de vista de aquellos días, era un torero raro, que se ponía demasiado cerca y al que los toros se quitaban de encima con frecuencia, un pelele –la evocación goyesca lo acompaña desde su principio-.  Pero los públicos, asombrados, llenaban las plazas para verlo. Por si –como advertía Guerrita- no les quedaba pronto ocasión de verlo más. [………] Pero si no sabemos los que pensaba Gallito, sabemos lo que hizo. Apenas salido de su asombro –del asombro que debemos suponerle ante este problema inesperado que la vida le trae y que le obliga a revisar todos los supuestos de su destino-, Joselito toma una actitud directa, de acción.
Si antes, para pelear con Bombita, empezó por ir al terreno de Bombita, ahora, para pelear con Belmonte, va el terreno de Belmonte. Es decir, al terreno del toro.
Pero una vez allí, su mentalidad luminosa de torero empieza a sacar consecuencias sobre los nuevos supuestos.
Y el que se inició por el toreo “cambiado” o contrario, a la manera del Bomba, empieza a descubrir un día que, sin expulsar al toro, dejándolo venir, o haciéndolo venir, por su propio terreno, se puede establecer técnicamente el toreo en redondo. Es decir, el toreo de línea natural.
Ahí está su grandeza. En que por su propia cuenta y no teóricamente, sino en comunicación directa con el toro, retomó el hilo perdido durante el “interregno” y dejó las bases objetivas para el desarrollo de la faena moderna en redondo.
José reconstruye el puente roto. [……]
A partir de 1915 la faena de Joselito estaba basada en la tendencia a torear en redondo y los problemas que se le planteaban eran los referentes al pase natural.


Joselito tenía en su mano izquierda el hilo del toreo."

José Alameda escribe:

  • "Sabido es que a Belmonte, en sus primeros días, le tomaron por loco, pero en pensarlo estaba la verdadera locura, ya que Belmonte, cuerdo y, más que cuerdo, socarrón y hasta ladino, era el que de verdad había comprendido la situación y actuaba en perfecta congruencia con el toro que entonces existía, que permitía que, aun sin saber lidiar, se pudiera vivir con sólo una media verónica o diez pases de muleta, de vez en cuando. Y como él era listo, estimuló su propia truculencia, su melodramatismo, y estimuló sobre todo a la gente de la pluma, comprendiendo que su imagen estaba, mitad en la arena, mitad en la tinta impresa.


  • En cambio, Gallito, al que algunos quisieron después presentar como un "ingeniero del toreo", reveló su absoluta condición de poema puro, con una muerte de verdad, no con fingidos amagos de muerte. José no era melodramático. Su locura íntima, su vocación trágica no aparente, le llevaron a quemarse en su propia llama y dio nueva vida, con su sangre, al mito del ángel caído."



José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:


  • "Rafael Guerra con la muleta carga la suerte hacia un lado y aun en ocasiones ligeramente hacia atrás, para que pueda mantenerse la continuidad del toreo en redondo................Y cuando el toreo en redondo se ha perdido desde Pastor a Belmonte y desde Machaquito al Gallo, llega Joselito y lo redescubre, lo recrea, lo restablece y se lo pasa a Chicuelo y Armillita. Y a Manolete, que todos en esa fuente bebieron"
  • "En la segunda corrida a que me llevaron vi a Joselito. Palabras mayores. La cosa se ponía seria. Había ahí algo que yo no sabía lo que era, pero que era distinto. Algo vertical, necesario. Algo que muchos años después supe que se llama disciplina. Ahora lo recuerdo y sé que Joselito me lo hizo intuir antes de que yo lo descubriera conscientemente en las aulas...............Como me hizo intuir algo que nunca debemos olvidar: que en cualquier actividad se puede ser un gran hombre cuando se es un Joselito. Tanto da poeta como marinero............Un marinero descubri".....ó América, aunque, claro está: era un marinero con la cabeza llena de teoremas, como Joselito"
  • "Un buen día un grupo de aficionados me invitó a la proyección de algunas viejas películas de toros. Entre ellas, la de la tarde en que Joselito se encerró en Madrid, de único matador, con los toros colmenareños de Martínez, el 3 de julio de 1914..............Cuál no sería mi asombro al ver de pronto que Gallito citaba con la muleta en la izquierda y, en vez de mandar al toro hacia afuera, lo hacía venir por su línea natural, sin expulsarlo; reunido hacia su pierna izquierda, que permanecía fija sobre su punto de apoyo inicial. Luego, José llevaba la muleta atrás, para marcar el viaje en redondo. Y, una vez consumado el pase, sin quitar la muleta de la cara y sin mover de su sitio aquella pierna izquierda -la pierna eje-, volvía al tirar del toro y repetía la suerte, logrando el toreo en redondo....................Lo que aquí hace Joselito no es, en rigor, para los cronistas del momento, es para los toreros, para el toreo; es aportación objetiva, con la que se da al toreo un cauce histórico...................Joselito tampoco había visto al Guerra, ni lógicamente lo habría leido, pero, sin conocerlo, lo continúa. Es posible que acaso lo conociera por cierta tradición oral; posible, pero no verosímil, puesto que debiera haberle llegado por su hermano Rafael, que ya hemos visto que respecto al GuerraEl Gallo no se había enterado de nada............De haberse enterado, habría hecho por su cuenta el intento, ya que torero era y muy bueno sin duda, pese a sus bagatelas"

  • "José, desde que abre los ojos al toreo, los tiene puestos en Bombita...............Bombita es el que manda, el que ha relegado a su hermano RafaelBombita es el torero a vencer................Y Joselito le pelea con sus mismas armas. Las de dominar. O sea, el toreo sobre piernas, diagonal y de compás abierto. Un toreo que José practicaba sobre el mismo molde de Bombita, pero con más facultades físicas y taurinas.............Para vencer a Bombita no empieza por contradecirlo, sino por parecérsele............Tal es su estilo de toreo en los primeros momentos................En eso está cuando lo sorprende Belmonte...............Un torero que, desde el punto de vista de aquellos días, era un torero raro, que se ponía demasiado cerca y al que los toros se quitaban de encima con frecuencia, como un pelele..............Pero los públicos, asombrados, llenaban las plazas para verlo. Por si -como advertía Guerrita- no les quedaba pronto ocasión de verlo más......................Apenas salido de su asombro, Joselito toma una actitud directa, de acción................Si antes, para pelear con Bombita, empezó por ir al terreno de Bombita, ahora, para pelear con Belmonte, va al terreno de Belmonte. Es decir, al terreno del toro................Pero una vez allí, su mentalidad luminosa de torero, empieza a sacar consecuencias sobre los nuevos supuestos................Y el que se inició por el toreo cambiado o contrario, a la manera del Bomba, empieza a descubrir un día que, sin expulsar al toro, dejándolo venir, o haciéndolo venir, por su propio terreno, se puede establecer técnicamente el toreo en redondo. Es decir, el toreo de línea natural..............Ahi está su grandeza. En que por su propia cuenta y no teóricamente, sino en comunicación directa con el toro................dejó las bases objetivas para el desarrollo de la faena moderna en redondo"


José Alameda, en su libro "Los arquitectos del toreo moderno", escribe:



  • "Los resultados del afinamiento del toro (tipo estándar, líneas redondeadas, encornadura más reducida) comenzaron a verse en los años que precedieron a la Primera Guerra Mundial, cuando se estaban yendo Bombita y Machaquito, cuando ya eran matadores El Gallo y Gaona, cuando empezaban Joselito y Belmonte [....] Frente a este toro nuevo se encontraron Gallito y Belmonte. Y aquí surge la primera paradoja. Gallito, que era sabio, no lo entendió y siguió toreando como antes. Belmonte, que no sabía nada, atinó a obrar en consecuencia…………..Sin duda, esto se debió a que Gallito, torero de amplia escuela, conocedor de toros los secretos del oficio, creyente en las reglas, se atuvo, sin más, a la aplicación de éstas. Por el contrario, Belmonte, ajeno a toda tradición taurina, hizo, ingenua y sencillamente, lo que pudo y, al actuar sin prejuicios técnicos, descubrió que a este toro, que ya no era eL mismo de tiempos de Guerrita, se le podía torear de otra manera, más cerca, más ceñido, sujetándolo para ligar las suertes…………….Gallito entró a la profesión completamente formado. Belmonte, del todo informe. Lo que les sucedió a ambos, quizá se explique con el axioma del biólogo Von Uexküll: “Tener estructura impide crear estructuras”. Joselito, el torero cabalmente estructurado, no podía añadir nada, ni a sí mismo, ni al toreo. Belmonte, el torero por hacer, no sólo creó su propio arte, sino que, con él, empezó a crear la estructura del torero moderno"



  • "El diestro que, llegando a dominar los dos modos de toreo (natural y cambiado), tenga la inteligencia torera para precisar el momento en que debe emplearlos, puede personificar al “torero integral”…………Creo que el torero que más se aproximó a este ideal, o el que más tendió intuitivamente hacia él, fue José Gómez, Gallito, aunque el punto en la evolución del toreo no era todavía en su tiempo propicio para un planteamiento del problema a plena conciencia y menos aún para su real solución. Pero parecen tener razón quienes consideran que Gallito (en relación con su época, que es como hay que enfocar a las “personalidades”) ha sido el toreo más completo de la historia………….Todos los demás son toreros fragmentarios. Pero Joselito, no se olvide, representó el papel de broche o cierre de una época. Es decir, no pertenece al toreo moderno, al que no entregó ni traspasó nada, salvo su ejemplo, este ejemplo de un afán por crear y personificar al torero integral”




José Alameda, en su libro "La voz de los toreros":


  • "Recuerdo, recordaré siempre su voz inconfundible, que oí una sola vez.........Estaba José en la caseta de la feria de Marchena, de pie entre un corro de damas que lo asediaba. Y yo, con otro mocoso de mi edad, jugando a perdernos y encontrarnos por entre las piernas de la gente..........Corrí, me deslicé de nuevo por entre la gente, llegando junto a él. Le tiré del pantalón a la altura de la rodilla. No me hacía caso. Por fin, le vi mirarme sorprendido, cuando le preguntaba: "Joselito, tú eres Joselito?......."Sí, yo soy Joselito, pero no molestes a las señoras.......". Y me dio con la palma de la mano sobre la cabeza, cariñosamente.........Emprendí de nuevo la carrera gritando. "¡Joselito, es Joselito!......." El nombre resonaba por la caseta pueblerina de Marchena, como resonaba entonces por toda España. Y su voz me resuena todavía por dentro, en un oscuro y fresco rincón de la memoria. Una voz equilibrada. Ni siquiera con demasiado acento andaluz. Sencillamente humana.

Está muerto. En el cementerio de San Fernando de Sevilla. Bajo el agobio barroco del mausoleo de Benlliurte, que es como estar enterrado dos veces. Y está casi muerto, dolorosamente enlatado en las películas, malísimas películas de su tiempo, pero donde él, para quien sepa verlas, torea colosalmente. Cuando se pone en marcha el proyector y tiembla el viejo celuloide, oigo su voz y veo vivo a Joselito." 


Nota aclaratoria: Joselito toreó en Marchena el 1 de Septiembre de 1917


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Federico M. Alcázar, en su libro Tauromaquia moderna, escribe sobre el toreo de Joselito y Belmonte: 

  • "Pero el que ejecutaba la suerte dotándola de sus tres tiempos o atributos esenciales- parar, templar, cargar la suerte y mandar-era el brazo o brazos. Brazo o brazos que van templando al toro desde la iniciación hasta el remate, y la cintura, que salva con sus quiebros los embroques. Esta era la teoría clásica y dogmática, tan clásica y dogmática, que los puristas de la buena escuela llegaron a decir que "Gallito"no podía torear bien no sólo por su escuela-a base de piernas-, sino por ser "duro de cintura".Y algo había de cierto en el reproche, porque José, que tenía una figura airosa, al torear de muleta, sobre todo en el pase natural, se amarraba y corría la mano rápida y violenta, mientras la cintura se quebraba con dificultad y sin garbo. Y, naturalmente, la suerte salía forzada. Que es, aproximadamente, lo contrario de lo que debe ser el pase natural. El cuerpo quieto o mecido suavemente, la cintura quebrada, el brazo suelto-, pero templado, y la mano corrida hasta donde alcanzan la longitud del brazo y el vuelo de la muleta. Pase que Belmonte lo purificó, y La Rosa lo saturó de aquella naturalidad que debió tener en su primitiva encarnación. La suerte salía de la muleta de Belmonte más garbosa, más rítmica, más bella; pero en ninguna de las dos muletas se impurificaban sus esencias y características clásicas."



  • "Belmonte ha sido mejor artista no sólo por haber creado un nuevo estilo, sino por haber ejecutado el toreo más pura y bellamente. Pero José ha sido mejor torero, por estar dotado de una mayor capacidad técnica, por haber practicado el toreo más inteligentemente. Como Vicente Pastor, por ejemplo, era mejor torero que Gaona, pero Rodolfo superaba al madrileño en arte. Planteado el problema en estos términos no se puede decir qué torero es mejor, porque cada uno tiene su prestigio, su nombre y su gloria. Desde luego será mejor el que tenga personalidad y, consiguientemente, estilo, que es el valor supremo del arte. En este sentido es mucho mejor Belmonte. Pero no se puede desdeñar la figura de "Gallito" por no haber tenido espíritu creador, pues le basta con su enorme capacidad torera para quedar en la historia como una cumbre. "Gallito' no tenía el arte excelso de Belmonte,pero no se le puede decir que sólo tenía habilidad imitativa, oficio. En las faenas que yo le he visto había algo más que habilidad imitativa. Había una gran inteligencia, un extraordinario dominio y una decisión y un arte poco frecuentes en el toreo. No era su arte tan depurado y clásico como el de Belmonte, pero era más vario, coloreado, alegre y gracioso."



Federico Alcázar, en su libro Sánchez Mejías, publicado en 1922, escribe:


  • “Belmonte es algo aparte de todos los métodos y de todas las reglas. Es algo tumultuoso, anárquico y rebelde. Si quisiéramos buscarle un término de comparación tendríamos que recurrir, en otro género de arte, a Goya, por ejemplo. Belmonte es un inmenso arrebato con toda la impetuosidad del instinto y toda la fuerza de la emoción. En cambio José es Velázquez, la suprema perfección de la técnica, la máxima plenitud del conocimiento, la absoluta y universal belleza”

Federico M. Alcázar, unos años después de su muerte, escribe:


  • "Se fué Gallito, el magno, el excelso, el único, y con él la alegría, el encanto y la gracia de la fiesta. [....] ¿Dónde están aquellas tardes inolvidables de Gallito? ¿A qué lugar de ventura llevó el tiempo, la magia de aquel arte? Se fué, como las románticas golondrinas de Bécquer, llevándose bajo las negras alas del negro plumaje las maravillas de aquel capote y el encaje hecho luz da aquella muleta incomparable.......[....] ¡Joselito! Muerto, vives eternamente por los siglos de los siglos. Ahí está tu figura. ¡Que nadie la mueva! Todos los toreros pasan, se van nublando y desaparecen. Ese es el destino de todas las cosas perecederas y deleznables. Sólo tú vas agigantándote en la distancia y glorificándote en el tiempo. Porque eres el único elegido de los dioses. El destino habrá sido poco clemente y misericordioso contigo, pero, en cambio, el espíritu ha trascendido de tu carne mortal y se ha hecho luz y llama, lumbre y sol, para elevarse a las puras, inmóviles y bienaventuradas ideas de la inmortalidad"




Federico M. Alcázar, en la revista Sangre y Arena, después de la muerte de Joselito, escribe:
  • "Joselito, o el arte de torear...........En la historia de la Tauromaquia, Joselito es la más genuina y auténtica representación del torero en lo que éste tiene de profesión, de arte, de tradición y de leyenda............Maestro por su inteligencia, artista por su sensibilidad, hombre por su naturaleza, Joselito es el torero por herencia, por tradición, por temperamento.........Si Belmonte es Goya, con toda la impetuosidad del instinto, la osadía de la inconsciencia y la intensidad de la emoción,  Joselito es Velázquez, la suprema perfección de la técnica: la maxima plenitud del conocimiento; la absoluta y universal belleza. Por esta razón, Joselito ha sido no sólo el torero más artista, porque sabía torear y toreaba admirablemente, sino el artista más torero, porque su arte no era instinto, sino conocimiento. 
  • De lo único que carecía Joselito era de estilo propio. Esta era, en cambio, la personalidad de Belmonte. Pero esto no quiere decir el que Juan fuera mejor torero, sino una cosa aparte y distinta como lo son todos los estilistas [...] Joselito, no es que careciese de arte, es que no tenía estilo propio, porque de haberlo tenido hubiera sido un estilista como Lagartijo, su hermano Rafael y Chicuelo.......Yo no sé hasta que punto, los que seguimos a Belmonte, hemos sido justos o injustos con el pobre José........Joselito ha sido tan portentosamente grande, que no ha tenido par ni acaso tenga sucesor. Era algo pleno, total, absoluto, definitivo. Infinitamente sabio; soberanamente artista; inmensamente valeroso. El lo era todo; el genio, la cumbre, el ideal, la grandeza, la majestad y el poder.......Si en el toreo hay algo de ciencia, él lo sujeta a medida, a norma, a orden, a sistema. Si hay algo de arte, él lo purifica, lo exalta y lo engrandece hasta un límite más allá del cual no ha podido llegar nadie, absolutamente nadie. Si finalmente, hay algo de valor, él le da un contenido más noble y rico, más humano y racional.........Joselito es superior a todos , y más grande y más excelso que todos, porque en ninguno como en él se da en tanta cantidad y en tanta calidad todo el arte de torear. Por eso su nombre ha pasado a la historia como el verdadero tipo clásico del torero. Esta es concretamente, su personalidad, su valor, su prestigio, su nombre y su gloria. ¿Para qué más?"


