Páginas

lunes, 11 de junio de 2012

José María MANZANARES. Capa y Muleta



“Siento que vivo la vida de verdad. Es una sensación agridulce, porque me recuerda el valor y me fija los pies en el suelo. Sin miedo, sería como un obrero en paro, viviría en el vacío. El torero no tiene sino miedos. Los toreros buenos tenemos más respeto que miedo al toro………..Combatimos su misterio, lo desconocido que guarda dentro, con técnica y el control físico. Ser torero es vivir en permanente alerta, con el miedo como compañero, es como la voz de la conciencia”

José María Manzanares. Recogido en el libro El toreo. Una visión inédita, de Juan Antonio Pérez Mateos.

















JOSE MARÍA MANZANARES EN EL SEMANARIO EL RUEDO





























José María Dols Abellán, José María Manzanares, nació en Alicante el 14 de abril de 1953. Hijo del banderillero Pepe Dolls (Pepe Manzanares) y padre de José Maria Manzanares.

Se vistió de luces por primera vez en Andújar, el 15 de junio de 1969. El 27 de julio de 1969 se presentó como becerrista en la plaza de Alicante. Su debut con picadores se produjo el 24 de mayo de 1970.

Muy tempranamente hizo pareja novilleril con el portuense José Luis Galloso y juntos se presentaron en Madrid en tarde muy afortunada del mes de junio de 1971.

Tomó la alternativa en Alicante el 24 de junio de 1971, de manos de Luis Miguel Dominguín, con El Viti de testigo de la ceremonia, con toros de Atanasio Fernández

Confirmó la alternativa en Madrid, el 18 de mayo de 1972, al cederle Sebastián Palomo (Linares), en presencia de Eloy Cavazos, la muerte del toro Saperito, de la divisa de Francisco Garzón.

Salió por la Puerta Grande de las Ventas en la feria de San Isidro de 1977.

En México bautizaron como quite por alicantinas las chicuelinas con el capote muy bajo que realizaba Manzanares. En sus primeros tiempos de novillero resucitó la larga afarolada de pie, la de Rafael "El Gallo", y así lo pintó García Campos en un cuadro famoso, de blanco y plata.

Retirado Antonio Ordóñez -comenta Fernando Claramunt en su Historia del Arte del Toreo- , puede afirmarse que en la estela de su clasicismo el Número Uno es Manzanares, que se miraba en su espejo y en "El Viti", según propia confesión.....................La plaza donde más aprecian su arte es la Maestranza sevillana y también los públicos de la América hispana, donde acude cada invierno"

Se retiró de los ruedos en la Maestranza de Sevilla, el 1 de mayo de 2006. Su hijo, también matador de toros, le cortó la coleta.


Cossío escribe:

" Su gran afición y sus indudables deseos de superación han logrado resultados ampliamente positivos. La elegancia de su estilo, sus maneras suaves y armónicas y la reconocida calidad de su toreo de muleta están debidamente contrastadas..........................Prosigue con un toreo lento, templado y elegante, muy del agrado de aficionados cabales. Si en alguna ocasión el acero le jugó una mala pasada, también es bien cierto que en otras oportunidades estoqueó a las reses con pureza y acierto.................Maestro ya indiscutible, admirado por todos los toreros, que ven en él un espejo en el que mirarse"

Juan Antonio Polo, en su obra El Toreo Contemporáneo, escribe:

 "Es muy posible que Manzanares sea el torero de más clase del momento actual. Tanto con el capote, como con la muleta y- cuando quiere- con la espada, el gran estilo del alicantino se impuso desde su alternativa y, sobre todo, a raíz de los grandes triunfos alcanzados en Pamplona y Bilbao en 1976, ratificados antes y después en Madrid y en Sevilla, ciudad en la que disfruta del mismo carisma que los más caracterizados diestros de la tierra. Si embargo, Manzanares, que a sus excepcionales condiciones artísticas une unas notabilísimas dotes de lidiador, da casi siempre la impresión de actuar al ralentí, como si no le importara demasiado triunfar"

Fernando Claramunt escribe:

"Personalmente, vínculos de amistad y paisanaje me impedirían el análisis objetivo del toreo de José María Manzanares.........................El proceso de madurez, la granazón consolidada, se ve muy claramente en José María Manzanares, cuyo arte camina por cauces muy puros. Respeto y admiración recíprocos entre el torero alicantino y el maestro de Ronda Antonio Ordóñez. Salvadas las diferencias de personalidad, de generación y otras muchas particularidades es, de todos los toreros presentes, el que más cerca se halla de la sede vacante del buen gusto, del temple y la armonía"

