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jueves, 9 de febrero de 2012

ALGABEÑO padre e hijo / MACHAQUITO / CHIQUITO DE BEGOÑA








Las fotos corresponden a la corrida organizada por El Liberal en Barcelona, el 27/10/1901. El cartel lo completo Bombita chico, ante toros de Saltillo



































Cossío, en su obra Los Toros, escribe:

"Matador de toros nacido en La Algaba (Sevilla) el 21 de septiembre de 1875. Los frecuentes viajes a Sevilla le proporcionaron la ocasión de presenciar algunas corridas de toros. Le impresionó de ellas especialmente la manera de matar de Mazzantini. [.......] Vistió por primera vez el traje de luces el 9 de diciembre de 1894 en Sevilla con novillos de Miura. Su presentación en Madrid tuvo lugar el 10 de marzo de 1895, con novillos de Saltillo. Era buen estoqueador, aunque torpe y adocenado con capote y muleta. Su paso por la novillería fue punto menos que meteórico, ya que toma la alternativa  el 22 de septiembre de 1895. Le confirió la nueva categoría Fernando el Gallo, acompañándole Emilio Bomba, que le cedió el toro Pasajero, de Veragua. A pesar de sus accidentes, numerosos y graves, era complemento de los carteles en que figuraban toreros de primera fila, y de él se esperaba tan sólo la estocada, y en honor de la verdad, sobre todo en los primeros años, rara vez defraudaba estas esperanzas. Se perfilaba algo largo, pero arrancaba con tal violencia y en tal rectitud, que impresionaba profundamente. Tan profundamente que por sólo ese momento logró sostenerse en su puesto tantos años, y al hablarse de matadores de toros el nombre del Algabeño viene inmediatamente al recuerdo. El día 7 de enero del año 1947 falleció en Sevilla este antiguo matador."






¡Machaquito, Machaquito,
fue tu toreo bonito,
el manjar más exquisito
que probó ayer la afición!.....
¡Machaquito, gran Machaco!
¡Eso es canela y tabaco!....
Y ¡eso es cruzar el sobaco
por encima del pitón!
Machaquito, dando el pecho,
entró en corto y por derecho
y al bicho dejó deshecho
de una estocada en la cruz......

Poeta satírico madrileño



Dejándose en los cuernos la pechera,
se colocó en los cuernos de la luna
y aunque nervioso ante la astada fiera
sus mismos nervios fueron su fortuna



Machaquito, dando el pecho,
entró en corto y por derecho
y al bicho dejó deshecho
de una estocada en la cruz.
Versos aparecidos en un periódico satírico taurino de Madrid




"Prepárate la mantilla, niña, que el Machaquito es el que alegra la cuestión, ya la función va a comenzar"

Del pasacalle Agua, azucarillos y aguardiente
















EL RUEDO








































































































































THE KON LECHE

ESTAMPA








LOS TOROS


























PALMAS Y PITOS













Rafael González Madrid, Machaquito, nació en Córdoba el 2 de enero de 1880. Desde niño empezó a trabajar en el matadero de Córdoba y a sentirse irresistiblemente atraído por los toros.

En el libro La mirada del toreo, de Fernando Claramunt, podemos leer:

"Cierta mañana de mayo del año 1892, el respetado y temido califa (se refiere a Guerrita) lanceaba una vaca grande, de peligro, en el matadero de Córdoba. Quiso saber si algún aficionado se atrevería a salir. De pronto vio delante de los cuernos un niño de doce años provisto de una blusa capeando como un torero de verdad. El veterano califa se quedó asombrado: "Tu vales pá el asunto. ¿Cómo te llamas? ¿Eres hermano del Machaco, el zapatero que anda machacando todo el día? Pues te llamaremos Machaquito. No está mal el mote y además es mu nuevo"

En septiembre de 1895 actuó en la cuadrilla de Malagueño en Palma del Río (Córdoba) y a petición del público hubo de matar un novillo.

Aparece públicamente por primera vez Guadalcázar, vestido de luces con un terno de color indefinido, cuyo alquiler costó a su hermano el zapatero la cantidad de veinte pesetas. A partir de entonces le gustó, y se pudo permitir, vestir muy bien de torero: verde y oro, ceniza y oro, corinto y oro fueron los primeros trajes de luces nuevos en su etapa de novillero.

 Con el Gallo y Revertito forma la cuadrilla de Niños Sevillanos.

Junto a Lagartijo Chico -hijo del gran peón Juan Molina y sobrino, por tanto, de Lagartijo el Grande- actuó por primera vez en Córdoba, el 27 de septiembre de 1896, y más tarde. En 1898, integraron ambos la pareja juvenil conocida como la de los Niños de Córdoba, bajo la dirección  del infortunado banderillero Rafael Sánchez Bebé. El 10 de abril de 1898, en su patria chica, mató de un volapié soberbio un novillo grande.

El 7 de septiembre de 1898 debuta en Madrid, luciendo un terno -tórtola y oro- que le compró a Guerrita. Mató un novillo con gran valor y maña y puso dos pares de banderillas al cambio al otro. Lagartijo el Grande dijo: "Me gustó mi sobrino, es mu seriecito; pero ese niño, Machaquito, es de mucho nervio y mucha decisión"

En unión de Lagartijo Chico tomó la alternativa en Madrid, el 16 de septiembre de 1900, de manos de Emilio Torres, Bombita, que le cedió el toro Costillares, negro listón, del Duque de Veragua. Se planteó el problema de la antigüedad de ambos espadas, circunstancia que hubo que resolverse, echando suertes. Don Modesto, el crítico de El Liberal, sacó la papeleta. Lagartijo Chico iría por delante. El procedimiento no tenía precedentes. Machaquito se limitó a decir: "No es mejor el que va por delante, sino el más decidío"

Formó pareja con Ricardo Torres, Bombita, en la época que va desde la retirada de Guerrita al advenimiento de Gallito y Belmonte.

Sufrió bastantes percances graves y por su heroicidad al librar de los peligros de un toro en Hinojosa del Duque (Córdoba), el 29 de agosto de 1902, a los espectadores que había caído al ruedo, al derrumbarse parte de un tendido, le fue concedida la Cruz de la Beneficencia. El momento era de máximo peligro, pero Machaquito no perdió la serenidad, y dirigiéndose al toro con muleta y estoque, lo alejó primero de los aterrados e indefensos espectadores, para luego darle una gran estocada que acabó con la vida del animal.


Su temporada de 1904 en España es triunfal, sumando aquel año cien corridas y estoqueando 235 toros. El 20 de agosto de 1905 hizo en la plaza de San Sebastián una de las mejores faenas de su vida torera, con el toro Resbaloso, de Miura. Como dato curioso que prueba su seguridad con el estoque cabe decir que aquel año mató 126 toros de 135 estocadas.

El año 1909 no trabaja en la plaza de Madrid, arrastrado por su compañero Bombita en el pleito de los Miuras. Reconciliado con la empresa, vuelve por sus fueros en 1910, toreando el 19 de junio de aquel año por vez primera con Vicente Pastor.

El 17 de mayo de 1911 hace una gran faena en Madrid al toro de Miura, Zapatero. En 1912 sostiene su cartel, pero ya se advierten signos de indudable decadencia. Al final de la temporada marchó a México.

El aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"El 12 de abril de 1903, en Barcelona, y por cogida de Conejito, mató cuatro toros de Surga de cuatro grandes estocadas, éxito que repite en Córdoba. Terminada la temporada en España, marchó a Méjico......................................El 2 de mayo de 1904, a una res de Ibarra, llamada Boticario, enorme de tamaño y con unos pitones descomunales, le dió un pase alto, uno de pecho y dos naturales y un volapié grandioso................................Ese mismo año en Medina de Rioseco, de los cuatro buenos mozos de la ganadería de Villagodio que le correspondían, tres de ellos murieron de la primera estocada.............................En su primera tarde en Pamplona, en 1905, fue ovacionado en sus tres bichos y salió en hombros........................Marchó a Méjico los años 1903 y 1904, estableciendo el público, que no el torero, una competencia con Antonio Montes, que la afición mexicana llevó a extremos de exageración....................Se llegó a encarar con los espectadores y al perfilarse para entrar a matar, les dijo: "Pa que aprendan a ver matar toros". El volapié fué de los que le colocaron en primera fila.........................El 9 de mayo de 1907 torea miuras en Madrid. Al tercero, grande y abierto de pitones, lo lidió muy bien, y a la hora de la muerte, despacio y doblándose sobre el pitón, le dió una estocada de la que el toro salió tambaleándose y llevando en el asta derecha, como un airón de gallardía y valor, un trozo de la pechera del torero........................Don Modesto, en carta abierta al escultor Benlliure, pidió la consagración escultórica de aquella estocada, que pasaría a la historia como La estocada de la tarde.......................................Sigue Machaquito su carrera y abre una competencia de guante blanco con Bombita, en la que ambos se complementan, pues si éste luce más en la lidia, el otro brilla con superior luz en la suerte de matar................................En Murcia, el 7 de septiembre de 1910 torea Parladés con Pepete, que es cogido y muerto al hacer un quite en su primero. Sólo en el ruedo, y sin dejarse abatir por la desgracia del compañero,  mató los seis de otras tantas estocadas y un pinchazo, escuchando clamorosas ovaciones y cortando seis orejas. Fue el mayor triunfo de su vida torera, únicamente comparable al de Frascuelo el día 26 de mayo de 1887 en Madrid.................................El 10 de octubre de 1912, un toro de Gamero Cívico le infirió una grave cornada"


Machaquito se retiró de improviso. Toreó su última corrida el 16 de octubre de 1913 en Madrid, corrida que se organizó para que le fuera otorgada la alternativa a Juan Belmonte, en presencia de Rafael el Gallo. El último toro de su lote se llamó Lunarejo, colorao, bizco del derecho y fogueado, de Bañuelos..............Pero como Belmonte se fue a la enfermería, hubo de estoquear al último toro de la tarde, un toro de Guadalest. Pocos días después dijo que se retiraba y lo cumplió con toda seriedad, muy de acuerdo con su carácter, no vistiéndose de luces, como él decía, "ni pa hacerse un retrato"

De baja estatura, estoqueaba a los toros por todo lo alto.

Vivió en Córdoba, rodeado de familiares y amigos, apreciado y querido por todos, hasta su muerte, el 1 de noviembre de 1955.

El cadáver de Machaquito fue inhumado en el panteón familiar del cementerio de Nuestra Señora de la Salud, en el que figura un bajorrelieve del busto del torero, original del escultor Mariano Benlliure.

"No hubo -dice Guillén Sotelo- desde el 16 de septiembre de 1900 al 22 de octubre de 1913 quien echara a rodar toros como el menudo cordobés, nervioso y valiente, que llegó a donde llegó por el esfuerzo poderoso, grandioso, de una voluntad"


Enrique Minguet "Pensamientos", en su libro Cosas taurómacas, 1905. Pgs. 64 a 68, escribe, no muy elogiosamente por cierto, lo siguiente sobre el toreo de Machaquito:

"Opino de tan festejado diestro muy al contrario de cómo opinan los demás……..Ante todo hemos de convenir en que Machaco es un torero hecho y nacido en el toreo modernista………Machaquito es un torero valiente, convenido, pero es un torero exento de arte; Machaquito es un diestro atrevido y sin recursos, Machaquito es un torero que de todo tiene menos de torero pero que busca y encuentra la muerte de los toros antiartística, contraria por completo a las reglas del arte……..Es un torero sin recursos, prueba de ello que en el momento que le corresponde un toro difícil ni atina ni sabe cómo quitárselo de en medio, pues no siendo con toros excesivamente codiciosos que de puro bravo acudan y busquen al terreno donde se les cite, no puede quedar bien por carecer, hoy por hoy, de recursos y conocimientos necesarios para ello: ¿que a mucho público le gusta lo que ejecuta Machaco con los toros, dar una estocada y toro a tierra? Perfectamente, pero yo entiendo que debemos distinguir entre lo que vale y lo que no vale, entre lo que se hace bien y lo que se hace mal, sin fijarnos en las estocadas con trampa………..Machaco siempre de lo que se ha ocupado y por ello merecería alabanzas si lo hubiese llegado a ejecutar bien, ha sido de colocar el estoque en lo alto del morrillo, se ha preocupado de entrar a matar; jamás hasta ahora se preocupó de salir, por cuya razón nunca se le vió quedar limpio de dicha suerte y si enfrontilado, rebotado o derribado…………Si Machaco se hubiese perfeccionado en la suerte de matar toros, haciéndolo bien hecho y no como lo viene haciendo, si hubiese procurado salir de la suerte suprema rozando los costillares de las reses, Machaquito sería un gran matador de toros, pero como desgraciadamente realiza todo lo contrario, como mata malamente, encunándose cuando son corralones o distanciándose y embarullándose cuando son algo difíciles, es menester que la fama hecha adquirir a Machaco ha sido exagerada en extremo………Una de las cosas que tampoco practica Machaquito y la cual le ha de costar un serio disgusto es vaciar bien a los toros………..¿no es sabido que la muleta en sus manos es un trasto ocioso, inútil y hasta un estorbo…?........Machaco resulta ser el torero que menos para a los toros, que menos los castiga……; pues entonces convengamos en que Machaquito es hasta cierto punto un torero emocionante, el cual si agrada a ciertos aficionados, es prueba palpable del estado decadente en que se halla la afición taurina……….Procure unir a su valor los conocimientos taurómacos que requiere y debe ostentar un buen torero y seguramente llegará a ser un diestro que forme época……..Lo más saliente que tuvo en la última temporada (1905) Rafael González, fueron los deseos que siempre demostró por agradar y la ignorancia suma que puso de manifiesto en todas las corridas."


Enrique Minguet, "Pensamientos", en su libro Divisas y Coletas, 1908. Pgs. 107 a 109, escribe menos críticamente sobre el diestro:

"Machaco ha llegado al súmmum de la popularidad, su nombre llena el mundo taurino…….Rafael González tuvo de novillero época excelente, era valiente, se dejaba matar de los toros……Tuvo gran suerte pues los percances que sufrió afortunadamente fueron leves……….Ha sido y es el matador de toros del público, que heredó aquella popularidad que disfrutaron algunos de los toreros antiguos…….Desgraciadamente no es oro todo lo que reluce. No es el trabajo que ejecuta Machaco labor clásica y perfecta que se ajuste a las más rigurosas reglas del arte; torea marcando siempre la salida de lares antes que la misma llegue a jurisdicción y entra a matar con tantísimas ventajas que su enumeración sería larga, demasiado prolija; el toreo de Córdoba tiene más valor que arte, a todos los toros les da la misma lidia y cuando tropieza con una res donde es necesario hacerlo todo, ir por ella ¡ah! entonces suele quedar mal por falta de recursos; Machaco es de los toreros que necesitan ser toreados por las reses, que éstas entren y salgan con suavidad, entonces adquiere lucimiento y sus faenas de muleta arrancan tempestades de aplausos de los aficionados de la galería, pues se entusiasman ante los pases efectistas del diestro……..Machaquito es voluntarioso, trabajador y a veces se juega el todo por el todo."



