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Luis Mazzantini y Eguía, que se hacía llamar "Don" y saludaba con chistera, vestido de frac y guante blanco, nació en Elgóibar (Guipúzcoa) el 10 de octubre de 1856, de padre italiano y madre española. Parte de su niñez transcurre en el extranjero. Desde 1870 se encuentra en España, como secretario de un personaje del séquito real.
En 1875 se gradúa de Bachiller en Artes y a continuación halla un puesto de factor telegrafista en la Compañía de Ferrocarriles del Mediodía. Fue jefe de estación en Malpartida y en Santa Olalla. Ello no le impide tomar parte en becerradas organizadas por los compañeros.
En 1875 se gradúa de Bachiller en Artes y a continuación halla un puesto de factor telegrafista en la Compañía de Ferrocarriles del Mediodía. Fue jefe de estación en Malpartida y en Santa Olalla. Ello no le impide tomar parte en becerradas organizadas por los compañeros.
Dejó su trabajo en la Compañía de Ferrocarriles para dedicarse al toreo. Su joven esposa se alarmó ante esta decisión y don Luis la tranquilizó diciendo: "Aquí en España, hija mía, no se puede ser más que dos cosas: o tenor en el Teatro Real, o matador de toros. Un do de pecho o una estocada por todo lo alto, es lo único que priva y da fama y dinero. Yo no puedo dar el do de pecho, pero me encuentro en condiciones de dar estocadas por todo lo alto, y vaya lo uno por lo otro"
Actuó en la plaza de los Campos Elíseos de Madrid en 1879 y en las de Valencia, Alcántara, Fonseca, Villena y otras, sin dejar de intervenir también en las mojigangas que por entonces se celebraban y colocándose en poco tiempo a la cabeza de los novilleros.
Actuó en la plaza de los Campos Elíseos de Madrid en 1879 y en las de Valencia, Alcántara, Fonseca, Villena y otras, sin dejar de intervenir también en las mojigangas que por entonces se celebraban y colocándose en poco tiempo a la cabeza de los novilleros.
El 18 de diciembre de 1881 obtuvo un éxito en Madrid estoqueando un novillo mansurron que había sido fogueado.
En el invierno de 1982 marchó a Montevideo, haciendo buena campaña de regreso; torea gran número de corridas y vuelve a América de nuevo. El 31 de mayo de 1883 mató por primera vez dos toros en la plaza de Madrid, en una corrida en la que actuaron Gordito, Lagartijo, Currito, Gallo, Manuel Molina y Cuatrodedos.
Tomó la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla, el 13 de abril de 1884, con Frascuelo como padrino.
La confirmación de la alternativa tuvo lugar el 29 de mayo de 1884 en Madrid, de manos de Lagartijo, con ganado de Murube, alcanzando un gran éxito en sus tres toros, a los que despacha de tres superiores estocadas, que le valen ser llevado en hombros hasta el coche.
El 5 de junio de 1884 torea otra vez en Madrid, con Lagartijo y el Gallo. El éxito supera al anterior y escucha grandes ovaciones. Se ponen de moda las prendas de su uso. Por su refinamiento y trato exquisito, hace amigos en todas las clases sociales.
En 1885, en la corrida de Beneficencia, sufre una cogida, y, en octubre, otra en Albacete.
Se embarcó para La Habana, llevando como segundo espada a Cuatrodedos, toreando 16 corridas. Obtuvo un gran triunfo en la isla y fue despedido apoteósicamente. De allí embarcó para México, donde dio también gusto a la afición.
Inaugura con éxito la temporada de 1887 en Sevilla, si bien parte del público se metió con él sin razón alguna, lo que motivó que, en unión del picador Badila, se dirigiera al asiento de un individuo que le había tirado una botella. El escándalo fue mayúsculo y continuó en los dos días siguientes, siendo la causa de que en la cuarta corrida le diera un toro un puntazo por mirar a un espectador que le insultó. No obstante lo ocurrido, volvió a torear en la feria de San Miguel, con éxito. Marcha otra vez a Méjico, y, al volver a España, forma parte de la Empresa de la plaza de Madrid, no toreando en ella mientras fue co-empresario.
En 1889 actúa en el coso de Pergolese (Francia), con gran éxito, y torea en total 39 corridas. El 25 de mayo de 1890 inaugura la plaza de Orán. Este año alterna en Madrid con el Gallo y Guerrita el 5 de octubre, en que le echaron un toro al corral. El 26 de octubre lidió ganado suyo en la plaza de Madrid y dio la alternativa a Antonio Arana (Jarana).
Alterna en 1891 con Guerrita y el Espartero, y el 4 de junio de 1893, día en que mató un toro a Jarana, estuvo inspiradísimo, resultando cogido por el toro Airoso, de Félix Gómez.
Durante las temporadas de 1895 y 1896, en las que está ausente Guerrita de Madrid, torea mucho y con éxito. En 1897 Nuevamente volvió a Méjico y La Habana, y, ya vuelto a España, sufre cogidas en Badajoz, Barcelona y La Coruña.
Retirado Guerrita en 1899, Mazzantini, ya en decadencia, aceptó torear las corridas de la temporada de 1900 en Madrid. Al año siguiente vuelve a actuar en Madrid y el día 16 de junio le brindó al rey la muerte del toro Chulito, que fue el primero que Alfonso XIII vio lidiar en su vida.
En 1902 torea nueve corridas en Madrid y 33 en toda España. El 21 de septiembre de ese año dio la alternativa en Madrid a Vicente Pastor. En 1903 toreó nueve corridas en Madrid.
Interviene en pocas corridas en 1904, y en 1905 se despide de alguna plaza, trasladándose a Méjico con su esposa, que fallece. Tal vez ello influyó en su decisión de cortarse la coleta. Se despidió de la afición mexicana el 20 de septiembre de 1905, corrida en la que obtuvo un gran éxito y a la que asistió el presidente de México, el general Porfirio Díaz.
Retirado del toreo, se dedicó a la política, siendo elegido concejal de Madrid el año 1906 y gobernador civil de Guadalajara y Ávila posteriormente.
El señorito loco, como le apadrinaron sus contemporáneos, murió en Madrid el 23 de abril de 1926
Hay una anécdota de Mazzantini con el que fuera famoso actor de teatro Romea. Como éste se pasara toda la lidia de un toro chillándole al maestro, el torero, a la hora de matar su otro toro, se acercó al actor y le dijo: "Le brindo a usted este toro, para que vea que aquí, en el ruedo, puede uno morirse de verdad, y no de mentirijillas, como hace usted cada tarde en el escenario"
Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real, en su libro Semblanzas de toreros del día, Pgs. 25-29, editado en 1901, escribe:
"(Pg. 6)…..Decidió Mazzantini,
en su juventud, hacerse matador de toros, aunque carecía de los conocimientos
fundamentales que debe poseer todo el que aspire a conquistar el título de
maestro en res taurina…….(Pg.