Carlos Abella escribe:

"Su conformar estético y anímico ha diluido la trascendencia de este torero, que pudo haber sido mucho más, pero probablemente no quiso y seguramente tampoco pudo.....................Su trayectoria profesional quedaba reducida a un esporádica sucesión de grandes momentos, de sublimes instantes de creación estética, que nunca han ido acompañados del triunfo arrollador, de la faena colosal que entusiasma a los aficionados....................Se ha conformado con gustar a los estetas, a los menos rigurosos, a quienes no han tenido referencias anteriores con las que comparar el equilibrio entre creatividad y compromiso como artista...................Ha podido torear maravillosamente a la verónica, pero su juego de brazos se ha visto constantemente traicionado por el irrefrenable pase atrás, interpretándolo además, en mi opinión, de forma acelerada..................Su fuerte ha sido la chicuelina de manos bajas -cuya creación se le atribuye-, donde la verdad del embarque y temple con que lleva al toro quedaba invalidada por una estética excesivamente barroca...................Clásico y elegante muletero...................., en cuanto la faena entraba en su cuerpo central, se apreciaba su incapacidad para ligar, por eso no ha sido un torero grandioso................pero sí su facilidad para dar algunos muletazos sueltos de gran belleza, de una estética irreprochable................Sí le atribuyo el mérito de haber sido el creador de una última serie de muletazos con la derecha, con el compás ligeramente abierto e incluso en ocasiones a pies juntos, poco antes de entrar a matar, en la que por fin su toreo, ya con el toro muy fatigado, desprendía relajo, naturalidad y gran belleza....................Otra aportación ha sido el pase de pecho al hombro contrario, del que creo ha abusado y que siempre me ha parecido excesivamente recargado en un toreo que, como él, ha sido un ejecutor del toreo natural, en línea con el toro...................Manzanares ha matado algunos toros con excelente técnica..........................Dicho todo lo anterior, he de admitir -con placer- que todo cuanto ha hecho en la cara del toro ha tenido compostura, elegancia, gusto, calidad, sabor de buen toreo.................., virtudes que le han bastado para mantenerse con dignidad siempre en la cabeza del escalafón durante muchos años"


Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:

José María Manzanares. Mientras Paquirri ha sido la gran figura de los setenta, Manzanares ha sido el contrapunto estilístico, el toreo de más arte de su generación y a la postre un gran maestro, un espejo de toreros……………..Su mayor éxito en Madrid fue el 22 de mayo de 1978 y el más reciente el 12 de mayo de 1993, donde se pudo ver la cumbre de su toreo, la madurez de su arte en plenitud. En Madrid ha toreado más de 50 corridas y ha cortado 14 orejas con cuatro salidas por la Puerta Grande. En Sevilla ha toreado 30 corridas y cortado 14 orejas”



Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"Manzanares era la esperanza de la afición, no era para menos. Su clase y su toreo eran extraordinarios. Desde un punto de vista estético, era el mejor de toda su generación. Naturalmente me estoy refiriendo al primer Manzanares, el de aquello años setenta, que ha sido el mejor Manzanares de los tres que hemos visto...............Por aquel entonces toreaba sin el amaneramiento que le vimos después y sin el ventajismo del que después abusó. Era sencillo, sin ninguna afectación y sin ningún retorcimiento. Hacía un espléndido toreo neoclásico, lleno de elegancia y sin ninguna mácula............La culminación de esta primera época fue el muy recordado toro Clarín, en San Isidro de 1978...................Al hablar de Manzanares es inevitable hablar del toreo de ventaja............y hasta en sus mejores faenas, llenas de templanza y calidad, el toro va muy por fuera de la muleta y muy lejos del torero.............Es maestro en eso que llaman "meter el pico", recurso muy necesario para los toros complicados, y que Manzanares aplica sistemáticamente, con independencia de las cualidades o defectos que pueda tener el toro...............El resultado de tanto pico y tanto despego es la imposibilidad de ligar los muletazos, pues el toro está siempre muy por fuera.............A pesar de eso, Manzanares tiene tal clase que lo tapa todo. Y cuando en esta su última etapa se ha encontrado con un toro de su gusto, le ha toreado con una cadencia incomparable"










No hay comentarios:

Publicar un comentario