El mismo Enrique Minguet "Pensamientos", en su libro A volapié, 1910. Pgs. 20 y 21; al comentar la temporada de 1910, se muestra bastante más benévolo en sus juicios:

"Machaquito, el valiente entre los valientes, tuvo una temporada (1910) tan lucida como lo fueron tantas otras; dondequiera que actuó, puso siempre de relieve su voluntad y sus arrestos; para él la corrida que torea es la única que tiene ajustada; para nada se preocupa de conservar la piel, jamás trata de que los toros no le cojan; él torea siempre con entusiasmo, siempre con valentía inmensa, siempre metido entre los pitones……….No quiero señalar los colosales estoconazos que el cordobés dio a sus toros, para qué; todos sabemos ya de lo que es capaz Rafael González; que mata con tranquillo, ciertamente, pero las estocadas quedan en lo alto, el diestro entusiasma, conmueve al público y éste no se cuida si hubo paso atrás, balanceo, etc.; sin duda teniendo en cuenta que el efecto fue artístico……..Machaquito en 1910 triunfó como triunfará en 1911 y mientras conserve los mismos arrestos. ¡¡Machaquito!! ¡¡Machaquito!!."


Volvemos a Enrique Minguet "Pensamientos", que en su libro Pases de castigo, 1912, Pgs. 196 a 199, escribe:

"Los éxitos que obtuvo Machaquito como matador de novillos fueron casi tantos como corridas; fue la admiración de todos, por su valentía y pundonor inmenso………Los percances que tuvo Machaquito resultan casi tantos como los que tuvo Ricardo Torres……..Este espada es valiente y de verdadero pundonor; torea de capa medianamente, hace los quites con valentía y adorno; con la muleta, las más de las veces está cerca de la res, a la que torea consintiéndola, en ocasiones con el mismo cuerpo; con el estoque entra recto y lo entierra en lo alto, teniendo siempre la costumbre de dar un paso hacia atrás en el momento de arrancar a herir; con los rehiletes pone buenos pares, y es, en fin, el diestro que, en unió de Bombita II, más corridas ha toreado y obtenido también mayor fama."


Luis Uriarte, en su libro Figurones taurómacos, editado en ¿190.?, en las páginas 19-24, escribe:


"Toda la vida taurómaca de Machaquito gira alrededor de un manojo de nervios………Lo de Machaco, más que amor propio, era tesón, terquedad…….Fue un verdadero luchador…….De pequeña estatura, se le negó en un principio que pudiera llegar a ser un buen matador de toros, y hasta el propio Guerrita lo dificultó, cuya opinión dio lugar a que Machaquito, al serle comunicada, exclamara filosóficamente: “Para llegar con la mano al  morrillo, aun me sobran unos centímetros de estatura”……Machaquito no fue buen torero y sobresalió como estoqueador…….Torpón con el capote, se tapaba mostrándose incansable en la brega; inhábil y amanerado con la muleta, levantaba tempestades de aplausos en faenas cuya emoción se llevó el secreto…….En banderillas, alcanzó en virtud de su constancia, a dominar como pocos las suertes del cuarteo y del quiebro……La mayoría de  los toros que mató murieron de una sola estocada. Fue un matador pronto y seguro; pero no clásico. Se le censuró mucho el paso atrás que daba para engendrar el viaje con mayor empuje, igualmente que la velocidad con que entraba a matar. Manejando a la perfección la mano izquierda, hacía humillar mucho a los toros, que le descubrían a satisfacción el morrillo, y de ahí que Machaquito, a pesar de su corta estatura, hiriera, por lo general, en lo alto……..F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, resume en un par de líneas los rasgos característicos de Machaquito: “¡Los nervios! ¡Los riñones!. Los dos cuarteles heráldicos del blasón machaquista”



"Don Indalecio", en La Tauromaquia en el siglo XX, primer cuaderno. En el número 3 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pgs. 11 a 14, escribe sobre la época de Bombita y Machaquito:


"Un mes antes de retirarse el Guerra, Ricardo Torres y Reina, entonces aún Bombita chico, había tomado la alternativa. Estaba, por consiguiente, sin hacer. Y un año después del corte de trenza de Rafael, el otro Rafael, Machaquito, se hacía matador de toros……..En seguido, para el toreo, comienza, no la época de Antonio Fuentes, sino la de Bombita y Machaquito. Ellos son los que cuentan con las grandes masas de partidarios; ellos son los que mandan en los ruedos, y ellos son los que se crean con sus procedimientos fuera del toro los grandes enemigos que se oponen siempre a las grandes figuras de la Fiesta…………..Desde 1901 hasta 1910……, Ricardo Bombita y Rafael el Machaco estuvieron a la cabeza de su compañeros con auténtica luz propia…………..Podríamos decir que Bombita chico y Machaquito fueron dos grandes toreros, que en los tiempos actuales se hubieran puesto al nivel de sus compañeros y hubieran toreado en la forma que se dice moderna e insuperable. Nadie se adelanta a su tiempo………….Ricardo Bombita tenía en 1913, año de su retirada, treinta y cuatro años y casi tantas cicatrices producidas por asta de toro como años de vida. Machaquito contaba doce meses menos, y tampoco el dinero ganado legítimamente lo hacía conseguido de una manera incruenta…………Ricardo Bombita procedió como un sabio, como el hombre listo que fue siempre, y al encontrase cansado, aunque con chispazos de gloria, frente al niño torero que venía (Joselito), se retiró sin decadencia y entre admiraciones en su última temporada………..Poco después, Machaquito, más sobrio, conocedor de que su compañeros era Ricardo Torres y nadie más que Ricardo Torres, se retiró también, considerad su misión finada……..Y la etapa acaba. Una etapa que llena muchas temporadas. Una etapa que no desdice demasiado de otras épocas………Creo que Bombita y Machaquito podrían hoy con los toros y con muchos toreros. Su pundonor, que no se me ha olvidado, me permite asegurarlo."





