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martes, 17 de abril de 2012

SILVERIO PÉREZ / CARLOS ARRUZA / MANOLO ESCUDERO / el ANDALUZ




"El que no le haya visto una faena inspirada a Silverio no tiene idea de hasta dónde puede llegar el temple en el toreo, al torear con la mano derecha"

                                                                                                                  José Flores, Camará.



Mirando torear a Silverio
me ha salido de muy hondo
lo gitano de un cantar.
Con la garganta sequita,
muy sequita la garganta,
seca, de tanto gritar
Silverio, Silverio Pérez,
diamante del redondel,
tormento de las mujeres,
¿a ver quién puede con él?
.............................
Silverio, torero estrella,
el príncipe milagro
de la fiesta más bella,
Carmelo, que está en el cielo,
se asoma a verte torear.
Monarca del trincherazo,
torero, torerazo
azteca y español.
Silverio, cuando toreas
no cambio por un trono
mi barrera de sol.

Pasodoble Silverio, compuesto por Agustín Lara. 1943







































Silverio Pérez Gutiérrez nació en Pentecostés-Texcoco (México) el 20 de noviembre de 1915, de ahí su apodo del Faraón de Texcoco. En su juventud quiso ser boxeador, a pesar de que su hermano Carmelo era el ídolo de la afición taurina. Viendo actuar a éste, decidió hacerse torero.

Su hermano Carmelo murió en Madrid el 18 de octubre de 1931.

Torea en público por primera vez el 8 de mayo de 1932. Se presenta ante la afición de la capital mexicana el 26 de mayo del mismo año.

En 1933, en mayo y en septiembre, sufre sendas cornadas en la plaza de "El Toreo"

En 1935, Silverio marchó a España como novillero, presentándose en la plaza de Tetuán de las Victorias (Madrid), en la que obtuvo ruidosos triunfos, toreando cinco novilladas seguidas en el mes de mayo de aquel año. El 26 de septiembre de 1935 hizo su presentación en la plaza de Madrid, toreando en aquella temporada 16 novilladas. En la primera de estas novilladas alterna con Liborio Ruiz, Varelito Chico y Manolete.

Tomó la alternativa el 6 de noviembre de 1938 en Puebla (México), de manos de Fermín Espinosa, Armillita Chico, con Paco Gorráez de testigo. Los toros fueron de La Punta.

"Silverio Pérez -nos cuenta Fernando Vinyes en su libro México, diez veces llanto- se había hecho un precioso vestido blanco plata con remates negros para confirmar la alternativa en Madrid, con Armillita, Domingo Ortega y Manolete y toros de Galache. ¡Un cartel histórico!........Y a última hora no lo vio claro, no confirmó, se fue a México y España se quedó sin ver a Silverio"

Confirmó la alternativa el 11 de diciembre de 1938 en la plaza de El Toreo de la capital mexicana, actuando de padrino también Armillita Chico, con toros de La Laguna, y con Fermin Rivera de testigo. Armillita le cedió el toro Vigía.

En 1940 toreó 30 corridas en Portugal y en 1941 sufrió una cornada en Caracas.

El auge de Silverio -nos comenta Fernando Claramunt en su Historia Ilustrada de la Tauromaquia- como matador se inició seriamente con la faena del 5 de octubre de 1940 en San Miguel de Allende basada en pases naturales. Corta orejas y rabo. Siguen algunas cornadas y fracasos hasta que con el toro Pescador, de Piedras Negras, a fin de temporada triunfa en la plaza de "El Toreo". Continúa con un curso fluctuante, pero ya en figura del toreo consolidado su prestigio y fama para la temporada 1942-43 junto a los grandes. Armillita, Garza, el Soldado y Arruza"

Fecha memorable de su triunfal carrera es la del 31 de enero de 1943, en que realizó una magnífica faena en El Toreo a Tanguito, de Pastejé. Su toreo artístico y emocionante, se impone en las temporadas que siguen a su alternativa. Sus éxitos en El Toreo de México se repiten a cada nueva actuación. Llega a erigírsele una estatua a la entrada de la plaza.

En 1944 sufre una gravísima cornada por un toro de La Punta que le hiere en el vientre.

En 1945 marcha a España y no se acomoda con el toro español.  Su última feria es la de Gijón, cuyos carteles son de la máxima categoría. Deja de torear la famosa corrida de Beneficencia en Madrid, en la que estaba anunciado junto a Armillita, Domingo Ortega y Manolete.

"En las trece corridas de 1945 corridas en España -nos comenta Fernando Claramunt en su Historia Ilustrada de la Tauromaquia- cortó una oreja en Burgos que tuvo poca repercusión. En las demás tardes no hubo grandes triunfos. Es evidente que los resultados no correspondieron a su alta categoría y que las causas pueden ser más bien una constelación de factores que una razón única. Recientemente en una entrevista para Televisión Española, Silverio declaró que se alejó de aquella temporada de 1945 con el pretexto de unos trastornos de la visión. "Era un pretexto", resaltó Silverio con toda franqueza......................"Desconocimiento del toro español" seguro que no. Había toreado suficientes novilladas antes de la guerra civil, duras e incómodas. El toro de la posguerra, aunque con bastante movilidad, era más cómodo que el de años anteriores" 

En 1946 realiza una gran faena a Rabanero, de La Punta, en Irapuato, Guanajato, cortando dos orejas, rabo y pata.


En la temporada mexicana de 1945-46 se enfrenta a Manolete y cuenta por triunfos cada una de sus actuaciones.

Reflejo de ellas -escribe Daniel Tapia en su Historia del Toreo- son las líneas aparecidas en el Anuario Taurino correspondiente a dicha temporada mexicana:

"Silverio es, en su toreo, como una tolvanera: o sopla en remolino que ciega, o cae en polvo inerte al suelo. No es fácil ni en él frecuente el término medio, pero en el arte ¿para qué los términos medios?......Con Tirano, de La Laguna, realizó, al presentarse en El Toreo, una faena cumbre, que comenzó con la mano izquierda en varios naturales, y siguió después con sus personalísimos derechazos..........Con Cantaclaro, de Torrecilla, el día que confirmó la alternativa a Manolete, realizó Silverio otra formidable faena, en la que también empleó la mano izquierda, ligando los naturales entre sí y los naturales con el de pecho........Y fue en el mano a mano que ambos mantuvieron en la nueva plaza de la Ciudad de los Deportes donde Silverio, con el toro Barba Azul, de Torrecilla, después de haber sufrido impresionante cogida, se creció, realizando una faena de grandioso dramatismo.........Por último, el día de su despedida, con Campanero, de La Punta, volvió a dar una lección de temple y de ritmo....."


Don Tancredo escribe sobre la actuación de Silverio el día que hizo Manolete su presentación en México:

"Silverio realizó en esta corrida una de sus más grandes, emotivas y plásticas faenas, quizá la mejor de todas las que le hemos visto en la plaza metropolitana...................Silverio toréo con la derecha y con la izquierda, sobresaliente en su trasteo , cuatro naturales y un forzado pase de pecho portentoso, así como pases de costadillo y medios pases girando, que tuvieron una suavidad de ensueño y un ritmo indescriptible. Sus derechazos fueron como los mejores que haya instrumentado en su vida, cambiándose varias veces la muleta por la espalda, en la misma cara del burel. Cuando tenía la arena cubierta de sombreros y abrigos, y en los tendidos desbordábase la ovación, atizó una estocada honda que mató sin puntilla, y la apoteosis silverista fue coronada con la oreja y el rabo de Cantaclaro, dianas, dos vueltas al anillo y la triunfal salida a los medios para agradecer los aplausos"

A partir de 1947 -según Enrique Guarner- se inicia su decadencia. Pero daba de vez en cuando -nos comenta Fernando Claramunt en su Historia Ilustrada de la Tauromaquia- enormes tardes de toros. El 11 de noviembre de 1945 junto al Estudiante y el Soldado realiza una gran faena a Tirano, de la Laguna. En la inolvidable presentación de Manolete, el recuerdo del recibimiento al toreo cordobés y la actuación artística del Monstruo no deben impedirnos recordar que allí mismo Silverio Pérez cortó las dos orejas y el rabo por su faena a Cantaclaro. También cortó orejas y rabo de Barba Azul, de Torrecilla, en el mano a mano con Manolete en la "México" el 16 de febrero de 1946, en tarde llena de pasión.

El 2 de febrero de 1947 sufre una cornada en el vientre por el toro Hormigo, de Coaxamalucán. El 16 de marzo de ese mismo año, en la plaza "México", anuncia su retirada de los ruedos. Reaparece, sin embargo, en Morelia. Michoacán, el 2 de noviembre de ese año.

El 18 de junio de 1950 es corneado en el muslo derecho por un toro de Guayabita en Maracay y es herido nuevamente en el muslo derecho el 17 de diciembre de ese año en Guadalajara, Jalisco, por un toro de Pastejé.


Se retiró definitivamente de los toros en la plaza de El Toreo, el 10 de marzo de 1953, con toros de Torrecilla, y volvió a ser Armillita el que le cortó la coleta. 

Falleció en su Méjico natal el 2 de septiembre de 2006.


El propio Silverio escribió un interesante artículo sobre el miedo en la revista Siempre, del que elijo algunos pasajes:

"Yo empezaba a sentirlo inesperadamente...............Lo sentía llegar cuando menos pensaba en él...............Llegaba en forma de escalofrío y me engarrotaba los músculos...............No te imaginas lo que es presentir el olor de la anestesia y sentir que por las piernas resbala la vida.............Yo nunca acepté mi miedo............Pero de repente, llegaba aquello y entonces terminaba mi voluntad. Me aplanaba sencillamente............Impotente contra el miedo tuve que torear muchas tardes.............El miedo es cosa terrible, compadre. Y peor todavía es el miedo de tenerlo..............Yo tuve siempre miedo de tenerlo. Y tuve también miedo puro sin complicaciones. Un miedo tan espantoso que muchas veces me obligaba a buscar la cornada para olvidarlo en los vapores de la anestesia. A veces la muerte misma hubiera sido un alivio"

En la primera temporada española, en el año 1945, tuvo Silverio miedo a tener miedo y presentó un parte médico para ausentarse de la plaza de las Ventas, objetando una crisis nerviosa y asegurando a los facultativas que veía doble..............Le contaba la historia Silverio a su compadre Cantinflas de vuelta a Méjico. Medió en la conversación un camarero con una bandeja de canapés. Sólo quedaba uno en el plato, así que Mario Moreno le dice:
-Mano, ya que usted ve doble, coja el canapé que no existe y yo me como el verdadero.


