Cabecera de texto comun para todas las páginas

NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

martes, 20 de marzo de 2012

PEPE ORTIZ / FUENTES BEJARANO / CAGANCHO


"Para mi el toreo es una expresión de ritmo y de línea, en la cual el toro y el torero forman un conjunto cuyos movimientos se ajustan a un compás que hace evocar la música"

                                                                                                                                     Pepe Ortiz

"Al ejecutar un lance el todo está en llevar al toro en la mirada. Como se ve al toro se va sintiendo la suerte. En la navarra se mira pasar al toro, si se quiere, lejanamente; en la orticina, al voltear la capa, se ve llegar al toro por debajo del brazo, se le siente cerca, en el cuerpo mismo de la suerte"

                                                                                                                                             Pepe Ortiz

"El mérito del galleo está en la lentitud y armonía, cualidades que se logran en el trazado de la suerte. La geometría del galleo varía según la fuerza y los pies del toro; cuando la embestida es corta y sin fuerza, se deben suavizar los ángulos de la suerte, ayudar al toro, que acometa casi en línea recta y que no pierda de vista al capote; en el caso contrario, cuando el toro puede mucho, hay que forzar el ángulo, con fin de que tenga que enmendar su trayectoria de embroque a embroque; así se templa solo el toro, le templa su propia fuerza"

                                                                                                                                             Pepe Ortiz

"Al andar en la tapatía, llegado al embroque, la armonía de la suerte obliga a detenerse, a parar los pies, para llevar la embestida hacia atrás únicamente con los brazos. Porque, tratando de una suerte ejecutada sobre los pies, en su eje lo que juegan son los brazos y las muñecas"

                                                                                                                                                 Pepe Ortiz

"En el quite de oro el todo es el giro escaso y lento con que, desde la cintura, se acompasa al toro; y el abrir del capote, la manera de voltear las manos, las muñecas y los brazos, de jugarlos al revés, para lograr una verónica de espaldas"

                                                                                                                                                Pepe Ortiz

Pepe Ortiz, a capa plegada, creó el  llamado quite de las golondrinas por haberlo ejecutado al último toro de su vida torera, Espía, de La Laguna, el 14 de marzo de 1943:

"Este lance es muy sencillo (se refiere al llamado quite de las golondrinas): a medio capote se cita al toro y en esta forma se ejecuta una tijerilla; cuando el toro vuelve, mandando siempre con la mano que lleva la esclavina, se da un lanca como si fuera verónica, para terminar con un remate al molinete"

                                                                                                                                            Pepe Ortiz































José Ortiz Puga, Pepe Ortiz nació en Guadalajara, en el estado de Jalisco (México), el 13 de diciembre de 1902. Pese a la oposición familiar, no tardó en distinguirse como becerrista primero, y como novillero después.

 En 1923 se presentó como novillero en el pueblo de Santa Clara, estado de México, en un concurso de noveles. En 1924 y 1925 es el novillero de más cartel en México.

El 2 de noviembre de 1925, Manuel Jiménez Chicuelo, en corrida toreada mano a mano, le concede la alternativa en la plaza de El Toreo (Ciudad de México), cediéndole la muerte de Garlopo, de la vacada de Atenco.

Viene a España y al poco de llegar, Juan Belmonte, con Ignacio Sánchez Mejías de testigo, le concede la alternativa en España, en la plaza de Barcelona, el 20 de junio de 1926, cediéndole la muerte del toro Guajiro, de Graciliano Pérez Tabernero.

En la temporada mexicana de 1926-27 toreó 15 corridas, adquiriendo un enorme cartel.

La confirmación de la alternativa en Madrid tuvo lugar la tarde del 10 de julio de 1926, de manos de José Roger Valencia, con Sánchez Ugarte de testigo, con reses de Peñalver (antes Domecq).

De nuevo en México, mantiene su cartel a gran altura durante las temporadas de 1927-28 y 1928-29.

En 1931 marchó a España, toreando cinco corridas en las plazas de Madrid, Barcelona y San Sebastián. La temporada siguiente en México es brillante para José Ortiz, quien torea en Barcelona el 31 de julio de 1932, siendo ovacionado.

En 1931-32 torea cuanto quiere en México y es contratado por una empresa cinematográfica, trasladándose a Hollywood. Terminados sus compromisos en el cine fue nuevamente a España en 1934, toreando ocho corridas.

Excelente banderillero, no logró igual perfección en la suerte suprema.

La despedida definitiva de los ruedos tuvo lugar el 14 de marzo de 1943, en El Toreo de México, en un mano a mano con Lorenzo Garza, con toros de La Laguna.

Falleció el 16 de abril de 1975 en Ciudad de México.






Relación del primer quite por orticinas, realizado por Pepe Ortiz el 6 febrero de 1927, en la plaza de El Toreo de México, al toro Arretillo, de San Diego de los Padres y aparecido en El Eco Taurino:

 "Cierra el tercio Ortiz con un quite inolvidable; citó al toro como para torear por tijerillas y luego, girando suavemente en la propia cara, consuma un lance "suyo" "bellísimo"........de un sabor torero incomparable"

                                                                                                                              

Relación del primer quite por tapatías, realizado por Pepe Ortiz el 2 de noviembre de 1927 en la plaza El Toreo de México, al toro Catalán, de Atenco, y aparecido en El Eco Taurino:

"Pepe Ortiz echa el capote para atrás con una gracia imponderable y nos obsequia con una gaonera máxima, tras de la cual gira el diestro suavemente, con en el lance de Chicuelo, y eso por tres veces, con una tranquilidad pasmosa......."

                                                                                                                            Relación del primer quite por las afueras, realizado por Pepe Ortiz el 27 de enero de 1929 en la plaza El Toreo de México, al toro Duquesito, de La Laguna:

"A la salida de una vara, Ortiz tomó al toro con lances novedosos y se fue con él a las afueras, con tal arte, con procedimientos tan depurados, que la ovación de desbordó;..........habíamos visto al máximo artista con el capote"

                                                                                                                                 Alfonso de Icaza, Ojo

"Caló muy hondo, comenta Robert Ryan, aquel cite hacia las afueras que asombró a la plaza El Toreo en enero de 1929, un quite que aportó al galleo la novedad de llevar la capa por delante a dos manos, lo cual podría suponer un estorbo en una suerte andada hacia adelante, a no ser por el portentoso juego de brazos empleado por Ortiz, que al caminar la suerte plegaba el vuelo de la capa contra su propio cuerpo, envolviéndose en él, lo que en el momento del embroque aporta la suerte una cierta semejanza con la chicuelina"

Relación del primer quite de oro, realizado por Pepe Ortiz, el 28 de enero de 1934, en la corrida de La Oreja de Oro, en la plaza El Toreo de México, al toro Periodista, de La Laguna:

"Lo mejor de la corrida fueron los lances novedosos que José Ortiz hizo en el segundo, Periodista de nombre, y que luego serían bautizados como el quite de oro, que entusiasmaron de tal manera al público, que al final de la corrida sacaron (a Ortiz) en hombros de la plaza y le entregaron la Oreja de Oro"

                                                                                                                           Heriberto Lanfranchi

"Han pasado años, y continuarán pasando, y ese quite de oro quedará..............como paradigma y modelo de lo que, en manos de un artista inspirado y devoto de su arte, llegó a ser el toreo"

                                                                                                                                           
                                                                                                                       Rafael Solana Verduguillo

Relación de la lidia del toro Calzorra , de San Diego de los Padres, en El Universal Taurino, histórica por los lances de Pepe Ortiz y Niño de la Palma, en la plaza El Toreo de México, el 1 de enero de 1928:

"Con un temple extraordinario, con ese temple suyo, que nadie mejora, Pepe Ortiz propina dos verónicas que ponen a todo el público en pie. Remata el tapatío con un lance de su inventiva. No el remate que todos conocemos (sino) una verónica completa que termina girando parsimoniosamente frente a los pitones......"