9)….Mazzantini se presentó por primera vez en Madrid, como matador de novillos,
el 5 de Diciembre de 1880…….(Pg. 10)……Luis Mazzantini, vino a compartir con
Rafael y Salvador las simpatías, la admiración y los aplausos……..¿A qué
obedecía el entusiasmo con (Pg. 12) que la afición acogió el nombre del nuevo
astro?.....¿Era Luis Mazzantini un torero tan perfecto que eclipsara las
gallardías de Lagartijo y el arrojo,
casi temerario, de Salvador?......No, ni mucho menos; Mazzantini jamás ha sido
torero. En sus manos, el capote y la muleta resultaban un objeto de puro
adorno, complemento de indumentaria y nada más………La clave de aquel éxito
portentoso, estribó en la elegancia de Luis cuando se perfilaba a dos pasos de la fiera, y en el valor con que arrancaba
a herir, cruzando los brazos con matemática exactitud al consumar la suerte del
volapié; la ejecutaba con tal maestría, con precisión tan grande, que rara vez
se vio en la necesidad de repetir para acabar con la existencia de sus feroces
adversarios. No era torero, pero sí un excelente matador de toros………(Pg. 13)
Luis Mazzantini promovió una verdadera revolución en las costumbres de la
torería………Hizo gala de ciertos refinamientos de cultura y elegancia entre la
gente de coleta que le revistieron de gran prestigio, hasta el punto de que los
toreros, casi siempre, le distinguieron llamándole don Luis con respetuosa deferencia……..Desechó por impropio de su modo de ser y pensar el pantalón
entallado, la chaquetilla corta, la faja y el calañé, prendas clásicas de la indumentaria taurina,
sustituyéndolas por el traje de calle usual, siempre de corte irreprochable,
arreglado al último figurín, (Pag. 14) como vestir pudiera el más delicado gentlemen………..(Pg. 20)……No figuró nunca
como peón ni banderillero en cuadrilla, ni tomó lecciones de ningún
maestro……Empezó matando, y apenas poseía más conocimientos del arte que los
imprescindibles para deshacerse de los toros con arrojo, no exento de habilidad………Después,
su espíritu revolucionario llegó a reformar algunos usos muy (Pg. 21)
arraigados hasta entonces entre los toreros…………….(Pg. 23)……..Recibió la
alternativa en Sevilla, el día 13 de Abril de 1884 (Pg. 24), que le otorgó Frascuelo………Confirmó la alternativa en
Madrid la tarde del 29 de Mayo del mismo año, de manos de Lagartijo, matando el toro Morito,
de Murube………..Sánchez de Neira, en su Gran
Diccionario taurómaco, pg. 488, escribió: (Pg. 27)……”No maneja el capote
con soltura, ni gracia, sirviéndole únicamente de poderoso auxiliar para hacer
quites oportunos y arriesgados, con tan valiente arrojo como los hacía el
inolvidable Frascuelo……; clava de
frente las banderillas, y al cuarteo perfectamente, midiendo bien los tiempos,
pero débeselo a su fuerza de piernas y elevada estatura en muchos casos; maneja
la muleta sin considerarla en toda su importancia, aunque siempre la utiliza con
gran golpe de vista, en oportuna defensa; para menos de lo que hay derecho a
esperar de él, por más que últimamente ha dado pases a pie quieto, de mérito
indisputable, y en cuanto a matar, lo hace comúnmente arrancando o a volapié;
pero, ¡de qué manera! Colócase en línea recta con el testuz del toro, ármase
con elegancia y lía con soltura, formando una figura que nos (Pg. 28) recuerda la de Pedro Romero pintada
por D. Juan de la Cruz Cano ,
arrancándose rápidamente y consuma el volapié de tan magistral manera, que no
pudo soñarlo su inventor….......No hay que pedirle que reciba toros, que esa admirable suerte la han olvidado todos los
modernos toreros”………Fue un excelente director de lidia, mérito (Pg. 29) que ni
sus intransigentes adversarios pudieron negarle; por otra parte, aunque sin
adornos ni filigranas, dedicose, con especial engaño, a hacer quites, metiéndose en terrenos de
verdadero compromiso para él, fiado en sus portentosas facultades…….Esa fue su
especialidad; los picadores solían decir: -“Cuando Mazzantini está en la plaza,
vamos al toro con la mayor tranquilidad”……..Supo siempre colocarse en el sitio
que le correspondía y por eso llegaba con oportunidad a todas partes……..En
cuanto a sus aptitudes como director de plaza, ya lo hemos dicho: pocos (Pg. 30
matadores, antiguos ni modernos, le han igualado; ninguno ha conseguido
aventajarle……..Poco a poco fue soltándose en el manejo del capote, y aunque su
estilo de torear nada tenía de afiligranado, careciendo de esa salsa que caracteriza al torero
andaluz……., dentro de la sobriedad, tal vez excesiva, que le era propia, llegó
a cubrir su puesto en (Pg. 31) primera fila, sin desmerecer de los compañeros
en boga a la sazón…….Esa misma voluntad…..le llevó a ser un banderillero muy
apreciable, si bien no pudiera competir nunca ni con Lagartijo, no con Guerrita,
ni con otros de menor categoría……..Fue Mazzantini un banderillero seco,
desprovisto de adorno, pero valiente, concienzudo y de facultades
extraordinarias. Iba de frente a los toros, paso a paso, cuadraba en la misma
cabeza, levantaba los brazos artísticamente y sus pares de rehiletes quedaban,
por lo general, como dibujados sobre el morrillo de la res, y eran de
castigo…………..(Pg. 32)…Verdad es que sus faenas de muleta, meramente defensivas,
sobrias hasta la exageración, no resultaban artísticas ni vistosas; pero en el
momento en que liaba la tela al palo, perfilándose tan cerca del toro como su
estatura le permitía, erguido, arrogante y bravo, agigantábase su figura en
estéticas proporciones, y admiradores y adversarios no podía menos de aplaudir
a la vista de aquel conjunto primoroso formado por el hombre y la fiera,……….Y
luego, cuando Mazzantini arrancaba hacia su astado enemigo y, marcando clara y
distintamente los tiempos del volapié,
enterraba todo el estoque en el morrillo de la res, que al poco caía
desplomada…..(Pg. 33) …., los aplausos y las aclamaciones entusiastas atronaban
el espacio y el intrépido matador triunfante hacía olvidar en un momento las
deficiencias no escasas, como hemos dicho, de que el diestro adolecía…………(Pg.
34)….Guerra y Mazzantini fueron, durante (Pg. 35) algunos años, base obligada
en las combinaciones de carteles……..La competencia que quiso entablarse de
Guerra y Mazzantini era imposible…..El cordobés llevaba siempre la de
ganar………..Mazzantini…..(Pg. 36)……no supo, no quiso o no pudo retirarse a
tiempo, y prefirió devorar en las plazas las amarguras de la derrota en plena
decadencia………….Una horrible desgracia de familia –el fallecimiento de su amada
esposa Dª Concepción Lázaro – sorprendiéndole en la última expedición que hizo
por las plazas americanas, el añó 1905, determinó en Mazzantini la resolución
definitiva de abandonar el toreo para siempre………….(Pg. 55)…Toreó su última
corrida en Madrid el 4 de octubre de 1903…………(Pg. 60)……..Se despidió del
público mexicano el 20 de noviembre de 1904, con toros de Otaolaurruchi y
Santín………Contratado después por una empresa de Guatemala, toreó en aquella
plaza los días 29 de Enero, y 5 y 12 de Febrero de 1904……..(Pg. 61)…..En ellas
obtuvo un éxito completo, a juzgar por las referencias, y actuó como espada
único, llevando a Maera de
sobresaliente………Con esas corridas acabó la carrera taurina del que justamente
fue aclamado rey del volapié……………..(Pg.
