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jueves, 2 de febrero de 2012

ANTONIO FUENTES / ANTONIO REVERTE / LAGARTIJO CHICO



Él era un veterano, era una sombra
de lo que fue, y yo era todavía
un niño de calzón corto, una cría
de terco aficionado que leía,
recitaba de coro el "Sol y Sombra".

Cuántas veces, detuve mis sedientos
ojos de euritmia y de andaluza gracia
en aquella instantánea -aristocracia
adivinada de los movimientos-.

Y un día en el cartel "Antonio Fuentes".
No lo quise creer. Y era posible.
Aún nací a tiempo, oh dioses providentes.
Mas ¿si llueve? o ¿si enfermo? Ay corruptible
felicidad del puro aficionado.
El ruedo, la ruleta inmóvil, fija.
Azar fascinador. Y no hay quien rija
la meteorología del tornado.

Llégó la tarde. Qué dicción suprema.
Pasos no hacía Apolo tan medidos.
Con las piernas quebradas. Los tendidos
vibraban de elegancia, la diadema
le ceñía los rizos canecidos.

Universal la consagrada frase:
"Si verle el paseíllo vale un duro."
Pero hubo más: el lance, el quiebro, el pase
y aquel sentarse en el estribo, un puro
gesto de emperador cierto y maduro
que en la urbe augusta el Papa coronase.

Lección de sobriedad, un solo giro
de su capote, oh pliegues desdeñosos,
y ya era todo orden, luz, sosiego.
Gracias, Antonio Fuentes. Del retiro
volviste una vez última a los cosos
a confirmar de gracia unos gozosos
ojos adolescentes de pasiego.

 Gerardo Diego. Fábula de Antonio Fuentes


De un Antonio a otro Antonio tiendo un arco.
Fábula de Antonio Fuentes.
Égloga de Antonio Bienvenida.
Arco de puente al río de mi vida.

Gerardo Diego
                                        
                                

















 






 










































Fuentes en un par de banderillas, 1900


Fuentes al final de un quite en los medios, con los subalternos prestos a recoger al toro. 1900
Cite con la izquierda. 1900

Cite en la plaza de Valencia. 1902

Cite con la derecha. 1903

Fuentes esperando la muerte de un toro de Juanito Carreros, el 8 de Septiembre de 1903

Antonio Fuentes momentos después de la estoda. Plaza de Toros de Nimes, 5 de julio de 1903

Antonio Fuentes citando para un para al quiebro. 1905















































































NUEVO MUNDO





































































De izda. a dcha.: Cocherito de Bilbao, Joselito y Antonio Fuentes haciendo el paseíllo en corrida celebrada el 31 de Julio de 1913
























































LOS TOROS

















PAN Y TOROS









"Antonio Fuentes fue, en un corto número de años, la primera figura del toreo. No tuvo rivales de su altura con quien pelear, y escaló con facilidad asombrosa el primer puesto de la tauromaquia"

                                  José de la Loma, Don Modesto. Se su libro Desde la barrera 


"Me dijo todo el dolor que le causaba su retirada. Tenía mucho dinero y una pierna estropeada por los toros. No le parecían motivos suficientes para retirarse"

                                                                                              Gregorio Corrochano


"Lagartijo, FuentesGaona constituyen la tríada banderillera de mayor prosopopeya en la preparación de esa vistosa suerte: los tres que mejor la han paseado antes de clavar"

                                                                                        César Jalón, en Memorias de Clarito.

"La primera vez que ví torear, hace muchos años, en Madrid, a Curro Romero, pensé en Antonio Fuentes; con el que no tiene parecido ni semejanza alguna tal vez (o tal vez sí). Y es que Antonio Fuentes fue el primer torero cuyo toreo me conmovió por vez primera; se me reveló mágicamente con esa música callada y soledad sonora; con esa emoción conmovedora de pensamiento "que suspende y arrebata el ánimo con su maravillosa violencia", como dijo el divino poeta sevillano. Con esa armoníosa musicalidad superior, quieta, sosegada, aposentada, que llamó Cervantes "un maravilloso silencio"

                                                     José Bergamín. La música callada del toreo



Antonio Fuentes y Zurita nació en Sevilla el 15 de marzo de 1869. Para sentirse prendido por la afición no precisó de ascendendientes toreros. Llevado por ella, hace su aprendizaje en capeas y tentaderos.

El 16 de agosto de 1885 vistió de luces por vez primera en Guillena (Sevilla).

Vuelto de La Habana, a donde fué en 1887, ingresa en la cuadrilla de Raimundo Rodríguez, "Valladolid", buen novillero en su época, que le cede la muerte de algún novillo. Novillero aventajado, trabajó de banderillero con varios maestros de su época, entre ellos Miguel Báez (Litri) y Currito.
De 1889 a 1892 figuró en diversas cuadrillas, haciendo su presentación como banderillero en Madrid el 31 de mayo de 1891, con Bonarillo y con Bombita (Emilio), e ingresa más tarde en la cuadrilla de Currito y de Cara-Ancha, que fue su verdadero maestro.

El 11 de noviembre de 1892 banderillea en la corte, "llamándome la atención, comenta el gran aficionado Mariano de la Riestra, como a los demás, en un extraordinario para al sesgo"
Sánchez de Neira decía de él: "Es un chico que sin desplantes ni aceleramientos va donde otro vaya, y cuando ha tomado en sus manos los trastos de matar, casi ha demostrado tener más aptitud para ello que para las banderillas"

Tomó la alternativa, con gran brillantez, en Madrid, el 17 de septiembre de 1893, de manos de Fernando Gómez, el Gallo, que le cedió el primer toro, Corredor, de la ganadería de don José Clemente.

Tomó parte en la corrida de Miura del 27 de mayo de 1894, en la que Espartero perdió la vida. Fuentes, sobreponíendose a la impresión y al dolor, estuvo soberbio y con gran presencia de ánimo. Mató de un magnífico volapié al tercer toro.

"En 1897 -nos comenta Daniel Tapia-  torea en Madrid y figura en el abono desde esa fecha hasta la de 1908, en que se retiró transitoriamente del toreo...........Al terminar la temporada de 1899 vino a México, inaugurando el 17 de diciembre de dicho año la plaza construida en esta capital, alternando con Minuto y estoqueando seis toros, tres de la ganadería española de Camará y otros tres de la azteca del Cazadero..........Toreó unas quince corridas en México, reapareciendo en Madrid el 22 de abril de 1900. Nuevamente vuelve a México en 1905, teniendo algunas tardes magníficas.......Retirado, como hemos dicho, en 1908, una empresa de Montevideo le hizo ventajosas proposiciones por lo que embarcó para América a fines de dicho año.......A su vuelta toreó en Madrid el 24 de junio de 1911 y la afición madrileña sufrió una gran decepción al verle en plena decadencia..........En 1921 fue a Lima, alternando con Juan Belmonte y Rafael el Gallo"

En 1903 sufrió un percance en Zaragoza, al descabellar un toro moribundo, que le hizo estar siempre resentido de una pierna.

Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"También interviene (en Madrid) en los abonos de 1897 y 1898. El 25 de junio de aquel año intenta matar seis toros, pero es cogido en el tercero. En Méjico estuvo las temporadas de 1897 y 1901. La siguiente solo torea en Madrid alguna corrida benéfica, pero actúa mucho en provincias con gran resultado artístico. El 14 de octubre de 1903, al intentar un descabello, fué empuntado por la rodilla, permaneciendo cuatro meses en cura, con pérdida de muchas facultades, que le obligó a ampararse en el tranquillo de matar con los terrenos cambiados, buscando la ayuda de los toros. Vuelve a Méjico los años 1904 y 1905, y en 1906 torea 46 corridas en España..............................Verifica su despedida en Madrid el 5 de abril de 1908, con seis toros de Veragua que dieron buen juego; el primero lo lancea con suma elegancia, y después de tres pinchazos le da una estocada superior hasta el puño, ganándose una ovación grande. Muletea con sobriedad al cuarto y lo mata de una contraria y descabello. Fueron sus compañeros Bombita (Ricardo) y Machaquito, que tuvieron también una tarde excelente, siendo en resumen una gran corrida...................................Un buen contrato lo lleva a América (1909 y 1910) a pesar de su retirada. De vuelta, torea en Lisboa, y en los siguientes años lo hace en corridas y plazas de poca importancia. En 1921 marchó a Lima"

"Su porte, nos dice César Jalón, será torero hasta que se muera: paseará en la calle como en las plazas.Por más de señorito que se vista, a su paso se dirá: "¡Ahí va un torero!"

Acabó su vida con grandes problemas económicos, que le hicieron perder su bienamada finca de La Coronela.


Falleció en Sevilla el 9 de mayo de 1938,



F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:

"Antonio Fuentes no procedió cuerdamente en las dos ocasiones: al marcharse y al volver. Esta segunda etapa de su historia desluce y emborrona la primera..............Lo que se diga de Fuentes como lidiador, puede aplicarse a Torres (Emilio), Bombita; aparecen a un mismo nivel..............Si Antonio era muy desigual en una misma faena, hasta el punto de haber ejecutado muy pocas completas, Emilio no hizo tampoco temporadas enteras ni series sucesivas de corridas de verdadero relieve. Si el de Tomares (Bombita) aventajaba al sevillano (Fuentes) en la suerte de matar, practicada algunas veces a la antigua, éste podía siempre con aquél en el manejo del capote y en el tanteo de los toros con la muleta. Nada más que en el tanteo, porque es de advertir como todo el mundo sabe, que característicamente empezaba bien para concluir mal. Corto con la mano izquierda, sus primeros pases eran casi siempre elogiables, pero por un vicio codillero que nunca supo corregir, al cuarto o quinto muletazo se dejaba torear por el toro, que le comía el terreno y le conducía a unos resultados poco dignos de un espada de categoría...............Al principio resultaba una calamidad matando. Con los años aprendió a quitarse los toros de delante...........Sólo se le puede reconocer personalidad acusada y original en la preparación del quiebro, cuanto tomando a los toros muy largos, emprendiendo un viaje rápido y parando en firme a la mitad del camino, les invitaba a entrar a un cambio muy ceñido y de visualidad extraordinaria...............Fuentes, en un mismo toro, en el espacio de un cuarto de hora, solía estar bien, superior, mal y detestable............En general Torres fue más valeroso que Fuentes, aunque menos conocedor de los toros y de la lidia que necesitaban; más completo en el conjunto de determinadas faenas, pero menos brillante en detalles y matices"

Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, escribe:

"Tuve la suerte de torear con Fuentes en el año 1934. Le hicieron dos homenajes: uno en Zaragoza y otro en Logroño. En ambos toreamos con él su hijo, Angel Fuentes, y yo. Entonces tenía setenta años. Y verle a esa edad, vestido no de corto, sino con un traje de calle y con un par de banderillas en la mano, es una de las cosas más grandes que he podio contemplar..............Un día, recordando estos festivales junto a mi tío Rafael el Gallo, le decía:
-De las cosas que más me han emocionado es la de haber visto a un hombre rebosando arte en un festival que toreé con él. Era Antonio Fuentes, con setenta años, al que vi poner un par de banderillas a un novillo que me dejó maravillado y pensé: "¿Qué sería esta hombre con veinticinco años?"
El me respondíó:
-Lo que no te puedes imaginar de arte y prestancia. Posiblemente, de los cuatro o cinco toreros grandes de la historia, Fuentes ha sido uno. Todo lo hacía con un arte excepcional; inigualable con el capote, con banderillas y con la muleta. Y últimamente, pues al principio no mataba bien, con la espada. Y fíjate que cosa más curiosa: cuando empezó no mataba bien -como te he dicho-, pero le dio una cornada un toro en México y se quedó un poco débil de una pierna; entonces comenzó a matar bien y acabó siendo un matador formidable"

"Su toreo era fino, clásico y sumamente elegante; con las banderillas se manifestaba siempre adornado, preciso y seguro, y encontraba toro en todos los terrenos. Se distinguió notablemente en los quiebros, a los que imprimió un sello inimitable. Manejaba la muleta como pocos han sabido hacerlo, con mesura y gallardía. Su mayor defecto residió siempre en el estoque, aunque con el tiempo se enmendó y sus estocadas al volapié, hábilmente dadas, eran de rápido y mortal efecto. En los anales de la tauromaquia ocupará un digno puesto junto a los mayores maestros del siglo XIX...............Fuentes fue un grandioso torero, al que yo creo que no ha tratado la gente como se merecía.................No haber valorado a Fuentes como éste merecía me parece una de las mayores injusticias que se han cometido en el toreo "

"Qué cartel no tendría Fuentes, que en la época de su retirada, a principios del presente siglo, ganó el día de su despedida en Madrid ¡35.000 pesetas de 1908!................Me contaba su apoderado, Manuel Pineda, que fue a la vez apoderado de Rafael el Gallo y Joselito, que fue el torero de más cartel en México. Cómo sería que en varios apartados del contrato, aparte de los honorarios, que eran crecidísimos, figuraban los gastos de la mujer, los hijos y dos criadas, que debía pagar el empresario como gastos extras. Y para rematar, "mil puros habanos"

"Cuál no sería su categoría y su arte, que de algo que a simple vista resulta antiestético, él mostraba una verdadera figura artística..............Los dos únicos toreros que toreando con traje de calle -chaqueta y pantalón y zapatos- daban una verdadera estampa artística, han sido Fuentes y mi tío Rafael el Gallo. Los dos únicos que han podido vestir indumentaria tan poco torera dentro del redondel"


Tomás Orts Ramos (1866-1939), en la Colección "Los reyes del toreo", escribe sobre Antonio Fuentes:

"(Pg. 1)…..Después de Rafael Guerra y aceptando a éste como el torero mejor y más largo, era difícil que aquel mismo público reconociera en Antonio Fuentes, su sucesor inmediato, todas aquellas cualidades relevantes, que con serlo tanto se apartaban de las características del “fenómeno” de Córdoba, espejo y modelo de toreros que a sus maneras había educado a la afición…..Y Antonio Fuentes comparado con aquel, empezó por parecer un torero “cortito”……Chiclanero, de Montes, pareció muy bueno, pero cortito también…………(Pg. 7)……De la cuadrilla de Currito, pasó a la del aventajado diestro José Sánchez del Campo, Cara-ancha, con el que acabó de perfeccionar su estilo; viéndosele aún en el día reminiscencias de aquel modo soberano de torear del notable maestro que le cupo en suerte……..El 17 de septiembre de 1893, recibió la alternativa en la plaza de Madrid de manos de Fernando Gómez, el Gallito, con toros de don José Clemente, llamándose el primero, el de la cesión, Corredor, nombre igual que el que en Zaragoza diez años después había de ocasionarle el percance que tanto ha influido en su vida………A decir verdad, ni en el final de la temporada de 1893, ni en los comienzos de la de 1894, la labor de Antonio Fuentes despertó grandes (Pg. 8) entusiasmos en la afición…….A ello se oponía, y se ha opuesto siempre en la vida torera de Antonio, por un lado su propio temperamento, por otro su arte mismo, consecuencia éste de aquel………Fuentes pertenece a la categoría de los artistas que no crean de la nada, sino que toman lo ya creado, para conducirlo a una perfección que sólo se consigue con el dominio absoluto de la técnica; y esto explica ese progreso no interrumpido que en nuestro biografiado ha podido observarse, hasta en épocas en que lo lógico hubiera sido la decadencia…….Ejemplo único en la historia del toreo………….(Pg. 11)……Muchos aplausos ha prodigado el público a Fuentes como banderillero, pero tales aplausos no tapaban las deficiencias que como matador se le venían notando, y de las que había de corregirse cuando menos podía esperarse, porque en esa primera época de la vida torera de nuestro biografiado, la indecisión en el momento supremo, quizás porque todavía no le había encontrado la muerte a los toros, le había proporcionado más de un disgusto y la fama de estoqueador muy desigual……….Retirado de la profesión Guerrita, poco le costó a nuestro biografiado encaramarse en el primer puesto………(Pg. 12)…….Después de la grave cogida que le ocasionó en Zaragoza el toro “Corredor”, de Saltillo, en 1903, como se sacara fuerzas de flaqueza, pero en realidad valiéndose de toda la maestría acumulada, dio el estirón que le colocó, no ya como “tuerto”, sino con todos los derechos entre los más renombrados lidiadores de todos los tiempos…………..(Pg. 13) Opinaba de él José Sánchez de Neira, según se lee en su “Gran Diccionario Taurómaco”: “Fue banderillero andaluz, de cuyos méritos puede decirse mucho, por su aplicación y buen estilo. Es un chico que, sin desplantes ni aceleramientos, va donde otro vaya, y cuando ha tomado en sus manos los trastos de matar, casi ha demostrado poseer más aptitud para ello que para las banderillas………Se nota que su valor va en aumento, y promete hacernos ver a su tiempo un buen matador de toros, porque maneja muy bien la muleta, es paradito y se va derecho a la suerte sin titubear”……….Dice “don Hermógenes”, refiriéndose a lo que hizo Fuentes en la temporada de 1906: (Pg. 14) “Esa temporada fue quizás la más brillante que tuvo Fuentes en su ya larga carrera, pues en ella desaparecieron muchas de las deficiencias advertidas anteriormente; y puede afirmarse que, después de la grave lesión sufrida en Zaragoza el 14 de octubre de 1903, para más, se ciñe más, entra a herir más por derecho, y las faenas y las estocadas le resultan mucho más lucidas que lo fueran antes del percance….Sólo sabiendo lo que Antonio sabe pueden suplirse deficiencias visibles de facultades con inteligente destreza”……………Dulzuras ha dicho de él en 1909: “….A sus buenas condiciones supo adaptar lo que hicieron los grandes maestros, y tal sello de elegancia imprimió a su trabajo que logró mejorar algunas de las suertes del toreo………Buen torero siempre y deficiente matador al principio, mejoró paulatinamente su forma de estoquear, y acabó por ser, en los últimos años, un valiente y habilidoso espada….(Pg. 15) En banderillas fue un innovador de la suerte del cambio, pues demostró que a casi todos los toros se les puede banderillear en esa forma, lo que hizo con maestría especial, que casi se le puede por eso sólo llamar maestro”………El buen aficionado que con el pseudónimo de “Azares” hace las revistas taurómacas en el periódico barcelonés “El Diluvio”, opina de Fuentes lo que sigue: “En los quites, lanceando de capa y con la muleta, su toreo es clásico, artístico y ajustado a las reglas del arte, con un sello de elegancia propio por nadie igualado. Matando no acertó siempre, le costó algo encontrar la muerte de los toros; pero el talento logra lo que se propone, y Fuentes….no ha sido matador con arrestos temerarios, salvajes, sino concienzudo, sabiendo que iba a matar y no a que le mataran…….De su estilo como banderillero, y en especial de sus pares al “quiebro”, dice el excelente revistero…: “Pero cuando Fuentes introdujo esa majestuosa carrera en dirección al astado, en línea recta, como si fuera a pisarle su terreno, quedando clavado en el sitio donde los toros menos codiciosos creen seguro hacerse con el bulto, causó verdadera admiración, pues se necesita un conocimiento muy grande de las condiciones del toro con el cual va a practicarse la suerte para detenerse precisamente ni milímetro más ni milímetro menos, en el terreno a propósito para poder “ver llegar” lo suficiente, dejando tiempo para engendrar el movimiento que marca al toro una salida que no toma el diestro. Esto es verdaderamente maravilloso y desaparece con Antonio Fuentes, que se llevará el secreto de su habilidad”…..(Pg. 16)….En el Almanaque del “Tio Jindama” para el año 1902, se lee esta apreciación sobre el trabajo de Antonio Fuentes: “…..Sobre todo bregando y ayudando a sus compañeros estuvo por regla general, bueno siempre, y fue en lo que más palmas ganó. Cumpliendo su misión de matador ya es más discutible su positivo mérito, porque no siempre ha estado a la altura de su reputación……Por el lado derecho torea con suavidad, ve llegar y estira el brazo, pero por el izquierdo no llega nunca a que el toro acabe de pasar y no despega el codo del cuerno, no estirando nunca y siendo por ese lado lo que en el argot taurino se llama codillero……Así es que son buenos, por regla general, sus tres primeros pases: uno por la derecha, uno alto, otro con la derecha, ayudado o de pecho, y al dar el segundo por el lado izquierdo, pierde terreno y ya no puede reponerse en toda la faena. De cada diez faenas de muleta, son de este modo nueve…….Al pinchar suele dar algunas estocadas muy buenas, entrando de su manera peculiar, o sea gazapeando, y al toro que hace por él lo suele matar con buen éxito”……..(Pg. 17)……….Por lo que a nosotros respecta, mientras Antonio Fuentes continúe toreando….le tendremos por uno de los toreros más completos y un gran maestro entre los actuales…..Lancea de capa a los toros parando los pies, moviendo los brazos sobre todo por el lado derecho, como mejor no hay quien lo haga……En los quites, y en auxiliar a sus compañeros, es activo y oportuno, y pocos como él saben el terreno que pisan, cual es su puesto y la eficacia de un capotazo en determinadas ocasiones…..Para su adorno, sin recurrir a desplantes, le basta la soberana elegancia de su persona…….Como banderillero, en sus buenos tiempos no ha habido quien le iguale, no ya quebrando, cuya suerte ha demostrado que puede practicarse con todos los toros y ha enriquecido con una vistosísima preparación hasta darle un sello nuevo, como si se tratara de una suerte por él innovada, sino en esos pares al cuarteo y de frente, yendo paso a paso hasta la cabeza del toro, siendo ésta su verdadera y más notable especialidad……..Como matador, cuando todo hacía presumir que se había acabado, es decir, a contar de su reaparición después de la cogida de Zaragoza, se manifestó como un excelente y seguro estoqueador, demostrando una valentía y un dominio tal de la suerte, que no es concebible que sin ambas cosas osara llegar a terrenos para muchos vedados aún en el apogeo de todas sus facultades físicas, y a donde él llega, (Pg. 18) no obstante ser “medio cojo y medio viejo” como le dijo “Sobaquillo”…….En cuanto a su toreo de muleta, son muchas sus faenas completas, después de aquellos tres pases inmejorables”



Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real, en su libro Semblanzas de los toreros del día, editado en 1901, (pgs. 58-64) escribe:


"FUENTES …….DEL ARTE Y DE LA ELEGANCIA.............Es sevillano y no ha cumplido lo seis lustros…….Su rostro atezado lleva el distintivo de esta raza andaluza……La Giralda prestó la esbeltez  compostura a su cuerpo, que se para ante los toros con igual coquetería con que la Torre del Oro se posa ante el cristal del Guadalquivir……..Ingresó a poco tiempo en la cuadrilla del célebre Caraancha, y aquí empezó a hacerse notar como torerito elegante y aprovechado………Hoy es Fuentes el primer torero de la gente nueva, y la esperanza verdad del arte, para el no lejano día en que el fenomenal Guerrita y el improvisado Mazzantini se retiren del toreo…….Un año de aprendizaje bastó a Antonio para recoger de su maestro Cara la reliquia clásica del toreo de brazos, que sólo él conservaba, y aplicóse de tal suerte el imitador, que ayudado de mejores condiciones físicas y naturales –más estatura, esbeltez y elegancia- no perdió nada al pasar del maestro al discípulo, siendo Fuentes como estilista, y sólo en tal concepto, uno de los primeros toreros contemporáneos, gala de la escuela sevillana, y a quien los madrileños asignan repetidamente la herencia gloriosa de Cayetano……..Apreciaremos especiales condiciones idóneas para la suma elegancia de movimientos que requiere el estilo clásico del toreo, y que lo colocan en condiciones ventajosas de ejecutar las suertes de capa, muleta y banderillas, en que sobresale con rara competencia………Como matador, justo es consignar que no se halla el diestro de referencia a igual altura que como torero; bien por resabios de banderillero, bien por escasez de poder y facultad, o por vicios de la colocación al entrar y salir de la suerte suprema, es lo cierto que aunque la ejecuta muchas veces con éxito, persigue aún su dominio y perfeccionamiento………..Banderilleando es su estilo tan sobrio y artístico, y su habilidad tanta, más particularmente en el cambio –que en él es siempre cambio de oro, con premio de palmas- que si fueran a certamen, si no el premio, alcanzaría el primer accésit………..Es exageradamente elegante en el vestir……Su lujo y sus alardes de elegante son aquí proverbiales…….Visto de lejos, no tratándolo, predispone por lo presuntuoso y parece pedante, pues se pavonea como pocos…….Fuentes es un torero modelo, y un modelo de elegantes y de amigos."




Curro Algaba, en la Colección "Los grandes toreros", escribe sobre Antonio Fuentes:


“(Pg. 1)……El año 1885, cuando sólo contaba diez y seis años, debutó como banderillero en  (Pg. 2) la plaza de Guillena, Sevilla, donde ya se manifestó como un rehiletero de empuje, que prometía llegar……..Después de formar parte de las cuadrillas de Boto, Villarillo, Litri y Valladolid, pasó a las órdenes de Francisco Arjona Reyes, Currito, el año 1892, a quien abandonó para ingresar en la cuadrilla de Cara-ancha, del que aprendió mucho y bueno, ciertamente……….Los primeros años de matador no fueron muy triunfales para nuestro biografiado. Antonio era un torero sin inventiva y sólo se concretaba a estudiar las (Pg. 3) suertes conocidas para ir perfeccionándolas poco a poco. Cierto que su mayor defensa consistía ya con los rehiletes en la mano, pues nadie como él arremetía francamente, metía los pies en la arena, y al meter la cabeza el toro, le burlaba con elegante quiebro de cintura, al mismo tiempo que metía los brazos y prendía las banderillas en las mismas bolas de la res, con una limpieza y elegancia insuperables……..Pero esto no bastaba. Había que hacer algo más, y como matador de toros hemos de reconocer que Antonio se quedaba corto en aquella época………..(Pg. 4)……Antonio siguió demostrando su desigualdad a la hora suprema…..Según nos enseñan las crónicas, Antonio tenía el defecto de herir a cabeza pasada, lo cual hacíale pinchar en hueso frecuentemente………Uno de sus biógrafos ha dicho de él: “Si para Antonio no tuviesen los toros hueso, es más seguro sería hoy el primero de nuestros diestros y no habría quien pudiera competir con él…….Con el capote y con la muleta no tiene rival; y cuando coge los palos y se adorna y cita sólo y sin más ayuda que su cuerpo, (Pg. 5) y quiebra y mete los brazos….rara es la vez que el público no se vuelve loco de entusiasmo……..El toreo de Fuentes es un toreo fino, en el que se ehca de ver, desde luego, la inteligencia del maestro y el conocimiento que tiene de las facultades de la res…….A las condiciones de su maestro Cara-ancha, reúne Fuentes los conocimientos propios, hijos de la observación y del estudio. Por esto resulta un torerazo, más torero que espada, más lidiador que matador de toros”……..(Pg. 6)….Antonio logró mantenerse a buena altura, hasta que, al retirarse Guerrita, logró escalar el primer puesto……..Pero puede decirse que nuestro biografiado sacudió su pereza y conquistó en buena lid el puesto que por mucho tiempo conservó, fue a raíz de la cogida que tuvo en Zaragoza el año 1903………..(Pg. 8)…….Incapaz de crear nada, se limitó a perfeccionar lo que hicieron los grandes maestros, imprimiendo a su labor tal sello de elegancia, que pudo lograr mejorar grandemente varias suertes del toreo………Inmejorable torero siempre y deficiente matador en los comienzos de su carrera, mejoró poco a poco en su forma de matar hasta llegar a ser, en los últimos años, un experto y arrojado espada. En banderillas se le califica como un innovador de la suerte del quiebro……Total, que a la hora de retirarse, era Fuentes calificado unánimemente como un gran torero en toda la extensión de la palabra…….En cuanto a las condiciones y carácter de nuestro biografiado, sólo podemos decir (Pg. 9) que fue siempre considerado como un hombre cortés, afable y espléndido, tal vez en demasía, por la cual no se retiró con gran fortuna, a pesar de haber ganado mucha plata en su carrera. Fue siempre hombre de exquisito gusto, y el primero que no estimó vestir de corto para ser torero. Sus detractores le tachaban de gomoso, y con esto decimos bastante…….”




