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jueves, 6 de octubre de 2022

RAFAEL EL GALLO VISTO POR JOSÉ ALAMEDA

 

                            RAFAEL EL GALLO VISTO POR JOSÉ ALAMEDA


Toreó muy cerca: Fue capaz de torear muy cerca, tan cerca como hasta entonces nadie había toreado.


Inspiración sin hondura: Tenía inspiración y gracia. Y mucho conocimiento del oficio. Pero le faltaba hondura […] Como no había ninguna sensación de dificultad vencida, faltaba eso que llamamos la hondura […] F. Bleu (Félix Borrell) define con gracia a El Gallo, como un “artífice de bagatelas”


Sin lucha: Rafael no luchaba… Ni en la vida ni en la profesión. Si ha habido un gallo que no fuera de pelea, era él […]  Conocedor de medidas, distancias, sesgos y reacciones del toro, así como de mecanismos de ejecución casi de relojería, podía sacar de los que llamamos el toro bueno más partido que nadie; y de vez en cuando, hasta del malo, si alcanzaba a verle su talón de Aquiles; nunca por la vía del esfuerzo […] Si había una cartilla de torear –que sí la había, y Rafael la heredó de su padre, el señor Fernando El Gallo- nadie podía recitarla mejor. Siempre que no mediara una  oposición material


Sin dominio: Conocía todos los recursos para dominar, pero no dominó nunca. Rico en instrumentos inútiles, era como un soldado con mucho parque y ninguna moral


Sin dramatismo: Era el suyo un toreo inalámbrico, sorprendente, de inimitable fluidez, casi “gaseoso”, que se contemplaba con una sonrisa en la cara, sin asomo de congoja en la garganta. Congoja que no siempre viene de la sensación de peligro, sino de cierta apretura de ritmo que faltaba por completo en el toreo de Rafael 


Sin seguidores: Por donde vino se fue y nada dejó. No había quien pudiera igualarlo, ni imitarlo, ni continuarlo. El Gallo no es el creador de la moderna escuela sevillana. Esa la inició Chicuelo


Un heterodoxo: Era un heterodoxo, un heterodoxo agradable, sin pasión y sin profundidad. No era opuesto a la ortodoxia, cuyas normas conocía de sobra, sino a su disciplina […] Un heterodoxo sin asomo de violencia


Ausente: Una especie de ausente que, de pronto, se filtraba por las paredes   aparecía en la plaza; y que, también, de improviso, como un fantasma, desaparecía incorpóreo


Imponderable: Mucho cuerpo no tuvo nunca su toreo, como no lo tuvo su persona. Tampoco puede decirse que fuera ligera, era imponderable, sin peso, que es distinto.


Incomparable: El Gallo es en la historia del toreo, dicho sin hipérbole y estrictamente, una figura incomparable.


Impalpable: Rafael parecía capaz de pasar como el rayo de sol por el cristal. Un tipo así frente a un toro, no habrá quien lo vuelva a ver […] La aérea, impalpable figura de Rafael Gómez Ortega […] Cuando recuerdo a Rafael, al que tantas veces vi tan de cerca, no puedo, sin embargo, dejar de preguntarme: Pero ¿ha existido El Gallo, o lo hemos soñado?


Sencillo: La sencillez sin tramoya de Rafael –mi reino no es de este mundo- se oponía al mundanal ruido de Bombita, que sin poseer su arte, no mucho menos, fue el que mandó en el toreo –y en Rafael- hasta que llegó Joselito.



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