67)……Pascual Millán, en su notable bosquejo histórico Los toros en el siglo XIX, escribió: “Junto a aquellos dos colosos
del toreo (Lagartijo y Frascuelo) destaca la figura de Luis
Mazzantini (Pg. 68)……, aquel matador de arrogante figura, de finos modales, con
cultura muy superior a la que todos sus compañeros tenían, con un trato de
gentes inmenso, y, sobre todo (y eso era lo esencial) con un valor a toda
prueba y una verdad al arrancarse al
volapié, que le granjeaba la simpatía de todos los públicos……”- Este mozo nos
va a hacer que apretemos Rafael y yo –decía Frascuelo”……Era
verdad. Mazzantini hizo que no se durmieran sobre sus laureles los dos
gigantes; y eso solo, tratándose de un hombre que no supo manejar el trapo,
pinta lo que D. Luis valdría como espada en aquel entonces”
F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:
"Mazzantini fue un torero de salón. No por sus gustos y aficiones de naturaleza aristocrática, sino porque vino a la profesión perfectamente hecho y formado. Todo lo que trajo, lo traía pensado, resuelto y ensayado en teoría. El original modo de perfilarse, la arranca a matar y el cruce de salida, estaban, sin duda, discurridos y preparados en su despacho de factor......................Mazzantini llegó a hacerse torero, corto y basto, pero seguro...................Fue también un inmejorable director de lidia, conocedor de las suertes y de los toros, y su capote oportuno, decisivo y de extraordinaria valentía para los quites aguantando, no reconoció otro rival que el de Frascuelo....................Como en todo torero que ha visto poco de su arte y ha hecho un aprendizaje rápido, los pases naturales, los verdaderos pases, los más difíciles, no entraban sino muy rara vez en su toreo, compuesto habitualmente de telonazos de muñeca, alternados con preparados de pecho. Demostraba más pericia toreando de defensa con la derecha a los toros en tablas; era eficacísimo en esas faenas e hizo algunas, como la citada de Jerez, que difícilmente pueden superarse.....................Al hablar del matador, hay que rendirle toda clase de honores y calificarle de rey del volapié. El volapié de Mazzantini era absolutamente perfecto, y dentro de esa suerte no puede darse nada más notable y artístico.................Con su estatura, con su extraordinaria fuerza de piernas, con su agilidad, ganaba la acción a casi todos los toros y los convertía en masa de volapié.............................La conformación física desfavorecía en cierto modo al torero. Aparte de la poca finura y ninguna elegancia de su muleta y de los movimientos algo afectados cuando pretendía adornarse en las medias verónicas y en los recortes, la exagerada corpulencia daba a su toreo un no se qué de desgarbado y poco natural. Pero en cambio, esas mismas proporciones de atleta, encajaban maravillosamente en las arrogancias de la suerte suprema, prestándoles un aspecto lleno de clasicismo. Pocas veces han podido disfrutar los aficionados de un momento taurino más bello e impresionante. Luis Mazzantini, tirándose a matador, constituía el modelo soñado por un pintor de asuntos heroicos"
César Jalón, en sus Memorias de Clarito, relata la siguiente anécdota del ex-diestro Celita sobre Mazzantini, que tuvo lugar en la tertulia del Café Regina, en Madrid, en presencia del también ex-torero Cocherito de Bilbao:
"Tercia moderador con su flema gallega Celita: "Ayer vi a Mazzantini. Ahí al lado. En casa de Morán. Tomaba un vermouth en el mostrador. ¡Si le hubieseis visto recordarme su volapié con el bastón y un periódico! Don Luis -le pregunté, como quien no quiere la cosa-, ¿cuánto tiempo mató usted con los pies juntos? Sonriente, repuso: "¡No me acuerdo!" Los cronistas cuentan que solamente tres o cuatro años; perfilado con los pies juntos, se dejaba caer encima del morrillo. Después echaba atrás la pierna derecha; pero la izquierda, clavada al frente, arrancaba sin perder terreno..................A Celita, virtuoso de la espada, le encantaba la suerte de matar -en la que descolló- y se relamía de su conversación con el antiguo rey del volapié"
En el mismo libro encontramos está otra anécdota:
"Todo el mundillo taurino ha oído anécdotas de Mazzantini. Quizá la más conocida, aquella de cuando al contemplar la bondad de su toro ibarreño, echó esta margarita al Guerra: "¡Que toro, Rafael! ¡Si me prestase usted su mágica muleta!" Ante cuya fineza, el Guerra se volvió a su mozo de espadas: "¡Oye, dale a don Luis la mejor muleta que haiga en el esportón!" "Pero, don Luis, ¡manque se acueste usted con Lagartijo!" Y don Luis a su hermano: "¡Tomás, ¿has visto qué grosero?" Porque él también tenía sus buenas despachaderas......................Al gritón que se pasó toda una tarde amonestándole: "Luis, o te arrimas o te retiras", acabó contestado: "Ni me arrimo ni me retiro. ¿Puedo servirle en alguna otra cosa, caballero?"
Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, escribe:
"Otro torero de buen cartel era Luis Mazzantini...................Mazzantini era uno de los mejores matadores de toros; como matador, no como torero. Era un buen lidiador que preparaba al toro para ejecutar la suerte final. En las tertulias y cafés de entonces, cuando algún otro torero mataba bien, se decía: "Lo ha matado como Mazzantini" Como esta suerte era la fundamental, tuvo un grandísimo cartel"
"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:
Hay una anécdota de Mazzantini con el que fuera famoso actor de teatro Romea. Como éste se pasara toda la lidia de un toro chillándole al maestro, el torero, a la hora de matar su otro toro, se acercó al actor y le dijo: "Le brindo a usted este toro, para que vea que aquí, en el ruedo, puede uno morirse de verdad, y no de mentirijillas, como hace usted cada tarde en el escenario"
Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real, en su libro Semblanzas de toreros del día, Pgs. 25-29, editado en 1901, escribe:
"Fue la improvisación taurina más resonante de la
época contemporánea. Surgió de la clase media social, con hábitos y costumbres
de persona educada………..Usó del traje de luces como ornamento del oficio; pero
aclimató en su clase la indumentaria que le era familiar, y llegó a compaginar
con el oficio el uso del smoking y el
frac………..La arrogancia de su cuerpo
bien proporcionado y la hermosura de su rostro le hicieron el torero de las
mujeres………..Su estatura, sus facultades físicas y su pundonor le facilitaron de
tal modo el dominio de la suerte suprema, que se le citó cual prototipo de
matador: su afición creciente le hizo dominar hasta cierto punto la lidia de
reses bravas, pero sobresaliendo siempre cual estoqueador, distinguiéndose como
director por la cualidad de hacerse respetar en el ruedo y por su actividad más
manifiesta en quites, en los que
mereció grandes ovaciones por su oportunidad y habilidad………….Como estilista
taurino es muy deficiente, dejando por igual modo mucho que desear en el manejo
de la capa y de la muleta; siendo antiartístico en el quite que llama un mi
amigo del columpio, por el balanceo
del capote, y abusando mucho de los telonazos y medios pases; pero en cambio,
como matador es uno de los toreros que con más facilidad echan carne abajo y de los más perfectos en la ejecución del
volapié, sobresaliendo tanto en la suerte privativa del Tato, que, como aquél, merece el dictado de rey del volapié……….En la colocación,
en el cruce y en la inclinación mide tan bien los tiempos,
que llega siempre sin esfuerzo al morrillo, y sale con limpieza y facilidad del
terreno del toro después de consumada la suerte. Pero al tirarse se distancia
mucho."
De la BIBLIOTECA SOL Y SOMBRA. VOLUMEN X. LUIS MAZZANTINI.
