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martes, 20 de marzo de 2012

MARCIAL LALANDA del Pino





"Escuela de D. Clemente Calleja. Año 1911. Marcial Lalanda figura en el ángulo superior derecha, el del jersey a rayas"

Fotografía y texto publicado en archivo.ayto-arganda.es







César Jalón, en sus Memorias de Clarito, escribe:

"Y Marcial Lalanda, que suele lancear, modosa y apretadamente rodilla en tierra, importa volando sobre el mar, estrenada en una de sus temporadas mexicanas, la mariposa..................Escribo ampliamente del quite de la mariposa, cual si presintiese que "bajo la aparente levedad del nombre con que el ingenio madrileño lo bautiza, algo grave latiendo en el transfondo tendrá a raya todo conato de imitación". Nadie, en efecto, lo copia. La mariposa, virgen de seguidores, plegará sus alas al plegar definitivo del maestro..................."Su gravedad radica, a mi entender, en la inversión de los planos del galleo antecedente. En haber convertido una suerte de espaldas -algunos la remedan hoy chicueleándola por el costado- en una suerte con el cuerpo al frente. En bajar el capote de la altura de los hombros -y llegó a embozar la cabeza en su tiempo el gran Montes- a la media altura del talle. Y en trocar un paseo normal, con el peligro despegado atrás, en un prieto combate de esgrima, con el peligro delante. En el galleo, el torero se cubre con la capa, colgada en guisa de paseo, y echa a andar. El toro marcha en pos. Le sigue. Le persigue. Va a sus alcances. Y el torero que lo sabe a su zaga, insinúa alternativamente los codos bajo la tela, marcándole falsas salidas, ahora por un lado, luego por el otro, en tanto anda, corre o quiebra a su placer, hasta que remata..................Por contra, en la mariposa -fruto del injerto del galleo en la gaonera, variación impresa por Gaona al lance "de frente por detrás"- el torero echa su capa a la espalda muy abajo; la esclavina al nivel de la cintura, como dosel del medio cuerpo inferior. Mientras los brazos que lo sostienen por detrás, asoman como un ala, una punta del capote por cada flanco, la figura del hombre se ofrece al descubierto: el pecho al filo de las astas. Y cuando el toro mete la cabeza contra el hombre, éste hurta el cuerpo y recula poco a poco amparándose en la burla de sus alas. En el acoplamiento del juego de la mariposa, los avances del toro y la frustración de sus derrotes por el torero, siempre cara a las astas, noblemente plantado entre el palio oscilante de su capa, se realzan las finas líneas y el colorido y la viva emoción y arrogancia propia de las suertes de frente.....................En el vacío gris del futuro primer tercio -resumo- la mariposa adquiriría la majestad de un águila caudal en el azul........."


































































"El arte es la consecuencia de la lidia. Dominar al toro posee, en sí mismo, su arte, aunque no lo sepa apreciar buena parte del público"

"Aquel toro no estaba hecho a la medida del torero"

"Las cornadas el toro no se cansa de darlas, pero el torero sí se cansa de recibirlas. Por eso muchos se retiran"

"Los dos toreros que se han aproximado más a la perfección: Joselito, que tenía valor y técnica, pero no tenía arte, y Pepe Luis Vázquez, que tenía arte y técnica, pero le faltaba el valor"

"Hay que fijarse mucho en cómo se remata la suerte, no sólo en cómo se inicia............Ponerse bonito al comienzo del pase lo hace cualquiera. Lo verdaderamente difícil es dar el pase entero bien, lograr rematarlo adecuadamente"

                                                                                                                                    Marcial Lalanda

Marcial Lalanda del Pino nació en Vaciamadrid (Madrid) el 20 de septiembre de 1903. Hijo y nieto de mayorales de toros (su abuelo fue el encargado de la ganadería del duque de Veragua), su padre llegó a serlo de la plaza de Madrid, y con dos hermanos mayores dedicados a la torería, Martín y Eduardo, no es de extrañar que en tal ambiente y con su afición no fuera otra cosa que torero.

El 24 de junio de 1913, a los nueve años, toreó un becerro en casa del ganadero segoviano don Luis Baeza, y el 14 de agosto de 1914 mató un becerro en Alameda de la Sagra (Toledo), siendo gratificado su trabajo con 35 pesetas y 40 céntimos.

El 8 de noviembre de 1914 actúa en la plaza de Toledo, a beneficio de un grupo escolar, y es llevado a hombros hasta la plaza de Zocodover.


 Fue becerrista con su primo Pablo, y tuvieron que suspender sus actuaciones por prohibición impuesta a los menores de 16 años. Cumplida la edad reglamentaria, el 24 de junio de 1920 torean en Madrid novillos de Veragua, que resultaron mansos y chicos, y repiten el 8 de agosto con ganado de Villamarta, grande y bravo, que le abren la puerta del éxito. Marcial toreó muy bien de capa y muleta, banderilleó a la perfección y mató sin desentonar, cortando dos orejas y saliendo a hombros. Se coloca así de novillero puntero. En 1920 llegó a torear 35 novilladas.

