El mundo es más brioso,
la mañana más lírica,
la primavera viene
cada año más deprisa,
y es más seda el cielo
para las golondrinas
desde que al toro juega.
Manolo Bienvenida.
Qué vivos, verdes júbilos,
qué verde ardor de niñas,
qué relámpagos verdes
de rasos y de risas
por el verde y oro
de su taleguilla.
Y cercenando el ruedo
del capotillo
la navarra le riza
vuelo y flequillo.
...................
..................
Dando un saltito citas
a banderillas.
Corre, torillo, alegre.
Tú, de puntillas.
.....................
.....................
Cómo amansas las olas
negras que se te crispan,
y por la airosa espalda
juegas las manos limpias
tras en blanco y oro
de tu taleguilla.
Ay, que ya se ha ido
por la puerta del patio,Manolo.
Llorad, lloradle, tórtolas.
Por los palcos ya mustios un ángel vuela, solo.
Qué vivos, verdes júbilos,
qué verde ardor de niñas,
qué relámpagos verdes
de rasos y de risas
por el verde y oro
de su taleguilla.
Y cercenando el ruedo
del capotillo
la navarra le riza
vuelo y flequillo.
...................
..................
Dando un saltito citas
a banderillas.
Corre, torillo, alegre.
Tú, de puntillas.
.....................
.....................
Cómo amansas las olas
negras que se te crispan,
y por la airosa espalda
juegas las manos limpias
tras en blanco y oro
de tu taleguilla.
Ay, que ya se ha ido
por la puerta del patio,Manolo.
Llorad, lloradle, tórtolas.
Por los palcos ya mustios un ángel vuela, solo.
Gerardo Diego. Gozo y pena de Manolo Bienvenida
"Allí en donde hay un Bienvenida hay un torero"
"Allí en donde hay un Bienvenida hay un torero"
"Y en 1924 Bienvenida (el Papa Negro) se repatria y se retira..................Para fortuna suya -venturas y desgracias se derraman y se ceban desaforada y alternativamente en su hogar-, otro pequeños brillantes, sus dos pequeños Manolo y Pepe, se están tallando de ocultis, al decir de sus biógrafos; bajo la férula magistral del padre si se desmenuza su clásica escuela: lo que saben hacer y el cómo lo hacen. Dos becerradas ocasionales en Sevilla, ya muy avanzado el año veinticinco, les procuran una fama repentina y asombrosa. Las empresas se dan maña a organizarles veintitantas en fechas extraordinarias................."Sin necesidad de exponerlos a toreros -declara el padre-, van a hacerse ricos y ponerse a estudiar una carrera" Una Real Orden relativa al toreo de los menores de edad -y a su padre, tambíén niño precoz, le ocurrió otro tanto- chafa sus actuaciones en España. Parten hacia las arenas francesas del Midi y, con el primer viento otoñal, a México. De vuelta -1927-, el veto sigue. Rehacen sus maletas para América. Y muy adelante 1928 se les autoriza por fin su acceso a los ruedos españoles. El industrioso Eduardo Pagés les exclusiviza veinte becerradas -ascendidas a veintisiete-, entre las cuales estan tres que su triunfo empalma, en Madrid los días 8,10 y 14 de septiembre...............Torean los niños bella y clásicamente, con espléndido dominio de los tres tercios -de todas sus suertes- y con airecillo de hombres. Aunque el menor -Pepito- lo es solamente en un año y, chaparro gordezuelo, cae más en gracia, críticos y aficionados despiertos reconocen en Manolo "al gran torero", aun cuando solamente un año mayor. Y atinan: Manolo matará novillos el próximo invierno americano, del 1928 al 1929 -seis él solo la tarde del 26 de abril en Lima-, y "exponiéndose a ser torero", a seguir la carrera para que nacen los Bienvenida, el 30 de junio elegirá Zaragoza -la misma plaza que su padre en 1905- para tomar la alternativa, casi medio año antes de cumplir los diecisiete"
CRÓNICA
ESTAMPA
Manuel Mejías Jiménez, Bienvenida, nació en Dos Hermanas (Sevilla) el 23 de noviembre de 1912. La tradición familiar le impuso el apodo, aunque no naciera en Bienvenida (Badajoz), como su padre, Manuel Mejías Rapela, matador de toros, y su abuelo, Manuel Mejías Luján, excelente banderillero.
Frente a la opinión del padre, que deseó una carrera, se dejó llevar de su inclinación, y torea dos becerradas en su ciudad natal y veinticinco más en otras plazas con su hermano Pepe, consiguiendo interesar a la afición por sus resonantes triunfos. Suspende su actividad en España, porque una Real Orden prohibió torear a los menores de 16 años; pero va a Francia, donde torea dieciocho más.