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El historiador Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:





  • "Estos dos sevillanos casi coetáneos -Belmonte sólo tenía tres años más- eran, al parecer, opuestos en todo. José, guapo, esbelto, desde muy pronto seguro de su poderío y de gozar de la consideración de sus compañeros y de los aficionados, había nacido en el seno de una familia taurina, casi una dinastía; a los 13 años era ya considerado un niño prodigio y antes de tomar la alternativa en Sevilla, con tan sólo 17 años.......había realizado durante cuatro años una prometedora carrera como becerrista. Juan, por el contrario, era feo, contrahecho, de aspecto endeble, patizambo, con los brazos demasiado largos, hijo de un quincallero y sin la menor ascendencia taurina; huérfano de madre desde muy joven, frecuentó la amistad de los granujillas de Triana con los que, según él mismo cuenta, se inició en el arte de torear en los cerrados de toros de la dehesa de Tablada, en la otra orilla del Gualdalquivir, hasta donde llegaban atravesando a nado, desnudos, el río. El primero, muy pronto considerado un maestro -hasta el punto que Bombita prefirió retirarse en 1913 ante la imposibilidad de competir con él-, era un verdadero virtuoso de su oficio, heredero de un siglo de tauromaquia, conocedor por instinto de los recursos técnicos del toreo y capaz de juzgar de un vistazo las posibilidades de los toros que debía lidiar; pero también voluntarioso, orgulloso, lleno de amor propio y pundonoroso en extremo, a diferencia de su hermano Rafael. El segundo, fue al principio ridiculizado y zaherido, ya que su forma de torear parecía tan imposible a los críticos y augures que Guerrita, tan dado a las sentencias, decía que había que darse prisa en ir a ver a este loco porque no iba a durar mucho.................Pero los toros ignoraban la opinión de los críticos y tampoco escuchaban a Guerrita, de modo que respetaron al loco y mataron al virtuoso que parecía lidiar, como jugando, las fieras más temibles........................Curiosamente y aunque ambos toreros tuvieron sus partidarios acérrimos, incondicionales, éstos jamás llegaron a enfrentarse por su causa, tal vez porque comprendieron que los dos rivales se estimaban, admiraban y eran amigos"
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Fragmentos de El arte de birlibirloque, de José Bergamín: 


  • "Joselito, que verificó admirablemente el arte birliirloquesco de torear de Pepe-Illo, fué seguramente, la inteligencia viva, natural, más extraordinariamente sensibilizada; por eso el toreo en sus manos parecía magia, prodigio, maravilla: inteligible juego de prestidigitación................En el arte de birlibirloque de torear, Joselito era una inteligencia, y Belmonte un temperamento, una caricatura. La expresión de una enfermedad: el casticismo españolista característico. Los nombre de Joselito y Belmonte polarizaron visiblemente la pugna tradicional española de lo clásico y lo castizo.............Joselito fué un Luzbel adolescente, caído por orgullo de su luminosa inteligencia viva. El fantasma luminoso de Joselito relampagueó de clara inteligencia juvenil mi adolescencia oscura............Las virtudes afirmativas del arte de birlibirloque de torear son: ligereza, agilidad, destreza, rapidez, facilidad, flexibilidad y gracia. Virtudes clásicas: Joselito.

Contra estas siete virtudes hay, en efecto, siete vicios correspondientes: pesadez, torpeza, esfuerzo, lentitud, dificultad, rigidez y desgargo. Vicios castizos. Belmonte castizo hasta el esperpentismo más atroz y fenomenal..........Joselito toreaba clásicamente, para el universo: por el gusto de torear. Belmonte ha toreado, castizamente, para el público; y a disgusto: pour l'Espagne et pour le Maroc...............Joselito, extraordinariamente dotado, extremó sus virtudes afirmativas de su arte hasta el virtuosismo. ¿Tan mano es pasarse como no llegar? Nunca tan malo. En Joselito el arte de birlibirloque se extremaba tanto que llegaba a parecer, a veces, casi exclusivamente prestidigitación. ¡Oh maravilla! Vistéis al escamoteador, escamoteado, al fin, por la muerte. (El toro, en este caso, era, también, Dios)."


  • "El predominio de la línea curva y la rapidez son valores vivos de todo arte (Joselito) El de la lentitud (morosidad) y la línea recta, son valores muertos invertidos (Belmonte) ...............El arte no puede ser artificial, como el estilo no puede ser estilizado.El arte tiene su propia naturaleza artística , y, naturalmente (artísticamente), su graciosa naturalidad, que es la más pura perfección artística. El artificio, por el contrario, es siempre afectación. En el arte de birlibirloque de torear de torear, Belmonte fué la afectación artificiosa; Joselito, la artística naturalidad; volvía el arte birlibirloquesco de Pepe-Illo a su inocencia bella, clásica, anterior a la caída casticista: con toda la fuerza y la gracia primaveral del más nuevo renacimiento..............Joselito era el estilo puro, transparente, absoluto de torear: el estilo real, despersonalizado; porque el estilo es cosa y no persona. El torero que personaliza el estilo lo falsifica parodiándolo, lo imita porque no lo tiene, lo caracteriza o caricaturiza: lo niega. Cuando el torero dice; el estilo soy yo, es que no es más que él, sin estilo. No hay más estilo de torear que el toreo mismo, sin personalizar: el arte de birlibirloque"


  • "¿Toda revolución es un retroceso? No. Todo retroceso es una falsa revolución: un fracaso; una evolución rota, una tradición revolucionaria estropeada, interrumpida; un nacimiento o renacimiento malogrado, cortado en flor: la novedad. Belmonte fue una mala revolución; Joselito, un renacimiento"

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José Bergamín, en su libro "La claridad del toreo", escribe:

  • "Joselito fue, es, en la memoria inolvidable de su toreo, para mí, su más grande, extraordinaria, figura artística: Juan Belmonte su más admirable, incomparable figura humana. Lo que José trajo al toreo fue, es, suprema figuración de un arte; lo que trajo Juan, de viva verdad humana"

  • "Cuando yo escribí El Arte de Birlibirloque, poco después de la muerte del joven torero Joselito, y expresamente dedicado a su memoria, me interesaba el espectáculo taurino como claro, luminoso exponente de una dramática dialéctica española en el tiempo, en la historia, que yo simbolizaba entonces afirmativamente en la figura prodigiosa de Joselito; oponiéndole, como viva contradicción, la no menos mágica de otro torero: Juan Belmonte. De un lado Joselito, ponía toda la luz, la gracia, la destreza, la agilidad y maestría, el arte y la belleza. Del otro, Belmonte, la fealdad y torpeza, la oscuridad sombría, la trampa o truco mentiroso, la falsificación de un arte. Joselito, el milagro de la inteligencia, la alegría; Belmonte, la tristeza, la tramposa emoción del instinto ciego, tenebroso y mortal. Si uno angélico, el otro diabólico, etc. Es decir, que extremaba expresivamente los símbolos para polarizar con ellos la totalidad del juego mágico y prodigioso que el toreo nos ofrece: todo su horror y maravilla" 


En la misma línea de exaltación del toreo de Joselito y muy crítico con la manera de entender el toreo de Belmonte, podemos leer en el mismo libro de Bergamín:

  • "Lo más lamentable de Belmonte es que toreó siempre a la funerala: muy despacio y torcido"

  • "El Arte de Birlibirloque de torear, a través del todo siglo XIX que lo inventó, fue un arte barroco -y clásico por tanto- más que romántico (aunque fuesen románticos personalmente algunos toreros). El toreo se hizo romántico, tal vez por primera vez, con Juan Belmonte, que, "apagando sus luces inmortales", lo convertía en espectacular exhibicionismo lamentable de su riesgo mortal; confundía al torero con el toro en un melodramático empeño triste, quejumbroso, horripilante. espantoso truco y trampa de la verdad......................Rafael el Gallo era un torero único, al que no se podía seguir: un torero genial. Joselito murió muy pronto, muy joven, y las generaciones siguientes del toreo ya no lo vieron, ni pudieron aprender de él los secretos de su arte maravilloso. Juan Belmonte quedó como única figura magistral. Y el toreo siguió sus huellas dolorosas sobre la arena. Se hizo pesado, lento, retorcido, sensiblero, sentimental......., sin gracia, sin alegría. triste, melancólico, melodramático..............................El feísmo se hizo categoría estética para los toreros; y se exageraba la impotencia, el desgarbo, el retorcimiento, el parón tancredista y apayasado"



Más adelante, en el mismo libro, José Bergamín continúa con el análisis comparativo entre el toreo de Joselito Belmonte:

  • "El caso es que uno y otro se correspondían, se completaban y se complementaban en la plaza. Y que ninguno de los dos hubiera sido tanto el que era, lo que era, lo que fue, sin el otro. El angélico y arcangélico Joselito sin el diabólico o endemoniado Juan. Aquél, la pura, transparente, inteligencia viva. Este, el poseído, el tenebroso y poderoso engendrador de misterio (del "duende") que hacía posible, subrayándola, su más luminosa expresión. Los dos juntos, los únicos y solos, eran de verdad el toreo, todo el toreo..........................................Y aún osaría que si uno fue Mozart (Joselito) el otro fue Beethoven (Belmonte)...................Si hay algo que puede llamarse sustantivamente "la música" o "el toreo", me parece evidente que lo que la música nos dice al oído por la voz purísima, casi infantil, angélica o divina de Mozart, es distinto de lo que nos dice por la honda, desgarrada, a veces sollozante, humanísima, y endemoniada de Beethoven. Y lo que nos dijeron por los ojos el mozartiano Joselito y el beethoveniano Belmonte también es muy distinto, si igualmente en uno y otro fue el toreo como canto y cante -como música- de maravillosa soledad"

  • "Antes, Joselito, prodigio, maravilloso artista creador de un estilo único de torear que era casi una dicción poética luminosa para el pensamiento. A su lado y después, solo y único, Juan Belmonte, que arrastró consigo, como un capote por la arena, esa oscura sombra de sí mismo, esa ansiedad y desasosiego, inquietante, de su propio destino mortal"

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Pero no todo son alabanzas. F. Bleu es implacable con José: "Lo tiene todo aprendido. Es el mago Merlín con coleta. Dispone de unas facultades, de una ligereza, de un flexibilidad infinita, sólo comparables a las de Guerrita. En conocimientos le iguala. En precocidad le aventaja, en marrullerías también

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Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:





  • "La rivalidad artística de los dos colosos del toreo se establece rotunda y clara en 1914. Los críticos taurinos se alinean en uno u otro bando, siendo los más radicales el gallista Don Pío (Alejandro Pérez Lugín) y el belmontista Don Modesto (don José de la Loma). Ser ecléctico obliga a afirmar, como Pensamientos, que Joselito es el mejor de todos y Belmonte, "torero corto", hace lo que hace mejor que nadie y se ha convertido en ídolo de las multitudes. Si uno es el mejor torero y otro el que mejor torea, ¿cómo decidir? Desde los primeros momentos los aficionados están de acuerdo en que el toreo de José es más variado, más "largo", más técnico y dominador. El de Belmonte requiere "su toro" y en ése supera lo imaginable, sobre todo en la dimensión artística. Técnicamente los aficionados de solera señalan muchos defectos en Juan..........Frente a esa nube de tormenta que es el belmontismo incipiente estaba el sol radiante, la celeste hermosura de la majestad serena y equilibrada del toreo de Joselito, suma y compendio de todas las normas clásicas del buen toreo..........Como en el caso de don Quijote y Sancho, muchas cosas han pasado de una a otra personalidad. De Joselito bien se pudo decir que había enseñado a lidiar a Belmonte, es decir, le había transmitido las enseñanzas acumuladas en todas la tauromaquias precedentes, desde Illo y Montes hasta GuerritaJuan reveló a Joselito que el toreo era un arte y un sentimiento. En realidad esa fue la revolución belmontina.......Hacia 1917, la competencia entre Joselito y Belmonte se hace cada vez más civilizada. Se han hecho grandes amigos y a veces en el tren acuerdan separarse cuando se acercan los partidarios más exaltados. La forma de torear uno y otro ya no es tan distinta. José procura manejar el capote con la cadencia y el arte de Juan, quien a su vez es menos heterodoxo. Uno y otro reencuentran el toreo clásico y le dan su personal interpretación"

  • "La estética de Joselito era una amalgama de la mejor tradición clásica y escolástica de las tauromaquias precedentes. Joselito repetía las enseñanzas de sus maestros y enseñaba a los compañeros y al público un método de especulación racional de las dificultades de la lidia. "Pensar ante el toro" es una cualidad admirable, fundamento sin el cual no hay técnica que valga. José Gómez (Gallito) iba más allá. No era pensar, sino plantear como un filósofo o un teólogo los problemas lógicos y seguir las soluciones correspondientes para llegar al final previsto. Cada lance de Joselito era un replanteamiento de las dificultades que hallaron antes que él Bombita, Guerrita, Montes, Illo y Romero, aportando José un método más depurado para resolverlas................"Mi torero, mi torero.Ya tengo mi torero" sentenció el Guerra. Lo que no le impidió, zumbón y cazurro, añadir otro día :"Mu güeno, pero gitano" En conjunto el juicio del Guerra era contundente e inapelable: "Ese niño ha hecho cosas que nos las habemos jecho más que Lagartijo, yo y él. Joselito, eso es un monumento".....................Su genialidad y su inmensa intuición le hizo incorporar paulatinamente modos y sentires belmontinos...........................El 16 de mayo de 1920, en Talavera, termina la "Edad de Oro del Toreo". La sentencia de Guerrita al conocer la noticia es como todas las suyas: "Se acabaron los toros"




Más adelante, en el mismo libro, hace un análisis comparativo entre el toreo de Joselito y el de Gaona:



  • "De los dos toreros de la sevillana escuela, el de Gelves (Joselito) es más dominador y el de México (Gaona) más elegante y artista. No se trata de "borrar a Joselito" sino de contrastar su repertorio variado, fácil, de dominio, con el clasicismo de Gaona, que practica un torero de brazos más depurado, exquisito, menos basado en las facultades físicas.....................En el primer tercio se vislumbraría el dominio de Joselito.....................Joselito tiene gran habilidad para el recorte capote al brazo, al estilo de Reverte........................Con las banderillas José tiene todo el repertorio alegre y lleno de facultades de Guerrita mientras Gaona parea con la soberana elegancia y la majestuosidad de LagartijoJosé banderillea más "a la carrera...............Abusa de clavar por el lado derecho, por lo cual ha sufrido luego cogidas al entrar a matar....................En el último tercio sobresale el dominio de José con la muleta con el toro de peligro. El macheteo, toreo por la cara, la vista y las facultades son algo portentoso. No hay toro que se resista........................Con la espada Rodolfo es superior a José. El diestro de Gelves suele no matar en la suerte natural, da la salida a las tablas con lo que el toro "hace mucho por el matador" y a menudo le quita la espada o le hace pasar dificultades....................La suerte de recibir la han ejecutado uno y otro en pocas ocasiones"
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En el epílogo del libro "El Sabio y el Fenómeno" en la temporada de 1914, escrito por El Bachiller González de Rivera y Triquitraque, el escritor taurino Fernando Gillis "Claridades", escribe:



  • “Joselito y Belmonte, siendo los dos toreros excepcionales cada uno en su estilo (el buen estilo para mí es el del segundo) no pueden entablar juntos una competencia efectiva, porque los dos son dos toreros de clase diametralmente opuesta. El uno es la cantidad, el otro la calidad, el uno representó el toreo de adorno, el otro el de pureza en la ejecución de las suertes. Uno es el toreo de placidez, el otro el de emoción. […..] Belmonte torea más a ley, con mejor estilo que Joselito; éste ejecuta más suertes del toreo, conoce más el terreno que pisa que aquél. [……] El que quiera ver la fiesta plácidamente, regocijándose con suertes vistosas, con bonitos juegos de muleta y banderillas; el que no sienta verdaderamente la fiesta sino por lo que tiene de alegre y bullidora y riente, se irá con Joselito. [……] El que guste de la emoción, de todo sport de peligro, el que admire la destreza serenamente trágica del torero que se juegue la vida, el que se deleite y sepa conocer la pureza de toda suerte realizada, se irá con Juan Belmonte. […..] En la etapa del toro actual, desde Guerrita a nuestros días, dentro de ese toreo de piernas y de adornos, que ha constituido hasta ahora la cúspide del toreo moderno, Joselito es un glorioso sucesor. Belmonte un innovador peligroso. [……] Joselito es el muchacho aplicado y listo que a fuerza de estudios y de constancia llega a dominar la técnica de su arte; es un técnico admirable a quien le falta en parte esa lucecita interior que constituye la inspiración. [……] Belmonte es un iniciado, un torero todo inspiración y corazón. [……  Preguntadle al Trianero el modo de realizar sus suertes prodigiosas y os dirá que él mismo no lo sabe: hacedle igual pregunta a Joselito y os explicará con precisión matemática como se debe realizar una suerte para no ser

cogido. [……] Joselito busca el adorno, se enmienda con gran vista hasta en el lance al natural. Belmonte lleva al toro toreado hasta en el capotazo de farol, suerte hasta ahora nada más que de adorno.”



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César Jalón, Clarito, en su libro Grandezas y miserias del toreo, escribe:





  • "Triunfa Belmonte. Se imponen sus normas. Algunas de las virtudes que en El arte de Birlibirloque se señalan como virtudes clásicas -ligereza, agilidad, rapidez-, descienden al rango de vicios. Y el apuntado como vicio más nocivo, el de la lentitud, se eleva, por el imperio de la nueva escuela a la categoría de principio fundamental. Ya, el que no toree despacio, no será torero. Si el destino hubiese sido menos cruel con Gallito, el Súmum birlibirloquesco torearía ahora despacio. En lo más elemental, en la primera asignatura del toreo -el toreo de capa- despacio toreaba ya.