Miguel Moliné (Caricias), en el Estudio biográfico critico de Antonio Fuentes, editado en la Colección de libros modernos, editado en Barcelona, en 1906, escribe:

“(Pg. 6) Demostró desde el principio excelentes dotes de banderillero….., trasladándose el año 1887 a la Habana, en cuya plaza alcanzó señalados triunfos por la elegancia y forma de parear, entrando con perfección en la suerte, y adornándose, cuadrando en la cabeza de la res con valentía, y saliendo con limpieza, cualidades generales tan necesarias a todo buen banderillero……….Su vida de torero arranca desde 1885, es decir, dos años antes de embarcarse para la Habana, en que,…..hizo su presentación en la plaza de Guillena……A su regreso de la Isla de Cuba, toreó en varias plazas de España, yendo a no pocas en compañía y formando parte de la cuadrilla de Raimundo Rodríguez (Valladolid)…………..(Pg. 7)…..Valladolid, puede decir Fuentes, que fue para él una verdadera madre, ya que encontró en dicha población toda suerte de facilidades para seguir adelante en su profesión………….Figuró como banderillero en la cuadrilla del Boto, y en algunas más, y en los años de 1890 y 1891 acompañó al Litri, Villarillo y al citado Valladolid…., estoqueando algunas reses que le cedieron dichos espadas……Demostró no poca facilidad en el manejo de la muleta………el año 1892 siguió de banderillero en las cuadrillas de Currito y Cara-ancha……..En la plaza de Sevilla toreó en diferentes novilladas, alcanzando muchos aplausos………..(Pg. 8) Estoqueó en Madrid, por primera vez, el séptimo toro de Udaeta, el 31 de mayo de 1891…….Como banderillero de la cuadrilla de Cara-ancha trabajó en la plaza de la corte, en las corridas verificadas los días 11 y 12 de noviembre de 1892………Ya con la categoría de matador de novillos, apareció su nombre en los carteles del circo taurino madrileño el día 20 de noviembre de 1892………La alternativa le fue otorgada por Fernando Gómez (Gallo) , el 17 de septiembre de 1893…………..Si la habilidad para burlar las reses y el toreo elegante y serio son mérito bastante para conceder a un matador puesto de primera fila indudablemente hemos de otorgárselo a Antonio Fuentes………..Lancea de capa a los toros parando los pies, moviendo bien los brazos, sin levantar polvo. Entra bien en quites salvando a los picadores del peligro con oportunidad, y llevándose al toro embebido en los vuelos del capote. Dentro de la seriedad de su torero suele Fuentes adornarse en los quites que remata generalmente………..(Pg. 9) con mucho lucimiento. En ocasiones se muestra apático y sobre todo poco cuidadoso, como jefe de lidia, de que sea el orden la nota característica en el redondel…………..(Pg. 10)……..En el segundo tercio, es decir en banderillas, es donde más luce el trabajo de Fuentes. Seguro en la ejecución de la suerte la practica de todas maneras. De frente o al cuarteo, sesgando o al relance, siempre halla toro en todas partes. Recientemente inventó una manera de banderillear a los toros que, sobre si debe denominarse cambio o debe denominarse quiebro, dio el año 1904 lugar a una polémica……….(Pg. 15)…….La ejecución del “cambio” de su invención en casi todas las corridas en que forma parte y en general, con extraordinario lucimiento……..Adorna la suerte con preparativos en que la elegancia de movimientos es la forma dominante y  mide los terrenos con tan extraordinaria precisión que rara es la vez que, al meter los brazos, no deje los zarcillos clavados en lo alto de las péndolas………Ha alcanzado grandes ovaciones banderilleando, (Pg. 16) suerte que, como ya hemos dicho domina por completo……………(Pg. 17)……Como matador de toros ha sido Fuentes más deficiente que como banderillero……..Fuentes no es deficiente por falta de saber, no; lo es tan sólo por que falta de……querer, o acaso porque hasta estos últimos años no había encontrado la muerte de los toros……….Como buen discípulo de maestros como Francisco Arjona Reyes, Currito y José Sánchez del Campo, Cara-ancha, maneja la muleta con inteligencia……..(Pg. 18)…….Llevaba sobre los otros la ventaja de haber aprendido a torear al lado de buenos maestros………(Pg. 34)……En su larga vida torera no ha sido Fuentes, por fortuna, muy castigado por los toros………(Pg. 44)……Indudablemente, todo lo que Fuentes ha llegado a significar en el toreo débelo a la gran base que su arte tiene, y esta es la que hoy, cuando ya las facultades empiezan a faltarle,…….le permite sostenerse en la cumbre…………Nuestro juicio, en dos palabras, sería este: Torero excelente en cuanto hace, aunque no sea mucho: banderillero admirable; matador bueno casi siempre y muy bueno en ocasiones, e indudablemente una de las grandes figuras del Toreo en todas las épocas y con cualquiera que se le compare………..(Pg. 45) En su trato particular es Fuentes una bella persona. Aunque de gustos aristocráticos, es atento y fino. Viste bien, fuma mejor. Es un gentleman.”


De la biblioteca SOL Y SOMBRA. Volumen IX. Editado en Madrid en 1907, entresacamos estos comentarios:

(Pag. 11). Antonio Fuentes es uno de los que figuran entre el escaso número de toreros, todavía en activo, que alcanzaron –siquiera fuese en las postrimerías- la edad que puede llamarse de oro de la tauromaquia contemporánea……….Tuvo aún excelentes modelos que imitar, y harto se patentizó desde luego esa feliz circunstancia en su artística manera de luchar con las reses………Desde muy joven se dedicó al ejercicio de la profesión, y en ella ha logrado un puesto que pocos diestros consiguen alcanzar………(Pag. 12)……..Porque es innegable que Antonio Fuentes, a pesar de los defectos que en él reconocen todos los aficionados inteligentes (Pag. 13) a quienes la pasión no domina, ha conseguido ser, de presente, la primera figura del toreo moderno…………..No tardó en hacerse notar, descollando entre la turba de sus colegas, como si por natural predisposición hubiera nacido con aptitudes especiales para ser torero………Su gracejo y elegancia en la ejecución de las suertes, granjeáronle buen número de entusiastas admiradores……….Verdad es que, a poco de nacer, murieron aquellas esperanzas, porque si bien Antonio Fuentes continuó siempre (Pag. 14) c umpliendo a conciencia su cometido, desde el momento en que decidió matar toros demostró adolecer de bastante desigualdad y no leves defectos, en menoscabo del renombre a que aspiraba como estoqueador de reses bravas……….Diez y ocho años contaba apenas…..y ya había conquistado un cartel muy estimable en calidad de peón y banderillero……………(Pag. 16)……Mediaba el año 1892 cuando logró plaza de banderillero a las órdenes del famoso Francisco Arjona Reyes, Currito, y más tarde en la de José del Campo, Cara-ancha……….La primera vez que Fuentes se presentó en Madrid -31 de Mayo de 1891- hubo de matar el séptimo toro, de Udaeta, sustituyendo a Bonarillo, herido gravemente la tarde anterior en Aranjuez……….creyéndose ya en condiciones para obtener la investidura suprema, el 17 de Septiembre de 1893 recibió la alternativa de manos del célebre diestro, paisano suyo, Fernando Gómez, el Gallo, (Pag. 17), lidiando toros de D. José Clemente………El Sr. Sánchez de Neira, en su Gran Diccionario tauromaco –pag. 304- expuso su autorizada opinión referente al torero que nos ocupa, en esta forma: “Fue banderillero andaluz, de cuyos méritos puede decirse mucho, por su aplicación y buen estilo. Es un chico que, sin desplantes ni aceleramientos, va donde otro vaya, y cuando ha tomado en sus manos, los trastos de matar, casi ha demostrado poseer más aptitud para ello que para las banderillas…….su valor va en aumento, y promete hacernos ver a su tiempo un buen matador, porque maneja muy bien la muleta, es paradito y se va derecho a la suerte sin titubear”…………..(Pag.20)……Su renombre de buen peón y excelente banderillero eclipsaba, por decirlo así, al que como estoqueador con alternativa pudiera desear……………..(Pag. 24)…….podemos asegurar que supo mantener íntegra su excelente reputación de torero artístico y elegante, ya que la desigualdad en el manejo del estoque no permitiera que los aficionados inteligentes le otorgaron beligerancia colocándole al nivel de los buenos matadores sin reservas ni discusiones……….Por lo demás, el toreo serio, a la vez que adornado de Antonio; su elegancia inimitable, hasta el punto de sernos lícito afirmar que, después del gran Lagartijo, ningún diestro de los que le sucedieron ha realizado el ideal estético en la medida que él lo realiza; su artística manera de colocar banderillas, extremando la nota de visualidad en las preparaciones, dando con ello motivo a que (Pag. 25) se considere estilo propia y exclusivamente suyo……….No logró cristalizar inmediatamente, como él y los que le reconocían excepcionales condiciones para el toreo hubieran deseado; pero abrió extensos horizontes a la esperanza de que en plazo no muy remoto quizás tales anhelos llegaran a realizarse…………(Pag. 26)…..Hoy, aunque no limpio de defectos, es indudablemente el toreo más completo que pisa los cosos, pues ni en conocimiento ni en arte, hay quien le supere, juzgada en conjunto su labor, si bien alguno le aventaja en la ejecución de lances determinados y otras en la hora suprema……..Pero sobre ellos estará siempre colocada la figura de Antonio Fuentes, que con el capote, las banderillas y la muleta, es el primero entre los primeros y a veces también con el estoque, cuando recuerda lo que debe al renombre adquirido…….En una colección de Siluetas taurinas publicadas en el periódico Iris de Barcelona, al trazar la de Antonio Fuentes (Pag. 27), hicimos esta calificación de su trabajo (I): “Su toreo con el capote es elegante y parado; se ciñe bastante a veces y domina con perfección cuantas suertes pueden ejecutarse; es un buen banderillero, y maneja la muleta magistralmente cuando se confía……….Muy desigual con el estoque, suele acertar cuando se reviste del arrojo necesario en la hora suprema; pero generalmente se advierte en él poca decisión al entrar a herir, por lo que pincha más de lo conveniente, con menoscabo de su fama y detrimento de sus artísticas faenas de muleta” (I) Nos referimos al año 1901; desde entonces acá, Fuentes ha perfeccionado mucho sus condiciones de matador…………….(Pag. 64)…..El 14 de octubre de 1903, en la segunda corrida de las del Pilar, en Zaragoza, tuvo un percance de suma gravedad……Quinito y Fuentes lidiaban ganado de Saltillo…………..(Pag. 82)…….La temporada de 1906 fue quizás la más brillante que tuvo Fuentes en su ya larga (Pag. 83) carrera, pues en ella desaparecieron muchas de las deficiencias advertidas anteriormente; y puede afirmarse que, después de la grave lesión sufrida en Zaragoza el 14 de octubre de 1903, para más, se ciñe más, entra a herir más por derecho, y las faenas y las estocadas le resultan mucho más lucidas que lo fueran antes del percance………Sólo sabiendo lo que Antonio sabe pueden suplirse deficiencias visibles de facultades con inteligente destreza…………….(Pag. 90)……..Fuentes descolló de entre sus compañeros en activo, por las (Pag. 91) buenas condiciones de su toreo fino, clásico y elegante……Uno de los mayores obstáculos que Antonio ha encontrado con frecuencia en su camino……es el de la propia apatía…….Por eso, al comenzar su apogeo……, no supo, o no quiso, aprovechar tan favorables circunstancias…….., y nada hizo para corregir las deficiencias que en él advertían los inteligentes……..Fue preciso que la gente joven –los Bombita chico, Machaquito, etc.- viniese apretando……, para que Fuentes sacudiese la ingénita pereza que le distingue y ocupara al cabo el puesto preferido a que por sus méritos era llamado…….Entonces operose en él un cambio muy sensible: desarrolló todo el juego de su destreza, y ofreciose a nuestros (Pag. 92) ojos como el torero más completo en la actualidad; decimos el más completo y no el mejor, porque en ciertos lances de la lidia tiene competidores que le aventajan, aunque en conjunto su labor supere en maestría a la de aquellos………Sobre todo, después del percance de Zaragoza, Fuentes ha demostrado poseer tal suma de conocimientos en el arte de Montes que, sin desdoro, puede y debe figurar su nombre entre los de los diestros más celebrados………En otra ocasión dijimos: “Ricardo Torres merece ser considerado como el Lagartijo de estos tiempos; Machaquito tiene bastantes puntos de semejanza con Frascuelo”…..Ahora añadimos que Antonio Fuentes, como Guerrita, en su toreo, sin aventajarlas, resume las buenas cualidades que caracterizan el trabajo de aquellos…….Es, lo repetimos, el torero más completo, ya que no el mejor en absoluto………..Antonio en la intimidad es un (Pag. 94) hombre de gustos refinados y de buen humor…….Su carácter expansivo y su cultura nada vulgar, le hacen simpático y hanle granjeado numerosos amigos que le quieren y le admiran…………..La figura de Antonio Fuentes, como lidiador de reses bravas, ocupará digno puesto en los anales de la tauromaquia”



"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe:


"(Pgs. 123 y 124)……..Antonio Fuentes distaba mucho de ser un Guerrita; pero fue un lidiador tan elegante y de factura tan artística, que ha quedado en nuestra memoria, no con el aprecio equívoco y fugaz de los que con él contendieron, sino con un recuerdo que perdura con todo el prestigio y toda la vibración de las más acendradas e inconmovibles creaciones. ¡Lástima que fuera un torero tan corto!.............Tras un aprendizaje análogo al de todos los toreros de aquella época, se asentó algún tiempo en la cuadrilla de Cara-ancha, de quien asimiló su clasicismo, incluso al interpretar la verónica de frente…………..; se presentó en Madrid como novillero el 20 de noviembre de 1892, y en la tarde aciaga de la muerte del Espartero adquirió un crédito que habría de aumentar años tras año, no obstante flaquear con la espada. Falta agregar que, además de su clasicismo, fue un banderillero de primer orden, brillantísimo, y en cierto modo innovador de la suerte del quiebro, por haber demostrado que se puede ejecutar la misma con muchos toros que en otro tiempo ni siquiera se intentaba………Desde el año 1900 se le vio más seguro con el estoque; sus campañas hasta el final de 1903 –en que sufrió una cornada muy grave en la pierna derecha toreando en Zaragoza- fueron muy lucidas; a pesar de la pérdida de facultades por aquel percance y de que llevaba dicha pierna poco menos que a rastras, su valentía y su arte pudieron más que todo y mantuvo su prestigio, valiéndose entonces del recurso de entrar a matar de dentro a fuera, para que los toros hicieran mucho por él, con cuyo procedimiento metía grandes estocadas………..En el año 1908 se despidió de varias plazas, pero volvió a ellas en años sucesivos, y aunque ya no fue torero de lucha y trabajaba en pocas corridas, siempre se le veía con agrado, por los detalles de gran maestro que su labor ofrecía y por aquel sello de distinción que le caracterizaba y poquísimos diestros han tenido………..Fue torero del lado derecho principalmente y corto de repertorio; sus faenas de muleta pecaban muchas veces de desiguales, pues empezadas con brillantez cautivadora, solían desmerecer si no veía pronto la estocada; pero lo bueno que hacía era incopiable, tanto por su clasicismo como por el realce que le prestaba, merced a su figura, la cual tuvo que agradecer no poco a la estética."