Con su hermano Pepe, con la aquiescencia y ayuda de su padre, formaron una cuadrilla juvenil que toreó en toda España -en Madrid, concretamente, el 8 de septiembre de 1928-, en Méjico y en Venezuela. En 1929 vuelve a América como novillero.
Manolo se decidió a presentarse en España, en plan formal, sin torear como novillero, en la corrida de su alternativa, que recibió en la plaza de Zaragoza (al igual que su padre), el 30 de junio de 1929 (cuando aún no había cumplido los diecisiete años), dándole la alternativa Antonio Márquez, que le cedió la muerte del toro Mahometano, de la ganadería de Antonio Flores, actuando como testigo de la ceremonia Lagartijo. Torea 31 corridas durante esta temporada; en la siguiente torea 73, una de seis toros de Concha y Sierra en Valencia, y en Sevilla lidia siete toros de Moreno Santamaría.
Confirmó la alternativa el 12 de octubre del mismo año, en Madrid, actuando de padrino Marcial Lalanda, que le cedió el toro Huerfanito, de la ganadería de Alipio Pérez Tabernero.
En la temporada de 1930-31 vuelve a América, y alcanza, con las de España, 84 corridas. En 1932 torea 57 corridas en España, y retorna a América.
El 27 de abril de 1932, en la corrida de Beneficencia, tuvo un percance gravísimo con un toro de Albaserrada, el primero de los suyos; después de ponerle tres pares de banderillas, al torear de muleta arrodillado, fue cogido por el bajo vientre, llegando el cuerno a la columna vertebral. En 1934 actúa en 41 corridas y en 1935 en 64.
En 1936, en pleno dominio de su arte, alterna en varias corridas con Domingo Ortega, con quien la afición espera la competencia, que no llega por estallar la guerra civil.
Falleció el 31 de agosto de 1938 en San Sebastián, tras una intervención para extirparle un quiste en la espalda, truncando una carrera que prometía ser admirable.
"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX. Primer cuaderno. En el número 3 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pgs. 130 y 131, escribe:
"Formando
cuadrilla con su hermano Pepe, lograron la expectación y el aplauso de los
públicos americanos, franceses y españoles, bajo la dirección de su padre,
Manuel Mejías y Rapela………Sin pasar por las novilladas, Manolito se hizo matador
de toros en Zaragoza el 30 de junio de 1929, con sus dieciséis años ilusionados
y juveniles. Fue su padrino Antonio Márquez, y el toro, de Flores
Iñiguez………Tenía Manolo un amplio repertorio con el capote, era excelente
banderillero, manejaba bien y florido la muleta y era mediano matador. En
general, su toreo, con alegrías sevillanas, era más bonito que hondo……….Se
colocó pronto en primera fila, tras algunas indecisiones que estuvieron a punto
de hacerle perder la categoría. Tuvo muchos partidarios y quisieron enfrentarlo
con Domingo Ortega, sin que la pareja competidora cuajase………….Una temporada
saltó la cifra de las ochenta corridas; en 1933, un toro, en Madrid, estuvo a
dos milímetros de quitarle la vida; se rehizo hasta la fecha de la guerra,
aunque siempre con la desigualdad de sus temporadas, que bajaban a las cuarenta
y tantas funciones propias de los segundones, y tras haber sido herido de
importancia el 29 de agosto de 1937, en Bilbao, con grave desviación de la
columna vertebral, en 1938, el 31 de agosto, en una clínica, murió en San
Sebastián, a consecuencia de sárcomas en los pulmones……….Su muerte fue muy
sentida. En plena juventud y rodeado de simpatías. Su nombre, no demasiado
recordado por los aficionados de ahora, que con cuentan con él al hablar de
toreros grandes de pasadas épocas, tiene, sin embargo, su sitio en la historia
del toreo. No en la cumbre, pero sí en el camino hacia ella."
Benedicto Torralba de Damas, en su libro Filosofía del toreo, editado en 1932, en las páginas 239-240, escribe:
"Al becerrismo debemos la revelación de un
gran torero: Manolo Bienvenida. Sólo esta revelación nos ha traído de bueno
aquella plaga……..Manolo Bienvenida es una de esas realidades que derrocan de un
papirotazo el castillo sin brechas del raciocinio. Cuando ese torero pasó, de
un salto, de becerrista a matador de toros, llamé en mi auxilio a la Lógica. La Lógica me dijo:
-Fracasará. Aunque tenga más facultades que Joselito,
fracasará. Al tiempo. No hay un absurdo viable. ¿Has encontrado en toda la Historia de la torería un
rasgo tal de audacia, o, más exactamente, de temeridad? ¡Lástima me da ese
chico!.......Manolito Bienvenida comenzó a cumplir con mucha soltura sus
compromisos con las empresas. El fracaso temido no llegaba. Por el contrario,
el chico caminaba de prisa y sin vacilaciones, puestos los ojos en la primera
fila. Y en la primera fila se colocó y allí sigue……..Con lógica y sin ella,
Bienvenida es hoy uno de los toreros de más extenso repertorio. No me lo
explico; pero es así. Su agilidad y su destreza le han puesto el cartelito de
“Se vende” a la doctrina de los terrenos; de él pueden esperarse todas las
proezas, aún las más quiméricas………Señor, Señor, ¡qué absurda es la vida! ¿Cómo
es posible que haya salido de la insipidez del becerrismo este mozo tan
equilibrado y tan artista?"