El crítico de Sol y Sombra dio cuenta así de la labor de Marcial: "No es posible reseñar cuál faena de muleta en sus tres toros fue la mejor, pues en todas dio a los astados la adecuada a sus condiciones, resultando por esto verdaderamente completa su labor"


Tomó la alternativa el 28 de septiembre de 1921 en Sevilla, de manos de Juan Belmonte, que le cedió la muerte de Pichuchi, negro, de don Rafael Surga, y actuando Chicuelo de testigo. 
Confirmó la alternativa el 7 de mayo de 1922 en Madrid, de manos de Juan Luis de la Rosa, la tarde de la muerte de Granero, que figuraba en el cartel como testigo. Juan Luis le cedió la muerte del toro Misionero, de Veragua, con el que fue ovacionado, pese a la mansedumbre del astado. 

A Marcial le increparon en Madrid y Valencia "por no hacer el quite a tiempo a Manolo Granero", injusticia popular que tardó en deshacerse del todo. 

El aficionado y escritor Mariano de la Riestra, espectador de la trágica corrida, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"Se le reprochó por algunos que pudo evitar la cogida de Manuel (Granero); ello es totalmente falso: puedo afirmar -y estuve tan próximo al suceso que no tolero la controversia- que no pudo ir más rápido al quite; pero aquello fue inevitable"
En la temporada de invierno de 1922 fue a México, donde hizo una brillantísima campaña. En 1925 toreó 75 corridas. En 1926 sufrió una cogida en Pamplona. Al finalizar esta temporada volvió a México, donde toreó once corridas.

Fue su mejor año el de 1927, a pesar de sufrir dos cogidas.
El 29 de agosto de 1929 mató en Barcelona seis toros de doña Enriqueta de la Cova. "El torero de Vaciamadrid -decía La Fiesta Brava- habrá de contar esta tarde como una de las más gloriosas de su vida de torero.......Reflejar todo lo bueno que hizo Marcial sería tarea interminable.......¡Qué faena tan enorme la del quinto toro, del que cortó las orejas!......"

No menos brillante que la anterior es la temporada de 1930, en la que volvió a visitar México. Y aún mejoró sus actuaciones en 1931. "Marcial -decía Uno al Sesgo-, el maestro, el que con razón se puede considerar insuperable en su técnica, se ha superado a sí mismo......Marcial torea con la capa quieto y erguido, pasándose los toros ceñidísimos; con la muleta prodiga los naturales inmejorables; entremezcla pasiones, se adorna en molinetes, eleva el toreo de rodillas a esa altura por contados alcanzada....."

En toda su vida torera fue cogido once veces, padeciendo siete puntazos y dos cornadas. En Madrid lidió 122 veces.

Después de Ricardo Torres, Bombita, fundador de la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos de Toreros, Marcial fue el que más contribuyó a su sostenimiento y desarrollo, siéndole concedida la Medalla de Honor, creada expresamente para él, interviniendo de continuo en las corridas del Montepío e incluso regalando las reses. El día de su despedida se exhibió por el redondel un cartel que rezaba: "Los toreros, agradecidos, rinden homenaje el día de su despedida al sucesor de Bombita, Marcial Lalanda"

Se despidió de los toros el 18 de octubre de 1942, en la plaza de Madrid, de manera apoteósica. Confirmó la alternativa a Juan Mari Pérez Tabernero, en presencia de Pepe Luis Vázquez. La cogida del hijo del ganadero salmantino, convirtió la corrida en un mano a mano entre Marcial y Pepe Luis Vázquez, y los dos salieron por la puerta grande después de haber dado una tarde de toros apoteósica. A su última res le besó un pitón, como si simbólicamente se despidiera de todos aquellos animales que le habían dado gloria y fortuna.

Falleció en la capital de España el 25 de octubre de 1990.



Rafael Solana Verduguillo, escribe en  El Universal Taurino sobre la corrida de toros celebrada en la plaza El Toreo de México, el 10 de diciembre de 1922:

"Luego viene un quite del mandil, quite auténtico, que el mismo Joselito no hubiera vacilado en rubricar. ¡Con qué suavidad se ha llevado Lalanda al toro de un tercio a otro, sin dejarlo salir de los vuelos del percal!"

"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX. Primer cuaderno. En el número 3 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pg. 106, escribe:

"Fue niño prodigio desde sus tiempos de becerrista y de novillero, emparejado con su primo Pablo Lalanda y Gutiérrez. Tenía once años cuando estoqueó su primer becerro…….Desde el primer momento, los públicos le encasillaron como torero largo, sabio y dominador. El “joven maestro” le llamaron………..Tuvo dejaciones en las primeras temporadas, se presentaba como torero medroso; pero en la primera fila se colocó en seguida, y de ella se marchó en 1942, a los veintiuno de estar en ella………..Marcial, en su arte, con mejor o peor estilo, con más o menos línea, lo hizo todo, y ahí queda para la posteridad el galleo de “la mariposa” del que sus imitadores no hallaron el secreto………Don Ventura, en su Historia de los matadores de toros, dice que fue Marcial –con las naturales distancias y diferencias- de la cuerda de Joselito. Yo titulé una de mis críticas de las corridas del Pilar de Zaragoza de 1929 “Ayer toreó José”, porque su actuación fue a lo Joselito. De modo y manera que, dentro de un estilo feo, ahí queda mi opinión respecto a la línea torera de Marcial………Retirado triunfalmente en Madrid el 18 de octubre de 1942, después de ha dedicado al apoderamiento de toreros."