Editado en Madrid, 1907., he seleccionado los siguientes comentarios:
F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:
"Mazzantini fue un torero de salón. No por sus gustos y aficiones de naturaleza aristocrática, sino porque vino a la profesión perfectamente hecho y formado. Todo lo que trajo, lo traía pensado, resuelto y ensayado en teoría. El original modo de perfilarse, la arranca a matar y el cruce de salida, estaban, sin duda, discurridos y preparados en su despacho de factor......................Mazzantini llegó a hacerse torero, corto y basto, pero seguro...................Fue también un inmejorable director de lidia, conocedor de las suertes y de los toros, y su capote oportuno, decisivo y de extraordinaria valentía para los quites aguantando, no reconoció otro rival que el de Frascuelo....................Como en todo torero que ha visto poco de su arte y ha hecho un aprendizaje rápido, los pases naturales, los verdaderos pases, los más difíciles, no entraban sino muy rara vez en su toreo, compuesto habitualmente de telonazos de muñeca, alternados con preparados de pecho. Demostraba más pericia toreando de defensa con la derecha a los toros en tablas; era eficacísimo en esas faenas e hizo algunas, como la citada de Jerez, que difícilmente pueden superarse.....................Al hablar del matador, hay que rendirle toda clase de honores y calificarle de rey del volapié. El volapié de Mazzantini era absolutamente perfecto, y dentro de esa suerte no puede darse nada más notable y artístico.................Con su estatura, con su extraordinaria fuerza de piernas, con su agilidad, ganaba la acción a casi todos los toros y los convertía en masa de volapié.............................La conformación física desfavorecía en cierto modo al torero. Aparte de la poca finura y ninguna elegancia de su muleta y de los movimientos algo afectados cuando pretendía adornarse en las medias verónicas y en los recortes, la exagerada corpulencia daba a su toreo un no se qué de desgarbado y poco natural. Pero en cambio, esas mismas proporciones de atleta, encajaban maravillosamente en las arrogancias de la suerte suprema, prestándoles un aspecto lleno de clasicismo. Pocas veces han podido disfrutar los aficionados de un momento taurino más bello e impresionante. Luis Mazzantini, tirándose a matador, constituía el modelo soñado por un pintor de asuntos heroicos"
César Jalón, en sus Memorias de Clarito, relata la siguiente anécdota del ex-diestro Celita sobre Mazzantini, que tuvo lugar en la tertulia del Café Regina, en Madrid, en presencia del también ex-torero Cocherito de Bilbao:
"Tercia moderador con su flema gallega Celita: "Ayer vi a Mazzantini. Ahí al lado. En casa de Morán. Tomaba un vermouth en el mostrador. ¡Si le hubieseis visto recordarme su volapié con el bastón y un periódico! Don Luis -le pregunté, como quien no quiere la cosa-, ¿cuánto tiempo mató usted con los pies juntos? Sonriente, repuso: "¡No me acuerdo!" Los cronistas cuentan que solamente tres o cuatro años; perfilado con los pies juntos, se dejaba caer encima del morrillo. Después echaba atrás la pierna derecha; pero la izquierda, clavada al frente, arrancaba sin perder terreno..................A Celita, virtuoso de la espada, le encantaba la suerte de matar -en la que descolló- y se relamía de su conversación con el antiguo rey del volapié"
En el mismo libro encontramos está otra anécdota:
"Todo el mundillo taurino ha oído anécdotas de Mazzantini. Quizá la más conocida, aquella de cuando al contemplar la bondad de su toro ibarreño, echó esta margarita al Guerra: "¡Que toro, Rafael! ¡Si me prestase usted su mágica muleta!" Ante cuya fineza, el Guerra se volvió a su mozo de espadas: "¡Oye, dale a don Luis la mejor muleta que haiga en el esportón!" "Pero, don Luis, ¡manque se acueste usted con Lagartijo!" Y don Luis a su hermano: "¡Tomás, ¿has visto qué grosero?" Porque él también tenía sus buenas despachaderas......................Al gritón que se pasó toda una tarde amonestándole: "Luis, o te arrimas o te retiras", acabó contestado: "Ni me arrimo ni me retiro. ¿Puedo servirle en alguna otra cosa, caballero?"
Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, escribe:
"Otro torero de buen cartel era Luis Mazzantini...................Mazzantini era uno de los mejores matadores de toros; como matador, no como torero. Era un buen lidiador que preparaba al toro para ejecutar la suerte final. En las tertulias y cafés de entonces, cuando algún otro torero mataba bien, se decía: "Lo ha matado como Mazzantini" Como esta suerte era la fundamental, tuvo un grandísimo cartel"
"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:
"(Pgs. 107 y 108)…….demostró
ser un hombre denodado, ambicioso y de tesón insuperable……….. Cuando se propuso
ganar dinero con los toros……no hubo en él una duda enervante que debilitara o
entumeciera la energía acumulada para lograr con éxito lo que
quiso………..Mazzantini se hizo espada de rondón, sin pertenecer antes a cuadrilla
alguna, como era de rigor antiguamente; pero esto, que tanto se comentó, no era
nuevo, pues en aquel mismo siglo tenemos a Francisco Montes y Rafael Pérez de
Guzmán, que tampoco fueron subalternos de nadie…………Le llamaron El señorito loco; los toreros se
sonreían y guiñaban el ojo detrás de él; pero progresó rápidamente y dio con el
secreto de la cruz maravillosa, limpia,
matemática, que hacía al entrar a matar, rendía a los toros con unas estocadas
formidables y muy pronto fue mirado con respeto y llamado don Luis…………Tomó la alternativa el 13 de abril de 1884 en Sevilla,
de manos de Frascuelo, al cederle el
toro Costurero, negro entrepelao, de
Adalid. Este ascenso se lo confirmó Lagartijo
en Madrid el 20 de mayo siguiente, mediante la cesión del toro Morito, negro, de Murube………..Nunca se
pudo esperar nada de él como torero, pues tanto el capote como la muleta le
estorbaban en las manos, y sin el prestigio que entonces tenía la estocada y el
reclamo que tanto ayudó a elevarle, no habría alcanzado tan alto puesto."
Néstor Luján, refiriéndose a Mazzantini, nos dice:
"Como torero, puede decirse que fue el último gran estoqueador del siglo XIX, y como estilista del volapié, ni la personalidad audaz e incomparable del Tato llegó a su seguridad y su aplomo......Fue un excelente banderillero y un autoritario jefe de lidia. En cambio, tenía un capote acartonado, daba una verónica ajada, triste y lacia, era ingrácil y seco en quites. Con la muleta no tuvo jamás frescura ni sensibilidad"
"Como torero, puede decirse que fue el último gran estoqueador del siglo XIX, y como estilista del volapié, ni la personalidad audaz e incomparable del Tato llegó a su seguridad y su aplomo......Fue un excelente banderillero y un autoritario jefe de lidia. En cambio, tenía un capote acartonado, daba una verónica ajada, triste y lacia, era ingrácil y seco en quites. Con la muleta no tuvo jamás frescura ni sensibilidad"
Cossío comenta:
"Con el capote no paso de regular nunca, y lo mismo le ocurrió con las banderillas y muleta. Pero su corpulencia, estatura y decisión le proporcionaron ventajas indiscutibles para matar, cumpliendo esta suerte tan bien como Salvador Sánchez (Frascuelo). Sus volapiés tremendos hacían rodar a los astados contundentemente"
Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:
"Logró llamar la atención en Madrid el 31 de mayo de 1883...................Se hizo popular tanto en las plazas castellanas, como andaluzas y en las del sur de Francia en su etapa de novillero................El doctorado lo recibió de manos de Frascuelo, con toros de Adalid, el 13 de abril de 1844. La confirmación corrió a cargo de Lagartijo el 29 de mayo siguiente, con ganado de Murube. Salió a hombros.......................Después de la etapa de Lagartijo y Frascuelo, su veteranía y oficio le permitieron destacar muchas tardes al lado de Guerrita, claro está que sólo como estoqueador. Con las telas no hacia sino defenderse sin arte de ninguna clase. Junto a Reverte y Espartero aún parecía más burdo como torero. Influyó mucho su actitud para afianzar la práctica del sorteo escrupuloso de los toros antes de las corridas. Antes, los mejores eran para el matador de más prestigio, con mayor fuerza ante las empresas. Guerrita estaba furioso por este motivo: "¿Para qué querrá este tío los toros buenos si no los sabe torear"?.................Con el paso de los años, Mazzantini, obeso, gastado, demasiado visto, agotó su popularidad y los públicos le volvieron la espalda....................Su mayor contribución a la historia de la Tauromaquia, además del tremendo volapié, más eficaz que artístico (F. Bleu cree que era muy artístico con la espada), reside en la formalidad que trató de imponer en la Fiesta, sobre todo en las relaciones de los toreros entre sí y de éstos con los empresarios y ganaderos.....................Era tan bravo como el que más, pero gustaba de recibir en su casa las visitas envuelto en un batín de seda...................Sus aficiones a la política le llevaron a ser concejal en Madrid y más tarde gobernador de Guadalajara.....................Dejó de torear a raíz de la muerte de su esposa, en el invierno de 1904-1905"
El mismo Fernando Claramunt, en su libro La mirada del torero, escribe:
"Mazzantini, don Luis, tuvo que hacer milagros para labrarse una reputación al lado de los dos colosos (Lagartijo y Frascuelo)..........Nadie lo tomó en serio en sus comienzos................Una tarde madrileña de 1890, Mazzantini se presentó en el café Imperial en la tertulia de Frascuelo. Muy bien vestido y con modales rebuscados, educadísimos, explicó su pretensión de ser torero tras desistir de ser tenor y de hacer carrera en las artes escénicas. Picadores y banderilleros rieron a mandíbula batiente. Frascuelo le llamó Mozambique, hasta que su varilarguero Badila le hizo reflexionar..........Por si acaso, decidieron llevarse a aquel señorito loco que vestía de frac, chistera y guante blanco, a lidiar unos novillos; vieron que con la espada en la mano andaba sobrado de decisión. Se paseó por Sevilla vestido de currutaco la víspera de su presentación en la Real Maestranza. En la calle de Sierpes los sevillanos le tiraban de la levita: "¿Usted es el matador de mañana? ¿Compadre, va usted a torear en Sevilla?" Pero una vez que salía el toro, las bromas cesaban. Don Luis.........era un bravo de mucho cuidado delante de los cuernos. Los sevillanos, al rematar la primera faena en su plaza exclamaron: "¡Compadre, usted es un tío!"