Néstor Luján escribe sobre él:
"Manolo Bienvenida es, con Marcial Lalanda y Armillita Chico, la figura de esta época más parecida a Joselito.....Fue lo que en la jerga taurina se conoce por un torero largo........muerto a los veintiséis años de edad, era, si no el primer torero de España, uno de los primeros........Bienvenida representa la alegría torera, la explosión de vitalidad. Como artista derramó un repertorio variado y exquisito con la capa, de una fertilidad inagotable; su verónica,.......sus chicuelinas perfectas y vivaces, sus gaoneras impecables, los faroles parpadeantes, el primoroso capeo de frente por detrás, las luminosas serpentinas y revoleras. Con las banderillas, sus preparaciones y la seguridad en la ejecución le colocaron como el banderillero más fácil, como el único rival español de los Armillita. Con la muleta era hábil y brillante, con una vitalidad inextinguible y un ritmo vivo y encendido en las faenas........En cambio, con la espada raramente daba a los bichos una muerte lucida.......Así era Manolo Bienvenida, el mejor de los seis hermanos toreros, el más templado de su casta"
Cossío se refiere a él en los siguientes términos:
"Fue muy valiente, aunque sin nerviosidades, alharacas y teatralidades.........Era un torero alegre, elegante, variado, pleno de gracia. Casi siempre paraba en las suertes que así lo requieren, y era movido en las demás. Era lo que en nuestra jerga se llama un torero largo. El toreo no tenía secretos para él, así en el conocimiento del enemigo como en la técnica y en la ejecución. Tanto con el capote como con las banderillas su repertorio era muy extenso. Ejecutaba muy bien todas las variaciones en ambos tercios, impregnándolas de donaire y salero...........Todo para él era fácil. En el toreo a la verónica, de frente por detrás, en las gaoneras y chicuelinas, en los faroles, en su alegre y pinturera preparación para clavar las banderillas, que lo hacía también con emocionante perfección, así lo demostraba. En el último tercio tuvo temporadas que flojeaba con el estoque, aunque en otras mataba bien y certero. De todos modos, este fue siempre su punto flaco, porque con la muleta dominaba mucho, toreaba con los más airosos adornos, improvisando bellezas que realzaban las magnificencias de la faena. Por todo ello mereció siempre el concepto de un gran torero"
César Jalón, en su libro Grandezas y miserias del toreo, escribe:
"Manolo Bienvenida, el primogénito de aquel célebre Papa Negro, es el toreo de Sevilla. En él se perpetúa, espléndidamente, el tipo clásico del torero sevillano, o, más genéricamente, del torero andaluz. Con este mocillo pinturero, que ya de infante recorrió las plazas del mundo, resurge, al hacerse hombre, un ejemplar de la escuela sevillana antigua, moldeada a la moderna. Más metido en las suertes, más lento en la ejecución -lo impone la época- . Su toreo tiene como distintivos principales la variedad, el garbo y la alegría. Buen lidiador, gran banderillero, que reintegra a la suerte el dominio "por los dos lados", excelente muletero, revolotea por los tercios de la lidia como un pájaro colorín bajado del cielo añil a su tierra de oro. Torero sevillano típico, todo filigrana, adorno y juego, nadie diría que acecha la muerte en sus peligrosos jugueteos................En estos ya raros ejemplares del "toreo sin suspense", las suertes fluyen con la sencilla espontaneidad de un manantial y la idea del peligro se aleja por la difícil facilidad con que se le desafía y vence. Son toreros que en la apertura de un lance sonríen. Sonríen también a la salida peligrosa del par de banderillas, en que el toro les punteó la sobaquera. Y sus faenas de muleta parecen concebidas y trabajadas entre compases de música y repiques de campanas. Mejor que divertir a los demás, diríase que tratan de divertirse a sí propios. Y como no sufren toreando, su afición y su ambición, hermanas gemelas, se desbordan.......................En los pases naturales de Manolo Bienvenida, la muleta vuela como un pájaro. Es ligera, sutil, alada. El pase se curva gracioso. La faena se entona con una estampa de la Giralda, de la Torre del Oro.............Es luminosa como el cielo andaluz............."