                                                                                                                        Rafael Solana Verduguillo


   Cossío escribe:

 "Seguramente no se encuentra otro caso parecido al de José Ortiz en toda la historia taurina. Aquí, en España, quiso su mala suerte que sólo pudieran vislumbrarse detalles de su arte, que con el capote y la muleta, especialmente con aquel, debía de ser brillante y esplendoroso. Allí, en México, era considerado como primera figura; aquí no salió del montón casi anónimo..................Su toreo, con el capote especialmente, era una pura filigrana, del estilo más depurado, y de él derivó una nueva suerte del toreo que lleva su nombre, orticinas, que tantas ovaciones y tantos elogios críticos le han valido "

Néstor Luján, en su Historia del Toreo escribe:

 "El torero mejicano tuvo su figura maestra en Rodolfo Gaona...........A partir de Rodolfo Gaona, el toreo mejicano comienza a poseer personalidad propia. En la generación posterior al maestro, el toreo de Méjico adquiere una finura a la que no es ajena la gran figura de Gaona y de su sucesor Pepe Ortiz, que es el toreo que adaptó la elegancia típicamente gaonera al estilo moderno...............Después de Gaona, el gran torero mejicano es Pepe Ortiz. A Pepe Ortiz los públicos españoles lo vieron poco y de un modo incompleto. Puede afirmarse que este extraordinario artista, en las contadas ocasiones en que tuvo ocasión de torear en España, no se vio asistido por la suerte y que, a pesar de todo, ha dejado en la imaginación de los aficionados un cierto paladar estético, una imborrable impresión de gran artista.....................Pepe Ortiz, atildado y buen mozo, ha sido un torero elegantísimo con la capa, con la que no sólo tuvo una gallardía depuradísima, sino que poseyó una inventiva inagotable. A él se deben infinidad de quites, de adornos, recortes y filigranas que hemos ido viendo luego a los toreros mejicanos o que hemos encontrado adaptados ya en el repertorio de algunos toreros españoles. Impregnó la verónica de un enorme temple y elegancia, y ha quedado como uno de los mejores estilistas de esta suerte. Con el capote tuvo una digitación maravillosa en las revoleras, una gracia delicada y concisa en las tapatías, una gentileza arrogante en los galleos capote a la espalda, una belleza inolvidable en la orticina y en el quite de oro. Todas estas deliciosas invenciones eran exactas y oportunas...................Como banderillero, fue de los buenos que Méjico ha tenido en los últimos tiempos, y ya es mucho decir. Era un muletero muy completo, que sabía dar en ocasiones la nota de valor e infundía a sus trasteos una fogosidad esbelta y dura. Como matador, fue en cambio bastante deficiente...............Tal fue Pepe Ortiz, el torero mejicano que ha poseído la más extraordinaria capacidad de fantasía. Su influencia ha sido y es enorme en el toreo de su país"

"La capa de Pepe Ortiz latía como algo vivo y perfecto............Las innovaciones de este gran sensual de la capa, elegidas con un criterio selecto...............eran unas suertes imaginadas con una irisada fantasia, perfeccionadas luego con lenta y perezosa gracia y ejecutadas con el don clásico de la claridad...........Poseyó una inventiva inagotable............Ha sido un extraordinaro artista..........un mago del toreo"

Carlos Fernández López-Valdemoro, José Alameda, escribe:

"Ortiz creó variantes felices que enriquecieron el toreo de capa, por el haz de la estética. Le bautizaron como quite hacia las afueras, a lo que básicamente eran chicuelinas, pero andándole al toro. Hoy día se hacen, pero no hacia fuera, sino al contrario, para traer el toro hasta el caballo...............El nombre de orticina lo obtuvo un lance en el que, tras de un cambio para tomar al toro por la cara interna del capote, se da un giro completo a favor del viaje.............Tapatías (el nombre tapatío es el gentilicio de los nativos de Guadalajara, Jalisco, de donde era Ortiz), se denominan a las que son como las citadas chicuelinas andantes, pero con el capote a la espalda.............Quite de oro, a una versión moderna del antiguo lance de frente por detrás, o a la aragonesa................Visto en su conjunto, este repertorio de Pepe Ortiz da la impresión de un brote nuevo de aquellos recortes y capeo de Paquiro, pero despejados de los que pudieran tener de gimnásticos, para darles una convincente suavidad"





"Pepe Ortiz, al caminar con el toro, parecía despegarse del suelo, liberado de la arena. Ortiz fue un caso notabilísimo. Entre los toreros que han sabido andarle al toro, sólo él tuvo un acento distinto. Se le anda al toro por lo común, para poderle; Ortiz lo hacía para florearlo......, convirtiendo la utilidad en adorno.......Era lo que hacía en los quites, yendo y viniendo con el toro, en un juego de ala, complicado y fino a la vez........."


Fernando Vinyes, en su México, diez veces llanto, escribe:

"Pepe Ortiz fue un ilustre desconocido para el público español. Su presencia en la Península tuvo poco relieve. Tan sólo en Granada pudieron ver su "quite de oro". ¡Lástima!.......Su rutilante toreo de capote, en España sólo se exhibió en el cine, en la película Seda, sangre y sol..............Ortiz nació en Guadalajara, tenía una excelente voz y vistió de luces por primera vez..........en el coro de "toreadores" de la ópera Carmen.............Frente al novillo, lo hizo en Santa Clara, y en El Toreo debutó como premio, después de ganar el concurso de la revista El Universal Taurino. Tomó la alternativa el 23 de octubre de 1927, de manos de Chicuelo, triunfando con el toro Garlopo, pero fue herido poco después en el brazo, de tal magnitud, que se daba por segura su inutilidad. Viajó a España y en Sevilla le salvaron el brazo.........Su carrera está jalonada, sucesivamente, de triunfos espectaculares y cornadas gravísimas, todo ello sazonado por los quites que creó, inventó, popularizó y divulgó, convirtiéndose en un creador de filigranas toreras con el capote aún no superado.............Su faena al toro Serpertino, de Atenco, el 30 de marzo de 1930, es histórica, como la tarde en que gana la Oreja de Oro en 1934, cuando estrenó su "quite de oro". Se despidió del toreo en 1943, alternando mano a mano con Lorenzo Garza, el día 14 de marzo...........Pepe Ortiz (el Orfebre Tapatío), fue sobre todo un artista toreando, cantando, escribiendo, componiendo o actuando frente a las cámaras. Su fantasía e imaginación afloraban constantemente y en la plaza tuvieron su máxima expresión en los quites..........Elegante y cuidadoso con la ropa, siempre vistió en el ruedo con gusto exquisito, llegando a estrenar dos vestidos la misma tarde porque el primero se lo había destrozado el toro y se presentó a matar el toro siguiente, de su turno, con otro traje también nuevo que había mandado traer de su casa"




Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:


José Ortiz. Es uno de los toreros mexicanos más importantes de la historia, pero en España tuvo poca fortuna…………Para José María de Cossío su toreo es una pura filigrana…………..El muy ponderado Tomás Orts Ramos, Uno al Sesgo, escribió lo siguiente: Si José Ortiz hubiera toreado tres o cuatro toros en España como ha toreado muchos más en México, en vez de tenerlo como torero fino, elegante y enterado, un buen torero en una palabra, le tendríamos por el torero excepcional en su arte creador y gozaría de todas las preeminencias”

El escritor peruano Luis F. Odría, en su libro El arte del toreo y los secretos de la lidia, escribe:




“El “quite de oro” fue creado por Pepe Ortiz, en el año 1934, el día de la corrida de la Oreja de Oro……….El autor explica este quite en la forma siguiente: “Fue un caso excepcional el de ese quite, pues nació esa misma tarde frente al toro. Me eché el capote a la espalda con intención de hacer una suerte conocida, pero al sentir la arrancada del toro tan intempestivamente, no tuve tiempo de hacer lo que iba a ejecutar, y entonces me quedé con los pies juntos, casi de costado. Dejé pasar al toro en la forma más o menos en que se hace el lance de costado; volví a tirar de mi capote y me volví a colocar por el otro lado, dándole la espalda al toro y haciéndolo pasar; ya al tercer lance tenía perfectamente echa la suerte”………….Esta suerte es una de las más bellas del toreo, y es muy semejante a las de frente por detrás con los pies juntos; desde luego, una de las más difíciles de ejecutar.