César JalónClarito, en su Memorias de Clarito, escribe:




  • "Sobre el pavés del triunfo sin precedentes de una epopeya de Belmonte, pasaba luego Joselito su apisonadora veinte tardes seguidas. Y una sola jornada belmontina, una tanda de lances sola, derrumbaba como un castillo de naipes, con el asombroso sobresalto de lo desconocido y nuevo, la soberbia edificación gallística de media temporada.........Entre el gallismo o belmontismo intransigente, un criterio ecléctico declarando al uno "más extenso" y "más intenso" al otro, hubiera conciliado la grandeza de ambos rivales y quizá suavizado los vientos y las mareas de la pasión.........Sin perjuicio de aceptar la novísima fórmula armónica de que fuese "Belmonte el dominio del arte y Joselito, el arte del dominio"...............Nada por tanto, de "Joselito más torero y Belmonte más artista". Joselito, torero y artista; el más artista del toreo de la época fechada en Guerrita. Y Belmonte, artista y mucho más que torero: instaurador de una divisoria tan señalada en la cronología del arte de torear"




  • "Las llamas de las pasiones joselista y belmontista se inflamaban por el contraste, no de escuelas, sino de estilos. O si se quiere, por la pugna entre clasicismo y romanticismo. Del toreo tradicional con el revolucionario que, por sus méritos, pronto se tornaría clásico. Del toreo perfectamente canónico de Joselito, que hacía exclamar: "¡Así se torea!", frente al de Belmonte, influido del élan de toda genuina obra de arte, salpicado de los defectos del genio, que arrancaba a los doctos el grito de "¡Así no se puede torear!", para que luego únicamente se hay podido torear así. O parecidamente..........Las calificadas virtudes clásicas birlibirloquescas -ligereza, agilidad, rapidez- hanse trocado vicios protervos, y aquel que no toree despacio no será considerado verdadero artista. Sin que el propio Joselito escape a este imperativo categórico del nuevo toque, ya asimilado por él a ciertos lances de su capa, alzada, sí, con los codos en alto -al modo del pase de los ki-ki-ri-kí-, pero metida en los estrictos vericuetos del ajuste y acomodada en lo posible a las lentitudes del temple belmontino."
  • "-¿Cómo no acabas con Belmonte?- le gruñe el déspota cordobés (se refiere a Guerrita) a José-. A mí no me hubiera durado una siesta........Ignora que Joselito gobierna el timón de la industria; pero no el del arte, cuyos derroteros penden del índice de Belmonte. Y Joselito le contesta: "A usted le hubiese durado como a mí. Yo estoy bien tardes y tardes y los públicos salen de la plaza diciendo: "Esta tarde ha estado mal Belmonte; pero ya vendrá la suya" Y cuando llega, se abre crédito para otro montón de tardes. Yo triunfo en noventa; él en cinco. Sus cinco invalidad mis noventa. Ni lo puedo borrar, ni usted lo hubiese borrado"



  • "Jamás hasta ahora entrechocaron dos tan diversos métodos toreros, ni jamás rivalizaron sobre el podio dorado de los ruedos dos figuras tan dispares en genealogía, porte y arte, ni tan gemelas en grandeza..........Joselito, torero de abolengo, hijo y hermano de toreros -los Gallo- se educa en el sistema tradicional: se empapa del toreo reglado en las plazas y en los libros de tauromaquia por los maestros seculares, desde Romero, Costillares, Hillo, Paquiro y Chiclanero hasta Lagartijo Guerrita...........Belmonte, hijo de un tendero, alumbrado en las misteriosas soledades del genio, no tiene otro antecedente ni otro guía que su intuición -inspiración- genial...........Alto, elástico, vigoroso, perfecto de cuerpo y de saber, conformado para vivir y triunfar eternamente de los toros, Joselito cautiva a la afición experta, en cuyo sentimiento admirativo cosquillean la euforia y la alegría: "¡No hay cuidado!".Belmonte, bajo de estatura y de color, endeble, levemente adrubado, vacilante en el filo del abismo abierto a sus pies por unas novísimas y escalofriantes normas, enciende en las multitudes un ardoroso frenesí -un terremoto-, en el que vibra mezclado y confundido con la admiración, el temor: "¡Lo va a matar un toro!"................Jamás pareja alguna de las formadas al calor del público -auténtico fautor de las parejas- había conseguido como ésta encarrilar las pasiones en un doble cauce de gloria al ídolo y respeto al adversario. Sostenida la fiesta sobre el puntal clásico de Joselito, que lleva a buen puerto todas las corridas, en tanto él entretiene a los públicos, el toreo de Belmonte, que al principio era un verso suelto, va entramado su poesía épica. Algunos toros, citados desde una cercanía desusada, caminan mecidos en el engaño como nunca se vió. Son despegados y despedidos de la apretada reunión sin prisa ni violencia, al compás -al temple- de su propio compás, moderada al máximum la velocidad de su ímpetu. Con el mandar a los toros el látigo se ha hecho guante. No hay ya que entrenar el físico para correr, sino el ánimo para resistir. La quietud, la apretura, la templanza, presiden toda su obra"



  • "Frente a la carga patética de este toreo de Belmonte palidece el toreo perfecto, sistematizado y sin choque emocionante de Joselito. La técnica es derrotada por el genio; la razón por la pasión. El sistema viene a ser lo que la palabra, y la personalidad lo que el acento. El sistema torero es el orden de una reglas conducentes a armonizar la estrategia y la esgrima con la emoción y la belleza. Y la personalidad es el signo que puntúa los trances para mejor transmitir su intensidad al espectador"

  • "El uno resultaba más grande junto o enfrente del otro. En la gloriosa temporada de Joselito del 1918 -ausente Juan- se echaba de menos a Belmonte. A las epopeyas belmontinas inmediatas a la tragedia de Talavera les faltaba José..................Del dístico ideal "Mandar en el mundo del toreo como Joselito y torear como Belmonte" se ha roto, por los siglos de los siglos, la primera mitad"

César JalónClarito, en sus Memorias de Clarito, se centra en el binomio Guerrita-Joselito:

  • "En puridad, casi todo cuanto se diga de uno conviene al otro..........Joselito torea con mejor modo..........Pero su trayectoria y características, aparte la suerte de matar que Joselito falsea después de haber recibido algunos toros -y para eso también la falsea el Guerra, aunque con más disimulo-, el conjunto de su copiosa y diestra labor los hace semejantes. Guerrita es en la edad que el toreo "anda sobre las piernas" lo que Gallito viene a ser en la edad que el toreo, por la genialidad belmontina, comienza a "andar en los brazos"...................Ambos son fuertes, robustos, espléndidamente dotados por la Naturaleza........Los dos conocen a maravilla las reses, los terrenos, las suertes todas. Y los dos alardean del mismo mérito: la incomparable mezcla de su sabiduría, poder y dominio...........Guerrita y Joselito -si no genios, amos-, reinan en la plaza y en el campo: en la fiesta"
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Maximiliano Clavo “Corinto y Oro", en Nuevo Mundo del 13 de Septiembre de 1918, escribe:



  • "Joselito es la cátedra; Belmonte es la intuición......El éxito de "Maravilla" y "Terremoto" ha sido la consecuencia afortunada de un pugilato constante entre la maestría y la intuición. Todo es cálculo en José; todo es espontaneidad en Juan. Aquél se ha hecho y éste surgió. En el toreo y en sus amores José hace lo que puede convenirle, porque reflexiona, pesa y mide, y Belmonte hace lo que le parece o lo que quiere, gane o pierda."

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Gregorio Corrochano, en su obra Introducción a la tauromaquia de Joselito, escribe:

"Joselito, el Gallo, como se llamaba para que el estrambote fijara su dinastía taurina, encarna el toreo hecho de capítulos de tauromaquia. No da un paso en la plaza que no tenga una finalidad; no mueve un peón de brega que no tenga el sentido que el peón de un tablero de ajedrez; al azar apenas le queda sitio en el ruedo. Su conocimiento de las reses es tan completo, que no deja resquicio a la improvisación. Todo su toreo tiene por base el toro. A la lidia del toro dedica todo su arte. Si el arte de lidiar toros quisiéramos simbolizarle con nombre de torero, nosotros no vacilaríamos en llamarle Joselito, el Gallo. Delante de Gallito no pueden los toros disimular su condición. Desde que pisan el ruedo y dan dos carreras por la plaza, sabe cómo son y lo que van a hacer durante la lidia............................Don Eduardo Miura, admirado de la intución de este torero, decía: "Parece que lo ha parido una vaca"............................Podía con todos los toros, porque sabía lo que era cada toro y a cada uno le daba su lidía"













Gregorio Corrochano, en su libro La edad de oro del toreo, en el capítulo titulado De las memorias inéditas de un redactor de ABC, escribe la siguiente crónica:











Examen de conciencia (20 de mayo de 1914)……………..Gallito ha conquistado un partido difícil, que le hostilizaba frecuentemente por luchas pasadas: el partido bombista, que se ha rendido deponiendo rencores, con su jefe a la cabeza, con el gran revistero Don Modesto……..Don Modesto, el Gallo de los revisteros, por lo arbitrario, por lo desigual, por lo artista; el hombre todo emoción y vehemencia, que sale cada tarde de la plaza deslumbrado por una faena, sin acordarse ya de más; el que glosa en sus crónicas coplas populares de las más opuestas tendencias, y, con su habilidad, convence cada tarde de lo contrario que convenció la anterior…………..Dice Don Modesto:
¿Qué es lo que más se parece a un huevo?
Otro huevo.
¿Qué es lo que más se parece a Bombita?
Joselito
¿Le gusta a usted Bombita?
Mucho. Pero mucho.
Pues mucho le tiene a usted que gustar Joselito.
Es que………
No hay qué que valga. Joselito se parece a Bombita, toreando, como un huevo a otro.
Tal vez Joselito se parezca más a Guerrita en eso de hacer desaparecer la emoción, dominando con su sabiduría y sus facultades los más peligrosos obstáculos; pero el estilo es el mismo que el de Ricardo. Miradle cómo abre el compás para cargar la suerte. Vedle con la pierna metida entre los pitones. Fijaos en el brazo de la muleta, que es un látigo que destroza al cornúpeto. No hay buey, por poder que tenga, que resista ese juego. Joselito ha convertido al mansurrón en unos zorros. Se arrodilla ante el hocico, le escupe en la cara, le coge un pitón…….¡Ya no hay enemigo! Eso hacía Bombita.
¿Mucho tiempo? Un minuto.
Bombita empleaba más, porque no hería con la facilidad con que hiere éste.
Ricardo, cuarteando, pinchaba arriba las veces que eran necesarias. ´
Éste, con el brazo suelto, arrea bajos los mandobles porque no le gusta prolongar las faenas.
En este momento, prefiero a Joselito.
Fui bombista y por eso tengo que admirar a Joselito, que es su contrafigura.”

El mismo  Gregorio Corrochanoen su libro La edad de oro del toreo, en el capítulo titulado De las memorias inéditas de un redactor de ABC, escribe la siguiente crónica, dirigida a Claridades (Fernando Gilis Mercet), conocido crítico taurino de la época:

Para “Claridades” (ABC, 21 de mayo de 1914)…………..Dice usted que hemos llamado a Joselito sabio, maravilla, y no sabemos cuántas cosas más; está usted equivocado; ni a Joselito le llamamos Maravilla, ni a Belmonte, Terremoto; les nombramos siempre sin adjetivos; mejor dicho, sin exagerar………..Dice usted que Joselito mata a los mansos que no le gustan de bajonazos censurables; nosotros no solamente no lo hemos ocultado, sino que hemos acompañado la revista donde lo decíamos de un fotografía en al que sorprendimos al espada en el momento del bajonazo…….Pero decir que Bombita tenía más decisión para matar, eso ya es perder los papeles, amigo Claridades……….Gallito es un estoqueador muy seguro, que no tiene más defecto que el de llevar la mano alta; pero ha recibido tres toros a la perfección, uno de novillero y los dos en los que cortó las orejas, y el que hace esto es un matador formidable, que no puede ser comparado con Ricardo, y menos suponerle menos decisión……..Si sólo el hecho –y usted lo sabe bien- de intentar recibir toros es un grado de matador, haber recibido tres es un entorchado…….¡Que no expone! ¿No expone el que domina? Usted dice que domina mucho; pues para dominar hay que exponer; esto es axiomático; el que no expone, toreará con más o menos lucimiento; pero no domina………..No hay quien domine como Joselito; pues la consecuencia es inmediata: no hay quien exponga como él……….Lo que le ocurre a usted –y a muchos- es que le emociona más el toreo que llama “macho”, o sea, el de Belmonte, porque como este torero no domina al toro como el otro, por muchas razones en las que juegan un papel importante las facultades, está usted viendo constantemente el peligro burlado, no por el dominio ni la superioridad, sino por el valor, que en un momento de descuido puede conducir a la tragedia. La emoción esta que usted siente es la de la desconfianza, que ve usted que el toro es el que domina y que el torero lo fía a su gesto gallardo de majeza indomable…….Cuando ve usted a Joselito, ve aquel toro, tan difícil en el segundo tercio, y al que no pudieron llegar por la cara los más hábiles banderilleros, a los cuatro pases ya no es toro, perdió la fiereza, y usted no se emociona, como no se emociona ante la jaula del domador de leones………….Por lo demás, querido Claridades, ¿qué le gusta a usted Belmonte? Y a nosotros; lo contrario sería de un mal aficionado”

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  • "La competencia de Gallito y Belmonte fue absolutamente torera. Eran dos estilos, dos escuelas, dos interpretaciones del toreo, las que dialogaban en el ruedo y chocaban en el tendido.........Era la competencia entre dos toreros y más aún, entre dos toreos........Gallito, el maestro, para el que los toros no tenían secreto, ni había suerte que ignorase, llevaba el toreo en la cabeza........Fue el maestro. Belmonte cuando salió a torear tenía algunas nociones de tauromaquia........Belmonte sintió el toreo antes de conocerlo; a esto se debe su gran personalidad y la orientación que le imprimió. Si Joselito llevaba el toreo en la cabeza, Belmonte lo llevaba en el corazón. No queremos simbolizar en el corazón la valentía, sino el sentimiento. El toreo de Gallito asombraba por su maestría, por su extensión, por su dominio, por su difícil facilidad para solucionar cuantos problemas plantea el toro en la plaza. El toreo de Belmonte sorprendía por todo lo contrario, por inexplicable: inquietaba por imposible; dolía verle torear.......Y saltó la competencia......porque eran, no dos toreros, ni siquiera dos estilos, que los estilos chocan todas las tardes desde que que hay toros; ni dos temperamentos......sino dos concepciones del toreo, dos interpretaciones las que se enfrentaban........Con Gallito y Belmonte se da el caso admirable de que las dos concepciones que tienen del toreo no se conservan aisladas, indiferentes, sino que empiezan por cederse, por comprenderse y acaban por fundirse. Joselito, el maestro, acepta que el toro puede llevarse más ceñido y más templado........Belmonte empieza a comprender que los terrenos de la plaza, durante la lidia los poseen proindiviso el torero y el toro, y que es al torero al que le toca deslindar, para saber por dónde anda. Asimila las normas de Joselito.......Y esto, sin perder ninguno de los dos su personalidad, sin parecerse el uno al otro en ningún momento, sin copiarse.....................Gallito y Belmonte  se estimulaban, se completaban de tal manera, que quien no los viera no vio el toreo completo en una tarde"
  •  "Si la llegada de Joselito al toreo es recibida con asombro, la llegada de Belmonte es causa de confusión y desconcierto. Si en Gallito ve la afición la maestría madura, lograda en una juventud que es casi niñez, en Belmonte ve lo que no creyó nunca que podría ver. De Joselito se dijo: "Éste es el mejor". Lo mejor tiene una relación, aunque superlativa, con lo anterior, y con lo actual; es un grado de una escala...............................De Belmonte se dijo: "Así no se puede torear" Esto encerraba los dos extremos del juicio. Así no se puede torear es una negación. Así no se puede torear, es también la afirmación hiperbólica de lo nunca visto....................Las dos interpretaciones chocaron y discutieron. Los escolásticos, con Guerrita a la cabeza, estaban en un extremo. Los heterodoxos, a los que se sumaron los bombistas sin partido, estaban en el extremo opuesto"
  • "Gallito conoce todas las suertes, pero como una derivación de su conocimiento de las reses. Ésta es la clave de su toreo; el toro. Belmonte se inclina de salida a la perfección de las suertes. No utiliza otra regla, que más que regla es un estilo, que la de llevar al toro toreado; por intuición o por imperativo fisiológico, al faltarle facultades, tenía por única defensa su toreo. Se daba la maravilla de que cuanto mejor toreaba, más seguro estaba, más alejaba el peligro, porque mandaba más; del toro suelto, sin dominar, sin ir toreado, era del que no se podía defender Belmonte, porque no tenía piernas para enmendarse. Al no poderse enmendar, enmendó el toreo. Acaso todo el toreo de Belmonte es una razón fisiológica. Entonces empieza a hablarse del temple. La teoría del temple puede decirse que es belmontina, tan reiteradamente la practica..........Si el toreo de Belmonte no se podía ver con tranquilidad, lo que hacía Joselito con los toros, su seguridad, su conocimiento de los instintos, de las querencias, de los resabios, de los cambios con la lidia, su anticipación en ser el primero, y a veces el único en la plaza, en verlo, era sorprendente" 
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Gregorio Corrochano, en su obra Introducción a la Tauromaquia de Joselito, refiriéndose al toreo por bajo del maestro, escribe:

  • "Joselito, en los toros difíciles -broncos, con poder, recelosos, de cabeza descompuesta, probones, de sentido- que si no se toreaban por bajo no había nada que hacer con ellos...................solía mandar a Blanquet, y antes a Sánchez Mejías, a que le dieran unos capotazos, para ver como estaba en aquel momento el toro, y una vez visto, allá se iba con la muleta que lo dominaba todo....................., tendía la muleta y el toro pasaba del capote del peón a la muleta de Gallito, como si capote y muleta estuvieran unidos. Y ya con la cabeza del toro en la muleta de José, empezaba aquella faena por bajo, que daba miedo en el tendido, aquel modo de aguantar cornadas, y tarascadas, y frenazos del toro, que buscaba, y el torero cada vez más metido en el toro, y el toro echo un ovillo, juntando la cabeza con la cola, hasta que se entregaba jadeante abriendo la boca llena de espumarajos, y el torero, sonriente, le tocaba los pitones, acariciándole, en un alto el fuego, signo de paz, y entonces el toro sacaba la lengua y Joselito saludaba cogido al cuerno que quiso herirle, y ya lo había inutilizado en una emocionante faena por bajo"