"La popularidad de Mazzantini subió a cotas altísimas en muy poco tiempo. El público le atribuyó más títulos y honores de los que en realidad poseía, lo cual no le vino mal. Sagaz y talentoso, comenzó a cobrar grandes cantidades y a exigir la máxima seriedad en los contratos, tanto en España como en los países americanos. Lagartijo y Frascuelo se beneficiaron del nuevo rigor ante las empresas que trajo don Luis. En el ruedo ellos le ganaban la partida, pero en los despachos, en la calle y ante la prensa, Mazzantini marcaba pautas nuevas para la Fiesta y sus protagonistas. Los demás coletudos se burlaban de los batines de seda -dijeron que se envolvía en fundas de piano- y hacían mofa de los modales afectados que usaba en su casa para recibir a las visitas. Algunos intuyeron que estaban ante un precursor de la publicidad y del culto a la imagen................Obligó a sortear a los toros y a que los diestros cobrasen en la mañana de la corrida. Jugarse la vida entre los cuernos comienza, gracias a don Luis, a ser una proeza bien remunerada"
"La inquietante amalgama de vanidad, valor sin alharacas, sobrado de inteligencia y cultura, está en esa frente del torero Mazzantini, pintado por Vázquez Díaz. Ha sentado a don Luis, medio extranjero para la Fiesta Nacional, junto a dos españoles tan castizos y de tan fuerte personalidad como Lagartijo y Frascuelo. El lienzo, sea o no retrato de grupo, refleja una hora significativa en la historia de España"
El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:
"Cuesta trabajo concebir que Luis Mazzantini, nacido en 1856, haya podido involucrarse con algún éxito en la pugna entre Lagartijo y Frascuelo, bien es verdad que cuando ya estaban en declive (a partir de 1884), en incluso que cuestionase, en sus inicios, desde 1887 hasta 1890, la superioridad de Guerrita. Mazzantini era, en efecto, un torero mediocre, pero fue un personaje increíble que representó todo lo inesperado y lo imprevisible de la tauromaquia...............Dandy, culto, árbitro de la elegancia y celebrado por el "todo Madrid", resultaba, sin embargo, tosco y torpe con la muleta, en un tiempo en el que su manejo se consideraba esencial; con la capa y las banderillas tampoco pasaba de aceptable, pero fue el más grande estoqueador de toda la historia de la tauromaquia. Cuando se perfilaba frente al toro, sujetando firmemente la espada con su mano derecha, se hacía en la plaza un silencio religiosos. Entraba por derecho, lentamente y marcando los tiempos; clavaba gradualmente la espada mientras "hacía la cruz" con la muleta y vaciaba la embestida, saliendo, impasible y majestuoso, por el costillar del toro; en tres de cada cuatro estocadas, el animal caía fulminado. Mazzantini tenía también una gran prestancia en el ruedo y dirigía las acciones de sus subalternos con autoridad un tanto teatral pero inteligente. Su extraordinaria personalidad suplía con creces las deficiencias de su toreo"
Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su libro Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:
Jorge Laverón, en su Historia del Torero, escribe:
El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:
"Tenía veintiocho años cuando tomó la alternativa y era alto, de buena figura y de complexión hercúlea y simpático semblante; no obstante su aspecto juvenil, por su proceder y maneras causaba gran impresión en el público y compañeros. Alguno de éstos quiso hacerle objeto de bromas que él cortaba desde un principio por ser tan enérgico y valiente en la plaza como fuera de ella. Por eso fue un buen director de lidia, porque sabía imponerse........................En poco tiempo adquirió gran popularidad y llenó las plazas; no se le apreciaba excesiva afición, pues sabido es que se dedicó al arte sólo con fines económicos; pero, matando, no había más remedio que entregarse al aplauso fervoroso y unánime...........................Fue torero que me gustó mucho. Cuando empezó causó verdadera sorpresa su forma de matar. Es el más perfecto estoqueador que he conocido y estimo que el mejor de toda época. Tenía muy bien "cogido el sitio": Colocado más bien cerca de la res, echaba un poco para atrás la pierna derecha (no llegaba a ser un paso), daba una pequeña vuelta a la muleta para ofrecer más engaño por el lado contrario a la salida natural, y, teniendo la punta de la espada entre los cuernos, se lanzaba con asombrosa perfección, y con una guapeza y majestad hasta entonces desconocidas, salía limpiamente por el costillar. Imponía verle y oírle decir, con el toro ya cuadrado: "Vamos a ver si es así" y entrar y meter toda la espada por las agujas. ¡Era sólo un momento, pero valía por una corrida!........................En sus tiempos finales comprendió que son más fáciles y de más rápidos efectos las estocadas delanteras, y modificó en este sentido su forma anterior de matar...................................Con la capa apenas toreaba, si bien con el tiempo llegó a defenderse, como se defendía en las banderillas al cuarteo, y, en sus finales, logró dominar la muleta como castigo, para que le igualasen los toros..............................Su aparición hizo tambalear -sólo tambalear- a los dos colosos (Lagartijo y Frascuelo), a los que trató siempre con gran afecto, reconociendo lo que valían, correspondiéndole con igual afectuosidad los dos maestros. Con el Guerra fue otra cosa. Hubo lucha porque éste no daba cuartel a nadie; pero Mazzantini conocía su propio valer y nunca entabló más competencia que aquella en la que él podía dominar; el momento de matar, y en eso le ganó la partida muchas veces"
Extraigo algunos comentarios que Mazzantini, ya retirado, le hace al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:
"Mi padre, José Mazzantini Varsgucci era italiano.Vino a España como empleado en la línea férrea, en construcción, de San Sebastián a Bilbao, y conoció a mi madre en Elgóibar..............Viví en Italia desde la edad de tres años hasta los quince, en que vine a España, agregado como paje a la servidumbre de la Corte de Don Amadeo de Saboya"........................."Después de prestar durante algún tiempo mis servicios como factor, fui nombrado jefe de estación de Santa Olalla"....................."Yo nunca tuve vocación...........Mi decisión de ser torero surgió en mí como una rebeldía, como una protesta contra la modestia, rayana en pobreza, y la vulgaridad de mi vida.................A los veinte años yo era, en suma, un gran ambicioso...............Como tenía buen tipo y me dio por declamar las poesías de Echegaray...........mi primera intención fue dedicarme al teatro...............Pero me convencí en seguido de que en el arte escénico no tenía nada que hacer..............Y después de darle muchas vueltas a mil ideas, resolví meterme torero"......................."Como torero no era, ni en verdad lo fui nunca, nada extraordinario.............Ahora bien, como estoqueador era fácil y seguro..................Que me tiraba a matar con arte, corto y derecho................Que citaba a recibir como ningún otro................Esto debía ser cualidad innata, porque en realidad no había recibido lecciones de nadie"....................."Eso entonces era lo fundamental en las corridas................y toda la lidia no era sino una preparación del toro para la suerte suprema.............El éxito estaba en la hora de matar"..........................."Yo atribuyo este respeto, el que me llamen don Luis, a que en mis tiempos fui algo excepcional, en el sentido de que no era corriente que los toreros fueran hombres de estudios...............¡Era tan raro que a un torero le preocupase la lectura!...............Sin embargo, yo no fui siempre don Luis..........¿Sabe usted cómo me llamaban los toreros cuando empecé mis andaduras taurinas?............El señorito loco?