 

Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"La tauromaquia de Pepe Ortiz tiene extraordinaria vigencia porque restaura al moderno toreo de capa la olvidada riqueza del repertorio antiguo. En un momento histórico en que el arte de torear tomaba nuevos cauces de temple, estética y despaciosidad, Ortiz tomó en sus manos la capa de torear y............se forjó una maestría de la tauromaquia de los siglos. Siendo un artista creativo, su hondo concepto de la torería le impulsó a reencontrar, a redescubrir, las perdidas huellas del galleo, a explorar y revelar los pliegues más sutiles de la navarra, la tijerilla, la suerte de Illo, los recortes y las largas"

"No se debe a la casualidad que por padrinos tuviera los maestros insignes del toreo de capa, porque antes de Rafael el Gallo, Gaona, Belmonte y Chicuelo, hubiera sido imposible concebir un torero como Pepe Ortiz, por cuánto ellos establecieron el toreo de capa como un válido medio de expresión artística"

"Donde la tauromaquia de Pepe Ortiz adquiere su mayor relevancia en el toreo de capa es en la adaptación del galleo al toreo moderno................Montes, en su Tauromaquia completa, redactada en pleno apogeo de las suertes galleadas, aconseja que éstas sean ejecutadas con ligereza, que, en cierto momento, salga el torero "con todos los pies" al realizarlas...........Cúchares aportó vistosidad al mismo................A Ortiz, que comprendía el toreo como movimiento, el galleo ofrecía una dimensión distinta en la cual desarrollar el nuevo concepto de la despaciosidad; con un temple de mayor volumen, un temple corporal, andado, basado en el ritmo inherente a una embestida prolongada, ininterrumpida, sabiamente encaminada"

"La suerte de la mariposa nació en México y en México tuvo vida propia en la época de sus grandes capotistas, siendo una suerte poco vista en España, aun en la capa de su creador Marcial.............En el quite de la mariposa compuso Pepe Ortiz una estampa única, modelo de sutileza, una mariposa quizá menos poderosa pero mejor volada, la capa llevada en posición natural sobre los hombros, su vuelo caído en un aleteo acentuado por codos en consonancia con un leve andar empinado"

"De José (Pepe-Illo) a José (Pepe Ortiz), el quite de oro compone el homenaje bellísimo de un torero moderno a la tauromaquia de Illo.........................El quite de oro de Pepe Ortiz.............establece un hito en el toreo de capa y reafirma el notable prestigio de su autor. Se habló entonces de un toreo idealizado, soñado................mientras Ortiz, de espaldas al toro, modernizaba una suerte del pasado, la antigua de frente por detrás de Josef Illo................Ortiz, como Chicuelo en el momento de crear su lance, atribuyó el quite de oro a un azar, a la inspiración del momento, mas no es de extrañar que su capa, que resumía todas las tauromaquias, perfeccionara de tal manera la antigua suerte, templándola, parándola, eliminando movimientos, recogiéndola sobre sí mismo, que ya nadie reconocería..............O sea, lo que siempre pretendió ser, y jamás había sido, la suerte de Illo"


"Al quite por orticinas, Ortiz solía rematarlo con la media tijerilla, que es como una orticina recogida, muy parada, sin girar, en la cual se pliega la capa, cerrando la suerte nadá más marcarla; una especie de media verónica marcada al revés, con el reverso de la capa, que se pliega ante el pecho del torero...........O lo remataba a una mano, con la larga afarolada.........o remataba con la larga orticina que es una prolongación en revolera de la larga cambiada por bajo...............Otras largas orticistas, afaroladas invertidas y otras fantasías, se perderían como tantas de Fernando y Rafael el Gallo y el Papa Negro. Mas, integrado a las imágenes de su toreo de capa, está su evocación de la suerte suprema del capeo decimonónico, la clásica larga cordobesa, que en Ortiz tuvo una época nueva"

"Es muy antiguo el toreo a capa plegada,...............Este modo de llevar la capa pasó a ser un modo de citar a media capa, soltando la capa entera al recibir al toro y marcar la suerte. En el toreo por delante, mantener la capa plegada llegó a ser un alarde,................ofrecida en triángulo al toro mientras el torero corría de costado; un alarde de maestría en la capa de Joselito el Gallo y de finura en la de Pepe Ortiz"

"En la media verónica, hincaron las dos rodillas estilistas tan finos como Pepe Ortiz y Jesús Solórzano y casi todos los capotistas de acentuada entrega, con una gallardía impresionante Ignacio Sánchez Mejías...........Ha sido Marcial Lalanda el maestro arrodillado por excelencia, en el cambio, en la verónica, la media verónica, e increíblemente la gaonera"

"En la segunda mitad del siglo XX capotistas templadísimos se pondrían al paso, dificilísimo paso, del galleo, alcanzando su propia expresión moderna sobre las huellas más antiguas del toreo de a pie, a través de las innovaciones de Pepe Ortiz..............En sus manos el quite por las afueras ya no compondría las más de las veces un quite, sino una manera de llevar el toro al caballo..................Lo mismo el galleo por tapatías, después de Ortiz, sería menos un quite que un caminar desde los medios a la raya de picar; un paseo todo eurítmia y geometría, integral, desde Pepe Ortiz, a la expresión mexicana del toreo"


El mismo Robert Ryan, que fue discípulo suyo en México, escribe en su libro El tercio de muerte:

"Lo que de él sobrevive en el repertorio es la técnica de unas suertes, porque la expresión que dio a la tauromaquia ha sido única e irrepetible. Ningún artista como él ha sido tan sensible a la musicalidad, al ritmo inherente al juego de luz y de sombra, ningún torero como él ha sido tan consciente de la jerarquía de las emociones. Aun siendo tan castigado por los toros, su toreo era muy distante del duro trazo de un oscuro aguafuerte; su diáfana figura desvanecía cualquier dimensión siniestra de la lidia.................Jamás conocería a otro hombre con tanto culto a su profesión"

"El cambio de mano que entra en el repertorio elemental de la faena moderna, junto a las suertes fundamentales, es el llamado pase tapatío, introducido por Pepe Ortiz. Iniciado de frente, como un pase natural con la mano derecha, al llevar el toro hacia atrás, el diestro pasa la muleta a su mano izquierda, la cual voltea para poder iniciar inmediatamente un pase de pecho.................Fue la crítica la que llamó a esta suerte el pase tapatío, por cierta semejanza en la ejecución con el capeo por tapatías, y por ser Ortiz ya conocido admirativamente como el Orfebre Tapatío, en honor a su creatividad, cuando ejecutó este cambio de mano por la espalda en su faena a Trompetero, de San Mateo, el 21 de febrero de 1932, en El Toreo, de México. Fue entonces cuando esta suerte llamó la atención de los revisteros, aunque llevara años en el repertorio de Ortiz, que la había ejecutado con muchos toros, espontáneamente, desde siempre" "

"Al torear en redondo con la mano derecha -explica Ortiz-, cuando podría resultar peligroso o deslucido el pase de pecho con la mano derecha, este cambio de mano es un recurso que permite rematar clásicamente sin desviar la embestida de la circunferencia ya trazada"

"Al cambio de mano por delante, adornado y banal, Pepe Ortiz introdujo verdad, un riesgo muy real ,al invertir la mano antes de llegar el toro al embroque, para pasarlo con la muleta invertida, consumando el cambio de mano, el giro completo de la muleta, al salir el toro de la suerte: la suerte llamada cambio de mano a la orticina, por su semejanza con la suerte de capa que lleva el nombre de Ortiz"

"Otra variación del cambio de mano por delante, el original, también introducido por Pepe Ortiz, es el llamado pase de oro, inspirado en su quite de oro: la muleta en la mano derecha, el pase iniciado como de trinchera, mas girando el diestro al molinillo en favor de la embestida, lo cual le pone en el momento de la reunión de espaldas al toro: el momento en que la muleta pasa a su mano izquierda, quedando el diestro al final de su vuelta en posición de ejecutar el pase de pecho"


Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Del paseíllo al arrastre, escribe:

"Ni Rafael el Gallo tuvo tanta imaginación como José Ortiz. Nadie ha tenido tanta fecundidad innovadora con un capote en la mano como Pepe Ortiz. ¿De dónde le venía la inspiración? Puede que le viniese de la charrería. Todos los giros y filigranas que los charros hacen con el lazo, los llevó Ortiz con su capote a las plazas de toros. La orticina (torear de espaldas y con el envés del capote); el precioso quite de oro (un galleo de espaldas toreando con el frente del capote), y la tapatía (un giro en la cara del toro quitándole el capote), son obra del talento de este torero"


El distinguido escritor mexicano don Rafael Solana escribe:

"El más valiente porque es el que más miedo tiene, se dijo con total acierto. "El más elegante, más gallardo y airoso que pisó los ruedos. El más querido por los públicos y el más olvidado de las empresas. Acabó siendo el más desesperante, el más difícil e inseguro de todos, el que más veces ha dejado plantados a sus fieles y el que, sin embargo, no consigue que esos fieles le abandonen"

En El Portal Taurino podemos leer:

 "Llamado el Orfebre Tapatío. Curiosamente aquí en España nunca logró destacar como torero, mientras que en su México natar era considerado primera figura del escalafón.....................Especialmente rico con el capote se prodigaba en Orticinas y Tapatías así como en El quite por las afueras (creo que se refieren al Quite de Oro)"

En Escritores.cinemexicano leemos:

 "Torero, cantante, actor, compositor y argumentista cinematográfico....................Obtuvo un papel como cantante en la ópera Carmen; fue entonces que por primera vez se vistió de luces, aunque sólo para realizar su actuación. Pero fue allí donde el empresario Pepe del Rivero le dijo: "Tú lo que deberías ser es torero"....................Gracias a su personalidad artística consiguió inmediatamente destacarse de los demás toreros mexicanos, con la cual también se ganó la amistad y protección del famoso torero Rodolfo Gaona.....................Sufrió muchas cornadas que lo llevaron a estar en peligro de muerte, pero también fue creador de varias suertes, tales como “El quite de oro”, por el que ganó la Oreja de oro en 1934; “La orticina”, “La tapatía”, “La golondrina” y volvió a realizar el lance conocido como “La larga cordobesa”. Debido a sus capacidades en el toreo se le dio el nombre de “Orfebre Tapatío”.







"Antes entraba usted en un hotel y sabía usted por el olor donde estaban los picadores...........Olían a linlimento del tío ese de los bigotes. Andaban siempre por lo suelos. Hoy algunos hasta llevan agua de colonia en la sombrerera de los castoreños"


                                                                                                                          Luis Fuentes Bejarano


CRÓNICA





















Luis Moragas Fuertes, Fuentes Bejarano nació en Madrid el 19 de agosto de 1902.

Tomó la alternativa el 5 de agosto de 1923 en Vitoria, de manos de Victoriano Roger, Valencia II y con Pepe el Algabeño de testigo.

Confirmó la alternativa en Madrid, el 8 de julio de 1924, de manos del mismo Valencia II y con Pablo Lalanda de tercer espada.

Se retiró el 12 de octubre de 1940, toreando en la plaza de Madrid, junto con Cagancho y Gitanillo de Triana.

 Falleció en Sevilla el 25 de abril de 1999.


"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX. Primer cuaderno. En el número 3 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pg. 113, escribe:

"Nació en Madrid el 19 de agosto de 1902, aunque se le consideraba como de Málaga. Empezó muy bien de novillero; en seguida se puso en condiciones de ascender, lo que hizo el 5 de agosto de 1923, en Vitoria, con cesión de trastos de Valencia II…………..Fue para arriba en los primeros años, aunque los exigentes advirtieron que en Luis Fuentes Bejarano había más oficio y buena voluntad que arte. No obstante, puede catalogársele en un distinguido puesto en la segunda fila, con muy buenas estocadas a su favor………Se retiró en 1940, tras un triunfo en Sevilla y un fracaso en Madrid. Su verdadero nombre, Luis Moragas y Fuertes."

Cossío se refiere a él en los siguientes términos:

 "Como torero, Fuentes Bejarano, se destaca por encima de todo y sobre todo por su voluntad, y con ella su afición. Puede decirse que es uno de los mejores lidiadores de su tiempo. La buena dirección, la lidia ordenada, era la compensación a sus deficiencias en su estilo de torear. Banderilleaba bien, y muchas veces muy bien. Era un matador pronto y seguro por decidido"

Carlos Abella escribe:

"La unanimidad es total en cuanto a considerarle un gran estoqueador, comparable a Villalta, Fortuna, Martín Agüero o el propio Cagancho. Para Suárez Guanes, Fuentes Bejarano podía con todo. Dominaba a las reses con los muletazos precisos y era el diestro ideal para aquellos "aleas", que por entonces se decía "que no los veas"

César Jalón, en sus Memorias de Clarito, escribe:

"El éxito casi nunca corresponde a su acendrado amor profesional. Sus corridas no abundan. Mas no pierde ripio en lo tocante a festivales, encerronas y tientas, y le encajaría la divisa rolandesca: "Mi descanso es torear". Cogidas y reveses cuelgan su vestido de luces; no el traje corto. Y cuando retirado se afinca en Sevilla, en donde pronto goza de consideración y simpatías, dirige varios años la ganadería de Guardiola Soto, para distracción y complemento de sus tareas agrícolas. Allí, en el bar Sport, pegará conmigo la hebra los días de la feria sobre el tema fácil de adivinar: los toros"


Jorge Valerón, en su Historia del Toreo, escribe:


Luis Fuentes Bejarano. Nacido en Madrid………….Su vida taurina y privada está vinculada a Sevilla y por ello es considerado como sevillano de pura cepa………………Fue un torero atildado y siempre preocupado por el bien vestir el traje de luces. Fue un torero muy valiente y con una gran afición, un gran lidiador, un torero siempre aplicado en la dirección de la lidia, un buen banderillero y un matador decidido, pronto y seguro. El mayor éxito de su vida fue en Madrid con toros de Miura, lo que da una idea de su calidad lidiadora”



Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su libro Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:



Luis Fuentes Bejarano. Se trataba de un muchacho muy valiente, mucho y con un pundonor grande, que le arrojaba a intentar toda clase de suertes, exponiendo lo que fuera necesario y aún más con tal de llevarlas a cabo. Y como mostraba bastante arte con el capote y muleta, y era un bravo estoqueador, pese al defecto de no bajar la mano izquierda lo debido en el momento de la reunión, por los que exponía más que lograba, el mocito fue haciéndose un buen cartel……………..Los toros pegaron fuerte y con frecuencia a Luis Fuentes Bejarano sin que su extraordinaria afición y valentía mermara lo más mínimo, y el diestro madrileño-andaluz fue colocándose en excelente lugar. A partir de 1931 su cartel comenzó a bajar, sin causa justificada y el hombre, un poco amargado, tal vez con razón, por la escasez de buenos contratos, y principalmente por la falta de calor que notaba en los públicos, sobre todo en el de Madrid,………….decidió retirarse del toreo el 12 de octubre de 1940 en Madrid…………Creo sinceramente que este torero nació un poco más tarde. De haber vivido para el arte taurino en la segunda mitad del siglo XIX, hubiera escalado, probablemente, las más altas cumbres, por su valor, su verdad, su voluntad y amor propio; en la época que le tocó vivir, un torero –y un hombre- de sus condiciones no podía medrar. Y así ocurrió. Pese a todo, Luis Fuentes Bejarano, por su pundonor y valentía, y por haber practicado varias veces, limpiamente, la suerte de recibir, ocupará siempre un buen lugar en la historia de la torería”





"De Despeñaperros para arriba no se torea, se trabaja"

                                            Joaquín Rodríguez Cagancho





























MUNDO GRÁFICO

































EL RUEDO











CRÓNICA








Cagancho visto por Roberto Domingo



Todo el cante de las fraguas
martilla en ritmo caló:
-Si tú rey de los veraguas,
primo de reyes soy yo-.
Sangre y duende, casta y raza,
doble majestad. La plaza
se nos puso salomónica
¡aire! martinete ronco-
que pasa frotando el tronco,
reina de Saba, verónica.

