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sábado, 27 de agosto de 2022

RAFAEL EL GALLO VISTO POR EL LICENCIADO MULETILLA

 


                        RAFAEL EL GALLO VISTO POR EL LICENCIADO MULETILLA


. El hijo del señor Fernando: «El Gallito actual ha heredado de su  padre fisonomía, hechuras y temperamento, siendo éste más exagerado que el del autor de sus días…»

 

. El lidiador más excelente de los tiempos actuales«Rafael Gómez, el del Via-Crucis, el de los grandes éxitos, el de los terribles escándalos, el que tropieza acá y se levanta allá hasta las nubes, es el lidiador más excelente de los tiempos actuales. ¿Queréis una prueba? Cada fracaso suyo le proporciona diez escrituras… Gallito, con o sin broncas, ha toreado más que sus compañeros, no ha perdido fecha por razón de cogida… y con lo que sin cesar se comentan sus miedos, sus puerilidades y sus alternativas incomprensibles de temeridad y pavor, se ha logrado un cartel más grande y definitivo que el de antes…»

 

. En él prevalece el instinto de conservación: «Ha decidido ser el lidiador que burla, el artista que distrae y entusiasma, pero no el eterno vencido ni el pelele o dominguillo puesto a merced de un toro para regodeo de las masas. Ama la gloria como la ama todo el que vive de algún arte, sea de la clase que fuere; pero en él prevalece, sobre este ansia divina, el instinto de la conservación, que es el sentimiento más humano».


. Nunca pierde de vista al toro: «Ni los gritos vehementes del entusiasmo, ni los alaridos de la furia contra una labor deslucida, le hacen perder de vista al toro».


. Derrocha arte…, o se tira de cabeza al callejón: «En la mirada iracunda de la res adivina el golpe que se prepara: si acude ciega al rojo vivo de la muleta, se confía y derrocha el arte; si se le va al cuerpo, suelta la flámula que de nada le sirve entonces y busca la triste salvación de la rana, la de tirarse de cabeza al callejón, o la de apechugar con las tablas y deslizarse a lo largo de ellas y pararse y alentar antes de volver al combate».


. Conoce a los toros: «Posee más que nadie la verdadera técnica del toreo; conoce a los toros como si fueran personajes tratados ya en otra ocasión».


. Improvisa y sorprende: «Y en esos instantes difíciles, breves como relámpagos, apenas vistos por el público, en que otros se azoran y desorientan, y ese es el secreto, Rafael improvisa, marcha seguro, sorprende y logra la victoria».


. Sus verónicas son alegres: Sus verónicas son alegres, correctas, dadas a tiempo, producen un efecto singular de armonía que hacen batir las palmas aun a los más indiferentes».


. Si es su toro, su manera de lancear de capa es brillantísima: «Si el toro le entra bien, si es su toro, entonces su manera de lancear de capa es brillantísima y su actitud irreprochable: clava los pies, no baila, no arquea las piernas, da la salida suficiente, recoge sin ventolera de capa, suave y dulcemente, y vuelta a empezar, rematando con algo no previsto, con lo que mejor cuadra y resulta: si recorte, ceñidísimo; si navarra, elegante; si con larga, cambiando, moviendo su capote en inimitable y artística espira»l.


. Dos modos de interpretar el cambio de rodillas: «Cuando se propone dar el cambio de rodillas (a lo mejor con los toros en que menos se puede esperar la práctica de esta suerte) lo hace de dos modos: si es buscando el desquite de recientes protestas y el medio de que desarruguen el ceño los espectadores y el bicho no le inspira confianza, le toma con postura muy teatral, dándole un kilómetro de salida y con mucho revuelo y roce de capa; si es por gusto y llevado de su afición, que la tiene y mucha, entonces espera con increíble, con pasmosa tranquilidad, y ante el asombro de los que le ven cambia en un palmo de terreno.


. Parea de todos los modos: «Como banderillero nada malo puede decirse de él: parea de todos los modos, y cuando está animoso y con confianza, hace relamerse de gusto a los aficionados a detalles menudos y aun a los serios y a los clásicos, con sus bonitas y alegres preparaciones».


. Asombroso juego de su muleta: «Pero con lo que produce verdadero delirio es con el asombroso juego de su muleta, siempre contando, claro está, con que tenga delante uno de sus toros o, mejor dicho, un toro, porque con bueyes no es posible hacer filigranas sin que resulten altamente ridículas. Entonces hay que ver esa figurilla con la luciente calva hacia abajo en perpetuo atisbo del animal con que quiere lucirse. Aquel trapo encarnado viene y va y vuela horizontal sobre el toro, y mariposea y se retira majestuoso en el pase natural, y parece que la res haya especial gusto y recreo en pasar y repasar bajo la airosa franelilla y que esta, cada vez que se mueve, sofocada por la emoción y el gusto, se colora y encienda más cada vez, mientras la figurilla, haciendo brillar al sol los golpes de oro de su traje, se acerca subyugadora a la fiera, que se detiene al fin acobardada, completamente puesta a merced del amo»


. El amo se empequeñece, vacila y tiembla: «En aquel instante de seguro dominio puede entrar y asegurar una estocada magnífica que eche a rodar el toro. Algunas veces, pocas en verdad, lo hace; pero, en la mayoría de los casos, cuando todos los corazones brutalmente agitados por la emocionante faena esperan algo que la corone, la figurilla entra a escape, se dirige hacia la izquierda con vergonzoso cuarteo y alarga el brazo y pincha donde puede, o, acometido de un singular e inexplicable pánico y en el más tremendo contraste con todo lo que acaba de hacer sale en desatenta fuga, los ojos saltones, erizado el pelo de la calva, arrojando muleta y estoque, a buscar una salvación humillante, cuando un simple pase de muleta de los que él tanto domina puede evitarle la protesta airada y justa que su inmotivado miedo provoca».


. Esto es Gallito. Un gran torero, muy desigual: «Esto es Gallito. Un gran torero, muy desigual, un expertísimo, alegre y hábil lidiador, que en una misma tarde, ¿qué digo?, en la sola lidia de un toro, se muestra apático y activo, burdo y genial, temerario y cobarde…»


. A Gallito se le exige absolutamente todo: «Pero algo hay que poner en descargo suyo: a los matadores de toros, a los que están reputados como indiscutibles matadores de toros, sólo se les exige que maten bien a los toros que les toquen en suerte, disculpándoseles en lo demás; a Gallito, en cambio, se le exige todo, absolutamente todo; ha de lancear de capa a su toro, haga falta o no, siempre bien y con los pies juntos; ha de rematar todos los quites con algún adorno especial; ha de colocar banderillas preparándose él solito la res, y la preparación ha de ser larga y vistosa y los pares buenos; ha de poner cátedra con la muleta y ha de sentar los toros a estocadas.


. Admiro a Rafael Gómez torero: «Yo, por mi parte, declaro que admiro a Rafael Gómez torero con mi hondo fervor de aficionado, y que lo único que haría sería obligarle a que toreara con auxiliar; es decir, le obligaría a que practicara sus magistrales faenas de muleta llevando constantemente detrás a un matatoros, para que, al terminar, y ya igualado el bicho y al grito de ¡AHORA!, se precipitara el del estoque derribando lo que encontrara con uno de esos estoconazos que matan sin necesidad de puntillero».


. Así hay que admitir a Gallito«Así hay que admitir a Gallito, sin pedirle más. Así son y fueron todos los grandes lidiadores de su temperamento artístico, excepción hecha de Guerrita. Ninguno se distinguió por sus memorables estocadas si se hizo notar por su toreo activo, gallardo y vistoso».

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