Luis Uriarte, en su libro Figurones taurómacos, editado en ¿190.?, en las páginas 3-8, escribe:

"He aquí un lidiador del que se puede hablar en todos los sentidos, desde los más halagüeños, encomiásticos y laudatorios, hasta los que signifiquen más acerba censura, mayor detracción y reproche más duro……..Dice un apreciable crítico taurómaco, que Fuentes, en un mismo toro, “solía estar bien, superior, mal y detestable” No obstante, y pese a todas sus desigualdades, Fuentes aun sale ganancioso en el saldo de cuenta resultante de sus méritos y deméritos……Ahora fijaos como hacen esencialmente algunos poetas la semblanza de Antonio Fuentes: “Armónica arrogancia….”  “Graciosa y gitana petulancia…”.  “¡Elegancia!....¡Elegancia!...y ¡Elegancia!...”……La fama de Fuentes nació la tarde de la infortunada en que perdió la vida el Espartero, el 27 de Mayo de 1894. Fuentes se impuso a las circunstancias luctuosas, evitando tal vez un desastre mayor………Fuentes llegó a matador de toros después de haber pasado por todos los grados de la profesión……….Como torero, personificó la elegancia taurómaca: de apuesto continente, de talle mimbreño, de finos modales, era un aristócrata del toreo…….Manejaba el capote y la muleta con clasicismo y prestancia inimitables; nunca estaba mal colocado en el ruedo; banderilleaba notabilísimamente, sobre todo, al quiebro y de frente; y mataba…..muy mal en sus principios y bastante bien al fin……En banderillas, demostró que se puede quebrar a toda clase de toros y aportó la innovación de citar con una carrerita a los quedados. Con la muleta, hizo famosos los tres primeros pases que daba; pero rara vez ejecutó una faena completa, debido a que codilleaba mucho por el lado izquierdo y los toros le achuchaban y no le dejaban parar"



L.Moya de Arpí, en El álbum del Eco Taurino. Madrid, 1912, escribe:
"Antonio Fuentes nació artista y vivió la vida del arte. Tuvo dos enemigos terribles. Su indolencia andaluza y su gesto despectivo. Sin embargo, su gesto resultó siempre artístico y gallardo, aun en las tardes más desgraciadas de su etapa torera. Su vida de novillero fue breve, como breve fue su estancia al lado de Cara Ancha, de cuyos brazos se deshizo para convertirse en matador de toros. Y cuentan que por aquella época, no se daba mala maña en eso de meter el brazo, llegando con la mano a los morrillos. Su fama se consolidó en la trágica tarde de la muerte del inolvidable Espartero……..Su clásico estilo y su altanera gallardía, diéronle renombre merecido…….Luego, hubo un alto en su carrera. El fácil estoqueador de reses bravas, perdió su terreno, aunque siempre salió a flote el torero elegante, de líneas correctas y de sabor clásico……..El percance sufrido en Zaragoza, que fue terrible, de esos que ponen a prueba el temple de un torero, lejos de hacerle perder terreno por la carencia de facultades, aún le hicieron avanzar un punto más al afianzarse sobre la pierna derecha al arrancar a matar, sin tranquillos, siempre adelante, recto y exponiendo más de lo que exponía en sus comienzos de torero……Se despidió del buen público de Madrid, en tarde gloriosa para él………Antonio es el eterno niño. Gusta del halago y el mismo halago fue causa de sus muchas inconstancias."




Enrique Minguet “Pensamientos”, en su libro Pases de Castigo, 1912. Pgs. 173 y 174, escribe:



"Como torero, ¿qué voy a decir de Antonio Fuentes que todos no sepáis? Es un artista; dibuja el toreo de capa parando, teniendo presente que torear es parar; brega a conciencia y con conocimiento de causa: es un verdadero clásico………Con las banderillas, un verdadero coloso: toro a quien Fuentes no pueda colocarle los zarcillols puede asegurarse no habrá otro que pueda lograrlo: al cambio, al cuarteo por los dos lados, cambiando los terrenos, en todas formas y de todos modos parea colosalmente, grandiosamente; el representante genuino del toreo clásico……Nadie como Fuentes, éste como nadie……..En el último tercio sabe lo que trae entre manos, lo cual no es lo general; da a los toros la lidia que los toros piden, y los mata en el sitio simpático para las reses atacando con decisión y cruzando admirablemente."
 


Enrique Minguet “Pensamientos”, en su libro Los Clásicos del toreo, editado en 1913. Pgs. 25 a 33, escribe:

"Decir que es diestro Antonio Fuentes es el que durante más tiempo ha venido ejecutando a la perfección el toreo clásico, entiendo resultará innecesario……….., jamás puso en su toreo de capa, ni en su toreo de muleta, nada que pudiese adulterarlo en lo más mínimo……..fué un diestro poco alegre, sí, pero clásico de los más clásicos……….Moviendo el capote resultaron siempre maravillosas sus verónicas, paradas, derecho, recogiendo al bruto y mandándole después por el camino que ha de llevar, todo ello erguido y estirando los brazos justa y matemáticamente; los quites que hace dejando al toro en suerte, no sacándolo más que lo preciso………..; el perfectísimo modo que tiene de pasar la muleta con esa elegancia y esa naturalidad tan enorme, y la extraordinaria y nunca bastante ponderable manera de entrar a herir, colocando el acero en el centro del morrillo de los toros………….En los primeros años de su vida torera Fuentes se apodó el Morenito, y el Morenito era siempre ensalzado por los aficionados por el modo que tenía de banderillear…………Antonio Fuentes ha sido el banderillero más grande que ha existido; los garapullos en sus manos lo mismo los pone al cuarteo, que de frente o al cambio, todo ello con una elegancia y con una salsa torera propia, exclusiva, únicamente suya…………..Hoy ya se halla Antonio Fuentes sin las facultades que en cierto tiempo poseyó………, si Antonio no fuese un torero de brazos, no podría seguir vistiendo el traje de luces, pero como quiera que es todo habilidad, todo maestría, de ahí que sin facultades, sin poderse tener en pie, sin piernas, toree tan a la perfección como el que mejor lo haga y mate por todo lo alto…………..Al dejarle los toros sin facultades, algo hemos perdido aquellos que éramos partidarios de Fuentes; esto es, las preparaciones que en tiempos ejecutaba con las banderillas, solo, completamente solo en el anillo con el toro, llevándose al enemigo de uno a otro lado, jugueteando con él como le venía en gana……, para después terminar clavando uno de esos monumentales pares que al público pusieron siempre en pie………torea sin piernas porque es el toreo más hábil de cuantos existen, el  maestro de los maestros”


José de la Loma "Don Modesto", en su libro Desde la barrera, Pags. 55-63, editado en 1910, escribe:

"Antonio Fuentes ha sido un buenísimo torero, pero muy corto. Ha hecho cosas tan acabadas y perfectas, que nadie hubiera mejorado, aun incluyendo a Guerrita. En otras muchas fue deficiente, mediano, insignificante………..Fuentes, hoy, con sus facultades de ayer, con su arte gracioso y elegante, con su valor, cien veces probado, no ocuparía el número uno en el escalafón, como lo ocupaba en tiempos, cuando no existían, porque se estaban formando, Bombitas y Machaquitos que se lo pudieran disputar……….¡Qué admirable, que maravilloso banderillero! ¡Qué tres pases!, ¡los tres primeros!, cuando los toros le toman francos la muleta! ¡Qué bonito, que artístico con el capote, quitando! ¡Qué bien dobla los toros, al rematar las suertes!.......Mata poco. No se confía al herir, pero sabe donde está el sitio de la pupa, como buen banderillero, y llega a él, algunas veces, como puede llegar el más guapo; otras, la mayoría, como Dios o el diablo le dan a entender…….Y, ¡cosa rarísima, estupenda, inexplicable! Ya mermado en sus recursos físicos….., se hace un buen matador de toros. Antes, en el  apogeo de su poder, apenas mataba. Ahora, en la rampa descendente y en vertiginoso rodar hacia su ocaso, mata más que el cólera……..Banderillero, sí, indiscutible. No un Lagartijo ni un Guerra; pero sí un sobresaliente banderillero……Con la muleta, admirable al empezar la suerte. Muy mediano después. ¡Qué tres primeros pases! ¡¡Indescriptibles!! Luego, la vulgaridad y el adocenamiento. Los toros prontos y revoltosos, le comen el terreno, le atropellan, le embarullan……..Matando muy bien en su última época, pero en la suerte contraria, ¡siempre en la suerte contraria! En la natural, ni había matado antes, ni mataba ahora…….Con todos sus defectos, Fuentes resultaba un torero serio, sobrio y bonito……..¿Qué lugar hemos de adjudicar a Fuentes en la historia del toreo? El primero entre los de su época. Aquella época, huérfana de grandes lidiadores."




Rafael Ríos Mozo, en su libro Tauromaquia fundamental, escribe:

"Sobre su valor como torero, hay que destacar su condición de artista fundamentalmente................Se le llamó el torero de las elegancias. Porque era elegante en el vestir, tanto de torero como de paisano; en el manejo del capote y la muleta y, sobre todo, con las banderillas en la mano..............Manejaba el capote con una finura digna de todo encomio, y más en aquellos tiempos en que se hacía el toreo forzado y lleno frecuentemente de trapazos rápidos y violentos. La calmosa serenidad del gran artista sevillano destacaba de un modo bien notorio...................Con las banderillas era donde Fuentes alcanzó su total culminación de artista. Su dominio y su gracia en esta suerte fueron tan grandes que el público ya le ovacionaba fuertemente cuando cogía los palos y se iba para el toro..................Con la muleta tenía un inicio de faena que, según los que lo vieron, era colosal. Consistía en unos ayudados por alto en que su figura, ya de por sí arrogante, adquiría una dimensión estética inconmensurable. Luego, la faena solía venir muy a menos, y con el estoque no era tampoco ningún prodigio. Únicamente, después de sufrir un grave percance, le cogió la muerte a los toros de un modo, si no canónicamente perfecto, de gran eficacia. Por eso, por sus irregularidades, siendo un diestro de una clase excepcional, muy superior a Bombita, Algabeño, Machaquito..........fue barrido por el pundonor y la constancia de aquéllos..................Se recuerdan, sí, algunas faenas completas, como la que refería el gran aficionado don José Rubio, que Fuentes realizó en una Feria de San Miguel, de Sevilla, a un toro fogueado de Surga, vestido de verde y oro, una labor que técnica y plásticamente fue perfecta................Pero su abulia, su falta de deseos de lucha le hicieron perder el puesto que le asignara Guerrita en su testamento taurino y quedó relegado a ser un torero muy bueno, sí, de mucha clase, pero que rara vez daba muestras de la misma con algunos destellos..................En fin; Fuentes, que pudo ser un torero de época, se quedó sólo en uno de esos diestros geniales de los que hay muchos en la historia del toreo, que por falta de voluntad ocuparon un puesto mucho más bajo del que le correspondía y al que eran merecedores...................Personalmente, debió de ser un tipo fabuloso, un señor en todos sus actos, desde perder con indiferencia mundana grandes cantidades en el Gran Casino de San Sebastián, hasta montar incansablemente a caballo en su finca de Puebla de Cazalla, llamada La Coronela"


Cossío escribe:

 "Su toreo era fino, clásico y sumamente elegante; con las banderillas se manifestaba siempre adornado, preciso y seguro, y encontraba toro en todos los terrenos. Se distinguió notablemente en los quiebros, a los que imprimió un sello propio inimitable. Manejaba la muleta como pocos han sabido manejarla, con mesura y gallardía, y su mayor defecto residió siempre en el estoque, aunque con el tiempo se enmendó, y sus estocadas al volapié eran de rápido y mortal efecto"

 Néstor Luján, en su libro Historia del toreo, escribe:

"Con la capa su repertorio fue breve, pero, a pesar de todo, en su época nadie mejoró su verónica, su depurada y precisa verónica......Era aquella verónica una suerte un poco amanerada, acompañando el envite del toro con los brazos, girando el busto sin levantarlos, sino estirándolos y sin quitar el capote de la cara del toro, hasta rematar. Su verónica quedó, hasta la aparición de Belmonte, como algo modélico, intachable, como la había sido la de Cayetano Sanz y más tarde de la Cara-Ancha.....En las banderillas era inolvidable su prestancia. Solo, en los medios, con su empaque aplomado....comenzaba su preparación para poner el par...Citaba y prendía las banderillas con sello propio, inimitable....En la muleta, sus faenas eran desiguales. Era un torero del lado derecho y de corto repertorio....Con el estoque empezó mal....mejoró y dio ceñidas estocadas a volapié"



El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:

".......el sevillano Antonio Fuentes (al que Francois Mauriac recordaba con emoción por haber sentido la fascinación de su toreo en la vieja plaza de Bordeaux), un artista inimitable, con una figura de gran prestancia, en la que cada gesto era como una creación: muy clásico y majestuoso con la capa y la muleta, con las banderillas fue el más perfecto intérprete de los pares al quiebro. Pero apático, incluso abúlico ciertas tardes, no ocupó un lugar de privilegio al que sus grandes cualidades le permitían aspirar, cometiendo además el error de prolongar en exceso una carrera que había comenzado en 1893, con su alternativa en Madrid"


Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:



Fuentes tiene que competir en los ruedos con Mazzantini, que aún conservaba su prestigio como matador de toros,  y con Guerrita, en el apogeo de sus glorias taurinas. Fuentes se abre paso por su toreo serio, a la vez que adornado, por su elegancia inimitable. Después del gran Lagartijo ningún diestro ha realizado el ideal estético en la medida que Fuentes lo realizara. Con las banderillas fue extraordinario, único. Creó un estilo propio y exclusivamente suyo…………Fuentes fue un extraordinario torero, al que le faltó coraje y decisión con el estoque. Fino, clásico, y sumamente elegante. Banderillero único. Ocupó un digno puesto junto a los mejores del siglo XIX”



Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:




Antonio Fuentes. Ha sido el torero de mayor elegancia en los ruedos y a quien más “piropos” se han dirigido, después de “Lagartijo”, por la belleza plástica que imprimía a las suertes, sobre todo con las banderillas en la mano, con las que ninguno de su época logró aventajarlo, incluso el Guerra, que fue más largo que él –con las banderillas y en todas las suertes, por supuesto-, pero no tuvo su artística elegancia…………Fue éste un torero de los llamados cortos, pero muy elegante y clásico, como ya está dicho, y un formidable banderillero, acaso el que dio a la suerte mayor soberanía. Con el estoque, durante muchos años fue deficiente, pues aunque muchas veces entraba en corto y por derecho, por no vaciar con la muleta en el embroque, pinchaba demasiado, defecto garrafal en su época; pero su innegable valentía, hija de su amor propio, le hizo salvar este escollo, sobre todo desde 1900, cuando, débil de una pierna, a consecuencia de una cornada, buscó el tranquillo de matar a toro arrancado, casi “a un tiempo”, y así logró dar con la muerte de los toros de modo seguro y lucido, llegando a ser un buen matador. Con la muleta eran de ver sus cuatro o cinco primeros pases, que daba muy quieta la planta y jugando admirablemente los brazos. Con el capote eran admirables su apostura y su majestad, dignas de Cayetano (Cayetano Sanz)”


El escritor peruano Luis F. Odría, en su libro El arte del toreo y los secretos de la lidia, escoge el siguiente comentario de Gregorio Corrochano:



“Recordemos a los maestros en el tercio de banderillas: Fuentes y “Quinito”. Si el toro era de Fuentes, cogía las banderillas y se las ofrecía a “Quinito”. Si el toro era de “Quinito” se las ofrecía a Fuentes. Y quedaban en una pareja de banderilleros excepcionales que ponían cuatro pares. Los dos banderilleaban al quiebro. Y los dos tenían distinta personalidad. Antonio Fuentes era más elegante, más garboso, más adornado, más lucido, más banderillero que “Quinito”. Se preparaba el toro a cuerpo limpio, de manera vistosísima. Para esta preparación aprovechaba las querencias de las que sacaba efectos sorprendentes……………Llamaba al toro, que no acudía, porque tenía querencia contraria y ya lo sabía. Entonces se pasaba a favor de querencia, y le decía con la voz y con la mano: “Vamos”, y el toro se le arrancaba y él iba por delante jugueteando; cuando quería pararle, se metía contra querencia y adelantando el brazo de las banderillas, le mandaba pararse y el toro se paraba. Toda esta preparación se acompañaba de ovaciones de sorpresa porque parecía que tenía al toro amaestrado y que hacía cuanto el toreo se proponía. Y lo hacía, no porque estuviera amaestrado, sino porque conjugaba los terrenos y las querencia, para lo que hace falta ser lo que era Fuentes: un gran torero. Y cuando se hartaba de jugar con el toro, le colocaba en el tercio, salía hacia atrás, colocaba el pañuelo en los medios y pisando el pañuelo lo quebraba”


Quinito tenía peor figura, era más basto, pero el toreo tampoco tenía secretos para él. Se preparaba también al toro, porque era entonces el preámbulo de las banderillas de. Matador, y a veces su mayor aliciente, pero no podía competir en gracia ni en estilo con Fuentes. En cambio competía en la realización del quiebro. De aquí nacía la emoción, la discusión en el tendido………..No es que hagamos apología del quiebro. Muchos matadores que no saben banderillear, banderillearon al quiebro. Yo prefiero los pares de frente, andándole al toro, en lo que Fuentes era maestro, derrochaba figura, garbo, elegancia, señorío, majestad”


Gregorio Corrochano, en su libro La edad de oro del toreo, en el capítulo titulado De las memorias inéditas de un redactor de ABC, escribe las siguientes crónicas:

"La suerte de matar (ABC, 24 de junio de 1914)................Desde que se marcharon Mazzantini y Algabeño, ¡qué pocos toros hemos visto bien matados! Sólo alguno de la última época de Antonio Fuentes, este gran torero, que aprendió a estoquear después del grave percance de Zaragoza, entrando a matar en terrenos donde los toros hiciesen mucho por él, supliendo con su inteligencia, valor y dominio de la mano izquierda las facultades restadas. Antonio Fuentes es el caso único en el toreo que ha matado más a medida que ha tenido menos poder; bien es verdad que pocos han dominado la profesión como Antonio Fuentes"



“Madrid, (ABC, 22 de mayo de 1916)……………….Movíamos la cabeza en busca de aire, y, al hacer uno de estos movimientos, en el preciso instante que Gaona cogía las banderillas, vimos entre los espectadores a Antonio Fuentes……….¡Antonio Fuentes! ¡Qué de recuerdos nos trajo su presencia y en qué momento le fuimos a ver: cuando un matador cogía las banderillas! Miraba atento y con fijeza; quizá recordara también que no hay lugar en la plaza donde no haya sido aplaudido un par de banderillas de Antonio Fuentes. El torero de las elegancias, de la finura, del que ha dicho la gente que se podía dar el dinero sólo por verle hacer el paseo. Torero en la plaza y en la calle; torero siempre, hasta ayer, sentado en una grada fumando un puro kilométrico y charlando, con su íntimo amigo don José Jimeno”


Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"Curro Romero (en la verónica) culmina una estética que en sus primeros años evocaba la de Antonio Fuentes y en sus últimos la de Cara Ancha, aquel maestro que despidió con música Sevilla al verle torear por vez última a la verónica"

Robert Ryan, en su obra El Tercio de Muerte, escribe:

"Después de mí, naide, y después de naide, Fuentes" dijo el Guerra, porque el modelo de torear bien, el anhelo de torear bien, lo veía en Antonio Fuentes, un diestro que no se quedaba para sustituirle, sino a dejar para el futuro la impronta de una ejecución ejemplarmente depurada......................Un siglo después, la prestancia de Antonio Fuentes, inspirada en la de Lagartijo, aún es un ideal en el toreo, aún no superado, aún moderno"

José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"Sentenció el Guerra: "Después de mí, naide. Y después de naide, Fuentes"...........Bajo el peso de estas palabras, que son una consagración y un desprecio, anduvo Fuentes por el mundo, ungido y menoscabado...............Fuentes no era poderoso como Guerrita, pero era más elegante.............Empieza con él un caso típico que después se dará con frecuencia; el del torero que, siendo muy bueno con el capote, baja con la muleta. En Fuentes no hay propiamente faena de muleta.............Su verónica significa un avance hacia el toreo de hoy. Ya no mandan las dos manos a la vez, unísonas, impulsando el capote hacia arriba. Solo una de ellas, la de la salida precisamente, asume el mando, mientras la de dentro permanece sujetando el capote, aunque contribuyendo, según su mayor holgura o retención de la tela, a graduarlo.......................Ya hemos visto que El Gordito fue el único que llegó a figura por su desempeño con las banderillas; sin llegar a tanto, Fuentes se le parece. A las banderillas debe su mayor gloria de lidiador. Dicen que su preparación con los palos, una especie de ballet sin saltos, muy sucinto, era un imán para el toro y para los espectadores. Y su par al quiebro, un ejemplo y una inspiración para los toreros................Después......muy poco. Unos cuantos pases por alto compuestos -elegantes- y un resto de faena breve y más o menos descompuesto. Pero su planta, su sello, su plasticidad, en la que se le pasa un poco la dosis, lo hacen inolvidable para quienes lo vieron............Es lo que queda.............después de naide"

"Antonio Fuentes toreaba sí a la verónica, siguiendo a Guerrita, y fue el verdadero enlace hacia el toreo de capa de nuestro tiempo. Sin eso, no podrían haber toreado Belmonte como toreó, ni Gitanillo de Triana, ni el Soldado, ni Solórzano, ni Cagancho"

Gregorio Corrochano, se refiere a Antonio Fuentes como banderillero, en su competencia con Quinito, en los siguientes términos:

"Antonio Fuentes era más elegante, más garboso, más adornado, más lucido, más banderillero que Quinito. Se preparaba el toro a cuerpo limpio, de manera vistosísima. Para esta preparación, aprovechaba las querencias, de las que sacaba efectos sorprendentes. Llamaba al toro, que no acudía, porque tenía querencia contraria y ya lo sabía. Entonces se pasaba a favor de querencia, y le decía con la voz y con la mano: "Vamos", y el toro se le arrancaba y él iba por delante jugueteando; cuando quería pararle, se metía contra querencia y adelantando el brazo de las banderillas, le mandaba pararse y el toro se paraba. Toda esta preparación se acompañaba de ovaciones de sorpresa porque parecía que tenía al toro amaestrado, y que hacía cuanto el torero se proponía. Y lo hacía; no porque estuviera amaestrado, sino porque conjugaba los terrenos y las querencias, para lo que hace falta ser lo que era Fuentes: un gran torero. Y cuando se hartaba de jugar con el toro, le colocaba en el tercio, salía hacia atrás, colocaba el pañuelo en los medios y pisando el pañuelo le quebraba..........................No es que hagamos la apología del quiebro. Muchos matadores que no saben banderillear banderillearon al quiebro. Yo prefiero los pares de frente, andándole al toro, en lo que Fuentes era maestro, derrochaba finura, garbo, elegancia, señorío, majestad"

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

"Matador con altibajos, se mantuvo siempre en la máxima categoría......................El Guerra le "perdonó la vida" con su sentencia: "Después de mí, naide, y después de naide, Fuentes". Con la retirada del "Califa de Córdoba" cayó sobre él, en cierto modo, la responsabilidad de la Fiesta. Los aficionados y los demás toreros le quisieron y hasta mimaron. ¿Cómo manejó tan tremenda responsabilidad?  Carecía del dominio, la largura y la amplitud de Guerrita, no le sobraba el valor....................No era un lidiador ciclópeo, abrumador, como Guerrita, ni un competidor de Mazzantini con la espada......................Con sus deficiencias e irregularidades, Antonio Fuentes traía a la Fiesta una belleza en los lances, y un ejemplo difícil de superar de la más auténtica elegancia andaluza, la de raíz popular, con señorío nato..................Trajo armonía, estética, inspiración artística; supo embellecer la Fiesta................Tan valioso era lo que aportaba, que todos los toreros lo respetaron en grado sumo"

El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"No desmerece (de las grandes figuras en la suerte de banderillear) Fuentes, favorecido por su elegante figura, que descollaba en la preparación para el cambio. Le vi por primera vez con ocasión de dos corridas históricas en el centenario del descubrimiento de América, presentándose en la cuadrilla de Cara-Ancha"

"Antonio era un gran torero. Elegantísima la figura. Después de Lagartijo, acaso el lidiador más elegante, de muy buena estatura y cuerpo cimbreño, le acompañaba su andar, quizá demasiado erguido. Toreaba bien de capa y sabía colocarse en la plaza, siendo con las banderillas formidable en todos los estilos y, sobre todo, en la preparación del cambio: situado un poco largo, daba una carrera hasta el sitio oportuno, desafiaba a la res y, aguantando, hacía el cambio y clavaba a la perfección; era un deleite vérselo hacer.......................Con la muleta en la derecha, lidiaba superiormente haciendo famosos sus primeros pases, que después decaían; no fué buen matador en su primera época, y tras su grave cogida en la pierna, que le quedó muy débil, hacía un movimiento muy raro. Pronto encontró el recurso, ya citado, de preparar el toro a favor de la querencia en las tablas, resultando así un fácil estoqueador.............................Se dice que no era simpático; no lo sé porque no tuve ocasión de tratarle. Sí sé que, desde luego, fué figura y lo pudo ser más, pues aunque Guerrita no le cedió el paso, le dió, al retirarse, el espaldarazo con su célebre frase. Bombita y Machaquito le respetaron; pero tampoco frente a ellos fué el mejor; aquéllos tenían más voluntad y mayor deseo de quedar bien"


Extraigo algunos comentarios que Antonio Fuentes, ya retirado, le hace al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:

"Lo que vale la pena en la vida es sentir emociones, y la más profunda y agradable es la del juego..............Además, con esto pasa como con todo: es cuestión de costumbre............Cuando se ha sido treinta años torero y se han sufrido muchas cornás, a la segunda, o se retira uno del toro o se está curao de espanto"....................."He sido matador de toros 21 años"................"El banderillear era algo que yo llevaba dentro. A mí me parecía una cosa facilona.............Para la suerte de quebrar hace falta tener un temperamento frío, especial; dejar los nervios en casa, y de esta forma es de la única que se puede ver impávido llegar el toro, y con él el peligro...........Mi temperamento es muy a propósito, porque domino en absoluto mis nervios y soy muy sereno. No pierdo la vista. Entre correr para el toro y esperarle, yo he preferido siempre esto último"......................"Mi mejor época fue a partir de 1894, cuando murió El Espartero..........Puede decirse que nos quedamos de amos Guerrita y yo...............Seis años después se retiró también Guerrita, y yo era la primera figura del toreo".................."En cierto modo, fui una especie de heredero.................Ya conoces la frase del "monstruo" cuando se retiró: "Después de mí naide, y después de naide, Antonio Fuentes"......................."Yo creo que he tenido tres épocas que marcan mi significación como artista: la primera como banderillero, que fue cuando atraje la atención de los públicos; la segunda, como torero, que es cuando decían de mí que era el torero más elegante que pisaba la arena; y la tercera, como estoqueador............Sin haber llegado, ni mucho menos, a ser un Frascuelo o un Mazzantini, me parece que en mis últimos tiempos llegué a matar con arreglo a los cánones clásicos"....................."Yo he rendido siempre culto a la limpieza , a la higiene y al buen vestir. Es decir, que me ha gustado la buena ropa sobre todas las cosas"

"Para que puedas darte una idea de quién era Guerrita en sus buenos tiempos, te voy a contar una anécdota de la que fui testigo.....................Toreábamos en San Sebastián, él, Mazzantini y yo, una corrida del Duque (de Veragua). A Mazzantini le tocó en primer lugar un toro grande, cornalón y difícil, que tenía mucho que dominar..............Y antes de ir a matarlo, don Luis le dijo a Guerrita, más bien por gentileza que por convencimiento: "Rafael: Déjeme usted una muleta de las suyas, a ver si yo puedo hacerle a éste todo lo que usted les hace a los suyos" Y Guerrita respondió, impávido e inmediatamente: "Mire usted, don Luis: Lo que yo les hago a los toros no se lo hace usted ni aunque se acueste en la cama de Lagartijo"





El popular torero de los cantares,
de talle de palmera y ojos de moro,
todo resplandeciente de seda y oro
bajo los refulgentes rayos solares.

Con su muleta barre los costillares
mientras Sevilla entera lo aplaude en coro,
y airado se revuelve, bramando el toro
rozando con sus astas los alamares.

Liada la muleta tiene Reverte
y enfilado el estoque para dar muerte
y tender a sus plantas a su enemigo…

Y, rasgando el silencio, de pronto, suena
una voz femenina, rota de pena:

-¡No te tires. Reverte, vente conmigo!

                                                                   Francisco Villaespesa



los recortes de salida,
capote al brazo, ay, Reverte.

                                Gerardo Diego


La novia de Reverte ¡Olé!
tiene un pañuelo
con cuatro picadores
y Reverte en medio.

                              Sevillanas






















Guerrita llegó a comentar de Reverte:

"¡Un borracho que se ha "tirao" de una talanquera"



Antonio Reverte Jiménez nació en Alcalá del Rio (Sevilla) el 28 de abril de 1870 y fue mozo de labor en un pueblo vecino al suyo. Su padre era conocedor de una ganadería, lo que sirvió de aprendizaje al hijo para el conocimiento de los toros, a los que manejó con destreza.

Empezó toreando por Andalucía, donde hizo famoso su nombre, sobre todo al lograr un éxito grande en una corrida que toreó en Cádiz. Debutó en Sevilla en julio de 1890.

Al comienzo de su carrera lidió con una simple chaqueta al brazo, a recorte limpio, un toro en un corral. Lo refiere así una página del tratado de Cossío: "Cuando hubo cansado Reverte al animal, que quedó ante él inmóvil y jadeante, se volvió hacia sus compañeros del tapial y únicamente se le ocurrió preguntarles ¿Se me ha mudao la color?"