El torero madrileño Manuel Escudero, en conversación con Fernando Claramunt, comenta:

"Toreé varias veces con él, en España y en México.........Silverio.....qué te voy a decir de él. Es un genio, tiene muchísima personalidad, pero, ojo, hay que verlo allí, en su tierra, con su gente. Aquel ambiente transforma a uno. Silverio, muy buena gente, muy buena persona...........Muy artista; llega al público todo lo que hace. Pocos toreros han salido tan artistas y con tanto sentimiento, de eso puedes estar seguro"


Fernando Vinyes, en su libro México, diez veces llanto, escribe:

"El Compadre es el ídolo taurino con más arraigo e implantación popular en México, incluso le han erigido monumentos en vida. Como Garza, quiso ser boxeador y ambos se encontraron en el ruedo en lugar del ring........Desde siempre el público le apoyó y Armillita le apadrinó la alternativa en 1939. Antes había venido a España a hacer campaña y se encontró con grandes éxitos, con Manolete y con la ruptura de relaciones. Volvió a México enamorado de España y con el toreo de Domingo Ortega en la retina. Silverio no ha sido torero de grandes faenas, fue torero de "faenones", de pincelada profunda, de sinfonía densa y alada. Desde el novillo de Atalanga que le valió la Oreja de Plata en 1936, hasta Escultor, ha hecho pasar a la historia a Pizpireto, Peluquero, Mosquitero, Pescador y Cocotero.........La faena a Tanguito, de Pastejé, es caso aparte. Es la más unánimemente cantada de todas cuantas se han hecho en la plaza El Toreo. Toda la faena tuvo un temple inverosímil, fantasía, hondura y onirismo..........Los reportajes cinematográficos de la época, en blanco y negro, han conservado la faena inmortal del Faraón de Texcoco, vestido de perla y azabache en crucetas, con toda su intensidad y embrujo........"


"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX. Segundo cuaderno. En el número 4 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pg. 21, escribe:

"Había estado de novillero en España, en 1936, antes de la ruptura. Y volvió con gran fama de su país en 1945; fama que no confirmó porque una enfermedad a la vista se lo impidió. Toreó poco y mal. Lo que no impide que, en estas breves líneas, no acatemos la jerarquía alcanzada entre los suyos. Era hermano de Carmelo, fallecido en Madrid."


Cossío en su obra Los toros escribe:


 " La fama de sus actuaciones llegaba hasta España y no debía ser hiperbólica. Se hablaba de un torero genial, de personalidad arrolladora, y de perfección increíble en la realización de las suertes. Faenas y lances suyos habían quedado en la memoria de los que se los vieron practicar e incorporado su arte a la historia del toreo mexicano en las más brillantes páginas..................Es valiente y su toreo se distingue por la quietud y temple de su estilo.......................Tan sólo en detalles y lances sueltos pudieron comprobar los aficionados (españoles) la verosimilitud de la bondad y arte de su toreo"

"En efecto, añade Fernando Claramunt, en sólo trece corridas, tras las cuales Silverio decide interrumpir la temporada (en España). No vieron mucho los públicos españoles. Domingo Ortega lanzó su sentencia, preocupado y admirativo: "Se va a quedar inédito"
 

Daniel Tapia, en su Historia del Toreo, escribe:

"Su toreo con la derecha, su trincherazo, será difícil que lo mejore ningún diestro................Se ha dicho de Silverio que es un torero corto. También se dijo de Belmonte. Cierto que Silverio no pone banderillas, cosa rara en un diestro mexicano, pues la mayoría de ellos, si no todos, han dominado esta especialidad; cierto también que no se distingue matando, y sin embargo ningún torero como él ha sido capaz de despertar tanta expectación y un entusiasmo parecido. Ello se debe a su toreo personalísimo, a su temple, a su extraordinario valor e inconfundible estilo. Con la capa torea muy bien por gaoneras y chicuelinas. Sus pases con la muleta, extraordinariamente templados y ceñidos, tienen un sabor y un dramatismo incomparable y ponen al rojo el entusiasmo del público"


Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:


Silverio Pérez. Llamado Faraón de Texcoco. Es uno de los más grandes toreros que México ha dado a la historia…………..Su hermano Carmelo Pérez fue un torero genial y revolucionario al que un toro partió –literalmente en dos, en la plaza de México, y a consecuencia de tan brutal cogida falleció en Madrid……………Era Silverio un torero valiente de temple asombroso, elegantísimo estilo y acusadísima personalidad………Enseguida se convirtió en el torero predilecto de la afición mexicana…………Es tal el entusiasmo que provoca su arte que llega a erigírsele una estatua a la entrada de la plaza. Su toreo con la derecha y su peculiar trincherazo no han sido superados jamás”



Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:




Silverio Pérez. Torero de la clase de “geniales” y, por tanto, grandioso en ocasiones, anodino otras veces, desconcertante e incomprensible casi siempre. Dicen que es sumamente supersticioso y ello tal vez explique sus tremendas desigualdades que, sin duda, obedecen a estados de ánimo momentáneos de su espíritu. De que es un gran torero cuando el aire le sopla, no cabe duda. En Méjico, su patria, está considerado como el “as” de los indígenas en la actualidad. Es el que cobra más, el que más apasiona. Su competencia allá con “Armillita Chico”, torero más antiguo, más igual y más completo, a quien sus partidarios llamaban el “Joselito mejicano”, fue una competencia a sangre y fuego…………Los “silveristas” proclamaron a su ídolo el “Manolete azteca”. Y la pugna surgió, feroz, sangrienta…………Silverio es un torero que está considerado en su país, sindicalmente, como de “clase especial”; artísticamente se le califica como de “clase excepcional”
 


 Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

"Llamar Faraón de Texcoco al torero es algo más que una expresión feliz , con posibilidades publicitarias. Alude a la naturaleza "no occidental" de una parte, la más misteriosa, de la personalidad de Silverio. La que tiene que ver con el "duende" de los gitanos, los "egiptanos", venidos probablemente de la India................¿Emociones de misterio y de sonidos, ancestrales, ocultos? En todo caso hay algo de no occidental en ese sentimiento que al pueblo llega y al gramático se le escapa, porque no hay palabras......................El auge de Silverio se inició seriamente con la faena del 5 de octubre de 1940 en San Miguel de Allende, basada en pases naturales. Corta orejas y rabo..............El 31 de enero de 1943 realiza la ya legendaria faena a Tanguito. Ruano Llopis ha reflejado en un muletazo por alto los comienzos de la faena. Viste el torero alamares negros sobre fondo blanco. Discuten los aficionados mexicanos si aún fue mejor la faena de Cocotero, de Torrecilla, el 28 de marzo del mismo año e incluso la del 13 de diciembre del año anterior con Mosquitero, de San Mateo.............................Silverio es ante todo un estilista, aunque a su modo y manera. Parece contradictorio que el estilismo se exprese despatarrándose o encorvándose en exceso, agarrotado, con la cabeza metida entre los hombros. Usaba poco la mano izquierda con la muleta..............La calidad mucho más que la cantidad. Silverio declara que en sus veinte años en activo, entre novilladas y corridas no llegó a las 500 actuaciones, para a continuación remachar que prefería la tranquilidad al miedo, la paz al combate............Barroco, de un barroquismo muy mexicano, que convierte a Silverio en el más representativo de los matadores de su tierra...................Su influencia en el toreo posterior parece evidente. En el lance, verdaderamente sentido, de un torero de hoy pueden estar presentes todos los maestros y creadores que vivieron y torearon antes. Todos..............y Silverio"



El mismo Fernando Claramunt, en su Historia del arte del toreo, escribe:

"Silverio Pérez, de Texcoco, se doctora por "Armillita" el 11 de diciembre de 1938 en la capital mexicana. Este diestro, como Alfonso Ramírez "El Calesero", pertenece a otra época si miramos la historia desde España, pero se halla de lleno en la Edad de Oro del toreo mexicano.........No se puede hablar de Silverio como de los demás toreros. Se ha querido ver en él al heredero del alma ancestral del indio mexicano; siendo tan indígena, es a la vez hondamente hispánico y sabe unir dos talantes con calidades nuevas e insospechadas. Lo de "Faraón" es mucho más que una frase publicitaria. Torea con el duende de Texcoco, que nada tiene que envidiar al de "Cagancho" y "Gitanillo de Triana". Distinto, pero duende. Está en España en 1935 y actúa en 16 novilladas alternando en Barcelona con Rafael Ortega "Gallito" y Mario Cabré. En Madrid comparte cartel con "Manolete", por dos veces en la plaza madrileña de Tetuán de las Victorias. En 1936 colabora con los hermanos "Valencia" en la escuela taurina de Fuencarral hasta el comienzo de la guerra civil.........En 1938, "Armillita" le da la alternativa en Puebla, confirmándola en El Toreo el mismo padrino el 11 de diciembre. En 1943 realiza la faena más célebre de su vida con "Tanguito de Pastejé". El pintor Ruano LLopis lo ha inmortalizado muleteando con la derecha, vestido de gris perla y azabache. En 1945 torea trece corridas en España. Toma la palabra Silverio Pérez en Villa Silvita, Texcoco, junto al autor de este libro:

"En Burgos corté una oreja. Mi feria última fue la de Gijón en carteles de máxima categoría. Estuve rezando toda la mañana y cuando todos creían que era para que me salieran buenos toros expliqué que pedía a Dios que siguiera lloviendo y se suspendiera la corrida. Me impresionó ver a Manolete y Arruza arrimarse de una manera desusada todas las tardes. Por motivo de una enfermedad de la vista me caí del cartel de la gran corrida de Beneficencia en la que estaba anunciado junto a Armillita, Domingo Ortega y Manolete"

En su país tiene tardes afortunadas y sufre graves percances. La despedida definitiva tiene lugar en la plaza México de la capital el 10 de marzo de 1953. Las aportaciones son de orden sentimental y pasional, imposibles de analizar. Es cierto que apenas dio naturales con la izquierda, pero su arte con la derecha electrizaba al público. Le dio merecida fama su trincherazo. Así lo explica en Texcoco, en su finca Villa Silvita, con tequilazos como Dios manda:

"El trincherazo yo lo aprendí de Domingo Ortega, pero me lo adapté y me lo hice más sabroso. Con la capa me especialicé en la chicuelina. Me gustaba ese quite hasta que un toro me dio maroma y dejé de dar chicuelinas. Yo creo que la crítica y la afición se excedieron conmigo en amabilidades y elogios. Lo del pasodoble de Agustín Lara fue un capricho suyo, porque hizo la letra y la música. No sé por qué me llamaría "Tormento de las mujeres". Me agrada que dijese que por verme no cambiaría ni por un trono su  barrera de sol. Me llama Monarca del Trincherazo, torero torerazo, azteca y español. Es lo que dice el pasodoble. Quiero aclarar que tuve un abuelito asturiano que vino aquí y enamoró a mi abuelita mexicana. Por eso tengo esta cara y este temperamento. "Manolete" y mi maestro Armillita fueron muy grandes toreros y amigos inolvidables. Diga usted en España que guardo muy buen recuerdo de mi estancia allá. Y no sé por qué me dice usted que me estoy bebiendo su tequilita. ¡Ay Chihuahua, pues es verdad! Perdone, pero mañana le invito a comer otra vez con su familia. No nos ha dado tiempo a hablar de toros"


 
Guillermo Sureda, escritor taurino, al final de su ensayo sobre Carlos Arruza, afirma:


 "Tal vez el torero de más clase y personalidad que haya dado México sea Silverio Pérez; pero este torero es, para los españoles, inédito. En España no respondió a su alta categoría. Muchas fueron las causas del aparente fracaso de su gira: malísima administración, complejo de inferioridad del torero, desconocimiento del toro español, etc. No obstante, es un torero de una clase extraordinaria, esto es indudable"




Enrique Guarner se declara "silverista":

"Fue un torero muy corto, pero superaba a todos al interpretar unas cuantas especialidades, como la chicuelina, el ayudado cambiado por bajo y el redondo con la derecha. En otras palabras, Silverio Pérez fue ante todo un estilista con mucha personalidad y por ello la gente se le entregó, siendo el torero mexicano más querido después de Gaona, Ortiz y Balderas"

Guillermo H. Cantú escribe:

 "Se le ve llegar a la plaza de seda blanca bordada de pasamanería negra, rezar en la capilla y percibir el olor de la enfermería próxima. Ante el toro se enfrentará con aire impasible, sin tomar demasiado en cuenta el heroísmo y los alardes, con dejadez -convertida en virtud- al servicio de una concepción artística más que dominadora o luchadora. La búsqueda de lo estético es antes que todo lo demás. Originalidad. Personalidad. Temperamento. Deliberada lentitud.Talento y pura intuición. Modales suaves. El toreo y la vida como una melodía. No ignora los preceptos clásicos de la Tauromaquia pero los interpreta y si en ocasiones estorban, prescinde en algún momento para dar suelta a su sentimiento. La de Silverio es una interpretación del toreo hermosa, imaginativa y fresca"



El mexicano Isaac Quiñones, lo recuerda y conceptúa de esta manera:

"Silverio Pérez es el único torero mexicano, que ha sido capaz de imprimir a su toreo un sello muy particular, que es el del sentimiento indígena. Silverio toreaba como ningún otro. Podría haber sido miedoso, que de hecho lo era y esto acrecentaba sus logros. Podría haber sido lo que ustedes quieran y digan, pero su estilo era muy de él, muy de Silverio, y esa manera de hacer el toreo, conectaba de inmediato con el tendido, y ahí están los testimonios escritos en donde se le encumbra como a el Gran Faraón del Toreo"

El también escritor mexicano Ramón Macías Mora, en su libro El signo de la fiesta, escribe:

"Por supuesto que otras opiniones definen a Silverio como a un personaje, al que su humildad y el sentimiento que provocaba el haber sido hermano del malogrado Carmelo, inspiraba la solidaridad del aficionado, sobre todo el de los tendidos cálidos. Por cierto, hay quien afirma que el auténtico creador del toreo a la mexicana fue Carmelo, y el propio Silverio lamenta que el público de México no haya sabido aquilatar el quehacer del diestro, considerándolo incomprendido..................Silverio afirmaba que la inspiración que él tenía, correspondía a las figuras del español Domingo Ortega y del Maestro Fermín (Armillita chico)...................Silverio Pérez fue inmortalizado en la letra del pasodoble que dedicó a su persona el músico poeta Agustín Lara. El pasodoble Silverio es uno de los más tocados en las plazas de toros de México y tal vez el que mayores versiones y arreglos tenga"

Carlos Septién, conocido por el pseudónimo de "El Tío Carlos", escribe:

"Aquello no era alegre, ni variado, ni gracioso, ni perfecto; era profundo, hondo, entrañable, como profundas son también las mezclas misteriosas de la raza. Era una sensibilidad preñada de oscuros atavismos mágicos que se volcaba tumultuosamente en las formas del toreo hispánico. Como ocurre en la arquitectura, en la música, en el amor de estas tierras..................Dolor y goce de alumbramiento en cada muletazo de Silverio. Si Garza es el drama de la voluntad, Pérez es el drama del alma"



El mismo Carlos Septién, refiriendose a la ya mítica faena de Silverio a Tanguito, el 31 de enero de 1943, en El Toreo, escribe:

 "Trastornando las actuales dimensiones del toreo..........Alargando hacia lo inverosímil el tiempo.......esa muleta de Silverio, que se alarga eternamente hacia la derecha............Rompió con Tanguito las leyes del toreo. Pero no como un anarquista del falsificado modernismo..................., lo hizo por la vía de la exaltación personal..................Con la certeza, no del que está violando o destruyendo normas, sino de quien ha descubierto otras leyes superiores a las cuales subordinar su arte; las leyes del mundo creador, libre y poético de la fantasía..................Con este Silverio Pérez, producto de un pueblo al que se le han negado y obstruido todos los caminos de lo heroico excepto el del toreo, se inicia la época del toreo como fantasía. Y la escuela mexicana paga con creces su deuda al toreo universal entregándole el mensaje de este indio de Texcoco, largo, huesudo, desangelado y genial"



El mexicano Isaac Quiñones habla con el escritor, también mexicano, Ramón Macías, sobre la faena realizada por Silverio a Tanguito:

"Mira, yo esa corrida la recuerdo perfectamente bien................Pero eso de Tanguito, fue inverosímil las verónicas que pegó primero Silverio, no recuerdo si fueron cinco o seis verónicas, luego el quite por chicuelinas que hizo.........y lo que es memorable, es ese triiiiiiiiiincherazo, y ese firmazo después...........y luego su faena fue ¡maravillosa!, fuera de lo común de como toreó Silverio...............empezó su faena, después del firmazo, levantando el brazo casi a la altura de la cintura.......y pegando esos derechazos que parecía que no se terminaban nunca en la vida...........eran faenas de seis o siete muletazos cada serie.........fuera, fuera, fuera de serie..........y luego decían que no sabía torear con la izquierda......daba unas tandas con la izquierda que ahí quedaron........decían que con la izquierda no más toreaba Manolete............A mí me dejó una gran emoción.......una cosa tan fuera de lo común.............Todos queríamos ser como Silverio y...........Silverio dejó una escuela, es el único torero que ha dejado una escuela mexicana clásica"

Néstor Luján, en su Historia del Toreo, escribe:


 "Silverio Pérez apasiona a México, desde 1938 a 1946. Y solamente en Méjico se ha distinguido, porque las corridas que toreó en España, en 1945, fueron muy deficientes........Ello, sin embargo, no nos impedirá reconocer su extraordinaria calidad. Sus derechazos dramáticos, sus chicuelinas lentas y agobiantes, su juego con la capa y muleta, tuvieron atisbos de indudable genialidad........Así como Manolete fue la superación clásica del posbelmontismo, Silverio ha representado la superación dramática del posbelmontismo dentro de una visión mejicana, sacudida, solar y apasionada................Silverio es, físicamente, lo contrario de Manolete; más bien bajo, de miembros toscos, una cabezota enorme, de una fealdad gorda y pesada -frente combada, belfo grueso, ojillos picantes, pelo rizoso-, tiene una escasa prestancia. Su simpatía fea y sonriente, se trasmuta en el momento de torear y parece que lo hace con los brazos magnéticos y dormidos, con el engaño enervado. Así sus derechazos, bien con las piernas aspadas, bien con los pies juntos, su trinchera insolente, recia y resaltada, y sus chicuelinas portentosas son los tres puntos cumbres de este toreo suyo antiacadémico, que posee un espasmo abrumador y sonámbulo. Su toreo contra el toro, pegado al toro, extenuado por el toro.......removió a toda la afición mejicana. Era su estilo un prodigio de impureza, una estilización de la congoja, una mímica obcecada por el dramatismo fatal..........La faena al toro Tanguito, de Pastejé, en 1943, tuvo un aliento épico, y la recordarán en México en tanto exista memoria de los toros"

 

José Alameda, en su libro El Hilo del Toreo, escribe:


"Silverio, cuando estuvo de novillero en España, vio a Ortega (Domingo) y quedó prendado de su arte...........De Ortega tomó la que puede decirse que es su suerte más definida, el trincherazo, al que imprimió otro acento, menos seco e imperioso, más suave y rítmico. Una diferencia: Silverio no pretendió nunca el dominio, sino simplemente hacer arte. Pero tuvo siempre una capacidad para el toreo por abajo, doblándose con los toros, que le hubiera permitido, de quererlo, dominar a mucho mayor número de ellos...........Silverio fue un torero ecléctico, como pocos he visto, pues junto a las cualidades que acabo de señalar, típicamente de torero cambiado, contrario, tuvo también el sentido del toreo natural. Toreo cambiado en su base, como lo denuncia su poca propensión al toreo con la izquierda en redondo, logró, sorprendentemente, con la diestra, enlazar las suertes tan templadamente y con acento tan personal, que su derechazo ha quedado para algunos, en Méjico, como prototípico. Y esto es toreo, evidentemente, de línea natural. Por ello señalé su eclecticismo"


Carlos Abella, en su libro De Manolete a José Tomás, escribe:

“Silverio Pérez: el primer faraón. Durante los años siguientes a su alternativa se sucedieron los éxitos deslumbrantes con las tardes de inhibición, lo que inspiró entre la afición mexicana su leyenda de diestro misterioso, capaz de la genialidad y de los más sorprendentes raptos de abulia. La afición hizo suyo su concepto taurino, admirando la hondura de su verónica, la capacidad para llevar a los toros embebidos en su fascinante mano derecha y sobre todo su identidad gestual, que acreditan una personalidad torera propia, sin parangón anterior…………..Silverio no se acopló al toro español y regresó a México sin haber conseguido confirmar su alternativa en Madrid, como era su deseo…………Además de “El Faraón de Texcoco”  se le llamó también cariñosamente “ El Tormento de las mujeres” y también “El Monstruo del Trincherazo”



Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"Pero sin duda, el fruto más sabroso y delicado del posbelmontismo ultramarino fue Silverio Pérez, hermano de aquel temerario mártir del toreo que fue Carmelo Pérez. Silverio fue dueño de un temple perezoso y un belmontismo adaptado a la personalidad del indio. Tuvo su corazón dividido. Admiró con igual intensidad a Domingo Ortega y a Belmonte. De Ortega coge el trincherazo, que en Silverio será lento y lánguido. De Belmonte todo lo demás. El temperamento de Silverio estaba más próximo a la indolencia trianera que al voluntarismo castellano. Cuando Silverio escondía la cabeza en el pecho y arrastraba la muleta por la arena, los tendidos ardían, como también se incendiaban con su capote vagabundo y desganado, lleno de despaciosidad..............Fue lamentable que un torero de tantísima categoría no fuera primera figura en España, y se lo había puesto fácil: conscientes de su calidad, empresarios y matadores le abrieron las puertas de nuestras plazas. Su debut en Madrid estaba previsto en la corrida de Beneficencia de 1945 con el siguiente carte: ocho toros de Galache para Armillita, Domingo Ortega, Manolete y él..............Pero como en sus primeras corridas en España no lo había visto claro, y le impresionó en exceso la vivacidad del toro español, se marchó a su país sin confirmar la alternativa. Ya no quiso venir más, ¡qué pena! Prefirió estar en Méjico cómodamente con su categoría de consentido de la afición mejicana. Imperdonable. Como tampoco se puede perdonar que, veinticinco años después, Manolo Martínez no fuera capaz de estar a la altura de su propia categoría en los ruedos españoles. Son las dos grandes figuras mejicanas que se han quedado inéditas en España.............Volviendo a Silverio, sus muletazos rotos a Tanguito, de Pastejé, en 1943, han quedado como modelo de faena inspirada"

Carlos Septién, conocido con el pseudónimo de "El Tío Carlos" comenta en La Nación la famosa faena de Silverio a Tanguito, el 31 de enero de 1943:

"Silverio rompió con Tanguito las leyes del toreo...................y lo hizo por la vía de la exaltación personal; con el orgullo humilde de quien cumple la exigencia de volcar un ritmo intenso cada vez más claro, cada vez más imperioso................Silverio el de Tanguito es el artista que dominada la técnica, vencida la angustia, encuentra en el arrebato la expresión de un sentido único, entrañable del toreo"

Tal fue el impacto social de esta faena que Agustín Lara le escribió un pasodoble que todo México cantaba. El 14 de febrero volvió a estar importante con el toro Caraba, en una corrida mano a mano con Lorenzo Garza. "El Tío Carlos" escribe: "La muleta de Silverio debe ser objeto de un urgente examen médico que descubrirá cosas fantásticas. Porque esa es una muleta viva; es un organismo. Y en el examen habrán de aparecer venas y nervios, sangre y palpitaciones, vida y sentimiento................¿Que fue una faena derechista? Innegable.El día que Silverio toree con la izquierda como lo hace con la diestra habremos de ir a verle de rodillas"

Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"Y hubo en México la chicuelina más alejada de Sevilla, la de Silverio Pérez, baja de manos, de emoción casi excavada en profundidad de un acento indígena, prehispano"

Robert Ryan, en su libro El Tercio de muerte, escribe:

"Sin llegar a la circunferencia completa, ni con intención de hacerlo, Silverio Pérez, con distancia y medida, su muleta a rastras, fue un precursor (del pase circular), que prolongó en arco la profundidad de su pase natural con la derecha; Silverio, en El Toreo, el 31 de enero de 1943, la tarde de su faena cumbre (ante Tanguito)"



A su muerte, el torero Jesús Solórzano, comenta:

"Silverio fue un torero patético, tocado por Dios, dueño de un sentimiento único. Toreros de esta expresión tan profunda ha habido muy pocos: Juan Belmonte, Manolete, Silverio, Rafael de Paula y David Silveti en su última etapa"



Delgado, de goma elástica,
con otra luz y otra plástica
vino el torero de México
con su novedad de léxico
y su sabor de onomástica.

Gerardo Diego


¿Y Arruza; si se alquitara
su sangre, si no su cruz,
¿no es toda nuestra esa cara,
"veni, vidi, vinci", Arruza?

      Gerardo Diego






















César Jalón, en su libro Memorias de Clarito, escribe:


"El toreo mexicano cuenta una espléndida y castiza tradición banderillera. Data de Gaona, que se miró en Fuentes como éste en Lagartijo................Y hoy, 18 de julio de 1944, Carlos Ruiz Camino, Arruza de tercer apellido, marca con piedra blanca su presentación en los fastos históricos del segundo tercio...........De los siete pares de banderillas del artista mexicano, seis se consuman por el mismo modelo...............El mismo punto de sazón. La misma vereda. Análogas pausas. Igual cruce y salida del atolladero. Y sin embargo, cada uno más nuevo, más justo, de más punzante emotividad. Arruza, alto, lánguido, llama desde largo. Echa a andar despacio. Los brazos llevan poco a poco el compás del paso lento, mientras se abren y cierran como unas alas tórpidas. De arriba abajo, de abajo arriba, abren y cierran la simulación del par....................Y cuando llega a la cara del enemigo, a sus astas, al abismo de vida o muerte siempre abierto entre las astas de un toro bien armado, entonces -¡santo Dios, qué reacción!- se para y endereza la figura. ¡Pero cómo y en dónde se para: de frente y en la frente enemiga! Entretanto sacados de debajo de la faja, suben los brazos juntos, como en una plegaria hasta dar en el azul del techo y descienden, siempre juntos. Los palos se hunden que ni plantados sobre la yema del morrillo por la ley de la gravedad. Unidos. Rectos. Hondos. Muy avaros del sitio, para que a su lado florezcan y cuajen luego en ramillete los siguientes. Sin lado derecho, ni lado izquierdo- sino a costa de un levísimo cuarteo -, es imposible apretura mayor dentro de una tal facilidad. La cita, el avance, la parada, el cuadrar y clavar y zafarse de la bizarra figura, adquieren una gallardía impresionante. El público -y el cronista- reviven por la gracia de este mexicano, imbuido de tradición banderillera, un pasaje arrancado a la belleza secreta y lejana del toreo de antaño............................De la sorpresa al estupor, del estupor al entusiasmo, la multitud echa a volar sus pañuelos: "¡La oreja! Esto vale una oreja!" pronuncia el clamoreo..................La propina del séptimo par introduce una variante: avanza a la carrera, adornada de las curvas de una bicicleta con la rueda loca. Aun cuando la reunión y alza de los palos provoquen un clamor más, el par vale menos e incitará al remedo: manantial de los modernos pares bicicleteros.......................Toda la revolución la han promovido los racimos de pares de frente, clavados en la afición madrileña, que desfila gesticulante ilustrando su comento con los brazos, como en una plegaria"















"Comencé a pensar en crear un pase nuevo, en el cual presentaría al toro sólo parte de la muleta por detrás del cuerpo, como en la gaonera se le presenta sólo parte de la capa. En el tamaño reducido de la muleta veía la dificultad y el interés de este pase"


                                                                                                                                        Carlos Arruza





"La arrucinas de Arruza son el testimonio de la presencia en los ruedos de un anarquista del toreo"





                                                                                                                José María Vilapellecín

                                                                                                                 El Ruedo, junio de 1945


"El pase del péndulo lo ejecuté por primera vez en España, la temporada de 1951, de manera impensada, cuando al citar con la derecha sentí que el toro me venía muy vencido"





                                                                                                                                       Carlos Arruza






Carlos Ruiz Camino Arruza nació en Ciudad de México el 17 de febrero de 1920. Es hijo de españoles y sobrino-nieto de León Felipe. Su padre, gran aficionado, le llevó en 1933 a ver una corrida y desde aquel momento decide ser torero.

Recibe lecciones de Frascuelillo y de Samuel Solís.


 Tomó la alternativa en la plaza de El Toreo, de la capital mexicana, el 1 de diciembre de 1940 de manos de Armillita Chico, que le cedió la muerte de Oncito, de la ganadería de Piedras Negras, que le hirió al entrar al matar. Se sume en un bache y llega a España en 1944, resuelto el pleito entre los toreros españoles y mexicanos.

Confirmó la alternativa, de manera triunfal, en Madrid, el 18 de julio de 1944, actuando de padrino Antonio Bienvenida, y siendo testigo de la ceremonia Morenito de Talavera. Se lidiaron reses de Vicente Muriel. Los periódicos, en grandes titulares, airearon su triunfo, el triunfo del primer espada mejicano que en España se había presentado desde el año 1936.


"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX. Segundo cuaderno. En el número 4 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, págs. 31 y 32 y 101 y 102, escribe:


"Cuando vino a España en 1944, arreglado el pleito, no traía, en verdad, gran cartel mejicano. Pero al presentarse en Madrid y en Barcelona, lo hizo con tanta voluntad y alardes de valor, que levantó una auténtica polvareda, colocándose en uno de los mejores puestos de la primera fila………Con toreo de los que se meten dentro del toro, con las taleguillas manchadas o hechas jirones, con la ejecución de los lances en terreno inverosímil, con sus prodigiosas facultades de banderillero, Carlos Arruza llegó a las masas como pocos llegaron, y el arrucismo es una innegable manifestación del gusto de los públicos modernos……….En consorcio con Manolete, en competencia pacífica, sumó en 1945 108 corridas…………..Con el triunfo español revalorizó su categoría en Méjico. Ya creyeron en él. (.................) En su vuelta a España le vimos más sentado, con más técnica; pero ya transformado en un Arruza de segunda vuelta, y de segunda vuelta también en ilusiones y ansias de gloria. Visto una vez, gastada la expectación, los aficionados se daban por satisfechos y no se apresuraban ante las taquillas para la nueva salida. Un ejemplo: San Sebastián………Además, se cuida, o lo cuidan, con exceso. Los galaches, los bartolomés, los sánchezcobaledas, se los sirven a puñados, y lleven ustedes los nombres de las ganaderías predilectas a los cuadros de ganaderos sancionados, y comprobarán ustedes que es cierta mi afirmación del exceso de mimo……….En la temporada de 1951 se conformó con torear veinticinco corridas, con algún resultado lamentable, como el de la feria bilbaína…………….Carlos Arruza, no en España, sino fuera de España, se va de la lengua demasiado contra algunos toreros españoles. Está mal eso. Los toreros han de medirse frente al toro, entiendo yo…….Su actitud, pues, es censurable; como hay que elogiarlo, en cambio, por el decidido empeño que puso en la organización de una corrida Pro Monumento a Manolete, llevada a feliz término."