"Con el capote no paso de regular nunca, y lo mismo le ocurrió con las banderillas y muleta. Pero su corpulencia, estatura y decisión le proporcionaron ventajas indiscutibles para matar, cumpliendo esta suerte tan bien como Salvador Sánchez (Frascuelo). Sus volapiés tremendos hacían rodar a los astados contundentemente"
Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:
"Logró llamar la atención en Madrid el 31 de mayo de 1883...................Se hizo popular tanto en las plazas castellanas, como andaluzas y en las del sur de Francia en su etapa de novillero................El doctorado lo recibió de manos de Frascuelo, con toros de Adalid, el 13 de abril de 1844. La confirmación corrió a cargo de Lagartijo el 29 de mayo siguiente, con ganado de Murube. Salió a hombros.......................Después de la etapa de Lagartijo y Frascuelo, su veteranía y oficio le permitieron destacar muchas tardes al lado de Guerrita, claro está que sólo como estoqueador. Con las telas no hacia sino defenderse sin arte de ninguna clase. Junto a Reverte y Espartero aún parecía más burdo como torero. Influyó mucho su actitud para afianzar la práctica del sorteo escrupuloso de los toros antes de las corridas. Antes, los mejores eran para el matador de más prestigio, con mayor fuerza ante las empresas. Guerrita estaba furioso por este motivo: "¿Para qué querrá este tío los toros buenos si no los sabe torear"?.................Con el paso de los años, Mazzantini, obeso, gastado, demasiado visto, agotó su popularidad y los públicos le volvieron la espalda....................Su mayor contribución a la historia de la Tauromaquia, además del tremendo volapié, más eficaz que artístico (F. Bleu cree que era muy artístico con la espada), reside en la formalidad que trató de imponer en la Fiesta, sobre todo en las relaciones de los toreros entre sí y de éstos con los empresarios y ganaderos.....................Era tan bravo como el que más, pero gustaba de recibir en su casa las visitas envuelto en un batín de seda...................Sus aficiones a la política le llevaron a ser concejal en Madrid y más tarde gobernador de Guadalajara.....................Dejó de torear a raíz de la muerte de su esposa, en el invierno de 1904-1905"
El mismo Fernando Claramunt, en su libro La mirada del torero, escribe:
"Mazzantini, don Luis, tuvo que hacer milagros para labrarse una reputación al lado de los dos colosos (Lagartijo y Frascuelo)..........Nadie lo tomó en serio en sus comienzos................Una tarde madrileña de 1890, Mazzantini se presentó en el café Imperial en la tertulia de Frascuelo. Muy bien vestido y con modales rebuscados, educadísimos, explicó su pretensión de ser torero tras desistir de ser tenor y de hacer carrera en las artes escénicas. Picadores y banderilleros rieron a mandíbula batiente. Frascuelo le llamó Mozambique, hasta que su varilarguero Badila le hizo reflexionar..........Por si acaso, decidieron llevarse a aquel señorito loco que vestía de frac, chistera y guante blanco, a lidiar unos novillos; vieron que con la espada en la mano andaba sobrado de decisión. Se paseó por Sevilla vestido de currutaco la víspera de su presentación en la Real Maestranza. En la calle de Sierpes los sevillanos le tiraban de la levita: "¿Usted es el matador de mañana? ¿Compadre, va usted a torear en Sevilla?" Pero una vez que salía el toro, las bromas cesaban. Don Luis.........era un bravo de mucho cuidado delante de los cuernos. Los sevillanos, al rematar la primera faena en su plaza exclamaron: "¡Compadre, usted es un tío!"
"La popularidad de Mazzantini subió a cotas altísimas en muy poco tiempo. El público le atribuyó más títulos y honores de los que en realidad poseía, lo cual no le vino mal. Sagaz y talentoso, comenzó a cobrar grandes cantidades y a exigir la máxima seriedad en los contratos, tanto en España como en los países americanos. Lagartijo y Frascuelo se beneficiaron del nuevo rigor ante las empresas que trajo don Luis. En el ruedo ellos le ganaban la partida, pero en los despachos, en la calle y ante la prensa, Mazzantini marcaba pautas nuevas para la Fiesta y sus protagonistas. Los demás coletudos se burlaban de los batines de seda -dijeron que se envolvía en fundas de piano- y hacían mofa de los modales afectados que usaba en su casa para recibir a las visitas. Algunos intuyeron que estaban ante un precursor de la publicidad y del culto a la imagen................Obligó a sortear a los toros y a que los diestros cobrasen en la mañana de la corrida. Jugarse la vida entre los cuernos comienza, gracias a don Luis, a ser una proeza bien remunerada"
"La inquietante amalgama de vanidad, valor sin alharacas, sobrado de inteligencia y cultura, está en esa frente del torero Mazzantini, pintado por Vázquez Díaz. Ha sentado a don Luis, medio extranjero para la Fiesta Nacional, junto a dos españoles tan castizos y de tan fuerte personalidad como Lagartijo y Frascuelo. El lienzo, sea o no retrato de grupo, refleja una hora significativa en la historia de España"
El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:
"Cuesta trabajo concebir que Luis Mazzantini, nacido en 1856, haya podido involucrarse con algún éxito en la pugna entre Lagartijo y Frascuelo, bien es verdad que cuando ya estaban en declive (a partir de 1884), en incluso que cuestionase, en sus inicios, desde 1887 hasta 1890, la superioridad de Guerrita. Mazzantini era, en efecto, un torero mediocre, pero fue un personaje increíble que representó todo lo inesperado y lo imprevisible de la tauromaquia...............Dandy, culto, árbitro de la elegancia y celebrado por el "todo Madrid", resultaba, sin embargo, tosco y torpe con la muleta, en un tiempo en el que su manejo se consideraba esencial; con la capa y las banderillas tampoco pasaba de aceptable, pero fue el más grande estoqueador de toda la historia de la tauromaquia. Cuando se perfilaba frente al toro, sujetando firmemente la espada con su mano derecha, se hacía en la plaza un silencio religiosos. Entraba por derecho, lentamente y marcando los tiempos; clavaba gradualmente la espada mientras "hacía la cruz" con la muleta y vaciaba la embestida, saliendo, impasible y majestuoso, por el costillar del toro; en tres de cada cuatro estocadas, el animal caía fulminado. Mazzantini tenía también una gran prestancia en el ruedo y dirigía las acciones de sus subalternos con autoridad un tanto teatral pero inteligente. Su extraordinaria personalidad suplía con creces las deficiencias de su toreo"
Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su libro Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:
“Excepcional ejemplo de voluntad ambiciosa es el de Mazzantini, que llegó a escalar un
primer puesto en la torería porque se lo propuso………….Trabajo le costó abrirse
paso, pues su tipo y hasta su apellido, cultura y educación eran graves
obstáculos para pretender en aquel tiempo situarse entre la torería; pero él se
propuso triunfar contra viento y marea, y triunfó. Carente de arte, bastote y
torpón con capote y muleta, “apuntó”, sin embargo, desde el principio tan
formidable estilo de estoqueador que sólo con él logró imponerse, y lo
perfeccionó de tal modo con la práctica que hoy la historia le considera, en
justicia, como “el rey del volapié”. El propio “Guerrita”, su rival más
enconado algún tiempo, dijo de él que era “el mejor matador de toros que había
existido”……………….Mazzantini se
conservó como gran figura del toreo por la ejecución de sus estocadas, de
grandiosa belleza. Aparte de eso, fue un director de lidia notabilísimo, al
que, en el ruedo respetaban y obedecían todos. También fue notable, aunque poco
vistoso, banderillero. Ganó muchísimo dinero, pero su vida fastuosa y los malos
negocios que emprendió, hicieron que pasase sus últimos años estrechamente.