"Recuerdo su célebre hazaña con aquel Miura en Valencia, aquel toraco castaño, al que los brazos del mocosuelo -dieciseis años entonces- "llevan y traen sin necesidad de extenderse del todo, ahuecados, en un leve y gracioso codilleo, que reduce el espacio de la suerte"...................También otra tarde de toros -del Conde de la Corte- en Sevilla. Corrida con las "malas pulgas" de la casta; pero mansa y quedadota, y a cuyo término, el ex-diestro Antonio Fuentes me decía, entusiamado: "¡Eso es! ¡Hay que ayudar a los toros!. Y el viejo maestro sevillano miraba, embobado, al rapazuelo que acabada la corrida -por el, podía comenzar de nuevo- se echaba, sonriendo graciosamente, el capotillo sobre su terno de oro y azul. ¡Del oro de aquella tierra -la suya- y del azul del cielo de la Maestranza......"
Rafael Ríos Mozo, en su Tauromaquia fundamental, escribe:
"De todos los toreros que proliferan en los años anteriores a nuestra guerra, es éste, juntamente con Armillita y Domingo Ortega, los tres toreros que con mayor impronta llenan esa época, esa época del toro muy grande y del público muy exigente que no pasaba por movimiento mal hecho...................Hijo de Manuel Mejías Rapela, sintió juntamente con su hermano Pepe la llamada urgente de la profesión del toreo...................De esta iniciación a tan temprana edad y de los consejos de su padre, uno de los aficionados mejores que se han conocido, adquirieron estos chicos una idea del oficio verdaderamente extraordinaria...................Desde la corrida de su confirmación su carrera fue hacia arriba, en una escala ascendente que hacía presumir en él una gran figura de la época. Toreó varias veces y con gran éxito corridas de seis toros como único espada.............Tal vez se le pueda achacar un poco de falta de profundidad, dando quizá más importancia a lo florido que a lo hondo en el toreo. Pero, de todos modos, hay que reconocer su gran valor y su largura con toda clase de toros"
El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:
"Diestro al que se le vía verdadera afición, vivía sólo para torear; estaba atento en la plaza y todas las suertes las practicaba a la perfección y con gracia y alegría; era, además, muy valiente, a pesar de la gravísima cogida, de la que no volvió a acordarse. Seguro y hábil con la espada, de haber llegado la competencia pretendida con su compañero (Domingo Ortega), hubieran dado grandes días a la afición, por tratarse de magníficos lidiadores y ser tan opuestos sus estilos..........................No consideraba el tamaño y pitones del ganado; recién tomada la alternativa, con dieciocho años, le vi lidiar en Santander un toro grandísimo, con el que estuvo muy sereno y al que mató muy bien....................No engaño a nadie si digo que, para mí, fue el mejor de los Bienvenida y el de más brillante porvenir de no haberse malogrado"
Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:
"Fue muy valiente, aunque sin nerviosidades, alharacas y teatralidades.........Era un torero alegre, elegante, variado, pleno de gracia. Casi siempre paraba en las suertes que así lo requieren, y era movido en las demás. Era lo que en nuestra jerga se llama un torero largo. El toreo no tenía secretos para él, así en el conocimiento del enemigo como en la técnica y en la ejecución. Tanto con el capote como con las banderillas su repertorio era muy extenso. Ejecutaba muy bien todas las variaciones en ambos tercios, impregnándolas de donaire y salero...........Todo para él era fácil. En el toreo a la verónica, de frente por detrás, en las gaoneras y chicuelinas, en los faroles, en su alegre y pinturera preparación para clavar las banderillas, que lo hacía también con emocionante perfección, así lo demostraba. En el último tercio tuvo temporadas que flojeaba con el estoque, aunque en otras mataba bien y certero. De todos modos, este fue siempre su punto flaco, porque con la muleta dominaba mucho, toreaba con los más airosos adornos, improvisando bellezas que realzaban las magnificencias de la faena. Por todo ello mereció siempre el concepto de un gran torero"
César Jalón, en su libro Grandezas y miserias del toreo, escribe:
"Manolo Bienvenida, el primogénito de aquel célebre Papa Negro, es el toreo de Sevilla. En él se perpetúa, espléndidamente, el tipo clásico del torero sevillano, o, más genéricamente, del torero andaluz. Con este mocillo pinturero, que ya de infante recorrió las plazas del mundo, resurge, al hacerse hombre, un ejemplar de la escuela sevillana antigua, moldeada a la moderna. Más metido en las suertes, más lento en la ejecución -lo impone la época- . Su toreo tiene como distintivos principales la variedad, el garbo y la alegría. Buen lidiador, gran banderillero, que reintegra a la suerte el dominio "por los dos lados", excelente muletero, revolotea por los tercios de la lidia como un pájaro colorín bajado del cielo añil a su tierra de oro. Torero sevillano típico, todo filigrana, adorno y juego, nadie diría que acecha la muerte en sus peligrosos jugueteos................En estos ya raros ejemplares del "toreo sin suspense", las suertes fluyen con la sencilla espontaneidad de un manantial y la idea del peligro se aleja por la difícil facilidad con que se le desafía y vence. Son toreros que en la apertura de un lance sonríen. Sonríen también a la salida peligrosa del par de banderillas, en que el toro les punteó la sobaquera. Y sus faenas de muleta parecen concebidas y trabajadas entre compases de música y repiques de campanas. Mejor que divertir a los demás, diríase que tratan de divertirse a sí propios. Y como no sufren toreando, su afición y su ambición, hermanas gemelas, se desbordan.......................En los pases naturales de Manolo Bienvenida, la muleta vuela como un pájaro. Es ligera, sutil, alada. El pase se curva gracioso. La faena se entona con una estampa de la Giralda, de la Torre del Oro.............Es luminosa como el cielo andaluz............."