El famoso cronista taurino José de la Loma,  Don Modesto, en su libro Desde la barrera, editado en 1910, escribe:

"En mi opinión -sólidamente cimentada en argumentos irrebatibles- Bombita es el primero de los toreros del día, y Machaquito, el mejor matador de toros"

 "Ni antes, cuando Lagartijo y Frascuelo, ni después, en la época de Guerrita, se ha toreado tan cerca de los toros como lo hacen hoy Machaquito y Bombita. Pudo haber entonces más cantidad de arte y mayor suma de conocimientos"


"Después del maestro (se refiere a Frascuelo), su discípulo favorito, al que le recuerda a ratos…..¡Machaquito! ¡Su sombra es Machaquito! El intrépido cordobés lleva dentro del pecho un corazón tan grande como aquel gran corazón de Frascuelo…….En la arena se transfigura Machaquito cuando una circunstancia cualquiera espolea su amor propio……..Machaquito es, ante todo y sobre todo, “un caso” de dignidad profesional, del que no hay precedentes en los anales de la tauromaquia…….No es el aplauso lo que le embriaga; es la protesta la que le enfurece…….Machaquito no es Bombita con la muleta, ni conoce como éste, tan a la perfección, los recursos de que ha de valerse para corregir los defectos a los toros de difícil lidia. Pero como es valiente y sabe torear, suple con el corazón lo que pueda faltarle de ciencia taurina……..El llega a los toros con la muleta como los llegaba Frascuelo; él los obliga y los consiente; él se aprieta con ellos, a veces de manera que angustia y desasosiega……..Sus faenas de muleta suelen ir acompañadas de clamorosos gritos de entusiasmo, por lo ceñidas y emocionantes. Casi siempre se mete entre los pitones, burlando con temerario serenidad los terribles derrotes…..¡Y a la hora de matar! ¡Ahí está Machaquito! No se perfila tan en corto como Salvador –éste ponía la punta del estoque entre los cuernos-; pero arrancaba tan derecho, tan derecho, que casi no puede apreciarse el sitio por dónde sale………Machaquito arma el brazo y arranca como una vela, sin doblarse sobre el pitón……..Cierto que el de Córdoba da el paso atrás al arrancar,  que tanto censurábamos en Lagartijo. Yo no lo juzgo un defecto, si no se sale de la recta y se practica para dar mayor fuerza al ataque. Sería digno de acerba censura si el diestro lo empleara como “tranquillo” para facilitar la salida, que siempre debe darse con la muleta. Pero creo que  Machaquito no se preocupa de salir cuando apunta al morrillo con el estoque. Lo prueba el que casi siempre sale rebotado."


"Machaquito puede competir con Frascuelo en valentía y pundonor. Puede, si ambas cosas pudieran pegarse, que le aventajara en amor propio. ¡Y aquél era en eso un fenómeno!"


Una de sus tardes más brillantes tuvo lugar el 9 de mayo de 1907, con la faena  al toro Barbero, de Miura, cárdeno bragado, cornalón y cinqueño, al que le hizo una labor deslumbrante y lo mató de una estocada capital. El crítico Don Modesto, escribió en El Liberal, pidiendo a Mariano Benlliure que construyese un monumento a Machaquito que representara "un toro herido de muerte con una estocada monumental hasta el puño, tambaleándose como un beodo. En el pitón derecho lleva prendido un trozo de la camisa del matador....." Así nació la escultura de don Mariano La estocada de la tarde. Lo hizo para gloria de Machaquito, aunque el artista confesaba que nunca le había producido tanto escalofrío realizar una escultura
-A veces creía que el toro estaba vivo.

Rafael el Gallo, ante una pregunta sobre Machaquito de su sobrino Rafael Ortega, Gallito, comenta:

"Fue un excelente torero, sobre todo con la muleta, si, fue un buen muletero, pero como con el estoque era tan fenomenal y certero, esto borró todo, sobre todo en los no muy entendidos, su genio como muletero.............Pero piensa una cosa, que sabes tu igual que yo: ¿tú crees que si no se es tan buen torero se puede estar trece años de figura?"

Al crítico Fernando Cili pertenecen estas crónicas:

"El año 1905, en la cúspide, Don Modesto escribe su crónica a su majestad Machaquito..................Durante estos años ocupa Machaquito, unido a Bombita, uno de los dos primeros puestos del escalafón taurino.................pues con ellos compartía la jerarquía máxima Antonio Fuentes, con su arte severo y su majestad.................El temperamento de Machaquito le hacía muchas tardes arriesgarse con temeridad y arrestos de principiante..............El 9 de mayo de 1907, en Madrid, ejecuta con el toro Barbero, de Miura, una de sus faenas más completas, matándolo de modo irrepochable. Don Modesto, en una entusiasta crónica, pide a Mariano Benlliure, que moldee un monumento a Machaquito y le brinda una idea: Un toro herido de muerte, con una estocada hasta el puño, se tambalea como un beodo................Benlliure cumplió el encargo. Tal fue el origen de la famosa escultura "La estocada de la tarde"

"Torea su última corrida en Madrid, corrida que se organizó para que se otorgase la alternativa a Belmonte. El último toro que le correspondió estoquear fue de Bañuelos y se llamaba Cornalón, bizco del derecho y fogueado; fue aplaudido y aún tuvo que rematar el último toro de Guadalest...........al que Belmonte había pinchado ya varias veces, resultando herido en un brazo. A los varios días de celebrada esta corrida anuncia su propósito de no volver a torear"


De la BIBLIOTECA SOL Y SOMBRA. VOLUMEN VI. RAFAEL GONZÁLEZ (MACHAQUITO). Editado en Madrid, 1906, he seleccionado los siguientes comentarios: 


“(Pag. 85) Indudablemente, Machaquito, como matador de toros, es hoy el número uno…….Como torero no podemos decir otro tanto……Desde luego puso todo su ahínco en hallar la muerte de los toros, y atento a perfeccionarse en el manejo de la espada, descuidó los demás lances de la lidia……..Eso no obstante, suple con su voluntad y valentía las deficiencias de ejecución que en él se advierten…………(Pag. 86)…..Cuando por primera vez se presentó en Madrid, advertíase ya que mataba mejor que toreaba……..Entonces, fiado en su valor más que en la destreza, lo veíamos siempre embarulladillo, en constante riesgo, por carecer del aplomo y la habilidad indispensables para deshacerse bien de las fieras con la menor exposición posible……Solía salir casi a revolcón por estocada, y eso hizo creer a la generalidad del público que Rafael era de los predestinados a morir en los cuernos de una res…….Afortunadamente, no ha sido así…….Machaquito, comprendiendo que –salvo casos excepcionales-  para dominar a los toros lo mejor es trastearlos desde cerca, confiarse con ellos, consentirlos y hacerles tomar el engaño a fuerza de empaparlos en él, ejecuta –cuando ve ocasión propicia- esas faenas (Pag. 87) emocionantes, colocado a dos dedos de los pitones casi siempre, “aguantando marea” con el cuerpo y ciñéndose como nadie, aunque sin el reposo de piernas conveniente, debido, más que nada, a su excesiva nerviosidad, que no puede reprimir…………Al armarse con el estoque se perfila en corto, y mediante el tan censurado paso atrás – la melesina a que apeló Rafael I (Lagartijo) en sus postrimerías- enmienda la distancia que le separa de su enemigo, aumentándola; entra, generalmente, con rectitud, y por efecto de su manera especialísima de reunirse al meter el brazo, cuando parece que va a quedar clavado en un cuerno, se le ve salir ileso, aunque trompicado con frecuencia, por los costillares de la res, después de haber enterrado la espada en todo lo alto……….Se defiende regularmente con la muleta, (Pag. 88) y cuando se le presenta un toro boyante y claro se confía con él, ejecutando lucidísimas faenas, aunque a veces equivocadas, pero siempre de imponderable visualidad…….Y entonces ¡hay que aplaudirle!.....Pero si se encuentra un toro duro de palas, avisado, que se queda y se defiende con intenciones de marrajo, Rafael no se acobarda –eso nunca- pero vacila; duda, se impacienta y acaba como puede, poniendo en práctica, quizás sin darse cuenta de ello, lo que decía el gran Lagartijo, después de ejecutar una faena deplorable: - “Yo me entregaré cuando sea preciso a un toro bravo; pero no quiero dejarme coger por ningún güey”……..Con el capote aparece algo desigual, pues mientras unos días le vemos rematar los lances parado, estirando los brazos como preceptúan los cánones y (Pag. 89) ciñéndose y recogiendo a ley, otro, en cambio, los ejecuta moviéndose en extremo, fuera de cacho y hecho un lío, a modo de principiante poco aventajado…….Entra a los quites derrochando valentía, y en momentos de apuro y exposición para el picador, pisa terrenos de compromiso, alardeando de las poderosas facultades que posee………Su modo favorito de matar es el de las estocadas arrancando, especie de volapié no bien determinado, suerte que en muchas ocasiones le hemos visto consumar con relativa perfección, y que resultaría irreprochable si al hacer el cruce no dejara completamente inactiva la mano izquierda……..Casi nos atrevemos a decir que tiene un sistema de matar personalísimo, suyo, que seduce y arrebata por lo imponente, que apenas tiene parecido, con lo que otros diestros ejecutan, y que lleva un sello especial, característico, que le distingue de los demás……………(Pag. 90) …..Su voluntad inquebrantable….., su amor propio en tantas ocasiones patentizado y, sobre todo, su valor unánimemente reconocido por amigos y adversarios, son garantías más que suficiente de que Machaquito, al (Pag. 91) paso que va, no tardará mucho tiempo en ser un torero completo…….En la plaza todo lo intenta, todo lo ejecuta, su actividad se multiplica y jamás da motivo para que de apático le tachen”