Daniel Tapia, en su Historia del Toreo, escribe:
"En la temporada de 1944-45 actuó en México, mostrándose valentísimo y dominador. Sus características de seguridad con los toros y enormes facultades quedaron nuevamente de manifiesto. En la plaza El Toreo tuvo actuaciones brillantes.............El 1 de enero de 1945 toreó en Puebla con Gitanillo, cortando dos orejas y un rabo a un toro de don Carlos Cuevas. El 7 del mismo mes repite en Puebla, y los días 11 y 28 son los últimos que actúa aquel año en El Toreo.........Terminada la temporada mexicana marchó otra vez a España, donde ha toreado en 1945 en todas las plazas importantes, consiguiendo éxitos rotundos y tan frecuentes como indican las siguientes cifras: El 31 de marzo hace su presentación en España matando toros de Clairac en la plaza de Castellón, cortando cuatro orejas, dos rabos y una pata.........El 2 de abril, en Barcelona, con toros de Murube, vuelve a cortar cuatro orejas, dos rabos y una pata, hazaña que repite en Valencia el 9 de dicho mes........En Sevilla alterna con Manolete y corta dos orejas. El 9 de mayo, en Valencia, corta cuatro orejas, un rabo y la pata. En Madrid actúa el 24 de mayo, con toros de Pablo Romero, a uno de los cuales le corta la oreja.........El 23 de junio, en Badajoz, corta cuatro orejas y dos rabos, alternando con Manolete y Curro Caro. En Madrid repite el 25 de junio y corta tres orejas............En julio torea hasta siete corridas con éxito en Valencia, y el 31 de agosto obtiene un triunfo grande en Barcelona, toreando mano a mano con Manolete y cortando dos orejas, un rabo y una pata..........El 4 de septiembre vuelve a cortar orejas, rabos y pata en Aranjuez. El 19 marcha a Lisboa, para regresar a España en seguida y actuar en Barcelona los días 23, 24, 25 y 26 de dicho mes..........Termina sus actuaciones en la península los días 6 y 7 de octubre, en que torea en Valencia con Manolete y Pepe Bienvenida.............."Largo y poderoso con capote, banderillas y muleta -copiamos del Anuario Taurino 1945-46-, Arruza es también un gran estoqueador. Llega con la mano al pelo y por eso corta más orejas que nadie"............Ha cortado en España, en la temporada de 1945, doscientas diecisiete orejas, setenta y tres rabos y veinte patas. Ha toreado ciento siete corridas, actuando tan sólo por dos veces en la plaza de Madrid"



Fernando Claramunt, en su Historia del arte del toreo, escribe:

"El éxito fue estruendoso. Le confirmaba la alternativa Antonio "Bienvenida" con "Morenito de Talavera" de testigo. El público pedía la oreja en el tercio de banderillas. Si en Madrid se llevó dos orejas, en Barcelona fueron cuatro, dos rabos y una pata. Hubo que ponerlo en todas las ferias y carteles de importancia. Su popularidad es inmensa y fulminante desde su aparición en España. Posee una simpatía personal arrolladora. Los gestos de caridad van de boca en boca, bien aireados por sus administradores. A diferencia de "Manolete", el rostro de Carlos siempre parece festivo. Se le ve a todas horas en la calle y en los actos públicos, va por todas partes estrechando manos y dando abrazos..............Era lo que necesitaban las masas. Y el antimanoletismo. Ahora creen que le pueden oponer un rival y le sacan coplas mortificantes pero pegadizas. El diestro mexicano, triunfador rotundo en su corta y densa temporada de 44 corridas en 1944, viaja en invierno a su país, donde no comprenden lo que pasa en la Madre Patria, y regresa a España en 1945............Ya es el rival de "Manolete" y su amigo, después de haber comido juntos una histórica paella valenciana" 


El año 1945 llegó a torear 108 corridas, cortando 219 orejas, 72 rabos y 20 patas. Destacan esta año las dos corridas que toreó en la Feria de Abril de Sevilla, en las que Arruza supo, dar a su modo -un poco deportivo según algunos críticos- la digna réplica a Manolete. "Dos taleguillas rotas", tituló la crónica que hizo Don Fabricio de la primera corrida de aquella Feria de Abril inolvidable..........Dos taleguillas rotas: las de Manolete y Arruza, por su dación completa al pundonor y a la hombría.


Triunfa en España y regresa a México en 1946, donde se le acepta, pero la explosión de madurez llega en 1951, cuando al regreso, otra vez de España, convence al público de México.

Las dos últimas corridas que toreó en España fueron las celebradas en Barcelona, el 28 y el 29 de septiembre de 1952.

En el año 1953 decide su retirada definitiva como matador, despidiéndose en la plaza  mexicana de Ciudad de Juárez, alternado con Juan Silveti y estoqueando a Mechudo, de La Punta.

Volvió a los ruedos en calidad de rejoneador en 1956, con dos grandes éxitos en la plaza México.


Falleció como consecuencia de un accidente de automóvil, en la carretera de Zitácuaro a  México, el 20 de mayo de 1966.



Néstor Luján escribe, en su Historia del Toreo, estos comentarios nada halagadores sobre su toreo:

"En julio de 1944, apareció Carlos Arruza. Arruza lo vulneró todo. Para Arruza no ha existido nada excesivo con los toros de estos años -blandos, suaves, fáciles-, lo ha hecho todo, sin que nada se le antojara grotesco o impuro. Su visión deportiva y musculada de la Fiesta, su limpieza aséptica en el adorno, el trasteo con la muleta, brutalmente acongojado, sin buscar otra cosa que la emoción, viniera por donde viniese y aunque bordeara el ridículo, han sido definitivo. Sus faenas de muleta apresuradas, fogosas, en donde cada pase era un quiebro, ............llenas de alardes casi risibles, no produjeron otra cosa que un estupor profundo. Arruza ha tenido como ningún otro torero, el don de producir una emoción arañadora y súbita con los pases menos interesantes..........No dio una verónica buena en su vida, pero fue considerado un gran torero de capa........Banderilleó generalmente por el costado derecho y de poder a poder, pero ha sido adjetivado como el banderillero más completo de su época. Toreó de muleta de una manera corta, con la posición de piernas más antiestética de la historia del toreo, pero ha sido catalogado como el segundo muletero de su tiempo. Mató entrando de lejos y rápidamente y dejando las más de las veces estocadas desprendidas, aunque fulminantes, pero ha quedado como un estoqueador clásico, cuando sólo era infalible. Y este torero ha sido, a pesar de todo esto, el hombre de triunfo más constante. Su personalidad lo ha superado todo; su fuerte sugestión para producir entusiasmo y la frescura fuerte y felina de su cuerpo, han sido el gran éxito de esta época.........................Ha sido el torero iluminado por la genialidad más difícil que se conoce, la voluntad de agradar y la más perfecta manera de expresarla. En esto ha sido genial como nadie.................quien ha logrado esto, no era un torero vulgar: era un hombre excepcional, como ha habido pocos en toda la lista del toreo"


José Alameda, en su libro Los heterodoxos del toreo, escribe:

"Veía en el área del toro resquicios por donde colarse, que nadie había visto. Y era muchas veces al terreno inusitado lo que le obligaba al hallazgo de la suerte insólita, para salir del aprieto. En este sentido, fue un heterodoxo irremediable. Y un torero personalísimo...............En eso era en lo que Arruza superaba a Manolete, que superaba a Arruza en tantas otras cosas................Ejemplo extremo el de Manolete, torero de economía planificada. Arruza, en cambio, creaba sobre la marcha su propia táctica, día a día y toro a toro..............Su imaginación torera infatigable era de índole dramática.................Mentalmente, Arruza conocía el toreo en toda regla, pero al llevarlo a la práctica se desbocaba. Metido en un compromiso con el toro y consigo mismo, tenía que salir del trance. Y salía siempre, con una fuerza de improvisación -imaginación- como pocos la han tenido. Y eso no es un valor puramente deportivo, es un valor torero. Si Arruza podía salirse de la regla era porque la conocía"


José Alameda, en su obra El Hilo del Toreo, se refiere a Arruza:

" como uno de los pocos continuadores, junto con Silverio Pérez, del toreo de Domingo Ortega, y en términos muchos menos críticos que los de Néstor Luján: "¿Arruza, torero deportivo? Eso sería, si acaso, en banderillas, porque una de sus especialidades era el par de poder a poder que se basa en las facultades física. Lo del sentido deportivo de su toreo fue cosa de José María de Cossío y se podría aceptar, aunque solo relativamente, en el sentido de había en Carlos Arruza una elasticidad, una intrepidez alegre, una fortaleza activa, que, al parecer, daban la razón a Cossío. Pero de eso a caracterizar con solo una frase a un torero tan considerable, media un abismo. Arruza tenía otros poderes. Sobre todo, una inventiva torera singular, no solo por su concepción de las suertes, sino por su visión de los terrenos. Veía en el área del toro resquicios por donde colarse que nadie había visto..........Creo que estos párrafos revelan el parentesco de Arruza con Ortega (Domingo), como torero no sujeto a suertes preconcebidas, sino a recursos propios, con que adaptarse a su circunstancia con el toro. Pero había pormenores más precisos. Por ejemplo, el toreo doblándose por bajo, arma de combate que indudablemente Arruza tomó en gran parte de Ortega, y que fue en su muleta de una técnica rigurosa y de un indudable poderío sobre el enemigo. Lo mismo que su forma de andarle a los toros y de cruzarse con ellos"



El mismo José Alameda, en su libro Los arquitectos del toreo moderno, Capítulo IV, escribe:


“Yo diría que la lección de Ortega no ha sido, sin embargo, bien aprovechada………….Se nos llena la boca al decir que hoy se torea mejor que nunca. Quizá. Pero con abrumadora monotonía. Porque otra vez hemos caído en el vicio de no valorizar, de no apreciar más que los naturales y los derechazos, toreo hermoso, pero no el único. Como los públicos no aplauden más que eso, los toreros, cuando no pueden torear en redondo, no intentan otra cosa, sabedores de que no han de agradecérselo. Lo cierto es que el toreo ha vuelto a reducirse, a limitarse………….Arruza, que toreó poco en redondo, demostró que por otros caminos y con otros pases también se puede ser un grande de la fiesta. Ha sido, con Ortega, el único que llegó a “figura” sin someterse al molde de la faena chicuelista. Corsario rebelde que realizó un toreo personalísimo, distinto al de los demás y por ello no siempre bien comprendido por los teóricos, que suelen equivocarse mucho más que los públicos. Arruza, dueño de una gran inventiva torera, les puso la muestra a tantos lidiadores faltos de imaginación que se dedican a copiarse los unos a los otros, repitiéndose monótonamente…………Nos sirve ahora para recordar que en el toreo hay algo más que las series en redondo y que atenerse únicamente a eso es reducir el toreo y encarcelarlo, aunque sea en jaula de oro.”