"Recuerdo su célebre hazaña con aquel Miura en Valencia, aquel toraco castaño, al que los brazos del mocosuelo -dieciseis años entonces- "llevan y traen sin necesidad de extenderse del todo, ahuecados, en un leve y gracioso codilleo, que reduce el espacio de la suerte"...................También otra tarde de toros -del Conde de la Corte- en Sevilla. Corrida con las "malas pulgas" de la casta; pero mansa y quedadota, y a cuyo término, el ex-diestro Antonio Fuentes me decía, entusiamado: "¡Eso es! ¡Hay que ayudar a los toros!. Y el viejo maestro sevillano miraba, embobado, al rapazuelo que acabada la corrida -por el, podía comenzar de nuevo- se echaba, sonriendo graciosamente, el capotillo sobre su terno de oro y azul. ¡Del oro de aquella tierra -la suya- y del azul del cielo de la Maestranza......"
Rafael Ríos Mozo, en su Tauromaquia fundamental, escribe:
"De todos los toreros que proliferan en los años anteriores a nuestra guerra, es éste, juntamente con Armillita y Domingo Ortega, los tres toreros que con mayor impronta llenan esa época, esa época del toro muy grande y del público muy exigente que no pasaba por movimiento mal hecho...................Hijo de Manuel Mejías Rapela, sintió juntamente con su hermano Pepe la llamada urgente de la profesión del toreo...................De esta iniciación a tan temprana edad y de los consejos de su padre, uno de los aficionados mejores que se han conocido, adquirieron estos chicos una idea del oficio verdaderamente extraordinaria...................Desde la corrida de su confirmación su carrera fue hacia arriba, en una escala ascendente que hacía presumir en él una gran figura de la época. Toreó varias veces y con gran éxito corridas de seis toros como único espada.............Tal vez se le pueda achacar un poco de falta de profundidad, dando quizá más importancia a lo florido que a lo hondo en el toreo. Pero, de todos modos, hay que reconocer su gran valor y su largura con toda clase de toros"
El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:
"Diestro al que se le vía verdadera afición, vivía sólo para torear; estaba atento en la plaza y todas las suertes las practicaba a la perfección y con gracia y alegría; era, además, muy valiente, a pesar de la gravísima cogida, de la que no volvió a acordarse. Seguro y hábil con la espada, de haber llegado la competencia pretendida con su compañero (Domingo Ortega), hubieran dado grandes días a la afición, por tratarse de magníficos lidiadores y ser tan opuestos sus estilos..........................No consideraba el tamaño y pitones del ganado; recién tomada la alternativa, con dieciocho años, le vi lidiar en Santander un toro grandísimo, con el que estuvo muy sereno y al que mató muy bien....................No engaño a nadie si digo que, para mí, fue el mejor de los Bienvenida y el de más brillante porvenir de no haberse malogrado"
Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:
“Manuel Mejías, Bienvenida. Fue un toreo precoz y extraordinario.
Siendo un niño comenzó a torear becerros junto a su hermano Pepe…………….Era un torero alegre, variado
y elegante. Un torero largo, y completo. Dominaba todas las suertes con el
capote. Fue magnífico banderillero y colosal muletero. Su único fallo fue la
espada”
Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:
Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:
“Manolo “Bienvenida” fue la
precocidad continuada………..A los dieciséis años y cuatro meses toma la
alternativa. No hay matador de toros más joven en la Historia. En 1938 torea su
última corrida y muere. Tenía veinticinco años y diez meses y ya estaba, hacía
tiempo, en la cima del toreo. Fue, pues, precoz hasta para
alcanzarla…………..Torero de casta, fue un gran torero. Lidiador maestro; artista
selecto, inspiradísimo, extenso y alegre con el capote; banderillero formidable,
muletero sabio, depurado, con ilimitado repertorio, del más puro trazo rondeño
al más pimpante cascabeleo del florido estilo sevillano. Matador fácil.