“Don Luis” –que así le llamaban los del oficio, en mezcla de guasa y respeto-
vistió siempre como un gran señor –lo que llevaba dentro- y usaba el frac con
la misma desenvoltura y elegancia que el traje de luces……….Fue el primero que
cobró seis mil pesetas por corrida, con gran escándalo de la gente de su tiempo
y sorpresa de sus propios compañeros, de los cuales el gran “Frascuelo” dijo al
enterarse: “Me avergüenza más que si me hubieran echado un toro al corral, que
haya tenido que venir este “Mozambique” a enseñarnos a ganar el dinero……”.
Jorge Laverón, en su Historia del Torero, escribe:
“Como torero, don Luis fue
sobre todo un valiente. Uno de los mejores estoqueadores de todos los tiempos.
Llegó a cobrar más dinero que ninguno de su época. Dentro y fuera de los ruedos
fue un gran señor, respetado tanto por los reyes como por el pueblo llano”
El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:
"Tenía veintiocho años cuando tomó la alternativa y era alto, de buena figura y de complexión hercúlea y simpático semblante; no obstante su aspecto juvenil, por su proceder y maneras causaba gran impresión en el público y compañeros. Alguno de éstos quiso hacerle objeto de bromas que él cortaba desde un principio por ser tan enérgico y valiente en la plaza como fuera de ella. Por eso fue un buen director de lidia, porque sabía imponerse........................En poco tiempo adquirió gran popularidad y llenó las plazas; no se le apreciaba excesiva afición, pues sabido es que se dedicó al arte sólo con fines económicos; pero, matando, no había más remedio que entregarse al aplauso fervoroso y unánime...........................Fue torero que me gustó mucho. Cuando empezó causó verdadera sorpresa su forma de matar. Es el más perfecto estoqueador que he conocido y estimo que el mejor de toda época. Tenía muy bien "cogido el sitio": Colocado más bien cerca de la res, echaba un poco para atrás la pierna derecha (no llegaba a ser un paso), daba una pequeña vuelta a la muleta para ofrecer más engaño por el lado contrario a la salida natural, y, teniendo la punta de la espada entre los cuernos, se lanzaba con asombrosa perfección, y con una guapeza y majestad hasta entonces desconocidas, salía limpiamente por el costillar. Imponía verle y oírle decir, con el toro ya cuadrado: "Vamos a ver si es así" y entrar y meter toda la espada por las agujas. ¡Era sólo un momento, pero valía por una corrida!........................En sus tiempos finales comprendió que son más fáciles y de más rápidos efectos las estocadas delanteras, y modificó en este sentido su forma anterior de matar...................................Con la capa apenas toreaba, si bien con el tiempo llegó a defenderse, como se defendía en las banderillas al cuarteo, y, en sus finales, logró dominar la muleta como castigo, para que le igualasen los toros..............................Su aparición hizo tambalear -sólo tambalear- a los dos colosos (Lagartijo y Frascuelo), a los que trató siempre con gran afecto, reconociendo lo que valían, correspondiéndole con igual afectuosidad los dos maestros. Con el Guerra fue otra cosa. Hubo lucha porque éste no daba cuartel a nadie; pero Mazzantini conocía su propio valer y nunca entabló más competencia que aquella en la que él podía dominar; el momento de matar, y en eso le ganó la partida muchas veces"
Extraigo algunos comentarios que Mazzantini, ya retirado, le hace al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:
"Mi padre, José Mazzantini Varsgucci era italiano.Vino a España como empleado en la línea férrea, en construcción, de San Sebastián a Bilbao, y conoció a mi madre en Elgóibar..............Viví en Italia desde la edad de tres años hasta los quince, en que vine a España, agregado como paje a la servidumbre de la Corte de Don Amadeo de Saboya"........................."Después de prestar durante algún tiempo mis servicios como factor, fui nombrado jefe de estación de Santa Olalla"....................."Yo nunca tuve vocación...........Mi decisión de ser torero surgió en mí como una rebeldía, como una protesta contra la modestia, rayana en pobreza, y la vulgaridad de mi vida.................A los veinte años yo era, en suma, un gran ambicioso...............Como tenía buen tipo y me dio por declamar las poesías de Echegaray...........mi primera intención fue dedicarme al teatro...............Pero me convencí en seguido de que en el arte escénico no tenía nada que hacer..............Y después de darle muchas vueltas a mil ideas, resolví meterme torero"......................."Como torero no era, ni en verdad lo fui nunca, nada extraordinario.............Ahora bien, como estoqueador era fácil y seguro..................Que me tiraba a matar con arte, corto y derecho................Que citaba a recibir como ningún otro................Esto debía ser cualidad innata, porque en realidad no había recibido lecciones de nadie"....................."Eso entonces era lo fundamental en las corridas................y toda la lidia no era sino una preparación del toro para la suerte suprema.............El éxito estaba en la hora de matar"..........................."Yo atribuyo este respeto, el que me llamen don Luis, a que en mis tiempos fui algo excepcional, en el sentido de que no era corriente que los toreros fueran hombres de estudios...............¡Era tan raro que a un torero le preocupase la lectura!...............Sin embargo, yo no fui siempre don Luis..........¿Sabe usted cómo me llamaban los toreros cuando empecé mis andaduras taurinas?............El señorito loco?
Ponciano Díaz Salinas fue hijo del caporal de la ganadería de la hacienda de Atenco, estado de México. Allí nació el 19 de noviembre de 1858. Realizó su aprendizaje con los toros, que bajo el nombre de dicha hacienda, tenían allí sus pastos.
Tanto Ponciano Díaz como Ignacio Gadea (el primer torero mexicano que salió al extranjero, concretamente a Cuba, a torear), aún eran toreros mixtos o polifacéticos y toreaban tanto a pie como a caballo. Seguían matando los toros de "metisacas" en el cuelo y en los bajos, que los públicos celebraban cálidamente.
En 1873 trabaja ya a las órdenes de los hermanos Hernández, actuando luego en la cuadrilla de Bernardo Gaviño.