El escritor y bachiller González de la Ribera escribe:

"De todas sus cualidades, fue la voluntad la predominante. Cuando comenzó era un torero corto, y se hizo fino y largo y de repertorio a fuerza de amor propio, de valor y de inteligencia. No era banderillero y ha terminado banderilleando admirablemente en todas las suertes"

Guillén Soltelo escribe:

"No hubo desde el 16 de septiembre de 1900 al 22 de octubre de 1913, quien echara a rodar los toros como el menudo cordobés, nervioso y valiente, que llegó a donde llegó por su esfuerzo poderoso y grandioso, de un voluntad irreprochable"


F. Bleu, en su libro Antes y después del Guerra, escribe:

"Dice todo el mundo que fue valiente, y mentirá quien sostenga lo contrario............Dicen algunos que fue comparable a Frascuelo, y eso es una herejía y una profanación.................No se canse en balde quien pretenda comparar a Machaquito o a otro cualquier matador moderno con aquel soberano de la espada de empuñadura roja. Hay entre ellos el mismo precipicio que el que separa al genio de la discreción o a lo verdadero de lo dudoso.................Con pundonor, con guapeza y con aparato, mató mucho. Pero mató defectuosamente, como no dejan de reconocerlo sus propios panegiristas...................Con el capote en la mano se limitaba a cumplir bien, y con la muleta, sin llegar ni mucho menos a la perfección y a la maestría, se daba buena maña para transmitir a los espectadores impresiones intensas, producidas, quizá, por la misma escasez de medios técnicos, y, ¿cómo lo diré?, por cierto prurito sistemáticamente puesto en juego de dar señales demasiado insistentes de sobreexcitación del sistema nervioso..........Nunca me avine a transigir con esta demostraciones espasmódicas, por no creerlas propias de la serenidad y del autodominio que corresponden al ejercicio de torear, y que, aun reconociendo que fuesen sinceros, Machaco debió aprender a suprimir o a disimular..............¡Los nervios! ¡Los riñones!. Los dos cuarteles heráldicos del blasón machaquista"

L. Moya de Arpí, en El Album del Eco Taurino.Madrid, 1912, escribe:


"Un manojillo de nervios, una terquedad de baturro y un corazón más grande que la Mezquita cordobesa. Tales son los componentes del diestro Rafael González, Machaquito…….Tiene el tesón y el amor propio de Bombita y una valentía desarrollada en toda su medida……En la valentía de Machaquito se rebasan los límites de la prudencia y con ella subsana muchas veces defectos del perfecto lidiador de reses bravas………..Machaquito representa la figura del eterno luchador……No he de decir si es o ha sido el matador de clásico estilo, ni el torero ajustado a las reglas del toreo: fácil, suave y elegante…….No ha rehuido la pelea, ni ha esquivado el cuerpo……¿Qué tiene graves defectos? ¡Qué duda cabe!.......Pero ante el luchador, me inclino con veneración."



César Jalón, en su libro Grandezas y miserias del toreo, escribe:

"Los dos toreros más pundonorosos que haya conocido el siglo: Bombita y Machaquito. Cuanto son se lo deben, más que a las circunstancias y mucho más que a sus facultades, a su afición y a su voluntad: a sí mismos. Valen más de lo que pueden, física y artísticamente"

"Machaquito tampoco se aviene a que los públicos "le esperen" hasta su típica suerte de matar, concebida, a falta de otras virtudes técnicas, con una rectitud emocionante. Su amor propio le pone antes de llegar a la estocada, en los difíciles aprietos de los pares al cambio, y alguna vez cambia a un mismo toro seis veces hasta consumar la suerte a satisfacción..................También su muleta, que es muleta de corto vuelo, provoca el trance angustioso de sus célebres pases de pecho -único, pero eminente, relieve de sus faenas-, o de pases "de rodillas", como aquellos que, a raíz de serle concedida a Pastor (Vicente) la primera oreja que se cortaba en Madrid, valieron a Machaquito la segunda. Madrid se había resistido siempre a esos premios de las orejas y rabos, reminiscencia seguramente, de la costumbre iniciada por aquel teniente de la Maestranza de Sevilla que, en 1750, regalaba el toro al espada de mejor éxito de cada espectáculo"




"Don Indalecio", en el número 3 de la Colección "Grana y oro", titulado "La Tauromaquia en el siglo XX", escribe:


"(Pg. 23 y 24)………De extraordinario valor, de pundonor acreditado, como torero lo intentaba todo para no hacer desairado papel junto a la torería larga de Ricardo Torres, y como estoqueador estuvo a doscientos codos sobre el de Tomares………..En la biografía que le dedicara su panegirista Dulzuras en 1913……quedaron anotadas todas las reses que murieron de una sola estocada, en lo alto y hasta la empuñadura. Y a cambio, en tantas y tantas ocasiones, de salir con la pañoleta y el chaleco hechos jirones…….No fue Machaquito un ejecutor del volapié de estudio, academicista. Fue un matador que se trajo hecha la suerte, o que se la dieron hecha sus arrestos. El torero de la emoción le llamaron………..Sus condiciones toreras no hay que parangonarlas con grandes figuras de antes ni de después. Machaquito fue Machaquito y nada más. A la Historia ha pasado como un diestro de mucha vergüenza torera, con ascenso y descenso, igual en todo a la historia taurómaca de Bombita –pleito de los miuras, veto de Mosquera, popularidad y desvío de las multitudes-……….De la pareja formada a base de su categoría entre los públicos, no hay que decir que fue mucho mejor, por mejor torero y más largo, Ricardo Bombita. Pero Machaquito, con sus estocadas, su valor, en muchas tardes no se dejó pisar el terreno y sabía ganarse su dinero. Aquel crítico tan cejijunto, tan del lado de los de otra época, Pascual Millán, en Sol y Sombra………se decidió a decir que si Machaquito seguía estoqueando toros con aquel valor, los aficionados tendrían en él “un pequeño Salvador”. Y Pascual Millán era frascuelista……..Emparejado como ejecutor de grandes estocadas con Vicente Pastor…………Las estocadas de Machaquito fueron en muchas fechas “la estocada de la tarde”, que así la definiera don Mariano Benlliure en su escultura magnífica y célebre de un toro que ya está dispuesto a rodar con las patas por alto. A la ejecución de la escultura le instó en su revista aquel gran Don Modesto…………Machaquito sufrió bastantes percances graves; y por su heroicidad al librar de los peligros de un toro, en Hinojosa del Duque, el 29 de agosto de 1902, a los espectadores que habían caído al ruedo, al derrumbarse parte de un tendido, le fue concedida la cruz de Beneficiencia…………Catorce temporadas de matador de toros, de gran matador de toros. Con muchos partidarios; con muchos detractores. Como siempre los tuvieron los de arriba. Escrito el nombre de Rafael González (Machaquito), sólo cabe añadir: ¡ahí dejó eso! Y “eso” fueron muchos, muchísimos toros calados por lo alto del morrillo."