El mismo  Gregorio Corrochanoen su libro La edad de oro del toreo, en el capítulo titulado De las memorias inéditas de un redactor de ABC, escribe la siguiente crónica, dirigida a Claridades (Fernando Gilis Mercet), conocido crítico taurino de la época:
  • Para “Claridades” (ABC, 21 de mayo de 1914)…………..Dice usted que hemos llamado a Joselito sabio, maravilla, y no sabemos cuántas cosas más; está usted equivocado; ni a Joselito le llamamos Maravilla, ni a Belmonte, Terremoto; les nombramos siempre sin adjetivos; mejor dicho, sin exagerar………..Dice usted que Joselito mata a los mansos que no le gustan de bajonazos censurables; nosotros no solamente no lo hemos ocultado, sino que hemos acompañado la revista donde lo decíamos de un fotografía en al que sorprendimos al espada en el momento del bajonazo…….Pero decir que Bombita tenía más decisión para matar, eso ya es perder los papeles, amigo Claridades……….Gallito es un estoqueador muy seguro, que no tiene más defecto que el de llevar la mano alta; pero ha recibido tres toros a la perfección, uno de novillero y los dos en los que cortó las orejas, y el que hace esto es un matador formidable, que no puede ser comparado con Ricardo, y menos suponerle menos decisión……..Si sólo el hecho –y usted lo sabe bien- de intentar recibir toros es un grado de matador, haber recibido tres es un entorchado…….¡Que no expone! ¿No expone el que domina? Usted dice que domina mucho; pues para dominar hay que exponer; esto es axiomático; el que no expone, toreará con más o menos lucimiento; pero no domina………..No hay quien domine como Joselito; pues la consecuencia es inmediata: no hay quien exponga como él……….Lo que le ocurre a usted –y a muchos- es que le emociona más el toreo que llama “macho”, o sea, el de Belmonte, porque como este torero no domina al toro como el otro, por muchas razones en las que juegan un papel importante las facultades, está usted viendo constantemente el peligro burlado, no por el dominio ni la superioridad, sino por el valor, que en un momento de descuido puede conducir a la tragedia. La emoción esta que usted siente es la de la desconfianza, que ve usted que el toro es el que domina y que el torero lo fía a su gesto gallardo de majeza indomable…….Cuando ve usted a Joselito, ve aquel toro, tan difícil en el segundo tercio, y al que no pudieron llegar por la cara los más hábiles banderilleros, a los cuatro pases ya no es toro, perdió la fiereza, y usted no se emociona, como no se emociona ante la jaula del domador de leones………….Por lo demás, querido Claridades, ¿qué le gusta a usted Belmonte? Y a nosotros; lo contrario sería de un mal aficionado”


El escritor peruano Luis F. Odría, en su libro El arte del toreo y los secretos de la lidia, recoge este comentario de Gregorio Corrochano:
  • “José Gómez “Gallito”, que es a quien dicen haber visto dominar más toros, era de un dureza con los toros duros y poderosos, que a los pocos minutos el toro se le entregaba. Y cuando había que cuidar un toro para que no perdiera facultades, ni dejaba dar un capotazo a un peón, ni dejaba que un picador apretase en el puyazo, para lo cual precipitaba el quite y se llevaba el toro. ¿Cómo se lo llevaba? Se lo llevaba sin dejarle llegar al capote para que no cornease, y en vez de sacarle el capote por debajo, con lo que se caen los toros blandos de patas, se lo sacaba suavemente por arriba, Y el toro no perdía la poca fuerza que tenía, y así la conservaba durante la faena. A cada toro, lo suyo. Esto es lidiar. Así lidiaba “Gallito”………………..Joselito no esperaba en la suerte de varas, a que el toro saliese del caballo, para aprovechar la huida dejándolo pasar, poniéndose un poco al margen del camino, Joselito hacía el quite. Hacer el quite es quitarle de donde está. ¿De adónde hay que quitar al toro en la suerte de varas? Hay que quitarle del caballo…………….”Gallito”, como lidiaba los toros, cuando se iba al estribo después del primer tercio, sabía perfectamente el enemigo que tenía por delante, ya sabía lo que tenía que hacer, no podía haber sorpresas. Sabía incluso si iba a agradar o iba a desagradar al público, porque muchas veces no se puede hacer lo que el público quiere ver, y esto siempre desagrada, porque al público se le ha acostumbrado a mirar al torero, y a no mirar al toro. No se conformaba con lo que había observado durante la lidia que le dio en la suerte de varas, seguía muy atento a lo que hacía el toro en banderillas, el tercio que más cambia el toro y más se resabia, sin no se lleva rápidamente, con los capotazos precisos y sin salidas en falso. Después de esto, ¿cómo iba a tener Joselito sorpresas? Tenía éxito o no, pero no tenía sorpresas, porque no dejaba nada a la casualidad” 
Gregorio Corrochano, en su libro La edad de oro del toreo, escribe la siguiente crónica al día siguiente de la muerte de Joselito:


La muerte de un gran torero: A “Joselito” le ha matado un toro. Una corrida trágica en Talavera de la Reina (ABC, 18 de mayo de 1920)………………………..Todo lo que ocurre me parece una pesadilla. Lo he visto y no lo creo. Me cuesta un esfuerzo terrible escribir: A Joselito le ha matado un toro, pero así ha ocurrido: a Joselito le ha matado un toro en Talavera de la Reina………….Le ha matado el toro quinto; se llama Bailador, era negro, tenía cinco años, era muy chico, muy corto de pitones y sólo pesaba 260 kilos; pertenecía a la ganadería de la viuda de Ortega, una cruza de Veragua y Santa Coloma……………Había un lleno imponente………….Gallito brindó animoso, y aún recuerdo el brindis, que fue una evocación: “Brindo por el presidente, por su distinguido acompañamiento y por el pueblo de Talavera, adonde tenía muchas ganas de torear, porque esta plaza la inauguró mi padre, por cuya memoria brindo también”…………..Salió el quinto toro, tan certero como suelen ser todos los toros cornicortos, y sin recargar, sin llegar apenas a los caballos, pues fue el menos bravo, mató tantos como varas tomó. Joselito me indicó con el gesto que el toro no le gustaba; yo le contesté que a mí tampoco me agradaba. Uno de tantos comentarios mudos como Joselito y yo hacíamos en las corridas. Más tarde le indiqué que el toro era burriciego; el me dijo que había perdido la vista el toro en los caballos. Y salió a matar. El toro se defendía y estaba bronco. José medio lo dominó con la muleta, y el toro se fue a tablas, cerca de mi barrera del 1. Oí perfectamente que le dijo al Cuco dos veces: “Quítate, Enrique, que está el toro contigo, y por eso no toma la muleta.”. El Cuco se cambió de lugar. Joselito lo sacaba con pases de tirón, muy trabajosamente, pues el toro apenas le embestía. José, que estaba muy cerca, dándole con la muleta en la cara, se retiró, y entonces el toro, acaso porque le viera mejor por el defecto de la vista ya apuntando, se le arrancó fuerte y pronto, inesperadamente, en un momento en que el torero no hacía nada, sino que se disponía a hacer. A José, a quien indudablemente sorprendió el toro, no le dio tiempo de nada, ni de darle salida ni de quitarse de allí, a pesar de sus facultades. No hizo más que adelantarle la muleta para taparle y parar el golpe. El toro le cogió de lleno, le enganchó por el muslo derecho, y en el aire le dio una cornada seca y certera en el bajo vientre, como las que había dado a los caballos. Cayó José mortalmente herido, se contrajo, y el toro le derrotó en el suelo, pero no le recogió……….Cuando le incorporaron me miró con cara de angustia, y me señaló con la mano la ingle, al mismo tiempo que se recogía los intestinos, que le asomaban………Al Cuco, que le llevaba a la enfermería, le dijo: “A Mascarell, que avisen a Mascarell.” Y ya no habló más; le dio el colapso……..Yo le he visto muerto; le he visto y no lo creo. He visto cómo le quitaban del cuello un retrato de su madre y una medalla de la Virgen de la Esperanza…………Me parecía dormido. No puedo creer que muriera quien unos minutos antes era la alegría de esta plaza y el sueño de todas las empresas. Me parece mentira que haya muerto quien llegó hace unas horas conmigo, y al montar en la estación en un coche, como esos que van en Madrid con bodas a la Bombilla, empezó a cantar alegremente, y fue hasta el hotel gritando como un chico: “Viva la novia”. Me parece mentira, pero es la realidad, la trágica realidad. A Joselito le ha matado un toro, y yo tengo que contarlo, que es otra dolorosa realidad………Con Joselito no ha muerto solamente un torero, sino una figura representativa del toreo, y quién sabe si la fiesta misma……………Las cuadrillas, aquellos hombres fuertes y hercúleos hechos a la brega con los toros y a las emociones trágicas, lloraban como niños. Sánchez Mejías no tenía consuelo, y repetía incisamente: “¡Qué fatalidad, qué fatalidad!”

Su madre había llegado a decir: "A José no le coge el toro como no venga a la fonda"................."Y para eso- corrigió alguien- si entra sin avisar"

Gregorio Corrochano, en el capítulo Cogida y muerte de Joselito de su Tauromaquia, escribe:


"¿Qué es torear? Yo no lo sé. Creí que lo sabía Joselito y vi cómo le mató un toro [....] En la enfermería de la plaza, le rodea su cuadrilla llena de espanto, y Sánchez Mejías que había alternado con él. Dicen palabras incoherentes mezcladas con sollozos. Lloran por él y por ellos. Si a Joselito, el maestro, le ha matado un toro, a ellos ¿qué va a sucederles? Cada uno vive, por un quite que le hizo José. Ahora, sin él, ¿cómo iban a torear?

Ignacio, que nunca pudo sospechar, que tendría que matar el toro que mató a Joselito.
Blanquet, a quien mandaba con la mirada, o llamándole con una mano cuando no podía distraer la vista del toro.
Enrique el Almendro, decía con su andaluz mordiente: ¡Te fiste! ¡Te fiste! Y repetía Parrita: ¡Se fue! ¡Se fue!
Lo veían y no lo podían creer. Ellos, que cuando esperaban intranquilos en el patio de caballos, antes de la corrida, al ver llegar a Joselito decían: “Ya está ahí José”. Y esto les volvía la tranquilidad. Como si no supieran que vendría puntualmente, como si temieran que no llegara a tiempo y tuvieran que torear sin él: “Ya está ahí José”, y se liaban los capotes al cuerpo. Ahora sí estaban sin él. Tendrían que torear sin él. Porque ya no llegaría a tiempo al patio de caballos. Qué tragedia la de estos hombres, sin el hombre; la de esta cuadrilla, sin el maestro. Todos tenían pena y terror. No era el miedo a la muerte, a la que vieron cerca muchas veces. Era que daba miedo ver a Joselito matado por un toro.
A medianoche comenzó a llegar gente de Madrid. Unos eran periodistas y fotógrafos. Otros no tenían nada que hacer allí. Nadie sabe quiénes son. Se acercaban silenciosos, y decían mirándose, sin atreverse a alzar la voz: “¡Es verdad! ¡es verdad!” Y salían.
La enfermería tenía una ventana con reja. Entró la luz cárdena, de esa hora indecisa, hecha de noche y día, del amanecer. Joselito no la vio. La cuadrilla, despeinada por las manos crispadas, las coletas deshechas, lacias, caídas, los ojos “emparpitaos” como en la saeta de Manuel Torre, el rostro dolorido, y amarillento como los cirios de la capilla ardiente; parecía que aquellos hombres se habían muerto durante la noche.
En un corral cercano a la ventana de la enfermería, había un toro, el sobrero de la corrida. El toro mugía, como si ventease a los toreros. Por la ventana entraban mugidos del toro, y se rompió el silencio del dolor y de la muerte, ¡Todavía el toro!
Aquellos hombres –Ignacio, Camero, Blanquet, el Almendro- oían al toro, y miraban sin pestañear a José.
Llegó el día.
-Vámonos a Sevilla- dijo Ignacio levantándose.
Se levantaron todos. Cogieron a Joselito. Le sacaron en hombros de la plaza. En hombros hacía salido muchas veces. Pero ahora le sacaban, sin ruido, sin risas, sin palmas, silenciosamente. Y abrazados a él, se lo llevaron a Sevilla.
¿Qué es torear?"

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José María de Cossío en su biografía de Joselito (Los Toros, tomo III), escribe:

  • "Gustaba de torear al natural en redondo, y en estos pases acostumbraba a ayudarse ligeramente apoyando el estoque en la muleta. Esta circunstancia, en aquellos años de apasionamiento, le fue echada en cara como defecto. Todo aficionado que de buena fe lo considerara, había de convenir en que no era sino costumbre adquirida, según yo le oí declarar cuando le instábamos a que la abandonara, por creer que componía mejor la figura. Recuerdo que, toreando en Santander Saltillos, creo que en el verano de 1915,un grupo de conocidos aficionados le increpó al dar un natural de esta forma. Joselito se echó entonces la mano del estoque a la espalda y dio tres más, admirables. Creo que esta fue la primera corrida en que toreó así por naturales y así siguió toreando hasta su muerte."



Cossío acaba su biografía con estas palabras: 

  • "Puede así decirse que si ejemplar fue su vida torera, mayor ejemplaridad logró su muerte, que completa el ciclo de su actividad taurina sin un fallo, con perfección de mito"

El mismo José María de Cossío escribe:
  • "José fue, sobre todo, el torero dominador, el diestro eje de una época, la antena alrededor de la cual giraba el torbellino de la fiesta taurina, y eso desde su aparición en los ruedos........La cualidad suya más eminente es, sin duda, su vocación por la profesión torera, a la que se entrega sin reserva desde los catorce años. Vive sólo para los toros, habla tan sólo de toros y a los toros supedita todas sus expansiones, costumbres y deseos. Gozar con la integridad con que él gozó la satisfacción de dominar su profesión fue placer digno de un gran ambicioso, aunque acaso incomprensible para caracteres menos enteros y graves...........Es indudable que el arte de Joselito se depuró y perfeccionó con los años y es de justicia reconocer que la compañia y el ejemplo de un torero de la perfección estilística de Belmonte le fueron ventajosísimas, pero en la brega eficaz con el capote apareció perfecto desde becerrista.......Ni el don genial de improvisar las suertes le fue negado. En banderillas fue desde el principio extraordinario, tanto en la preparación como en la ejecución de las suertes.........Su dominio con la muleta fue insuperable desde el principio.........Es cierto que Joselito no fue un matador de toros de estilo depurado........pero matador más rápido y seguro es posible que no se encuentre en los anales de la tauromaquia.........Mató muchos toros recibiendo, y en esto ocupa un lugar singular en su época...........Logró la consideración más elevada que diestro alguno pudo soñar y muere a los veinticinco años, en plena gloria, sin conocer la tristeza de un fracaso, sin advertir el menor síntoma de decadencia."
José María de Cossío en ABC del 16 de Mayo de 1945, escribe:

"En el XXV aniversario de Joselito.........Mil veces se ha recordado su arte único de torero, su habilidad técnica, su dominio asombroso......Pero yo, al evocar su recuerdo, quiero hacer patente una cualidad suya, singular y ejemplar, a la que creo motor de todos sus aciertos taurinos y sostén de su carácter y de su tesón a lo largo de toda su vida torera. Esta cualidad señera fué la fidelidad sumisa y absoluta a su vocación. Desde niño hubo de sentirse llamado, y con urgencia insoslayable, a la profesión torera. Todas las ramas de su abolengo están pobladas de nombres de toreros........Si alguna vez se ha invocado lo de "la voz de la sangre" ha sido en este caso. Porque "Joselito" no la desoye.......Donde mejor se ve la fidelidad de "Joselito" a su vocación es en su conducta, en su posición ante la vida, en su concepción seria y austera de ella......Joselito, que no fué precisamente un cartujo, sabía muy bien hasta dónde le obligaba la dedicación a su arte, la fidelidad a su vocación y sabía renunciar.......Pero "Joselito" era el gran ambicioso que cifró todas sus aspiraciones en dominar su profesión como nadie la había dominado......Este gran placer de soberbio le gustó plenamente, y a su lado es natural que le parecieran frívolos y despreciables los demás que le ofrecía su vida colmada de simpatía y popularidad.......En este camino, "Joselito" llegó en su renuncia hasta la de la propia vida"


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Texto de Carlos de Larra "Curro Meloja" extraído de su obra "Grandes maestros de la Tauromaquia": 



  • “José Gómez Ortega, Joselito. Torero de casta torera………Figura señera del arte taurino. Tratado viviente de Tauromaquia. Ni Montes, ni “Lagartijo”, ni “Guerrita”, el trípode-sostén de la maestría en el arte del toreo, fueron maestros tan profundos y tan extensos como “Joselito”, pese a su corta vida……………De haber tenido inspiración creadora, su nombre sería, sin comparación, el más grande de la Historia; sólo le faltó eso, precisamente lo que su competidor tantas tardes (Belmonte) trajo consigo: la concepción y ejecución de un nuevo modo de torear. Pese a ello, “Joselito” fue el torero más completo que ha pisado los ruedos, pues hasta como matador –que lo era imperfecto en la forma- llegó muchas veces a la perfección, incluso resucitando la vieja y olvidada suerte de recibir. Como banderillero era un prodigio; como conocedor de los toros, asombroso. José fue el “Gran Maestro”, que atesoró en su cuerpo, mimbreño, gentil y torerísimo, cuanto podía saberse de la lidia con arte de reses bravas………y algo más también, por la gracia de Dios………….Si a José pudo matarle un toro, no pudo vencerle ninguno”
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Antonio Díaz Cañabate en la Revista El Ruedo, escribe:


  • "Por qué silbé a Joselito. Entre las muchas estupideces que comete la juventud, la más imperdonable de todas es la estupidez de la suficiencia........Esto, exactamente, me pasó a mí con Joselito.........Cuando se presentó Joselito en la plaza de Madrid yo, a pesar de mis pocos años, me consideraba un aficionado viejo, Y decreté, sin considerar el buen éxito que consiguió el gran torero, que no pasaría de ser un torerito arregladito y compuesto. Las profecías en los toros son muy peligrosas.........Joselito, desde sus primeras actuaciones, demostró sus enormes conocimientos, su pasmosa seguridad, su maestría. Y todo esto a los dieciséis años.
Y aquel chaval era un hombre que dominaba toros y multitudes, que mandaba y era obedecido. Y que en la calle, al cruzarla, tocado con su sombrero ancho y sus brillantes refulgiendo entre las chorreras de la rizada camisa, todas las mujeres volvían la cara para mirarlo. Esto era demasiado para los demás jóvenes......Y nos hinchábamos de silbar a Joselito.