                                  Gerardo Diego. Quite por verónicas. Cagancho.


Ya sabéis quien: "Cagancho". Le nacían
sueños de puentes, torres de canela
y aceitunas de Lorca de las manos.
Una de cal y otra de arena siempre.
Jugador de marfiles, verde y plata,
que abría en el capote
jazmines de Giraldas y olivares.
....................................
.....................................
y allí, Joaquín Rodríguez,
"Cagancho!, el de la esencia y las sorpresas,
pisó solemne el centro del albero
y del toril oscuro salió el toro.
..................................
...................................

¡Sucedió que el capote de "Cagancho"
se abrió como una aurora!
y recogió una furia
en dos puntas de cuerno rematada.
Luego, pausadamente,
bajas las manos, el compás de seda
de las piernas abierto,
se deslizó en el aire
y el toro fue prendido
del percal o del sueño del gitano.
..................................
..................................
Toreaba
un torero: "Cagancho", él solo, abajo.
haciendo verdecer los olivares
en la magia dormida de su izquierda
y el toro se rompía, destrozado,
buscando el corazón de la franela
que lentamente, lentamente, daba
sus lecciones de temple a los gitanos.
                       
Luis López Anglada. Oda a Joaquín Rodríguez "Cagancho"
                

Joaquín Rodríguez Ortega, Cagancho, nació en Triana (Sevilla) el 17 de febrero de 1903, y era de pura estirpe gitana. Desciende de un notable cantaor de flamenco, que fue su abuelo. 

Su juventud la pasó jugando al toro con un vecinito suyo, gitano también: Gitanillo de Triana

Debutó en público en 1923, con novillos de la ganadería de Bohórquez, en la plaza de San Fernando (Cádiz). Toreó muy bien y mató pésimamente.

El 25 de julio de 1924 se presentó en Sevilla, en una novillada nocturna, con novillos de Anastasio Martín. 

Torea en Sevilla y otras poblaciones una docena de novilladas en 1925.

Se presenta, con un gran triunfo, en Valencia el 7 de marzo de 1926, en Zaragoza el 27 de junio y en Barcelona el 4 de julio, donde armó un verdadero escándalo por su manera de torear con el capote y cortó la primera oreja. Repite el 25 del mismo mes y vuelve a triunfar, toreando de nuevo el 1 de agosto.

Se presentó en Madrid, para matar novillos de Villamarta, con Gitanillo de Triana y Enrique Torres, el 5 de agosto de 1926. El éxito fue grande. Esta primera corrida madrileña, avalada por muy pocas novilladas anteriores, es la corrida que lo consagra. "Su gracia, su majestad, su temple -dice Cossío- levantan en el público madrileño esas ovaciones que sólo oyen los grandes toreros"

El aficionado Mariano de la Riestra, que presenció esta corrida, escribe:  "Se presenta en Madrid  triunfalmente, al torear de capa con gran sentido y las manos bajas, como yo había visto hacerlo una sola vez a Antonio Montes. A Joaquín le acompaña mucho su figura; era buen mozo y muy compuesto. Con la muleta también templó mucho y con la espada no estuvo bien"

Repite en Madrid el 10 de septiembre del mismo año y resulta gravemente herido, cerrando la temporada con sólo doce novilladas, eso sí repleta de grandes triunfos.

Tomó la alternativa en Murcia, el 17 de abril de 1927, de manos de Rafael el Gallo y siendo testigo Chicuelo. Orejillo se llamaba el toro de su alternativa y era de la ganadería de doña Carmen de Federico. Fue, por lo tanto, un cartel que respiraba arte por los cuatro costados.

Confirmó la alternativa el 22 de junio del mismo año en Madrid, de manos de Valencia II y con Marcial Lalanda de testigo. El toro, negro listón, se llamaba Naranjo, de doña María Montalvo. 

En 1928 actúa en México y en seguida se convierte en uno de los ídolos de la afición mexicana. Realizó gran parte de su carrera en México, donde fue una de las figuras más descollantes de la torería hispana.

El 7 de mayo de 1931 resulta cogido en Madrid por un toro de Alipio Pérez Tabernero. El 2 de agosto reapareció en Cadiz.

Sus actuaciones en México durante los años de 1945 y 1946 están en la memoria de todos.

Falleció en Méjico el 1 de enero de 1984.

"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX. Primer cuaderno. En el número 3 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pg. 123,escribe:

"De la raza gitana, y, por ello, con genialidades muy celebradas entre los aficionados que gustan de ver a los toreros que salen disparados en busca del callejón………Sí, muy buen artista este Joaquín Rodríguez, pero con una serie interminable de toros devueltos al corral y con muchas salidas de la plaza rodeado de guardias, y con algunos atardeceres en los calabazos. De aquí el acierto de aquella caricatura publicada en La Voz de Aragón, de Zaragoza, y reproducida en media España, original de Teixi, que representaba a un ratón, en una cárcel, consultando un reloj y preguntándose con extrañeza: “Son las ocho de la noche y todavía no ha venido Cagancho”. Y es que era lo que ocurría cada lunes y cada martes………Ahora bien: si le salía el toro “de los milagros”, Joaquín Rodríguez hacía un faenón y en los tendidos le daban cuerda para otra larga serie de toros entre cabestros………..Cagancho, por su especial manera de torear y permitírselo hacer más veces los mediotoros mejicanos, es uno de los diestros que alcanzó más triunfos y más simpatías por aquellas tierras. Donde hicieron el milagro de devolvérnoslo convertido en casi un gran matador de toros, con un perfecto volapié de estudio………Han pasado los años, muchos años, desde el 17 de abril de 1927, en que Rafael el Gallo - ¿quién más adecuado?- le cediera los trastos en Murcia. Han pasado muchos años –digo- y, a pesar de ellos, que no son pocos, Cagancho continúa dispuesto a lo mismo, a lo que hizo toda su vida: a hacerle la estatua al toro de carril, si sale, o a dejárselo vivo para que tengan compañía y formen ganadería los que ya se dejó. Ya ven ustedes, todavía en activo en 1951, su primera actuación, que decían iba a ser la última, fue acompañada del sonar de los cencerros………Con gran satisfacción de sus admiradores, que por algo permitieron que en 1930 sumase 68 corridas."




 

Tomás Orts Ramos, en su libro Los ases del toreo: Joaquín Rodríguez Cagancho, publicado en 1927, escribe:



“Joaquín Rodríguez, Cagancho, no ha revolucionado el arte de torear […..] precisamente porque la novedad máxima de ese diestro es su estilo; un estilo personalísimo y, por lo tanto, intransmisible, que si se convirtiera en norma, si prevaleciera, más que una revolución provocaría un cataclismo […..] Como Cagancho torea, está bien que toree él […..] Su toreo, acaso por temperamento, es lánguido, lentísimo, desmayado, y se acopla a muy pocos toros. Al que se acopla, como cuanto más lentitud se define más y se saborea más este arte, resulta maravilloso; al que no se acopla no sabe torearle. Su lentitud le lleva a iniciar, pero no a rematar los momentos; el remate depende del toro, al que confía la otra mitad del toreo. Algunas veces da la sensación de codillero, porque los efectos son los mismos; pero es que interrumpe el pase, no le sigue, le para en la mitad, por esa idiosincrasia de su toreo. No manda, lo que le sería facilísimo en cuanto tuviera un concepto más amplio y menos personal del toreo [……] porque no manda no liga ni cuaja faenas nada más que en toros excepcionales, pues se le quedan a mitad de camino y tiene que salir embarullado a reponerse, y de ahí la desigualdad desconcertante aún en un mismo toro […..] en realidad el joven Rodríguez lo único que ha aportado a la tauromaquia es el arte de no torear, o si se quiere con otro nombre, “el arte de torearse el toro a sí mismo” […..] No creo que Joaquín Rodríguez y Rafael el Gallo, tengan punto alguno de contacto como artistas, por muy gitanos que sean ambos. En Cagancho lo predominante es la forma de torear, el estilo; en Rafael el Gallo, lo fundamental no es el estilo, sino la inventiva, el genio creador […..] En el Gallo es exceso de conocimientos lo que le hace temer al toro; en Cagancho es carencia de esos conocimientos la causa de esa desconfianza […..] Consigue producir con su forma de torear que, dejando a un lado toda razón técnica, se concibe fácilmente el entusiasmo que provoca, la expectación que despierta, el interés que inspira.”