Simpatía arrolladora. Gracia torerísima siempre. ¡Y una finura tan elegante y
tan gentil en la gracia risueña de su toreo!, dije yo alguna vez que Manolito
“Bienvenida” era “UNA SONRISA DE MUJER HECHA TORERO”
“Manolo Bienvenida. Otro torero que comenzó a serlo desde que nació,
como quien dice. Nieto e hijo de toreros, Manolo “Bienvenida” no podía ser otra
cosa…………………..Poco a poco fue toreando ganado de más respeto, haciéndose notar
por las innovaciones que introdujo en
diversas suertes y por el arte y clasicismo con que ejecutaba las ya
conocidas; poseía un repertorio extensísimo y era un torerito muy
completo……………Los cuatro primeros años de matador de toros ocupó un buen lugar
entre los de segunda fila……..pero en 1910 el joven Mejías se apretó bien los
machos y comenzó a empujar muy fuerte, armando verdaderos alborotos, hasta el
punto de que toda la afición vio ya en él una gran figura del
toreo…………Embalado, encelado en sus ansias de triunfo y de grandeza,
“Bienvenida” se encerró en Madrid, el 10 de julio de 1910, con seis toros de
Trespalacios para él solo……….La fatalidad hizo que el tercer toro llamado
“Viajero” le infiriera dos gravísimas cornadas en el muslo izquierdo…………Su
labor en los años sucesivos, debido a su falta de facultades físicas, fue mucho
menos brillante, y poco a poco fue perdiendo categoría”
El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su Historia de la Tauromaquia, escribe:
"También fue la enfermedad la causante de la muerte de Manolo Bienvenida, otro joven inspirado, cuyo toreo alegre, ornamental, casi exótico, encandilaba a los públicos. Esta vez fueron la tuberculosis y un tumor pulmonar los que acabaron con su vida en 1938, a los 26 años y cuando se hallaba en la plenitud de su arte"
José Luis Suárez-Guanes, en su libro Madrid. Cátedra del toreo, escribe:
José Luis Suárez-Guanes, en su libro Madrid. Cátedra del toreo, escribe:
“Apoteosis de Manolo Bienvenida……………………En 1935, Manolo Bienvenida tiene un año cumbre en Madrid. Demuestra que está
en su mejor momento……….El 2 de junio, Manolito
se hace acreedor a los máximos galardones después de hacer gala de aquella
maravillosa capacidad de lidia, de aquel toreo de reconocida escuela –basado en
las enseñanzas del Papa Negro- y que,
como en un compendio, juntaba la ciencia de José
y toda la sevillanía que en el mundo ha sido: su variedad de quites, su colosal
forma de banderillear (era con los rehiletes la octava maravilla del mundo,
según rezaba su pasodoble) y sus formas clásicas, pero alegres, ortodoxas, pero
pintureras, sobrias, pero netamente andaluzas…………¡Qué injusticia se ha hecho
con este torero! El mejor de su torerísima casa, uno de los más importantes –si
no el que más- de una época de colosos………..que sublimizaron el toreo que había
traído Belmonte hasta las cotas más
altas e insospechadas………….Manolito
Bienvenida es un prodigio de arte, ciencia, de casta, de buen lidiar”
Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:
"Manolo Bienvenida, hijo mayor del Papa Negro, tuvo que ser un torero extraordinario. Triste y lamentablemente no nos queda ninguna filmación de su arte. Y digo que tuvo que ser un gran torero, porque había que ser un tío para aguantarle el tirón y tratar de tú a tú a Domingo Ortega. Cuando en 1931 Domingo Ortega se hizo el amo del cotarro, el único capaz de darle guerra fue Manolo Bienvenida...........Torero precocísimo, en unión de su hermano Pepe (portentoso banderillero y diestro de gran poderío), ganó una gran fortuna cuando él tenía trece años y su hermano once. Pasó sin solución de continuidad de matar becerros a matar toros de cinco años. Tomó la alternativa a los dieciséis años. A base de casta, y con el buen oficio que tenía, se puso en primera fila. Su estilo era un gallismo alegre y encastado. Dejó un gran recuerdo, pues lamentablemente falleció muy joven a consecuencia de un quiste hidatídico"
Filiberto Mira, en su libro "Vida y tragedia de Manolete" escribe:
"El que no conociera a Manolito Mejías no sabe hasta dónde puede llegar la simpatía en un ser humano. La suya era deslumbrante, anonadante, envolvía a los ruedos.
"¡¡Hasta el sol sale para verte banderillear!!"