Rafael Ríos Mozo, en su libro Tauromaquia fundamental, escribe:

"Este cordobés pequeño y recio, de carácter y de voluntad indomables, fue el que los empresarios y la prensa, más que el público y los propios toreros, tomaron como rival de Bombita, para emparejarlo en una rivalidad que nunca existió realmente en los protagonistas...............Sus inicios fueron siendo casi un niño, con la pareja que constituyeron Machaquito y Lagartijo Chico, que dirigía el antiguo banderillero Caniqui.............El contraste de estilos entre los dos muchachos hacía más atrayente a la pareja. Machaquito representaba la fe ciega en el triunfo y su enorme valor. Lagartijo Chico era la elegancia un poco fatalista y musulmana que poseyó en tan alto grado su tío Lagartijo el Grande....................Poco a poco la pareja fue distanciándose, llegando Machaquito a primera figura y siendo emparejado ficticiamente, como ya he escrito, con Bombita. No fue una lucha a muerte porque cada uno de los actores se sabía el papel a su medida. Machaquito hacía un torero rápido, tanto con el capote como con la muleta, no dejando en reposo los pies en momento alguno. Pero a la hora de matar, sin ser un estoqueador completamente ortodoxo, pese a su corta estatura, se colgaba de los pitones de los astados, dejando en ellos casi siempre parte de los bordados de la pechera de su camisa. En eso, solamente en eso, superó a Bombita, ya que en lo demás el diestro de Tomares, con todos sus defectos, le daba ciento y raya al de Córdoba"

Néstor Luján escribe sobre Machaquito:

"Representa el valor desmedido, aunque lúcido...No fue un valor alocado, sino que siempre intuyó el terreno que pisaba y lo pisó con una seguridad incomparable....No ha sido un gran artista, sino tan sólo un torero bizarro....No fue un buen torero de capa, ni supo usar la muleta con agilidad, ni banderilleó con pleno dominio.....En cambio mataba lanzándose alborotado y feroz, como un ave de rapiña sobre su presa, metiendo el brazo hondo y rompiéndose el pecho entre los cuernos.....Fue un matador a lo Frascuelo.....que se agigantaba al perfilarse al matar"

Cossío se refiere a Machaquito en los siguientes términos:

"De todas sus cualidades fue la voluntad la predominante. Era un torero basto, corto, y se hizo largo, fino y de repertorio a fuerza de amor propio, de valor y de inteligencia.....No era banderillero y ha terminado banderilleando admirablemente en todas las suertes....En la práctica de las suertes superaba el gesto, a veces excesivamente patético, a lo correcto de su ejecución....El público esperaba la nota más aguda de su toreo en el momento de la estocada, y rara vez salía defraudado.....Mataba con una decisión impresionante y salía de la suerte trompicado, cuando no lanzando al aire.....................................Como matador no puede haber inconveniente en suscribir estas palabras de Guillén Sotelo: "No hubo................quien echara a rodar toros como el menudo cordobés, nervioso y valiente, que llegó a donde llegó por su esfuerzo poderoso, grandioso, de una voluntad"......................Los reparos que pusieron a la ejecución de sus estocadas (el paso atrás, el atropellamiento que le hacía salir trompicado de la suerte, la despreocupación por el terreno en que la consumaba, la impaciencia que le hacía no reparar a veces en la posición del toro), más que cómo defectos deben contar como características inseparables de su cimera personalidad de matador corajudo y resuelto. Impedirán considerarle como un estoqueador clásico, pero no enturbian lo más mínimo la autenticidad y honradez de sus estocadas"

Gregorio Corrochano escribe:

"Machaquito, matador muy valiente, de mucho nervio, que se iba a los morrillos de aquellos toros tras el estoque, hasta dar con la mano en el pelo, o enganchar la pechera rizada en el cuerno del toro que la desrizaba"

José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"Machaquito tiene otro tipo de valor. Una valentía atropellada, instintiva, que brilla sobre todo a la hora de matar, dejándose la pechera en los pitones, lo que habla muy alto de su hombría, no sé si igualmente de su técnica...............Machaquito era un torero nervioso:

Dejándose en los cuernos la pechera,
se colocó en los cuernos de la luna
y aunque nervioso ante la astada fiera
sus mismos nervios fueron su fortuna

De este defecto pretende Machaco hacer una virtud, extremándolo a veces para crear mayor tensión en el espectador. Machaquito vende nerviosismo, como unos años después Belmonte vendería patetismo. Dos formas de la demagogia"




Jorge Laverón, en su libro Historia del Toreo, escribe:



Machaquito fue un torero de simpática personalidad. Con el capote sólo cumplía; con la muleta se daba buena maña para transmitir a los espectadores emociones intensas, producto tal vez, de la escasez de medios técnicos. Mató a los toros con pundonor, guapeza y arrojo………..Valgan estos curiosos versos de un periódico satírico taurino de Madrid:

Machaquito, dando el pecho,

entró en corto y por derecho

y al bicho dejó deshecho

de una estocada en la cruz.


Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

 "Formó parte de una cuadrilla juvenil con Lagartijo Chico, sobrino de Lagartijo.................Cuando le contaron al Guerra que existía esta cuadrilla lanzó una frase de las suyas: "Dejarme a mí de niñerías"..............Guerrita estaba harto de señoritas toreras que le sacaban de quicio. Y ahora vienen a hablarle de niños-toreros cordobeses.................Las temporadas de matador de Machaquito ilustran la reciedumbre y decisión que le convirtieron en figura del toreo, manteniéndose en primerísima fila hasta su retirada. Con Bombita constituye la pareja de moda, el cartel insustituible en las grandes ferias..................En lo taurino el primer éxito grande se lo proporcionó el toro Jardinero, de Veragua, el 4 de junio de 1903 en Madrid, que sitúa a Machaquito como gran figura..............También fue muy sonado el que obtiene con Colmenero, de Miura, en la plaza madrileña. El animal que inmortalizó Benlliure en La estocada de la tarde se llamó Barbero, de Miura......................El percance más grave de su vida se debió a una distensión de ligamentos de las vértebras cervicales que hizo temer por su vida................En la vida de Machaquito hay un capítulo lleno de interés humano: su relación con Benito Pérez Galdós, tan profundamente antiataurino. Se querían entrañablemente"