 Se presentó en Madrid el 19 de junio de 1891, matando dos toros de dos grandes estocadas y despertando mucho interés su estilo. El 26 de junio vuelve a actuar en Madrid, y realiza toda clase de suertes; toreó de capote al brazo con gran novedad, se arrodilló y acostó en la cara de la res, banderilleó con palos de a cuarto al cambio y mató al sexto toro recibiendo, después de lidiarlo muy cerca. El 13 de agosto alterna con Bonarillo, con quien después había de hacerlo tantas veces, dando enorme interés a las novilladas.

El 15 de agosto de 1891 toreó en Jerez de la Frontera, sufriendo una cogida en el muslo derecho. Su popularidad le proporciona muchos contratos, fijándose su alternativa para el 8 de septiembre de aquel año; pero se aplaza al resultar herido una vez más, en Palencia, al hacer un quite capote al brazo, sufriendo dos cornadas y otros tantos puntazos.

Tomó al fin la alternativa en Madrid, de manos de Guerrita, el 16 de diciembre de 1891, casi sin poder moverse, por no haberse restablecido totalmente de dos importantes cornadas sufridas ese mismo año. En su alternativa estoqueó tres toros de Saltillo, y el de la cesión se llamaba Toledano. Vuelve a torear el 20 y el 24 de septiembre, y esta última fecha es cogido por la axila derecha, lo que le impide terminar la temporada.


Daniel Tapia, en su libro Historia del Toreo, nos aporta los siguientes datos biográficos:

"En 1893 reaparece en Madrid, sufriendo en la primera corrida una tremenda cogida, resultando con dos puntazos en el cuello y en el muslo derecho. En la segunda temporada de aquel año su figura torera alcanzó su cumbre en la plaza de Madrid. Mazzantini, Guerrita, Bonarillo y Valentín Martín quedaron oscurecidos ante sus repetidos triunfos.............La temporada siguiente, así como la de 1895, sus actuaciones son menos lucidas. En 1896 renueva sus éxitos y sufre dos cogidas graves. Los años que siguen actúa con desigual fortuna y sufre varias cogidas, pero su popularidad no decrece, alternado con ilustres damas y gozando de la protección de personajes no menos ilustres......Al finalizar la temporada de 1902 viene a México, regresando a la península en 1903, toreando su última corrida en Marsella el 6 de septiembre de dicho año..........Vuelto a Madrid, hubo de ingresar en una casa de salud, para ser operado de un tumor en el hígado. De resultas de aquella intervención, el 13 de septiembre de 1903 dejaba de existir en Madrid"


González de Ribera escribe sobre los famosos recortes de Reverte:

".....una cosa nueva, un algo especial, con sello propio, que importó en el redondel. Ya fuera antes de comenzar los picadores su tarea, ya a la terminación de algún quite en la suerte de varas, cuando venían los toros sobrados, bravucones y enteros, Antonio Reverte clavaba los pies en la arena, adelantaba el brazo derecho con el capote plegado en él, aguantaba el empuje del bruto y se lo vaciaba, recortándolo con vuelo airoso de la tela al plegar con rápido movimiento el brazo al tórax. Salían los toros rebotando del lance, y si eran bravos se revolvían, y entonces la suerte sucedíase una, dos, tres, hasta siete u ocho veces en ocasiones, destroncando a la res, que cada vez hacía más corto viaje y se aplomaba más. En momento oportuno un peón, diestramente colocado, avisaba al toro, y Reverte se salía del terreno en medio de una ovación..........Aquellos recortes capote al brazo dieron a Antonio Reverte personalidad propia e imprimieron carácter genial a su toreo. Dónde los aprendió no se sabe......"


Ricardo de Miranda y Sandoval, Marqués de Premio Real, en su libro Semblanzas de los toreros del día, Pgs. 49-51, editado en 1901, escribe: 
"No es el cuerpo gallardo ni airoso, que si lo fuera, cual digno pedestal del rostro, sería Reverte una hermosura varonil extraordinaria: tan correctas son sus líneas clásicas, tan negros sus ojos rasgados de mirar hondo y su ensortijado cabello……..Su cara gitana ha contribuido muy mucho a su popularidad……..Reverte fue un novillero de mucho tronío; las plazas se llenaban a su paso triunfal…….Sus “recortes” con el capote al brazo, que yo denominé revertianas, levantaron salvas de aplausos; sus pares de banderillas al quiebro, arrancaban palmas; su toreo parado y ceñido entusiasmaba a la afición, y sus estoconazos por las agujas causaban delirios…….Este fue el introito de Reverte en la afición; después, hubo de todo como en botica……Y es que el celebérrimo novillero al convertirse en matador de toros, vaciló en el pedestal que sostuviera su figura taurina desde la tarde del 15 de Septiembre de 1892, en que tomase la alternativa en la plaza de Madrid de manos del sin par Guerrita………El papel de Reverte se ha cotizado en la bolsa taurina como las cubas, con tales oscilaciones, que ya prometía gran lucro, ya amenazaba ruina……Y así, excitando entusiasmos y mereciendo censuras, se fue consolidando este torero espontáneo en quien la agilidad es nula, la inteligencia taurina poca y el arte muy escaso, pero el valor es temerario……Algunas cualidades privativas concurrirán en este torero cuando tras los vaivenes de su reputación taurina torea sesenta, y del peligro constante de su toreo inconsciente sale ileso; verdad que le defiende generalmente la circunstancia de entrar distanciado, pues de otra suerte, con la ninguna salida que da a los toros, fuera siempre cogido en la reunión o encuentro………..La serenidad ante los toros es su primera cualidad: su figura con la muleta plegada –preparado al cambio con que comienza muy frecuentemente sus faenas- ya predispone en su favor al público, porque sin ser esbelto, ni garboso, es simpático, y dicho queda que el busto es por demás artístico……..Es indudable –viéndole en esos momentos, en algunos quites, y pinchando- que hay en Reverte algo así como una reminiscencia de Manuel García…….También se parece al Espartero en lo duro para la pelea y en lo perseverante……..En sus triunfos y en sus derrotas, parece imperturbable………Reverte, que de torero, como de todo, tiene ideas muy propias y peculiares, me dijo: -Cada torero tiene su estilo; yo, con los toros quedaos, no tengo defensa; necesito “toros bravos que se me vengan”…..En este razonamiento se sintetiza la calidad taurina de Reverte con más precisión y claridad que en largas disertaciones críticas. Torero improvisado y matador felicísimo, tiene su manera privativa ajena a las reglas del arte y distinta de los toreros de escuela."



De la BIBLIOTECA SOL Y SOMBRA. VOLUMEN III. ANTONIO REVERTE JIMÉNEZ. Editado en Madrid en 1906, he seleccionado los siguientes párrafos:

“(Pg. 5) Reverte fue una de las figuras más populares del toreo contemporáneo…….Desde su aparición en las plazas de toros extendióse rápidamente su fama, y llegó muy pronto a constituir la actualidad de aquella época……..Como el Espartero –quizás en mayor grado que aquél, porque poseía menos recursos de agilidad y destreza, no yéndole en zaga, y tal vez superándole, en lo que al valor respecta- Reverte fue un torero emocionante……De ahí su popularidad…….Cuando por primera vez se presentó (Pg. 6) en Madrid, el 19 de Julio de 1891, asombró a la concurrencia por su extremada temeridad………..Sánchez de Neira, en su Gran Diccionario taurómaco, pag. 663, escribe: “Más allá que entonces llevó su arrojo, no es posible llevarle; más conatos de suicidio, no los intenta el loco más rematado; puso banderillas, mató, rodó, recortó, saltó y ejecutó de tal manera la práctica del movimiento continuo, que dejó estupefactos a los espectadores, los cuales, en medio de tal desorden, llegaron a ver en aquel chico algo excepcional…..”…….De Reverte se puede también asegurar que perteneció a la categoría de los matadores improvisados, careciendo por eso de base para ser considerado (Pg. 7) como un torero de mérito indiscutible……(Pg. 8)…..para matar toros –sin peligro constante de perder la vida- …..se necesita mucha destreza y no escasa inteligencia; (Pg. 9); cosas ambas, por desgracia suya, de que no estaba muy sobrado el infeliz Reverte……..Jamás con mayor exactitud pudiera decirse de un torero que fue de los toros, ni afirmarse la eficacia de los milagros, pues solo milagrosamente se salvó de una cornada mortal el espada alcalareño en los innumerables percances  -gravísimos algunos- que sufriera………..Véase con cuanta galanura y exactitud el Bachiller González de Rivera (Pg.10)….describe la revelación de Reverte: “Cuando mediaba la temporada de 1890, apareció en las plazas de toros de Andalucía un matador de novillos, de unos veinte años, cenceño y atezado de rostro, rizoso de pelo, poco esbelto de cuerpo, enjuto de carnes, de regular estatura, que comenzó a trabajar con gran éxito y respondía al nombre de Antonio Reverte Jiménez………….Colocábase un poco largo de los toros  cuando montaba la muleta para ir a matarlos; pero arrancábales tan por derecho y con decisión tanta, que era lo más usual el que hundiese hasta la cruz el estoque en lo alto de las péndolas, mientras aprovechando el embecimiento de la fiera herida, salíase del embroque no muy desahogadamente, en honor de la verdad. Rodaban los toros como pelotas, entusiasmábanse los públicos y el novel torero iba alcanzando popularidad y renombre…….(Pg.11)……..Pero lo que más se la daba no era, ciertamente, sus tremendas estocadas arrancando, ni su toreo, que condiciones ingénitas hacían ceñidísimo y aplomado, sino una cosa nueva, un ALGO especial, con sello propio, que importó en el redondel………..Ya fuera antes de comenzar los picadores su tarea, ya a la terminación de algún quite en la suerte de vara, cuando venían los toros sobrados, bravucones y enteros, Antonio Reverte clavaba los pies en la arena, adelantaba el brazo derecho con el capote plegado en él, aguantaba el empuje del bruto y se lo vaciaba, recortándolo con vuelo airoso de la tela al plegar con rápido movimiento el brazo al tórax. Salían los toros rebotados del lance y, si eran bravos, se revolvían, y entonces la suerte sucedíase una, dos, tres, hasta siete u ocho veces en ocasiones, destroncando a la res, que cada vez hacía más corto el viaje y más se aplomaba. En momento oportuno un peón, diestramente (Pag. 12) colocado, avisaba al toro y Reverte se salía del terreno en medio de una ovación”……Cierto que aquellos recortes, capote al brazo, no eran cosa nueva; pero sí casi desconocida para generalidad del público, y de ahí el éxito alcanzado por Antonio al introducir suerte tan vistosa en las plazas como sello especial de su toreo……….Parece ser que tal modo de jugar con las reses acostumbraban a emplearlo los vaqueros en Andalucía, ya como defensa para burlar las acometidas de algún toro desmandado, ya en algunas capeas y encerronas; y como Reverte había sido mozo de labor en las haciendas de la familia Garrido cerca de Alcalá del Río, es de creer que allí aprendiera la forma de recortar con el capote plegado; especialidad que le valió muchos (Pag. 18) aplausos siempre que la ejecutaba………….Toreó por primera vez en Madrid, como novillero, en la tarde del 19 de julio de 1891…….El Bachiller González de Rivera, escribió: ”Reverte…..dio fin de los toros que le correspondieron con dos magníficas estocadas (Pg. 14), saliendo en las dos por el aire a causa de no vaciar. Aplaudidísimo en quites y toreando a su estilo se impuso desde el primer momento, haciendo ver que había allí un diestro de porvenir”……….(Pg. 19)….Guitarras y organillos callejeros acomodaron letras alusivas al torero de moda:
La novia de Reverte
Tiene un pañuelo,
Con cuatro picadores,
Reverte en medio.
Me gusta a mí Reverte
Por lo torero,
Porque tiene matando
Mucho salero.
Si se muere Reverte
Me pongo luto,
Y no voy a los toros
Con tanto gusto.
¡No te tires Reverte,
Por lo torero,
No te tires, Reverte,
Que me das miedo!
(Pag. 23)……Reverte no era hombre que se acobardase por cornada más o menos, pues bien merecía entonces ser equiparado a los Pepe-Illo, Curro Guillén, Domínguez, Tato, Pepete, Frascuelo y el Espartero en lo que al valor temerario respecta, si bien en condiciones de agilidad y arte quizás no pudiera resistir la comparación con muchos de ellos…….El día 16 de (Pag. 24) Septiembre de 1891 tomó la alternativa de matador de toros, de manos de Guerrita………(Pg. 29) …..con el toro Toledano, de Saltillo……(Pg. 30)……Es de advertir, que Antonio se presentó esta tarde en la plaza casi sin poder moverse, mal curado de las grandes lesiones……., y a pesar de eso “quedó bien en general, mató sus tres toros de Saltillo y fue aplaudido” (El Bachiller González de Rivera)…….Esos alardes de valor y desprecio a la vida, que tanto prodigaba Reverte en los comienzos de su carrera, fueron la base firmísima sobre la que asentó la inmensa popularidad del diestro alcalaino………..(Pag. 31) Sin llegar a merecer que se le considerase como una notabilidad, pues para ello le faltaban condiciones artísticas y facultades físicas, de que nunca anduvo muy sobrado, puede asegurarse que Reverte tuvo una época de apogeo más brillante que las de casi todos los matadores contemporáneos suyos, merced a su toreo especialísimo, personal y arrojado, y sobre todo a sus monumentales estocadas, que electrizaban al público, entusiasmándole de modo extraordinario……….Reverte ha sido uno de los diestros (Pg. 32) que más han excitado la nerviosidad de los espectadores, teniéndolos en tensión constante…….A nadie mejor que a él, pudiera ser aplicada la célebre frase con que un maestro comentaba las faenas de otro, a quien sus excesos de valentía proporcionábanle frecuentes percances: Ese, está más tiempo en el aire que en el redondel……..Porque Reverte….fue quizás el torero más duramente castigado por las reses………(Pg. 38)……”….siempre el toreo del diestro alcalareño tenía un algo, un distintivo especial,…........Reverte ha sido el único (Pg. 39) diestro con personalidad propia de los que en estos últimos quince años han desfilado por las plazas….” (El Bachiller González de Rivera)……………(Pg. 41) Ocurrió a Reverte lo que a todos aquellos que, como él, carecen de las cualidades indispensables para ser buenos toreros: mientras la suerte le favoreció y el valor ante los toros no hubo decaído, conservó el cartel que desde sus comienzos lograra conquistar, y se nombre se cotizaba a nivel de los de los mejores diestros; las empresas le ofrecían contratas a discreción y, después de Guerra, temporada hubo en que Reverte toreó más corridas que ninguno de sus compañeros; las fieras se encargaron de demostrar al temerario diestro (Pag. 42) que no es oro todo lo que reluce, castigándole horriblemente y poniéndole más de una vez en trance de muerte, hasta conseguir que aquel valor, casi suicida, de los primeros años, fuese entibiándose, y últimamente se convirtiera en prudencia…………Al iniciarse la decadencia, emperezaron los inteligentes a observar que Reverte, a la hora de matar, no se estrechaba con los toros como lo hiciera en sus buenos años y que había aprendido la manera de cuartear al herir, esquivando de aquel modo el embroque, ya que con la mano izquierda, suprema habilidad de los buenos toreros, no sabía, o no acertaba, a dar a las reses su natural salida…….De ahí que ya no asegurase el efecto de las estocadas, como antes hacía, y que se manifestase bastante desigual como matador……….(Pag. 43)……Lo que conservó Reverte hasta sus últimos tiempos, fue la viril entereza que demostró en los comienzos de su carrera, el pundonor, eso que se llama vergüenza torera……Comprendiendo que sus facultades declinaban, procuró sostenerse a la altura de la reputación adquirida y trató de suplir deficiencias marcadísimas de su manera de torear, con rasgos de aquella temeridad que le hizo famoso, aun a riesgo de sufrir percances tan graves como el que le ocurrió en la plaza de Bayona (Francia) el 3 de Septiembre de 1899……….Toreaba una corrida de Ibarra en unión del célebre Rafael Guerra, Guerrita,………; Reverte, que no podía competir con aquel maestro, buscó recursos para levantar a favor suyo el entusiasmo del público, y (Pag. 44) después de clavar el estoque al primero toro que le correspondió matar, arrodillose ante él, a muy corta distancia, creyendo sin duda que la estocada había de producir efectos más rápidos…….La res (de nombre Grillito) no tuvo necesidad de moverse apenas, pues bastó con que estirase el pescuezo para enganchar al diestro por una pierna y producirle una de las heridas más graves que sufriera desde que comenzara el peligroso ejercicio de tan arriesgada profesión…………….(Pag. 47)……Reverte fue acaso el diestro más castigado por las reses desde Frascuelo acá……..(Pg. 49)…….La casi totalidad de las heridas las recibió en las extremidades inferiores; prueba fehaciente de la carencia de agilidad que caracterizaba el toreo seco, aplomado y emocionante del desgraciado Reverte……….(Pag. 55)……..la desgracia le perseguía con tenacidad abrumadora, pues de mayor o menor importancia, rara era la corrida en que no hubiera de sentir los efectos de su temeridad………….(Pag. 81)………El año 1899 pudo llamarse el último de la vida torera del diestro alcalaino………..(Pag. 90)……El 15 de marzo de 1903 fue la última corrida que toreó en Méjico. En ella se encargó de pasaportar, como único espada, siete toros de Tepeyahualco…………(Pag. 91)……El 6 de septiembre de 1903, siete días antes de morir, toreó su última corrida en Marsella, alternando con Morenito de Algeciras y Revertirto………….(Pag. 92)……Cumplido ya su compromiso en Marsella, volvió Reverte a Madrid y decidiose a sufrir la penosa operación que la ciencia aconsejaba (para extirparle un quiste en el hígado)………….(Pag. 93)……..Falleció el  día 13 de Septiembre de 1903”