Escuché esto, siendo yo muy niño, una tarde de cielo cárdeno , en la Maestranza....................Emana de cada torero lo que es en cuanto hombre. La simpatía _arrolladora_ de Manuel Mejías hizo posible que Manolo Bienvenida fuera un lidiador de alegría desbordante. Alegre con casta fascinante. Toreaba con vibración, temperamento y muy sevillano talante....................Gran torero desde muy niño..............Auténticamente cumbres sus tardes de la primavera de 1936 en Madrid, en apasionada competencia con Domingo Ortega................La guerra impidió la consolidación del dúo Bienvenida-Ortega, que pudo haber sido reinstauración de la áurea pareja de José y Juan.....................Quién sabe si, en el caso de no haber muerto tan joven, hubiera podido ser Manolo Bienvenida el más competente rival de Manolete y formado pareja insuperable con éste.................El dúo podría haber cuajado, pues tanto el de Sevilla como el de Córdoba tenían el denominador común de la valentía consciente, que es la base de los toreros pirámides. La casta _manifestada en todas las suertes_ del sevillano era gracia ardiente. La del cordobés, repleta de solemnidades incombustibles"
José Díaz Quijano, Don Quijote, comenta la faena de Manolo Bienvenida al toro ¨Yegüerito", de Coquilla, en Madrid, la tarde del XI aniversario de la tragedia de Talavera de la Reina: una faena, que según Robert Ryan, sobrepasó la jerarquía emocional de un homenaje:
"Toreo con ritmo, todo gracia fue la faena de Bienvenida................, toreo en redondo, con la derecha: pases al natural, tan largos, tan mandones y templados, que en cada uno describía el toro un semicírculo completo"
Extraigo algunos comentarios que Manolo Bienvenida, le hizo al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:
"Yo creo que antes de empezar a andar ya tenía afición a las cosas taurinas y me deslumbraban los trajes de luces..........En mi casa no se respiraba otro ambiente que el taurino. Mi abuelo fue torero, y mis tíos, y mi padre"......................"Toreé por primera vez ante el público en Sevilla, en un festival benéfico, con mi hermano Pepe.......¡Que personajes seríamos que vestíamos los dos pantalones cortos!"..................."Mi padre no ha querido nunca, ni quiere, que seamos toreros...........Ha intentado por todos los medios quitarnos la afición..........Pero todos sus esfuerzos han sido inútiles...........Y al fin se resigna. ¡Todos llevamos el toreo en la sangre!"......................"Como nos podíamos torear en España, por la Ley de Protección a la Infancia, fuimos a hacerlo en las plazas del sur de Francia, con tan gran éxito, que nos llamaron desde Méjico, y allí hicimos dos temporadas magníficas"..................."Desde entonces mi vida no ha sido más que eso: torear........."El percance más grave lo sufrí en Madrid, la tardedel 27 de abril de 1933. Una cornada terrible que me estropeó la pierna derecha y me tuvo varios días entre la vida y la muerte".................."Lo que más me gusta en la vida es torear............¡Como la satisfacción de estar toreando a gusto no hay nada para mí en la vida!"
CRÓNICA
ESTAMPA
"Allí en donde hay un Bienvenida hay un torero"
Como su hermano Manolo, empezó de becerrista y pasó a novillero el año 1929, toreando casi siempre juntos en sus comienzos. 21 novilladas en España el año 1930 y 11 novilladas el año 1931, le capacitan para tomar la alternativa.
Tomó la alternativa el 4 de julio de 1931 en Madrid, con Nicanor Villalta de padrino, que le cedió la muerte de Majoleto, de doña María Montalvo, y figurando como testigo su hermano Manolo. Esta temporada torea 21 corridas más y al año siguiente lo hace en 29, cifra que no sobrepasó ninguna temporada después.
Toreó por última vez el 3 de octubre de 1957, en Úbeda, alternando con sus hermanos Antonio y Juan en la lidia de toros de Julio Morales Hermanos. Falleció en Lima, de un infarto de miocardio, el 3 de marzo de 1968, prácticamente en la plaza de toros de Acho, tras colocar en un festival su último par de banderillas.
"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX. Segundo cuaderno. En el número 4 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, págs. 11 y 108, escribe:
"Muy conocedor de la
técnica de la profesión, quizá le haya faltado siempre calidad artística, salvo
en la ejecución de la suerte de banderillas y en la de recibir, que le he visto
realizar alguna vez de forma extraordinaria…………No ha pasado de segundón del
toreo, con veintitantas corridas anuales; cifra aumentada después de la guerra,
hasta las sobradas cincuenta………Ha durado mucho en la profesión, pues todavía no
ha dicho que se iba, siquiera en las dos últimas temporadas sólo toreó en
festivales. En 1951 reapareció con traje de luces y fue a muy pocas plazas. Su
tiempo había pasado.(.......) ¿Reaparecer? ¿Y
para qué? ¡La vida que es dura! Cuatro corridas en 1951.