El mismo Fernando Claramunt, en su libro La mirada del toreo, escribe:

"Consciente de su baja estatura, acostumbrado a llevar bien las burlas que le llegaban por este motivo, solía decir: "Me crezco más de media vara delante de los toros". Y algo hubo de eso. Desde la alternativa hasta la retirada en 1913 se mantiene en primerísima línea de los espadas de su tiempo, junto a Bombita. Nunca pierde su aire de mozo muy bien plantado. De complexión fuerte, ancho el tórax, cortas más bien las piernas............Sobre ellas se elevaba "más de una cuarta" con la espada apuntando al morrillo del toro. En eso era el primero de su tiempo. Se iba tras el estoque en la suerte del volapié con más decisión que nadie. Y eso que fue contemporáneo del madrileño Vicente Pastor, otro gran estoqueador. Ninguno de los dos era torero artista ni depurado con la capa ni la muleta. Competían en honradez profesional, en corazón y en deseos de agradar al público..................Corto de estatura, pase. Pero bien cumplido de varonía y pundonor. Al ver su nombre en los carteles decía: "No es mejor el que vaya por delante, sino el más decidido"

"Una frase muy corta revela su personalidad: "Trae p'acá". Se la dijo en los inicios de su carrera taurina a un compañero de cartel apodado El Malagueño en Palma del Río. Era todo un hombretón, pero andaba remiso sin poder dominar al toraco que tenía delante. Machaquito vestía un traje de luces grana y azabache. "Trae p'acá" y al tiempo de tomar espada y la muleta tumbó al cornúpeta patas arriba de una soberbia estocada. El Malagueño le dió las gracias y una peseta......................Con el primer dinero que ganó se compró un elegante sombrero cordobés y una tradicional capa española. Alguna noche se le veía pasear muy embozado por las recoletas calles cordobesas llevando un extraño bulto bajo la capa. Se trataba de unos grandes estribos vaqueros. "Como voy a hablar con una novia por la reja y está muy alta, me he traído esto"

"Este cordobés venido a la Fiesta cuando en Córdoba se han quedado sin sus dos grandes Rafaeles, Guerrita y Lagartijo, se siente responsable de continuar la tradición de los llamados "califas del toreo". El veterano Rafael Guerra pareció conforme con ver a él a un heredero de su estirpe y le invitó a la casa en que paraba en la madrileña calle del León para regalarle un vestido de luces viejo. Al saber que el nuevo diestro tenía setenta duros en el bolsillo, le dijo que olvidara el vestido viejo, que le diera setenta duros y se llevase uno totalmente nuevo, tórtola y oro, el color con que aparece en el retrato (se refiere al famoso retrato del diestro realizado por López Mezquita)"

"Parco de palabras, sentencioso, comedido en el ademán. A diferencia de otros diestros de Sevilla o de Cádiz, no tiene por qué sonreír ni adoptar actitudes triunfales ni patéticas. Lo suyo es el valor visceral, valor de toro decía Unamuno, para ganar de bravo a bravo duras victorias en los ruedos de España. Su menuda estatura contribuía a dar emoción a las faenas. El público percibía el esfuerzo físico y anímico, la verdad del drama, la exposición y el riesgo permanentes. Se le llamó "el toreo de la emoción". Era bien sabido que la pechera de la camisa del matador se quedaba cada tarde en los cuernos de los toros. En la famosa escultura de Mariano Benlliure titulada La estocada de la tarde, homenaje a este torero, el toro lleva en el pitón un trozo de la camisa de Rafael González"

"No escapó a Machaquito la importancia de la terrible cornada de su compañero José Claro Pepete en la feria septembrina de Murcia, el año de 1910, durante la lidia del primer astado. Mientras se llevaban al herido dejando un reguero de sangre, el diestro cordobés tomó espada y muleta con su proverbial decisión. Mató ese toro y todos los demás, de la ganadería de Parladé, que quedaban en los chiqueros. Las ovaciones no cesaron a lo largo de la tarde. Seis toros, seis estocadas y seis orejas concedidas. Después de cada estocada preguntaba Machaquito: "¿Ha sido una corná de muerte lo de José, no?" Y los banderilleros contestaban: "Grave, sí, pero se pondrá bien". Simuló creer las piadosas mentiras de los banderilleros que pretendieron quitarle importancia. Al final de la corrida dejó la espada y la muleta en la barrera y comentó: "¡Pobre Pepete!" 


El historiador francés Bartolomé Bennassar, en su libro Historia de la Tauromaquia, escribe:

"Machaquito, activo desde 1900 a 1913, se sitúa inmediatamente después de Mazzantini entre los ases de la espada: sobre un total de 1.853 toros que mató, 1.042 rodaron sin puntilla al primer espadazo. Pero su toreo, muy movido, estaba lejos de poder equipararse con su dominio de la espada"


José Luis de Córdoba, en su libro Córdoba en la historia del toreo, escribe:

"La vida taurina de Machaquito fue paralela a la de Lagartijo Chico-hijo del gran peón Juan Molina y sobrino, por tanto, de Lagartijo el Grande-, sobre todo hasta el momento de la alternativa. Casi de la misma edad, juntos se iniciaron en la profesión y juntos llegaron hasta el doctorado. Pero mientras Rafaelito Molina padecía una enfermedad que le impedía desarrollar su buen arte, Machaquito, aunque menudo de cuerpo, tenía un corazón gigante y una fuerza de voluntad a prueba de adversidades. Fue un torero valiente y un estoqueador decidido. Por eso en su primera temporada de matador de toros toreó un total de cincuenta corridas. Entonces el público, deseoso de contar con la pareja, trato de enfrentarle al sevillano de Tomares, Ricardo Torres Bombita, con el que actuó en muchas ocasiones, aunque no existiera en la realidad tan pregonada competencia y mucho menos el antagonismo. Machaquito se mantuvo, con toda dignidad, en un puesto destacado entre los diestros de su época y aunque fue muy castigado por los toros, siempre supo dejar ante los públicos la impronta de su tesón y de su pundonor torero................Se hallaba Machaquito en posesión de la Cruz de la Beneficencia, que le fue otorgada por la heroica acción llevada a cabo el 28 de agosto de 1902. En dicha fecha se celebraba en el pueblo cordobés de Hinojosa del Duque una corrida de cuatro toros de la ganadería de los hermanos Nicolás y José Lozano, de Priego, y actuaba Rafael González Madrid como único matador. Durante la lidia del primer toro, llamado Perdigón, se derrumbó estrepitosamente uno de los tendidos y cayeron al ruedo más de mil espectadores, entre la confusión y el pánico del público asistente. Machaquito, con gran decisión y arrojo, pasaportó al animal de una superior estocada.........................Fue histórica la última corrida toreada por Machaquito, el 16 de octubre de 1913, en la plaza de Madrid. Y fue histórica, porque cerraba una etapa brillante de la fiesta y abría otra -la época de oro del toreo- con la alternativa de Juan Belmonte y García, el revolucionario diestro trianero, que habría de cubrir, junto con Joselito, una de las etapas más brillantes de la taurina historia.................En aquella corrida -por tantos motivos memorable- , en la que también actuaría Rafael Gómez El Gallo, Machaquito lidió el último toro de su vida profesional"