Benedicto Torralba de Damas, en su libro Filosofía del toreo, editado en 1932, escribe:


"El toreo del Gallo es indiferente a toda preceptiva; responde a la inspiración del momento y sólo a ella. Es algo muy personal e inimitable……..Belmonte puede tener, y tiene, discípulos. El Gallo no puede tenerlos. Ese otro gitano, Cagancho, sólo está acorde con él en lo superficial y anecdótico; pero lo esencial del toreo de Cagancho, temple, quietud, pureza de ejecución, ningún vínculo tiene con el toreo de Rafael"




Néstor Luján, en su Historia del Toreo. escribe:

 "Cagancho, que es el nombre en caló de un pájaro cantor, es el apodo de una familia gitana de Sevilla, en la que descollaron unos inolvidables cantaores...........De esta estirpe, asistida por la inspiración casi sobrenatural, procede Cagancho, y él ha llevado esta inspiración al toreo. Su gesto, su empaque, su presencia tienen un prestigio indolente y un sentido misterioso......su menor lance es impecable, un recorte insignificante llena de calidad a un tercio de quites........Posiblemente Cagancho, de una manera inconsciente, ha sido en su arte una fastuosa traducción de todo lo que tiene el toreo de inteligencia y fantasía, de intento de fascinar al toro con actos mágicos y rituales. Él no sabía nada de su toreo porque todo le venía de dentro, así el miedo como la elegancia. De miedo y de elegancia amasó su toreo: cuando desaparecía una de las dos invisibles fuerzas, la otra se agigantaba hasta el máximo....En la verónica, este gitano esbelto, verdino y silencioso, fue un auténtico iluminado.......................Nada de cuanto hace en la plaza con intención artística resulta fuera de lugar........................La belleza plástica que imprimia a la suertes suprema ha quedado indeleble para los viejos aficionados, que paladean todavía la hermosura de alguna estocada suya"

Cossío se refiere a él así:

 "Cagancho ha sido un torero excepcional, más que por la valía taurina de su arte, por la gracia plástica, auténticamente gitana, con que lo practicaba. Verle delante de un toro era un verdadero recreo para el espectador. Sus improvisaciones, su depurada gallardía, eran elementos que componían a menudo cuadros inolvidables. Practicaba muchas suertes con gran perfección"


Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

 "Visto Niño de la Palma como un pseudo-número uno, las miradas convergen en otro matador extraordinario por la calidad de sus triunfos y la magnitud de sus desastres: el gitano Cagancho.................Con Cagancho sucede algo nuevo: los públicos quieren tener en cada plaza como signo de prestigio local, un "mitín" más sonado que el de alguna ciudad vecina. Se rivaliza en el escándalo..............Si allí le arrojaron almohadillas, aquí serán piedras; mañana se intentará apalearlo en otra plaza. Las fuerzas de orden no dan abasto. Sale protegido por los guardias o se evade del coso como puede y llega al tren o al coche a todo correr, vestido de torero. En toda España se ha hecho muy popular el chiste del ratoncito en el calabozo mirando el reloj: "Ya son las ocho de la tarde y Cagancho sin venir............." Hasta que Joaquín, gitano de ojos verdes y cejas mefistofélicas, se pone faraónico y se abre de capa ante el toro de una manera salomónica. Cuando desciende sobre su montera el soplo de la inspiración, la verónica gitana no puede tener más majestad ni el cierre con media verónica mayor señorío y lujo. Con la muleta, si la inspiración persiste, llega la gracia, el salero, el desplante con aroma de la mejor gitanería. ¡Cagancho de las marismas, canta lo que bien te venga!, le grita un poeta. Le toleran todo"


El mismo Fernando Claramunt, en su libro República y toros, escribe:

"En la mañana del 1 de enero de 1931 pasean por las calles sevillanas del barrio de Triana los toreros Curro Puya y su pariente Joaquín Rodríguez Cagancho, después de una noche de villancicos flamencos. Los dos proceden de familias gitanas de herreros, arrullados por cantes de fragua y nanas por siguiriyas.........El abuelo de Joaquín, con el mismo apodo, fue un cantaor de mucha clase. Los dos toreros andan despacio por la calle de Pagés del Corro, donde en el número 120 tenía una herrería el padre de Curro, nacido en la calle de Rodrigo de Triana. Joaquín nació en el 4 de la calle Evangelista. Hablan de los vestidos de torear encargados para la temporada que comienza. Cagancho gusta del nazareno, del oscuro tabaco y del negro y oro".................................

-"Joaquín, ya sabes que a ese terno le llaman el catafalco; trae mala suerte. -No soy supersticioso, Curro. El nazareno me hace pensar en el Cristo del Gran Poder; le rezo mucho y me ayuda en los ruedos. El otro, que tú llamas catafalco, me da solemnidad; por algo me llaman El Faraón. -Mira, primo, a mí me consideran supersticioso por apodarme Gitanillo de Triana. Me traen suerte los colores claros. Voy a estrenar el gris perla y plata, que es muy seguro contra el mal fario. -Yo no me fiaría, Curro. A ese color le llaman los revisteros Miércoles de Ceniza. Te puede ocurrir una esaborisión. -Deja en paz los malos mengues. He toreado mucho con Vicente Barrera que es de Valencia y no cree en esas tonterías. Alterno con Marcial Lalanda, madrileño, al que le ha tocada ver la muerte de Granero y Varelito en el ruedo. ¡Y no creo que sea gafe! Torearé el 31 de mayo en Madrid con él y no siento la jindama. Por si acaso, ese día llevaré el vestido nuevo, ceniza y plata. Los toreros castellanos no creen en esas tonterías. Voy a dar la alternativa en Barcelona a Domingo Ortega, un muchacho de un pueblo de Toledo. Va a ser un fenómeno. Lo ha dicho Belmonte. -Eso no puede ser Curro. De Despañaperros para arriba se trabaja. Ortega será un fenómeno como dice Belmonte, pero un trabajador. Tú y yo somos artistas. Se nos nota la sangre de reyes en la palma de la mano. Sólo se torea de Despeñaperros para abajo. Lo demás es trabajar"  


Rafael Ríos Mozo, en su Tauromaquia fundamental, escribe:

"De la dilatada lista de toreros que ha dado Sevilla y que se han caracterizado por su duende, uno de los más principales ha sido Cagancho. Nacido en la torerísima Triana, con sangre gitana por sus venas y figura arrogantísima, no cabe duda de que tenía que ser matador de toros..................Era el arte decantado de toda imperfección, de toda impureza....................Cagancho sufrió muchas broncas a lo largo de su carrera artística, ya que no se prodigaba precisamente, pues el artista verdadero no puede transformar su arte en una oficina, con su fichero debidamente catalogado y numerado................Cagancho manejaba el capote con una especial majestad que le hacía distinto a todos. No eran sólo los desplantes, como algunos lo han encasillado, los que caracterizaban su toreo, sino que cuando se encontraba en vena hacía una obra llena de profundidad y de perfección..............También aquí se da la paradoja tan frecuentemente en el toreo. Siendo Cagancho gitano por todos los poros, sus mayores apoteosis son en Méjico, y quizá la suerte en la que más destaque sea en la de matar toros con toda grandeza, cuando se sentía inspirado"

El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"Es torero de gran simpatía, y su figura, en los años mozos, no pudo ser mejor para los toros; con gran personalidad y un temperamento lánguido, que le favorece toreando de capa y muleta. Al principio mataba los toros "a pellizcos"; pero logró dar con la forma de matar, adelantando mucho y bien la muleta, llegando tan bien a los toros, que no lo mejorará nadie. Aunque no las prodigaba, se le toleraba lo que a nadie, en sus desigualdades parecidas a las de el Gallo, y que al público le hacían gracia..........................Torero de poca voluntad, me complació mucho con la capa, algunas faenas con la muleta y su afianzamiento con la espada. De tener más decisión, hubiera sido un gran torero"

Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"En Cagancho tuvo la verónica un segundo Joaquín Rodríguez (se refiere a Costillares), para reinventarla, como antes Costillares. Cagancho y su primo Francisco Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, rompieron el molde de la verónica. De ellos dos, llegados a la alternativa en 1927, fueron los lances decisivos, los primeros de la nueva época.....................Años después, cuando ya no la ejecutaba en las plazas, Cagancho explicaría su verónica..............era todo silencio, un silencio eterno de prestancia sin apenas movimiento, un silencio marcado por brazos y muñecas, muy abierta de manos su cadencia, una cadencia acompasada por la mirada del viejo torero..............Aquella mirada de Cagancho definió su verónica, la verónica gitana, como un lance de extraordinaria medida. La definió, en un sentido estrictamente taurino, como una suerte de raza. Una suerte que requiere una casta especial en el torero"

"Un veroniqueador se torna poeta, como Mario Cabré................o se hace eterno, permanece, por mucho que se haga esperar, como Rafael de Paula, con años y sin facultades, erguido en la racial pausa de su lance. Cagancho, con sesenta años tenía en la verónica el mismo pulso que a los veinticinco, lo mismo que Curro Romero........"

"Cagancho, el de la verónica baja, en el rarísimo caso de apartarse de su lance característico (la verónica), alzaba las manos en el delantal o en la chicuelina, su "chicuelina alta" jugada a la altura del corazón"

José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"La verónica gitana, la de Cagancho y Curro Puya, tenía una belleza plástica indudable, pero en su desarrollo era menos rica que la de Belmonte y Ordóñez, pues por ahondar perdía ritmo, más bien paralizaba un poco el toreo, rompiendo su fluencia natural, al servicio de un efectismo doble: escultórico, por una parte, en su afán de plasticidad; literario, por otra, en su afán de dramatismo..............Algunos cronistas dijeron que ese lance paraba el tiempo, como elogio metafórico, pero ya hemos visto que lo que había de cierto en el asunto no constituía precisamente una virtud..................La verónica gitana, a despecho de su encanto, de su sortilegio, o precisamente por él, da la impresión de ser un poco de teatro, con más luz de candilejas que de sol..............La versión última es la de Curro Romero (aunque no es gitano) y Rafael de Paula"


El mismo José Alameda, en su libro Los arquitectos del toreo moderno, escribe:

“Así, ha venido a resultar  que en el repertorio de ideas habituales del aficionado figure, como explicación casi única del nacimiento y desarrollo del toreo moderno, la de que Juan Belmonte lo inventó y que, más tarde, Gitanillo de Triana depuró ese torero, al mantener bajas las manos, ahondando el lance…………..Ambas afirmaciones son, sin embargo, falsas………….La que se refiere a Gitanillo de Triana lo es radicalmente, porque no fue Gitanillo el primero en mantener las manos bajas, sino Joaquín Rodríguez Cagancho…………..Además, ésta no es innovación que haya afectado al desarrollo del arte del toreo, sino simple modalidad estilística, cuestión de gusto, o de forma; en realidad, una moda"




Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:



“Joaquín Rodríguez, Cagancho. Gitano de raza y de célebre familia cantaora de flamenco, forjada en los cantes de fragua, en la herrería…………….Cagancho ha sido un torero excepcional. Sus improvisaciones, su gracia gitana, su depurada gallardía, eran elementos para confirmar faenas inolvidables. Su toreo de capa admite parangón con el de muy pocos diestros. El empaque con el que realzaba su figura fue insuperable. Con la muleta toreaba con más gracia que autenticidad, pero con el estoque llegó a ser extraordinario. Como tantos toreros de su raza ,era indefinible”



Filiberto Mira, en su libro "Vida y tragedia de Manolete", escribe:

"Temporadas en las que se adensa el genial estilo capotero de Belmonte. Un estilo que agrandaría Curro Puya hasta límites de temple infinito. Un estilo sublimado por el fastuoso empaque de Cagancho y estilizado en proporciones increíbles por el genio e ingenio de Victoriano de la Serna……………Otros capotistas insignes: Fernando Domínguez, Laínez, Venturita, Chucho Solórzano, El Soldado………..¿Quién no toreaba bien con el capote en la década de los treinta?"


José Bergamín, en su libro La Claridad del toreo, escribe:

"¿Y quién, en cambio, podríamos recordar nosotros que haya hecho o dicho el toreo de un modo más puro y perfecto -lo mismo con la capa que con la muleta que con el estoque en la suerte suprema de matar, con un estilo que nunca hemos visto mejor- que el archigitano Cagancho?


Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"Joaquín Rodríguez Cagancho, torero de estética más imperfecta que los anteriomente citados (Antonio Márquez, Victoriano de la Serna, Fernando Domínguez, Curro Puya.............), pero de genial personalidad y empaque extraordinario. Hasta tal punto era extraordinario su empaque, que Corrochano llegó a compararle en una de sus crónicas con una talla de Martínez Montañés. Cagancho, que era un gitano fetén, lleno de ingenio -muy amigo de la Guardia Civil, que de tantos apuros le sacó-, un día metió la pata. Aquel en que dijo :"De Despeñaperros p'abajo se torea, y de Despeñaperros p'arriba se trabaja", comentario francamente desafortunado, teniendo en cuenta que tenía por compañeros a Márquez, La Serna y Domínguez, tres artistas impares, como sabía muy bien el propio Cagancho"


 En el prólogo del libro Grandezas y miserias del toreo, de César Jalón, se comenta la siguiente anédota:

"Cuando está Cagancho condoliéndose de la muerte de un amigo "¡El pobre Sabino Inchaurza! y Sabino aparece, nuestro hombre (César Jalón) le dice, iracundo, al gitano "Pero ¿también los amigos te "los dejas vivos"?

En el mismo libro, César Jalón escribe:

"Después, con tan terribles desigualdades, que no han acertado a establecer un punto de transición, entre lo sublime y lo ridículo, entre lo más noble, lo más puro y lo más estético, y lo más feo y reprobable, aparecen Cagancho y el malaventurado Gitanillo de Triana. Éste no es desigual por falta de valor -antes el valor le pierde- sino por falta de experiencia. Su pentagrama no sabe de otra nota que la del do de pecho. Cagancho, a quien la naturaleza dota físicamente de las proporciones armónicas de un Lagartijo, está más dentro de la débil moral de los toreros  al margen..................Pero uno y otro -y en cierta ocasión a entrambos juntos- debe la fiesta, contra grandes desastres, hazañas toreras de una belleza plástica y de un colorido insuperables. ¿Se ha olvidado alguien del 13 de junio de 1930, cuando torearon juntos los dos?..................................La "picadilla" de los gitanos titula César Jalón la crónica de esa corrida, de la que extraigo algunos párrafos: "No cabe perfeccionar más. Casi no se concibe esta pasarse de uno a otro el toreo de capa, para devolvérselo siempre con un más allá en estilización, en alargamiento de la suerte...............El público se ha penetrado de la "picadilla" de estos dos gitanos, que en plan de pelea llegan a negarse el parentesco, pero que en la plaza son mucho más que primos hermanos, porque llevan en la masa de su sangre torera la misma escuela, la misma técnica: la de la mano abajo y el mando suave............"