Fernando Vinyes, en su libro México, diez veces llanto, escribe:

"En Carlos Arruza se produce una dualidad curiosa: siendo mexicano, logró las máximas cotas de aceptación, cartel y gloria en España.........En México nunca se le convirtió en ídolo. Se le quiso, pero no tuvo el arraigo popular que hizo entrañable a Silverio, genial en sus "rarezas" a Garza, le dio aura romántica a Balderas y convirtió en sabio omnipotente a Armillita..............Arruza es el contrapunto de Manolete: es jovial, mexicano de raíz hispana, es el prototipo de sportman..........En el panorama español de 1945, Arruza frente al toro es omnipresente y desenvuelto, ciclón arrollador de simpatía y personalidad en los quites. Su farol de rodillas es explosivo, instantáneo y arriesgado. Con las banderillas es diferente a los demás, flexible, fuerte y atlético; llega muy cerca para clavar arriba espectacular y centelleante. Con la muleta somete poderosamente y sorprende en el adorno, variado en un concepto barroco y colorista de ejecución lineal y pragmática. El teléfono hace furor......., es un signo externo de riqueza que en España, entonces, no abunda. Con la espada es feroz. De todas las virtudes, muchas, de Arruza, la más destacada por encima de todas ha sido la precisión. Todos sus lances y muletazos eran justos y exactos, en el momento, en la dimensión y en el máximo riesgo..........Carlos era un aparato de relojería perfecto. Si un ejemplo vale, éste es el pase del "péndulo", una de las aportaciones al toreo, por encima de la misma "arrucina".........y que es un monumento al riesgo calculado y a la exposición.............El público mexicano fue cruel con Arruza en sus juicios, por su condición de criollo y triunfador en España. Al apelativo que le dio K-Hito en España de Ciclón Mexicano, el mordaz Carlos León, ácido, ingenioso y antiarrucista, respondió con una boutade fonética dolorosísima para el torero: "Arruza, el si-clown veloz"
Juan Posada escribe:

 "La afición lo necesitaba (a Arruza) para echarlo a pelear con el ídolo (Manolete). Los empresarios precisaban un renuevo taquillero. En julio de 1944, el mexicano Arruza debutó y triunfó en Madrid. Rompió la monotonía. La gran figura (Manolete) compartió responsabilidad con el azteca. Arruza, que en su tierra no pasaba de ser uno más, arrebató en España. ¿Por qué? Posiblemente porque los toros mexicanos, de suaves arrancadas, había que pulsarlos al límite. Los españoles, más acometedores, ayudaban más. Mejor aún para un torero atlético y espectacular como él. No hubo competencia, por otra parte imposible. Si más interés entre el público. Arruza gustaba al espectador poco exigente, saciado del torero del cordobés que, cosa rara, revalorizó su prestigio y sus dineros"

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

"Al término de la temporada de 1944, su fama está a la altura increíble de Manolete y los partidarios de uno y otro torero ponen una pasión en los tendidos y en la calla que no se había visto desde los tiempos de Joselito y Belmonte......................El diestro mexicano no quiso hacer el mismo toreo de aquella severidad y majestad tan cordobesas. Su dinamismo, enormes facultades y su gran conocimiento de los terrenos, le permitían constantes exhibiciones de florido repertorio de capa y de muleta, además de poner en pie a todo el mundo en el tercio de banderillas. Era de veras impresionante verle llegar con las manos muy bajas y clavar con absoluta precisión todos los palos bien erectos en el espacio de una moneda..................Los aficionados ortodoxos protestaban de que salvo como banderillero, todo lo demás era antitoreo, un espectáculo circense o deportivo y quisieron colgarle ese sambenito....................Le sobra valor, facultades, afición y simpatía. Tiene raras cualidades no exactamente taurinas. Flexible, ágil, incansable............Es una simpatía de nuevo cuño, irresistible, y un estilo juvenil, despreocupado y deportivo frente al toro.................Se arrima más que Manolete y sale con el vestido manchado de sangre de la res después de cada pase.............."No sabe manejar la capa", pero da, de rodillas, cuantos faroles le apetece................Con la muleta, también de rodillas, molinetes y adornos hasta popularizar el famoso "teléfono" con el codo en el testuz en "conferencias" de larga duración...................En una España saturada de "manoletismo", hizo un toreo "anti" en cierto modo, aunque tomó muchísimo de su rival y lo adaptó a su personalidad. "Antídoto del esteticismo dominante" crea un toreo crispado que enardece y gusta a todo el mundo...................No era sólo un torero largo, variado y desahogado frente a los pitones; existía en Arruza una preocupación estética que inicialmente usó y puso de moda el "feísmo", la despreocupación por la belleza y la majestad del lance, anteponiendo lo divertido.....................Las dos famosas dimensiones -dionisiaca y apolínea- terminaron fundiéndose en él"

El mismo Fernando Claramunt, en su Historia del arte del toreo, escribe:

"Se dijo que su toreo era deportivo. De alguna manera habría que llamarlo. En sus comienzos, lo suyo era el feísmo, sin gracia ni garbo, pero realizaba todas las suertes conocidas, el farol de rodillas, la gaonera y la chicuelina de la manera más antiestética posible, con rapidez y embarullado. Luego fue adquiriendo mayor arte con las telas. Tras su primer tercio frenético, y antes de que el público se repusiera, ya estaba clavando pares de banderillas con espectacularidad inaudita. Con más exactitud que pureza quedaban los palos, todos junto, en lo alto del morrillo. La gente bramaba. Venía entonces la faena de muleta echado encima del toro, manchándose de sangre el vestido de luces. Es verdad que a cabeza pasada, pero formaba una masa compacta con el animal. El público acababa destrozado..........Con la muleta en la espalda asomaba un pequeño trozo de franela y daba, de puntillas y forzando la figura, arruzina escalofriantes. De pronto se ponía de rodillas y ensartaba molinetes comprometidos, uno tras otro. Para reposar apoyaba el codo en el testuz y la cabeza en la mano, muy tranquilo. Así descansaba, como si hablara por teléfono. Con la espada entraba recto, sin titubear, eficaz y rápido para pasear orejas y rabo en triunfo............Los toros no eran grandes ni ofensivos, pero tenían movilidad y nervio..........Arruza no necesitaba que fuera su lote especialmente pastueño; hacía faena siempre, no defraudaba nunca. Él era la pareja de "Manolete", no Pepe Luis. "El Sócrates de San Bernardo", de tanto que sabía, se arrimaba de tarde en tarde, con tiento y precaución............Con las banderillas tenía mucha más calidad que él, sin término de comparación, Pepe "Bienvenida", que banderilleaba por los dos lados, sin correr de más ni dar saltos, sino con armonía y belleza en las suertes. Pero no transmitía a las masas la excitación nerviosa de Arruza. Lo mismo sucedía con Pepe "Dominguín", depurado artista del segundo tercio. "Morenito de Talavera" era excepcionalEl público pedía el vértigo de montaña rusa que proporcionaba Carlos Arruza. A Luis Miguel "Dominguín" no le gustó nada este torero; hacía muchas cosas del mismo modo que él y encima era mucho más simpático................La aportación del torero mexicana fue importante. Trajo el encimismo, (discutible aportación), que luego seguirían muchos diestros españoles durante generaciones. Pero nadie supo hacer el teléfono como él, ni dar arruzinas sin salir trompicado"


Rafael  Ríos Mozo, en su Tauromaquia fundamental, escribe:


"Arruza, en lugar de envanecerse con todos los elogios que se le dedicaron a partir de la confirmación de la alternativa en Madrid, procuró aprender de Manolete, que era la figura indiscutible de España, todo lo bueno que el toreo del cordobés contenía. ¿Lo consiguió totalmente? No, porque era muy dificil igualar a aquel monstruo; pero, según el propio Arruza, supo asimilar gran parte del mucho caudal que poseía el toreo manoletino...........¿Rivales? No podían serlo porque Manolete no daba cuartel a nadie, pero sí fue Carlos Arruza el torero que durante un tiempo dio de nuevo pasión, pasión sana y no prefabricada a la fiesta de los toros. Se hizo muy amigo de Manolete y no regateó sus elogios hacia el torero cordobés...........y también procuró, a semejanza del gran diestro español, darse todo entero cada tarde, en cada lance, en cada par de banderillas, en cada muletazo, en cada estocada..................Frente a la impasibilidad de un Manolete, quieto hasta el infinito, la impronta poderosa de Arruza dejaban y dejaron una huella inolvidable. Yo no fui ni de uno ni de otro, pero debo reconocer  que el espectáculo de aquella pareja era inconmensurable"


Carlos Septién, conocido con el pseudónimo de "El Tío Carlos", escribe:

"Hoy hemos contemplado la alegría taurina encarnada en Carlos Arruza. Alegría con la capa, con las banderillas, con la muleta. Júbilo desbordante que ha ahuyentado de la plaza hasta el menor sentido de solemnidad o de tragedia..................No es en detrimento del señorío de su toreo.................La muleta de Carlos es digna y fuerte cuando esto es preciso; que si se entrega a la delicia de sus travesuras es porque tiene bien sabido lo fundamental de su misión, que es poder con el toro....................La escuela del toreo contemporáneo iniciado por Manuel Rodríguez encontró en Carlos Arruza su más poderosa y rica expresión. El gran torero mexicano se quedó en el terreno de Manolete, lo estrechó más aún y desarrolló allí toda la variedad de los tres tercios y de todas las suertes del arte de torear. Con su retirada se cierra un capítulo definitivo para la tauromaquia.............................Arruza es el torero que tendió el puente conciliatorio entre la vieja y la nueva maestría"

César Jalón, en su libro Memorias de Clarito, escribe:

"La tarde del 20 de septiembre de 194 reaparece Arruza (en Madrid) en su nueva versión. En su versión clásica. Nueva aquí y desconocida en su patria, donde herido por el toro de su alternativa -año 1940- y eclipsado no lo conocen tal cual es, ni acaso lo conozcan del todo jamás...................Valiente, codicioso, arrollador -le apodarán ciclón- esta tarde torea y mata sus dos toros cuidando del estilo, del que vivirá descuidado casi toda su carrera. A cual mejor sus dos de Don Alipio, los torea él a cual mejor. Centrado, y cruzado si es preciso, despacio y con la holgura conveniente -que el encimismo y otros excesos no son de esta diáfana tarde-, bien cargada la suerte, la mano bien corrida, dos series de toreo al natural clasifican por su clase la doble y maciza labor. Y un comentario plural la define: "¡Ya está aquí el rival de Manolete!..........................Carlos Arruza, campeón numérico de la temporada, se proclama definitivamente el tercer hombre de la inigualada tríada azteca -Gaona, el más artista; Armillita Chico, el más extenso; Arruza, el más espectacular y arrollador-, a quienes ningún otro de su país les llega a los zancajos. Y el allí archifamoso Silverio Pérez, en su breve y huidiza asomada por aquí, menos que ninguno"