  • Cuando pude darme cuenta de mi cruel majadería, me entró tal remordimiento que desde entonces no he vuelto a silbar a ningún torero.............Hemos de confesar que Joselito, en la Plaza, era antipático. Siempre la suficiencia y la maestría son intolerables para el mediocre. Aquello de que a Joselito no le cogieran nunca los toros, sacaba de quicio al honrado menestral. La facilidad con que ejecutaba todas las suertes del toreo, también........El solo defecto de Joselito era la hora de matar. Mataba mal. Esto era suficiente para negarle sus enormes dotes de torero.......Y Joselito, con el brazo en alto, entraba a matar. ¡Qué alegría si señalaba un pinchazo! Estábamos vengados. Si cobraba la estocada, aunque estuviera colocada en la misma yema, decíamos que estaba atravesada o perpendicular o tendida. Y al dar la vuelta al ruedo, al pasar frente al 8, encima del cual se encontraba la andanada cuarta, Joselito oía, ¡oh, sí, estoy seguro que lo oías!, nuestros desdorados silbidos. "¿Qué pensaría de nosotros? Sin no nos llamaba más que imbéciles, me doy por satisfecho."
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Juan Pedro Domecq, en su libro Del toreo a la bravura, escribe:

  •  "Joselito, también llamado Gallito, supuso en el toreo la cima en el desarrollo de la Tauromaquia antigua; en él se fue acumulando toda la sabiduría taurómaca sedimentada desde los primeros toreros...............Pedro Romero, Costillares, Pepe-Hillo, Paquiro, Lagartijo, Frascuelo y Guerrita fueron desarrollando oficio y técnica frente a los toros, y de todos bebió Gallito para que su tauromaquia explosionara ya a los 16 años de edad.................De dinastía torera, con padre y hermanos también toreros, vivió toda su vida en el ambiente y la afición a los toros. Joselito aportó a los toros la afición absoluta. Sólo vivía para los toros................Le intereseran todas las suertes y, por tanto, intervino en todas ellas. Supuso una influencia determinante en el sustancial cambio que se estaba preparando: el paso de la Tauromaquia antigua a la moderna.......................Joselito se acercó a todas las dimensiones de la Tauromaquia; la crianza del toro, los métodos de selección, la forma de realizar los tentaderos de los distintos ganaderos, la embestida de las vacas en la tienta y cómo torearlas, examinar las distintas formas de acometer de los animales en cada ganadería.................y comenzó a fijarse en los que tenían una forma de embestir más adecuada para realizar el toreo nuevo que surgía en su mente.................También se preocupó por el espectáculo en sí de la corrida de toros, en su organización, en el coste de las entradas..................Fue el primer torero que se apasionó de una forma global, detallada y minuciosa por la Tauromaquia"


  • "El hecho fue que, al observar Joselito el nuevo toreo de Belmonte y el efecto que producía en el público, se dio cuenta de que había surgido algo nuevo y su objetivo, desde el primer momento, fue el hacer posible la tecnificación de esta forma de torear y, por lo tanto, que este nuevo toreo se viera con mayor frecuencia en los ruedos........Joselito y Belmonte cultivaron una gran amistad. Belmonte se dio cuenta de la profundidad de los conocimientos de la Tauromaquia que tenía Joselito y del interés de su compañero por desarrollar su incipiente tauromaquia. Belmonte se dejó aconsejar y comprendió que eran complementarios; aprendió la técnica de Joselito, le dejó libertad en la elección de los toro a torear y en mucho detalles de contratación. Esta fusión de genialidad y conocimientos es la que hizo nacer la nueva Tauromaquia. Ya no se pretendía simplemente burlar al toro, se pretendía torearlo, es decir, acompañar su embestida con el capote y la muleta mediante el movimiento de los brazos. El movimiento de piernas fue desapareciendo y el toreo comenzó a tener una esencia distinta..........Belmonte vino a decirle a Joselito: Se puede torear de una forma distinta a lo habitual, y esa diferencia es la que Joselito vio desde el primer momento y puso todo su saber en la Tauromaquia para hacer posible que este toreo llegara a realizarse cuanto antes y con frecuencia. Ése fue el gran secreto de la evolución del toreo antiguo al toreo moderno. Esta transformación no va a ser inmediata, va a necesitar una lenta progresión. Pero el nacimiento, el inicio, surgió de la fusión de los conceptos del toreo de Joselito Belmonte, y eso supuso un momento grandioso para la Tauromaquia"
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Texto de "Don Indalecio" en su libro "La Tauromaquia en el siglo XX":


  • "¿Será necesario repetir que del vientre de su madre salió torero? Lo reunía todo: facultades, afición, inteligencia, deseo de superación, soberbia de ser torero……Le salió al paso un mal enemigo, que le llevó de cabeza, y se fue a un tentadero a pedir que lo encerraran con la vaca más resabiada……..Era torero con afición y por afición; en su arte lo consiguió todo............realizó todas las suertes de capa; banderilleó en todas las formas de manera prodigiosa; con la muleta dominaba o realizaba faenas brillantes; y con el acero, su flaco, lo intentó todo, hasta la suerte de recibir. Por algo, bien supo bautizarle el que le llamó Joselito Maravilla………..En noble competencia desde 1914 con Juan Belmonte…………Mandaba en los toros y en los compañeros, que lo elevaron a la presidencia de su Montepío…………..Fue Joselito el Gallo un torero que, en su amplitud, en sus condiciones de excepción, no ha tenido sucesor. Es difícil que la tenga. Los que le vimos, lo recordamos a cada instante. Y lo recordamos con la intención de que aficionados de nuevas generaciones no lo comparen, gratuitamente, con cualquiera."


  • "Al retirarse Ricardo Bombita y seguirle como sombra al cuerpo Rafael González (Machaquito), surgen los derrotistas, los lacrimógenos, y se preguntan: ¿Qué va a pasar aquí? ¿Qué será de la Fiesta? [....] En este caso, a la temporada de 1913 iba a sucederle la Edad de Oro del toreo.  Al joven prodigio de diecisiete años, nacido para el toreo, con todas las condiciones necesarias y aun sobrantes para empuñar el cetro de la Fiesta, venía a emparejársele una figura extraordinaria, con aptitudes para torear como nadie había toreado. ¿Cómo quieren ustedes que sea el rival, el competidor de Joselito el Gallo?, podían preguntarse los aficionados más exigentes. Y el aficionado más inefable, el más optimista, el más soñador, podía haber respondido: ¿Os convendría uno como Juan Belmonte? Y a unos y otros convino, ¡ya lo creo que convino! ¿Quién podía soñarlo mejor? [....] España desbordada. No hay más que josefismo y belmontismo en la nación. Los intelectuales fruncen el ceño [...] Joselito, nacido para torero, se encuentra con que hay que fijarse en el compañerito aquel que no sabía para qué había nacido. A lo mejor, para intelectual, que es la lo que le tiran sus aficiones. Mas como Joselito puede con todo, puede hasta con la manera de torear de Juan, que es una manera no apta para menores, y que no consiste sólo en meter la barbilla en el sobaco para dar las verónicas, ni en salir, desgarbadote, con la muleta a rastras y  con la pierna no menos arrastrada también [...] Van pasando las temporadas [...] ¿Se cansa ya la gente? En algún sitio comienza a oirse el “¡Que se vaya!” [...] Y no en una plaza cualquiera de escasa importancia [...], sino en la de Madrid [...] Tal le ocurre a Joselito. Y antes, a Belmonte, en terna con Gaona y con Gallito, a Rodolfo y a José les alientan: “¡Solos!” ¡Solos! [...] Joselito, obediente, se marcha y no vuelve. Porque ha adquirido un compromiso para torear en Talavera de la Reian el 16 de mayo de 1920. Y cumple su palabra. De Talavera no vuelve: lo vuelven. Y Juan se queda solo; y hace mutis y medios mutis. Y cuando abre un paréntesis de torero en activo, se encuentra más seguro, más dominador, más sabio. Algo así como si Joselito, su rival, su amigo, su buen compañero, a espaldas de sus enconados partidarios [...] le hubiera dejado en testamento su sabiduría magistral [...] Pero desde el 16 de mayo de 1920, con la muerte del uno, la Edad de Oro del torero se había terminado. Podemos asegurarlo los que la vimos; los que no hablamos de memoria [...] Si [...] ,os digo que los que pudimos conocer la Edad de Oro de José y Juan, nos consideramos felices por haber vivido aquellos tiempos."
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Luis Uriarte, Don Luis, en su libro Figurones taurómacos, editado en ¿190.?, en las páginas 174-177, escribe:


"Así como Machaquito era un caso clínico de vergüenza torera, Joselito lo es de precocidad tauromáquica…….Como torero, Gallito es acaso el más largo de cuantos en el mundo han sido; y si perfeccionare su estilo de matar, sería también el más completo. Con la capa y con la muleta, domina increíblemente a toda clase de toros; es portentoso banderillero, sin rival ni en los tiempos pasados ni en los presentes; y estoqueador…..muy deficiente las más de las veces, aunque algunas haya demostrado que conoce a la perfección las diferentes suertes de matar……No sabe ganar amigos, sino espantarlos.

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En el libro  "El Sabio y el Fenómeno" en la temporada de 1914, escrito por El Bachiller González de Rivera y Triquitraque,encontramos estos comentarios de "Don Miquis" sobre Joselito y Belmonte:




  • “A mi juicio, en el toreo de Joselito domina la belleza, mientras en el de Belmonte impera la bondad. El clasicismo en éste; el modernismo en aquél. […..]  Joselito, artista consumado. Juanito, artista genial. El primero generaliza; el segundo especializa. El Sabio ejecuta como técnico perfecto. El Fenómeno, se inspira y crea. Aquél aprovecha todas las ventajas; éste desafía las desventajas y las vence.[…..] Gallito Chico es un torero lleno de saber, conocedor completo del arte, que atrae y seduce con sus filigranas exquisitas. Belmonte asusta con su arrojo y asombra con su arte. […..] La belleza en la ejecución, llega en Gallito a los límites de lo sublime, sin traspasarlos. La verdad y la bondad del trabajo de Belmonte, entran de lleno en la esfera del heroísmo. [-----] Gallito, como técnico, es más completo aún, si se me aprieta, que aquel maravilloso maestro llamado Rafael Guerra. […..] Belmonte ha logrado, con su toreo de brazos y de cintura, librar las acometidas de las fieras de un modo y en un terreno, donde antes NADIE se atrevió a torear. […..] Tal es el secreto a voces de sus triunfos y el fundamento de su sobrenombre.”

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José de la Loma, Don Modesto, declarado bombista, en su libro Desde la barrera (1910), escribe:


  • "Gallito es un torero enorme con una enorme cantidad de "prudencia" que le impide colocarse en el lugar donde debiera estar. Hoy por hoy su competencia con Bombita no puede tener serio fundamento ni ser objeto de discusión. Entre ambos media un abismo"


Años después, sobre los merecimientos de José Gómez, (Gallito y también Joselito), escribe Don Modesto una reflexión titulada El toro y la oralina. El pontífice herido, que se inserta en la sección DE TOROS,(El Liberal 7-07-1914):

  • "El Joselito del año anterior, cuando sus partidarios a voz en cuello le proclamaban fenómeno, era, y lo dije, un torero de oralina. Un prodigio de precocidad -también lo dije- pero tan excesivamente enterado que dominaba y practicaba el arte de "escurrir el bulto" como nadie. Sabía todo lo que había que saber: era dueño de todos los secretos y recursos de la lidia, pero sólo realizaba los absolutamente precisos para salir del paso decorosamente, arrancando palmas a las muchedumbres indoctas con un toreo ful, de oro de belón, sin valor, sin gallardía, sin emociones (...) El Joselito de este año es otro. ¡A qué se debe la transformación! Yo no lo sé, ni me interesa gran cosa saberlo. Hago constar el hecho para que los que me censuran por un cambio de opinión, sepan -debían presumirlo- a qué ha obedecido. (...) Y aquel torero que yo llamé de oralina, sin negarle nunca sus sobresalientes condiciones, se nos presenta repentinamente, toreando, con exposición, como torean los valientes, luchando con las fieras cara a cara, venciéndolas a fuerza de arte y bravura"


 El mismo Don Modesto, en otra crónica posterior, le llamaba: "Joselito I, Papa del toreo"

  • "La primera oreja que se concedió en Sevilla, escribe Rafael Ortega, Gallito, fue el 30 de septiembre de 1915, en plena feria de San Miguel. La faena de Joselito entusiasmó al público hasta tal extremo que la petición de la oreja del toro fue unánime, queriendo con esto los espectadores premiar de algún modo el arte y el valor del diestro. Así se inauguró la concesión de trofeos en la plaza de La Maestranza.........Esa tarde mató seis toros de Santa Coloma y si bien todas las faenas fueron magistrales, la que le hizo al quinto, llamado Cantinero, fue una verdadera apoteosis"



Tambien de Don Modesto son los siguientes comentarios, repletos de autocrítica. El era consciente de su tendencia a entusiasmarse fácilmente con "el torero del momento":

  • "Cuando Don Modesto contemplaba con el cabello erizado aquellas tremendas faenas de Bombita, con terribles bueyancones Don Modesto era bombista.

Cuando a Don Modesto se le achicaba el corazón viendo a Machaquito acostarse en el morrillo como si se echara sobre un colchón de muelles, Don Modesto era machaquista. Cuando Don Modesto aclamaba frenético a Vicente Pastor, sereno, imperturbable, toreando y dominando con la izquierda como ninguno y arrancando a matar con los ojos clavados en las agujas para llegar a ellas con la mano, ¡ah!, entonces era pastorista. Cuando Don Modesto presenció aquella innerrable faena de Belmonte el día 2 de mayo, y le vio de novillero dar cinco verónicas sin enmendarse, que no las había visto dar nunca, Don Modesto era belmontista. Y ahora que ve todas las tardes y en todas las corridas y en todos los toros, sean grandes o chicos, bravos o mansos, broncos o suaves, difíciles o inocentes, a Joselito, triunfar siempre, entendiéndolo todo, dominándolo todo, allanando obstáculos para otros, invencibles, como si fuesen leves montoncillos de arena, ahora es joselista, tiene que ser joselista; la razón, la lógica, el sentido común le impulsan a ser joselista.

Este Don Modesto cambia de ídolo de día en día"


El mismo José de la Loma, Don Modesto, escribe: 

  • "¿Qué es lo que más se parece a un huevo?

Otro huevo.
¿Qué es lo que más se parece a Bombita?
Joselito
¿Le gusta a usted Bombita?
Mucho. Pero mucho.
Pues mucho le tiene a usted que gustar Joselito.
Es que………
No hay qué que valga. Joselito se parece a Bombita, toreando, como un huevo a otro.
Tal vez Joselito se parezca más a Guerrita en eso de hacer desaparecer la emoción, dominando con su sabiduría y sus facultades los más peligrosos obstáculos; pero el estilo es el mismo que el de Ricardo. Miradle cómo abre el compás para cargar la suerte. Vedle con la pierna metida entre los pitones. Fijaos en el brazo de la muleta, que es un látigo que destroza al cornúpeto. No hay buey, por poder que tenga, que resista ese juego. Joselito ha convertido al mansurrón en unos zorros. Se arrodilla ante el hocico, le escupe en la cara, le coge un pitón…….¡Ya no hay enemigo! Eso hacía Bombita.
¿Mucho tiempo? Un minuto.
Bombita empleaba más, porque no hería con la facilidad con que hiere éste.
Ricardo, cuarteando, pinchaba arriba las veces que eran necesarias. ´
Éste, con el brazo suelto, arrea bajos los mandobles porque no le gusta prolongar las faenas.
En este momento, prefiero a Joselito.
Fui bombista y por eso tengo que admirar a Joselito, que es su contrafigura.”

