RAFAEL EN LAS AMÉRICAS
En tus temporadas en América
protagonizaste, como si de un personaje de García Márquez se tratara, toda una
serie de historias increíbles- en las que los límites entre realidad y ficción
se difuminaron- que contribuyeron en gran medida a tu conversión en un
personaje legendario y que acrecentaron el halo de misterio que siempre
envolvió a tu persona.
También aquí, Rafael, como en
muchos otros aspectos, retomaste el camino que tu padre te había marcado, pues
he localizado dos viajes de Fernando a América: el primero en la temporada de
1876 a La Habana y el segundo en la temporada de 1888 a La Habana y a Méjico.
«He pasado
en América las temporadas del 1902 al 1914 y del 1921 al 1935 […] Yo cogía el
barco para Nueva York como el que coge el tranvía», nos llegaste a comentar con tu habitual gracejo.
Entenderás perfectamente que tu comentario anterior sobre tus temporadas en
América -dada la poca fiabilidad de tus declaraciones- no lo tome al pie de la
letra sino como meramente aproximativo. En realidad, he llegado a contabilizar
hasta ocho viajes a América.
El primero
de estos viajes lo
emprendiste a finales de 1902 -a los pocos meses de tomar la alternativa en
Sevilla-. Todo él transcurrió en Méjico. Tu regreso a España tuvo lugar en
marzo de 1903.
El periódico mejicano El Tiempo
informa de como D. Ramón López (empresario de la plaza de El Toreo en Méjico D.
F.), tras verte torear en España, quedó tan entusiasmado que decidió
contratarte para que toreases en Méjico. Tu debut en la capital mejicana tuvo
lugar el 7 de diciembre de 1902.
«Rafael Gómez “El Gallito” no sólo ha
llegado a sobrepujar el mérito de su padre, sino que ha logrado llegar a ser el
primer torero de España, ocupando actualmente el lugar del inolvidable Rafael
Guerra “Guerrita”. Don Ramón (Ramón López, empresario de la plaza de
toros “México”), que vió torear a aquel chiquillo, se entusiasmó tanto, que
hizo proposiciones al muchacho por conducto de su madre, pues Rafael era menor
de edad. Ellos no se resolvieron de pronto, pero quedaron en contestar más
tarde, y Don Ramón se embarcó sin saber si aceptaba o no “El Gallito” el
ajuste, pero al llegar a Nueva York un cablegrama le anunció que Rafael se
decidía a atravesar el charco para venirnos a enseñar su toreo clásico.
Con tal motivo, el domingo próximo lo
veremos en el coso de la Piedad alternando con el notable Algabeño y el
valiente Chicuelo, y es de esperarse una de las mejores corridas de la
temporada, puesto que además de tan magnífico trío de matadores, se lidiarán 6
magníficos toros de Piedras Negras (cruza española de Murube), ganadería
considerada como la mejor del país»[1]
«Rafael Gómez “Gallito” se presenta el
domingo ante el público de la plaza “México” […] Rafael ha perfeccionado a tal
grado su manera de torear que, a pesar de sus pocos años, domina todas las
suertes, considerándosele por inteligentes de allende los mares, como una
verdadera notabilidad y sin rival»[2]
«Por primera vez en México veremos el
complemento del arte. De un lado Algabeño, reputado en España (y confirmado
aquí por lo que de él se vió el domingo) como el mejor matador y el que mejor
ejecuta la suerte del volapié, y del otro lado El Gallito, el mejor torero del
mundo, el que con las banderillas, el capote y la muleta no tiene rival»[3]
En tu debut en Méjico D. F., alternando con Algabeño
y Chicuelo, fuiste cogido en la boca por un toro de Piedras Negras, al quebrar
un par de banderillas. A resultas de esta cornada te quedó una cicatriz como
recuerdo para toda tu vida.
«El ganado
de Piedras Negras dio un juego bastante aceptable por lo parejo, y aunque no
hubo ninguno de bravura sobresaliente, todos cumplieron […] Temerario en
intentar un tercer cambio con el mismo toro, sufrió un puntazo en el labio
inferior, que lo hizo retirarse a la enfermería […] Hasta el desgraciado
momento en que el Gallito recibió el puntazo que mencionamos, los aplausos y
ovaciones que escuchó fueron continuados»[4].
«Parte facultativo. Durante la
lidia del quinto toro ha ingresado en la enfermería el espada Rafael Gómez
(Gallo), con una herida de tres centímetros, que le ha fracturado el borde
alveolar del labio inferior, ocasionándole la pérdida de dos dientes, lesión
que le impide continuar la lidia. La herida no es grave y tardará en curarse
más de quince días. Dr. Silverio Gómez»[5].
A pesar de que la cornada fue
calificada de grave en diversos medios -contradiciendo, por cierto, el parte
facultativo anterior- volviste a torear en El Toreo de Méjico un mes después,
el 4 de enero de 1903, alternando con Algabeño y Segurita, ante toros de
Piedras Negras.
«El ganado
de Piedras Negras cumplió en general […] El Gallito, poco menos confiado que en
su debut, ejecutó algunas de sus temeridades bien estudiadas, entre ellas un
recorte sentado, puede decirse, en el testuz del toro. Al quinto le puso un
para el cuarteo de los que se ven pocos en varias temporadas, provocando un
disloque de entusiasmo. En su primer toro, su faena fue muy buena y acertada,
por más que no hubiera pases de relumbrón […] Al sexto lo banderilleó él solo
con tres pares al cuarteo»[6].
«Novena corrida de la temporada.