César Jalón, en este mismo libro, escribe sobre la "pretendida" competencia entre Manolete y Arruza:

"Lejos, por tanto, de la confrontación un estilo diverso u opuesto al de Manolete..................Hay, todo lo más, en Arruza un contraste, un contrapunto, un contraluz; un valeroso y atosigante "desorden, contorsionado y antiestético", contrafigura de la cuidada plástica -ritual de misa cantada- y orden académico con que Manolete oficia y entona sus arias.....................Disienten sin competir, forma y fondo; modo y figura. Manolete, alto, seco, mirado, molesto por una mota de polvo, por una greña, se atusa el cabello y reajusta el vestido como primera providencia al levantarse de un revolcón. Arruza, alto, esbelto, musculado, ágil, cimbreante............., con su bucle caído sobre su despejada frente y el delantero de la taleguilla tinto en sangre de toro..................Y cuanto al fondo, al sistema, mientras Manolete, una aguja catedralicia, gradúa para su toreo rectilíneo la corta distancia y aquilata la norma de sus ayudas solemnes; sus redondos redondeados y sus naturales perfectamente rematados al girar de su muñeca -que él entiendo clave del arco y meollo del toreo-, Arruza para su toreo ondulado invade el terreno; se cruza y entrecruza; recarga la suerte; se dobla y redobla como una anguila; se friega en la refriega; se vuelca en el toro; multiplica los pases, los adornos (el codo apoyado en el testuz simulando el teléfono, la arrucina, con el brazo sosteniendo la muleta por la espalda), los desplantes............No que carezca de mérito la labor tenaz y emocionante de Arruza.............no que deje de ser un interesantísimo toreo sui generis, precursor de un género aparte; pero ese su toreo, magníficamente definido en los Ensayos taurinos de Guillermo Sureda -"crispado, deportivo y congestionado"-, y su antiesteticismo no resisten comparaciones con el rigor estético y la perfección rigurosa de Manolete. "Arruza, torero de cintura; Manolete, torero de muñeca; si nadie puede negar -sentencia Sureda- que Arruza es un torero, nadie puede negar que no es torero"


El mismo César Jalón, Clarito ,escribe sobre una tarde de Arruza:
"Arruza reaparece en su nueva versión. En su versión clásica. Nueva aquí y desconocida en su patria.................Esa tarde torea y mata a sus dos toros cuidando del estilo, del que vivirá descuidado casi toda su carrera................Centrado y cruzado si es preciso, despacio y con la holgura conveniente, bien cargada la suerte , la mano bien corrida, dos series de toreo al natural clasifican por su clase la doble y maciza labor"


Guillermo Sureda, autor y escritor de tantas bellas páginas de la literatura taurina,califica el toreo de Arruza, en sus Ensayos taurinos, de "crispado, deportivo y congestionado" y concluye:

"Arruza, torero de cintura; Manolete, torero de muñeca; si nadie puede negar que Arruza es un torero, nadie puede negar que no es torero"

Santi Ortiz, en su libro Lances que cambiaron la Fiesta, escribe:

"Carlos Ruiz Camino, que así se llamaba -Arruza era el segundo apellido de su padre-, nació en México, aunque tenía ascendencia santanderina por vía materna..............Era criollo, y por más señas sobrino-nieto del poeta León Felipe...............Arruza fue el primer torero mexicano que pisó ruedos españoles tras la Guerra Civil, ya que hasta la temporada de 1944 no se solventó el convenio taurino con México, roto al comenzar la contienda. Y, a decir verdad, forma junto a Rodolfo Gaona y Fermín Espinosa (Armillita) la terna más señera que nos llegó de las tierras aztecas..............Su presentación en España -en Las Ventas- fue todo un acontecimiento. ¡Una apoteosis! Causó enorme sensación, sobre todo por su forma de banderillear al estilo clásico, andándole a los toros, cuadrando en la cara y "asomándose al balcón" sin llevar el par hecho de antemano. Formó un verdadero "lío". Los aficionados más modernos no habian visto nunca parear así y los de solera echaron mano del recuerdo para compararlo con Guerrita, Antonio Fuentes, Joselito, Gaona y tantos otros maestros del segundo tercio....................Arruza impresionó además por su electrizante valor, por los terrenos que les pisó a los toros, a los que lidió con aquel extenuante estilo suyo atlético y fogoso, de precisión extrema para sortear el derrote en el último instante. Y con la espada también estuvo implacable. Esta actuación madrileña, junto a la de Barcelona una semana después, constituyeron la incipiente ventolera de que la incisiva pluma de K-Hito bautizaría con acierto "Ciclón Mexicano"...............Con su forma de arrollar la razón y el vértigo de su toreo, considero a Arruza el antecedente más directo del "tremendismo", que haría furor en la siguiente década con Chicuelo II y Chamaco............. Un estilo del todo opuesto a la sobriedad manoletina"


Robert Ryan, en su libro El Tercio de muerte, escribe:

"Arruza, un diestro de expresión contraria a la de Manolete, sin embargo admirador suyo, le sigue en su toreo: pisa el mismo terreno, hasta renunciar a la estética por la emoción, avanzando un paso más hacia las astas del toro, la muleta aún más atrás en el cite, dando el muslo del espada con el hocico, con el pitón. En este terreno la arrucina deja de ser una suerte extraña, para entrar en un escalofrío muy próximo al del pase natural inverosímil del Carlos Arruza de los años cuarenta...............Nadie como Arruza ha toreado tanto, en menor espacio, con tan sólo un deje, como en la arrucina de sus últimos tiempos: brazo, muñeca y mano inmóviles, el pase ejecutado con la cintura..........."


"El pase cambiado por la espalda ejecutado por Granero la temporada de 1921, treinta años después se hallaba en desuso, cuando Carlos Arruza introdujo una variación suya, consecuencia de su manera de citar y de su sentido de lo repentino (el pase del péndulo).............Arruza ejecutaba el pase natural, el derechazo, suprimiendo la primera mitad del mismo; y ahi, con serenidad, llegó a cambiar el pase por la espalda, aprovechando la posición retrasada de la muleta, para ejecutar el cambio tan sólo con el brazo y la muñeca, la palma de su mano hacia atrás, con un movimiento que hacía flamear la muleta, guiando al toro por su espalda: una ejecución estática, que eliminaba el juego del busto y cintura característico al cambio de Granero..............Arruza, al encajar el péndulo en su repertorio, siempre prefirió ejecutarlo en corto, a unos pasos del toro, acorde con el mérito de los clásicos pases cambiados................Arruza llegó a ejecutar su pase del péndulo por el lado contrario, de derecha a izquierda, la muleta en su mano diestra, cambiando por la espalda el pase que, en el cite, prometía ser de pecho o de trinchera...............El pase del péndulo contrario, una vez marcado el cambio, al llegar a la reunión se asemeja al pase de las flores"

"Carlos Arruza, en su apogeo encimista, atropelló tanto la trayectoria del pase natural, y tan bruscamente, que llegó a una ejecución que desdibujaba la misma línea de la suerte, convertida la reunión en un choque de cuerpos................mientras el espada salvaba su equilibrio rematando el pase hacia afuera..............Años después, con aplomo, como en un ejercicio de geometría, Arruza llego a trazar el pase en línea recta, hasta invertir la mano hacia afuera, más por bajo, haciendo girar al toro brevemente hacia el lado contrario en el remate, creando del pase un alarde"


El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"El tercio de banderillas es suerte que han señoreado de modo cumplido los toreros mejicanos, destacando Gaona, Armillita y, últimamente, Arruza.........................Arruza, para mí el mejor después de Guerrita, sobre todo en el cuarteo. Llegaba con los palos bajos y derecho hasta un terreno increíble, y elevando los brazos, clavaba con gran gallardía, saliendo sin el menor aprieto de la suerte"

Guillermo Sureda, en su libro Tauromagia, escribe:

"Frente al toreo sereno, estático, estético, corto y lleno de prestancia y empaque de Manolete, Carlos Arruza hizo otro antiestético, alegre, largo, vitalísimo. Y lo hizo por dos razones: porque fue un torero de "oposición" frente al esteticismo imperante, frente a la subyugadora personalidad de quien estaba solo en lo más alto del toreo; y porque llevaba a cuestas una tremenda capacidad creadora, que todos -los arrucistas y los que no lo fuimos- hubimos de admirar. Su toreó huyó de la "ejemplaridad", porque no fue conformista, porque no estuvo basado en ningún tipo de plagio. Porque si Arruza se miró en Manolete fue precisamente para no imitarlo, para huir de su estilo absorbente. Carlos Arruza, lejos de eliminar sus cualidades personales, las exageró hasta lo indecible, consciente de que en ello radicaba su mejor éxito. Una anécdota nos refleja todo eso a la perfección. Me la contó el propio Andrés Gago, apoderado del torero mejicano. Toreaba Arruza por primera vez con Manolete, en Barcelona. De salida le dio al toro cinco o seis faroles con las dos rodillas en el suelo, lances que daba con una emoción encandiladora. Gago se le acercó a la barrera para decirle: "Carlos, aquí no están acostumbrados a esas cosas" Y Arruza le contestó: "Por eso mismo las hago"



Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:


Carlos Arruza. Mexicano, de fuertes raíces hispanas, mantuvo una bella competencia con Manolete. Su madre, Cristina Ruiz Camino, santanderina, era hermana del extraordinario poeta León Felipe………………Fue Arruza un torero vistoso y variado, valiente y adornado, y un banderillero excepcional. Toreó 60 corridas junto a Manolete. Bella competencia por la disparidad de estilos………..Carlos Arruza tuvo siempre más cartel en España que en México. Tras retirarse de los toros actuó como rejoneador………..Arruza es el primer jalón del venidero tremendismo……………………. Así lo juzga Clarito: Sabiendo hacer el buen toreo deriva a la descoyuntación y el efectismo. Hay en Arruza un contraste, un contraluz, un valeroso y atomizante desorden, contorsionado y antiestético, contrafigura de la cuidada plástica y orden académico-ritual de misa cantada con que Manolete oficia y entona sus arias”