Curro Algaba, en la serie titulada "Los grandes toreros", editada por El Gato Negro, escribe:




“(Pgs. 3-20))…………Antonio pasó su primera juventud en la hacienda de los señores Garrido, de la que era mozo de labranza. Acostumbrado a vivir entre el ganado……, la necesidad le hizo aprender a defenderse de sus acometidas y, más tarde, su afición le llevó a abrazar la difícil profesión en la que fue un astro de primera magnitud………Pocos diestros han sido tan discutidos como éste y menos aun han sufrido más sinsabores antes de escalar el pináculo de la gloria………Se presentó en la plaza de Sevilla en 1890, acompañado de Jarana y Gorete………En esta corrida se manifestó Reverte como una esperanza del arte. Capote al brazo recortó al primer Benjumea que le correspondía, levantando una salva de estruendosos aplausos. Siguieron los quites magistrales, y a la hora de matar quedó también a gran altura……….Nunca vida torera se inauguró con mejores auspicios. La afición reconoció en Reverte el continuador de Montes………El 26 de Julio de 1891 hizo su presentación en Madrid, alternando con Lesaca y Litri……..Desde este instante, la fama de Reverte quedó definitivamente cimentada……..Se le reconoció, aun por los más exigentes críticos, su conocimiento de las reses y su desmedido valor y se le estimó, asimismo, como un consumado doctor en la ciencia de adivinar los instintos del ganado……..He aquí, lo que el notable “Maestro Estokati”, ha dicho de Reverte: “………Sus recortes capote al brazo, que yo denominé Revertinas…….levantaban salva de aplausos; sus pares de banderillas al quiebro, arrancaban palmas; su toreo parado y ceñido entusiasmaba a la afición, y sus estocazos por las agujas causaban delirios”……..Con todo y con eso, Reverte, no se consideró más tarde, como un torero acabado. Tenía una escuela suya, mejor aún, un estilo propio que no se sujetaba para nada a las reglas conocidas……..El gran Lagartijo había dicho de él: “Cuando el público se entere que no es torero, ya será millonario”……….El día 16 de Septiembre de 1891, tomó la alternativa en Madrid, de manos de Guerrita, y de aquí parten todas sus desgracias…………Escuchemos lo que respecto a este día, dice Latiguillo: “…….El ganado no era gran cosa en cuanto a condiciones; pero la faena del recipiendario ¡fue tan mala!.............Los apasionamientos contra el de Alcalá del Río se extremaron, se le tachó de pesado……; se dijo que vaciaba mal los toros, que no tenía mano izquierda, que salía siempre rebozado con los toros, y otras mil cosas”…………La temporada de 1893 estoqueó siete toros de modo tan colosal; que hizo decir a uno de sus biógrafos: “De aquellos siete toros tan colosalmente estoqueados, merece mención especial, “Cerrojo”, de Palha, negro lidiado el 22 de Octubre, al que toreó en medio de una constante ovación que se hizo inmensa cuando se premió con ella la soberbia estocada que puso remate a la faena”…….La tarde del 25 de Marzo de 1897, estoqueó de un modo colosal al toro “Poca pena” de Bañuelos, y en el que según Don Hermógenes, llegó a la cumbre de su fama…….El mismo autorizado crítico, reconoce en Reverte un amor propio nada común que, al comprender que sus facultades declinaban, le hizo procurar sostenerse a la altura de la reputación adquirida en muchas ocasiones, con grave riesgo de su vida, como cuando sufrió la cogida en Bayona en Septiembre de 1899, por el toro “Grillito”,  que fue realmente la que puso fin a su vida torera……Alternaba esta tarde con Guerrita, y se lidiaban toros de Ibarra……..La herida le obligó a estar alejado de los toros por espacio de dos años………Falleció en Madrid, el 13 de Septiembre de 1903, como consecuencia de una operación en la que le extrajeron un quiste………..Tenía un excesivo amor propio, eso que se llama vergüenza torera, y este amor propio, esta vergüenza, fue la causa de todos sus males y le expuso en centenares de ocasiones a dejar su vida en las astas de los toros……..Reverte alcanzó una gran popularidad, tanto que las coplas alusivas a él y a su novia, corrían de boca en boca; diarios importante publicaron versos a el dedicados, y en torno suyo se tejió una novela de amor no muy bien definida”







El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"Comenzó mal la temporada de 1893; pero se enmienda después en cuatro corridas, en las que mató ocho toros de igual número de estocadas y un pinchazo, comenzando las faenas casi siempre, con un cambio a muleta plegada.....................El 25 de marzo de 1894, en Madrid, mata primorosamente un toro de Bañuelos; el 3 de septiembre, en Bayona (Francia), después de dar una estocada corta en las agujas, pretendiendo adornarse, pone en tierra la rodilla derecha y con la muleta extendida permanece quieto unos instantes. El toro, de Ibarra, tenía alargada la cabeza; Reverte cree que el animal está para caer, adelanta un paso, y deja la pierna izquierda bajo el hocico de la res, que no tiene más que adelantar la testa para suspenderle por la corva, dejándole luego caer cara al suelo. Brotando sangre por la herida, lo recoge su sobrino, espectador de la corrida, y le tapona con la mano la herida, que, dentro del callejón, es vendada con la faja de un monosabio. En la enfermería le dieron ocho puntos y le ligaron la femoral, trayéndole a Madrid, donde fue asistido por el doctor Bravo............................Año y medio estuvo sin poder torear, realizando continuos ejercicios para regenerar y fortificar la pierna, y, por fin, el 28 de abril de 1901, reapareció en Lisboa, donde fue objeto de grandes demostraciones de cariño del público y sus compañeros, brindándole suertes el caballero en plaza y los banderilleros. Reverte estuvo muy bien, reiterando sus recortes capote al brazo, lanceando por faroles y de frente por detrás; puso rehiletes superiores al cambio y señaló buenas estocadas. El 5 de mayo volvió a torear, y el 9 de junio lo hizo en Nimes, donde mató por vez primera después de su grave cogida. En su primero triunfó con la muleta y lo despachó de media superior; cortó la oreja, y recibió una palma de oro de los socios del club taurino; en el segundo dió una estocada inmensa, que le valió ovación y oreja. Lidió dos corridas en Toulouse con tan buen éxito, que el presidente le hizo entrega de otra palma de oro, y Reverte correspondió regalándole su muleta. El 4 de agosto actúa en Bayona con gran expectación; queda bien; pero es cogido por su segundo toro, que le infringe un puntazo en la mano izquierda.....................................Con desconfianza ya en sus facultades, vuelve a España, no toreando más que una vez en Sanlúcar de Barrameda el 8 de septiembre y otra en Barcelona el 22. En la primera, con lleno en la plaza, quedó bien en su primero y mejor en el segundo. En Barcelona no le acompañó la suerte. Termina la temporada en Bezières el 13 de octubre, dejando grato recuerdo..................................En 1902 actuó poco en España; el 20 de marzo en Murcia; el 2 de mayo en Madrid, en la corrida organizada por la proclamación de Don Alfonso XIII. Tres más en Bilbao, y el 29, otra vez, en Madrid -su última corrida en la capital- con regular resultado. Nueve festejos más en provincias cierran su actuación en España. Es manifiesta su fatiga y la debilidad de sus piernas.............................Fue a Méjico a torear nueve corridas; la realidad es que sólo lidió una en Lisboa el 12 de julio de 1903 y otra, su última, el 6 de septiembre en Marsella, regresando a Madrid para operarse de un quiste en el hígado que le diagnosticaron en Portugal............................La intervención quirúrgica en el Sanatorio del Rosario, en Madrid, no dió resultado, falleciendo el 13 de septiembre de 1903, siendo embalsamado y llevado a enterrar a su pueblo natal.

 El duelo por Reverte fue nacional, popular,entrañable.

Fue el creador de las revertinas, recortes al brazo y quiebros de vaquero.
"Antonio Reverte clavaba los pies en la arena, adelantaba el brazo con el capote plegado en él, aguantaba (al toro) y se lo vaciaba, recortándolo con vuelo airoso de la tela al plegar el brazo..............Aquellos recortes capote al brazo dieron a Antonio Reverte personalidad propia e imprimieron carácter genial a su toreo"

"Lanceó de capa, recortó capote al brazo, coleó, se arrodilló, se acostó ante la cara de los toros, banderilleó al quiebro con palos de a cuarta y mató al sexto toro recibiendo, después de una faena asombrosamente reposada, a dos dedos de los pitones, con una tremenda quietud de pies"

                                                                   El Bachiller González de Ribera



F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:

"Todo lo que en la figura de Manuel García (El Espartero) hay de penumbra y de tonos apagados, es luminosa y alegre la de Antonio Reverte. Al diestro alcalareño se le recuerda como se recuerdan los días venturosos de la juventud...............Porque Reverte sintetiza y personifica una época breve, pero vibrante, del toreo. Entre los grises y los pardos que manchaban la paleta taurina, el azul y oro de su persona y de sus hechos, sedujo y levantó los espíritus. Por algo fue el héroe de las muchedumbres........................Me importa mucho proyectar un rayo de luz sobre una de las cualidades esenciales del toreo de Reverte. No me refiero a la quietud de pies, ni a la destreza verdaderamente excepcional de su mano izquierda, ni a aquel hipnótico don de desafiar a los toros, ni a los inimitados recortes capote al brazo, aguantando empuje y vaciando con vista de lince. Aludo tan sólo a su imponente estilo de matador, el único que presenta algunos puntos de contacto con el de Frascuelo.....................No cabe duda. En punto a entrar recto y despacio, obligando a los toros a dejarse matar, y templando a voluntad el brazo del estoque, Antonio Reverte ha sido el primero y el último imitador de Frascuelo. Y si no hizo más que ser un imitador, a la escasez de facultades hay que achacarlo"

"De nada sirvieron los cariñosos consejos del pueblo. La valentía le mató...............Fue el 3 de septiembre en la plaza de Bayona. Le pareció poco el dar una gran estocada a Grillito, de Ibarra, y se hincó de rodillas ante los cuernos. El toro no tuvo más que alargarlos para inferir a su matador una cornada penetrante en la pierna izquierda...................Después de una curación incompleta, un año sin torear, una sombra de Reverte viviendo a expensas de lo que había sido, de conmiseraciones y de indulgencias, y finalmente, una operación de quiste hepático con resultado fatal. Falleció en el Sanatorio del Pilar el 13 de diciembre de 1903, a los treinta y cuatro años de edad..................En su tumba cuadraría muy bien este lacónico epitafio: "Vivió como un bravo. Murió sin haber dado el paso atrás"


Sánchez de Neira, con ocasión de una de sus novilladas, escribe:

"Reverte consigue tan brevemente predisponer al público en su favor, que es cuestión de que el toro y él se encuentren en un punto dado. Su exagerado valor, del cual se complace en hacer alarde, derrochándole verdaderamente, le conquista, desde luego, las simpatías del espectador; sus cambios, capote al brazo, su frescura y atrevimiento en los trances más difíciles, sus pares de banderillas, quebrando tan en corto, que parece que no tiene salida sin enganche o revolcón, y hasta el modo de entrar a herir, son causa de que arrebate hasta el frenesí a los concurrentes, que, en aquel momento, no pueden pararse a discernir, por la sugestión que en ellos ejerce el poder de la valentía, si el arte o la providencia han ayudado a salvar el peligro"


Rafael Ortega Gómez, Gallito, en su libro Mi paso por el toreo, escribe:

"Reverte llegó al toreo haciendo cosas raras y extrañas entonces; ponía banderillas cortas, toreaba con el capote plegado en el brazo, etc. En Madrid tuvo una época de cartel, porque en una faena le tiraron un abanico y con él dio tres cambios al toro. Era un torero de gran prestancia en la plaza; tenía más personalidad que arte, más distinción que técnica. No obstante, fue un torero interesante"