Benedicto Torralba de Damas, en su libro Filosofía del toreo, editado en 1932, en las páginas 213-215, escribe:


"Marcial Lalanda es la encarnación de la inteligencia………Marcial se hace cargo de las condiciones de las reses con visión precisa y rápida; y da a cada una, en consecuencia, la lidia idónea. De aquí esas asombrosas reacciones que algunos de sus toros tienen durante la faena de muleta……. Ningún espada corrige como él los defectos de las reses; ni las quebranta, cuando es necesario, con mayor facilidad; ni tira con tanta suavidad de ellas si se han agotado……Dicen que prodiga el adorno efectista. Sí, prodiga el adorno, pero…..después de lo otro; porque hemos de reconocer que las grandes faenas de este diestro están tejiendo sobre el recio cañamazo de las pases naturales y de pecho…….Este gran torero ha demostrado hasta la saciedad que todos los toros tienen lidia…….Marcial pasará a la Historia como primerísima figura del Toreo."



Cossío comenta:

"Marcial Lalanda es una de las figuras más destacadas de su época........La característica de su toreo es el dominio basado en su técnica, en su conocimiento de los toros. Todo era fácil para Marcial.......Rarísima vez en su larga carrera se vio Marcial aperreado con un toro........Ha toreado, así con la capa como con la muleta, muchísimos toros con pleno arte, con derroches de elegancia........Ya se ha dicho, por boca de un crítico, lo muy bien que toreaba de rodillas por verónicas........A más tiene en su haber la invención de la llamada suerte de la mariposa..........Con las banderillas era también facilísimo, clavaba por los dos lados indistinta e indiferentemente........Torea mucho con la mano izquierda, y prodiga el pase natural.......ejecutaba tal suerte con arreglo a la más perfecta técnica.......Hizo en este último tercio de la lidia todas las suertes conocidas........Con el estoque no fue nunca un estilista o clásico, aunque alguna vez ejecutara el volapié con cierta belleza; pero ha sido matador pronto y seguro"

Néstor Luján escribe, acerca de su toreo, un comentario no exento de contradicciones:

"Marcial Lalanda es el toreo de mayor extensión del período que va desde la muerte de Joselito al triunfo de Manolete.........Contendió con todos y, con su arte vistoso.........a todos supo aventajar con maestría.........Todo ello es más meritorio por cuanto Marcial Lalanda tenía escasas condiciones físicas para triunfar. Pero Marcial Lalanda, con una clara inteligencia, supo fabricar un toreo en el que los defectos de su figura se presentaban como méritos........Lalanda usó inteligentemente todas las suertes conocidas, y con la mayor brillantez posible. Su toreo fue forzado, amanerado y teatral.......No perdió jamás la cabeza, y conoció como nadie las llaves emocionales del público. Ha sido un torero completo, con gran variedad en los quites, banderillero facilísimo, torero largo y florido........Matando fue hábil y eficaz, y le duraban muy poco los toros.......Su quite de la mariposa es lo único refinado de su repertorio...........Resumiendo, Lalanda se pareció a Joselito en su repertorio variado, en su conocimiento de las reses y en su brillantez y valor continuados. Se asemejó, en cambio, a Belmonte en su intención estética, en su intento de expresar, a través del retorcimiento de su toreo, una vibración temperamental. Lalanda ha sido, si no el torero de una época, el más completo y sólido"


César Jalón, en su libro Grandezas y miserias del toreo, escribe:


"A Marcial Lalanda lo toman los públicos por "artista fino y cobarde" y a Antonio Márquez por "torero enterado y valiente". Y al término de la carrera, Lalanda, más "científico" que "estilista", es el diestro de recursos y de arranques, que en un momento no le importa recurrir hasta a su corazón, y Márquez -que toreaba, banderilleaba y ¡mataba!- se "estiliza" y reduce su papel al de guardasellos, que únicamente en ciertas "solemnidades" o con toros privilegiados, rubrica una suerte o escancia de un frasco diminuto las mas ricas esencias del arte"

En la crónica de la novena corrida de abono de 1932, César Jalón escribe:

"Toro de Don Antonio Pérez, nada pobre de cuerna y tan bravo y alegre, que sus primeras muestras levantan en la muchedumbre murmullos de expectación...................Marcial avanza y extiende su capote con un ademán de decisión inconfundible. Bien sentadas en el suelo las plantas de los pies, los brazos se adelantan, y traen y llevan al bravo despaciosamente -que ya no puede torear quien no toree despacio- .......Y en el remate, al cerrarse el abanico de la media verónica, los murmullos se truecan en aplausos atronadores. Quieren decir: "¡Ahí está el torero!". Y el torero es.............¡Marcial Lalanda!.................Transcurre en una viva oración todo el tercio de quites ¡No hay mariposa, no! Volará más tarde....................Y en los dos últimos pases naturales de la serie de cinco que encabeza la faena, el terreno, el rumbo de la muleta y la serena articulación de la figura, venciendo a sus usos y costumbres tradicionales, arrancan a los aficionados exclamaciones de sorpresa y a la multitud en masa gritos y palmas resonantes. Pases con los pies juntos y las manos metidas hasta los codos, en el campo del estilismo. ¡Pases enteros arrancados a una muleta curtida en los medios pases!........En uno, rodilla en tierra, los jaleadores pierden el aliento. ¡Tanto tiempo media entre la iniciación y el remate!..............La espada (en el segundo intento) se adentra hasta dejar su cruz en la del toro, que rueda a los pies del torero...............La plaza vibra estremecida"



César Jalón, en sus Memorias de Clarito, escribe:

"Marcial Lalanda, afectado, de estilo retorcido, impuro al menos para los paladares belmontianos -cierto que él pulsa la lira joselista-, da en la plaza la sensación de un gran torero, cuajado y poderoso. Sensación de maravilla en cierto modo; pues de peso aparente rayano apenas en los cincuenta kilos, manda con sus febles brazos y sus muñecas alfeñicadas a toros que abultan seiscientos. Aun conservo una instantánea tamaño de tarjeta postal que recoge un pase de su izquierda a un pablorromero: el toro llena la tarjeta y el torero ocupa el espacio de un muñequillo. No he visto a un débil tan enterizo. Empalma los quites a las banderillas, las banderillas a la faena de muleta........sin necesitar un buche de agua, ni una toma de aliento. Y mal que nos pese, es ya, con tendencia a medrar, una indudable figura del toreo, de las de cuerda larga"

En el mismo libro César Jalón vuelve a una idea ya esbozada en su libro anterior, Grandezas y miserias del toreo:

"Se define a Marcial "artista fino y medroso", mientras Márquez, "torero completo y valiente"; cuando Márquez, finísimo, de valor limitado a los toros que ve claros, peca de corto en razón de los pocos que ve; en tanto que Marcial, de menos armoniosa compostura -forzado o retorcido-, es mucho más amplio o extenso y distribuye, dentro y fuera del ruedo, sus cartas con la pericia y el valor sereno del jugador profesional; lo que le permite cuatro lustros en primera fila y retirarse en pleno juego........................El tiempo demostrará que Marcial, más científico que estilista, es el diestro de recursos y arranques capaz en un momento decisivo de apelar al corazón. Y que, por contra, Antonio Márquez, se aplica a la depuración del estilo -los críticos aprecian en él vestigios de la elegancia de Lagartijo, Fuentes y Gaona - y reduce su papel, contados años, contados días, al de guardasellos que sólo frente a toros privilegiados rubrica una suerte o, según el archimanido tópico, escancia de un frasco diminuto las ricas esencias del arte"

"Tras el paréntesis de la guerra civil......................Sin el esfuerzo obligado ante la fuerza contraria, las maneras de Marcial se enderezan y sus suertes se reúnen. Torea despacio y derecho. "Logra él de pie -declarará un discípulo de Belmonte- lo que nosotros lográbamos agachados" Ya no es el "sacacorchos" -aunque comparado al contorsionista El Cordobés de los años sesenta aquel sacacorchos resultase un huso-, sino un torelargo "atado corto". De esta su última etapa se proclamará, como de la última de Juan, que ha sido la mejor, descuidando que son mejores los toros y con olvido de los riesgos de la heroica etapa primera"

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauomaquia, escribe:

"Quiso deliberadamente parecerse a Joselito, de quien fue admirador...............Quiso recibirlos igualmente del viejo Guerrita, pero el veterano maestro no le tomó en serio viéndolo tan flaco: "Con esas chichas............". Ahí acabó la lección magistral....................Marcial Lalanda fue un diestro seguro, decidido, con recursos, "largo", sin arredrarse por las tremendas cornadas que derribaban a sus compañeros. Con Chicuelo era esperado por los aficionados para llevar el peso de la responsabilidad de la Fiesta........................Granero hizo elogios del toreo de Marcial Lalanda, hasta insinuar una pareja en competencia que hubiera dado con seguridad tardes interesantísimas, de no interponerse las astas de Pocapena. De Marcial dice Clarito que torea afectado, retorcido, impuro para el gusto belmontino, pero como pulsador de la lira joselista se le ve cuajado y poderoso"



Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:



Marcial Lalanda ha sido uno de los toreros más importantes que ha dado Madrid a la historia………………..Rara, rarísima vez en su larga carrera, se vio a Marcial mal con un toro. Su toreo no era de gran belleza, pero ha toreado muchísimos toros con la capa y la muleta con arte, elegancia, quietud y arrogancia. Su valor dominador no fallaba nunca. Con el capote inventó la suerte de la mariposa. Con las banderillas fue facilísimo. Con la muleta, un gran técnico, uno de los toreros de mejor técnica de la historia, al servicio del dominio, del poder a los toros. Se adornaba frecuentemente  y toreaba mucho de rodillas. Con el estoque fue pronto y seguro”