Carlos de Larra, más conocido como “Curro Meloja”, en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:
Carlos Arruza. Artista decidido, dinámico, valerosísimo, suelto y de simpática apostura en el ruedo al llegar a nuestro suelo, tuvo en él la habilidad de asimilar rápidamente los mejores estilos del moderno toreo nacional, que lució como propios en las últimas corridas………Lo que trajo ya bien cuajado y le valió aquí más rápido renombre fue su gran arte de banderillero. Lo es magnífico, aunque con el defecto de no parear más que por el lado derecho y no dar demasiado franco el pecho al reunirse para clavar. A pesar de ello, resulta un rehiletero de enorme espectacularidad”



Carlos Abella, en su libro De Manolete a José Tomás, escribe:

“CarlosArruza: auténtico ciclón mexicano. Fue un auténtico fenómeno taurino. No ha habido un caso semejante en la historia del toreo de un éxito tan súbito y al mismo tiempo tan rotundo. Su importancia queda acreditada por la polémica que ha despertado su figura, pues mientras para unos no fue sino el primer torero tremendista, para otros era un gran técnico, pletórico de valor y de poderío, con un gran sentido de la comunicación con el público, porque Arruza “transmitía”, en vocablo de reciente implantación en el lenguaje taurino”




José Luis Suárez-Guanes, en su libro Madrid. Cátedra del toreo, escribe sobre la presentación de Arruza en Madrid:





Llega Arruza y vuelven los mexicanos………………….El 18 de julio de 1944 Arruza torea por primera vez en Las Ventas……….Se acaba de arreglar el litigio entre españoles y mexicanos………..Arruza en su tarde de presentación madrileña deja el impacto de un estilo nuevo de banderillear. Son nada menos que ocho pares de banderillas los que clava en lo alto del morrillo. Las ovaciones son ensordecedoras. No necesita ni del capote ni de la muleta para ponerse en la cima. Al término de uno de aquellos sensacionales tercios tiene que dar la vuelta al ruedo, caso inaudito y sin precedentes………..Carlos deja llegar mucho al toro y antes de reunir pulsa los brazos hacia atrás, saca éstos –rápidamente- de detrás de la cabeza y cuadra en la misma cara a un ritmo detonante. Hacer heterodoxo, pero que electriza………..Pero también con la muleta asusta Arruza. Es un hacer nuevo el que trae el mexicano. En sus memorias dijo que al alternar con Manolete en Portugal se dio cuenta que para competir con aquel “león” era necesario ser otra fiera…………En aquella corrida madrileña se empezaba a crear un estilo innovador: en encimismo mexicano, pero llevado a los mayores extremos. Los toros pasaban rozando las zapatillas del diestro y éste se manchaba hasta las medias de sangre, por no retirarse”





Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"Carlos Arruza era un torero del montón en su país. Por ello emigró a Portugal con el intento de conseguir torear algo. Entonces le llegó su golpe de suerte, la oportunidad de su vida. El Convenio con los toreros mejicanos, roto en 1936, se arregló por fin en el verano de 1944. Y como prueba de buena voluntad, el sindicato de toreros mejicanos exigió que inmediatamente toreara un torero mejicano en Madrid. ¿A quien pusieron? A quien encontraron más cerca: a Carlos Arruza, que estaba en Portugal, mientra sus compatriotas estaban a miles de kilómetros...........Así, el 18 de julio de 1944 hace el paseíllo en Las Ventas un perfecto desconocido junto a Antonio Bienvenida y Morenito de Talavera. La actuación de Arruza impactó. En cuanto finalizó el festejo era figura del toreo en España.................Era un buen contrapunto de Manolete: a la severidad y sobriedad del cordobés se oponía el estilo deportivo y desenfadado de Arruza. El toreo de Arruza se basaba en el derroche de facultades físicas y en el encimismo. Ejemplo de derroche de facultades eran sus espectaculares tercios de banderillas. Después, con la muleta en la mano, se "montaba" encima de los toros. Encimismo absoluto culminado con adornos tan reñidos con una supuesta ortodoxia como el "teléfono". Este encimismo, ¿de quién lo aprendió Arruza? Está claro: de Balderas..................Arruza, junto a Gaona y Armillita, ha sido el diestro mejicano que ha tenido trato de máxima figura en España. Diría más: Arruza tuvo en España más cartel que en su país. Carlos Arruza fue un referente evidente para los toreros que años más tarde se llamarían tremendistas: todos copiarían las cercanías con las que toreaba Arruza"


Extraigo algunos comentarios que Carlos Arruza le hizo al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:

"Hasta ahora llevo cinco cornadas...........La más grave fue la de Burgos: me clavó el toro por la ingle y a poco no lo cuento".........................."Nací en Méjico.............pero toda mi familia, por ambas líneas, son españoles: de Santander".................."Mi familia ha estado siempre en una buena posición económica"................"Yo cultivaba todos los deportes............Pero cuando salí del colegio inglés fui a una corrida de toros y vi torear a Domingo Ortega en la plaza del Toreo. Aquel día se prendió la mecha de mi vocación. Entusiasmado por lo que había visto, me pregunté: ¿Por qué no voy yo a ser torero?...........Y como en mí, sobre todas las cosas, predomina la voluntad, me lancé a poner en práctica los medios para realizarlo"......................"En una academia de toreo que hay en Méjico di lecciones con el toro de mimbre".................."Vestí de luces por primera vez en una novillada, donde actuamos El Calesero, mi hermano Manolo y yo"......................"Yo no quedé satisfecho de mi debut en Madrid..............Pero el público, con su nobleza, en su afán de alentar a los mejicanos...............se hizo cargo de mi situación y aplaudió mi voluntad con tal entusiasmo, que aquella tarde aprendí todo lo que sé de toreo.............."El público español quería que se torease muy cerca del toro y muy quieto. A esto lo había acostumbrado Manolete".................."Ahora, después de la aparición de Manolete, para ser de verdad figura del toreo hay que salir dispuesto a arrimarse todas las tardes y a procurar superarse en cada una.......................Me di cuenta también de que Manolete había cambiado el sitio del toreo, mejor dicho, del torero, al acortar, hasta lo inverosímil, la distancia con el toro"..........................."Manolete como persona es un gran tipo. Un muchacho buenísimo. Lo estimo mucho, y estoy seguro de que él me corresponde con igual afecto..................Como torero para mí no existe ninguno igual ni es posible superarle. No solamente por su valor, que es inmenso, sino por su arte. Además, en la plaza es muy buen compañero"......................"Yo no he alcanzado a ver a Gaona, del que dicen que era un artista cumbre............Yo era garcista, pero terminó por gustarme mucho Armillita, Silverio Pérez, Procuna....."...................."La plaza de España donde más me gusta torear es la de Sevilla, porque allí el público entiende mucho de toros y sabe la lidia que hay que darle a cada uno"........................"Hasta ahora habré ganado unos siete millones de pesetas.............El torero no puede decir que posee nada hasta que no se retira"





























Cossío, en su obra Los Toros, escribe:

"Matador de toros nacido en Madrid el 13 de febrero de 1918..............Se presentó en la plaza de Madrid el 15 de agosto de 1941 con novillos de Pérez de la Concha, poniendo de manifiesto la calidad de su arte.........Torero de elegante y depuradísimo estilo, sobre todo en el manejo del capote, con el que alcanza calidades realmente excepcionales y difíciles de superar. El 2 de mayo de 1943 toma la alternativa en Murcia, de manos de Manolete, estoqueando toros del conde de la Corte, y la cofirma en Madrid el 29 del mismo mes, de manos de Juan Belmonte Campoy, con Manolete de testigo y con toros de Galache..........Por su personalidad artística, Manolo Escudero estaba llamado a ocupar un lugar destacado en el torero, ya que a sus condiciones anteriormente apuntadas se unían la apostura de su figura y sus no escasos conocimientos de la lidia. Esta acusada personalidad se vio perjudicada por su indecisión de muchas tardes, característica acrecentada por el gravísimo percance padecido en la capital donostiarra en 1944........Falleció en Madrid el 10 de agosto de 1999"

















Cossío, en su obra Los Toros, escribe:

"Matador de toros sevillano, nacido en el barrio de Triana el 19 de noviembre de 1919. Es sobrino del antiguo matador de toros Manuel Álvarez Andaluz.........Vistió por primera vez el traje de luces en Córdoba, ya mediada la temporada de 1939, y el 5 de mayo de la siguiente temporada hizo su presentación en Sevilla.........Tomó la alternativa en Valencia el 15 de marzo de 1942, actuando como padrino Vicente Barrera, con toros de la viuda de Galache, y el de la cesión se llamaba Nadador.......La confirmación en la plaza madrileña tuvo lugar el 6 de mayo de 1943, cediéndole Pepe Luis Vázquez el toro Luciérnago, de Tassara, y siendo el tercer matador Gallito..........Su actuación en la feria de Bilbao de 1944 creo que marca la cumbre de su toreo.......El 29 de abril de 1945, en Andújar, un toro de Flores Albarrán le infirió una grave cornada en la ingle......y el 12 de septiembre de 1946, en Zamora, un toro de Villagodio le infirió una grave cornada en el muslo derecho.......Pero estos percances no hacían mella en el ánimo resuelto del Andaluz..........El 10 de mayo de 1948, toreando en Madrid reses de Urquijo, sufrió un golpe que le ocasionó un artritismo traumático de la articulación femoral derecha que le tuvo mucho tiempo apartado de los ruedos......Pero lo peor es que este percance señala el principio de su decadencia taurina, debida más que a un decaimiento de su valor a la limitación de sus facultades........El Andaluz ha sido uno de los toreros de más acusada personalidad de su época.......Contra lo que podía hacer suponer su procedencia sevillana y más concretamente trianera, el Andaluz no fue un torero estilista, ni alegre, ni gracioso. Ni supo nada de contaminaciones gitanas. Su aspecto físico, macizo y gallardo, servía plásticamente de base a un arte serio, en el que la interferencia de algún adorno siempre llevaba el sello de buen gusto y gravedad que cuadraba al estilo de su toreo. Como en todos los toreros sobrios, la ausencia de efectismos tenía que estar suplida con valor, y este fue constante en el Andaluz, sin desmayos ni concesiones. Toreaba muy bien con el capote, pero era en el juego de muleta donde se le esperaba con mayor expectación. Prodigaba el toreo por alto, que practicaba con gran dignidad, y todos sus pases tenían un sello de honrada autenticidad que llegaba a constituir una categoría estética.........Fue una auténtica "figura del toreo". Creo que en una selección de toreros punteros de esta época, pródiga en ellos, el Andaluz debe figurar entre los cinco o los seis primeros..........Falleció en Sevilla el 19 de febrero de 2000."

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