Ladislao Redondo, en su libro Guerrita, su tiempo y su retirada, escribe:



Antonio Reverte, desconocido por completo de la afición, apareció en las novilladas del mes de Julio de 1891, celebradas en la Plaza de Madrid, y en ellas dió, desde el primer momento, pruebas de un valor temerario y de una soltura extraordinaria para andar entre los toros; pero estas dos cualidades las veía siempre caer por tierra, dadas las pocas facultades con que la naturaleza le había dotado, pues sus piernas, en vez de ser dos miembros ágiles y robustos, eran dos estorbos para él por su pesadez y falta de flexibilidad………..No obstante esto, Reverte hizo rapidísima carrera y de torear como novillero en el mes de Julio de 1891, pasó á matador de cartel el 16 de Septiembre de aquel mismo año…………..El entusiasmo y las esperanzas que Reverte inspiró fueron inmensas”




                            

Néstor Luján  se refiere a él en los siguientes términos:

 "Su leyenda de valor fue inagotable; el quiebro de cintura a toro levantado con el capote al brazo, y rematarla arrancando la divisa, da la medida de la infinita alegría de su arte. Flojo de piernas, ejecutaba todas las suertes con una tranquilidad y un arrojo escalofriantes....Reverte fue un torero corto y gallardo, de poca agudeza en los trasteos, que tuvo que competir con el Guerra....., al que solamente superó en valor: un valor enderezado a cornadas.....En sus actuaciones sufrió mas de diez cogidas graves"

Ha pasado a la historia del toreo por su peculiar manera de entrar a matar. Escuchemos lo que dice Cossío: "...el joven torero sorprendía a los públicos andaluces con su manera de matar a los toros: se colocaba un poco largo de ellos al montar la muleta para ira a matarlos, pero al arrancarse lo hacía tan por derecho y con tanto arrojo, que generalmente hundía hasta la cruz el estoque en todo lo alto de las péndolas, rodando los toros como electrizados"

Esta manera de ejecutar la suerte suprema, de la que tantas veces salió atropellado por el toro, dio lugar al grito que surgía de las gradas: "No te tires, Reverte"

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

 "De origen labrador, acude desde muy joven a tentaderos y capeas..................En 1890 actúa ante el público en Sevilla y Cádiz. Su fama llega a Madrid, donde se presenta como novillero el 19 de julio de 1891....................El 16 de septiembre de 1891 le concede la alternativa Guerrita en Madrid con el toro Toledano de Saltillo. El novel espada venía convaleciente de las heridas recibidas en Palencia el día 3 del mismo mes.....................Los toros le cosían a cornadas pero su valor seguía intacto. Cada día toreaba más quieto y reposado, más cerca, con más emoción. Al entrar a matar todos sabían que iba a salir por los aires. Se hizo famoso el grito: "¡No te tires, Reverte!"..................Al torero le preocupaba mucho la imagen de su valentía................Tras una faena en un corral a un toro bravo, preguntó a sus amigos: "¿Se me ha mudao la color?"...................La costumbre vaquera de efectuar recortes con la chaquetilla al brazo era un recurso hábil en los mayorales. Reverte lo convirtió en parte fundamental de su toreo de capa. Con ella al brazo reducía los toros en el primer tercio. Algo que aprendió Joselito, a quienes se lo transmitieron quienes alternaron con Reverte..................Reverte aportó el gusto por el cite a muleta plegada. Matar, siempre muy en corto y certero, de una sola estocada, a cambio de salir trompicado. Prodigó adornos y desplantes rodilla en tierra, que le valieron no pocos revolcones y hocicazos, porque lo hacía delante de toros muy enteros.................El 6 de septiembre de 1903, en Marsella, toreó su última corrida"


Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:

“La novia de Reverte tiene un pañuelo” “No te tires, Reverte, ¡vente conmigo!.....” Coplas, lances, leyendas y admiraciones tejieron por España las glorias de Reverte, uno de los toreros más populares que han existido. Desde sus comienzos le rodeó una aureola de valentía y guapeza que le convirtió en héroe popular. Principalmente los sevillanos hicieron de él un ídolo, sucesor en su idolatría de Maolillo “El Espartero”……………….Pero Reverte fue un torero basto y corto, sin otra personalidad artística que su valor, aunque se especializó en los recortes capote al brazo y en dar formidables estocadas. Fue siempre muy castigado por los toros, y en la época de su mayor apogeo se intentó oponerle a “Guerrita”, que era más torero que él, como de Madrid a Lima, y ante cuya comparación siempre salía perdiendo el valeroso torero alcalaíno. No obstante, Reverte fue una de las grandes figuras de su tiempo, y un torero de los que en todos los tiempos más se han arrimado al toro, tal vez más que por su innegable valentía, por su carencia de fuerza y flexibilidad en las piernas, lo que le obligaba a pararse mucho. Y, claro está, en una época en que todo el toreo era a base de piernas, quien, como Reverte, las tenía “de trapo”, había de destacar precisamente por su falta de movilidad. Que ya “el parón” entonces tenía, por lo visto, sus adoradores”


"Don Ventura", en el número 2 de la colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XIX", escribe: 

"(Pgs. 120 y 121)…….Pocos toreros han disfrutado de tanta popularidad como éste, igual por su guapeza ante las reses que por la simpatía que inspiraba de buenas a primeras. Era un diestro torpe de movimientos y de pocos recursos; pero tanto en sus recortes capote al brazo como en el manejo de la muleta –con la que no hacía más que defenderse- había un acento personal y un exponente patético que producía emoción y entusiasmo, aumentados al verle practicar la muerte suprema…………No hubo rincón de España donde no se cantase:
“La novia de Reverte
Tiene un pañuelo
Con cuatro picadores,
Reverte en medio”
Hubo quienes creyeron ver en él a un competidor de Guerrita, sin duda en su deseo de oponer a éste un rival; pero los aficionados de buen sentido nunca dieron pábulo a tal despropósito. Verdad es que se mantuvo en la primera fila; pero los empresarios siempre estaba en vilo con él, porque los percances se sucedían y no había temporada en la que cubriera todos sus compromisos."




Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:



Antonio Reverte. Su toreo traía un aire nuevo, un sello personal. Su famoso recorte capote al brazo, jamás imitado, dieron a Reverte fama universal…………..Fue Reverte un torero esencialmente popular. El pueblo lo idolatró y su nombre es protagonista de muchas coplas: La novia de Reverte tiene un pañuelo, No te tires Reverte, son las más conocidas”


F. Bleu dice de él: Todo lo que en la figura de Manuel García, Espartero, hay de penumbra y de tonos apagados, es luminosa y alegre en la de Antonio Reverte.


Sánchez de Neira lo define con su elocuente estilo: Su valor exagerado, del cual se complace en hacer alarde. Sus cambios capote al brazo, Sus pares de banderillas, quebrando tan en corto, y hasta el modo de entrar a herir, son la causa de que Reverte arrebate hasta el frenesí a los concurrentes."



Robert Ryan, en su libro El toreo de capa, escribe:

"En el siglo XIX era frecuente ver a un torero citar con la capa terciada sobre su antebrazo..............Lo que no se había visto en el toreo capote al brazo era ejecutar a pie firme una suerte. Por esta razón causó sensación que Reverte "clavara los pies en la arena", que "aguantara" al toro, que "se lo vacíara" fría, airosamente.................La emoción del trance, la desnuda emoción de peligro que producía el juego revertiano, le permitió a Reverte, en aquella época tan celosa de conservar la fuerza astada para la puya, destroncar a los toros al recortarlos de salida........................Del recorte revertiano había lejanos antecedentes; hubo quien afirmó que se había visto hacer a el Chiclanero y a Frascuelo, mas aisladamente. Otros reconocían en la suerte un "quiebro de vaquero" más propio de las faenas de campo que de la lidia en la plaza. Pero en la plaza hizo famoso, y tan famoso, a Reverte"


Robert Ryan, en su libro El Tercio de muerte, escribe:

"Antonio Reverte, tan diestro en los recortes capote al brazo, se identificó plenamente con el cambio a muleta plegada, el cual prodigaba hasta con exceso, según La Lidia, siendo una suerte que se desvirtúa con la facilidad que adquiere cuando es iniciada sobre largo"

"Unos pases de rodillas de Antonio Reverte en Lisboa, llegaron a la España de 1892, cantados en calidad de hazaña"


El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"Me gustó Reverte en lo que podía gustar: en su valor grande, en su personalidad única, por lo cerca que toreó -el que más próximo le anduvo a los toros antes de Belmonte- y por su coraje matando, aunque lo hiciera sin ninguna perfección, pues siendo cierto que arrancaba muy en corto, salía muchas veces atropellado y el brazo lo arqueaba al dar la estocada, sin que ello reste valor al hecho de que generalmente no soltaba la empuñadura hasta que llegaba con la mano al pelo y al de que arrancaba muy derecho, causando gran emoción. Su valor, parigual al de el Espartero, era de una sangre fría que asustaba................................Fue muy castigado por los toros; creo que más que Frascuelo y muy parecido en ello a Bombita (Ricardo), lo que no disminuyó su valentía ni aún después de la cogida de Bayona, que le restó tantas facultades. Se decía que los años que comenzaba mal, apretaba al final para proporcionarse corridas la temporada siguiente; algo había de cierto, pues su fuerte fueron siempre las corridas de Bilbao, donde se lidiaba ganado grande y hecho y donde siempre actuó con éxito. Reverte tuvo gran popularidad y, en general, buen público; bien es verdad que su figura, la bondad que reflejaba su semblante, así como la emoción que causaba, lo merecían. Un recuerdo cierra estas líneas: un toro de Udaeta, ganadero que se superaba en la presentación de sus reses, se aquerenció en el centro del redondel; allí fue a buscarlo Reverte, le dió cinco o seis pases y le entró a matar desde muy cerca. El animal salió muerto de su mano; no duró todo dos o tres minutos, ni fueron muy notables los pases ni la ejecución de la estocada. Pero el conjunto lo fué. Por ello ganaba la pelea a los demás toreros y al mismo Guerrita le hizo apretar muchas veces"

"Un pase que se ve muy poco, sin duda por la dificultad, y que es de los más victoriosos y emocionantes, es el cambio como comienzo de la faena. Conservo los mejores recuerdos de los cambiados de Cara-Ancha y Reverte; éste lo daba de una manera asombrosa: con la muleta plegada y dando saltos desde una distancia grande para que el toro se fijase y arrancara, al llegarle casi encima el bicho desplegaba la flámula. El primer día que lo hizo en Madrid se llegó a mi localidad el célebre dibujante Daniel Perea, que era sordomudo, pero que a fuerza de constancia y voluntad pronunciaba algunas palabras. Dándome voces me repetía: "¡Yo, yo!" Quería decirme que él aconsejó a Reverte lo hiciera, conocida su facilidad en los recortes capote al brazo"

"Uno de los adornos de Reverte, del que no he visto referencias en las semblanzas consultadas, fue el que hizo en la segunda corrida de la feria de Sevilla de 1896. A un toro berrendo en colorao de Concha y Sierra, en el segundo quite, después de media verónica muy ceñida, le puso el codo en el testuz durante algún tiempo. De ello da fe una lámina de La Lidia, dibujo de Daniel Perea, suerte que en la actualidad ha practicado Arruza, denominándola del teléfono; pero con el mérito por parte de Reverte de efectuarlo con el toro en todo su poder, mientras el mejicano la hace en los últimos pases de muleta, cuando el animal está medio muerto" 




La fotografía corresponde a la novillada celebrada en Barcelona el 06/11/1898



La fotografía corresponde a la corrida celebrada en Huesca el 27/11/1898


El cartel corresponde a la novillada celebrada en Valencia el 05/03/1899, que fue un mano a mano entre Machaquito y Lagartijo chico, con toros de D. Basilio Peñalver


"El ejercicio de la caza es casi constante en los toreros cordobeses, y cuando en tientas y encerronas no recuerdan y perfeccionan sus faenas de los circos, ocúpanse en matar perdices, conejos o liebres, y hasta jabalíes y venados en los agretes parajes de la incomparable Sierra Morena [....] Lagartijo Chico y Machaquito son muy aficionados, especialmente el primero, a las perdices. No han terminado de cazar en un sitio cuando ya piensan en otro"

                                                        Sol y Sombra, 04/04/1901. A. ESCAMILLA RODRÍGUEZ


La foto corresponde a la corrida celebrada en Gijón el 15/08/1902. De izda. a dcha: Machaquito, Lagartijo chico y Guerrerito. Los toros fueron de Muruve







Cossío, en su obra Los Toros, escribe:

"Matador de toros nacido en Córdoba el 16 de julio de 1880, hijo de Juan Molina y sobrino de Lagartijo el Grande........Banderillero de novillos, trabajó en Córdoba a las órdenes de José Ramos (el Tío Pesca).......El 27 de septiembre de 1896 alternó con Machaquito en la muerte de cuatro novillos.
Hasta 1898 trabajó muchas veces como banderillero y otras como novillero. El 8 de septiembre de 1898 se presentó la cuadrilla en Madrid, y los dos espadas de ella, Machaquito y Lagartijo Chico, estuvieron admirables en la muerte de los seis toros de Veragua que les echaron. Lagartijo toreaba con aplomo, moviendo apenas los pies y con clásica elegancia y gallardía. El 16 de septiembre de 1900 tomaron Machaquito y Lagartijo Chico la alternativa en la plaza de Madrid; éste de manos de Luis Mazzantini y aquel de Emilio Torres (Bombita). El 8 de abril de 1910 falleció en Córdoba, habiendo toreado 296 corridas y estoqueado 735 toros. "Breve fue el paso de Lagartijo el Chico por la tierra; brevísima su vida torera. En su época no ha habido diestro más querido. Su nombre y su herencia aunaban en torno suyo la enorme masa de lagartijistas.......Parecía moverse en la plaza con la pereza moruna, como si cumpliese un deber penoso, como poco asequible a gloria y aplausos y poco sensible a censuras y silbas, pero cuando el torero se erguía, surgía el toreo reposado, elegante, sobrio y con la tremenda dificultad de la sencillez artística de su capote, sus pases de muleta adornados, sin desplantes de titiritero, eficaces a ahormar la cabeza de las reses, quitándoles defectos y resabios, y cuando entraba a herir sin ventajas dando aquellas medias estocadas lagartijeras o hundiendo hasta la barra los aceros con la pujanza del matador de toros de verdad, entonces los públicos acoplaban las simpatías heredadas del hombre con los méritos del artista, y las ovaciones eran formidables, más grandes que las que recibía ninguno de sus contemporáneos. Ha muerto el único que hoy tenía tipo de torero" Esta opinión escribió de Rafael Molina Martínez (Lagartijo Chico) el Bachiller González de Ribera. ¿No respondería aquella indolencia, aquella apatía del torero, al tormento de la consuntiva enfermedad que acabó con él?"


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