El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su Historia de la Tauromaquia, escribe:

"Poseedor de un técnica muy segura, un repertorio extenso y muy profundo conocimiento de los toros, se mantuvo entre los primeros desde 1921 hasta 1942, matando un total de 2.271 toros en 1.070 corridas. Irregular hasta 1928, cuajó dos períodos excelentes: 1929-31 y 1940-42. Se retiró en plena gloria. A pesar de su virtuosismo con la capa -fue el inventor del quite de la mariposa- no se le puede calificar de artista, pero fue un gran dominador de los toros"



Rafael Ríos Mozo, en su Tauromaquia fundamental, escribe:

"Marcial toreaba de capa, más que con brillantez, con el deseo de que el toro fuera perdiendo su aspereza para el resto de la lidia.............Llevaba muy bien a su enemigo a los caballos y hacía quites muy espectaculares, como el de la mariposa.............También empleaba mucho el toreo de rodillas, de capa y de muleta. Pero en lo que en otros toreros ha sido un recurso para no torear, en Marcial constituía algo más hondo y más largo que lo practicaba de pie. Las verónicas de Marcial, de rodillas, después de la última vara, en que el toro remoloneaba al embestir, dadas con las manos altas y con un temple admirable, eran un verdadero espectáculo, bello y emocionante...............Con la muleta también iniciaba muchas veces su trasteo de rodillas, yendo en cada pase ganándole la cara al toro..............Tenía gran habilidad como rehiletero y, sin ser un banderillero muy perfecto, hacía la suerte con toda dignidad y decoro. Y con más valor, ya que por tratarse de un hombre con los pies planos, el parear le tenía que resultar muy difícil................Luego, de pie, dominaba a casi todos los toros que le salían con un perfecto conocimiento de los terrenos, de las querencias y de las intenciones del astado. Por eso fue llamado con toda justicia El joven maestro. Porque maestro fue de la auténtica lidia, lidia que le conducía más tarde a torear bastante bien al natural, aunque algunos críticos le achacasen algo de afectación. Pero, si esto es así, no puede con ello disminuirse la gran figura de lidiador de Lalanda, que cada movimiento con el toro obedecía a una razón de peso.


Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su libro Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:

“¡Marcial, eres el más grande…..! cantó la musa popular a Marcial Lalanda a poco de aparecer en el mundo taurino. Y siguió cantándolo así hasta que se fue de los toros. Marcial, si no “el más grande”, es indudable que tuvo grandeza. Desde el principio, la demostró. Empezó a ser torero a muy temprana edad, y enseguidita “le entró el toreo en la cabeza”. Y ya no tuvo secretos para él. Conociéndolo a fondo y practicándolo a conciencia con arte peculiar, con talento torero que fue su mejor característica, y con valor tan firme, como natural y consciente, Marcial tenía que ser una destacadísima figura de la Tauromaquia. Y lo fue. Pero, ya figura, supo lograr lo más difícil, sostenerse por más de cuatro lustros al mismo alto nivel en su jerarquía…………Pero hizo más el “joven maestro”, que así se le llamó: renovarse, adaptando su arte progresivamente, a los gustos del momento, depurándolo, mejorándolo; pero –he aquí otro mérito- sin perder nunca su estilo personal. Y así puede decirse, con verdad, que el día que Marcial toreó su última corrida, toreó su mejor corrida……………Lalanda pudo siempre con toda clase de toros; fue un torero sabio y dominador. Con el capote toreaba lucidamente de todas maneras, especializándose en el quite llamado de “la mariposa”, creado por él y que nadie ha copiado con acierto pleno; banderillero bueno y fácil, aunque sin gran relieve emotivo, y extraordinario muletero de extenso repertorio. Con la espada nunca pasó de mediano, aunque en sus últimos años se mostraba seguro. Su toreo fue, hasta su autodepuración de la postguerra, algo afectado (“retorcido”, decían los aficionados), pero, rodilla en tierra, antes y luego, tanto con la capa como con la muleta, nadie ha toreado con más temple y con más naturalidad. Con todos sus defectos, si los tuvo, Marcial fue primerísima figura. Veiniún años seguidos……..¡Ahí queda eso!”



Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribo:

"Si me preguntan alguna vez sobre cuál ha sido el torero por excelencia de la edad de plata, respondería sin vacilar: Marcial Lalanda...................Este diestro fue el único capaz de permanecer en primera línea durante toda la vigencia temporal de dicha época, es decir, de 1921 a 1936, incluso fue más allá.....................Marcial era un admirador apasionado de Joselito. Siendo niño se marcó el propósito de ser como él. Marcial reconoce humildemente que no lo consiguió. Pero rayó a gran altura. No tenía ninguna clase; no le acompañaba la figura, su estilo era en exceso retorcido y barroco. Pero su conocimiento del toro y de las suertes hicieron de él un maestro: "El joven maestro", le llamaron"

Juan Posada escribe:

 "Los toros idóneos para el toreo preciosista no abundaban. Son más los que aprietan y ofrecen dificultades. Los que reclaman poder, técnica y valor. Marcial, emulador de Joselito, brilla entre tantos exquisitos. Valeroso, técnico y atlético, domina a casi todos los toros dificultosos. Naufraga con los pastueños y noblotes, material adecuado para el toreo en boga"


Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"La suerte de la mariposa nació en el invierno de 1922, en el campo bravo mexicano, en el tentadero de La Punta, al torear Marcial Lalanda con la capa a la espalda, por gaoneras. Al quedarse la vaquilla en la suerte, "instintivamente" siguió Marcial hacia atrás, toreando con la capa a su espalda, "instintivamente" a la manera del mandil, la suerte hasta aquel momento más identificada con él, su suerte preferida al quitar, suya por excelencia, dominada, prodigada tarde tras tarde en las plazas.....................En el quite de la mariposa se pisa con exactitud las huellas de la suerte del mandil, se basa la mariposa en el mismo juego de pies y brazos, el mismo preciso aleteo de la capa.................Se basa tan fielmente la mariposa en el mandil que únicamente les diferencia el peligro que supone, en la mariposa, el anteponerse el torero a la capa, siendo el mandil una suerte de graciosa medida, y la mariposa de emoción desnuda"

"Al ejecutar la mariposa, el secreto de su armonía consiste en mantener los brazos y la capa abiertos, en jugarlos un mínimo al cargar la suerte hacia un lado y otro; que contribuyan, al paso, pies, cintura y hombros al aleteo de la capa"

"La suerte de la mariposa nació en México y en México tuvo vida propia en la época de sus grandes capotistas, siendo una suerte poco vista en España, aun en la capa de su creador Marcial.................La mariposa tuvo en México hasta un antecedente sevillano en el "quite por gaoneras abanicando" , ejecutado en la plaza El Toreo por Ignacio Sánchez Mejías..................En el quite de la mariposa compuso Pepe Ortiz una estampa única, modelo de sutileza, una mariposa quizá menos poderosa pero mejor volada................Alberto Balderas fue el torero que más veces ejecutó la mariposa, frecuentemente y con gran maestría y también sello propio"

"Ha sido Marcial Lalanda el maestro arrodillado por excelencia, en el cambio, en la verónica, la media verónica, e increíblemente la gaonera"




Robert Ryan, en su libro El tercio de muerte, escribe:

"Fue Marcial Lalanda el virtuoso que arrodilló hasta lo posible las suertes de muleta, siendo ejemplares sus pases cambiados por delante, el natural por el de pecho, limpiamente, el cambio engendrado en corto"



El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"Soy enemigo declarado de los pases de rodillas. Baste saber que, como vocal en la redacción de un Reglamento posterior al vigente, inédito en la Dirección de Seguridad, voté para que se suprimieran, sin ocultar mi opinión ni mi voto ante Marcial Lalanda, también en la Comisión, que ha sido el que mejor toreaba de rodillas......................El arrodillamiento es antiestético, y aun representando un alarde de valor, no compensa lo antiartístico. Puede tolerarse en el cambio con la capa y rechazarlo en todo lo demás. He reconocido que Lalanda toreaba arrodillado tan bien como en pie, lo mismo en las verónicas que en los pases"

"He seguido su vida torera desde que comenzó de becerrista hasta el día de su retirada....................No me produce empacho confesar que me gustó poco al principio; admiré, sí, su afición, lo amplio de sus conocimientos y su innegable deseo de agradar; pero su forma de hacer la consideré un poco amanerada y violenta, sobre todo con la muleta, y más aún en los naturales, que eran lo menos naturales que quepa admitir, por retorcer demasiado la figura; admito que toreaba bien de capa y era un banderillero fácil y alegre. Vaya en su elogio que después fue el torero que más rápidamente vi avanzar y corregir sus defectos. Día a dia, hasta el de su alejamiento de la fiesta, se apreciaban sus progresos. Paladinamente reconocí, y celebro la ocasión de hacerlo público, que con su marcha se nos fue un gran torero de capacidad de arte y de voluntad. Sus faenas por la cara de los toros difíciles no las ha superado nadie; su modo de machetear ha sido único; en una ocasión le dije: "Marcial, ¿a qué no sabe usted cuándo me gusta más?" Y, mientras me miraba con su cara guasona, tan característica en él, le añadí: "Cuando salgo de la plaza sin haberle visto los tirantes" Comprendió perfectamente que me refería a aquellas faenas -las buenas- sin agachamientos ni retorceduras que le obligaban a la exhibición continua de los tirantes...............................Muy joven aún, la afición reconoció su saber motejándole de "el joven maestro". El público de Madrid le quería de verdad; tal vez por ello extremó su severidad y, al lado de las ovaciones más ruidosas, le prodigó las mayores broncas. Marcial está en la línea de los mejores, con Guerrita, Joselito y Bombita, sin desentonar y hablándoles casi de igual a igual. Con la espada nunca fue un estilista; pero supo herir pronto y en su sitio, aunque se diga que se refugió en la comodidad de un tranquillo.........................Conservo de su despedida un lisonjero recuerdo. Obligado a matar tres toros, lo hizo en maestro, y sus últimos naturales pueden paragonarse a los del mejor. De tal forma dominó a uno de los bichos, que llegó a morderle un cuerno. Su quite de la mariposa es vistosísimo y expuesto, y entre las suertes de capa tal vez la más bella, después de la larga de Lagartijo"