Del  artículo de la Dra. María Celia Forneas, de fecha 20 de marzo de 2001, titulado La crónica impresionista de Don Modesto, entresacamos los siguientes párrafos:

"El 4 de Julio de 1914, José de la Loma, Don Modesto, construye en El Liberal una de sus hipérboles en honor del torero Joselito, para celebrar su hazaña con siete toros de Vicente Martínez, en la plaza de toros de Madrid. Matar siete toros en menos de dos horas es algo que obliga entonces a preguntarse con asombro <¡cómo fue!> y a recordar la explicación de Don Modesto:


  • "Felicitamos a la Tauromaquia por tener ya y con todos los honores consagrado, jefe, amo y señor, y digamos cómo fue. Es decir, cómo pudo llegar Joselito hasta las gradas del sillón pontificio con la sonrisa en los labios, fresco, ágil, desenvuelto, como quien se acaba de tomar en tarde de caliginoso estío un buen vaso de horchata (...) Joselito sin tiara, sin corona, sin cetro, con unos sencillos chirimbolos de torear y ante catorce mil espectadores, que salieron de la plaza roncos y congestionados de tanto vociferar y aplaudir, puso cátedra de toreo en todos sus distintos aspectos, activo, seguro, dominante, intentándolo todo y haciéndolo todo bien, muy bien, superiormente. Y cortando dos orejas por aclamación unánime del concurso" 
  • Viene a continuación la inevitable comparación con aquellos que ejecutaron semejante hazaña con éxito. Primero, Rafael Guerra, Guerrita y recuerda a sus lectores sus predicciones acerca de JoselitoYo he dicho y contra mí han tronado cañones y bombardas, que este muchacho lleva dentro del cuerpo dos o tres Guerritas empalmados, y como lo dije firmemente convencido de ello, sabía que en la tremenda aventura de matar seis toros en la Plaza de Madrid había de vencer "estrepitosamente" y tenía "forzosamente" que borrar la misma hazaña del Guerra, realizada en el apogeo de su gloria




  • Los recuerdos de Don Modesto van incluso más allá y llegan hasta la época de Salvador Sánchez Frascuelo para afirmar que de aquellas corridas de seis toros para un solo espada, se recuerda, como cosa sublime, la de Frascuelo, que en cinco cuartos de hora mató seis cornúpetos de un pinchazo y seis soberbias estocadas: Yo estuve en aquella corrida -afirma Don Modestoy les juro que nos hinchamos las manos aplaudiendo al inconmensurable matador. Pero ahora declaro, y por qué no, que en aquellos cinco cuartos de hora hubo muchos, muchos minutos de mortal aburrimiento. Y se explica. Salvador era torero poco vistoso con capote y muleta, aunque toreaba mucho y bien. Muy serio. Pero la seriedad en una visita de pésame, me parece cosa muy razonable. Eso sí. Llegaba el momento de arrancar a matar y entonces se daba todo por bien empleado. La comparación concluye cuando Don Modesto explica que aquella "gran corrida" hoy no hubiera provocado el entusiasmo que provocó la de ayer estoqueando Joselito siete toros en menos de dos horas. Y no nos aburrimos ni un solo momento. Y también se explica sencillamente, Joselito lo sabe todo, lo hace todo. Y lo hace cuando lo quiere hacer, no importándole nada las condiciones del enemigo, que es en los demás la razón suprema. Sigue Don Modesto hablando de la actuación de Joselito con las banderillas, con la muleta, con la espada, sus recortes con el capote al brazo, dignos de Reverte... Y lo hizo, según Don Modesto, maravillosamente, compuesto y enterado. Como quien lava. El ¿Resumen? es, prácticamente, una repetición del titular: ¡JOSELITO I, PAPA-REY!a 3 de julio del año 1914. - Firmado y rubricadoDon Modesto."-

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El crítico Don Ventura, resumiendo esta fabulosa temporada (1918), se expresa en estos términos:
  • "Con veintitrés años de edad y seis de espada de alternativa, parece haber llegado a la estación del logro y la madurez. No es posible, en manera alguna, estar más cerca de los toros de lo que él está; no es posible dominar más a los toros, sean grandes o chicos, duros o blandos, tuertos o derechos; no es posible arrimarse más y hacerles más cosas a los toros............No tuvo en todo el año quien le disputara los aplausos, y para que no se le creyera dormido y abandonado a la comodidad, se hizo la competencia a sí mismo y acabó la temporada electrizando a los públicos"
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Durabat, en La Lidia del 26 de Julio de 1915, escribe:

"Este muchacho es demasiado joven para ser tan gran maestro. Difícilmente se comprende llegue nadie a su edad siendo el primero en lo que fuere, sin ser soberbio......Y claro que puede serlo, pero la soberbia es un grave inconveniente para quien del público vive.
¿Qué es lo que hace Joselito? Todo, y todo bien, pero todo es de todos; cuanto él hace, lo hicieron antes, lo hacen ahora y lo harán después; su arte es la ciencia del toreo, nada le está negado, posee el secreto absoluto de la lidia........No tiene como su padre, los cambios de rodillas y la elegancia con el capote que le hicieron célebre; no posee como su hermano Rafael el maravilloso arte, la ciencia infusa del toreo, la improvisación, ni su gitanería, sus éxitos ni sus descalabros, pero lo hace todo; lo que hizo Lagartijo, lo que hizo Guerra, lo que hizo Bombita. ¿Pero lo de él? ¿Qué es lo de él? ¡Nada! Lo que es de todos. ¿Es malo? ¡No!. Mejor que nadie. ¿Pués qué pasa? Que Joselito ha dominado demasiado joven el toreo, y a fuerza de habilidad y sabiduría no asoma nunca el corazón a las faenas, nunca se ve la emoción cerca de él y esto.....¡esto cansa!, ¡esto aburre!
Torero bueno con el capote, excelente con las banderillas, superior con la muleta; torea bien a los toros bravos y se apodera pronto de los mansos, mata con poco estilo y grandes defectos. Y así y todo es el amo.
¿Con quién va a competir? Está tan bien como el mejor y además no puede considerar a nadie por encima de él. ¿Competir? con nadie, a nadie concedería beligerancia,porque él es el primero y, dicho sea en su honor, el más aficionado a esta fiesta."

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Federico García Sanchís, escribe en ABC un importante retrato de Joselito que titula Joselito o la Maravilla

  • "Sin que nos lo dicte la embriaguez del espectáculo, afirmamos que Joselito constituye hoy día la única maravilla de la juventud española. Nadie en literatura, pintura, periodismo, escultura, en la política ni en la ciencia; nadie que sea menor de treinta años puede alardear de excepción. Gentes que acarició Dios en la frente cuando nacieron; más no el semidiós. Joselito es algo concedido de gracia al país. ¡Pobre España, que para colmo de desdichas no consigue engendrar otra maravilla que un torero! (...) Joselito ha sido consagrado el primer torero de todas las épocas. Nosotros, sin embargo, preferimos las gachonerías del Gallo y la monstruosidad de Belmonte. Admiramos en Joselito su destreza y el instinto técnico, ambos insuperables. No lidia sino que juega al toro. Joselito ignora la dificultad y así su arte resulta poco humano. (...) Joselito, que no posee la elegancia de Rafael, ni la grandeza de Juan, y que, sin embargo, derrotará constantemente a los dos. (...) La energía derrochada por Joselito en una hora bastaría a llenar toda la existencia de casi todos los españoles" 
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El escritor mejicano Xavier González Fisher, en el artículo titulado La dialéctica y los toros, aparecido en la revista Gaceta Taurina de junio de 1997, escribe:

  • "Será Joselito quien retome las ideas de Guerrita en forma intuitiva, pues en primer término, continuará la tradición iniciada por el de Córdoba en cuanto a la posibilidad de escoger ciertos toros para sus actuaciones, y así como el Califa prefirió a los de Saltillo y Veragua, veremos que el de Gelves tirará mejor con los de Colmenar, en concreto, los de Vicente Martínez. Pero en lo sustancial, veremos que practica el toreo en redondo, sobre todo por naturales, continuando con una tradición que de momento pareció perdida en las manos de su hermano Rafael y de BombitaMachaquito y Pastor..............................Por su parte Juan Belmonte...................sería la contraparte de Joselito, pues su toreo no se apoyaría en unas facultades físicas privilegiadas, pero aportaría a la tauromaquia el hecho de torear a la verónica ya no llevando la manos altas al final del lance, sino echando al toro para atrás y procurando recuperar solo el terreno necesario para ligar el siguiente lance. Tanto influyó su forma de torear con la capa, que cinco verónicas que ligó sin enmendar en Madrid son leyenda todavía hoy, ochenta y dos años después. Con la muleta, era un frascuelista puro, torero que fue calificado por "Don Pío" como: ".......torero efectista, de los profesionales del pase de trinchera.....", es decir, como un torero que solo buscaba la igualada para tirarse a matar"


  • "Enlazando el lenguaje de Hegel con el de Spengler, podemos decir que el toreo de Joselito era "faústico", es decir, abierto, expansivo, derivado de la seguridad que da el conocimiento de las condiciones de los toros y en cuanto a procedimientos, continuador de la síntesis guerrista, que en esas fechas ya era la TESIS de una nueva tríada dialéctica que buscaría llegar al absoluto; Belmonte, podríamos decir que era "mágico", es decir, cerrado, misterioso, que apoyaba su toreo en un profundo sentimiento, que le hacía parecer patético, es decir, la ANTÍTESIS de José."
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Pepe Laña, en el Album del Abono de Madrid, de la temporada de 1914, escribe:



  • "Alguien dijo en cierta ocasión que el muchacho era un “Tratado completo de tauromaquia”…….Del Benjamín de los Gómez puede decirse ¡que es gran torero desde el punto y hora en que su señora madre tuvo la comodidad de ponerle en el mundo. Por eso la criatura –sin ser especialista- ha logrado dominar “todo el programa”……La gente acude a ver a José, fiando muchísimo en su toreo largo y sabio, que no puede acomodarse con una tarde de total fracaso, aunque se hallen preparados en los chiqueros “el toro que se comió la porra del pastor”, “el del ojo verde” y hasta el que tenía “un tal San Marcos”


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Texto de Jorge Laverón en su libro "Historia del toreo":



  • “José Gómez Ortega, Joselito. Su intuición torera, base de su personalidad, tenía perfecta madurez. Pisaba la plaza como terreno propio, sin vacilaciones, mandando en la gente y en el toro. Dominaba todas las suertes de la lidia cuando apenas era un adolescente, con sólo 17 años……………..José no era un torero de estilo perfecto. No acababa de tener seguridad en el toreo a la verónica, Era admirable en quites y sensacional con las banderillas. Con la muleta era prodigioso su dominio. Con el estoque mataba pronto, pero sin estilo…………..Fue el eje de una época alrededor del cual giraba la fiesta taurina. 

  • El arte de Joselito se depuró y perfeccionó con los años. Nadie sabe hasta dónde pudo haber llegado si no lo llega a truncar el toro BailaorJosé dominaba el cambio de rodillas inventado por su padre el señor Fernando, El Gallo. Sus lances de capa rivalizaban en perfección y temple con los mejores artistas del capote. Recortaba capote al brazo y su repertorio de quites era inagotable. Con la muleta fue dominador y llegó a alcanzar un arte prodigioso, lleno de quietud y temple, pero también de insólito belleza………….Joselito tenía una figura esbelta, una elegancia natural que le hacía parecido a Lagartijo. Torero completo y dominador de todas las suertes, era de natural orgulloso, de gran amor propio, como su maestro Guerrita. Pero también tuvo su toreo el misterio de su raza gitana, que si no afloró tanto como en su hermano Rafael, sí se percibía en lo intuitivo de sus galleos con el capote o en los adornos e improvisaciones con la muleta. José fue perfecto en todo salvo con el estoque, No fue nunca un buen matador de toros, pero lo cierto es que fue pronto y seguro, que mató muchos toros, tanto a volapié como a toro arrancado o en la suerte de recibir”

  • "Los fenómenos de Joselito y Belmonte, su apasionante competencia hasta la muerte de José en el ruedo de Talavera, configuran lo que la mayoría de los historiadores definen como la Edad de Oro del toreo…………Podemos deducir que Joselito fue el último torero antiguo, y Juan el primer torero moderno…………En la tauromaquia de José, en su asombrosa evolución, se aprecia, paulatinamente, un acercamiento a los cánones belmontinos......................Es el encuentro brutal entre dos personalidades riquísimas. El encuentro entre el último torero clásico, heredero natural de Lagartijo Guerrita, y el primer torero moderno en el más amplio sentido de la palabra: Juan Belmonte. Mientras José perfeccionará los moldes clásicos para elevarlos hasta donde nadie ha osado llegar; Juan rompe estos moldes e inventa un nuevo canon.................La competencia con Belmonte sirve para que se complementen en la plaza sus estilos tan diferentes, y resulta sumamente beneficiosa para los dos. Belmonte va adquiriendo en su toreo perfiles gallistas; se va haciendo un torero más seguro; le cogen menos los toros; en suma, domina más. Por el contrario, Gallito templa más, aquieta la figura, se los pasa más cerca, en suma, se abelmonta." 

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Néstor Luján, en su Historia del Torero, escribe:


  • "Joselito ha sido el torero más completo que ha existido. Ha sido el héroe perfecto, la juventud invencible hasta la cogida única y fatal. El representa los valores inmutables del toreo: un torero con la inteligencia, el valor y el arte a partes iguales. El triunfo de la medida sobre la improvisación, la rotundidad de las virtudes pitagóricas sobre el azar valeroso. Practicó todas las suertes conocidas con una intuición absoluta.........Joselito fue un torero total, obcecado por su oficio, con una devoción sin mesura por su arte.......En palabras de Vicente Pastor "Cuando a él le llega el agua al cuello, los demás estamos ya ahogados"



  • Fue un torero completo: por su arte, por su técnica y conocimiento, y por su insobornable vocación que hace de él una personalidad autoritaria dentro y fuera de las plazas. En lo que toca a intuición e instintos taurinos, nació conociendo el toreo, y su entrega total a este arte acrecentó hasta el límite de la inteligencia humana sus conocimientos. No toreaba a la perfección a la verónica, pero se esforzó en aprender, y, a partir de 1915, trazó unos lances impecables, modélicos y templados, en los que latía su innata elegancia y majestad. Bregando, fue único; y en quites su repertorio era inagotable. A una mano, en los cambios y quiebros de rodillas, en los recortes, con el capote al brazo, en las suertes adornadas, galleos, navarras, tijerillas, reboleras y toda suerte de jugueteos y fruslerías con el capote, en todo ello era un genial maestro. Con las banderillas, quizá no exista en la historia del toreo otro banderillero de su importancia........En su momento, tan sólo Gaona pudo igualarse en algún instante. Con la muleta, no ha tenido igual dominando a los toros broncos y adornándose con el toro claro y suave. Su poder fue absoluto; ligeramente encorvado, trasteaba con una justeza acerada, haciéndose con el toro en todo momento. Como matador no fue bueno, y en esto sí que le vence la memoria del Chiclanero.


Ello no quiere decir que no matase rápida y eficazmente, pero, al igual que Belmonte, despreció el antiguo clasicismo, la suerte valerosa y depurada. A esta época se debe la irremediable decadencia de la suerte. Sin embargo, preciso es declarar que en ocasiones ejecutaba con una esmaltada belleza clásica y practicaba incluso la suprema suerte de recibir. Pero, por lo general, montaba el estoque muy alto, entraba en tromba y alargaba el brazo; pocos toros le duraban en exceso. Como director de lidia, gozó, a pesar de sus verdes años, de una autoridad ilimitada, y conservó una eficaz disciplina en su cuadrilla."



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Texto de Luis F. Odría extraído de su libro "El arte del toreo y los secretos de la lidia":



  • Ya que hablamos del toreo clásico (Q.E.P.D.) quiero añadir en un breve estudio, las modalidades de estilo de esas dos figuras cumbres de la torería: Juan Belmonte y García y José Gómez Ortega “Gallito”.

“Joselito es la diversión; Belmonte la emoción”.
“Joselito hacía correr el tiempo más de prisa; Belmonte lo suspendía, lo paralizaba”.
“Joselito se conformó con ser ejecutante; Belmonte revolucionó el toreo creando una nueva modalidad”
“Joselito fue un colorista; Belmonte un clásico”
“Joselito respetó la teoría del pasado; Belmonte creó una nueva teoría”
“Joselito defendió los terrenos del toreo; Belmonte invadió los del toro”
“Joselito se dedicó al toreo por tendencia natural y hereditaria: Belmonte por encargo de la Providencia
“Joselito era un torero largo y de atractiva variedad; Belmonte era un matador completo y de inigualable calidad”
“Joselito consideró el torero como una competencia de habilidad; Belmonte como una trágica ceremonia”

En conclusión:

“Joselito era la tranquilidad personificada, que rayaba hasta la indiferencia; era frío, calculador e indiferente”



“Belmonte era fogoso, apasionado y temerario; y de una vehemencia tal, que era capaz de ofrendar su vida por cualquier nimiedad”


Y más adelante, Luis F. Odría, en el mismo libro, escribe:


  • “En el toreo no abunda la lógica……….Uno de los toreros que más sabía de toros –y esto es otro absurdo- fue precisamente quien más se equivocó al hablar de tauromaquia y al profetizar acontecimientos que todo el mundo con él, pensaba de igual modo. Me refiero a “Guerrita”…………….Entre los augurios que el segundo califa cordobés se permitió hacer en público…………fuera el que decretara la trágica y pronta desaparición del mundo de los toros  de Juan Belmonte. En aquel tiempo, cuando Juan andaba a trompadas y mordiscos con los toros queriendo plasmar aquel mensaje que la Providencia le había confiado, nadie podía dejar de pensar como pensaba Rafael Guerra y todos creían a pie juntillas lo que desde el balcón de su club de la calla Gondomar, había proclamado. Y pasaron los años y se murió destrozado por los pitones de una fiera el más grande lidiador de la historia, cual era José Gómez Ortega; y Juan Belmonte siguió paseando, triunfal, glorioso y poseído de su inmortalidad histórica, por delante del mismo balcón donde se proclama su fatal designio…………………Y es que el toreo es casualidad, acaso, azar lleno de angustia………Y nadie existe, vestido de torero, que pueda decir, como dicen que decía el “Cúchares” a su esposa: “María, prepara la puchera que güervo reseguía

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Filiberto Mira, en su libro "Vida y tragedia de Manolete", escribe:


  • "La tauromaquia la convierte Joselito en un súmmum. Es el que absorbe, resume y desarrolla como nadie la totalidad de sus dimensiones. Fue la suprema encarnación del ser lidiador…..¡Ojo!, una tauromaquia desarrollada sobre el poderío de las piernas, ejecutada con plenitud de facultades físicas y anímicas y teorizada en geometría de ángulos……Si coincidente con él no hubiera existido Belmonte, es posible que la tauromaquia se hubiera muerto también aquella tarde del 16 de mayo de 1920, en que Bailaor mató a Joselito. Todo se hubiera consumado al morirse el que todo lo tenía asumido…………..Pero existió Belmonte……………descubridor del toreo. Son conceptos e ideas diferentes. José fue la tauromaquia (ciencia, poder y supremacía del talento del hombre sobre el instinto de una fiera). Juan fue el toreo (sentimiento del hombre que le impulsa a crear arte –bastan muñecas y brazoa- con la emoción que dimana del astado irracional……………Gallito, prácticamente le pudo a todos los toros, porque los dominó y fue el colmo en los cánones de la variedad de las suertes hasta entonces conocidas. Juan necesitó la colaboración del toro, y cuando se la encontraba, pues anulaba hasta al mismísimo José. Este fue el perfeccionamiento, y el de Triana el que demostró que la lidia había que supeditarla al toreo, al que definió como fuerza del espiritu……………José adaptó la preceptiva de la lidia al toreo de Juan. Este insufló en su descubrimiento la técnica de aquél. Sin confundirse ni mezclarse, se fusionaron, y de esta aleación surgió la Edad de Oro.