"Néstor Luján escribe en su Historia del Toreo:
"El toreo de Pepe Bienvenida es distinto al de sus hermanos. Su arte es más robusto e impuro, aunque quizá con un mejor aliento, más dilatado y basto...........durante más de quince años se mantuvo como un torero avisado, alegre y completo.........Pepe es indiscutiblemente el único gran banderillero que queda, y ello le mantiene en primera fila"
Cossío comenta:
"Pepe Bienvenida es un excelente torero, con todas las características de los de su casta. Es alegre, largo e instintivamente conocedor de los toros. Torea con alegría con el capote y es un admirable banderillero, seguro y espectacular. Torea admirablemente de muleta, y sabe dominar con ella y sabe lo que hogaño se llama "hacer el toro". Es seguro con el estoque. Si tales condiciones las hubiera ejercitado con constancia, hubiera llegado a la cumbre. Pero la apatía, la desgana ha cortado muchas veces sus triunfos"
Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:
"También Pepe Bienvenida se encontró sumamente cómodo frente al toro de los años cuarenta. Sobradísimo de facultades, con amplio repertorio de capa y muleta, máximo representante del toreo con las banderillas en la mano (que no consiste solamente en clavarlas), mataba muy bien al volapié y se permitía el lujo de citar algunos toros en la suerte de recibir, cosa que ya no hacía nadie. El "pathos" de la época, y la manera de contarla en las décadas siguientes, parece dejar en un segundo plano a este gran torero, como si durante todos aquellos años no hubiera llenado en cabecera de cartel, con su nombre y su arte, muchísimas tardes afortunadas. Pepote -como se le llamaba afectuosamente- realizó corrida tras corrida las suertes a la perfección, tal y como se las enseñó su padre, el Papa Negro, que a su vez recogió enseñanzas y sabores de la mejor torería del siglo pasado. Atemperaba lo florido del toreo sevillano con el aplomo inherente a su sólida complexión física; en banderillas tenía gran agilidad y un buen gusto extraordinario"
Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:
“Pepe Bienvenida. Tras su alternativa, Pepe se forja como torero, como un gran lidiador y un formidable
banderillero, hasta el año 1940. Después de la guerra civil alcanzó Pepe Bienvenida la cumbre de su larga y
honesta vida de torero. De 1940
a 1944 realiza sus mejores temporadas…………No sufrió ni
una sola cornada en toda su carrera, lo que da idea de su excepcional capacidad
lidiadora. Murió en Lima de un ataque al corazón el 3 de marzo de 1968, cuando
toreaba un festival……………Pepe Bienvenida
ha sido el mejor banderillero de todos los tiempos. Sólo por ello merece estar
en la historia, pero sería injusto no recordar que Pepe fue también un
formidable torero, completísimo, serio y clásico…………………….Cossío hace de él esta semblanza: Pepe Bienvenida es un excelente torero, con todas las características
de los de su casta. Alegre, largo e intuitivo conocedor de los toros. Alegre
con el capote. Banderillero seguro y espectacular. Torea admirablemente con la
muleta. Es seguro con el estoque. Pero la apatía y la desgana han cortado
muchas veces sus triunfos. No tuvo la constancia de su hermano Manuel para
alcanzar la cumbre”
Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:
“Pepe Bienvenida. Este torero, aparte sus grandes méritos
artísticos, tiene una característica bien definida y sobresaliente en el Toreo
actual: la de ser enlace del presente con el pasado, muestra viva de lo que
eran los antiguos toreros-lidiadores………….Otra significación tiene Pepe
“Bienvenida”: ser no ya enlace, sino concreción superada de los más grandes
banderilleros de antaño y de ahora. Porque es el más largo, profundo y completo
que yo he conocido. Por los dos lados, en todos los terrenos y con dominio de
todas las suertes. También como matador –magnífico cuando quiere- representa
“Pepote” una supervivencia de lo clásico, porque es casi el único que practica,
y con muy buen estilo, la suerte de recibir……………….Le costó abrirse paso como
matador de toros; pero poco a poco fue imponiendo su arte y hoy se le reconoce
como el torero más completo de la época. Si no se ha hecho el amo de la
torería, tal vez haya que achacarlo a su abulia, a su “mandanga” que a veces
saca al ruedo, a su apartamiento de todo politiqueo, y puede que a su propia
figura corporal, poco estilizada………..que tanto cabe suponer en estos tiempos
taurinos de puro estilismo. No ha sufrido cogidas, prueba de su seguridad
maestra”
El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:
"En las corridas que alternó con su hermano (Manolo), contagiado por él, se crecía y se le apreciaba más alegría y voluntad, pues, en realidad, es apático y -¿por qué no decirlo?- prudente.......................Me equivocó Pepe; le vi fuerte, con grandes facultades, conocedor de las reses y dominador y seguro con la espada ; por ello confié en que llegaría a figura; lo cierto es que no ha pasado de discreto....................Es buen banderillero, pero sin la variedad que la suerte requiere, limitándose casi siempre a la de poder a poder........................Lo mismo que a mí le sucedió a su familia, que le llamaba "el peligro oculto". Pero así sigue: encubierto y sin querer exponerse a la luz"
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