Filiberto Mira, en su libro "Vida y tragedia de Manolete", escribe:

"Marcial Lalanda se mantiene fiel a las coordenadas del gallismo con modélica lealtad. Su técnica de valiente le permite tener recursos para cortar las orejas en la cuantía que las precise. Lalanda se proyecta en la historia como el gran nudo que enlaza la Edad de Oro con la época de Manolete"




El periodista español Diógenes Ferrand, corresponsal en Madrid de la revista mexicana El Universal Taurino, en el número del 22 de noviembre de 1926, pone en boca de Marcial Lalanda las siguientes palabras con respecto al quite de la mariposa:

"Ese lance, que tanto gusta a los públicos y que tiene más riesgo de lo que parece, empecé a ensayarlo en México. Recuerdo que estaba entrenándome en la finca de La Punta. El más joven de los Madrazo me indicó que intentara alguna suerte que fuera original. Por complacerlo, estuve ensayando una, entre gaonera y mandil (delantal). Al principio me costó gran trabajo y me ocasionó varios palotazos en los tentaderos y haciendas. Allí (en México) no pude darlo a conocer, pues no lo tenía perfeccionado. La primera vez que lo ejecuté fue en Madrid, el año 23, en la corrida de Beneficencia"

La estrenó Marcial Lalanda en Madrid,en la corrida de Beneficencia, el 17 de mayo de 1923, con toros de Villamarta y de Sánchez Rico, alternando con Maera, Villalta y Antonio Márquez.



El propio Marcial Lalanda, con una inusual sinceridad, escribe:

"Mi quite de la mariposa nació en México en 1922, en la ganadería del señor Madrazo en Aguas Calientes, fruto de un azar. Toreaba de frente por detrás y la vaquilla se me quedó debajo, en mitad del viaje. Instintivamente seguí hacia atrás mientras yo me pasaba el capote al otro brazo. Al principio ................"La mariposa" se podía hacer pocas veces con los toros de antes..................He toreado mucho de rodillas, pero de verdad: con las dos rodillas en tierra desde antes del embroque y cargando la suerte como si estuviera de pie..................Yo he sido un torero que no he tenido -creo- gran arte. He suplido eso con el dominio, con la técnica, dando a cada toro la lidia adecuada. No creo haber traído al toreo nada importante, salvo el dominio en la mayor parte de los toros. En veintiún años de matador he procurado torear como mandan los cánones. Nada más y nada menos que eso.................No tuve la gracia de Pepe Luis, ni la vena poética de un La Serna. Fui simplemente un técnico del toreo. Una vez tuve una alegría especial: ser aplaudido por mis compañeros, mientras me silbaba el público..............Preferí retirarme antes de que el público me retirara. Tenía ya cerca de cuarenta años............"

Extraigo algunos comentarios que Marcial Lalanda al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:

"La primera vez que toreé en público fue en Alameda de la Sagra. Toreaban mis hermanos Martín y Eduardo una corrida de novillos y yo maté un becerro.................Desde aquel momento, empecé a torear becerradas yo solo, y al año siguiente formé cuadrilla con mi primo Pablo. Esto era el año 15"....................."Yo soy torero porque existió Bombita...........Porque yo al primer espectáculo de toros al que asistí fue a la corrida de despedida de Ricardo. Y viendo a aquel hombre tan risueño, tan seguro de sí e medio de una apoteosis de entusiasmo, me dije: "Yo tengo que ser torero.........Toreo como éste, con pundonor"...........Se me quedó tan grabada aquella corrida que hasta en mi vida particular procuro siempre seguir todas las huellas de aquel gran hombre"..................."Me he criado entre reses. Mi padre tenía, en Arganda, una especie de tentadero"....................."Mi maestro en el toreo se puede decir que ha sido mi hermano Martín, que, por cierto, no llegó a ser famoso, pero que entendía mucho de toros"......................."Joselito ha sido el torero que más me gustó. Yo no he tenido la suerte de torear con él, pero le vi muchas veces y siempre me entusiasmó"....................."Me gusta mucho torear con Belmonte"......................"Miedo, siempre se tiene; pero mi temperamento es un poco frío y tengo mucha confianza en mi dominio, en no equivocarme jamás en la lidia de los toros..........Yo, en cuanto veo un toro, ya sé con el bicho que tengo que entendérmelas"......................"Sí, domina bastante. Pero en mi vida, físicamente, hay una tara importantísima: tengo los pies planos, completamente planos, y la muñeca derecha fracturada desde niño, con un veinticinco por ciento menos de fuerza que la izquierda"......................"He tenido, hasta la fecha, cuatro cornadas importantes. Una de ellas, gravísima".................."Lo del quite de la mariposa ha sido una cosa casual: toreando en un tentadero con el capote a la espalda, salí un poco achuchado por una vaca, y para quitármela de encima le hice ese quite, y como gustó mucho, luego lo perfeccioné y la gente le puso el nombre"........................."He hecho muchas buenas faenas. Pero hasta el momento ninguna me ha satisfecho del todo"...................."Cuando confirmé la alternativa en Madrid, Granero, en aquella corrida, cayó con la cabeza destrozada por un toro...............En Sevilla, también en una corrida mía, fue la cogida de Varelito, que al pobre le costó la vida, y en Málaga un toro de Concha y Sierra mató a Litri"...................."Hasta ahora creo que llevaré cobrado cuatro millones de pesetas"....................."He tenido muchas tardes malas. Santander y Gijón son para mí plazas fatales. En las dos he tenido que salir custodiado por la Guardia Civil. Pero, sobre todo, una vez en Vitoria, tuve que salir rodeado por la Guardia Civil y por mis picadores a caballo"......................"Un torero, cuando está en plena gloria, no se cambia por nadie ni por nada, porque lo tiene todo: popularidad, mujeres, amigos, dinero...........Un ambiente subyugante que no se consigue más que en esta profesión, donde veinte mil personas le aplauden a la vez por su valor y por su arte"......................"Donde más me gusta torear es en Madrid. Por lo difícil y por lo fácil: es un público lleno de pasión, extremista en todas sus manifestaciones, pero que sabe apreciar y aquilatar el esfuerzo que un artista hace en el redondel......................"Me gusta más torear con la muleta, y dentro de la muleta, con la mano izquierda, el natural"........................"Me han nombrado presidente del Montepio de Toreros, la gran obra benéfica que fundó Bombita. Una de mis grandes ilusiones es impulsar esta admirable obra social"......................"El momento de más estupor que yo he pasado fue un día en Guadalajara: en el momento de ir a hacer un quite se me enredaron los pies y caí sentado cara al toro, el que, al verme, se me arrancó"...................."La peor tarde que recuerdo fue la de la muerte de Granero. Fue la tarde más triste, más desesperada de mi vida profesional"......................."He toreado unas 1.300 corridas y he estoqueado, a falta de los de mañana (se refiera a los del día de su despedida), 2.798.........Soy el matador de mi siglo que más reses ha enviado al desolladero".................."Un toro, uno sólo se me fue vivo al corral. Uno de Santa Coloma, en Sevilla"...................."El importe de mis contratos ha pasado de veinte millones de pesetas"..................."Los rojos redujeron mi capital  en un sesenta por ciento.............En mi finca La Salceda me mataron miles de cabezas de ganado y centenares de vacas bravas.......Se incautaron de mis dos casas en Madrid y las destrozaron totalmente..............y asesinaron a diez parientes míos. Entre ellos a mi primo Pablo, que era uno de los hombres más buenos que han existido"....................."De los toreros actuales, a mí, personalmente, me gusta el corte torero de Pepe Luis Vázquez"........................"El toreo ha progresado. Indudablemente, hoy se torea mejor que nunca"

4 comentarios:

  1. MARCIAL LALANDA Y DEL PINO

    Siempre le calificaron de joven maestro,
    y de aquellos cuantos tocan las notas agudas,
    el arte entró en su cabeza, brillante, sin dudas,
    y un modelo a seguir fue el que inspiró como diestro.

    Recogió como pocos del toreo el ancestro
    pese a vivir por los ruedos experiencias rudas,
    la muerte brutal de Granero fue de las crudas
    junto a Juan Luis de la Rosa en un día siniestro.

    Fue un torero cerebral, en dominio y recursos,
    y creador del "Galleo de la mariposa",
    que vi realizar con el capote a Esplá,

    y ganaría en los certámenes y concursos
    que premiaran la rosa fragante más hermosa,
    que en el rosal esparciendo sus efluvios está.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  2. A CADALSO A VER LOS TOROS

    A Cadalso a ver los toros
    sobre un camión en la caja,
    con los pertrechos de paja
    mi padre me aupó entre coros.
    Con pasodobles sonoros
    al toro lidia y lo manda
    y lo somete y ablanda,
    en el centro del albero
    con su vestido campero
    el diestro Marcial Lalanda.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. MANUEL GRANERO Y VALLS

    En la sangre llevó el arte
    mamado desde la cuna,
    cual si la diosa Fortuna
    le nombrará su estandarte.

    La gloria quiso ayudarte
    prometiéndote la luna,
    mas arenas de una en una
    vieron la muerte llevarte.

    Y como un héroe griego,
    muerto en plena juventud,
    Madrid te brindó ataúd

    y Pocapena en los cuernos
    te llevó a ruedos eternos
    dejándote inerte y ciego.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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