  • Entiéndase que, en mi concepto, considero la tauromaquia como idea de lidia y al toreo como creación y desarrollo de un sentimiento. Lidiar es resolver, razonando, el problema que presente cada toro. Torear es transmitir belleza con emoción, y esto supone generar lo que llamamos arte. Ambas cosas no tienen porqué estar separadas. Lo ideal es disfrutarlas conjugadas. Ese supremo ideal lo compendiaron Joselito y Belmonte; por ello, esa Edad de Oro ha sido la más gloriosa de todas las épocas que hasta ahora ha conocido la Fiesta"
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El escritor peruano Luis F. Odría, en su libro El arte del toreo y los secretos de la lidia, escribe:


  • "Ya que hablamos del toreo clásico (Q.E.P.D.) quiero añadir en un breve estudio, las modalidades de estilo de esas dos figuras cumbres de la torería: Juan Belmonte y García y José Gómez Ortega “Gallito”.

“Joselito es la diversión; Belmonte la emoción”.

“Joselito hacía correr el tiempo más de prisa; Belmonte lo suspendía, lo paralizaba”.

“Joselito se conformó con ser ejecutante; Belmonte revolucionó el toreo creando una nueva modalidad”

“Joselito fue un colorista; Belmonte un clásico”

“Joselito respetó la teoría del pasado; Belmonte creó una nueva teoría”

“Joselito defendió los terrenos del toreo; Belmonte invadió los del toro”

“Joselito se dedicó al toreo por tendencia natural y hereditaria: Belmonte por encargo de la Providencia

“Joselito era un torero largo y de atractiva variedad; Belmonte era un matador completo y de inigualable calidad”

“Joselito consideró el toreo como una competencia de habilidad; Belmonte como una trágica ceremonia”


En conclusión:

“Joselito era la tranquilidad personificada, que rayaba hasta la indiferencia; era frío, calculador e indiferente”

“Belmonte era fogoso, apasionado y temerario; y de una vehemencia tal, que era capaz de ofrendar su vida por cualquier nimiedad”

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José Ortega Spottorno, en el prólogo (llamado Paseíllo) del libro de Gregorio CorrochanoLa edad de oro del toreo, escribe:


  • "Joselito, hijo y hermano de toreros, tenía, por tanto, trazado su destino: ser torero. Pero albergaba en su genio el ser uno de los toreros más grandes que han existido. Tras los años que actuó en una cuadrilla de “niños toreros sevillanos”, empezó como novillero en 1912, y cómo sería el clamor que produjo, que pocos meses después, el 28 de septiembre de ese mismo año, tomaba la alternativa en la plaza de Sevilla, de manos de su hermano Rafael. Si éste, apodado el Gallo, era un torero primoroso pero desconcertante (fueron famosas sus espantadas en que tiraba el estoque y la muleta y se negaba a matar), su hermano, al que llamaron Gallito, sería un torero completo, dominador, entendido, con pundonor y afición admirables. Belmonte, que había recibido la alternativa en Madrid, en 1913, de manos de Machaquito, fue un torero de menos facultades pero con un genio creador de suertes y un patetismo emocionante en sus lances y en la inigualable media verónica. Muy justamente se consideraba que realizó en el toreo una revolución copernicana, al hacer que el toro se mueva más en torno al torero que el torero alrededor de toro”
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Santi Ortiz, en su libro Lances que cambiaran la Fiesta, escribe:


  • "¡El amor propio de José! Siempre presto a saltar tanto en la calle como en la plaz. ¡Ay, José!.......El complementario de Juan; la otra cara rutilante de la moneda de la época más apasionada y apasionante del toreo. El polo natural opuesto a la heterodoxia belmontina. A José, hijo, sobrino y hermano de toreros, le salieron los dientes toreando y viendo torear; a Juan "lidiando" clientas en la quincallería paterna. José, provisto del respeto de su apodo familiar, desarrolla su carrera desde "dentro de la alambrá"; Juan, desde fuera, como furtivo nocturno o gastando fondillos en las tapias de los tentaderos. José ejerce desde siempre de paladín de la tradición; Juan encarna al saboteador de reglas y preceptos. Uno guardará las formas en el menor detalle, vestirá de corto y "olerá" a torero hasta en pijama; el otro vestirá a la inglesa, fumará en pipa y llegará al sacrílego tijeretazo que le cercene la coleta -seña, entonces, de identidad y actividad torera- cuando estaba en su máximo apogeo y sin pensamiento alguno de retirarse. 


  • José es un torero largo; Juan, intenso. A Joselito el toreo le entra por la cabeza; a Belmonte, desde las raíces de la tierra. José domina, Juan siente....................José es apolíneo, Juan dionisíaco; aquel es la luz, este las tinieblas. El ying y el yang que dirían en China. Sin embargo, su extensa y rica competencia, a ambos enriquece. La tradición se aviene al arte nuevo; la revolución aprende de las normas. José se acerca a Juan y este a José. Y entrambos elevan el toreo a su más alta cúspide a través de una competencia que desgajará a España en dos mitades, en dos banderías irreconciliables..............que desbordará la pasión extramuros de las plazas de toros: gallistas y berlmontistas, sus espadas en alto -y nunca mejor dicho-, mantendrá en versión corregida y aumentada la pugna entre frascuelistas y lagartijeros de la primera época dorada del toreo





  • No deja de ser un sarcasmo cruel del destino que fuera José, el domador de toros, el cerebro más preclaro de la historia, aquel de quien decían que para cogerlo había que tirarle un pitón, el que muriera víctima de los toros en plena juventud, mientras que Juan, presunta víctima inmolada en aras del toreo nuevo, el de "quien quiera verlo que se dé prisa", tuviera que apretar el gatillo con su mano septuagenaria para irse de este mundo. A veces pienso que es como si los toros también hubieran tomado partido en el asunto y optado finalmente por el nuevo arte que Juan trajo a la Fiesta. Porque Bailaor, al cornear a Gallito en Talavera, acaba con el único nexo capaz de conjugar la tradición evolutiva de la lidia y las revolucionarias formas que irrrumpen con Belmonte. Las demás coletas doctoradas quedan tan lejos del arte belmontino que la encrucijada que representa Juan para la Fiesta se resuelve del toro: el único camino a seguir es el que señala Belmonte con sus modos y formas. Las tablas de la ley taurina colocan como inexcusables mandamientos la canónica terna de infinitivos: parar, templar y mandar. El toreo como goce estético tomará vuelo por sí solo, los estoques se retirarán a un segundo plano, y el estilismo comenzará a brotar suave pero firme. Los pilares del toreo moderno han quedado asentados"
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Textos de Tomás Orts  en su libro Joselito El Gallo: su vida, su arte, su muerte, 1920:


  • "Tenía Joselito, como artista, la fatalidad de dar la sensación de una tal facilidad, de un tal dominio, de tales conocimientos de su profesión, que, para el público, cuanto hiciera le parecía natural en los días de sus mayores triunfos, y poco si su labor no producía entusiasmo.
  • Con él no rezaba lo de los toros difíciles, lo de los toros mansos; ni para él existían los broncos, ni los nerviosos: con el que saliese de los toriles, tenía que hacerlo, ¡y desgraciado de él si no lo hacía!"
  • "......Hay algo de sobrenatural en lo que "Juan le hace al toro", y como tal es deber de todos agradecérselo; precisamente todo lo contrario de lo que con Joselito ocurría. Este, hiciese lo que hiciese, y aun en el caso de que superase cuanto han hecho todos los toreros, siempre quedaba en deuda con la "afición": un hombre de su saber, de sus facultades, de su dominio, estaba en la obligación de arriesgar más, de matar mejor, de ejecutar, en una palabra, lo que no se sabe que haya ejecutado nadie.

Y es que, al revés de Belmonte, en Gallito todo lo que fueron ventajas para él se trocaron en desventajas.
Hijo de torero famoso, hermano de torero famoso.......De estatura aventajada, ágil y ligero, todo le ayudaba, y esa prodigalidad que con él había mostrado la Naturaleza y las circunstancias, molestó, enojó a la gente, como enoja y molesta siempre toda falta de equidad, aun cuando ésta provenga del azar..........Belmonte, hijo del pueblo, impulsado por sus gustos y nuevas aficiones, se va apartando de aquél en el vestir, en el vivir, en el pensar.
Joselito, torero de nacimiento, como torero vestía, como torero vivía, como torero pensaba, y el pueblo lo encontraba en toda ocasión a su lado.
Sin embargo.......para Juan eran todos los cariños de ese pueblo, ni más ni menos que porque lo consideraban el más débil de los dos"
  • "En el primer tercio, Joselito toreaba a la verónica, dando a cada lance, según las condiciones del toro, el temple preciso......obligando a los mansos a coger el capote como nadie hasta él había conseguido.......Había introducido una variedad de la verónica, que se ha dado en llamar del "delantal", en la que el toro no deja el vuelo del capote, que el diestro se pasa por delante del pecho sin estirar los brazos. Ejecutaba muy bien la "navarra", daba el "farol", y no le he visto ejecutar nunca la suerte "de frente por detrás", ni la "del costado".........En quites, la variedad era infinita. A la "media verónica", el quite doble y triple y aun cuádruple; "largas" de todo género al estilo de su hermano Rafael, "galleaba" de vez en cuando, se salía por las afueras "abanicando". Daba el "cambio de rodillas", como su padre, o la larga, en esa actitud que introdujo Rafael.
  • En el segundo tercio, su estilo, su facilidad de banderillero era enorme. Pareaba al "quiebro" en todos los terrenos; "de frente", "al sesgo", "de poder a poder"..............Se le había censurado el que fuera banderillero del lado derecho nada más..........De "dentro a fuera", o sea con los "terrenos cambiados", había llegado a excesos de temeridad, arrancando a dos metros de los toros..........Más dominio, más variedad, más precisión que Joselito, no creo que ni el mismo Guerra la tuviera..........

  • En el último tercio, tenía su muleta dos grandes cualidades, la de dominar a todos los toros y la de desarrollar su trasteo pisando el terreno del toro........Joselito toreaba por "naturales" con ambas manos de un modo admirable, y en los "naturales" por antonomasia, con la izquierda, su ejecución era insuperable. Los "ayudados por bajo", por los dos lados, los "ayudados por alto", el de pecho, el molinete, el afarolado y los adornos desfilaban en sus faenas de muleta.......Los pases de rodillas, los dados sentado en el estribo, el hacer pasar a la fiera agarrándole un cuerno...............Y llegaba el momento de matar, y ese era su flaco. José mataba mucho, era breve; pero su estilo resultaba feo..........Se extremaba la censura al verle atacar con el estoque alto o el brazo suelto.........Muchas veces se le había visto ejecutar el "volapié" bastante bien, y algunas perfectamente. "Recibiendo" ha matado más toros que ningún otro diestros en estos tiempos...........Todos los grandes toreros han recurrido a un tranquillo u otro en el momento supremo, y Joselito no era una excepción................Magnífico en el primer tercio, el mejor en el segundo, magno en la primera parte del tercero, y matador pronto, pero empleando un tranquillo demasiado visible, ¿no se puede considerar como un torero inmenso a este muchacho de veinticinco años que todo lo sabía y todo lo dominaba?"
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Texto de Enrique Minguet "Pensamientos" extraído de su libro "Clásicos del torero":



  • "Para mí es el mejor…….y considero a Joselito el Grande como el número uno de los toreros de la época……..Desde que en Madrid debutó el hermano del Gallo se pudo apreciar que la labor que ejecutaba el niño-torero se diferenciaba muy mucho de la que hacían los demás……Joselito es un lidiador clásico, torea con adorno, domina el manejo del capote……; la flámula en su mano es siempre aplicada con eficacia……; con las banderillas es un rehiletero excelente, parea de todos modos, siempre artístico, suave, siempre elegante, y con el acero mata pronto, pudiéndose decir que es un estoqueador seguro……….Es el lidiador completo; torea, banderillea y mata; dicho queda, es el mejor hoy por hoy a los diez y ocho años de edad……….Cuando el menor de los Gallos debutó en la Plaza matritense, Bombita II hizo pública la opinión que le mereció el trabajo de dicho espada: “Ese muchacho, si ahora al empezar no tiene un percance serio, será una de las grandes figura del toreo, de esas que como Francisco Montes, Lagartijo y Guerrita, no aparecen sino una cada treinta años. Con los diez y siete años de edad que cuenta, tiene un dominio de todo que parece imposible, pues se le figura a uno estar viendo a un torero de veinte años de campaña, con 50 corridas anuales” …….Mazzantini y Antonio Fuentes expusieron también sus autorizadísimas opiniones referentes al gran torero, y convinieron, claro está, en que Joselito hacía lo que no se había hecho por ningún torero desde que Rafael Guerra se retiró a la vida tranquila del hogar……….Guerrita presenció la labor que Pepe hizo en las corridas de la feria de Córdoba, y al contemplarlas no pudo por menos de gritar desde su palco: “¡Mi torero! ¡Mi torero! ¡Ya tengo torero!”, y después, en el Club, decía aquel que fue ídolo de todos los públicos: “Ese niño ha hecho esta tarde cosas que no las hemos hecho más que Lagartijo, yo y él” Y más tarde, en la estación, cuando Bombita II le preguntó: ¿Qué tal las corridas? Guerrita le contestó: “Joselito. Eso es un monumento”………..Joselito es un clásico; Joselito es un torero completo; posee el clasicismo de Fuentes, los arrestos de Bombita, la salsa abundante, sabrosa y hasta la presente sin rival de los Gómez Ortega, y está también en posesión de aquella maestría que poseyó el Guerra y de aquella gran habilidad que tuvo para matar toros el coloso de Córdoba. Ese es Joselito I el sabio”
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Texto de Juan Antonio Pérez Mateos en su libro "El toreo, una visión inédita":



  • Joselito, héroe ortodoxo, clásico, lejano de la heterodoxia de su gran rival Juan Belmonte, aventurero y anárquico, genial, inconsciente, revolucionario, los dos polarizan los sentimientos diametralmente opuestos de la tribu, ambos levantan sobre el cráter de los olés y las verónicas la época más brillante y competitiva del toreo........Se es belmontista porque su forma de interpretar el toreo es muy distinta a la concepción que del mismo tiene JoselitoBelmonte, además, es un héroe por excelencia: tiene, junto a Joselito, todas las características del mismo y, por si fuera poco, es un innovador, un gran revolucionario
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En el libro "El Sabio y el Fenómeno" en la temporada de 1914, escrito por El Bachiller González de Rivera y Triquitraque, el aficionado granadino D. Eladio Pericás, escribe:



  • “JOSELITO: Estupendo conocedor de los secretos del toreo; torero que ejecuta a maravilla cuantas suertes son conocidas, y las de su vasto repertorio especialmente en los dos primeros tercios, y a la hora suprema, aunque imperfecto en la ejecución del volapié, es sin embargo el espada a quien menos duran los toros.
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El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:
  • "No oculto que, después de GuerritaJoselito es el torero que más colmó mis exigencias de aficionado; reunía todas las condiciones para ser un torero excepcional; buena estatura, juventud, facultades, vista, valor, intuición artística; vivía solo para el toreo y su conocimiento de las reses no lo superó ni Guerrita. Con la capa lo hacía todo, y todo a la perfección: faroles, galleos, cambios y recortes y era variadísimo en los quites; fue completo director de lidia, imponiéndose a todos y siendo por todos respetado por su saber. Banderillero fácil en todas las suertes y dominador extraordinario en la de poder a poder, sus favoritas, empezó practicándola sólo por el lado derecho y acabó haciéndola con igual habilidad por los dos; su muleta, que era flagelo cuando castigaba, se suavizaba como un abanico de plumas en los adornos; inventó el ayudado por delante, tan efectivo como preciosista, y que tan poco se practicó después. No fue matador clásico, pero sí habilidoso que hería muy bien y pronto. En resumen: un conjunto extraordinario al que se veía mejorar día a día. Reacio a sus principios, en los que, aunque eficaz, yo no lo estimaba tanto, mandaba pero no templaba. Tuvo la suerte de emparejar con Belmonte y , conocedor de los gustos del público, depuró su estilo; cuando murió, toreaba por verónicas tan bien como aquél. También Juan aprendió de José. Su muerte fue una verdadera desdicha para la fiesta nacional..................................El mejor elogio que puede hacerse de José es que, como me ocurría con el Guerra, siempre deseé que le salieran toros difíciles porque era con ellos con los que podía lucir en todo su esplendor la calidad y la cantidad de torero que llevaba dentro.........................Presumía de valiente porque lo era y, sin duda, porque sus dos antecedentes familiares no anduvieron muy sobrados de valor..........................José es torero legendario que aún vive en los romances y canciones infantiles. Con Pedro Romero, Pepe-Hillo, Lagartijo, Frascuelo, el Espartero, etc, integra la cabalgata de la epopeya taurina"