César Jalón, en su libro Memorias de Clarito, escribe:

"Es un gitano de ojos verdes, alto, moreno, apuesto, en quien el empaque, la elegancia, hasta la solemnidad de su toreo, se conjugan con una simpática llaneza, exentos de gola y pretensión................La desigualdad gitana del Cagancho que alterna la mayestática quietud y la huida pavorosa -nadie más valiente que un gitano valiente ni más cobarde que un gitano cobarde-, que no podrá menos de elevarse al cubo cuando traspase la arriscada linde de las fiestas mayores.....................Pero no menos se afaman y popularizan los momentos de avanzar; los accesos de inspiración, plenos del "ritmo, colorido y estatuaria" que algún día recordarán en el coso de la ciudad del Greco a Gregorio Corrochano las tallas de Martinez Montañés: "Aquella mano del Montañés, larga y leñosa, que asoma oscura por la blanca casaca salpicada de oro.......................Pocos y parvos avances de este año 1927, que no es su año. Lo será el próximo. Cuando la hazaña de los seis toros de Madrid.....................Cuando se reencuentre con Curro Puya y entablen durante cuatro temporadas los portentosos campeonatos del toreo de capa, culminantes en la efemérides de junio de 1930, creadores de "una estética gitana al margen de la estética taurina", según frase del escritor mallorquín Guillermo Sureda"

".............el capote de Cagancho tiende un poco más altas, pausadas, solemnes, sus alas de seda subidas de color. ¡Sobre todo de color!. Pues que son el rumbo y colorido los trazos vigorosos de su capote y muleta: tienen color moreno, como él color gitano. La despaciosidad es su norma y su emblena. Incluso huye sin presura. Y cuando al decaer, saturado de oficio, le dé el naipe por la suerte de matar, matará tan despacio que, perdonándole el quedarse en la cara -pecado absuelto, cual el de perder la muleta, por las generaciones futuras-, crítica y públicos le proclaman excelente matador.........................La verónica de Cagancho, siendo otra cosa que la de Curro Puya, viene a ser la misma cosa. No se confutan dos estilos distintos, sino que una misma escuela, un mismo estilo, acompañado de una parecida "muda música del cuerpo" -curva del busto y quiebro de cintura- rivalizan en cuestiones de matiz: en cuál más hondo, lento, prieto y bello. Sin olvidarse el cuál de más atrevido. Pues a ratos -Gitanillo gana en constancia-, el genial Cagancho adelanta también la pierna "hasta el último grano de arena del terreno del toro". Desde luego, en el capote encuentran los dos gitanos la auténtica expresión de su personalidad artística...................Guillermo Sureda recuerda la definición del duende por García Lorca y su clasificación: "Lagartijo, duende romano; Joselito, duende judío; Belmonte, duende barroco; Cagancho, duende gitano"



El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su Historia de la Tauromaquia, escribe:

"En cuanto al gitano Joaquín Rodríguez Cagancho, contemporáneo de Niño de la Palma y de Chicuelo, el "faraón de los ojos verdes" que alternó faenas sublimes y sonadas broncas, como antaño El Gallo, sirvió de modelo al personaje Manuel, el torero gitano de Sang et Lumiére de Joseph Peyré, premio Goncourt en 1935. Era un torero al que bastaban tres buenos toros, uno en Madrid, otro en Sevilla y el tercero en cualquier otra parte, para asegurarse la temporada: durante un mes o todavía al año siguiente, las gentes comentaban con los ojos encandilados o llenos de lágrimas las cosas invisibles que Joaquín les había hecho ver"



Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:

 

Cagancho. Este gran torero viene a ser la segunda edición, corregida y aumentada, de Rafael “el Gallo”. Como él, cuando estaba en vena, remontaba las mayores alturas con las alas del Arte y de la Gracia; cuando le pintaban bastos –o le soplaba el aire de la prudencia-, cosa frecuentísima, el torero calé quedaba a ras de tierra si es que no se hundía en la carrera de la ignorancia, el desconcierto y el descaro ante el fracaso. Pero, amigos míos, era tan grande, tan puro, tan de verdad el toreo de “Cagancho”, sobre todo, con el capote, si la inspiración y el ánimo sereno triunfaban en su espíritu supersticioso, que no había más remedio que rendirse ante su grandeza maravillosa, olvidando todo lo demás. Y, por si fuera poco, este gitano, incomprensible, llegada la “hora de la verdad” –en esas tardes de alto vuelo-, ejecutaba a la perfección, con gran valor y con estilo irreprochable, la hermosa suerte del volapié………..Y, sobre todo eso, le acompañaba siempre su airosa figura, que resaltaba más por la elegancia natural de sus movimientos, su tez morena con ojos verdes, y esa repajolera gracia majestuosa y indolente primitiva de los toreros de raza cañí……………Y cuando esto se escribe está en camino de regreso a España. Pero ya “Cagancho” interesa poco aquí; ya nada, en realidad, se espera de él; ya casi nadie pronuncia su nombre…….., sin perjuicio de que cualquier día, con dos lances de capa, pueda volver a hacer que se hable de él durante en semestre. Si es gitano, señor…….¡Viva la gracia!”


José Luis Suárez-Guanes, en su libro Madrid. Cátedra del toreo, escribe:


La última “soleá” de Cagancho………………..Cuando aquel 31 de mayo de 1953 se le anuncia en Las Ventas –donde no toreaba desde 1943-, nadie esperaba nada. El gitano de Triana contaba ya con cincuenta años y, en aquella época, los toreros no llegaban en activo jamás a esa edad. Está precavido, pero con gracia, en el segundo de la tarde –había cedido el que abrió plaza al confirmante Joselito Torres- y los pitos son cariñosos………….Pero sale el cuarto, y Cagancho –cual Ave Fénix- resurge de sus propias cenizas: de su capotillo van saliendo las verónicas suaves, pausadas, mayestáticas, y en las que para el reloj del tiempo. La media de cierre tiene toda la prosopopeya de su raza faraónica y el coso venteño y mudéjar se convierte en un clamor. En el quite se conjuga, de nuevo, la gracia y la armonía, pero también la hondura y la prestancia. El viejo torero se transfigura y demuestra que el que tiene siempre retendrá………….El astado de Sánchez Fabrés toma tres varas en regla para hacer honor a su encaste de “Coquilla”………..Y ya tenemos a Cagancho con la muleta en la mano, tras brindar a un público que se mueve entre la esperanza y la incógnita. Al segundo pase pierde Joaquín el equilibrio. Torea por alto con ese estilo hierático que le hizo genial y distinto. El “bragao” –de nombre Pegajoso- pasa una y otra vez por debajo de aquella escultura viviente que da a cada pase la firma de su sello personal con una majestad inaudita. Más tarde, plasma dos ayudados por bajo que son un derroche de garbo, majeza y alegría. Para entonces el de Fabrés se ha quedado aplomado. Joaquín echa mano de ese torero pinturero que fue siempre patrimonio de Sevilla. Es imposible hacer más faena y sólo vale ese legítimo recurso…………….Pero a la hora de irse tras la espada no se acuerda de los toros que se le fueron vivos; sino de aquellos otro que mató a ley, llegando con la mano al pelo y colocando el acero en el hoyo de las agujas. Cagancho se deja ver. Se recrea en la lentitud de la ejecución y como en un pase de pecho lentísimo, ejecuta el espadazo final que, eso sí, queda regular de colocación, por lo que necesita tres intentos de descabello………….Pero no importa. El público madrileño le había vuelto a ver. Fueron sólo ráfagas, instantes, pero de una luminosidad grandiosa. Luego, recorre el anillo despacioso y solemne, vestido de negro y oro, como último vestigio de una generación de toreros gitanos que desaparecía”




-

3 comentarios:

  1. la gloria perpetua al orfebre tapatío abriéndose de capa se vislumbraba el cielo eterno como lo hizo Joselito adame en España

    ResponderEliminar
  2. Hombre, creo que dista un mundo, aunque el mérito de José Adame sea grandísimo, Ortiz es inconmensurable; se nos escapa a todos los que no lo vimos; hay que hablar con alguien que lo vio y trató para entender el tamaño de esos señores, de los que en México ni España existen actualmente... Con todo respeto.

    ResponderEliminar
  3. Recuerdo a Cagancho en una pelicula hecha en Mejico, no recuerdo si a finales de los 40 o principios del 50 del pasado siglo, donde comparte papeles con otra gran figura de la España morena, Carmen Amaya,donde se ven pasajes de su toreo que lo hizo ídolo entre los mejicanos de entonces. Mezcla de drama amoroso y arte taurino, este film fue exitoso en latinoamerica.

    ResponderEliminar