Gallito con la capa no estuvo tan pródigo en sus verónicas ni en sus galleos,
como la primera vez que le vimos. Esto seguramente por la influencia que aún
ejerce en él la convalecencia, después
del tratamiento médico a que quedó sujeto por la cogida en la boca […] Con la
muleta no pudo hacer primores, y solo son dignos de anotarse sus pases de
frente por abajo para sacar a su primero de las tablas»[7]
Toreaste en Méjico D. F. la corrida de Beneficencia,
celebrada el 18 de enero de 1903. Alternaste con Hermosilla, Chicuelo y
Algabeño chico. Se trató de una corrida
de ocho toros (cuatro de Piedras Negras y cuatro de Tepeyahualco).
«Gallito capeó con la elegancia,
finura y valentía que han hecho su toreo especial y que saca de sus casillas a
los públicos. En banderillas puso tres pares que produjeron el disloque de
entusiasmo […] Por demás está decir que las ovaciones al Gallito duraron lo que
la corrida»[8].
Toreaste en Méjico D. F. la corrida de tu beneficio,
celebrada el 1 de febrero de 1903, ante toros de Santín. Alternaste con
Algabeño chico y Morenito de San Bernardo.
«El ganado de Santín fue bueno,
en general, pues con excepción de dos toros, que dieron mal juego, los cinco
restantes, porque el Gallito obsequió al público uno más, fueron bravos,
boyantes y de bonita lámina […] Gallito tuvo el santo de espaldas en su primer
toro, dándole el público una silba despiadada, pero en los siguientes volvió a
la perdida honra y ganó merecidas palmas. Capeando y en quites estuvo muy bien
y banderilleando, monumentalmente inimitable en un par a lo Fuentes y en dos de
frente, que entusiasmaron al público hasta el disloque, ganándose unas
ovaciones que no olvidará muy fácilmente»[9]
«Gallito comenzó apático en los
primeros toros, seguramente por la calidad del ganado, que no consentía
“cositas” ni monerías. Pero después vino el entusiasmo, entró en calor, animado
por los triunfos de su compañero, y le vimos ejecutar algunos de sus galleos
primorosos y en el quinto varias verónicas aceptables y algunos quites
abanicando. Admirable estuvo en banderillas en el cuarto toro. Comenzó con un
buen cambio, siguió con un cuarteo magnífico y terminó con otro cuarteo
superior arrojando la montera, valiéndole los tres pares constantes ovaciones y
dianas»[10]
Volviste a torear en Méjico D. F. el 8 de febrero de
1903, la que tengo registrada como tu última corrida en la capital mejicana. Alternaste
con Reverte y Algabeño, ante toros de San Diego de los Padres. El periódico El
Popular desmiente la noticia en la que se comentaba tu negativa a enfrentarte a
los toros de San Diego.
«Lo que dicen del Gallo.
Sin duda es un malqueriente de Rafael Gómez el que hico circular la noticia de
que este diestro demostrara temor del ganado que se va a lidiar hoy, domingo,
en la plaza “México”, pues que hasta se negaba a tomar parte en la corrida.
Todo eso es falso, pues por el contrario, al ver los toros, expresó cierta
alegría que fue traducida de este modo: que con toros grandes o chicos, el
“Gallito” es capaz de usar su mismo toreo alegre que le es característico»[11]
«Fue una lástima que el ganado de San Diego, que otras
veces ha cumplido tan perfectamente, en esta vez diera un juego tan desigual
[…] Aunque en general los toros no se prestaban para filigranas, sacó algo de
su especial toreo»[12]
Toreaste en Córdoba (Méjico) el ¿21? y el 25 de
febrero de 1903. Las crónicas apuntan a que en ambas corridas toreaste, en
solitario, cuatro toros; y en la última
de ellas, por indisposición del sobresaliente (Blanquito), tuviste que matar
seis toros. Estas son las dos últimas actuaciones en Méjico que tengo
registradas de tu primer viaje.
«El Gallito en Córdoba.
Nuestro conocido, el diestro Rafael Gómez “Gallito”, ha toreado con sin igual
éxito en la ciudad de Córdoba, conquistando las tardes del domingo y jueves
últimos ruidosos aplausos. Varios aficionados de Orizaba se han constituido en
Empresa para llevar a esta ciudad al valiente “Gallo”»[13]
«Toros en Córdoba. El día
25 de febrero verificóse una corrida en Córdoba, organizada por un grupo de aficionados,
en la que tomó parte el diestro Rafael Gómez “Gallito”, con su correspondiente
cuadrilla. Lidiáronse toros de Uluapan, y el público premió los esfuerzos de la
empresa acudiendo en masa […] Los toros resultaron poco bravos, haciendo la
lidia bastante difícil. El Gallo, por indisposición de “Blanquito”, que como
sobresaliente iba a matar los dos últimos toros, tuvo que encargarse de
despenar a los seis, haciéndolo de la mejor manera que pudo»[14]
[1] El
Tiempo, 6 de diciembre de 1902
[2] El
Popular, 3 de diciembre de 1902
[3] E.R.L.
El Entreacto, 4 de diciembre de 1902
[4] El
Tiempo, 10 de diciembre de 1902
[5] Lindoga.
El Toreo, 5 de enero de 1903
[6] El
Tiempo, 6 de enero de 1903
[7]
Caramelo. El Popular, 6 de enero de 1903
[8] El
Tiempo, 20 de enero de 1903
[9] El
Tiempo, 3 de febrero de 1903
[10]
Caramelo. El Popular, 3 de febrero de 1903
[11] El
Popular, 9 de febrero de 1903
[12] El
Tiempo, 10 de febrero de 1903
[13] El
Popular, 2 de Marzo de 1903
[14] El
Correo Español, 28 de febrero de 1903