Tomó la alternativa el 3 de abril de 1879, en Puebla, de manos de Gaviño. Pronto su nombradía fue grande y recorrió todos los cosos de la República. Alternó con los diestros españoles que por entonces venían a México, entre ellos con el Gallo y José Machío.
En 1889 Ponciano fue a España y el 28 de julio hizo su presentación en Madrid, ejecutando varias suertes del toreo mexicano, poniendo banderillas a caballo.
Tomó la alternativa en Madrid el 17 de octubre de 1889, con Frascuelo de padrino y el Guerra de testigo, lidiando al toro Lumbrero, del duque de Veragua. Fue el primero torero americano con alternativa española. Se preparó para este evento matando al famoso y terrorífico toro Elefante, de más de ocho años de edad.
Salvador Sánchez, Frascuelo, su padrino, sorprendido por su aspecto y su bigote, tuvo dudas sobre la profesionalidad del azteca, que quedaron disipadas al verle estoquear con soltura y decisión el toro de Veragua que le cedió.
Al poco de llegar a España, La Lidia decía de él: "Es el afamado espada americano de no más que regular estatura, de pelo negro y morena tez y ligeramente cargado de hombros. No se revela en su aspecto general al hombre forzudo y de gran musculatura, aunque se adivina desde luego en aquel cuerpo exceso de fibra y de animosidad............La crítica de Ponciano como matador de toros la hace la prensa del país, por punto general, manifestando que no está muy suelto en el manejo de la muleta, razón por la que en este concepto es poco artístico su trabajo; pero que en cambio reúne gran certeza para herir en lo alto y suma facilidad para practicar la suerte aguantando. Es, además, excelente conocedor de las condiciones de lidia de las reses, y no tiene rival clavando banderillas a caballo"
Ponciano Díaz fue el primer torero que actuó en EE.UU., concretamente en Nueva Orleans en el año 1884. Ponciano fue determinante en la continuidad de la fiesta en México, siendo una figura histórica en el país como torero, empresario y mito.
Mataba los toros, indistintamente, de bajonazos y volapiés; incluso, en un alarde, llegó a hacerlo de rodillas.
Falleció en la capital mexicana el 15 de abril de 1897, y su muerte fue muy sentida en toda la República, donde tenía un bien ganado prestigio.
"Don Ventura" en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:
"(Pg. 116)…….Aquí tenemos al
primer matador de toros mejicano que tomó la alternativa en España, adonde vino
en el año 1889 con dos picadores llamados Agustín Oropesa y Celso González,
cuyos tres diestros se presentaron en la plaza de Madrid el 28 de julio de tal
año para ejecutar un torero exótico a caballo, cuyo conjunto de suertes recibe
la denominación de “jaripeo”…………Nació en
Atenco (Méjico) el 19 de noviembre de 1858, y el doctorado lo obtuvo en
Madrid el 17 de octubre del precitado año 1889, de manos de Frascuelo y con Guerrita de segundo espada, lidiándose en tal corrida tres toros de
Veragua y otros tres de Orozco, de la primera de cuyas ganaderías fue el de la
cesión, llamado Lumbrero, negro. Demostró bravura como estoqueador, y
seguidamente regresó a Méjico, donde, después de ser torero, se dedicó a
empresario. Falleció el 15 de abril de 1897."
Cossío nos dice:
"Ponciano Díaz fue un torero arrojado, con muchos conocimientos de las reses. Se distinguió en el acoso y derribo de toros y en la suerte de banderillas a caballo. o sea, en todo el modo de torear al estilo de su país"
Fernando Claramunt, en su Historia ilustrada de la Tauromaquia, escribe:
"En 1889 tiene lugar la venida del torero mexicano Ponciano Díaz a España...................En México la personalidad de Ponciano Díaz sembró con generosidad el fermento del toreo moderno, la lidia a pie con capa y muleta, la estocada a ley. Su contacto con un torero tan cabal como Frascuelo fue muy breve, pero no tuvo nada de superficial para ninguno de los dos colosos......................La vida de Ponciano Díaz Salinas está repleta de detalles que le convierten en torero de romance........................como vivió en México su vida se canta en corridos....................La pasión que levantaba se traduce en el grito de "¡Ahora, Ponciano!..............Quiso y pudo hacer un toreo vibrante y honrado que entusiasmaba a sus paisanos..................No siempre se preocupó de eso que ahora se llama "la imagen" y fue tildado de "descuidado" y cosas peores por ello......................Con motivo de la venida a España en 1889, Frascuelo tuvo ciertos reparos iniciales para ser el padrino de alternativa. El día de la ceremonia en la plaza de Madrid, en la capilla, el banderillero Ramón López, que iba en la cuadrilla del mexicano preguntó al gran Salvador su primera impresión: "Un espantajo". Fue la respuesta sincera y espontánea del maestro. Todavía insistió junto a la puerta de cuadrillas, "Un mamarracho", confirmó el que iba a ser padrino de la ceremonia......................Años más tarde, el viejo maestro, recordaba que sentado en el estribo con otro torero comentaba, mientras Ponciano daba la vuelta al ruedo entre el entusiasmo de los madrileños: "Se ve que en su vida ha visto torear, pero es un valiente y de los buenos"......................En las viejas páginas de La Lidia quedó inmortalizado su par de banderillas a caballo. El dibujante Daniel Perea nos da ocasión todavía de ver la suerte en que Ponciano Díaz aventajaba a todos los de su tiempo"
El escritor mexicano Ramón Macías Mora, en su libro El signo de la fiesta, escribe:
"Ponciano Díaz ha sido, sin duda, uno de los personajes que reunen más características para ser considerado como un símbolo nacional.................Discípulo de Bernardo Gabiño fue heredero de la tradición fundada por el célebre Lino Zamora.............Ponciano Díaz, también conocido como El Charro de Atenco, adquirió una notable fama por los pares de banderillas que solía colocar a caballo, imputándosele a él la creación de la suerte.............Pronto se convirtió en un fenómeno nacional, un verdadero ídolo..............al lado de las grandes figuras de la tauromaquia española, entre las que se encontraban don Luis Mazzantini, El Chiclanero, Cuatro Dedos, entre otros...............Las gestas, cantadas en los corridos, del torero con bigote, se magnificaron al grado de lo mítico..........Hacia el año 1889, Ponciano Díaz decide trasladarse a España en compañia de sus picadores Agustín Oropeza y Celso González, con el propósito de torear. Al llegar a Madrid, salieron a exhibirse montados en sus caballos por las principales avenidas de la ciudad, causando Ponciano gran revuelo debido al atuendo que portaba, un traje de charro de gamuza bordado en oro y un sombrero que le costó 500 pesos............Tal vez la mayor proeza realizada por Díaz haya sido la realizada en la plaza del Paseo Viejo, el día que recibió su alternativa española de manos de Salvador Sánchez Frascuelo, el 17 de octubre de 1889, matando al toro Lumbrero...........Poco antes Frascuelo lo había tildado de mamarracho y espantajo, habiéndose tenido que tragar sus palabras..............Pronto llegaron a América las noticias de las proezas del ídolo de la afición mexicana en España, a quíén Sánchez Neira, autor de El toreo, dedicó grandes elogios, lo que desembocó en que el tema del poncianismo fuese explotado hasta en el teatro. En la víspera del estreno de la plaza de Bucarelli, que fue mandada construir por el propio Díaz, se presentó la zarzuela titulada Mazzantini y Ponciano.............Supo Ponciano gozar en vida del cariño popular y supo también del desprecio de la misma gente que antes le había encumbrado"
Saludos cordiales de Ramón Macías Mora.
ResponderEliminarSaludos cordiales de Ramón Macías Mora.
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