  • "Las competencias son indispensables a la fiesta, pues la emulación hace que cada diestro pretenda superarse y satisfacer a sus partidarios. Es incuestionable que ello exige la coincidencia en una misma época de dos artistas de calidad extraordinaria, y, a ser posible, de arte diferente. Parece que las principales fueron en su tiempo, las de Pepe-Hillo y Pedro RomeroCúchares y ChiclaneroGordito el Tato. Ya en los míos, la de Lagartijo y Frascuelo, Bombita y Machaquito y Joselito y Belmonte. Las anteriores a mi época, si son ciertas las noticias que nos llegaron, eran, en general, agrias, y daban lugar a verdadera enemistad entre los competidores, llegando sus partidarios a las manos en más de una ocasión. Las por mí conocidas fueron modelo de caballerosidad; sólo se ventilaban en el ruedo; fuera de él, los rivales eran amigos, hasta fraternales......De la gran amistad que unió a José y Juan tengo referencias por el Alfombrista, mentor desinteresado y buen amigo de Joselito, a quien quería como un hijo. Por él conozco lo siguiente: La Empresa de San Sebastián debía a Belmonte dos corridas del año anterior que no quería abonarle; al pretender contratar para el siguiente año a Joselito, éste puso por condición el previo abono a Juan de aquellas corridas. Como sin el concurso de uno de ellos no se podían celebrar, Uzalayate, gerente de la Empresa, se tuvo que avenir a Belmonte y a contratarle"
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Natalio Rivas escribe:

  • "Fue Joselito un caso extraordinario de intuición del arte taurino. No existe en la historia del torero un ejemplo que pueda comparársele......................; es el único que, sin previo aprendizaje, ha dominado todos los secretos de la lidia antes de traspasar la adolescencia................Su repertorio era tan extenso que practicó todas las suertes..............Le vi lancear con la capa en todas las suertes conocidas, verónica, galleo, farol, la barra, etc. Con la muleta hizo los mayores prodigios y con las banderillas llegó a las mayores alturas, hasta el extremo que con la misma perfección entraba por la derecha que por la izquierda; cosa dificilísima, casi imposible, según la autorizada opinión del famoso crítico taurino López Pelegrín. El único torero de mi tiempo que le ha igualado en repertorio ha sido Rafael Guerra, Guerrita, pero éste llegó a la cumbre después de recibir las lecciones de Fernando Gómez, el Gallo, y del célebre lidiador Rafael Molina, LagartijoJoselito, hay que reconocerlo, no necesitó profesores, porque el maestro lo llevaba dentro de sí mismo...........La desaparición prematura de Joselito infirió una herida incurable al arte de torear"
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Robert Ryan, en su obra El Toreo de capa, escribe: 
  • "Después de Belmonte, quien se siente torero lo ha de expresar a la verónica; esto, mejor que nadie, lo intuyó el propio rival de Juan, el primer espada de su célebre mano a mano, Joselito el Gallo, heredero de la escuela tradicional que tan escasamente admitía el torero a la verónica.....Gallito, ante el lance ejemplar de Belmonte, pasó de ser un torero que apenas, y deficientemente, se empleaba en la verónica a ser el maestro que consumó su expresión artística en ella. Si Rafael el Gallo desde siempre había aconsejado a su hermano menor que refrenara el tempo de su toreo, José llegó a la despaciosidad, se recreó en la despaciosidad, al torear a la verónica. "En sus últimos años templaba que era un asombro. Mejor, quizá, que Belmonte", llegó a decir Rodolfo Gaona........Si la verónica de Belmonte, a lo largo de su larga vida de torero, fue siempre la misma, la verónica de José evolucionó constantemente, porque él, después de Juan, fue un creador en esa suerte......La verónica de sedeño poderío, la que obliga al toro, que se apoya hacia adelante y avanza y avanza, tuvo su primera plenitud en Joselito.......Muerto José a edad temprana, en los años veinte y treinta, la época de oro de la verónica, y en décadas posteriores, mucho toreros desarrollaron su personalidad en la verónica explorando matices descubiertos por Joselito"

  • "Al retirarse Guerrita en 1899 caería en desuso el galleo clásico, y tanto, que en 1914, al querer restaurarlo un muy joven Joselito el Gallo, para hacerse una idea clara de su correcta ejecución, tuvo que recurrir al viejo espada Paco Frascuelo, el Frascuelo Mayor, hermano del gran Salvador y reconocido maestro de esta suerte. Era fama, diría Rodolfo Gaona, "que Paco Frascuelo ha sido el que mejor supo gallear con el capote a la espalda, que le bastaba un pequeño movimiento de hombros para desviar el derrote y que ponía mucha majestad en esta suerte"

  • "Es muy antiguo el toreo a capa plegada,...............Este modo de llevar la capa pasó a ser un modo de citar a media capa, soltando la capa entera al recibir al toro y marcar la suerte. En el toreo por delante, mantener la capa plegada llegó a ser un alarde,................ofrecida en triángulo al toro mientras el torero corría de costado; un alarde de maestría en la capa de Joselito el Gallo y de finura en la de Pepe Ortiz"

  • "Joselito el Gallo gustaba de torear a la verónica con una rodilla en tierra, con un arte continuado en Antonio Ordóñez"




Robert Ryan, en su obra El Tercio de Muerte, escribe: 


  • "La muleta de José, siempre un instrumento de poder, lo fue también en el pase natural: un pase natural más largo de trazo que el de Juan (se refiere a Juan Belmonte), si más corto en contenido, más corto en la reunión, más breve en el tiempo..................Fue en este pase que José más asumió el reto belmontino y el consejo familiar, de Rafael (se refiere a su hermano Rafael el Gallo), de templarse: "José.........., se puede torear una mijitita más despacio". Esto lo logró José plenamente, llegando en la ejecución a una similitud física con su lance a la verónica..................En su natural apoyaba la punta del estoque en la tela de la muleta a lo largo de la suerte con un movimiento acompasado de brazos que componía la figura en verónica. A este acompasamiento, que él sentía como armonía, ante la censura de la crítica José se vio obligado a dejarlo, dejando atrás el estoque, el brazo derecho fuera del pase, ligeramente doblado, ligeramente alzado el codo, éste aún en armonía con el brazo izquierdo, porque Joselito era un Gallo, y como tal sentía el pase también en la cintura y en redondo, en tandas de tres o cuatro naturales ininterrumpidos, como su padre el señor Fernando y su hermano Rafael"



  • "El ideal del pase circular, como tantos otros matices del toreo moderno, pertenece a la inspiración, al poder, al saber, al orgullo de Joselito el Gallo, que en el pase natural quiso ser el más largo en mando, más largo que su hermano (Rafael), más largo que Belmonte, lo cual lo logró el día de San José de 1917, en Barcelona, durante la faena que Díaz de Quijano describió como la mejor de su vida:

  • "Dio Joselito tres naturales en redondo.........., uno de ellos, sobre todo, fue tan largo, tan completo, que el toro describió casi un círculo entero en torno al torero erguido, inmóvil, majestuoso"

  • "Continuador que era de la escuela de su padre, el señor Fernando el Gallo, que arrodilló la suerte de capa, era natural que Rafael el Gallo, heredero en creatividad y esencia, haya hincado la suerte de muleta. Y si en la cuadrilla del señor Fernando se formó un Guerrita bajo el halo del artista, en la casa de Rafael creció un Joselito.................Rodilla en tierra fue donde Joselito más fortaleció el torero de su hermano mayor en gracia: Joselito que desarrolló los músculos de su poderío en pases genuflexos de adorno y de castigo; Joselito, en la madurez de su arte, en cuántas faenas cumbres permanece más tiempo de rodillas que de pie"

  • "Sentado en el estribo fue primero el pase alto con la mano izquierda; después el ayudado; y despues con la derecha: el pase sentado durante, bien entrada la faena, llevando el diestro al toro hacia el terreno propicio junto a las tablas, preparando la suerte con pases previos por delante: un hacer antiguo, de maestro, que desapareció con Joselito el Gallo"
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Felipe Sassone incide en su profunda infelicidad en el plano personal:

  • "Joselito, hombre prematuro, tuvo una vida plena, breve y triste, luminosa en los ruedos, pero con el corazón siempre lleno de sombras.........Había hecho de su disgusto su gusto, como los verdaderos poetas líricos. Buen soñar, por mal vivir. Amó la libertad de los campos -y ellos le hicieron torero- por huir de la prisión de un hogar mísero y lóbrego de supersticiones, y aprendió pronto a valerse de sí mismo, a fin de valer para los suyos, que vivían de recuerdos cuando él ansiaba vivir de la seguridad de sus propias promesas.

Ganó demasiado pronto su pan, cuando a otros de su edad se lo regalaban. Más que ganarlo, lo compró con sangre. Y defendió con energía -nacido para mandar- el pan ajeno. Tampoco le dieron ganados todos sus laureles, y un día lloró, cuando supo que esos también los pagaba con su dinero. Se convenció de que la verdad de su arte necesitaba de la mentira para parecerlo, y fue pronto un artista triste.

  • Opuso a su melancolía la fuerza, y tornó a ser triste, cuando se convenció, sin comprenderlo, que era a la vez vigoroso y enfermizo. También le dolió la condición humilde, cuando tenía grandes los méritos y la capacidad. Porque la capacidad -admirable y eficaz en la lucha con el toro y aun con los públicos- no pudo ofrecerle sosiego al corazón desasosegado. Se quedó pronto sin el amor de la madre; se quedó sin el amor de la mujer, que hubiera sido el premio y el reposo.

Ella le dijo que no podría volver, que "no tenía permiso de sus padres para quererle". Era decirle que era sólo un torero. Y él, que se sabía un gran torero, el primero de todos, y que para eso se creía todo, hubo de pensar que ser un gran torero no era nada, no le servía para nada a su corazón.
Debía morir él solo. Huyó a América y la ausencia le agrandó el amor desesperado. Cuando volvió, volvió tan triste, que la tristeza proyectó su sombra hasta su arte.........A Joselito le mataron de un almohadillazo en la plaza de toros de Madrid, un día antes de que le matara un toro en Talavera."


El mismo Felipe Sassone, en su libro Casta de Toreros, escribe:



  • "A los pocos días me deleitó en Madrid la maravilla de Joselito Gómez, Gallito III. Es la palabra: me deleitó, no me asustó (como Belmonte). Entonces no sufrí ni un momento: allí el hombre era señor, y la bestia, esclava. Joselito toreaba porque sabía y el toro no tenía más remedio que dejarse torear...........El toreo que yo había aprendido, que a mí me habían explicado, era así: fuerte, poderoso, gallardo, seguro, autoritario y dominador. Aquel mocito alto, espigado, esbelto, ágil, armonioso, elástico, calculador, que tenía piernas de caballista, era el discóbolo heleno vestido de luces.........No había toro que se le resistiese. Porque a Joselito lo mató un toro, es verdad; pero no le dominó ni le afligió ninguno.........Como para mí el toreo  no es una religión, sino una ciencia y un arte, y Belmonte me parecía un milagro, mi torero fué Joselito, que era más que el milagro, porque era la sabiduría..............José era el conquistador; pero Belmonte era el héroe, y a nuestro público español, derrotista por temperamento, le molestaba la facilidad del vencedor seguro, y prefería las piernas de trapo de Belmonte a las piernas de acero de Gallito. ¿Y yo? ¿Qué pensaba yo, qué sentía? Yo sabía torear y admiraba a Belmonte sin comprenderlo. Me gustaba verle torear; pero no aprobaba su toreo. Me gustaba lo imposible, y me asombraba y me divertía ver que pudiera hacer lo que yo pensaba que no se podía hacer. ¡Y no me convencía! Yo tenía un espíritu de discípulo, y Joselito era el único profesor. Si yo hubiera tenido hijos con vocación de toreros, les dijera, mirad a Belmonte, admirad a Belmonte; pero no toreeis jamás como Belmonte"



  • "Ahora que José y Juan brillaron juntos, a una altura por nadie alcanzada; todo el tiempo, todas las temporadas, todo lo que duró la vida del primero. Conviene no olvidarlo. Nunca el toreo llegó a más. Un trasiego de sus respectivos vinos de arte se estableció entre estos dos grandes vasos comunicantes de la Tauromaquia, y estaba tan bien la mezcla, que Juan era más grande cuando se parecía a José, y José era más grande cuando se parecía a Juan. Este había hecho difícil lo fácil; aquél había hecho fácil lo difícil. Por eso, cuando el toro Bailaor, en la plaza de Talavera de la Reina, manso e incierto, en una arrancada suelta, se tropezó con la vida de Joselito sin saber que iba a romperla -si lo hubiese sabido hubiera preferido morirse antes-, y cuando Belmonte, triste sin el estímulo del rival, se fué de la profesión, se convirtieron en un imposible para los demás la facilidad y la dificultad de los que fueron hasta hoy primeras figuras del toreo de todos los tiempos."



"Porque a Joselito lo mató un toro, es verdad; pero no le dominó ni le afligió ninguno."


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Guillermo Sureda, en su libro "Tauromagia", escribe:
  • "Joselito, la egregia excepción gitana, decía que el toreo es una pelea. Juan Belmonte, en cambio, decía que el toreo es un sentimiento interior, casi un estado del alma. El primero, largo, calculador, completo; el segundo, corto, hondo y perfecto. Joselito, capaz de resolver en la plaza cualquier problema taurino, de demostrar cualquier teoría: Belmonte, intentando siempre lo nunca visto, un escalofrío nuevo. En definitiva, dos conceptos del toreo frente a frente. el lógico y el mágico...........Toreros lógicos: toro como enemigo, toreo extenso, asimilación, garbo, inteligencia, lucha -lidia-, lógica, tendencia a lo completo. Apolo........Toreros mágicos: toro como amigo, toreo intenso, creación, duende y gracia, toreo emocional, intuición, juego, armonía, sentimiento, tendencia a lo perfecto. Dionisos.


  • Hay una anécdota que refleja bien la diferencia que hay entre uno y otro tipo de torero (Se refiere a la diferencia entre toreros lógicos y toreros mágicos). En un hotel de Hispanoamérica, Domingo Ortega habla de toros con varios profesionales del toreo. Y dice: "A los toros hay que doblarlos al inicio de la faena de muleta" En esto, Manolete que baja de su habitación y se suma a la tertulia. Ortega repite la frase, tal vez para que Manolete la oiga. Y Manolete, claro está, la oye, pero hace como si no la hubiera oído. Ortega vuelve a la carga y le pregunta ya directamente a Manolete: "¿Qué opinas tú, Manolo? Y Manolete se lo queda mirando y le contesta, serio por fuera, zumbón por dentro, picado ante la insistencia del toledano: "Que mientras usted se dobla con el toro, yo le he dado ya seis naturales". Se acabó la historia. En definitiva, dos conceptos distintos del toreo: el que cree que el toro es un amigo al que hay que torear y el que cree que es un enemigo al que hay que vencer cuanto antes.

  • A raíz de su muerte (la de Joselito), el propio Juan Belmonte dijo lo siguiente: "Los públicos comenzaban a cansarse de nosotros, precisamente por esa sensación de seguridad, de dominio y de eliminación del riesgo que habíamos conseguido dar. Esto era todavía más grave para Joselito que para mí, porque daba aún más que yo la sensación de que toreaba impunemente........Generalmente se opina que la edad de oro del toreo corresponde a la época de Gallito y Belmonte, es decir, la comprendida entre los años 1913 a 1920, y eso me parece indiscutible, entre otras razones porque los toreros citados -el mejor y el más revolucionario y apasionante de toda la historia del toreo, respectivamente- son capaces por sí solos de glorificar cualquier época en la que ambos hubieran toreado.


  • Cuenta Clarito en sus Memorias taurinas que una tarde, en una taberna, se ponderó delante de Gallito la epopeya de Juan Belmonte con el toro Barbero, en la todavía famosa corrida del Montepío de Toreros del año 1917. Se habló luego de varias cosas y, después de comer, ya con un pie en el estribo del coche que lo conduciría a la estación, le dijo Gallito al gran crítico: "¡Ah, oye! Y que, desde luego, ésa será la faena más grande del toreo; pero ¡el mejor torero soy yo!"
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Texto de Mariano Tomás Benítez en su libro "Las claves de la Tauromaquia":



  • "Podemos concluir, destacando el sitio de “Joselito” en el apunte histórico, y recalcando que su impronta fue el dominio de todas las suertes, incluidos los garapullos, llegando a encarnar el compendio de la lidia conocida hasta el momento, pero imprimiendo tal novedad a lo realizado que, sin tratarse de un torero revolucionario, alcanzó cotas de personalidad inigualable.


Y por si fuera poco, existe coincidencia en los escritores taurinos al reconocerle una dedicación plena a la tauromaquia, hasta el punto de entenderla como razón única de la existencia."

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Texto de Juan del Vial, en su libro "Joselito. El torero máximo", 1920?

"Joselito levantaba a las muchedumbres por su habilidad, por su maestría, por su serenidad incomparable, y más aún por su donairoso empleo de la muleta y la capa y su maravilloso conocimiento de las reses, apreciadas a simple vista.
Era como el Beethoven del toreo.
Ni en las verónicas, ni en los quites, ni en los recortes, ni en los faroles le ha superado ni le superará nadie a Joselito........Decir que ha sido Joselito el mejor banderillero que ha tenido y tendrá la tauromaquia, todavía es decir poco........Ha sido también Joselito es mejor y más hábil y más elegante de los toreros con la muleta.
Es verdad que no daba los pases de pecho como los de Belmonte; pero ni éste ni nadie dará los bajos, los naturales y los de terreno cambiado, como el gran Joselito.
Nadie, ni aún el Bomba ha sabido nunca obligar, ni preparar a los toros, ni castigarlos con el trapo como Joselito.
Tenía la vista única para saber de qué lado había que coger al enemigo, en qué terreno y de qué manera..........Nadie como él, o mejor dicho, únicamente él supo dirigir la lidia, después de Ricardo Torres. Y en sus tardes, en las grandes tardes joselíticas, íbamos a la plaza tranquilos, sonrientes, pensando: "No pasará nada, está el inconmensurable, el monumental pararrayos taurino........Joselito era el torero helénico, ponderado, escultural, sobrio, justo, perfectamente artista......Y así su brega, su labor era principesca, no en una suerte, en todas."

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