Carlos Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:

“Rafael González, Machaquito. Valiente, valiente……..a lo “Frascuelo”, a lo Reverte, a lo “Espartero”, pero sin semejanza con ninguno, porque “Machaquito” en la plaza tenía un sello personalísimo, un algo muy suyo. Sus faenas no eran reposadas, ni acaso tan ceñidas como creíamos entonces, pero , precisamente, en su dinamismo, en su movilidad nerviosa estaba la entraña de su emoción, porque eran como un trágico juego del ratón y el gato…………..Con el capote era alegre y vistoso; como banderillero tenía una segura facilidad y aun aguante angustioso cuando clavaba al quiebro. Le rezumaban por los poros el pundonor y la vergüenza, y…….no tenía más como torero. Pero, ¿y qué? Llegaba la hora de matar y su estoque era fulminante; sus estocadas eran tremebundas, y aunque no ejecutaba la suerte con la perfección académica de un Mazzantini, también le daba un sello propio, grande y bello por lo emotivo…………..Aparte revolcones y volteretas sin cuento, sufrió 17 cogidas, dos o tres graves. Toreó su última corrida el 16 de octubre de 1913, en Madrid, alternando con Rafael “El Gallo” y Juan Belmonte, a quien daba la alternativa, y que, por resultar herido, no pudo matar el último toro (“Lunarejo”, colorado, de Bañuelos) y hubo de despacharlo “Machaquito”. Este, a los cinco días, sin previo anuncio, se cortó la coleta”




El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe: 

"Machaquito y Bombita han sido dos toreros a los que muchos no han sabido apreciar en su justo valor. Machaquito fue un torero muy grande. Nervioso y valiente. De corta estatura física, pero de gran talla moral, su voluntad le hizo aprender mucho más de lo que la gente intuyó. Toreaba bien y ajustado de capa, entraba con rapidez a los quites, banderilleaba con precisión al cambio y toreaba de muleta más que regularmente, sobre todo en los pases de pecho, sobresaliendo de modo singular -era sencillamente asombroso- en el momento de matar...................sin que aminorase la realidad del hecho de que, en ocasiones, diera el paso atrás y se encunara, saliendo por la cara; lo cierto es que casi siempre salió limpiamente por los costillares y que emocionaba y sugestionaba a los espectadores, me atrevo a decir, que como ningún otro matador..............................Machaquito se le pareció mucho (se refiere a la forma de ejecutar el volapié de Frascuelo), salvo en distanciarse algo más; mataba muy por derecho y con valor y serenidad. Si no es el que más estocadas dió en las agujas, le faltará poco"

El mismo Mariano de la Riestra, en el mismo libro, escribe sobre una gran faena de Machaquito en Madrid:

"He presenciado el enorme valor de Machaquito el día que ganó la primera oreja en Madrid frente a un miura agalgado y de tamaño desorbitado. En gradas inmediatas a la mía se encontraban el duque de Veragua y el marqués de Cañadahonda, a quienes profeticé, desde que salió el toro y lo recibió Machaquito, que iba a cortarle la oreja; tal era la valentía que le estaba echando el torero en los quites. Ya en la mano la muleta, arrodillado cerca de aquella catedral, él en el tercio y el toro casi en las tablas, porfiaba para la arrancada sin conseguirla; andando de rodillas se le fue acercando hasta provocar la embestida; con un gran pase por alto inició la que había de ser extraordinaria faena, rematada con una estocada de las suyas, llevándose el toro en un pitó el bordado de la camisa. ¿Cómo podía tolerar el valentísimo torero que le hubieran concedido en Madrid una oreja a Vicente Pastor y a él no? Pues bien: a pesar de lo confesado, sigo insistiendo en mi oposición a los arrodillamientos, sobre todo en la última parte de la faena, cuando el toro ya está medio muerto, y sabiendo que aun así cogen, como le pasó a Reverte en Bayona"

Extraigo algunos comentarios que Machaquito, ya retirado, le hace al periodista José María Carretero, más conocido con el pseudónimo de El Caballero Audaz, en su obra El Libro de los toreros:

"He sido torero unos veinte años............Tenía yo doce o trece y ya no pensaba más que en pegar capotazos"......................"Los principios fueron difíciles..............rodar de capea en capea, de tentadero en tentadero, sufriendo hambre y malos tratos"...................."Un día iba yo camino para un cortijo con el hatillo, con el capote y la muleta, que llevaba al hombro..............tenía hambre y sed............vi al lado de la carretera un huerto con frutas............salté el vallado, y cuando estaba dándome el banquete de peras apareció el guarda...........aquel guarda tenía las ideas de un miura y para castigar mi pequeño robo de hambriento no se le ocurrió otra cosa que desuncir al borrico que hacía girar la noria y ponerme a mí en su lugar................Así me tuvo haciendo de bestia de tiro casi dos horas, hasta que se me doblaron las piernas y caí al suelo extenuado................Menos mal que pocos años después me di el gustazo de comprar aquella finca"......................"He tomado parte en 750 corridas de toros y he dado muerte a 1.753 toros"........................"En Madrid, que ha sido mi sitio predilecto, he toreado 113 corridas"......................"Desde que se fue Bombita, parecía que a mí me faltaba en la plaza algo fundamental................Ricardo y yo, aunque los públicos se empeñaban en ponernos enfrente, nos completábamos mucho y fuimos siempre, y lo seguimos siendo, como dos hermanos.....................Él se había ido y yo también debía irme"..................."Creo que el torero no debe interesar al público más que en la plaza; las cosas íntimas se deben quedar para uno, de piel pa dentro............Y yo, al decidir retirarme, sólo pensé en la satisfacción que iba a dar a mi gente"......................"Cogidas de consideración he sufrido unas veinte................Y la más grave fue el 6 de octubre de 1904. Un toro de Gamero Cívico me cogió, y sin calarme, me tiró por los aires, y al caer me produje una dislocación del cuello"






Cossío, en su obra Los Toros, escribe:

"Matador de toros nacido en Begoña (Bilbao) el 10 de julio de 1880......La suprema investidura le fue otorgada en la plaza de sus primeras andanzas tauromáquicas, en Vista Alegre, el 8 de septiembre de 1908. Se la concedió su paisano Cocherito de Bilbao, que le cedió el primer toro, Lagunito, de don Carlos Conradi..........Confirmó la alternativa en Madrid el 11 de septiembre de 1911.....Alternó con Regaterín y Gaona, siendo los toros de Benjumea........El 6 de junio de 1912 alternó en Madrid con Mazzantinito y Agustín García Malla. Al entrar a matar al quinto sufrió una cogida, tirándole al suelo y dándole un gran pisotón en la región hipogástrica. Los años siguientes disminuyó sobremanera el cartel que tenía en España......Se despidió de sus admiradores  el 27 de mayo de 1928, en Bilbao........Tenía este torero las características fundamentales de la mayoría de los toreros que han salido de esa parte de la Península: una excesiva sobriedad y falta de alegría ante el toro........Pero al mismo tiempo que poseía ese vicio racial, el de Begoña tenía facultades indispensables en un lidiador: valentía y coraje. Chiquito de Begoña nunca pasó de la medianía, distinguiéndose únicamente en el manejo de la espada, suerte esta en que sobresalía por la facilidad con que hacía rodar los astados. Falleció en Medellín (Colombia) el 23 de septiembre de 1963.


 

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