Y el toro pasa y vuelve y no rebasa
la linde que le aprieta y le encadena.
Esa redonda conjunción que acaso
no repita ya el cosmos, tiene nombre:
el pase natural, en cielo raso.
Gerardo Diego. De la Oda a Belmonte
Recojo, por su interés, los comentarios de José Alameda sobre el toreo al natural de Belmonte:
"En 1925 vi a Belmonte en Madrid.............Me impresionó hondamente con el capote. Su reposo, su temple, su modo de ligar las verónicas. Me pareció lo mejor que hasta entonces había visto..............Con la muleta, no. Salvo sus primeros pases por alto, de parecida tensión. Pero me desconcertó su pase natural. Lo ejecutaba hacia afuera, muy sesgado. Y solo dio uno...............Pregunté a los mayores que me acompañaban: "¿Ese es el pase natural de Belmonte?", "Ese es........." (me quedé perplejo)..............Sobre todo, una vez terminada la faena, no entendía cómo de la suprema creación que era su toreo de capa insuperable (y aún hoy no superado), podía el mismo artista pasar a una labor de muleta tan corta. Faltaba el toreo en redondo y, faltando eso, sentí como un vacío,que me dejó sumido en una profunda confusión. Aquello no era lo que yo estaba acostumbrado a considerar una gran faena...............Belmonte no dio ningún otro pase natural.............Y los restantes fueron ayudados, preferentemente por alto. La faena resultó brevísima..............Pensé que acaso estábamos ya en otra época, aunque los demás no lo supieran, o no lo dijeran"
".....cómo me dejó perplejo su pase natural, un pase sesgado, hacia fuera, en contraposición con la redondez del de otros toreros posteriores a él, pero que yo había visto antes........Todos me decían que Belmonte era el creador del toreo moderno, que había abierto una época, mientras que Joselito había cerrado la anterior. Pero siempre me quedó la espina de aquel pase natural que no pareció moderno como los que yo estaba acostumbrado a ver, sino diferente por su trazado, por su intención toda...........Aquel pase de Juan tenia en esencia, constitucionalmente, el mismo trazado que un pase de trinchera.......¿Cómo era posible que el toreo al natural de los diestros posteriores, que iba hacia dentro, hubiera salido del de Belmonte, que iba hacia fuera? Evidentemente, no eran de la misma familia"
José María de Cossío, refiriéndose a la faena de Belmonte en la corrida de Beneficencia de 1915 en Madrid, escribe:
"Fue una faena cumbre, en que por rarísimo acaso en su vida taurina, toreó al natural en redondo". Y más tarde, en el juicio que cierra su biografía, insiste: "Raramente toreó en redondo al natural......" Todo hace pensar que su toreo cambiado o contrario era opuesto al toreo en redondo"
Robert Ryan, en su obra El Tercio de Muerte, escribe en su peculiar castellano:
"Juan, en el pase natural, tuvo la inspiración de dejar la tela de la muleta a su natural caída, vertical y desarrugada en un paño de medio peso, y de mantenerla así durante la ejecución. Tuvo la inspiración de templar la tela a la fuerza de la Naturaleza, introduciendo en el pase el rojo peso de la gravedad.........................A la tela de la muleta la dejaba caer Belmonte verticalmente en el cite en la suerte natural; la presentaba al toro adelantada hacia su mirada como si fuera un espejo, y a lo largo del pase tuvo cuidado de que la bravura del toro se concentrara mirando en la muleta; así el pase natural de Belmonte es el primero que en todo momento, en todos los tiempos de la ejecución, desde el cite a la reunión, hasta rematar la suerte, la muleta se contempla igual, verticalmente, a su caída natural, y contemplada en ella la bravura medida del toro.................................En su pase natural ligado con el de pecho Juan conduce el toreo a una dimensión distinta y la faena a idea pura, a su idea, que concibe la embestida como un medio de expresión.........................En el pase natural, dentro de su quietud, de su lentitud, Juan Belmonte acompasaba el toro sin salirse de su propia naturalidad, alargando sin movimiento aparente el momento; el momento escondido en su talle.................Belmonte alargó el pase natural no para despedir al toro, no para mandar al toro lejos de sí, que era el fin antiguo, sino para retener al toro en el momento, sin renunciar él a su propio sitio..........................Juan prolongó el pase natural, desde el primer día, en redondo, ahondando una circunferencia, cerrando en tres pases un círculo que de golpe se hizo natural a la suerte de la muleta: un trazo en el pase que no acababa, Juan el eje, envuelto en toro"
"Mas Belmonte, por su alma de restaurador, al recrear el pase natural, quiso perfeccionarlo sobre el patrón más antiguo: sobre la ley natural a la muleta primitiva, que liga el pase natural con el de pecho. Así renunció, no definitivamente, pero sí por sistema, a ejecutar el pase natural en serie..................Para llegar al ideal antiguo pronunciado en las Tauromaquias en voz del pase obligado de pecho, Juan construyó un pase natural cuya redondez obligaba a tal fin. Transmutó el mando del pase aún mas a la cintura...................a la cintura y a la muñeca, sin estirar definitivamente el brazo, insinuando en el pase un acento del codo, el codo hacia atrás, y la mano sin acabar de despedir al toro, un toreo que obligaba a dar el pase hacia adelante que pronuncia el pase de pecho"
César Jalón, en sus Memorias de Clarito, escribe:
"Y también, a despecho de la aparente contracción de la figura y gesto, su naturalidad, de que es espejo el pase natural. "Que es -se proclama- natural en toda la magnífica acepción de la palabra. Desde que se inicia hasta que termina. La figura gira gallarda y solemne al compás que el toro avanza; no se acelera el juego del brazo, que va estirándose a medida que el animal se embebe -o emboba- en el engaño y sigue el rumbo" "Relación de la vista al movimiento", definirá el mismo Belmonte"
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